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De la visión al sistema: terminando la tarea de la Teología Adventista 51

DE LA VISIÓN AL SISTEMA: TERMINANDO LA


TAREA DE LA TEOLOGÍA ADVENTISTA - PARTE I:
RESUMEN HISTÓRICO

1. Introducción

Después de una exposición a un grupo de profeso-


res adventistas que enseñan en distintas universidades
en el mundo, abrí el espacio para preguntas. Un erudito,
con voz suave, reaccionó a mi presentación afirmando,
“si las cosas son como usted alega, nosotros no pertene-
cemos a la misma iglesia”. No supe que contestar. Me
tomó desprevenido. Aun cuando yo no conocía personal-
mente a los miembros del grupo, sabía que todos ellos
eran adventistas que estaban enseñando en instituciones
educativas adventistas. ¿Cómo podía otro colega adven-
tista salir con semejante conclusión chocante? Después
de todo, acababa de exponer una presentación adventista
estándar a un grupo de compañeros creyentes. Después
de un momento de vacilación, me aventuré a preguntar,
“¿qué es lo que usted enseña?” El grupo estallo en risas.
Después que las risas cesaron, volví a la realidad. Mi in-
terlocutor era un profesor de teología. En ese momento
consideré el incidente como una exageración. Sin em-
bargo, con el paso del tiempo, llegué a percatarme que
mi colega estaba en lo cierto. Aunque somos miembros
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de la misma denominación y enseñamos en el mismo


sistema educativo, no pertenecemos a la misma iglesia.
“¿Puede permanecer una casa dividida contra sí mis-
ma?” (Mar 3:25).
El adventismo ha crecido y desarrollado en una
manera muy desigual. Yo pensaba que todos los admi-
nistradores adventistas, pastores, y profesores alrede-
dor del mundo entendían la teología y la misión ad-
ventista de la misma manera. Los más de veinte años
en el Seminario Teológico Adventista del Séptimo Día
me han enseñado que los adventistas sean distanciado
en la forma en que ellos se comprenden a sí mismos,
en cómo hacen teología, en su compromiso con la mi-
sión, e incluso en el modo que adoran a Dios. Lo que
nos mantiene unidos es nuestra sólida administración
mundial. Una vez fuimos un movimiento mundial;
ahora somos una institución. El movimiento se ori-
ginó, desarrolló, y creció debido a su teología bíblica
sólida y clara comprensión de su identidad. Sin em-
bargo, al tornarse en un movimiento institucionaliza-
do, la teología bíblica y el claro entendimiento de su
identidad, lenta pero seguramente fueron desplazados
de su función original. Ha ocurrido una deteologiza-
ción sutil de la mente y la experiencia adventista. Un
olvido progresivo de la teología adventista ha moti-
vado que algunas mentes inquisitivas encontraran su
identidad en el ámbito de la teología del mundo pro-
testante. Mientras este proceso iba ocurriendo en al-
gunos sectores de la iglesia en Norteamérica, Europa y
Australia, otros sectores continuaron comprendiendo
el adventismo a partir de la Escritura y los escritos de
Elena de White. La unidad teológica fue remplazada
por la diversidad teológica.
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Como profesor de seminario, he experimentado


esta diversidad de primera mano con mis propios
alumnos. Ellos traen al seminario ideas enseñadas
por sus pastores y profesores alrededor del mundo.
Más aún, durante los últimos treinta años, las publi-
caciones adventistas, no solo en el nivel erudito sino
en el popular, han diseminado diversidad teológica.
Muchos ven el pluralismo teológica dentro de la igle-
sia como un signo de crecimiento y vitalidad. Sin em-
bargo, un estudio cuidadoso de las ideas teológicas
que circulan en el adventismo al comienzo del siglo
veintiuno muestra la existencia de sistemas teológi-
cos incompatibles que están compitiendo por la men-
te adventista. 1“¿Puede permanecer una casa dividida
contra sí misma?” (Mar 3:25).
El propósito de este artículo en una serie de cuatro
partes es ayudar a los lectores a entender el panorama
teológico actual (primer artículo); esbozar maneras para
superar las diferencias de división en la teología que
conspiran contra la unidad de la Iglesia Adventista y
retardan su misión global (segundo y tercer artículos); y
considerar la manera en que las ideas teológicas impac-
tan el ministerio y la misión de la iglesia (cuarto artículo).

1
Durante los últimos veinte años la existencia de problemas
teológicos en el adventismo se ha manisfestado en diferentes maneras:
por ejemplo, por Jack Provonsha, A Remnant Crisis (Hagerstown:
Review and Herald, 1993); William G. Johnsson, The Fragmenting of
the Adventism: The Issues Threatening the Church Today: Why the Next
Five Years are Crucial (Boise: Pacific, 1995); Samuel Korateng-Pipim,
Receiving the Word; How New Approaches to the Bible Impact our Biblical
Faith and Lifestyle (Berrien Springs: Berean, 1996); George Knight,
A Search for Identity: The Development of Seventh-day Adventist Belief
(Hagerstown: Review and Herald, 2000), 160-197.

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Para lograr la primera meta, consideremos en este


artículo el proceso teológico que nos ha puesto en la
situación actual. En 1893, Elena de White escribió, “no
tenemos nada que temer del futuro, a menos que olvi-
demos la manera como el Señor nos ha conducido, y
su enseñanza en nuestra historia pasada”.2 ¿Lo hemos
olvidado? ¿Qué debemos recordar? Para responder es-
tas preguntas analizaremos la estructura metodológica,
hermenéutica y sistemática de los inicios de la teología
adventista. “Recordar” nos ayudará a percibir el lento
“olvidar” que finalmente condujo al sorprendente “rem-
plazo” y que dio la bienvenida a “reafirmar” lo que se
extendió a varios sectores importantes del liderazgo y
feligresía de la iglesia.
En el segundo artículo, consideraremos si el “re-
cordar” puede motivarnos a “recuperar” la estructura
metodológica, hermenéutica y sistemática que trajo al
adventismo a la existencia. Finalmente, consideraremos

2
“Pronto la obra concluirá. Los miembros de la iglesia militante que
probaron ser fieles se convertirán en la iglesia triunfante. Al repasar nuestra
historia pasada, habiendo avanzado paso a paso hasta nuestro lugar actual,
yo puedo decir, ¡loado sea el Señor! Cuando veo lo que Dios ha hecho, me
lleno de asombro y confianza en Cristo nuestro líder. No tenemos nada
que temer del futuro, a menos que olvidemos la manera como el Señor nos
ha conducido, y su enseñanza en nuestra historia pasada. Ahora somos
un pueblo fuerte, si ponemos nuestra confianza en el Señor que nos ha
conducido; porque nosotros estamos tratando las poderosas verdades de la
Palabra de Dios. Tenemos todo por lo cual estar agradecidos. Si caminamos
en la luz que brilla de los oráculos vivientes de Dios sobre nosotros,
tendremos grande responsabilidades, correspondientes a la gran luz que
Dios nos ha dado. Tenemos muchos deberes que realizar. Somos deudores a
Dios al usar cada ventaja que él nos ha confiado a fin de embellecer la verdad
de la santidad del carácter, y enviar el mensaje de advertencia, de consuelo,
esperanza y amor, a aquellos que estén en las tinieblas del error y pecado”.
(Ellen White, “General Conference Dayly Bulletin” [enero 29]. 1893, parr. 5).

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cómo la “recuperación” puede guiarnos en nuestro “que-


hacer” teológico a fin de terminar la misión de la iglesia
en nuestros tiempos posmodernos.

2. Recordando

¿Cómo empezó la teología adventista? Podemos


responder esta pregunta diciendo simplemente que
el adventismo comenzó mediante el estudio de la
profecía bíblica, especialmente los libros de Daniel y
Apocalipsis. Aunque esto es cierto, esta respuesta es
limitada puesto que no expresa la historia completa.
Notar que la teología adventista comenzó como teolo-
gía escatológica no explica su genio ni la razón de los
pioneros para separarse de las demás iglesias y teo-
logías existentes para formar una nueva comunidad
mundial que cree ser la verdadera iglesia remanente
de Dios en los últimos días antes de la segunda veni-
da de Cristo.3
Para visualizar el genio implícito en los comien-
zos de la Teología Escatológica Adventista, necesitamos

3
“Las iglesias protestantes de la era de la Reforma pueden ser
consideradas como el remanente fiel de Dios tras más de un milenio de
apostasía papal. Los adventistas sostienen que varios grupos protestantes
nombrados por el cielo sirvieron como los heraldos de la verdad, restaurando
punto por punto el evangelio a su pureza prístina, pero que estos grupos
uno por uno se volvieron satisfechos con su concepto parcial por la verdad
y fallaron en avanzar a medida que la luz de la Palabra de Dios aumentaba,
y con cada rechazo a avanzar, Dios suscitó otro instrumento escogido para
proclamar su verdad a los habitantes de la tierra. Finalmente, con la llegada
del “tiempo del fin”. . . Dios llamó a otro “remanente”, el designado en Apo
12:17 como el remanente de la larga y digna línea de los héroes de la fe”, Don
F. Neufeld, ed., sv., Remnant, Seventh-day Adventist Encyclopedia, 2da. ed. rev.
(Washington: Review and Herald, 1966).

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reflexionar en el terreno metodológico sobre el cual fue


construida. Específicamente, necesitamos considerar el
terreno y la visión desde el los cuales el sistema de teo-
logía cristiana era entendido por los primeros teólogos
adventistas.
El terreno: Para un buen número de nosotros, el
rasgo más importante de la teología adventista, el aspec-
to que destaca su singularidad y destino, por lo general
pasa inadvertido en los círculos adventistas cotidianos.
Me refiero al principio de “sola Scriptura” sobre el cual
se construye.4 Este principio fue repetido a menudo por
Elena de White. Ella elogió a Lutero por aplicar este prin-
cipio5 y lo identificó como el “principio protestante”.6 Al
final del tiempo, ella nos aseguró, “Dios tendrá un pue-
blo sobre la tierra para mantener la Biblia, y solo la Biblia,
como la regla de todas la doctrinas y la base de todas las
reformas”.7

4
La Creencia fundamental de los Adventistas del Séptimo Día (ASD)
No 1 expresa: “Las Sagradas Escrituras: Las Sagradas Escrituras, que abarcan
el Antiguo y el Nuevo Testamento, constituyen la Palabra de Dios escrita,
transmitida por inspiración divina mediante santos hombres de Dios que
hablaron y escribieron impulsados por el Espíritu Santo. Por medio de esta
Palabra, Dios comunica a los seres humanos el conocimiento necesario para
alcanzar la salvación. Las Sagradas Escrituras son la infalible revelación
de la voluntad divina. Son la norma del carácter, el criterio para evaluar la
experiencia, la revelación autorizada de las doctrinas, y un registro fidedigno
de los actos de Dios realizados en el curso de la historia (2 Ped 1:20, 21; 2 Tim
3:16, 17; Sal 119:105; Prov 30:5, 6; Isa 8:20; Juan 17:17;1 Tes 2:13; Heb 4:12).
5
Ver por ejemplo, Elena G. de White, El conflicto de los siglos (Buenos
Aires, Argentina: Asociación Casa Editora Sudamericana, 1954-2007), 84, 85.
6
Ibíd., 128.
7
Ibíd., 380.

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Puesto que los adventistas recibieron del protes-


tantismo el terreno sobre el que edificaron su teología,
surge la pregunta concerniente a la diferencia existente
entre las teologías protestantes y la teología adventista.
Si ambos edificaron sobre el mismo terreno, ¿por qué los
primeros creyentes adventistas sintieron la necesidad de
salir dejando atrás todas las denominaciones protestan-
tes y formar una nueva? Dado que los estudios acerca
de nuestras raíces se centran principalmente en la con-
tinuidad con la tradición protestante, ellos no ayudan
mucho para explicar las diferencias entre las teologías
protestantes y la Adventista del Séptimo Día.8 La cues-
tión acerca de la singularidad de la teología adventista
nos lleva, entonces, a considerar los campos de la meto-
dología y hermenéutica teológica. Si la diferencia entre
las teologías protestantes y adventista no pueden ser
explicadas en relación a la fuente de la teología, podría

8
Ver, por ejemplo, Gerhard Hasel, “The Anabaptists of the Sixteenth
Century and their Relationship to the Sabbath”, tesis de maestría
presentada en Andrews University, 1960); Peter Van Bemmelen, “The
Reformation Roots of Adventism” (Philadelphia, artículo presentado
en la “Annual Meeting of the Adventist Society of Religious Studies, 1995);
Woodrow Whidden, “Adventist Theology; The Wesleyan Connection”
(Philadelphia, artículo presentado en la “Annual Meeting of the Adventist
Society of Religious Studies, 1995); Charles Scriven, “The Radical Vision
and the Renewal of the Churh” (Philadelphia, artículo presentado en la
“Annual Meeting of the Adventist Society of Religious Studies, 1995); Smuts
van Rooyen “The Reformation Roots of Adventism: A Personal View” ”
(Philadelphia, artículo presentado en la “Annual Meeting of the Adventist
Society of Religious Studies, 1995). George Knight lo resume diciendo que
“en tanto que es cierto que el concepto adventista de salvación por gracia
mediante la fe vino a través de la línea principal de los reformadores,
en realidad la orientación teológica del adventismo se encuentra más
a gusto con lo que ciertos historiadores de iglesia llaman la Reforma
Radical o los Anabaptistas” (A Search for Identity, 30).

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ser evidente si consideramos el método y los principios


hermenéuticos de cada tradición usados en la construc-
ción de sus conceptos teológicos.9
Abordando esta cuestión unas dos décadas atrás,
el historiador adventista C. Mervyn Maxwel identificó
correctamente cuatro características básicas de la her-
menéutica y el método sobre el cual los inicios de la teo-
logía adventista fueron edificados.10 Tres de ellas, como
veremos, son intensificaciones de los principios metodo-
lógicos recibidos de la teología protestante. El cuarto es
la macro visión hermenéutica desde la cual la teología
adventista llegó a existir. Considerémoslas cada una bre-
vemente.

(1) Deconstruyendo la tradición. “Aunque los reforma-


dores rechazaron algunas costumbres y tradiciones, los
escritores adventistas manifestaron un rechazo más di-
recto de la tradición”.11 Los primeros adventistas, enton-
ces, eran conscientes de las tradiciones de la Cristiandad
que abrazaron sus antiguas iglesias. Sin embargo, lejos
de adoptarlas sea como fuentes de teología o como guías
hermenéuticas para la interpretación de la Escritura o el
entendimiento de sus doctrinas, ellos decidieron abor-
darlas críticamente. Su relación crítica con la tradición

9
La diferencia entre las teologías católico romana y adventista es fácilmente
explicable si tomamos en cuenta las fuentes de las cuales cada una edifica su
teología y práctica. Siendo que el catolicismo romano se suscribió a las muchas
fuentes del modelo teológico, podemos entender fácilmente que su teología será
diferente de una teología edificada sobre el modelo de la Sola Scriptura.
10
“A Brief History of Adventist Hermeneutics”, Journal of the Adventist
Theological Society 4:2 (Autumn 1993) 213-214.
11
Ibíd.

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no era nueva, solamente más amplia. Esta concepción


metodológica es necesaria para la aplicación del prin-
cipio de Sola Scriptura. A menos que comprendamos la
tradición, la distingamos de la Escritura, y critiquemos
su contenido, inevitablemente confundiremos las ideas
recibidas de la tradición con las bíblicas. Deconstruir la
tradición, sin embargo, es solamente un paso negativo
necesario para acceder al terreno de la teología adven-
tista, la Escritura. Por lo tanto, consideremos la segunda
característica metodológica de la teología adventista
temprana.

(2) El principio de Tota Scriptura: Maxwel explica que:

Los reformadores insistieron en la autoridad


superlativa de la Escritura, sin embargo los
adventistas han mostrado una apreciación
más intensa por la autoridad total de la Biblia.
Lutero es muy conocido por su tendencia a
rechazar a Santiago, por el uso muy escaso de
Hebreos y por establecer un canon dentro del
canon. Calvino virtualmente rechazó el libro
de Apocalipsis. Los posteriores reformadores
americanos escoceses Thomas y Alexander
Campbell, contemporáneos de los adventistas
pioneros, rechazaron todo el AT. Pero los ad-
ventistas, y especialmente los Adventistas del
Séptimo Día, insistieron en tomar la verdad de
toda la Biblia.12

12
Ibíd., 214.

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Debido a que la Escritura es la única fuente de teo-


logía, ésta provee el punto de vista desde cual evaluar,
criticar, y reemplazar las enseñanzas transmitidas por la
vía de la tradición de la iglesia. Cuando el principio de
tota Scriptura es añadido al principio de sola Scriptura, algo
nuevo aparece en la visión del método teológico, a saber,
la historicidad de la teología cristiana, que, lamentablemen-
te, era y continúa siendo ignorada como el reino del ser
y de la acción divina. Así, esta afirmación trajo implícita-
mente una pre-concepción nueva de la realidad divina y
las actividades para la interpretación de la Escritura y el
entendimiento de las doctrinas cristianas. De este modo,
el adventismo implícitamente se movió desde la compren-
sión atemporal de la realidad operativa en las teologías
cristianas y protestantes, a un concepto temporal-histórico
de la realidad. Las consecuencias generales de este cambio
paradigmático que tuvo lugar implícitamente en el nivel
ontológico de los inicios de la teología adventista aún no
ha sido totalmente percibida y formulada por los teólogos ya
sean cristianos o adventistas. Volveremos a este punto en
el segundo artículo. Por ahora vayamos a la tercera carac-
terística del método y hermenéutica adventista inicial.
(3) Entendimiento tipológico. Maxwel observa que “en
tanto que los reformadores hicieron un uso entusiasta de
los tipos veterotestamentarios de la cruz, los escritores
adventistas hicieron un uso más rico de los tipos bíblicos
y antitipos que eran vistos para anticipar el desarrollo de
los últimos días”.13 La intensificación de la interpretación
tipológica en los inicios de la teología adventista no de-
biera ser vista como una rareza desconectada, sino como

13
Ibíd., 213.

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una directa consecuencia del entendimiento histórico de la


realidad implícitamente incorporada en el principio de
tota Scriptura. Richard Davidson ha demostrado convin-
centemente que en la tipología bíblica, la realidad se en-
tiende como histórica, “ocurriendo o existiendo tal como
lo registra la Escritura”.14 Si la realidad y las actividades
de Dios han de entenderse históricamente, entonces el
método tipológico se torna en la clave para entender el
significado de la actividad divina en la historia de la sal-
vación.15
Hasta aquí, el estudio de Maxwell de la hermenéu-
tica adventista temprana revela que los pensadores ad-
ventistas aplicaron varios aspectos metodológicos bási-
cos recibidos de la teología protestante a la cual aplicaron
una mayor consistencia y determinación que la que le
daban los mismos teólogos protestantes. Ahora volva-
mos nuestra atención al cuarto principio hermenéutico
que Maxwell menciona en su artículo. Los pioneros lo
descubrieron al aplicar los tres previos principios meto-
dológicos.
La visión. Maxwell explica, finalmente, que la di-
ferencia entre los protestantes y la hermenéutica adven-
tista se debe al uso que los primeros pioneros daban al
cumplimiento profético como una herramienta hermenéutica.

14
Richard M. Davidson, Typology in Scripture: A Study of Hermeneutical
tupos Structures (Berrien Springs: Andrews UP, 1981) 416-417.
15
Davidson descubre, “una relación entre la estructura de la tipología
y las de la historia de la salvación.” La primera, él cree, “parece ser idéntica
a los elementos constituyentes de la historia de la salvación y puede por lo
tanto ser subsumida bajo ese título como ‘estructura histórica-salvífica’”. Él
concluye, que la historia de la salvación “parece proveer la supra-estructura
dentro de la cual estos adicionales elementos estructurales son elaborados”
(ibid., 420-421).

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“Una vez establecida como bíblica, el cumplimiento de


la profecía en el movimiento del segundo advenimiento
se tornó una herramienta hermenéutica para ayudar a
establecer las doctrinas del sábado, del santuario, de los
dones espirituales, de la verdadera iglesia, del segundo
advenimiento, etc.”16 Elena de White manifiesta la misma
visión hermenéutica en diferentes palabras. “El tema del
santuario fue la clave que aclaró el misterio del chasco
de 1844. Reveló todo un sistema de verdades, que formaban
un conjunto armonioso, y demostraban que la mano de
Dios había dirigido el gran movimiento adventista, y al
poner de manifiesto la situación y la obra de su pueblo
le indicaba cuál era su deber”.17 En síntesis, “la luz del
santuario iluminó el pasado, el presente, y el futuro”.18
Recientemente, Alberto Timm nos mostró que los ad-
ventistas sabatarianos usaron el “énfasis escatológico del
tiempo-del-fin como marco hermenéutico básico para el
desarrollo de un sistema doctrinal singular integrado por
el concepto de la purificación del santuario de Dan 8:14
y el mensaje de los tres ángeles de Apo 14:6-12”.19 Según
Timm, “la configuración de todo el sistema” fue una de
las contribuciones originales de la teología adventista
temprana.20

16
Maxwell, ibíd.., 214-215.
17
White, Conflicto de los siglos, 276 (la cursiva es para énfasis).
18
Ibíd.
19
Alberto Ronald Timm, “Seventh-day Adventist Eschatology, 1844-
2001: A Brief Historical Overview”, en Pensar la iglesia hoy: Hacia una escatología
adventista, ed. G. A. Klingbeil, M. G. Klingbeil, y M. A. Núñez (Libertador San
Martín: Editorial Universidad Adventista del Plata, 2002), 287.
20
Alberto Ronald Timm, “The Sanctuary and the Three Angels’

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Con el paso del tiempo, los creyentes adventistas


pusieron esta perspectiva hermenéutica entre los pila-
res del adventismo. Según Elena de White, los pilares
eran las doctrinas del Santuario, el Sábado y la Ley, la
no inmortalidad del alma, y los mensajes de los tres
ángeles.21 La identificación de estas cuatro enseñanzas
como pilares sugiere que ellos jugaron un rol especial
en la formación de la primera teología adventista. La
metáfora del “pilar” insinúa que esas doctrinas bíblicas
fundamentales son las bases desde las cuales la teología
cristiana debe de ser construida. El hecho de que Elena
de White informara que uno de los pilares, la doctrina
del santuario, les ayudó a ver “un sistema completo de
verdad conectada y armoniosa” sugiere que los pilares
funcionaron como principios hermenéuticos que guían
la interpretación de la Escritura y el entendimiento de
sus doctrinas. Podría decirse que la doctrina del santua-
rio es la doctrina o motivo más abarcante en la Escritura
y por lo tanto juega un rol decisivo en la orientación de

Messages 1844-1863: Integrating Factors in the Development of Seventh-


day Adventist Doctrines” (Tesis doctoral en Andrews University, 1995),
473. 21
“El transcurso del tiempo en 1844 fue un período de grandes eventos,
abriéndose ante nuestros asombrados ojos el acontecimiento de la purificación
del santuario ocurridos en el cielo, y teniendo una relación directa con el pueblo
de Dios sobre la tierra, [también] los mensajes del primer, segundo y tercer
ángel, desplegando la bandera sobre la cual estaba inscrito, ‘los mandamientos
de Dios y la fe de Jesús’. Uno de los hitos en virtud de este mensaje era el
templo de Dios, visto en el cielo por su pueblo que amaba la verdad, y el arca
que contenía la ley de Dios. La luz del sábado del cuarto mandamiento brillaba
con sus rayos potentes en el camino de los transgresores de la ley de Dios. La
no inmortalidad de los malvados es un antiguo hito. Puedo recordar que nada
más que eso puede venir al frente de los hitos antiguos. Todo este alboroto por
cambiar los hitos antiguos es puramente imaginario”. (Counsels to Writers and
Editors, 30-31; Manuscript 13, 1889).

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la interpretación bíblica y en la construcción de la teo-


logía adventista. La naturaleza revolucionaria de esta
perspectiva macro hermenéutica todavía no ha recibido
atención suficiente en la erudición adventista. Permí-
tasenos considerar el sistema de la primera teología de
los pioneros adventistas percibidos a través de los lentes
provistos por la “profecía cumplida”.
El sistema. Desde sus inicios, la teología adven-
tista es sistemática. En 1858, James White informó que
“la verdad presente es armoniosa en todas sus partes;
todos sus vínculos están conectados; los engranajes
de todas sus porciones están cada una integradas
como las piezas de un reloj”.22 Le-Roy Froom vio a la
primera teología adventista como “la base de un siste-
ma coordinado de verdad”.23 De acuerdo con George
Knight, los adventistas sabatarianos produjeron una
teología integrada antes que una lista de doctrinas
separadas.24 Sin embargo, ellos no dejaron escrito un
registro completo del sistema que vieron o cómo ope-
raba esa conectividad de reloj para ellos.25 Mas bien,
vieron el sistema en sus mentes y en su perfil amplio.

22
Review and Herald, Jan, 7, 1858.
23
Movement of Destiny (Washington: Review and Herald, 1971), 87.
24
George Knight, A Search for Identity, 86.
25
En su disertación, Tim concluye que “una evaluación de las
interrelaciones entre estos temas fundacionales tales como (1) Dios, (2)
la El Conflicto Cósmico, (3) el pacto, (4) el santuario, (5) los mensajes de
los tres ángeles, y (6) el remanente, muestran que el tema del santuario
y los mensajes de los tres ángeles no fueron considerados como fines
en sí mismos. Estos temas fueron percibidos como conectadamente
dependientes sobre las realidades trascendentes de Dios, El Conflicto
Cósmico, y el pacto, con el propósito misionológico de preparar un
pueblo remanente para vivir con Dios por la eternidad”, 474.

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Sin embargo, quedaron cortos en la exploración, ex-


presión, formulación, explicación y descubrimiento
de su contenido, conexiones, y consecuencias. Tal vez
podamos encontrar la mejor expresión del sistema
teológico que el santuario permitió ver en los escritos
de Elena de White. Aun cuando inconcluso, el sistema
teológico de los adventistas sabatarianos jugó un rol
decisivo en su experiencia espiritual, autoconciencia,
y misión.26
Las siguientes generaciones de creyentes adventis-
tas heredaron la visión hermenéutica encapsulada en la
doctrina del santuario y una tarea teológica inconclu-
sa. La tarea aún inconclusa incluye el entendimiento,
expansión, formulación, explicación, y aplicación del
sistema teológico que las doctrinas pilares pusieron a
la vista.

3. Olvidando

La convicción de Elena de White que “no tenemos


nada que temer del futuro, a menos que olvidemos la
manera como el Señor nos ha conducido, y su enseñan-
za en nuestra historia pasada”27 se aplica a la visión y el
sistema teológico que originó la existencia de la Iglesia
Adventista del Séptimo Día. ¿Los hemos olvidado? La vi-
sión de los primeros adventistas permanece operativa en
la teología adventista. Sin embargo, a medida que pasó
el tiempo, algunos sectores influyentes del adventismo
comenzaron lentamente a olvidar la visión teológica que

26
Knight, A Search for Identity, 86.
27
“General Conference Daily Bulletin” [January 29], 1893, par. 5

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originó el movimiento y culminó con la organización de


la Iglesia Adventista del Séptimo Día en 1863. Este olvido
no ha ocurrido de la noche a la mañana, tampoco abarcó
a todos los sectores de la iglesia alrededor del mundo.
¿Cómo ocurrió el olvido? Una respuesta detallada de esta
pregunta requiere un análisis histórico que sobrepasa los
límites de este artículo. En cambio, consideraremos bre-
vemente algunos rasgos generales que de algún modo
han contribuido al olvido de la visión adventista en algu-
nos sectores de la comunidad adventista.
De la Escatología a la Soteriología: Cambiando el
énfasis. La presentación de A. T. Jones y E. J. Waggoner
en el congreso de la Asociación General de 1888 cambió
el énfasis de los estudios adventistas de la profecía (es-
catología) a la justificación por la fe y la experiencia de
la salvación (soteriología).28 De acuerdo con Froom, E.
J. Waggoner estaba convencido que la verdad suprema
de la redención “era en ningún sentido una salida que
se desviaba del gran marco estructural de la ‘verdad
presente’, como algunos han afirmado injustamente. En
cambio, eso investía al mensaje con un poder mayor,
fuerza, y atractivo”. Elena de White compartía este con-
cepto afirmando que el mensaje de la justificación por la
fe “es verdaderamente, el mensaje del tercer ángel”.29 La
mayoría de los adventistas han compartido este concepto
a lo largo de los años.
Sin embargo, treinta y dos años después de Min-
neapolis, un nuevo modo de entender y conectar el cuer-
po total de doctrinas cristianas comenzó a manifestarse

28
See LeRoy Froom, Movement of Destiny, 188-299.
29
Review and Herald, April 1, 1890; Selected Messages, 1:372.

Theologika 28:1 (2013) 48-119


De la visión al sistema: terminando la tarea de la Teología Adventista 67

en el adventismo. “Prescott, la autoridad adventista que


lideraba la doctrina y previo editor de la Review (1901-
1909), sintió que la concepción tradicional adventista del
séptimo día con respecto a la doctrina resultaba en un
sistema compartamentalizado demasiado rígido que no
integraba las creencias con la persona de Cristo. Para co-
rregir el problema, él publicó un libro de texto en 1920
para los estudiantes de teología titulado La Doctrina de
Cristo”.30 La propuesta de Prescott en este libro de texto
no era “desarrollar un esquema de teología sistemática”
sino enfatizar “el significado de la revelación de Cristo
como una experiencia en la vida”.31 Sin embargo, más
adelante en su libro, él afirma que los “grandes hechos
concernientes a Cristo,” es decir, su muerte, ascensión al
cielo, segunda venida, y su glorioso reino eterno “están
entre las bases de un sistema total de pensamiento y há-
bito de sentir, y cuando se enseña como tal ellos crecen
dentro de un esquema de doctrina”.32 La contradicción
aparente entre estas dos declaraciones revela la tensión
que existe entre la primera visión teológica adventista y
la visión protestante clásica implícita en la concepción
cristológica de Prescott. Como veremos más adelante,
con el paso del tiempo, otros pensadores adventistas
interpretaron la Escritura y entendieron las doctrinas ad-
ventista según esta nueva perspectiva.

30
Gary Land, “Shaping the Modern Church, 1906-1930”, en Gary Land,
ed., Adventists in America: A History, (Grand Rapids: Eerdmans, 19 86), 164.
31
W. W. Prescott, The Doctrine of Christ: A Series of Bible Studies for Use
in Colleges and Seminaries (Takoma Park: Review and Herald, 1920), 37.
32
Ibíd., 3.

Theologika 28:1 (2013) 48-119


68 Fernando Canale

Yendo más allá del énfasis práctico explícito de


Prescott, A. G. Daniels entendió que los pastores ad-
ventistas y miembros laicos necesitaban incorporar a su
pensamiento y vidas el mensaje y la experiencia de 1888.
Según Daniels, la justificación por la fe era “una verdad
fundamental que lo abarca todo”33 que “arroja un diluvio
de luz sobre el gran problema de la redención en todas
sus fases”.34 Después de enumerar veintidós temas doc-
trinales, procede a explicar que éste era “la gran exten-
sión de la verdad abarcada en la frase breve ‘justificación
por la fe’”. “La frase breve, justificación por la fe, añade
Daniels, abre la puerta a todos los tesoros inapreciables
de la riqueza y la gloria del evangelio en Cristo Jesús
nuestro Señor”.35 De acuerdo con Daniels, entonces, la
doctrina de la justificación por la fe “abre la visión” para
ver todo el esquema de las verdades bíblicas y sus inter-
conexiones. Para Daniels, la justificación por la fe juega
el mismo rol hermenéutico hasta aquí jugado por la doc-
trina del santuario y los pilares del adventismo. Daniels
estuvo probablemente inconsciente de que sus conceptos
introdujeron una tensión al nivel macro hermenéutico de
la teología adventista.
Desde 1888, entonces, dos visiones hermenéuti-
cas han coexistido implícitamente en el adventismo. Al
unirse la visión de la “justicia por la fe” con la visión del
“santuario” se inició un proceso imperceptible de “olvi-

33
A. G. Daniels, Christ our Righteousness: A Study of the Principles of
Righteousness by Faith as Set Forth in the Word of God and the Writings of the
Spirit of Prophecy (Washington: Review and Herald, 1941), 70.
34
Ibíd., 71.
35
Ibíd., 72-73

Theologika 28:1 (2013) 48-119


De la visión al sistema: terminando la tarea de la Teología Adventista 69

do”. La incompatibilidad interna de estas dos visiones,


sin embargo, no se tornó aparente hasta casi un siglo des-
pués.36
De la Escuela Sabática a la Universidad: Cambio
de matriz: Durante los años de la década de 1960 el
adventismo entró en una frontera hasta aquel entonces
inexplorada: la Universidad.37 La matriz desde la cual
se genera la reflexión teológica fue cambiada del ámbito
práctico de ministerio, evangelismo, y administración al
ámbito técnico de la erudición. A medida que los ad-
ventistas entraban en el mundo erudito en el cual las
ciencias de diferentes clases son no solamente enseña-
das sino también creadas, se encontraron con nuevas
preguntas fundamentales. No es de extrañar, que estas
preguntas desafiaran a los eruditos adventistas. Para
responderlas, ellos necesitaban tener un set sistemático
de principios inambiguo, concebido coherentemente,
y formulado claramente. En términos sencillos, nece-
sitaban una visión articulada en el modo académico y

36
No estoy sugiriendo que las doctrinas de la justificación por la fe y
el santuario bíblico sean incompatibles. Es en el uso de ellas en el rol macro-
hermenéutico en la construcción de la teología que son incompatibles.
Esta afirmación requiere más explicación. A medida que expandimos la
función metodológica de las presuposiciones macro-hermenéuticas en la
construcción de la teología cristiana, este asunto se tornará más claro en la
mente de algunos lectores.
37
En 1874, se creó el Colegio de Battle Creek. Desde entonces, un
número significativo de Colegios adventistas se establecieron no solo en los
USA sino también alrededor del mundo. Sin embargo, con la organización
de sus dos universidades, la Universidad Andrews en 1960 y la Universidad
Loma Linda en 1962, el programa educacional creciente a nivel mundial de
la Iglesia Adventista del Séptimo Día entró en los ámbitos académicos. Este
nuevo entorno académico ha obligado al adventismo a interactuar en un
territorio hasta entonces desconocido, es decir, el mundo académico.

Theologika 28:1 (2013) 48-119


70 Fernando Canale

una metodología teológica hecha y derecha. Desgracia-


damente, tal visión académicamente formulada no so-
lamente no existía, sino también, el adventismo estaba
operando implícitamente con dos visiones hermenéuticas
incompatibles entre si: el santuario y la justificación por
la fe. Consecuentemente, durante este período los eru-
ditos adventistas enfrentaban la ardua tarea de superar
las ambigüedades teológicas heredadas de los períodos
previos y los nuevos desafíos presentados por el mundo
académico sin un entendimiento explícito de la visión
hermenéutica o la manera en la cual funciona en el mé-
todo teológico.
Los primeros teólogos adventistas intentaron resol-
ver las preguntas originadas en la comunidad académica
sin dirigir primero la pregunta a las presuposiciones her-
menéuticas requeridas en el mundo académico. Algunos
intentaron responder las preguntas y dar sentido a la teo-
logía adventista desde la visión implícita que heredaron
de su educación de iglesia. Otros ajustaron lentamente su
manera de pensar a la visión académica. 38 Gradualmente
otra visión se unió a las visiones que ya operaban en la

38
Por ejemplo, Jerry Gladson comparó su experiencia al entrar a
los estudios universitarios con la manera como los diez espías se sintieron
después de reconocer la tierra (Núm 13:32, 31). “Me sentí del mismo
modo cuando entré en la Universidad Vanderbilt para realizar estudios
superiores en Antiguo Testamento. Ésta era por cierto la ‘tierra de los
gigantes’, y yo no estaba seguro de que mi rústica teología fuera suficiente
para matar a los gigantescos intelectos que lo habitaban. Yo veía en cada
profesor un adversario formidable. A fin de sobrevivir, pensé, que debía
ser intelectualmente capaz para empalarlo sobre la lógica de mi posición
teológica. Puesto a que cada profesor era un declarado crítico histórico,
estaba tentado a transferir mi inseguridad en una actitud contraria hacia el
método histórico-crítico”. “Taming Historical Criticism: Adventist Biblical
Scholarship in the Land of the Giants”, Spectrum, April 1988, 19.

Theologika 28:1 (2013) 48-119


De la visión al sistema: terminando la tarea de la Teología Adventista 71

comunidad adventista. La competencia contra la visión


adventista sabatariana del santuario creció gradualmen-
te. Lo mismo hizo la iglesia al olvidarse de su visión sobre
la que debía permanecer.
En este nuevo contexto, los adventistas se involu-
craron en estudios de posgrado e investigaciones aca-
démicas, centradas en asuntos cronológicos, arqueoló-
gicos, históricos y exegéticos. Esta concentración movió
la reflexión teológica lejos de la naturaleza sistemática y
la dinámica del primer pensamiento adventista. De este
modo, el rol de la visión en la investigación académica se
tornó cada vez menos clara para las nuevas generacio-
nes de eruditos y creyentes adventistas. A medida que
la interconexión de pensamiento teológico iba siendo
descuidada, los creyentes adventistas empezaron a sentir
que las doctrinas de la iglesia eran afirmaciones desco-
nectadas separadas de la experiencia de la salvación y la
misión de la iglesia.39
Mientras tanto, la vida y la acción comunitaria fue-
ron absorbidas en la práctica y la misión de la iglesia, en
detrimento de la reflexión teológica y el progreso. El én-
fasis sobre el lado práctico de la experiencia de la iglesia
puso en marcha un proceso que, con el tiempo, produjo
una desconexión entre los pastores y profesores, la prác-
tica y la teología. La guía teológica que dirigía el rumbo
futuro del Adventismo fue mermando poco a poco y por
tanto minimizando la importancia de la visión y su rol en
la generación de pensamiento teológico. Como los asuntos
teológicos se tornaron progresivamente menos importan-

39
Ver, George R. Knight, “Twenty-seven Fundamentals in Search of a
Theology”, Ministry, February 2001, 5-7.

Theologika 28:1 (2013) 48-119


72 Fernando Canale

tes para los adventistas, la diversidad de visiones y los


sistemas teológicos que ellos generaron encontraron su
lugar en la iglesia. Dentro de este ambiente, se intensificó
el olvido de la doctrina del santuario y su rol como llave
hermenéutica de apertura para ver un sistema completo
de verdad en su conjunto armonioso e interconectado.

4. El cambio

Este olvido trascendental produjo por lo menos cua-


tro cambios paradigmáticos en algunos sectores de la diri-
gencia de la iglesia en América del Norte y Europa. Como
la comunidad olvidó el rol hermenéutico de la doctrina
del santuario, las nuevas generaciones de adventistas se
volvieron incapaces de ver por si mismos el sistema com-
pleto de la verdad descubierta por los pioneros. A falta de
eso, se produjo un cambio macro hermenéutico. Un nuevo
principio hermenéutico comenzó a operar y expandirse en
algunos sectores del adventismo que abrió todo un sistema
diferente de verdad que el descubierto por los pioneros.
El cambio en la visión hermenéutica y el entendimiento
teológico desató una reacción en cadena de cambios para-
digmáticos en el terreno (fuentes de teología), la práctica
del ministerio, y la auto-conciencia de la iglesia.
El estudio histórico que LeRoy Froom hizo de la
teología adventista revela la ambigüedad gestada en el
pensamiento adventista durante las décadas de los se-
senta y los setenta. Sobre el telón de fondo de Questions
on Doctrines,40 los adventistas hicieron la diferencia entre

40
Seventh-day Adventists Answer Questions on Doctrine (Washington:
Review and Herald, 1957), 21-25.

Theologika 28:1 (2013) 48-119


De la visión al sistema: terminando la tarea de la Teología Adventista 73

las llamadas “verdades eternas” y las “verdades distinti-


vas”. Las primeras incluían “el Evangelio eterno en esen-
cia y operación”,41 en tanto que las últimas incluían el sá-
bado, el santuario, el espíritu de profecía, la inmortalidad
condicional, nuevos aspectos de la profecía, y similares.42
Implícita o explícitamente, la convicción de que “prácti-
camente todas las creencias adventistas del séptimo día
son sostenidas por uno o más grupos cristianos”43 ha sido
ampliamente aceptado en todos los sectores del adven-
tismo. De acuerdo con esta idea, nosotros sostenemos
junto con la mayoría de las iglesias cristianas las “ver-
dades eternas” que incluyen los temas fundamentales de
la teología, incluyendo la vía de la salvación. Nosotros
diferimos con otros cristianos protestantes, de acuerdo
con Froom, en nuestros conceptos sobre la existencia de
un Santuario celestial, el Juicio investigador, el Espíritu
de profecía manifestado en el ministerio y los escritos
de E. G. White, y los tres ángeles de Apocalipsis 14 que
describe la proclamación del último mensaje al mundo
antes de la venida de Cristo.44 Obviamente, al santuario
bíblico los adventistas comenzaron a entenderlo como
una doctrina entre otras sin percibir explícitamente su rol
hermenéutico directriz.
En consecuencia, parece que hace casi cincuenta
años algunos sectores del liderazgo adventista comen-
zaron a pensar que había muy poca diferencia entre las
doctrinas adventistas y las evangélicas. Para algunos,

41
Movement of Destiny, 34, 35.
42
Ibíd., 181.
43
Questions on Doctrine, 21.
44
Ibíd., 24-25.

Theologika 28:1 (2013) 48-119


74 Fernando Canale

la iglesia adventista no era más la iglesia remanente en


el sentido de ser la única verdadera iglesia visible en la
tierra. Por el contrario, ellos veían al adventismo simple-
mente como otra denominación evangélica. El Santuario
y el Mensaje de los tres ángeles no eran más concebidos
como pilares sobre los cuales se fundaba todo un sistema
de verdad, sino como piezas del edificio evangélico de la
verdad. Este cambio en la convicción teológica del lide-
razgo pastoral puede ayudar a comprender los cambios
que ocurrieron en el adventismo durante la última mitad
del siglo veinte.
Cambiando la visión hermenéutica. ¿Era, todavía,
el Santuario experimentado como “abriendo todo un
sistema completo de teología”? El análisis de la historia
adventista de Froom expone algunas ambigüedades con
respecto tanto a la función hermenéutica de la visión
escatológica que dio nacimiento al adventismo como al
sistema teológico que produjo. Por un lado, el pensa-
miento de Froom muestra que el uso de la doctrina del
Santuario como visión hermenéutica experimentada por
E. G. White y los primeros pioneros adventistas, estaba
siendo reemplazada con la perspectiva soteriológica del
sistema protestante. A comienzos del adventismo—expli-
ca Froom— las doctrinas recién descubiertas todavía no
habían “encontrado su relación integral con Cristo. Con-
secuentemente ellas fueron sostenidas en gran medida
como doctrinas independientes, aunque relacionadas”.45
Esta evaluación muestra cómo el nuevo énfasis soterio-
lógico estaba comenzando a operar como visión herme-
néutica desde la cual el cuerpo total de doctrinas debía

45
Movement of Destiny, 181.

Theologika 28:1 (2013) 48-119


De la visión al sistema: terminando la tarea de la Teología Adventista 75

ser entendido. Por otro lado, Froom reconoció que sin la


doctrina del Santuario, “nosotros no tenemos un lugar
justificable en el mundo religioso, ninguna misión distin-
tiva denominacional y mensaje, ninguna excusa para fun-
cionar como entidad eclesiástica separada hoy en día”.46
Más aún, él también reconoció la función sistemática del
Santuario en el pensamiento de Elena de White. Citándo-
la, Froom afirma que la doctrina del Santuario “incluye y
constituye ‘un sistema completo de verdad’ (GC 423). Todas
las demás verdades esenciales están en realidad inclui-
das dentro de él —la ley moral, el sábado, el sacrificio
expiatorio, la mediación sumo-sacerdotal, el juicio, la
justificación y la santificación, la justificación por la fe, la
recompensa y castigo finales, el segundo advenimiento, y
la destrucción total de los perversos incorregibles”.47
Los escritos de Froom parecen indicar que a comien-
zos de la segunda mitad del siglo veinte, los adventistas
eran al menos ambiguos en lo que respecta a la visión
hermenéutica desde la cual construían su entendimiento
teológico y bíblico. En teoría, la doctrina escatológica del
santuario es mencionada todavía, aunque no como una vi-
sión, sino como la personificación del sistema en sí mismo.
En la práctica, sin embargo, los adventistas comenzaron a
utilizar el énfasis soteriológico como visión hermenéutica
desde la cual entendían la Escritura y construían su sistema
teológico. Consecuentemente, la visión hermenéutica del
Santuario del adventismo temprano estaba siendo rempla-
zada por la visión hermenéutica soteriológica del protes-
tantismo. Diez años después, Desmond Ford expresó este

46
Ibíd., 142.
47
Ibíd.

Theologika 28:1 (2013) 48-119


76 Fernando Canale

remplazo explícita y teóricamente, desencadenando un


cambio de época en la teología y hermenéutica adventista.
Desmond Ford, con su rechazo a la doctrina del
Santuario en forma articulada, erudita y carismática
atrajo la atención de la Iglesia.48 Su rechazo dio expresión
explícita al cambio hermenéutico implícito que estaba ya
ocurriendo en algunos sectores del adventismo. Él rem-
plazó el “pilar” fundamental sobre el cual se establece
la teología adventista con la visión soteriológica de la
teología protestante.49 Así, lo que el adventismo estaba
confrontando en 1980 en las reuniones de Glacier View
era no solamente un desafío exegético a la doctrina del
Santuario, sino esencialmente un cambio en los funda-
mentos hermenéuticos de su sistema teológico.50 Siendo

48
“Nunca olvide que el día de la Expiación del Antiguo Testamento
apuntaba al evento de Cristo, a la cruz del Calvario. Es un error insistir
en un barajo calendárico tratando de establecer el cumplimiento del Día
de la Expiación en el siglo diecinueve. El antiguo Día de la Expiación no
habla del siglo diecinueve. Señala a la cruz de Cristo. Ése es el final donde,
la expiación plena se realizó. El Calvario fue el único lugar de expiación
completa. Nosotros miramos solamente al Calvario, no a un evento o fecha
inventada por el hombre”. Desmond Ford, Right with God Right Now: How
God Saves People as Shown in the Bible’s Book of Romans (Newcastle: Desmond
Ford, 1998), 55.
49
De esta manera Ford cumplió la predicción de Elena de White
que los pilares del adventismo no solo serían desafiados sino también
cambiados. “En el futuro [predijo Elena de White] se levantará toda clase
de engaño, y deseamos terreno sólido para nuestros pies. Deseamos pilares
sólidos para el edificio. Ni un alfiler debe ser removido de lo que el Señor ha
establecido. El enemigo traerá teorías falsas, tales como la doctrina de que no
hay Santuario. Éste es uno de los puntos sobre los cuales habrá una apostasía
de la fe. ¿Dónde podremos hallar seguridad a menos que sea en las verdades
que el Señor ha estado dando durante los últimos cincuenta años? (Review
and Herald, May 25, 1905; Evangelism, 224).
50
“El centro del terremoto, sin embargo, es doctrinal —el evangelio
y el santuario. Que la justicia por la fe paulina es el término técnico para la

Theologika 28:1 (2013) 48-119


De la visión al sistema: terminando la tarea de la Teología Adventista 77

que Ford identificó la interpretación protestante de la


justificación por la fe originada por Lutero51 con las ense-
ñanzas de Pablo en Romanos, él percibió correctamente
su inconsistencia interna con la enseñanza adventista del
juicio investigador. Porque Ford estaba persuadido que
“siendo que a nosotros, como a todos los otros cristianos,
se nos ha confiado ‘el evangelio eterno’, es esencial que
nada, en nuestra presentación doctrinal debería competir
o chocar con ese evangelio”. Para evitar esa contradic-
ción, la doctrina del Santuario debía ser abandonada.52
En el análisis final, entonces, Ford se sintió obligado a
abandonar la doctrina del Santuario no solo porque creía
que la exégesis adventista se construye en base a supues-
tos “sumamente discutibles”,53 y por el impopular méto-
do historicista de interpretación profética54 sino porque

justificación sola, que la naturaleza humana de Cristo era espiritualmente


como la de Adán antes de la caída, que los creyentes tienen el veredicto del
juicio final en el momento que ellos creen y por el tiempo que ellos crean, y
que el juicio investigador no tiene base en la Escritura, ni la fecha de 1844—
estas revelaciones han dejado a muchos tambaleando y aturdidos, mientras
que en otros que están adorando en los mismos bancos ha tenido un impacto
contrario”. (Desmond and Gillian Ford, The Adventist Crisis of Spiritual
Identity [Newcastle: Desmond Ford, 1982], 4).
51
Ver, Right with God Right Now, 35-48.
52
Daniel 8:14, the Day of the Atonement and the Investigative Judgement
(Casselberry: Euangelion, 1980), i).
53
“Nuestra interpretación tradicional del Santuario de 1844 y el juicio
investigador... depende, no de plenas declaraciones didácticas de la Escritura,
sino sobre una prolongada serie de asunciones e inferencias —la mayoría de las
cuales son tremendamente debatibles” (The Adventist Crisis, 95).
“Hoy día, la erudición bíblica casi en su totalidad rechaza la
54

adopción del conjunto historicista de interpretación profética de lo


apocalíptico [sic]. Pero el énfasis especial y distintivo del adventismo, en
particular 1844, emergen [sic] de la aceptación cándida de las posiciones

Theologika 28:1 (2013) 48-119


78 Fernando Canale

entraba en conflicto con la visión soteriológica protestan-


te.55 Que Ford comprendió explícitamente y aplicó el en-
tendimiento protestante de la justificación por la fe como
visión hermenéutica que permite ver un sistema completo
de teología, se torna evidente a partir de su declaración de
que “cuando el evangelio de la gracia es entendido enton-
ces esa verdad coordina todas las demás verdades inclu-
yendo aquellos asuntos aparentemente esotéricos como la
profecía y la naturaleza humana de nuestro Señor”.56
Aun cuando el adventismo condenó oficialmente el
rechazo que Ford hizo de la doctrina del santuario y la
interpretación historicista de la profecía durante las reu-
niones de Glacier View en 1980, algunos todavía piensan
que sus opiniones representan un verdadero progreso
teológico. Este sector usa el “Evangelio” (la justificación
por la fe entendida al estilo de Lutero) como la “visión”
hermenéutica a través de la cual debe ser entendida la Bi-
blia y construido todo el sistema de teología. El resultado
de aplicar esta visión es una reinterpretación completa de
las doctrinas y prácticas adventistas.57

interpretativas que casi todos los otros investigadores rechazan” (The


Adventist Crisis, 82).
55
“Incluso para inferir que la obra expiatoria de Cristo en el Calvario no
fue completa sino que requirió de otra fase; para sugerir que los méritos de la
sangre del Salvador no llegaron al lugar Santísimo hasta 1844; para insinuar
que nuestro Señor por más de dieciocho siglos estuvo inmerso en un ministerio
que representó los privilegios limitados de la era previa a la cruz judía (Heb
9:6-9); para crear el temor de que la salvación eterna de uno descansa en alguna
extensión sobre la base de las obras en vez de solamente la fe, y que el asunto del
juicio depende en parte sobre la exigencia (en vez de la realidad) del crecimiento
cristiano —[sic] es poner en peligro el bendito evangelio” (Daniel 8:14, i).
56
The Adventist Crisis, 80.
57
El mejor ejemplo que yo conozca de la reinterpretación del

Theologika 28:1 (2013) 48-119


De la visión al sistema: terminando la tarea de la Teología Adventista 79

Los adventistas que usan esta nueva visión herme-


néutica para entender el sistema de pensamiento y doc-
trinas cristianas, están convencidos que el entendimiento
de los pioneros sobre el santuario estaba equivocado y
que la iglesia debe reconocer este error y rectificarlo para
las futuras generaciones. Un retorno al protestantismo
reemplaza el rechazo y crítica que los pioneros hicieron
del protestantismo.58 Los creyentes que piensan en este
sentido conforman el denominado adventismo evangé-
lico. Aunque ellos son adventistas de nombre y filiación,
en pensamiento y práctica pertenecen a la comunidad
protestante. El adventismo evangélico no es una comu-
nidad organizada, pero es un modo de pensamiento teo-
lógico dentro del adventismo, Los creyentes que siguen
este modo de pensar generalmente creen que representan
el “verdadero” pensamiento adventista al cual la iglesia
debería eventualmente volver. Probablemente, la mayo-
ría de los creyentes que piensan de acuerdo con esos pos-
tulados nunca entendieron la doctrina del santuario ni la
usaron como una llave hermenéutica para comprender
el sistema completo de la verdad bíblica. El denominado

adventismo cuando los pilares del primer adventismo son remplazados


por la interpretación protestante del evangelio es el libro de Steve Daily,
Adventism for a New Generation (Portland: Better Living, 1993). Que Daily no
entiende el cristianismo a partir de la visión del santuario de los primeros
adventistas se torna claro cuando, después de citar en su totalidad la
vigésimo tercera creencia fundamental que describe la enseñanza adventista
oficial sobre el Santuario, él afirma, “si usted le encuentra algún sentido a
esto, felicitaciones. La doctrina del santuario, con su énfasis en un juicio
investigador, ha sido desafiada y cuestionada más que ninguna otra creencia
adventista a lo largo de la historia de la iglesia. Por lo general, ha tenido poco
significado o relevancia práctica —a no ser en un sentido imaginario” (160).
58
Los primeros adventistas identificaron su experiencia de “salida”
del protestantismo con el mensaje del segundo ángel.

Theologika 28:1 (2013) 48-119


80 Fernando Canale

“adventismo evangélico” conduce bien a una reinterpre-


tación radical de la doctrina como a abandonar el adven-
tismo.59
Sin embargo, un problema con el ignorar, rechazar, o
remplazar la doctrina del santuario es que, tal como Froom
menciona, sin la doctrina del Santuario, el adventismo
“no tiene ningún lugar justificado en el mundo religioso,
ningún mensaje ni misión distintiva denominacional, nin-
guna excusa para funcionar ahora como una entidad ecle-
siástica separada”.60 Sin el rol hermenéutico de la doctrina
del Santuario, las únicas razones que quedan para explicar
el adventismo al mundo son culturales. No es de sorpren-
derse entonces que algunos propongan que el adventismo
debería unirse al movimiento ecuménico; otros dejan la
iglesia para unirse a denominaciones protestantes.
Cambio de terreno. El olvido de la revolución teo-
lógica que dio origen a la teología adventista se extendió
pronto más allá de la visión hermenéutica del santuario
al principio de la sola Scriptura a partir de la cual surgió.
Hacia fines del siglo veinte, un sector de la comunidad
teológica adventista abandonó el principio de sola Scrip-
tura sobre el cual construyeron los primeros adventistas
su sistema teológico, remplazándolo por el enfoque de las
múltiples fuentes sobre el cual los teólogos católicos y pro-
testantes construyeron sus conceptos teológicos.61 De esta

59
Por ejemplo, la revista Proclamatión editada por Dale Ratzlaff da
expresión a la experiencia de ex–adventistas que jamás usaron la doctrina
del Santuario como una visión que abre la visión al sistema completo de
la verdad coherente y harmoniosa. Implícitamente, ellos entienden el
cristianismo desde la perspectiva teológica de los evangélicos.
60
Movement of Destiny, 542.
61
Para una introducción a la pluralidad de fuentes teológicas en la

Theologika 28:1 (2013) 48-119


De la visión al sistema: terminando la tarea de la Teología Adventista 81

manera, algunos pensadores adventistas ya no entienden


más al cristianismo y al mundo a partir de la Escritura.
En vez de eso, ellos intentan comprender la Escritura de
acuerdo con la ciencia y cultura contemporánea.62

teología protestante, ver, por ejemplo, Donald D. Thorsen, The Wesleyan


Quadrilateral: Scripture, Tradition, Reason & Experience as a Model of Evangelical
Theology (Grand Rapids: Zondervan, 1990).
62
Este cambio paradigmático en la hermenéutica adventista aparece
claramente en un artículo reciente sobre la interpretación de Génesis 1. En
la introducción, el autor establece su enfoque hermenéutico: “Nuestra
pregunta central es ésta: a la luz de lo que nosotros entendemos científica y
teológicamente en el siglo veintiuno, ¿cómo interpretaremos Génesis 1? (Fritz
Guy, “Interpreting Genesis 1 in the Twenty-first Century,” Spectrum 31:2 [2003]
5). Así, Guy entiende la Escritura a la luz de la ciencia y no al revés. Que este
enfoque es todo lo contrario de la hermenéutica adventista puede apreciarse
cuando aprendemos lo que Elena de White entiende por ciencia a la luz de la
Escritura. “La Biblia no es para ser probada por la idea de hombres de ciencia,
sino la ciencia debe ser traída para ser probada por esta norma infalible.
Cuando la Biblia hace declaraciones de hechos en la naturaleza, la ciencia
puede ser comparada con la Palabra escrita, y un correcto entendimiento de
ambas siempre mostrará que ellas están en armonía. Una no contradice a la
otra. Toda verdad, sea en la naturaleza o la revelación, concuerda” (Selected
Messages [Washington: Review and Herald, 1980]. 3:307claridad-308). Cuando
Elena de White dice que “toda la verdad concuerda” (toda la verdad es
la verdad de Dios), ella no nos está invitando a lograr tal concordancia
acomodando la Escritura a la ciencia. Por el contrario, ella nos invita a
evaluar e incluso rechazar las teorías científicas cuando ellas no concuerdan
con las enseñanzas bíblicas. “Deducciones sacadas erróneamente de hechos
observados en la naturaleza, han hecho suponer que existe un conflicto entre
la ciencia y la revelación, y, en los esfuerzos hechos para restaurar la armonía,
se han adoptado interpretaciones de las Escrituras que minan y destruyan
la fuerza de la Palabra de Dios. Se ha creído que la geología contradice la
interpretación literal del registro mosaico de la creación. Se pretende que se
requirieron millones de años para que la tierra evolucionara del caos, y a fin
de acomodar la Biblia a esta supuesta revelación de la ciencia, se supone que
los días de la creación han sido vastos, indefinidos períodos que abarcan miles
o hasta millones de años. Semejante conclusión es enteramente innecesaria.
El registro bíblico está en armonía consigo mismo y con la enseñanza de la
naturaleza” (Education [Mountain View: Pacific Press, 1953], 128-129).

Theologika 28:1 (2013) 48-119


82 Fernando Canale

Tal vez el escritor que formuló este cambio con una


mayor claridad y erudición sea Fritz Guy.63 Para él, la
teología no es más la investigación de la verdad divina
revelada en la Escritura, como lo es para la mayoría de
los adventistas incluso ahora, sino más bien el intento
de entender nuestra experiencia religiosa tal como está
expresada en nuestras creencias.64 Al hacer esto, él sitúa
su comprensión del adventismo dentro de la tradición
teológica moderna tal como está expresada en la es-
cuela del pensamiento teológico de la historia de las
religiones.65 Esto indica no solamente un abandono del
principio de sola Scriptura en favor del paradigma de

63
Para una introducción y una evaluación del pensamiento de Guy
en su libro Thinking Theologicaly, ver Norman Gulley, Systematic Theology:
Prolegomena (Berrien Springs: Andrews UP, 2003), 110-116.
64
Guy, al comienzo de su libro, cándidamente concuerda con la
definición de teología del teólogo modernista Langdon Gilkey al decir, “la
interpretación de la fe —es decir, pensar acerca del significado de la fe— la
teología es la actividad de pensar tan cuidadosa, sistemática, y creativamente
como sea posible acerca del contenido, fundamento e implicaciones de la
vida religiosa de uno, incluyendo la experiencia (o ‘espiritualidad’ y práctica
así como la creencia” (Thinking Theologically: Adventist Christianity and the
Interpretation of Faith [Berrien Springs:Andrews UP, 1999], 4).çç
65
Guy adopta esta definición de teología de Langdon Gilkey (4,
n. 4). Aquí tenemos un ejemplo de cómo muchos teólogos adventistas
derivan sus supuestos teológicos básicos de otros teólogos, descuidando
el trabajo necesario de deconstrucción teológica. Para una introducción
a la noción de Religionsgeschichte ver Ernst Troeltsch, Religion in History
(Minneapolis: Foretress, 1991). Teólogos notables que utilizan el enfoque
teológico sistemático siguiendo esta perspectiva son, por ejemplo, Friedrich
Schleiermacher, The Christian Faith, trad. H. R. Mackintosh y J. S. Steward,
trad. Es. De la 2da. Ed. alemana (1830) (Edinburg: T. & T. Clarl, 1928); The
Christian Faith, trad., E. Paul Garret (Minneapolis: Fortress Press, 1991);
Wolfhart Pannenberg, Systemaic Theology, trad. Geoffrey Bromiley, 3 vols.,
(Grand Rapids: Eerdmans, 1991), vol. 1.

Theologika 28:1 (2013) 48-119


De la visión al sistema: terminando la tarea de la Teología Adventista 83

las múltiples fuentes de teología,66 sino también una


reinterpretación radical del origen y la naturaleza de
la Escritura.67 El concepto moderno de que la Escritura
conserva las convicciones religiosas originadas huma-
namente reemplaza a la perspectiva adventista que ve a
la Escritura como revelada directamente de la mente y
las acciones de Dios en la historia por medio conceptos
y palabras.68 La propuesta de las fuentes múltiples con-

66
“Estrictamente hablando, el lema de la Reforma de sola Scriptura,
‘solo con la Escritura’, interpretado popularmente como ‘la Biblia y
solamente la Biblia’, ha sido siempre una exageración polémica... Histórica y
experimentalmente, un lema más preciso es, ‘prima Scritura’(primeramente
por la escritura). Tal vez mucho mejor sería una afirmación de algo parecido
al ‘quadrilatero wesleyano’, consistente de la Escritura, la tradición, la razón y
la experiencia” (Thinking Theologically, 137). Ver también Richard Rice, Reason
and the Contours of Faith (Riverside: La Sierra UP, 1991), 88-98; y Woodrow W.
Whidden, “Sola Scriptura, Inerrantist Fundamentalism and the Quadrilateral: Is
‘No Creed but the Bible’ a Workable Solution”, AUSS 35:2 (1997): 211-226
67
“Debido a las diferencia ontológicas entre nuestra realidad y la de Dios
—es decir, entre la finitud y la infinidad—nuestro lenguaje no puede ser aplicado
directamente a Dios”(Thinking Theologically, 187). Como la Escritura pertenece al
lenguaje humano, no podemos encontrar en ella revelación divina. La diferencia
ontológica, como es entendida por Guy (él no expande semejante asunto
fundacional en su libro), lo prohíbe. Por supuesto, si la diferencia ontológica
pudiera ser, interpretada de un modo diferente, entonces la revelación divina
podría ser también interpretada de un modo diferente. Esta convicción surge
de la aceptación implícita de la empírica limitación kantiana del conocimiento
de las cosas y eventos que ocurren en el espacio y el tiempo. Siendo que Dios, el
infinito, no actúa en el tiempo como lo hacen los seres finitos, los humanos no
pueden conocer a Dios directamente, ni Dios puede hablar directamente a los
humanos en espacio y tiempo.
68
“Una interpretación adecuada de la fe [explica Guy] debe exhibir,
entre otras cosas, el contenido cognitivo de la fe, debe mostrar las relaciones
de la fe con lo que se cree que es cierto acerca del mundo y la existencia
humana. Aparte de estas relaciones, la fe es literalmente ‘sin sentido’, sin embargo
tranquila, llena de júbilo, virtuosa o valiosa de modo que pueda hacer que
una persona lo sienta.

Theologika 28:1 (2013) 48-119


84 Fernando Canale

dujo a los teólogos modernos a creer que los escritores


bíblicos usaron la cultura y las ideas de sus días para
transmitir sus encuentros personales no cognoscitivos
con Dios. De acuerdo con esta perspectiva, los conteni-
dos de la Escritura son simplemente la respuesta de la
“fe” humana a los encuentros divinos con Dios.69 Así,
la Escritura es tradición humana, no revelación divina.
Es solamente por fe que somos capaces de experimen-
tar el evento de la revelación divina que permanece
detrás y más allá de las palabras y enseñanzas bíblicas.
La teología es entendida como tradición cristiana en
vez de revelación bíblica.70
Aun cuando el abandono del principio de sola Scrip-
tura es más divisivo que los conceptos de Ford sobre la
doctrina del santuario, la iglesia adventista aún no ha
abordado oficialmente este cambio y sus implicaciones
teológicas tal como se indica en la metodología teológica
de Guy.71 Sin embargo, un número creciente de intelec-

69
Ver, por ejemplo, Herold Weis, “Revelation and the Bible: Beyond
Verbal Inspiration”, Spectrum 7:3 (1975) 49-54; y Edward W. H. Vick, Spealing
Well of God (Nashville: Southern, 1979) 21-22.
70
La concepción de Karl Barth de que la Escritura no es revelación
sino que da testimonio acerca de ella, en particular, acerca de Jesucristo.
Para un análisis y crítica del Modelo de Revelación moderna de Revelación-
Inspiración en general, y, en particular la concepción de Karl Barth, vea mi
Back to Rvelation-Inspiration: Seaching for the Cognitive Foundations of Christian
Theology in a Postmodern World (Lanham: UP of America, 2001).
71
Desafortunadamente, Guy no desarrolla su concepción de
revelación e inspiración de la Escritura, dejando a sus lectores la tarea de
adivinar a partir de las pistas dispersas lo que puedan encontrar sobre las
cuestiones relacionadas o con lo que pasa a través de sus declaraciones
en su Thinking Theologically [Pensando Teológicamente]. Por ejemplo, él
declara que “teológicamente, los escritos canónicos del Nuevo Testamento
constituyen el testimonio primario de la revelación de Dios en la persona de

Theologika 28:1 (2013) 48-119


De la visión al sistema: terminando la tarea de la Teología Adventista 85

tuales adventistas están construyendo sus concepcio-


nes teológicas con estas premisas. Algunos de los que
pertenecen a esta manera de pensar se autodenominan
“adventistas progresivos”.72 Para este grupo de adventis-
tas, “progreso” significa adaptar la “fe” adventista (las
doctrinas que ellos recibieron vía tradición adventista) y
las enseñanzas bíblicas a la ciencia moderna y la cultu-
ra contemporánea.73 Durante la segunda mitad del siglo
veinte, esta suerte de aggiornamento (adaptación) adven-
tista emergió en el ámbito y entorno de las grandes ins-
tituciones de la iglesia con una elevada concentración de
creyentes educados universitariamente.
Para muchos adventistas que enfrentan pregun-
tas para las cuales no tienen respuestas, el ajuste de sus
creencias a la cultura moderna parece ser la única ma-
nera de mantener la honestidad intelectual y la sanidad
espiritual. Preguntas concernientes al significado y en-
tendimiento del sistema de creencias adventistas pronto
son remplazadas por preguntas sobre la interpretación

Jesús el Mesías, y para pensar teológicamente cómo un cristiano reconoce la


primacía de esos escritos” (Thinking Theologically, 126).
72
En realidad tanto este sector como el sector del "adventismo
evangélico" no son "progresivos" sino "regresivos" por cuanto no progresan
a la luz de la totalidad de la revelación bíblica sino que regresan a las
enseñanzas de la tradiciones eclesiásticas basadas en la pluralidad de
fuentes teológicas.
73
Ver Ervin Taylor, “Progressive Adventism: A Nonfundamentalist
Vision”, Adventist Today, One line edition, September-October 2001.
Steve Daily informa que “hay un ‘espíritu de impotencia’ con el que
muchos adventistas están luchando, que desean ver cambio en la iglesia.
Y cambio en la dirección en la cual nuestra cultura se está moviendo en
general ahora, pero a su vez se sienten impotentes para hacer algo en
ese sentido” (Adventism for a New Generation, 3ra. Ed. [Portland: Better
Living, 1994], xvi).

Theologika 28:1 (2013) 48-119


86 Fernando Canale

bíblica. Debido a su historia, el adventismo estuvo me-


jor preparado para responder a las cuestiones de la in-
terpretación bíblica. Así el crecimiento y desarrollo del
adventismo creó una necesidad que la iglesia no la en-
frentó mientras crecía. Individualmente, los creyentes
adventistas buscaron responder a las preguntas lo mejor
que pudieron.
Generalmente, estos adventistas integraron concep-
tos teológicos, científicos, y pastorales que se ajustaban a
su entendimiento de la Escritura con el sistema de creen-
cias prestadas de otras denominaciones. A medida que
surgieron nuevas preguntas, algunos profesores influyen-
tes, pastores y administradores integraron ideas seculares
y teológicas que ellos pensaron que armonizaban con la
Escritura. Desafortunadamente, muchas de ellas eran
incompatibles con la Biblia. Luego, al surgir nuevas ge-
neraciones de creyentes adventistas, estas ideas resientes
fueron aceptadas dentro de la viña adventista, y ellos ló-
gicamente las experimentaron como enseñanzas bíblicas.
Las inconsistencias aparentes fueron ajustadas mediante
la adaptación progresiva del pensamiento bíblico a nuevos
desarrollos en la cultura religiosa y secular.74 Con el tiem-
po, este proceso dio forma al entendimiento teológico y
la práctica del adventismo cultural/regresivo, que obvia-
mente se desarrolló en direcciones muy diferentes de las
creencias bíblicamente fundamentadas de su iglesia.
El que los adventistas regresivos piensen seriamen-
te cambiar radicalmente el adventismo se torna eviden-

74
La búsqueda por significado requiere que los sistemas de creencia
sean consistentes y coherentes. Todas las creencias y enseñanzas deberían
ser consistentes entre sí y coherentes con las realidades a las cuales ellas se
refiere.

Theologika 28:1 (2013) 48-119


De la visión al sistema: terminando la tarea de la Teología Adventista 87

te cuando uno se entera de sus conceptos acerca de los


orígenes del universo. Su plena certeza de que nosotros
debiéramos construir nuestras creencias sobre un múlti-
plex de fuentes los lleva a la convicción ineludible de que
la ciencia, no la Escritura, dice la verdad sobre la historia
de la vida en la tierra. Así, rechazar la “verdad” científica
equivale, para ellos, a rechazar “la verdad presente”.75 En
vista de la creciente evidencia científica—ellos afirman—
los adventistas ya no pueden creer en forma inteligente
y honesta en una creación histórica literal de seis días.
Para acomodar las edades largas de la ciencia,76 ellos leen
el registro del Génesis “teológicamente”.77 Según esta
postura, la evolución y la creación no son contradictorias
porque la creación no habla acerca del proceso histórico
mediante el cual se originó la vida, sino acerca de la de-
pendencia de las criaturas en una “realidad última”.78 En

75
“Me temo que si los líderes de la iglesia insisten en adoptar una
interpretación bíblica fundamentalista, literal en este asunto [los largos
períodos de vida sobre esta tierra], ellos demostrarán que están volviendo
sus espaldas a la ‘verdad presente’”, (Ervin Taylor, “Before Adam”, Adventist
Today, November-December 1994, 21).
76
“Existe una evidencia abrumadora, reunida durante los dos
últimos siglos en un amplio espectro de las disciplinas científicas,
mostrando que el marco de tiempo para el registro fósil debería ser
medido en cientos de millones de años. Dentro del último siglo, evidencia
impresionante ha sido también reunida sugiriendo que el marco del
tiempo para los fósiles parecidos a los humanos (homínidos) —y los
artefactos que ellos fabricaron— se extienden cientos de miles e incluso
varios millones de años atrás” (íbid., 20).
77
Fritz Guy, “Interpreting Genesis One”, 5-16.
Así, Fritz Guy nos invita a considerar Génesis 1 “como una
78

expresión fundamental —es decir fundacional— de la relación de Dios,


la humanidad y el mundo”. Inmediatamente él extiende su pensamiento
citando la definición teológica de la creación de Jürgen Moltmann:

Theologika 28:1 (2013) 48-119


88 Fernando Canale

tanto que la teoría evolucionista nos ilumina acerca de la


historia de la vida en esta tierra, la Escritura nos ilumina
acerca del área “espiritual” y “metafísico” de la realidad
y no de su lado físico.79
Acomodar la narración del Génesis a la teoría evolu-
cionista requiere también un cambio en la interpretación
tradicional adventista de la revelación-inspiración de la
Biblia. ¿De qué otra manera podríamos explicar por qué
Dios inspiró un texto describiendo un proceso creativo
histórico de seis días mientras todo el tiempo estaba tra-
tando de comunicar una verdad espiritual no histórica.
Si la verdad de la creación fue espiritual, por qué Dios no
inspiró a los profetas para decirlo claramente? Si los teó-
logos pueden explicar claramente el así llamado signifi-
cado espiritual de la creación, ¿por qué Dios fue incapaz,
en primer lugar, de hacerlo claro a los escritores bíblicos?
¿Por qué Dios decidió no usar la historia evolucionista
para comunicar la verdad teológica?
Para responder estas y otras preguntas relaciona-
das, algunos adventistas regresivos usan una interpreta-
ción peculiar, idiosincrática de la revelación-inspiración
de la Biblia conocida comunmente como “inspiración del
pensamiento”. Según esta idea, Dios inspiró pensamien-

“Creación es el término que describe el milagro de la existencia en


general” (God in Creation: A New Theology of Creation and the Spirit of God
[San Francisco: Harper, 1985], 196, en Fritz Guy, “Interpreting Genesis
One”, 11).
79
Tras argumentar eso “tomado literalmente”, las dos explicaciones de
la creación [Génesis 1 y 2] “son incompatibles”, Fritz Guy afirma que tomadas
teológicamente, “no hay ningún conflicto, porque las dos explicaciones de
la creación ‘ofrecen verdades espirituales complementarias’” (“Interpreting
Genesis One”, 12).

Theologika 28:1 (2013) 48-119


De la visión al sistema: terminando la tarea de la Teología Adventista 89

tos pero no palabras”.80 Desde este punto de vista, los


“errores” bíblicos como el de los seis días del registro de
la creación pueden ser explicados como originados en las
palabras de los escritores, no en las ideas de Dios.81 Crean-
do una brecha entre el pensamiento y las palabras, ellos
intentan hacer espacio para una interpretación teológica
de las ideas que Dios reveló al profeta.82 Un problema con
esta perspectiva es que en la comunicación humana no
podemos separar las palabras del pensamiento. Sin pa-
labras, no tenemos acceso al pensamiento de los demás.
Así, la interpretación teológica es incapaz de hacer lo que
se supone que debe hacer, es decir, alcanzar el mensa-
je divino que está más allá y fuera del texto. Cuando el
modelo moderno de revelación-inspiración —según el

80
Raymond F. Cotrell explica la premisa básica de la inspiración del
pensamiento de la siguiente manera. En la Escritura “el mensaje mismo es
de origen divino, y la formas del lenguaje y el pensamiento en los cuales es
expresado refleja las características personales y el trasfondo de los escritores
respectivos” (“Inspiration and Authority in Relation to Phenomena of
Natural World”, en James L. Hayward, ed., Creation Reconsidered: Scientific,
Biblical and Theological Perspectives [Roseville: Association of Adventist
Forums, 2000], 195).
81
Las consecuencias hermenéuticas de la “inspiración del pensamiento”
para la interpretación de Génesis 1 son claras. “Puesto que el mensaje de
Dios revelado en la Biblia es inspirado y la forma en que llega a nosotros es
humano, es razonable concluir que el mensaje en sí es inviolable pero que
la forma puede reflejar una perspectiva humana incompleta e imperfecta”,
(ibíd., 5).
82
El problema a ser considerado aquí [la interpretación de la historia
de la creación del Génesis] no son inherentes con el mensaje inspirado,
correctamente entendido; ellos pueden surgir de la forma no inspirada o
de nuestra compresión incorrecta ya sea el mensaje o la forma. Es también
razonable concluir que se necesitan criterios objetivos con los cuales se
distinga entre el mensaje y la forma no inspirada en el cual viene a nosotros”.
Los criterios objetivos, por supuesto, son provistos por teorías científicas
humanas (ibíd., 5-6).

Theologika 28:1 (2013) 48-119


90 Fernando Canale

cual la imaginación humana y no la inspiración divina es


responsable por los contenidos del registro de la creación
del Génesis— es adoptado, este problema desaparece. No
hay necesidad de explicar aquí cómo el modelo moderno
y su noción de revelación-inspiración destruyen por sí
solas todo el edificio de las enseñanzas cristianas bíblicas.
Estos cambios paradigmáticos en el entendimiento
de las fuentes teológicas, la doctrina de la revelación-
inspiración, y la historia de la vida humana tienen un
impacto hermenéutico abarcante sobre la tarea de hacer
teología adventista. Si es aceptado por la iglesia, estos
cambios requieren necesariamente una reinterpretación
masiva de la teología adventista y la vida en la imagen de
las teologías protestante y católico-romana. Sin embargo,
los adventistas regresistas parecen ignorar la función her-
menéutica y sistemática que la doctrina de la evolución
juega en el pensamiento contemporáneo. Ellos parecen
aceptar el tiempo profundo y la idea evolucionista que
viene con ella como explicación de la columna fósil y el
origen de la vida sobre la tierra, olvidando que cuando
aceptada, estas ideas necesariamente se tornan en una
visión que permite vislumbrar un sistema alternativo de
verdad.83 El cambio en la concepción del terreno sobre el
cual se basa la teología adventista del principio de sola
Scriptura al de la matriz teológica de las fuentes múlti-
ples, entonces, requiere necesariamente el cambio de la
visión hermenéutica. En otras palabras, el cambio de te-
rreno requiere el remplazo de la doctrina del santuario y

83
Para una ilustración del rol hermenéutico de la evolución en la filosofía
y teología, ver, por ejemplo, Alfred North Whitehead, Process and Reality: An
Esaay in Cosmology, Gifford lectures, 1927-28 (New York: Mcmillan, 1960); y Pierre
Teilhard de Chardin, The Phenomenon of Man (New York: Harper & Row, 1939).

Theologika 28:1 (2013) 48-119


De la visión al sistema: terminando la tarea de la Teología Adventista 91

los otros así llamados “pilares” como principios macro


hermenéuticos de la teología adventista.84
Siendo que la concepción teológica tanto de los ad-
ventistas regresivos y de los adventistas bíblicos surge de
profundas convicciones intelectuales y religiosas, es poco
probable que una reflexión adicional pueda integrarlos
en un sistema teológico armonioso. Aparentemente, los
adventistas regresivos piensan que la incompatibilidad
clara que existe entre su manera de pensar y el adventis-
mo bíblico no pone en peligro el futuro de la iglesia. En
cambio, ellos piensan que su contribución es indispen-
sable para la supervivencia misma del adventismo en la
sociedad contemporánea. Así, ellos están comprometidos
en redimir al adventismo de sus humildes comienzos in-
telectuales y los errores cometidos en el siglo diecinueve.
Además, pareciera que creen que su rechazo al
principio de la sola Scriptura y los cambios hermenéuticos
a los que dan rienda suelta no ponen en peligro la unidad
de la iglesia. De acuerdo con ellos, lo verdaderamente
importante es la comunidad, el pensamiento teológico es
secundario.85 Según este modo de pensar, las divisiones
teológicas no debieran amenazar la unidad de la iglesia
porque la unidad no depende del entendimiento teológi-
co sino de la obra sobrenatural del Espíritu Santo que obra
generando el amor comunitario. Su razonamiento es que
puesto que el amor es totalmente inclusivo debería ser
suficiente para construir la unidad de todos los creyentes

84
La noción de la no inmortalidad del alma es una excepción, al pasar
la prueba científica.
85
Richard Rice, Believing, Behaving, Belonging; Finding New Love for the
Church (Roseville: Association of Adventists Forum, 2002), 110, 208.

Theologika 28:1 (2013) 48-119


92 Fernando Canale

adventistas —no importa cuán incompatibles puedan ser


sus puntos de vista teológicos. En base a esto, hay poca
motivación para examinar, evaluar, o rechazar conceptos
teológicos divergentes a la luz del pensamiento bíblico,
Por otro lado, millones de creyentes adventistas alrede-
dor del mundo se sorprenden al ver cómo sus hermanos
y hermanas que se autodenominan “progresivos” son
capaces de aceptar enseñanzas que contradicen no solo
el terreno bíblico y los principios macro hermenéuticos
sobre los cuales se yergue el adventismo, sino también la
lógica interior del pensamiento bíblico.86
El cambio de sola Scriptura al múltiplex de fuentes
teológicas del cual el pensamiento del adventismo regre-
sivo procede requiere una completa reformulación de la
teología y práctica adventista. De aceptarla, este cambio
acelerará e intensificará las profundas divisiones en la
comunidad adventista alrededor del mundo. Además,
se acomoda a los frecuentes cambios en las corrientes fi-

86
Clifford Goldstein entiende la incompatibilidad total entre la
evolución y la teología adventista cuando escribe que “lo que me pasma a
mí no es tanto que la gente pueda creer en la evolución (después de todo,
yo lo hacía), sino que todavía ésos quieran ser Adventistas del Séptimo Día.
Yo puedo respetar a alguno que, creyendo en la teoría evolucionista, rechace
totalmente a la Iglesia Adventista. Pero no respeto a aquellos que piensan que
puedan fusionar los dos” (“Seventh-day Darwinians”, Adventist Review (Online
edition, July 24, 2003). Respondiendo a aquellos que no ven la incompatibilidad,
Goldstein explica, “si la evolución es cierta, entonces la historia de Adán y Eva se
convierte en nula y vacía. Si eso es nulo y vacío, ¿qué ocurre con la caída? Sin la
caída, la cruz se convierte en un gesto vacío, que destruye todos los terrenos para
la Segunda Venida. Por tanto, parece imposible reconciliar al adventismo con la
evolución. Alguien puede ser uno (un adventista) o el otro (un evolucionista),
pero no ambos. Todo lo cual viene al punto real de mi artículo: considerando
que la evolución y el adventismo no pueden ser reconciliados, ¿deberíamos
de estar pagando a gente que se para en nuestras aulas o púlpitos y promueve
evolución?” Adventist Review (Online edition, July 25, 2003).

Theologika 28:1 (2013) 48-119


De la visión al sistema: terminando la tarea de la Teología Adventista 93

losóficas, científicas, culturales y de la industria de entre-


tenimiento que sumergen al adventismo en un torbellino
inacabable de asimilación conforme a los patrones de este
mundo, contradiciendo de esa manera, explícitamente el
mandato de Pablo que recomienda que no nos asimilemos
al mundo (Romanos 12:2).
Cambio en la autoconciencia de la Iglesia: El pas-
tor Jan Paulsen, ex presidente de la Asociación General
de los Adventistas del 7º Día parecía percibir un cambio
en la autoconciencia de la iglesia. Él veía a muchos ad-
ventistas perdiendo su sentido de identidad.

Hay muchas cosas que tenemos en común y que


podemos hacer en común con los cristianos de
otras iglesias, pero nosotros somos cristianos de
una identidad muy específica. Esa identidad es
reflejada en las enseñanzas, en lo que valoramos,
y en nuestra calidad de vida. Me pregunto: ¿Nos
hemos vuelto o nos estamos volviendo más re-
conocibles como “cristianos” en vez de ser cris-
tianos adventistas del séptimo día? Y ¿es posible
que esto sea algo que queremos que suceda y por
lo tanto, estamos deliberadamente tratando de
proyectarnos a su manera? En la medida en que
esto sea así, ¿qué es lo que nos ha traído a este
punto? ¿Es una consecuencia de un “acoso teoló-
gico”? ¿Es una consecuencia de un complejo de
inferioridad? ¿Es una consecuencia de sólo querer
mezclarse mejor?87

87
“The Theological Landscape”, Supplement to the Adventist Review,
June 13, 2002, 3-8.

Theologika 28:1 (2013) 48-119


94 Fernando Canale

Pareciera que los cambios paradigmáticos en la


visión hermenéutica y las fuentes teológicas que han
ocurrido en algunos sectores del adventismo han in-
fluenciado no solamente en nuestra interpretación
bíblica y el entendimiento doctrinal, sino también en
nuestra auto-comprensión comunal. Después de todo,
la manera como pensamos determina lo que somos
(Prov 23:7) y lo que hacemos.
La visión hermenéutica del Santuario y el sistema
de teología que permitió vislumbrar a los adventistas
pioneros, los condujo a dejar sus iglesias y formar una
nueva. La noción de ser el remanente escatológico visible
representando a Cristo en el tiempo del fin, proporcionó
unidad, identidad, y un sentido de misión al adventismo
temprano.88 Los adventistas bíblicos continúan sintiendo
la misma unidad, una identidad que los impele en una
misión incansable y un crecimiento explosivo alrede-
dor del mundo. A medida que los sectores evangélicos
y regresivos en el adventismo cambiaron sus visiones
hermenéuticas y las fuentes de teología, a partir de las
cuales trataron de entender la teología y experiencia
adventista, su conciencia de sí mismos como miembros
de la comunidad empezó a cambiar. El sistema de teolo-
gía bíblica del adventismo temprano se tornó cada vez
más problemático para ellos. Lejos de ser críticos de la
tradición cristiana y su metodología teológica, ellos las

88
Al comentar sobre el primer adventismo (1844-1885) George
Knight recalca que “la colocación de su teología en el marco del último
gran conflicto entre el bien y el mal se establece en el corazón del libro de
Apocalipsis le dio una urgencia que finalmente puso a los Sabatarianos
en una misión cada vez mayor de amonestación al mundo” (A Search for
Identity, 86).

Theologika 28:1 (2013) 48-119


De la visión al sistema: terminando la tarea de la Teología Adventista 95

usaban como la perspectiva para entender la Escritura,89


las doctrinas, la experiencia, y la misión de la iglesia.90
Ellos rechazan la noción del remanente considerándola
arrogante y no bíblica. Además, piensan que son parte de
una comunidad cristiana evangélica más amplia, incluso
de una “ecumenicidad espiritual” que supera “el pecado
de la fragmentación y divisionismo” entre las denomina-
ciones cristianas.91
En este contexto, surge la pregunta: ¿Qué significa
ser un adventista en vez de ser un cristiano evangélico?
¿Tiene la Iglesia Adventista alguna razón para existir
como una denominación separada? Consideremos una
respuesta que el adventismo regresivo da a esta pregun-
ta. Después de describir los cambios teológicos en la his-
toria del adventismo, Fritz Guy se pregunta si nosotros
podemos todavía hablar de una “auténtica” cristiandad
adventista. “Si nosotros no podemos más leer la Escri-
tura de la manera como los adventistas la leían inicial-

Ver, por ejemplo, Jerry Gladson, “Taming Historical Criticism”, 19-34.


89

Por ejemplo, Guy piensa que “la teología adventista no es única


90

metodológicamente entre las teologías cristianas. Es, para estar seguros,


protestante antes que católica, y es generalmente más ‘conservadora’
que ‘liberal’ (como estos términos son comúnmente usados). Pero no
tiene su manera propia y separada de pensar teológicamente. Si así
fuera, tendríamos que persuadir a otros cristianos a aceptar nuestro
método teológico antes de que ellos pudieran encontrar nuestro
pensamiento teológico lo suficientemente inteligible para garantizar
una atención cuidadosa” (Thinking Theologically, viii-ix). Él define
también la experiencia, práctica, y creencia adventista en continuidad
con la Cristiandad general. “Ser adventista es ser, y primero y sobre
todo cristiano; y lo que es más importante en la experiencia, práctica, y
creencia adventista no es lo que nos diferencia de otros cristianos, sino lo
que nos une a ellos” (ibíd.., ix).
91
Steve Daily, Adventism for a New Generation, 313.

Theologika 28:1 (2013) 48-119


96 Fernando Canale

mente, si nosotros no podemos más creer de la manera


como inicialmente creían, si nosotros no podemos más
pensar de la manera como los adventistas pensaban
inicialmente, ¿en qué sentido somos todavía auténti-
camente adventistas?”92 Aparentemente, su razón más
atractiva es la elección personal que uno hace “de la co-
munidad adventista como hogar espiritual y la adopción
del pasado adventista como una parte de la identidad
espiritual”.93 Según este modo de pensar, el adventis-
mo no tiene rasgos teológicos convincentes que puedan
atraer a otros cristianos a convertirse en adventistas. Para
Guy, el “auténtico”94 adventismo se convierte en la mejor

Thinking Theologically, 92). Obviamente, la afirmación de Guy revela


92

la manera positiva en la cual él evalúa el cambio en la teología adventista.


El cambio es bueno porque surge desde “el principio básico de la verdad
presente” (ibíd.., 80). La experiencia de fe de la comunidad (verdad presente)
remplaza los pilares de la iglesia.
93
Ibíd., 92. La respuesta de Guy a esta pregunta es: “¿en qué sentido todavía
somos adventistas auténticamente?” es todavía más reveladora. Lo que define nuestra
autenticidad, según Fritz Guy, gira en torno a los siguientes puntos: (1) la
apertura a la verdad presente; (2) la salvación como don de gracia como
centro de la experiencia personal; (3) la importancia contemporánea del
sábado; (4) la anticipación de la Segunda Venida; (5) el significado espiritual
de la salud espiritual; y (6) “la elección de la comunidad adventista como
hogar espiritual y la adopción del pasado adventista como una parte de
la identidad espiritual” (ibíd., 92; compare con la pág. 80). Sin embargo,
otras denominaciones cristianas comparten también todas o algunas de
las cuestiones mencionadas en los puntos 1-5. Por si mismos, estos puntos
no dan suficiente razón para pertenecer a la Iglesia Adventista en lugar de
cualquier otra denominación adventista.
94
El adventismo “auténtico” parece referirse a la manera en la cual los
adventistas regresivos han recuperado y reinterpretado la tradición adventista
que ellos recuperaron de sus padres. Hablar del adventismo “auténtico” implica
la existencia de un adventismo “inauténtico”, presumiblemente abarcando
a aquellos que tienen diferentes concepciones. Para el contenido básico del
adventismo “auténtico”, ver, la nota 87 de este artículo.

Theologika 28:1 (2013) 48-119


De la visión al sistema: terminando la tarea de la Teología Adventista 97

actualización particular disponible para el cristianismo.95


Para este sector del adventismo llegar a ser o permanecer
como un miembro de la “comunidad” adventista96 parece

95
Explicando por qué él habla de “cristianismo adventista” en vez
de simplemente “adventismo”, Guy espera que “este uso servirá como
un recordatorio suave pero frecuente de que nuestra distintividad no es
el propio centro de nuestra teología o nuestra espiritualidad.” Unas pocas
oraciones después, él especifica el modo como él entiende la relación
entre el adventismo y el mundo cristiano. “La espiritualidad, práctica y
creencia adventista no constituye el epítome o la perfección del cristianismo
sino una actualización particular de él —que para mí, junto con muchos
otros es el mejor disponible, y continúa siendo el formador, desafiando
y recompensando” (Thinking Theologically, 10). Aquí estamos lejos de la
noción de la iglesia remanente o de la doctrina de santuario como la visión
de la cual los pioneros adventistas descubrieron un sistema completo de
teología y verdad. En vez de eso, Guy, representante notable del adventismo
progresivo, parece entender el sistema de teología cristiano a partir de la
metodología de las tradiciones clásicas y modernas de las teologías cristianas
de las cuales él toma libremente.
96
El sector progresivo prefiere hablar acerca de la “comunidad”
adventista en vez de la designación más tradicional “Iglesia Adventista”. “Yo
deseo usar la palabra ‘comunidad’ en vez de ‘iglesia’ —explica Guy— como un
recordatorio frecuente del ideal que estamos llamados a actualizar tan a menudo
que podamos. El hecho incidental que una comunidad cristiana de fe está
organizada generalmente en una iglesia estructurada no altera el hecho esencial
de que esto sea, primero y sobre todo, una comunidad. Es importante para la
salud de la comunidad que reconozca las maneras en las cuales sus estructuras
de organización tienden a distorsionar y subvertir su naturaleza como una
comunidad” (Thinking Theologicaly, 34-36). Sin embargo, la Escritura usa el
término “iglesia” para identificar la comunidad de Cristo, Mientras la palabra
bíblica “iglesia” se refiera a una comunidad, la distingue con precisión teológica
de todas las demás comunidades humanas. Entonces, difícilmente podemos
ignorarla o reemplazarla con el término más general de “comunidad”. En tanto
que Guy afirma correctamente que las organizaciones y estructura tiende a
“distorsionar” y “subvertir” la naturaleza de la comunidad, él parece olvidar
que ninguna comunidad puede existir sin organización y estructura. Así, evitar
la organización y la estructura no es la solución para evitar la “distorsión” y la
“subversión de la naturaleza de la comunidad. La organización y la estructura no
son el problema. El problema es el modo de pensar teológicamente. La solución

Theologika 28:1 (2013) 48-119


98 Fernando Canale

depender más en razones sociológicas que teológicas.97


No fue así al comienzo.

Cambiando la práctica del Ministerio. Los cam-


bios teológicos ocurridos dentro del adventismo tam-
bién afectan la práctica diaria del ministerio. El olvido
de la visión adventista por los de adventistas “equili-
brados”, la introducción de nuevos pilares por los ad-
ventistas “evangélicos”, y el rechazo del principio de la
sola Scriptura por adventistas “regresivos” ha producido
lentamente una crisis de identidad no solamente en teó-
logos y profesores, sino también en pastores y miembros
de la iglesia.

es pensar y actuar bíblicamente. Al hacer esto, la comunidad se convierte en la


iglesia de Jesucristo. Para un estudio extenso sobre el lado de la comunidad de
la iglesia, ver Richard Rice, Believing, Behaving, Belonging.
97
En un libro que correctamente recalca la importancia y rol estructural
que la vida comunal juega en el cristianismo y proporciona muchos puntos
útiles y correctivos para el individualismo norteamericano, Richard Rice
argumenta que “pertenecer” a la comunidad de fe tiene prioridad sobre
creencia y conducta (Believing, Behaving, Belonging, 110). En su conclusión,
él afirma que el punto central de su libro es anclar “creer y comportarse
de manera consecuente en la vida de la comunidad. La pertenencia no sólo
es más fundamental que creer y actuar, sino que también es fundamental
para creer y comportarse. En otras palabras, como cristianos creemos y
nos comportamos como miembros de una comunidad” (íbid., 208). Yo
concuerdo con la última declaración. Lo que precede, sin embargo, necesita
una formulación mejor. ¿En qué sentido nuestra pertenencia a la comunidad
tiene prioridad sobre nuestra creencia y actuación? Dar prioridad a la
comunidad sobre la creencia parece amigable al uso de la tradición católico-
romana y protestante como fuente de teología y principios hermenéuticos.
Interesantemente, el énfasis de Rice: “pertenencia, creencia, y conducta” no
encaja como título para su libro. Desde una perspectiva bíblica, deberíamos
afirmar la interdependencia en la cual estos tres niveles o dimensiones de
la experiencia cristiana ocurren necesariamente. No existe prioridad en un
nivel o en el otro, pero si integración sistemática.

Theologika 28:1 (2013) 48-119


De la visión al sistema: terminando la tarea de la Teología Adventista 99

Esto ha sucedido por que, como hemos explicado


ya brevemente, con el paso del tiempo, algunos sectores
del adventismo olvidaron los pilares bíblicos y fueron
incapaces de transmitirlos a las nuevas generaciones.
Un sector mayor del adventismo recibió los pilares,
pero descuidaron utilizarlos para buscar un mayor en-
tendimiento de la verdad bíblica.98 Como explicamos
anteriormente, este vacío imperceptible llevó a algunos
a tomar prestado pilares extra-bíblicos, a partir de los
cuales el pensamiento y práctica adventista comenzó a
transformarse a la imagen de un protestantismo y mo-
dernismo decadentes. Así, las generaciones recientes de
adventistas han encontrado cada vez más difícil perci-
bir y experimentar el sistema armonioso de la verdad
bíblica como lo hicieron sus antepasados. Al levantarse
nuevos pilares sobre terreno no bíblico, los adventistas
comenzaron no solamente a comprender la teología
cristiana como lo hacen los protestantes, sino también
a incorporar métodos en la práctica del ministerio que
encajasen y armonizasen con los sistemas teológicos
evangélicos y modernistas.
A medida que estos cambios ocurrían dentro del
adventismo, afuera acontecían cambios dramáticos. La
secularización rápida99 producida por la modernidad

A comienzos de los ochenta muchos estaban convencidos de que


98

de no haber desafiado Desmond Ford la doctrina del Santuario en la forma


en que lo hizo, ésta hubiera desaparecido de todos modos ya que estaba
descuidada y tampoco se la usaba.
99
Millard Erickson define al secularismo como “la tendencia a
concebir la realidad y establecer los valores de uno mismo en términos
de lo observable o lo mundano, lo terrenal” (Where is Theology Going, 102).
Para una introducción al Posmodernismo ver, Humberto M. Rasi y Fritz
Guy, eds., Meeting the Secular Mind: Some Adventist Perspectives: Selected

Theologika 28:1 (2013) 48-119


100 Fernando Canale

desplazó a la cultura centrada en Dios con una cultura


que gira alrededor de los intereses propios de los seres
humanos. Cuando a mediados del siglo veinte la posmo-
dernidad100 remplazó a la modernidad, la forma de pen-
sar de la sociedad occidental secular se tornó relativista y
decididamente pluralista. La revolución en la tecnología
de la comunicación, especialmente y el televisión,101 y la
internet102 han intensificado estos cambios culturales

Working Papers of the Commitee of Secularism of the General Conference of


Senventh-Day Adventists, 2da. Ed. (Berrien Springs: Andrews UP, 1987).
100
Para una introducción a la posmodernidad ver, por ejemplo, Paul
Lakeland, Postmodern- ity; Christian Identity in a Fragmented Age (Minneapolis:
Fortress, 1997); y Robert C. Greer, Mapping Postmodernism: A Survey of Christian
Options (Downers Grove: InterVarsity, 2003). “Con el advenimiento del
postmodernismo, entonces, la cultura occidental ha llegado a una encrucijada
histórica. Lo que era considerado como impensable hace solo unos pocos años
atrás ahora es considerado ampliamente como normal: la profecía de Nietzsche
se ha cumplido finalmente. El posmodernismo ha reemplazado al modernismo.
La enormidad de este cambio de paradigma es difícil de exagerar. Es comparable
al cambio de paradigma que trajo a la existencia el Iluminismo hace dos siglos
atrás —y tal vez incluso comparable a los anteriores cambios que iniciaron la
Reforma y el Renacimiento” (ibíd., 203-205).
101
“Ningún rasgo de la cultura moderna domina tanto la vida
y el pensamiento como lo hace la televisión. Es el medio que influye
grandemente mediante la más pequeña minoría de personas, por lo
tanto, en ningún momento de la historia ha existido semejante terreno de
juego con respecto la información y el entretenimiento. Culturalmente,
la televisión es el gran nivelador. La sociedad alta y poderosa mira los
mismo programas como las sociedad baja y menos poderosa. La televisión
es el premio de consuelo por ser pobre”. (William E. Brown, “Theology
in a Postmodern Culture: Implications of a Video-Dependent Society”,
en The Challenge of Postmodernism (Grand Rapids: Eerdmans, 1996), 17-18.
102
Sobre el efecto de las computadoras en el mismo conocimiento, ver
Jean-Francois Lyuotard, The Postmodern Condition: A Reporto n Knowledge,
trad., Geoff Bennington y Brian Massumi [Minneapolis: UP Minnesota,
1979], 3-6). Sobre la globalización de la información, ver Stanley J. Grenz, A
Primer on Postmodernism (Grand Rapids: Eerdmans, 1996), 17-18.

Theologika 28:1 (2013) 48-119


De la visión al sistema: terminando la tarea de la Teología Adventista 101

exponencialmente y los han diseminado globalmente.


Las denominaciones cristianas contraatacaron en la
única forma que sabían: acomodándose ellas mismas
a los rápidos cambios filosóficos, científicos y cultura-
les.103 La noción detrás de este método de contrarrestar
la secularización con secularización es que seculari-
zando la iglesia en los asuntos “no esenciales” atraerá
a individuos que piensan secularmente a los asuntos
“esenciales” del cristianismo. Poniendo esto en forma
sencilla, un paquete secular atraerá a individuos secu-
lares al contenido “espiritual” sacro del cristianismo.
Aun cuando esta estrategia se ajusta apropiadamente
a las visiones y sistemas de la teología evangélica y re-
gresiva, los adventistas bíblicos también comenzaron a
“probar” esta estrategia en sus ritos de adoración y su
ministerio con los jóvenes.
En la iglesia, los pastores y los evangelistas son
los encargados de “empaquetar” el mensaje para atraer
la atención de las audiencias estimuladas en exceso.
Para atraer el interés por el mensaje de la iglesia, este
enfoque permite que la cultura dicte los patrones de la
actividad ministerial. La sabiduría divina atesorada en
la Escritura y los escritos de Elena de White son deja-

103
Este modelo se convirtió muy arraigado en el diseño de teología
cristiana clásica (Jack A. Bonsor, Athens and Jerusalem: The Role of Philosophy
in Theology [New York: Paulist, 1993], 22-31). Este modelo, todavía presente
en la síntesis moderna de teología cristiana, está metodológicamente unido
a la multiplicidad de las fuentes le las teologías clásica y moderna (ver, por
ejemplo, David Tracy, Blessed Rage for Order: The New Pluralism in Theology
[San Francisco: Harper & Row, 1988], 43-56). La teología cristiana siempre
se ha adaptado a la filosofía, la ciencia, y la cultura del día. Por tanto, no
debe sorprender que los cristianos continúen haciendo lo mismo cuando
enfrentan el secularismo y la posmodernidad.

Theologika 28:1 (2013) 48-119


102 Fernando Canale

dos de lado como obsoletos e irrelevantes. En el proceso


de producir un modelo secular nuevo de práctica minis-
terial, los pastores y evangelistas además acomodan doc-
trinas y prácticas a las ideologías nuevas, o simplemente
las ponen a un lado cuando proclaman el evangelio. La
adoración se torna central y nuevas formas culturales se
convierten en las herramientas escogidas para llamar a
las multitudes a “experimentar” el evangelio mediante la
excitación de las emociones y los sentidos.
El pragmatismo ministerial remplaza la verdad
bíblica. Cualquier cosa que funcione parece ser lo que
el “Espíritu Santo” desea para la iglesia, incluso si esto
contradice las enseñanzas y prácticas bíblicas. Al co-
mienzo del siglo veinte, el modernismo dividió a las
denominaciones enteras en campos liberales y conser-
vadores. Al comenzar el siglo veintiuno, el movimiento
carismático permea todas las denominaciones, conser-
vadoras y liberales, y las une en una praxis ecuménica.
En Norteamérica, Europa, y Australia la presencia
y los escritos de autores adventistas tanto evangélicos
como regresivos han influenciado la mentalidad de
un número creciente de líderes adventistas (pastores,
profesores, administradores y laicado). Ellos no miran
al adventismo a partir de la doctrina bíblica del san-
tuario y los pilares de la perspectiva adventista, sino a
partir de los principios hermenéuticos (pilares) sobre
los cuales la teología cristiana (católica romana y pro-
testante) ha construido. Por lo tanto, están dispuestos a
acomodar aun más sus creencias a los nuevos cambios
en el pensamiento carismático y cultural.104 Ellos están

Steve Daily desea que el adventismo experimente la “tercera ola del


104

Theologika 28:1 (2013) 48-119


De la visión al sistema: terminando la tarea de la Teología Adventista 103

convencidos que para alcanzar a una audiencia secu-


lar nueva, el modelo de entretenimiento-carismático
de “adoración” es la solución.105 Consciente o incons-
cientemente, muchos se están uniendo al movimiento
carismático y lo están introduciendo dentro de la auto-
conciencia y misión de la iglesia. Como resultado, ellos
abogan que debemos unirnos al nuevo “ecumenismo-
espiritual” que ha barrido prácticamente con todas las
denominaciones cristianas.106
Para algunos, el blanco en la práctica ministerial
es incrementar la asistencia al servicio de adoración sa-
bático.107 Porque en los países del primer mundo la asis-
tencia a la iglesia no aumenta, así los pastores sienten la
irrelevancia de sus esfuerzos. Siguiendo el modelo de
adoración carismática que viene avasallando al cristia-
nismo entero, algunos pastores atribuyen la irrelevancia
de su esfuerzo, en favor de los creyentes y no creyentes,
al “empaque viejo” o las formas de adoración. Así, mu-
chos pastores tratan de atraer audiencias más numeros

Espíritu Santo”. Él considera el movimiento carismático como un modelo a


seguir, entre otras cosas, porque “ha crecido más de treinta veces más rápido
que el adventismo, y ha sido más de un centenar de veces efectivo en alcanzar a
la gente joven en Norteamérica” (Adventism for a New Generation, 249).
105
Para muchos, en esta línea de pensamiento, Willow Creek se
convierte en el modelo que el adventismo debería seguir (ibíd.., 241-242).
106
Steve Daily es explícito con respecto a este punto. Al explicar que
“el renuevo ‘carismático’ que está impactando a muchas iglesias principales”
está formando un “espíritu ecuménico”, y nos dice además que “su oración
es que el adventismo sea el filo cortante de éste movimiento, en vez de estar
ocupando su usual posición en la cola de él” (ibíd., 313).
107
Richard Rice repasa correctamente algunos de los problemas de ver
al ministerio y la misión de la iglesia desde la perspectiva de los números
(Beleiving, Behaving, Belonginmas exterg, 122-126).

Theologika 28:1 (2013) 48-119


104 Fernando Canale

al adoptar el uso de formas litúrgicas de adoración que


sean culturalmente atractivas lo que va en detrimento de
la predicación de la Palabra y la participación de la mem-
bresía en la misión de la iglesia. Incorrectamente, esta
innovación del ritual es etiquetado como una renovación
de la “adoración”. Sin embargo, los rituales son solamen-
te formas externas incapaces de producir o despertar la
naturaleza espiritual de la adoración.
Este énfasis sobre el ritual va carismatizando len-
tamente108 al adventismo y transformándolo en otra ver-
sión ritualista de cristianismo. La así llamada experiencia
de la “adoración” se torna en la herramienta preferida
para la evangelización de la juventud. La relación con
Dios es asociada y mediada con la “práctica” del ritual.
Un nuevo legalismo remplaza al legalismo viejo. La vieja
actitud legalista “ética” asumía que uno gana la salvación
practicando las acciones éticas prescritas por la Escritura.
La nueva actitud legalista “ritualista” asume que Dios
confiere salvación mediante los ritos del bautismo y los
ritos de adoración del sábado.
En un asombroso número de nuestras iglesias ad-
ventistas los ritmos populares y la música rock se han
convertido en un nuevo “sacramento”109 necesario para

108
Steve Daily aboga explícitamente la carismatización del adventismo
como la única manera de encontrar relevancia y ser auténticamente cristianos
(Adventism for a New Generation, 313). Lloyd Grolimund informa un elevado
nivel de carismatización del adventismo en Australia (ver “Fire in the
Church”, en Samuele Bachiochi, End Time Issues 110 [Newsletter: http://
www. Biblical perspectives. Com/,2,01, 2004]). Norteamérica y Europa no
son inmunes a esta tendencia.
109
Según la iglesia católica, “los sacramentos son los signos eficaces de la
gracia, instituidos por Cristo y encomendados a la iglesia, mediante los cuales
nos es dispensado la vida divina” (Cathecism of the Catholic Church, Internet ed.

Theologika 28:1 (2013) 48-119


De la visión al sistema: terminando la tarea de la Teología Adventista 105

mediar la presencia del Espíritu Santo. En este caso, la


música110 remplaza la Palabra. Los conciertos remplazan
la predicación. El sentimiento remplaza la misión. La es-
piritualidad mística carismática remplaza la obediencia.
La religión se torna en una experiencia inducida mecáni-
camente111 y existencialmente desprovista de la experien-
cia espiritual, que ocurre en medio de gritos energéticos
y expresiones externas de gozo. Como resultado, el estu-
dio bíblico y el compromiso cristiano a la verdad bíblica

[Vatican: Librería Editrice Vaticana, 1993], 1131). Ver también Tomás Aquino,
Summa Theologica, IIIa. 60. 2-3. En una cultura pragmática y escenario carismático,
la música se torna en el signo espaciotemporal eficaz de la gracia que nos es
dispensada. El nuevo sacerdote es el “director de la adoración”. Mediado de este
modo, la recepción de la gracia y la salvación no requiere de la predicación o el
entendimiento de la Escritura. La clase de música involucrada es irrelevante, en
tanto que esta despierte el espíritu (las emociones) de los adoradores.
110
Deberíamos entender los conceptos divididos sobre la música
rock en la adoración de la iglesia como el resultado de las distintas visiones
hermenéuticas y los sistemas teológicos. Mientras Samuele Bacchiocchi y
otros autores alegan la posición tradicional del adventismo que rechaza la
música rock como una opción en la adoración de la iglesia (The Christian
& Rock Music: A Study on Biblical Principles of Music [Berrien Springs:
Biblical Perspectives, 2000]), Ed Christian critica el libro de Bacchiocchi y
piensa que en algunas circunstancias habría lugar para la música cristiana
contemporánea en la adoración adventista (“The Christian & Rock Music:
A Review Essay”, JATS 13:1 [2002] 150-183; más extenso y más revisado
en Joyful Noise: A Sensible Look at Christian Music [Hagestown: Review and
Herald, 2003]).
111
La concepción clásica de los “sacramentos” está en la base de una
concepción mecánica de salvación abogada por el catolicismo romano, el
protestantismo, y la mayoría de los sectores evangélicos de Norteamérica.
La película de Mel Gibson “La pasión de Cristo” se nutre en esta teología
de salvación no bíblica y se está tornando en un sacramento para una
audiencia secular posmoderna saturada de multimedia. Ver, por ejemplo,
los comentarios sobre “La pasión de Cristo” en Way of Life Literature
(http://www.wayoflife. org/fbns/melgibson-thepassionofthe christ/
melgibson/film.html).

Theologika 28:1 (2013) 48-119


106 Fernando Canale

está desapareciendo de la conciencia e imaginación de


los evangélicos en general112 y en particular de las nue-
vas generaciones de adventistas. El adventismo se está
secularizando rápidamente en sus rituales de adoración
y experiencia cristiana.113 Al comienzo del siglo veintiu-
no, muchas comunidades adventistas se están moviendo
rápidamente de una adoración y estilo de vida centrados
en la Biblia hacia una, centrada en la cultura. Vemos así
que los cambios en el terreno y en los pilares hermenéu-
ticos de la iglesia generan cambios en su vida y misión.
Estas tendencias en el ministerio y la misión de
la iglesia no son compatibles con el sistema coheren-
te de verdad que la doctrina del santuario abrió en la
comprensión de Elena de White y los pioneros. ¿Cómo
surgieron? Un factor contribuyente puede ser el hecho
que durante su corta existencia, la base para la praxis
de las comunidades adventistas cambió a partir de un
Libro, a los “muchos libros” de Elena de White, y de

112
Los evangélicos están divididos profundamente en dos grupos
principales que Albert Moehler, Jr. Denomina el “Partido de la doctrina
[tradicional]” y el “Partido de la Experiencia [progresiva]” (“‘Evangelical’:
What’s in a Name? (¿Qué es lo que hay en un nombre?)”, en The Coming
Evangelical Crisis: Current Challanges to the Authority of Scripture and the Gospel,
ed John H. Armstrong [Chicago: Moody, 1996], 32). Muchos evangélicos tienen
problemas con el movimiento carismático. Ellos no están de acuerdo con la
noción de que Dios habla a la iglesia aparte de la Biblia (R. Fowler White, “Does
God Speak Today Apart from Bible?”, en The Coming Evangelical Crisis, 86); con
la idea de la propulsión-carismática en que la cultura en lugar de la Escritura
debería gobernar nuestro estilo de adoración (John F. MacArthul, Jr., “How
Shall We Then Worship?”, en The Coming Evangelical Crisis, 175-187), o con la
música y lírica cristiana contemporánea (Leonard Payton, “How Shall We Sing
to God?”, en The Coming Evangelical Crisis, 189-206).
113
Secularización significa definir las perspectivas y prácticas de uno
mediante la cultura (seculus, el mundo) y no con la Escritura (lo sagrado,
Dios); ver, Millard J. Erickson, Where is Theology Going, 102).

Theologika 28:1 (2013) 48-119


De la visión al sistema: terminando la tarea de la Teología Adventista 107

allí a las muchas fuentes de teología en el adventismo


evangélico y progresivo, para pasar luego a los mu-
chos libros de escritores evangélicos que nuestro pas-
tores usan ahora para guiar su pensamiento teológico
y acción práctica.114

5. Reafirmando

Mientras algunos sectores de la iglesia expe-


rimentaron grandes cambios paradigmáticos en su
visión hermenéutica —pilares— y fundamento cogni-
tivo—las fuentes teológicas— sobre las cuales la teo-
logía y ministerio adventista se asientan, la mayoría
de los adventistas estaban y continúan sin saber que
estos cambios están ocurriendo. Sin embargo, mien-
tras que durante los últimos treinta años las reinter-
pretaciones evangélicas y progresistas del adventis-
mo comenzaron a circular más libremente a través
de publicaciones, sermones, presentaciones, clases, e
intercambios personales, dos respuestas desafiaron la

114
En algunas iglesias adventistas de Norteamérica, uno puede oír
más referencias de C. C. Lewis y Dietrich Bonhoefer que de Elena de White.
Un ejemplo reciente de esta perspectiva es el uso que hacen del libro de Rick
Warren, The Purpose od Driven Life (Grand Rapids: Zondervan, 2002) algunos
pastores adventistas en la Escuela Sabática y en el entrenamiento de laicos.
La premisa total de la cual procede este libro es la interpretación calvinista
de presciencia, predestinación, y providencia que se encuentra en directa
contradicción con el entendimiento bíblico de estas cuestiones. Cuando no
entendemos estos asuntos en su contexto sistemático bíblico, implícitamente
permitimos que su interpretación arraigada filosóficamente se torne en un
principio hermenéutico que de forme a la constelación entera de las doctrinas
cristianas. Cuando los pastores promueven esta clase de libros, no debe
sorprendernos que los creyentes tengan la impresión de que el adventismo
es compatible con estos y apoyan las ideas que ellos contienen.

Theologika 28:1 (2013) 48-119


108 Fernando Canale

reinterpretación masiva del adventismo mediante la


reafirmación de las creencias tradicionales adventis-
tas. Una respuesta se basó en los escritos de Elena de
White, la otra en la Escritura. Permítasenos conside-
rar brevemente cada una.
Adventismo histórico. Como una designación ge-
neral, el “adventismo histórico” es una etiqueta de con-
veniencia para designar a un sector del adventismo que,
desde comienzos de los ochenta, reaccionó fuertemente
contra las ideas de Ford sobre la doctrina del santuario.115
Este sector continuó la práctica difundida de hacer teo-
logía a partir de los escritos de Elena de White que había
comenzado muy pronto después de su muerte a comien-
zos del siglo veinte.116 Los familiarizados con los escritos
de Elena de White podían detectar fácilmente los gran-
des cambios que los adventistas evangélicos y culturales
estaban introduciendo en la comunidad adventista. Los
adventistas que creían en el rol profético de la Sra. White
vieron estos cambios no como meros matices teológi-
cos, sino como una renuncia a la verdad encomendada
a los santos. Ellos entendieron que la propuesta de Ford
era un rechazo de la doctrina del Santuario y de su rol
hermenéutico sobre el cual descansa el adventismo. Ellos
hicieron todo lo posible para contrarrestar los efectos de
la “nueva teología” que se que se estaba infiltrando en el
pensamiento adventista.117
Aunque sus escritos indudablemente ayudaron a

Knight, A Search for Identity, 175.


115

Ibíd., 138-141.
116

117
Ver, por ejemplo, Rusell R. Standish y Collin D. Standish, Adventism
Challenged: The Gathering Storm (Brisbane: Hartland Institute, 1986).

Theologika 28:1 (2013) 48-119


De la visión al sistema: terminando la tarea de la Teología Adventista 109

muchos adventistas a comprender estos temas y mantener


viva la perspectiva teológica original, sus esfuerzos fueron
limitados en dos sentidos. Desde la perspectiva adminis-
trativa, su estrategia de organización con sus “ministerios
independientes” los puso en conflicto con la propia comu-
nidad a la que ellos querían apoyar. Desde la perspectiva
teológica, su argumentación a partir de los escritos de Ele-
na de White los puso en conflicto con el principio de la sola
Scriptura que ellos defendían. Al hacerlo así, crearon una
desconexión metodológica entre ellos y la “nueva teología”
contra la cual ellos estaban reaccionando. Resumiéndolo,
los adventistas históricos y evangélicos hablaban dos idio-
mas diferentes. Los primeros hablaban de la teología de
Elena de White y los últimos hablaban a partir de la Escri-
tura. Al proceder de esta manera, los adventistas históricos
maximizaron su influencia entre los creyentes adventistas
familiarizados con los escritos de Elena de White, pero su
influencia disminuyó notablemente con los adventistas
evangélicos y culturales.
Al seguir de cerca los escritos de Elena de White,
el adventismo histórico reafirmó las enseñanzas tradi-
cionales del Adventismo. El aspecto positivo de este
enfoque es que mantiene viva la visión hermenéutica
que dio origen al adventismo. El aspecto negativo del
adventismo histórico es que interpreta la doctrina del
Santuario a partir de la “visión” ontológica de la na-
turaleza humana pecaminosa de Cristo. Cristo encar-
nado en carne humana pecaminosa, compartiendo las
mismas tendencias al pecado que nosotros tenemos.
Esto implica que los verdaderos cristianos pueden
y deben alcanzar la impecabilidad perfecta absoluta
antes de la segunda venida de Cristo. La perfección
impecable se convierte en el capítulo final y decisi-
Theologika 28:1 (2013) 48-119
110 Fernando Canale

vo en el Gran Conflicto antes de la segunda venida


de Cristo.118 Según el historiador adventista George
Knight, la mayoría de adventistas sostenían estas
perspectivas hasta la publicación de Questions on Doc-
trines en 1957.119

¿Es la naturaleza humana de Cristo pecaminosa,


impecable, o ambas? En vez de deambular en un pasa-
do inconcluso de la enseñanza tradicional adventista
previa a los sesenta o enfrascarse en una guerra por el
uso de citas de Elena de White, los teólogos adventistas
deberían ocuparse en desarrollar su visión teológica a
partir de la Escritura, incluyendo todos los asuntos on-
tológicos involucrados, incluso la naturaleza de Cristo.
No hacerlo ha contribuido significativamente al estado
de fragmentación en que se encuentra la teología ad-
ventista cuya historia estamos repasando brevemente
en este artículo.
Como se señaló anteriormente, el adventismo
histórico no edifica sus doctrinas y su comprensión
teológica sobre el principio de la sola Scriptura,120 aun
cuando Elena de White lo recomienda.121 Además, su

Para una presentación contundente y clara de esta forma de pensar,


118

ver M. L. Andreasen, The Sanctuary Service, 2da. rev. ed. (Washington:


Review and Herald, 1969).
119
George Knight, ed., Questions on Doctrine Annotated Edition (Berrien
Springs: Andrews UP, 2004); ver Rusell R. Standish and Colin D. Standish, 43
.
120
Las creencias adventistas surgieron mediante un estudio bíblico
sólido antes que de una revelación sobrenatural dada a Elena de White.
“Las visiones de Elena de White llenaron el rol de confirmación antes que de
inicio” (Knight, A Search for Identity, 86).
121
Elena de White vio explícitamente sus escritos como la luz menor

Theologika 28:1 (2013) 48-119


De la visión al sistema: terminando la tarea de la Teología Adventista 111

estrategia teológica omite los asuntos teológicos, meto-


dológicos e intelectuales sobre los cuales se fundamentan
las reconstrucciones evangélicas y culturales del pensa-
miento adventista. Para sobrevivir como una comunidad
teológica unida, el adventismo debe afrontar y resolver
estos asuntos fundamentales.
Adventismo bíblico. El genio del adventismo reside
en un estudio serio, revolucionario, y comprometido de la
Biblia. A medida que la comunidad creció, el espacio que
generaba estudios bíblicos innovadores pasó de los laicos
a la administración. Con la creación de los colegios y uni-
versidades, el espacio de la actividad teológica cambió de
nuevo de la administración a la comunidad académica
mundial, conducido por el Instituto de Investigación Bí-
blica de la Asociación General.122

dada para llamar la atención a la mayor luz de la Escritura. “El Señor ha


enviado mucha instrucción a su pueblo, línea sobre línea, precepto sobre
precepto, un poquito aquí otro poquito allá. Poca atención es dada a la
Biblia, y el Señor ha dado una luz menor para conducir a los hombres y
mujeres a la luz mayor” (Review and Herald, January 20, 1903, párr. 9). Más
aún, ella decía constantemente que deberíamos basar nuestras creencias
en la luz mayor de la Escritura. “Nosotros debemos estudiar para
descubrir el mejor modo para repasar nuestras experiencias del inicio de
nuestra obra, cuando nos separamos de las iglesias, y avanzamos paso a
paso en la luz que Dios nos dio. Cuando tomamos la posición de que la
Biblia, y solamente la Biblia, iba a ser nuestra guía; y estamos para nunca
separarnos de esta posición” (Counsels to Writers and Editors [Nashville:
Southern, 1946], 145).
122
El Instituto de Investigación Bíblica es un departamento de servicio
de la Asociación General establecido por voto de la Asociación General el
25 de setiembre de 1975. “El propósito y metas del instituto son para (1)
identificar áreas en las cuales la investigación bíblica es necesitada en la
Iglesia Adventista del 7º Día; (2) realizar investigación en la Biblia y sus
áreas relacionadas; (3) comunicar los resultados de esta investigación a las
audiencias apropiadas; (4) asistir a la administración de la AG en asuntos de
interpretación bíblica, doctrinas, y tendencias de la iglesia; (5) servir al campo

Theologika 28:1 (2013) 48-119


112 Fernando Canale

Una de las contribuciones importantes de este sector


del adventismo al pensamiento bíblico de la iglesia fue la
publicación del Comentario Bíblico Adventista (1953-1957).123
Como respuesta a la reinterpretación evangélica de la doc-
trina del santuario articulada por Ford, el Instituto de Inves-
tigación Bíblica produjo una serie de estudios sustanciales
relacionados con asuntos de interpretación bíblica. Hacia fi-
nes del siglo, un grupo de teólogos adventistas prominentes
conducidos por Raoul Dederen publicaron una exploración
sistemática-bíblica de las 27 doctrinas fundamentales en el
Handbook of Seventh-day Adventist Theology.124 Otros teólogos
que hicieron contribuciones sustanciales al adventismo bí-
blico en varias áreas de investigación incluyen a Edward

mundial como una fuente en las áreas de interpretación bíblica y doctrina;


(6) evaluar manuscritos referidos a ellos por las uniones norteamericanas y
las demás divisiones del mundo; (7) proporcionar servicios educacionales
es estudios bíblicos y teología para pastores, profesores de Biblia,
administradores, y otros obreros interesados; (8) mantener contacto con los
seminarios de la IASD; (9) fomentar y mantener contacto y buenas relaciones
con la comunidad de eruditos de la IASD en estudios bíblicos, teología, y
áreas relacionadas; y (10) proveer un foro para la presentación y discusión
de estudios en el área bíblica. Las raíces históricas del instituto se remontan
a dos comunidades que funcionaron independientemente de la una y la otra
por muchos años: el Comité de Investigación y Estudio Bíblico y el Comité
de Defensa de la Literatura. El Comité de Estudio Bíblico y el Comité de
Investigación fue nombrado por el Concilio de Otoño el 24 de setiembre
de 1952”. “El Comité de Defensa, establecido en 1943, tuvo básicamente
una función apologética respondiendo publicaciones contra la iglesia”
(Don Neufeld, Sevent-Day Adventist Encyclopedia, 2da. ed. rev. Commentary
Reference Series [Hagerstown: Review and Herald, 1955], sv. Biblical
Research Institute).
123
Francis D. Nichol, et al., eds., Seventh-day Adventist Bible Commentary,
7 vols. (Washington: Review and Herald, c1978-80); ver Knight, A Search of
Identity, 162-163.
124
Raoul Dederen, ed., Handbook of Seventh-day Adventist Theology
(Hagerstown: Review and Herald, 2000).

Theologika 28:1 (2013) 48-119


De la visión al sistema: terminando la tarea de la Teología Adventista 113

Heppenstall,125 Hans La-Rondelle,126 Gerhard Hasel,127


Samuele Bacchiocchi,128 y Richard Davidson.129

125
Heppenstall ha escrito el estudio sistemático más abarcante sobre
el Ministerio Sacerdotal de Jesucristo en Our High Priest: Jesus Christ in
the Heavenly Sanctuary (Washington: Review and Herald, 1972). También
escribió Salvation Unlimited: Perspectives in Righteousness by Faith (Wshington;
Review and Herald, 1974), y The Man Who is God: A Study of the Person and Nature
of Jesus, Son of God and Son of Man (Washington: Review and Herald, 1977).
Christ Our Salvation: What God Does For Us and In Us (Mountain
126

View: Pacific Press, 1980); Deliverance in Psalms (Berrien Springs, 1983);


How to Understand the End-Time Prophecies of the Bible: The Biblical-Contextual
Approach (Sarasota: First Impressions, c1977); and Assurance of Salvation
(Nampa: Pacific Press, c1991).
Old Testament Theology: Basic Issues in the Current Debate, ed. rev.
127

(Grand Rapids: Eerdmans, 1975); New Testament Theology: Bassic Issues in the
Current Debate (Grand Rapids: Eerdmans, 1978); Biblical Interpreting Today
(Washington: Biblical Research Institute, 1985); y Speaking in Tongues: Biblical
Speaking in Tongues and Contemporary Glossolalia (Berrien Springs: Adventist
Theological Society Publications, 1991).
128
Rest for Modern Man: The Sabbath for Today (Nashville: Southern,
1976); Divine Rest for Human Restlessness; A Theological Study of the Sabbath for
Today (Rome: Pontifical Gregorian UP, 1980); The Sabbath in the New Testament;
Answers to Questions (Berrien Springs: Biblical Perspectives, 1985); The Time
of the Crucifixion and the Resurrection (Berrien Springs: Biblical Perspectives,
1985); The Advent Hope for Human Hopelessness: A Theological Study of the
Meaning of the Second Advent for Today (Berrien Springs: Biblical Perspectives,
1986); Hal Lindsey’s Prophetic Jigsaw Puzzel: Five Predictions that Failed! (Berrien
Springs: Biblical Perspectives, 1987); Wine in the Bible: A Biblical Study on
the Use of Alcoholic Beverages (Berrien Springs: Biblical Perspectives, 1989);
The Marriage Covenant: A Biblical Study on Marriage, Divorce, and Remarriage
(Berrien Springs: Biblical Perspectives, 1991); From Sabbath to Sunday: A
Historical Investigation on the Rise of Sunday Observance in Early Christianity
(Rome: Pontifical Gregorian UP, 1995); God’s Festivals: In Scripture and History
(Berrien Springs: Biblical Perspectives, 1995); Immortality or Resurrection? A
Biblical Study on Human Nature and Destiny History (Berrien Springs: Biblical
Perspectives, 1995); and Sabbath under Crossfire (Berrien Springs: Biblical
Perspectives, 1995).
129
Typology in Scripture: A Study of Hermeneutical tupos Structure

Theologika 28:1 (2013) 48-119


114 Fernando Canale

Cuando el adventismo evangélico rechazó la doc-


trina del santuario a comienzo de los ochenta, el ad-
ventismo bíblico lo reafirmó mediante una sólida eru-
dición bíblica.130 Así, pese a los cambios ocurridos en la
comunidad adventista, el principio de la sola Scriptura
sigue siendo el suelo implícito y oficial sobre el cual el
adventismo debe construir su teología y enseñanzas.
Sin embargo, a pesar de estas afirmaciones importan-
tes, el adventismo bíblico ha descuidado el rol macro
hermenéutico que la doctrina del santuario juega en la
teología adventista.
La afirmación erudita de la doctrina del santuario
no ha persuadido a los adventistas evangélicos o re-
gresivos. Este hecho revela la profundidad de las divi-
siones teológicas en el pensamiento adventista. Ellas
alcanzan a los mismos fundamentos del pensamiento
y método teológicos. Adicionalmente, nos dividen en
el nivel de (1) la Sola Scriptura, como el fundamento

(Berrien Springs: Andrews UP, 1981); A Love Song for the Sabbath (Washington:
Review and Herald, c1988); and Flame of Yahweh. Sexuality in the Old Testament
(Peabody: Hendrickson, 2007).
130
Knight, A Search for Identity, 176. Arnold V. Wallenkampf and
Richard Lesher, eds., The Sanctuary and the Atonement: Biblical, Historical,
and Theological Studies (Washington: General Conference of Seventh-Day
Adventists, c1982); Frank B. Holbrook, ed., Symposium on Daniel; Introductory
and Exegetical Studies (Washington: Biblical Research Institute, c1986); Frank
B. Holbrook, ed., The Seventy Weeks, Leviticus, and the Nature of Prophecy
(Washington: Biblical Research Institute, 1986); Frank B. Holbrook, ed.,
Issues in the Book of Hebrews (Silver Springs: Biblical Research Institute,
c1989); Frank B. Holbrook, ed., Doctrine of the Sanctuary: A Historical Survey
(1845-1863) (Silver Springs: Biblical Research Institute, c1989); Frank B.
Holbrook, ed., Symposium on Revelation (Silver Springs: Biblical Research
Institute, 1992); Frank B. Holbrook, ed., Symposium on Revelation, 2 vols.
(Silver Springs: Biblical Research Institute, 1992).

Theologika 28:1 (2013) 48-119


De la visión al sistema: terminando la tarea de la Teología Adventista 115

cognitivo de la teología, y (2) la visión hermenéutica


desde la cual nosotros deberíamos esforzarnos para en-
tender todas las cuestiones teológicas. Como resultado
vemos que teologías y prácticas incompatibles coexisten
en la iglesia.

6. Conclusión

Nuestro repaso breve de los comienzos de la visión


adventista que dio origen a la comunidad adventista y
abrió su concepción a un completo y todavía inconclu-
so sistema de verdad bíblica, conectada y armoniosa, ha
revelado que con el paso del tiempo la iglesia la ha des-
cuidado. Además, hemos visto que al comienzo del siglo
XXI sectores considerables del liderazgo y laicado adven-
tista están convencidos de que la visión adventista del
Santuario estaba equivocada y la han reemplazado con
visiones prestadas de otras teologías cristianas. Como re-
sultado, el adventismo está unido administrativamente
pero dividido teológicamente. Como lo hemos señalado
brevemente en este artículo, estas divisiones alcanzan al
fundamento mismo del pensamiento teológico. Pese a las
reafirmaciones bíblicas y teológicas, en la actualidad, el
olvido de la visión que produjo el nacimiento del adven-
tismo todavía lo está dividiendo. Al olvidar el principio
de la sola Scriptura, al olvidar los pilares, y al olvidar el
sistema completo de la verdad, perfecta y armoniosa,
otros pilares saltan a la vista. El olvido no sólo está incur-
sionando en la comunidad académica, sino también en
las comunidades pastorales y el laicado.

Theologika 28:1 (2013) 48-119


116 Fernando Canale

Estos acontecimientos no son alentadores. La diversidad131


se ha tornado en pluralismo132 en el nivel del terreno de la
revelación divina y en el nivel hermenéutico de la visión
desde donde se generan el pensamiento teológico de la
iglesia y su praxis.
Podemos vencer la división existente en el nivel
de la visión hermenéutica si trabajamos partiendo del
principio de la sola Scriptura. Por otro lado, debemos
recordar que muchas de las preocupaciones teológicas
y las contribuciones de los “adventistas evangélicos” no
solo no son contradictorias con, sino que aún están in-
cluidas en el sistema teológico completo que la doctrina

131
La diversidad “implica que hay una base común (la Escritura)
sobre la cual las diferentes opiniones pueden ser enfocadas y resueltas. Si
existe un fundamento, la Biblia, entonces desde esta base aceptada en común
surgirá el crecimiento en conocimiento, crecimiento espiritual, y crecimiento
en el entendimiento de la naturaleza de Dios. Si imaginamos a la Escritura
como el árbol de nuestro conocimiento en el cual éstos crecen, entenderemos
fácilmente que algunos frutos no aparecerán sobre un árbol que tiene este
fundamento. La variedad de frutos pueden estar en las diferentes etapas
de crecimiento. No todos tendrán el mismo color. Como escribió el apóstol
Pablo: hay ‘un Señor, una fe, un bautismo’ (Efe 4:5 NIV). Sobre la base de esta
única fe habrá unidad —no pluralismo. Pero diferentes opiniones pueden
ser abordadas y resueltas porque la Biblia es la norma de nuestra fe”
(Frank M. Hasel, “Living With Confidence Despite Some Open Questions:
Upholding the Biblical Truth of Creation Amidst Theological Pluralism”,
JATS 14:1 (2003) 246.
132
Frank Hasel explica correctamente que “pluralismo” “expresa la idea
de que existen afirmaciones contradictorias de verdad que están en competencia
unas con otras porque no hay una base común, fundamento o punto de partida.
Existen diferentes fuentes de conocimiento, como la experiencia, la razón,
la filosofía, la ciencia naturalista, y la Escritura. Imagine cada una de estas
fuentes como un árbol, produciendo cada una su propio fruto característico.
Estos árboles crecen separados el uno del otro, alegando cada uno tener más
importancia que los demás. Mientras haya pluralismo no habrá unidad. En vez
de unidad tenemos alegatos conflictivos de verdad y puntos de vista dentro de
la iglesia que conducirán a la fragmentación, ambigüedad y duda” (Ibíd.).

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De la visión al sistema: terminando la tarea de la Teología Adventista 117

del santuario y los pilares del adventismo nos permiten


descubrir y articular.
Sin embargo, si persistimos en remplazar el prin-
cipio de la sola Scriptura con la matriz de las fuen-
tes múltiples de la teológia de la tradición cristiana,
no seremos capaces de superar nuestras divisiones
hermenéuticas, teológicas y prácticas. La visión ad-
ventista y sistema de teología que nuestros pioneros
descubrieron en la Biblia, es incompatible con las vi-
siones y teologías derivadas de la sabiduría científica
y filosófica. Así, abrazar lo que conocemos bajo la de-
signación general de “adventismo regresivo” implica
un cambio radical en el terreno, la visión hermenéu-
tica, el sistema teológico, y la práctica del ministerio
de lo que ahora todavía conocemos como adventismo.
El adventismo bíblico y el adventismo regresivo son
dos sistemas completos teológicos mutuamente in-
compatibles. La razón requiere que escojamos entre
los dos. La diferencias entre el adventismo evangélico
y el progresivo, por un lado, y el sistema completo
de teología que la doctrina del santuario abre para
vislumbrar, por el otro lado, afectan al mismo terreno
desde el cual fluye el pensamiento y la praxis de la co-
munidad. Debido a este hecho, la iglesia se verá for-
zada a elegir entre ellos. Estas alternativas no pueden
coexistir en un una iglesia unida. ¿Puede acaso una
casa dividida contra si misma permanecer (Mar 3:25)?
¿Qué haremos? Consistentes con su manera de
pensar, los adventistas evangélicos y regresivos sugie-
ren unidad en amor, no en pensamiento teológico. Ellos
argumentan que una aceptación amorosa del pluralismo
teológico es buena para la iglesia. Sin embargo, siendo
que incluso ellos son conscientes que su entendimiento
Theologika 28:1 (2013) 48-119
118 Fernando Canale

teológico implica grandes cambios paradigmáticos que


la iglesia mundial no podría estar dispuesta a aceptar,
debemos reconocer que solo mantener el estatus quo
ayuda a avanzar la causa de los sectores evangélico y
regresivo.
Sin embargo, no debiéramos confundir al pluralis-
mo teológico en el nivel de la fuente teológica, la visión
hermenéutica, y su impacto en el ministerio de la ense-
ñanza general de la iglesia mundial con la diversidad
en el nivel personal de entendimiento y experiencia de
nuestra vida en Cristo. La causa del pluralismo teoló-
gico es intelectual en naturaleza y alcanza a los funda-
mentos mismos de nuestra teología, identidad, unidad,
y misión. Siendo que una casa dividida contra sí misma
no puede permanecer, necesitamos superar teológica-
mente la situación actual del pluralismo teológico en el
adventismo.
Deberíamos ir más allá del reafirmar el principio
de sola Escritura, la doctrina del santuario, y los pila-
res del adventismo. Debemos usarlos como una visión
hermenéutica a partir de la cual podamos descubrir
por nosotros mismos el sistema completo de teología y
verdad que nuestros pioneros descubrieron en la Escri-
tura. Deberíamos usar la visión adventista para avanzar
en la terminación de la tarea de la teología adventista
en el siglo veintiuno. Necesitamos más que unas pocas
doctrinas desconectadas: necesitamos el entendimiento
pleno de sus significados interconectados y la diferencia
que ellos hacen en la comprensión de la vida diaria. Ne-
cesitamos también comprender la revolución teológica
que esta perspectiva de la teología cristiana implica en
comparación con las perspectivas clásica, protestante y
moderna.
Theologika 28:1 (2013) 48-119
De la visión al sistema: terminando la tarea de la Teología Adventista 119

¿Podemos alcanzar estas metas de una manera


intelectualmente sólida? ¿Podemos defender el enfo-
que de la “Gran Controversia” en la teología cristiana
al nivel erudito de la investigación universitaria? ¿Es
posible continuar trabajando en el proyecto teológico
que los pioneros dejaron inconcluso y que muchos ad-
ventistas olvidaron en el camino? ¿Podría semejante
proyecto teológico ayudar a la comunidad adventista
a superar el pluralismo y fomentar la unidad y mi-
sión? La segunda parte de esta serie explorará estas
preguntas.

Theologika 28:1 (2013) 48-119

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