VISITA NOCTURNA

Quédate con nosotros, Señor Jesús, esta noche. Quédate para DIÓCESIS DE Netzahualcóyotl
adorar, alabar y dar gracias por nosotros mientras dormimos; Parroquia Ntra. Sra. de Guadalupe
para hacer que baje del cielo tu misericordia sobre el mundo; (Metropolitana 3a. Secc.)
para socorrer desde los tabernáculos de la tierra, a las benditas
almas que sufren en el purgatorio su prolongada noche de dolor
y de pena.
Quédate con nosotros para apartar la justa ira de Dios de nues-
tras populosas ciudades, que con sus densísimas nubes de vicio
y crímenes claman venganza del cielo.
Quédate con nosotros para confortar a los que sufren; para ben-
decir a los que yacen en el lecho del dolor; para dar contrición a
los que mueren; para recibir en los brazos de tu misericordia a
los miles de almas que se presentarán ante Ti, para ser juzgadas.
¡Oh Buen Pastor, quédate con tus ovejas, defiéndelas de los pe-
ligros que las rodean y amenazan! Pero sobre todo, quédate con
los que sufren y con los agonizantes. Danos una noche tranquila
y un fin perfecto.
Sé nuestro misericordioso Padre hasta lo último, para que sin
temor podamos aparece delante de Ti como nuestro juez.

ROSARIOS EUCARÍSTICOS:
 Misterios Luminosos.
 Rosario Eucarístico Bíblico.

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 SANTO ROSARIO: Misterios Luminosos
mi eterna gloria. Que en esto consista el alimento y el gozo, la
salud y la dulzura de mi corazón. Tú que vives y reinas por los
ESTACIÓN MENOR siglos de los siglos. Amén.
Monición: Pasando de la infancia y de la vida de Nazaret a
la vida pública de Jesús, la contemplación nos lleva a los misterios
que se pueden llamar de marea especial “misterios de luz”. En reali-
dad todo el misterio de Cristo es luz. Él es “la luz del mundo” (Jn 8,
12). Pero esta dimensión se manifiesta sobre todo en los años de la
vida pública, cuando anuncia el evangelio del Reino.

1. EL BAUTISMO DE JESÚS EN EL JORDÁN

Monición: Misterio de luz es ante todo el Bautismo en el Jordán.
En él, mientras Cristo, como inocente que se hace ‘pecado’ por no-
sotros (cf. 2Co 5, 21), entra en el agua del río, el cielo se abre y
la voz del Padre lo proclama Hijo predilecto (cf. Mt 3, 17), y el
Espíritu desciende sobre Él para investirlo de la misión que le es-
pera.

Del Santo Evangelio según San Mateo 3, 13-17

En aquel tiempo Jesús, vino de Galilea al Jordán dónde Juan para
ser bautizado por él. Pero Juan trataba de impedírselo diciendo:
“Soy yo el que necesita ser bautizado por ti, ‘y tú vienes a mí?” Je-
sús le respondió: “Déjame ahora, pues conviene que así cumplamos
toda justicia.” entonces le dejó. Bautizado Jesús, salió luego del
agua; y en esto se abrieron los cielos y vio al Espíritu de Dios que
bajaba en forma de paloma y venía sobre él y una voz que salía de
los cielos decía: “Este es mi Hijo muy amado, en quien me complaz-
co”. Palabra del Señor.
(Padre Nuestro, diez Ave María y Gloria)
V. Jesucristo, luz y vida del mundo.
R. Sea la eucaristía nuestro alimento para el camino.
V. María, madre de gracia y madre de Misericordia.
R. En la vida y en la muerte ampáranos gran Señor.

2. LA AUTOREVELACIÓN DE JESÚS EN LAS

BODAS DE CANÁ
Monición: Misterio de luz es el comienzo de los signos en Caná

2 19
 (cf. Jn 2, 1-12), cuando Cristo, transformando el agua en vino,
Jesús, Sacerdote. Óyenos.
Jesús, Sacerdote. Escúchanos. abre el corazón de los discípulos a la fe gracias a la intervención
de María, la primera creyente.
ACCIÓN DE GRACIAS PARA DESPUÉS DE LA
Del Santo Evangelio según san Juan 2, 1-12
COMUNIÓN En aquel tiempo se celebraba una boda en Caná de Galilea y esta-
Mírame, ¡Oh dulcísimo buen Jesús! Postrado en tu divina pre- ban allí la madre de Jesús. Fue invitado también Jesús con sus dis-
sencia, te ruego con el mayor fervor, que imprimas en mi cora- cípulos. Y, como faltaba vino, porque se había acabado el vino de
zón, vivos sentimientos de fe, esperanza y caridad, dolor de mis la boda, le dice a Jesús su madre: “No tienen vino”. Jesús le res-
pecados y propósito firme de jamás ofenderte, mientras que yo, ponde “¿qué tengo yo contigo mujer? Todavía no ha llegado mi
con todo el amor y la compasión de que soy capaz, voy consi- hora” Dice su madre a los sirvientes: “Hagan lo que Él les diga.”
derando tus cinco llagas, comenzando por aquello que dijo de Había allí seis tinajas de piedra, puestas para las purificaciones de
Ti, ¡Oh Dios mío!, el santo profeta David: “Han taladrado mis los judíos, de cien litros cada una. Les dice Jesús: “llenen las tina-
manos y mis pies, se pueden contar todos mis huesos”. jas de agua”. Y las llenaron hasta arriba. “Saquen ahora un poco,
Padre Nuestro… Danos hoy… les dice, y llévenlo al mayordomo.” Ellos lo llevaron. Cuando el
Dios te salve María… Santa María… mayordomo probó el agua convertida en vino, como ignoraba de
Gloria al Padre… Como era en principio… dónde era (los sirvientes sí que lo sabían), el mayordomo llama al
novio y le dice: “todos sirven primero el vino bueno y cuando ya
Toma Señor y recibe toda mi libertad, mi memoria, entendi- están bebidos, el corriente. Pero tú has guardado el vino bueno
miento y voluntad, todo cuanto tengo y poseo, tú me lo diste, a hasta ahora”. Así en Caná de galilea, dio Jesús el comienzo a sus
ti Señor lo entrego. Dispón de ello a tu entera voluntad. Dame señales. Y manifestó su gloria, y creyeron en él sus discípulos.
tan solo tú amor y tu gracia, que eso me basta, sin pedir, ni Palabra del Señor.
desear otra cosa. Amén.
Alma de Cristo, santifícame. (Padre Nuestro, diez Ave María y Gloria)
Cuerpo de Cristo, sálvame. V. Jesucristo, luz y vida del mundo.
Sangre de Cristo, embriágame.
Agua del costado de Cristo, lávame. V. María, madre de gracia y madre de Misericordia.
Pasión de Cristo, confórtame. R. En la vida y en la muerte ampáranos gran Señor.
¡Oh, Buen Jesús!, óyeme.
Dentro de tus llagas, escóndeme. 3. EL ANUNCIO DEL REINO INVITANDO A LA
No permitas, que me aparte de Tí.
CONVERSIÓN
Del maligno enemigo, defiéndeme.
Monición: Misterio de luz es la predicación con la cual Jesús
En la hora de mi muerte, llámame.
Y mándame ir a Ti, para que con tus ángeles y tus santos te ala- anuncia la llegada del Reino de Dios e invita a la conversión
be y te bendiga por los siglos de los siglos. Amén. (cf. Mc 1, 15), perdonando los pecados de quien se acerca a Él
con humilde fe (cf. Mc 2, 3-13; Lc 47-48), iniciando así el
Te ruego dulcísimo Señor mío Jesucristo, que tu pasión sea la
virtud con que me fortifique, proteja y defienda, que tus llagas misterio de misericordia que Él continuará ejerciendo hasta el
sean para mí manjar y bebida con que me nutra, embriague y fin del mundo, especialmente a través del sacramento de la Re-
deleite, que la aspersión de tu sangre me purifique de todos mis conciliación confiado a la Iglesia.
delitos, que tu muerte sea mi vida indeficiente, que tu Cruz sea
18 3
 Del santo Evangelio según San Marcos 1, 14-15
En aquel tiempo, después que Juan fue encarcelado, vino Jesús a
Galilea; y proclamaba la Buena Nueva de Dios: “El tiempo se ha
cumplido y el Reino de Dios está cerca; convertíos y creed la Buena
Nueva”. Palabra del Señor.
(Padre Nuestro, diez Ave María y Gloria)
V. Jesucristo, luz y vida del mundo.
R. Sea la eucaristía nuestro alimento para el camino.
V. María, madre de gracia y madre de Misericordia.
R. En la vida y en la muerte ampáranos gran Señor.
4. LA TRANSFIGURACIÓN DEL SEÑOR
Monición: Misterio de luz por excelencia es la Transfigura-
ción, que según la tradición tuvo lugar en el Monte Tabor. La
gloria de la Divinidad resplandece en el rostro de Cristo, mientras
el Padre lo acredita ante los apóstoles extasiados para que lo
“escuchen” (cf. Lc 9, 35 par.) y se dispongan a vivir con Él el
momento doloroso de la Pasión, a fin de llegar con Él a la alegría
de la Resurrección y a una vida transfigurada por el Espíritu
Santo.
Del santo Evangelio según san Lucas 9, 28-35
Ocho días después, tomó consigo a Pedro, Juan y Santiago, y subió
al monte a orar. Y sucedió que, mientras oraba, el aspecto de su ros-
tro se cambió, y sus vestidos eran de una blancura fulgurante, y he
aquí que conversaban con él dos hombres, que eran Moisés y Elías;
los cuales aparecían en gloria, y hablaban de su partida, que iba a
cumplir en Jerusalén. Palabra del Señor.
(Padre Nuestro, diez Ave María y Gloria)
V. Jesucristo, luz y vida del mundo.
R. Sea la eucaristía nuestro alimento para el camino.
V. María, madre de gracia y madre de Misericordia.
R. En la vida y en la muerte ampáranos gran Señor.
5. LA INSTITUCIÓN DE LA EUCARISTÍA
Monición: Misterio de luz es, por fin, la institución de la Eu-
caristía, en la cual Cristo se hace alimento con su Cuerpo y su
Sangre bajo las especies del pan y del vino, dando testimonio de
4 17
Jesús, Hostia de reconciliación y de paz. R.
Jesús, Hostia para llegar a Dios con toda confianza. R.
Jesús, Hostia viviente para siempre. R.
Se propicio. R. Perdónanos, Señor.
Se propicio. R. Escúchanos, Señor.
Del temor a la vocación sacerdotal. R. Líbranos, Señor.
Del pecado de sacrilegio. R.
Del espíritu de lujuria. R.
De los pensamientos impuros. R.
Del pecado deshonroso. R.
Del amor al mundo y a sus vanidades. R.
De la indigna celebración de tus misterios. R.
Por tu eterno Sacerdocio. R.
Por la santa unción con la que fuiste consagrado sacerdote por
Dios Padre. R.
Por tu espíritu sacerdotal. R.
Por el ministerio con el que clarificaste a tu Padre. R.
Jesús, por tu sacrificio renovado cada día en los altares. R.
Por aquel divino poder, que ejerces invisiblemente en tus sacerdo-
tes. R.
Para que conserves en la santa religión al universo orbe sacerdotal. R.
Te rogamos, escúchanos.
Para que los pastores apacienten tu grey según tu corazón. R.
Para que los llenes de tu espíritu sacerdotal. R.
Para que los labios sacerdotales proclamen tu ciencia. R.
Para que envíes obreros que fielmente cultiven tu mies. R.
Para que te dignes multiplicar los dispensadores de tus misterios.
R.
Para que perseveren siempre en tu voluntad. R.
Para que perseveren en su ministerio con docilidad, sean prontos a
donarse y constantes en la oración. R.
Para que por ellos se promueva el culto al Santísimo Sacramento.
R.
Para que quienes han sido fieles al ministerio recibido reciban el
premio eterno. R.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo. Perdónanos,
Señor.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo. Escúchanos,
Señor.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo. Ten piedad de
nosotros.
 Apéndice: ORACIONES FINALES (opcionales)
LETANÍAS DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO,
SACERDOTE Y VÍCTIMA
Señor, ten piedad. Señor, ten piedad.
Cristo, ten piedad. Cristo, ten piedad.
Señor, ten piedad. Señor, ten piedad.
Cristo, óyenos. Cristo, óyenos.
Cristo, escúchanos. Cristo, escúchanos
Dios, Padre celestial que eres Dios. R. Ten piedad de nosotros.
Dios, Hijo, redentor del mundo, que eres Dios. R.
Dios, Espíritu Santo, que eres Dios. R.
Trinidad Santa, que eres un solo Dios. R.
Jesús, Sacerdote y Víctima. R.
Jesús, Sacerdote para siempre según el orden de Melquisedec. R.
Jesús, Sacerdote que Dios envió a evangelizar a los pobres. R.
Jesús, Sacerdote que en la última cena instituiste el sacrificio perpe-
tuo. R.
Jesús, Sacerdote siempre vivo para interceder por nosotros. R.
Jesús, Pontífice a quien el Padre ungió con el Espíritu Santo y la
virtud. R.
Jesús, Pontífice entresacado de los hombres. R.
Jesús, Pontífice constituido a favor de los hombres. R.
Jesús, Pontífice de nuestra confesión. R.
Jesús, Pontífice más alto que la gloria de Moisés. R.
Jesús, Pontífice del verdadero tabernáculo. R.
Jesús, Pontífice de los bienes futuros. R.
Jesús, Pontífice santo, inocente y sin pecado. R.
Jesús, Pontífice fiel y misericordioso. R.
Jesús, Pontífice divino y lleno de celo por las almas. R.
Jesús, Pontífice de eterna perfección. R.
Jesús, Pontífice que por la sangre llegaste a los cielos. R.
Jesús, Pontífice que nos enseñaste un camino nuevo. R.
Jesús, Pontífice que nos amaste y que lavaste nuestros pecados con
tu Sangre. R.
Jesús, Pontífice que te entregaste a Dios como hostia de oblación. R.
Jesús, Hostia de Dios y de los hombres. R.
Jesús, Hostia Santa e inmaculada. R.
Jesús, Hostia pacifica. R.
Jesús, Hostia de propiciación y de alabanza. R.
16
su amor por la humanidad “hasta el extremo” (Jn 13, 1) y por
cuya salvación se ofrecerá en sacrificio.
Del santo Evangelio según san Marcos 14, 22-25
En aquel tiempo, mientras estaban cenando, tomó pan, lo bendijo,
lo partió y se lo dio y dijo “Tomad, este es mi Cuerpo”. Tomó lue-
go una copa, y dadas las gracias, se la dio, y bebieron todos de
ella. Y les dijo: “Esta es mi sangre, de la Alianza, que es derrama-
da por muchos. Yo os aseguro que ya no beberé del producto de
la vid hasta el día en que lo beba nuevo en el reino de Dios”. Pa-
labra del Señor.
(Padre Nuestro, diez Ave María y Gloria)
V. Jesucristo, luz y vida del mundo.
R. Sea la eucaristía nuestro alimento para el camino.
V. María, madre de gracia y madre de Misericordia.
R. En la vida y en la muerte ampáranos gran Señor.
V. Oh soberano santuario, Sagrario del Verbo eterno.
V. Emperatriz poderosa de los mortales consuelo.
R. Ábrenos, Señora el cielo, con una muerte dichosa.
Danos pureza de alma.
R. Ya que eres tan poderosa.
Dios te salve María, hija de Dios Padre; en tus manos ponemos
nuestra fe para que la ilumines; llena eres de gracia, el Señor es
contigo, bendita eres entre las mujeres y bendito el fruto de tu
vientre, Jesús. Santa María, madre de Dios...
Dios te salve María, Madre de Dios Hijo; en tus manos ponemos
nuestra Esperanza para que la alientes; llena eres de gracia, el Se-
ñor es contigo, bendita eres ente las mujeres y bendito el fruto de
tu vientre Jesús. Santa María, madre de Dios…
Dios te salve María, esposa de Dios Espíritu Santo; en tus manos
ponemos nuestra Caridad, para que la inflames; llena eres de gra-
cia, el Señor es contigo, bendita eres entre las mujeres y bendito el
fruto de tu vientre, Jesús. Santa María, madre de Dios…
Dios te salve María; templo y Sagrario de la Santísima Trinidad;
Virgen concebida sin pecado original. Dios te salve reina y Madre
de Misericordia…
5
 LETANIA BÍBLICA (Pbro. Luis A. Zepeda)
Señor, ten piedad de nosotros. R. Señor, ten piedad de nosotros.
Cristo, ten piedad de nosotros. R. Cristo, ten piedad de nosotros.
Señor, ten piedad de nosotros. R. Señor, ten piedad de nosotros.
Santa María.
Santa Madre de Dios.
Santa Virgen de las Vírgenes.
Hija predilecta del Padre.
Madre de Cristo Rey.
Gloria del Espíritu Santo.
Virgen Hija de Sión.
Virgen pobre y humilde.
Virgen sencilla y obediente.
Esclava del Señor.
Madre del Señor.
Colaboradora del Redentor.
Llena de gracia.
Fuente de hermosura.
Conjunto de todas las virtudes.
Fruto escogido de la redención.
Discípula perfecta de Cristo.
Imagen purísima de la Iglesia.
Mujer nueva.
Mujer vestida del sol.
Mujer coronada de estrellas.
Señora llena de benignidad.
Señora llena de clemencia.
Señora nuestra.
Alegría de Israel.
Esplendor de la Iglesia.
Honor del género humano.
Abogada de la gracia.
Dispensadora de la piedad.
Auxiliadora del pueblo de Dios.
Reina de la caridad.
Reina de la Misericordia.
Reina de la paz.
Reina de los ángeles.
6 15
Por tu entrega en la cruz,
Por tu presencia silenciosa en los sagrarios,
Por tu soledad en el tabernáculo.
Por las ofensas a tu Presencia real,
Por las profanaciones que recibes
Por el olvido de tus mandamientos,
Por los odios que nos dividen
Por la violencia que vive tu pueblo.
Por la falta de compromiso de los creyentes,
Para que reine la paz,
Para que encontremos caminos de reconciliación,
Para que sintamos tu llamada a la conversión,
Para que vivamos unidos en la fe y en la verdad,
Para que reine la justicia que procede de tu amor,
Para que cesen los odios y las venganzas,
Para que triunfe el amor y la esperanza.
Para que perdonemos como Tú.
Para que santifiques y conserves tu santa Iglesia.
R. Ruega por nosotros. Para que santifiques, protejas y bendigas a tus sacerdotes,
Para que acompañes y lleves a su plenitud las vocaciones.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, Perdónanos
Señor.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, Óyenos Señor.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, Ten piedad de
nosotros.
BENDICIÓN CON EL SANTÍSIMO
Por la fuerza que nos renuevas en cada Eucaristía. Reina de los patriarcas.

R. Ruega, por nosotros.

Reina de los profetas.
Porque a pesar de nuestras miserias, te entregas a nosotros sin con-
diciones y con amor. Reina de los apóstoles.
Reina de los mártires.
Porque en cada Misa nos esperas para regalarnos una vez más tu Reina de los confesores.
Cuerpo y tu Sangre.
Reina de las Vírgenes.
Porque en cada Comunión, no miras nuestros pecados, sino nuestra Reina de todos los santos.
fe. Reina concebida sin pecado original.
(Padre Nuestro, diez Ave María y Gloria) Reina asunta a los cielos.
Reina del mundo.
V.: Alabado sea Jesucristo en el Santísimo Sacramen- Reina del universo.
to del Altar. Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo,
R.: Sea por siempre bendito y alabado, Jesús Sacra- perdónanos Señor.
mentado. Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo,
escúchanos Señor.
Canto
Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo,
Señor, Ten Piedad., Señor, Ten Piedad.
ten piedad de nosotros.
Cristo, Ten piedad, Cristo, Ten piedad.
Señor ten piedad, Señor ten piedad. Bajo tu amparo nos acogemos, oh santa Madre de Dios, no des-
Cristo, óyenos, Cristo, óyenos. precies nuestras súplicas, que te dirigimos en nuestras necesida-
Cristo, escúchanos, Cristo, escúchanos. des, antes bien, líbranos siempre de todo peligro, Virgen gloriosa
y bendita.
Dios, Padre Celestial, Ten piedad de nosotros.
Dios Hijo, Redentor del mundo. Ruega por nosotros, santa Madre de Dios para que seamos dignos
Dios, Espíritu Santo. de las promesas y divinas gracias de nuestro Señor Jesucristo.
Santa Trinidad, que eres un solo Dios. Amén.
Cristo, Pan vivo bajado del Cielo, Quédate con nosotros, Señor.
Pan de los Ángeles. BENDICIÓN CON EL SANTÍSIMO
Pan de fraternidad..
Cuerpo y Sangre entregados por nosotros.
Cuerpo y Sangre que dan la vida.
Cuerpo y Sangre que alimentan la esperanza..
Cuerpo y Sangre que fortalecen la fe.
Cuerpo y Sangre, signos vivos de caridad.
Cuerpo y Sangre para acompañar el camino de los creyentes.
Cuerpo Y Sangre, presencia real del Salvador.
Cuerpo Y Sangre, alimento espiritual de la Iglesia.
Cuerpo y Sangre, consuelo y vida de los cristianos.
Cuerpo y Sangre, viático para a la vida eterna.
14 7
 Rosario Eucarístico Bíblico
ESTACIÓN MENOR
Monición: Quer idos her manos. Hoy J esús nos invita a
compartir un momento de intimidad con El. Ese Jesús, que está vivo
y realmente presente en la Eucaristía quiere que le regalemos un po-
co de nuestro tiempo para amarlo, para alabarlo y para adorarlo.
Hoy está aquí, frente a nosotros, sobre el altar, presente y vivo en
ese pedacito de pan que ya no es pan, sino el Cuerpo Vivo de Cris-
to, que está esperando a que lo amemos, a que lo adoremos. Vamos
a rezar juntos el Rosario Eucarístico Bíblico, contemplando los mis-
terios de la vida de Jesús, en los cuales nos revela y nos regala para
siempre su cuerpo y su sangre hechos pan y vino.
Canto
1. La Multiplicación de los Panes
Jesús está realmente presente ahí en el Altar, frente a nosotros, es-
perando que creamos en El, que lo adoremos y que lo amemos.
Del Santo Evangelio según San Marcos 6, 31-44.
En aquellos días, Jesús y sus apóstoles se retiraron en una barca a
un lugar solitario para descansar. Pero muchos los siguieron desde
todas las ciudades y llegaron antes que ellos. Al llegar, Jesús sintió
compasión de aquella muchedumbre y se puso a enseñarles muchas
cosas. Era ya una hora muy avanzada cuando los discípulos se le
acercaron y le dijeron: ‘Ya se hace muy tarde. Despídelos para que
vayan a sus aldeas y puedan comer’. Jesús les contestó: ‘Dénles us-
tedes de comer’. Los discípulos preguntaron alarmados: ‘¿De dónde
vamos a sacar para darle de comer a tanta gente? Tan sólo tene-
mos cinco panes y dos peces’. Entonces Jesús ordenó a la multitud
que se sentara en la hierba y tomando los cinco panes y los dos pe-
ces, levantó los ojos al cielo, pronunció la bendición, partió los pa-
nes y los repartió entre los discípulos para que los fueran sirviendo.
También repartió los peces. Todos comieron hasta saciarse, y con lo
que sobró se llenaron doce canastos. Los que comieron los panes
fueron unas cinco mil personas. Palabra del Señor.
En la multiplicación de los Panes, Jesús quiere mostrarnos que el
Pan que Él nos va a regalar en la Eucaristía es para todos y cada uno
8 13
Eucaristía.
Porque contigo se alegra nuestro corazón.
Porque al recibirte inundas nuestras almas de una profunda
alegría.
Porque al recibirte en la Eucaristía, sanas las heridas de
nuestra alma.
(Padre Nuestro, diez Ave María y Gloria)
V.: Alabado sea Jesucristo en el Santísimo Sacra-
mento del Altar.
R.: Sea por siempre bendito y alabado, Jesús Sacra-
mentado.
Canto
Jesús está realmente presente ahí en el Altar, frente a nosotros,
esperando que creamos en El, que lo adoremos y que lo amemos.
Del Santo Evangelio según San Mateo .
Sabiendo Jesús que iba a ser entregado, reunió a los Doce para ce-
nar. Mientras estaban comiendo, Jesús tomó pan y lo bendijo, lo
partió, y dándoselo a sus discípulos dijo: ‘Tomen y coman, éste es
mi Cuerpo’. Luego tomó una copa, y luego de dar gracias se las
dio diciendo: ‘Beban todos de ella, porque esta es mi Sangre de la
Alianza, que será derramada por muchos para el perdón de los
pecados’. Y agregó: ‘Hagan esto en memoria mía’. Palabra
del Señor.
Al dejarnos su Cuerpo y su Sangre, Jesucristo nos hizo dos gran-
des regalos: primero, su presencia en nuestras vidas de una forma
visible, como alimento, y segundo, la Vida Eterna, que es el rega-
lo más grande que podría habernos hecho. Conscientes de la mara-
villa de sus presentes, queremos darle gracias sinceramente res-
pondiendo: Gracias Señor.
Porque al recibir tu Cuerpo y Sangre nos fortaleces en la fe.
Porque con tu Cuerpo revives nuestro espíritu.
Porque te ofreces cada domingo en la Eucaristía.
 de los tiempos.
(Padre Nuestro, diez Ave María y Gloria)
V.: Alabado sea Jesucristo en el Santísimo Sacramen-
to del Altar.
R.: Sea por siempre bendito y alabado, Jesús Sacra-
mentado.
Canto
4. Jesús nos anuncia que al comer su Cuerpo y be-
ber su Sangre, nos hacemos Uno con Él, y Él se hace
uno con nosotros.
Jesús está realmente presente ahí en el Altar, frente a nosotros, es-
perando que creamos en El, que lo adoremos y que lo amemos.
Del Santo Evangelio según San Juan 6, 55-57.
En aquellos días, Jesús enseñaba a las muchedumbres diciendo: ‘Mi
carne es verdadera comida y mi sangre es verdadera bebida. El que
come mi carne y bebe mi sangre, permanece en mí y yo en él. Al
igual que el Padre, que vive, me ha enviado y yo vivo por el Padre,
también el que me coma vivirá por mí.’. Palabra del Se-
ñor.
Jesús nos enseñó que por medio de la Eucaristía nos hacemos uno
con El, y El se hace uno con nosotros. Esto nos llena de alegría por-
que Dios mismo nos permite sentir su presencia dentro de nosotros,
y esta alegría nos mueve a alabarlo desde lo más profundo de nues-
tro ser. Nos unimos a la alabanza respondiendo: Te alabamos Señor.
Porque estás ahí presente en la Eucaristía.
Porque te haces uno con nosotros y nos permites ser uno con-
tigo en la Eucaristía.
Porque por medio de la Eucaristía haces que todos seamos uno
en la Iglesia.
Por el amor de tu entrega en la Cruz para salvarnos y darnos
Vida Eterna.
Porque en los momentos de sufrimiento y de vacío en nuestra
alma, Tú nos alimentas y nos das Vida con el Pan divino de la
12
de nosotros, para todos los que quieran recibirlo. Sin embargo,
muchas veces despreciamos ese grandísimo regalo que Él nos ha
dejado y lo dejamos solo en el Sagrario, o esperando en la mesa a
ser comido por nosotros. Vamos a aprovechar este momento para
pedirle perdón por nuestra indiferencia, respondiendo a cada ora-
ción: Ten misericordia de nosotros.
Por nuestra indiferencia a Ti, que estás presente en cada co-
munión.
Por nuestras distracciones y faltas de atención en la Misa de
cada domingo.
Por tantas comuniones que hemos recibido sin estar en gra-
cia de Dios.
Por nuestras faltas a la Misa dominical y por el abandono de
la confesión y la comunión frecuente.
Porque muchas veces nos olvidamos de Ti, Señor.
Por tantas veces que, pudiendo haberte venido a visitar, te
dejamos solo en el Sagrario.
Por tantas veces que no quisimos ver tu luz y compartir el
banquete de la Eucaristía.
Por no dar testimonio de tu amor entre nuestros amigos y fa-
miliares.
Por todas las veces que pudimos ayudar a que alguien se
acercase a Ti en la Eucaristía, y no lo hicimos.
Por todos que en Ti no creen, no te adoran, ni te aman.
(Padre Nuestro, diez Ave María y Gloria)
V.: Alabado sea Jesucristo en el Santísimo Sacra-
mento del Altar.
R.: Sea por siempre bendito y alabado, Jesús Sacra-
mentado.
Canto
2. Jesús nos dice que Él es el Pan de Vida.
Jesús está realmente presente ahí en el Altar, frente a nosotros,
esperando que creamos en El, que lo adoremos y que lo amemos.
9
 Del Santo Evangelio según San Juan 6, 28-35.
En aquel tiempo, la gente le preguntó a Jesús: ‘¿Qué debemos hacer
para obrar como Dios quiere?’. Jesús les respondió: ‘La obra de
Dios consiste en que crean en Aquel que El ha enviado’. Ellos en-
tonces le dijeron: ‘¿Y qué señal nos das Tú para que viéndola crea-
mos en Tí? Nuestros padres comieron el maná en el desierto, según
está escrito: Pan del Cielo les dio a comer’ Jesús les respondió: ‘En
verdad, en verdad les digo: No fue Moisés quien les dio el pan del
cielo. Es mi Padre el que les da el verdadero pan del cielo, porque
el pan de Dios es el que baja del cielo y da vida al mundo’. Enton-
ces le dijeron: ‘Señor, danos siempre de ese pan’. Y Jesús les con-
testó: ‘Yo soy el Pan de la Vida. El que venga a mí no tendrá ham-
bre, y el que crea en mí, no tendrá nunca sed’. Palabra del
Señor.
Jesús nos dice que la obra de Dios consiste en que creamos en
Aquel que el Padre ha enviado. Jesús nos dice que El es el Pan Vivo
que ha bajado del Cielo, El es en quien debemos creer para agradar
al Padre. Expresemos nuestra fe en Jesucristo respondiendo a cada
petición: En Tí creemos, Señor.
Jesús, Tú eres el Pan Vivo que ha bajado del Cielo.
Jesús, Tú estás realmente presente en el Pan y el Vino que re-
cibimos en la Eucaristía.
Creemos que en cada Eucaristía revivimos tu Pasión, Muerte y
Resurrección.
Creemos Señor, que si comemos tu Cuerpo y bebemos tu San-
gre tendremos Vida Eterna.
Creemos Señor Jesús, que tu Carne es verdadera comida, y tu
Sangre es verdadera bebida.
Creemos Jesús, que al recibirte en la Eucaristía nos hacemos
uno contigo y con tu Padre.
Creemos Señor, que al compartir la Eucaristía nos unimos a
toda la Iglesia en un solo Cuerpo.
(Padre Nuestro, diez Ave María y Gloria)
V.: Alabado sea Jesucristo en el Santísimo Sacramen-
to del Altar.
R.: Sea por siempre bendito y alabado, Jesús Sacra-
10
mentado.
Canto
3. Jesús nos promete que quién come su Cuerpo y
bebe su Sangre, tendrá la Vida Eterna.
Jesús está realmente presente ahí en el Altar, frente a nosotros,
esperando que creamos en El, que lo adoremos y que lo amemos.
Cantamos: Vive Jesús, el Señor.
Del Santo Evangelio según San Juan 6, 47-54.
En aquellos días, Jesús enseñaba a las muchedumbres diciendo:
‘En verdad, en verdad les digo: El que cree tiene vida eterna. Yo
soy el Pan de la Vida. Sus padres comieron el maná en el desierto
y murieron. Este Pan que baja del Cielo es para que quien lo co-
ma no muera. Yo soy el Pan Vivo bajado del Cielo. El que coma
de este pan, vivirá eternamente. El que come mi carne y bebe mi
sangre, tiene vida eterna, y yo lo resucitaré en el último día’. Pa-
labra del Señor.
Al dejarnos el regalo de su Cuerpo y Sangre en la Eucaristía, Jesús
nos dejó también la esperanza en que no moriremos jamás. Sem-
bró en nosotros la confianza de que si comemos su Cuerpo y be-
bemos su sangre, tendremos Vida Eterna. Vamos a manifestar
nuestra confianza en la promesa de Jesús, respondiendo a cada
oración: En tí confiamos Señor.
Porque Tú nos prometiste que quien come tu cuerpo y bebe
tu sangre tiene Vida Eterna.
Porque todos los domingos nos das la oportunidad de comul-
gar, y de hacernos parte de Ti.
Porque tu misericordia dura para siempre, eres compasivo y
lento para el enojo.
Porque en momentos de soledad y amargura levantamos
nuestro grito al cielo y tenemos plena seguridad de tu presen-
cia, Señor.
Porque sabemos que Tú nos resucitarás en el último día.
Porque quisiste quedarte entre nosotros hecho pan y vino pa-
ra acompañarnos y darnos fuerza.
Porque nos prometiste que estarás con nosotros hasta el fin
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