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1. Introducción
1
Durante los últimos veinte años la existencia de problemas
teológicos en el adventismo se ha manisfestado en diferentes maneras:
por ejemplo, por Jack Provonsha, A Remnant Crisis (Hagerstown:
Review and Herald, 1993); William G. Johnsson, The Fragmenting of
the Adventism: The Issues Threatening the Church Today: Why the Next
Five Years are Crucial (Boise: Pacific, 1995); Samuel Korateng-Pipim,
Receiving the Word; How New Approaches to the Bible Impact our Biblical
Faith and Lifestyle (Berrien Springs: Berean, 1996); George Knight,
A Search for Identity: The Development of Seventh-day Adventist Belief
(Hagerstown: Review and Herald, 2000), 160-197.
2
“Pronto la obra concluirá. Los miembros de la iglesia militante que
probaron ser fieles se convertirán en la iglesia triunfante. Al repasar nuestra
historia pasada, habiendo avanzado paso a paso hasta nuestro lugar actual,
yo puedo decir, ¡loado sea el Señor! Cuando veo lo que Dios ha hecho, me
lleno de asombro y confianza en Cristo nuestro líder. No tenemos nada
que temer del futuro, a menos que olvidemos la manera como el Señor nos
ha conducido, y su enseñanza en nuestra historia pasada. Ahora somos
un pueblo fuerte, si ponemos nuestra confianza en el Señor que nos ha
conducido; porque nosotros estamos tratando las poderosas verdades de la
Palabra de Dios. Tenemos todo por lo cual estar agradecidos. Si caminamos
en la luz que brilla de los oráculos vivientes de Dios sobre nosotros,
tendremos grande responsabilidades, correspondientes a la gran luz que
Dios nos ha dado. Tenemos muchos deberes que realizar. Somos deudores a
Dios al usar cada ventaja que él nos ha confiado a fin de embellecer la verdad
de la santidad del carácter, y enviar el mensaje de advertencia, de consuelo,
esperanza y amor, a aquellos que estén en las tinieblas del error y pecado”.
(Ellen White, “General Conference Dayly Bulletin” [enero 29]. 1893, parr. 5).
2. Recordando
3
“Las iglesias protestantes de la era de la Reforma pueden ser
consideradas como el remanente fiel de Dios tras más de un milenio de
apostasía papal. Los adventistas sostienen que varios grupos protestantes
nombrados por el cielo sirvieron como los heraldos de la verdad, restaurando
punto por punto el evangelio a su pureza prístina, pero que estos grupos
uno por uno se volvieron satisfechos con su concepto parcial por la verdad
y fallaron en avanzar a medida que la luz de la Palabra de Dios aumentaba,
y con cada rechazo a avanzar, Dios suscitó otro instrumento escogido para
proclamar su verdad a los habitantes de la tierra. Finalmente, con la llegada
del “tiempo del fin”. . . Dios llamó a otro “remanente”, el designado en Apo
12:17 como el remanente de la larga y digna línea de los héroes de la fe”, Don
F. Neufeld, ed., sv., Remnant, Seventh-day Adventist Encyclopedia, 2da. ed. rev.
(Washington: Review and Herald, 1966).
4
La Creencia fundamental de los Adventistas del Séptimo Día (ASD)
No 1 expresa: “Las Sagradas Escrituras: Las Sagradas Escrituras, que abarcan
el Antiguo y el Nuevo Testamento, constituyen la Palabra de Dios escrita,
transmitida por inspiración divina mediante santos hombres de Dios que
hablaron y escribieron impulsados por el Espíritu Santo. Por medio de esta
Palabra, Dios comunica a los seres humanos el conocimiento necesario para
alcanzar la salvación. Las Sagradas Escrituras son la infalible revelación
de la voluntad divina. Son la norma del carácter, el criterio para evaluar la
experiencia, la revelación autorizada de las doctrinas, y un registro fidedigno
de los actos de Dios realizados en el curso de la historia (2 Ped 1:20, 21; 2 Tim
3:16, 17; Sal 119:105; Prov 30:5, 6; Isa 8:20; Juan 17:17;1 Tes 2:13; Heb 4:12).
5
Ver por ejemplo, Elena G. de White, El conflicto de los siglos (Buenos
Aires, Argentina: Asociación Casa Editora Sudamericana, 1954-2007), 84, 85.
6
Ibíd., 128.
7
Ibíd., 380.
8
Ver, por ejemplo, Gerhard Hasel, “The Anabaptists of the Sixteenth
Century and their Relationship to the Sabbath”, tesis de maestría
presentada en Andrews University, 1960); Peter Van Bemmelen, “The
Reformation Roots of Adventism” (Philadelphia, artículo presentado
en la “Annual Meeting of the Adventist Society of Religious Studies, 1995);
Woodrow Whidden, “Adventist Theology; The Wesleyan Connection”
(Philadelphia, artículo presentado en la “Annual Meeting of the Adventist
Society of Religious Studies, 1995); Charles Scriven, “The Radical Vision
and the Renewal of the Churh” (Philadelphia, artículo presentado en la
“Annual Meeting of the Adventist Society of Religious Studies, 1995); Smuts
van Rooyen “The Reformation Roots of Adventism: A Personal View” ”
(Philadelphia, artículo presentado en la “Annual Meeting of the Adventist
Society of Religious Studies, 1995). George Knight lo resume diciendo que
“en tanto que es cierto que el concepto adventista de salvación por gracia
mediante la fe vino a través de la línea principal de los reformadores,
en realidad la orientación teológica del adventismo se encuentra más
a gusto con lo que ciertos historiadores de iglesia llaman la Reforma
Radical o los Anabaptistas” (A Search for Identity, 30).
9
La diferencia entre las teologías católico romana y adventista es fácilmente
explicable si tomamos en cuenta las fuentes de las cuales cada una edifica su
teología y práctica. Siendo que el catolicismo romano se suscribió a las muchas
fuentes del modelo teológico, podemos entender fácilmente que su teología será
diferente de una teología edificada sobre el modelo de la Sola Scriptura.
10
“A Brief History of Adventist Hermeneutics”, Journal of the Adventist
Theological Society 4:2 (Autumn 1993) 213-214.
11
Ibíd.
12
Ibíd., 214.
13
Ibíd., 213.
14
Richard M. Davidson, Typology in Scripture: A Study of Hermeneutical
tupos Structures (Berrien Springs: Andrews UP, 1981) 416-417.
15
Davidson descubre, “una relación entre la estructura de la tipología
y las de la historia de la salvación.” La primera, él cree, “parece ser idéntica
a los elementos constituyentes de la historia de la salvación y puede por lo
tanto ser subsumida bajo ese título como ‘estructura histórica-salvífica’”. Él
concluye, que la historia de la salvación “parece proveer la supra-estructura
dentro de la cual estos adicionales elementos estructurales son elaborados”
(ibid., 420-421).
16
Maxwell, ibíd.., 214-215.
17
White, Conflicto de los siglos, 276 (la cursiva es para énfasis).
18
Ibíd.
19
Alberto Ronald Timm, “Seventh-day Adventist Eschatology, 1844-
2001: A Brief Historical Overview”, en Pensar la iglesia hoy: Hacia una escatología
adventista, ed. G. A. Klingbeil, M. G. Klingbeil, y M. A. Núñez (Libertador San
Martín: Editorial Universidad Adventista del Plata, 2002), 287.
20
Alberto Ronald Timm, “The Sanctuary and the Three Angels’
22
Review and Herald, Jan, 7, 1858.
23
Movement of Destiny (Washington: Review and Herald, 1971), 87.
24
George Knight, A Search for Identity, 86.
25
En su disertación, Tim concluye que “una evaluación de las
interrelaciones entre estos temas fundacionales tales como (1) Dios, (2)
la El Conflicto Cósmico, (3) el pacto, (4) el santuario, (5) los mensajes de
los tres ángeles, y (6) el remanente, muestran que el tema del santuario
y los mensajes de los tres ángeles no fueron considerados como fines
en sí mismos. Estos temas fueron percibidos como conectadamente
dependientes sobre las realidades trascendentes de Dios, El Conflicto
Cósmico, y el pacto, con el propósito misionológico de preparar un
pueblo remanente para vivir con Dios por la eternidad”, 474.
3. Olvidando
26
Knight, A Search for Identity, 86.
27
“General Conference Daily Bulletin” [January 29], 1893, par. 5
28
See LeRoy Froom, Movement of Destiny, 188-299.
29
Review and Herald, April 1, 1890; Selected Messages, 1:372.
30
Gary Land, “Shaping the Modern Church, 1906-1930”, en Gary Land,
ed., Adventists in America: A History, (Grand Rapids: Eerdmans, 19 86), 164.
31
W. W. Prescott, The Doctrine of Christ: A Series of Bible Studies for Use
in Colleges and Seminaries (Takoma Park: Review and Herald, 1920), 37.
32
Ibíd., 3.
33
A. G. Daniels, Christ our Righteousness: A Study of the Principles of
Righteousness by Faith as Set Forth in the Word of God and the Writings of the
Spirit of Prophecy (Washington: Review and Herald, 1941), 70.
34
Ibíd., 71.
35
Ibíd., 72-73
36
No estoy sugiriendo que las doctrinas de la justificación por la fe y
el santuario bíblico sean incompatibles. Es en el uso de ellas en el rol macro-
hermenéutico en la construcción de la teología que son incompatibles.
Esta afirmación requiere más explicación. A medida que expandimos la
función metodológica de las presuposiciones macro-hermenéuticas en la
construcción de la teología cristiana, este asunto se tornará más claro en la
mente de algunos lectores.
37
En 1874, se creó el Colegio de Battle Creek. Desde entonces, un
número significativo de Colegios adventistas se establecieron no solo en los
USA sino también alrededor del mundo. Sin embargo, con la organización
de sus dos universidades, la Universidad Andrews en 1960 y la Universidad
Loma Linda en 1962, el programa educacional creciente a nivel mundial de
la Iglesia Adventista del Séptimo Día entró en los ámbitos académicos. Este
nuevo entorno académico ha obligado al adventismo a interactuar en un
territorio hasta entonces desconocido, es decir, el mundo académico.
38
Por ejemplo, Jerry Gladson comparó su experiencia al entrar a
los estudios universitarios con la manera como los diez espías se sintieron
después de reconocer la tierra (Núm 13:32, 31). “Me sentí del mismo
modo cuando entré en la Universidad Vanderbilt para realizar estudios
superiores en Antiguo Testamento. Ésta era por cierto la ‘tierra de los
gigantes’, y yo no estaba seguro de que mi rústica teología fuera suficiente
para matar a los gigantescos intelectos que lo habitaban. Yo veía en cada
profesor un adversario formidable. A fin de sobrevivir, pensé, que debía
ser intelectualmente capaz para empalarlo sobre la lógica de mi posición
teológica. Puesto a que cada profesor era un declarado crítico histórico,
estaba tentado a transferir mi inseguridad en una actitud contraria hacia el
método histórico-crítico”. “Taming Historical Criticism: Adventist Biblical
Scholarship in the Land of the Giants”, Spectrum, April 1988, 19.
39
Ver, George R. Knight, “Twenty-seven Fundamentals in Search of a
Theology”, Ministry, February 2001, 5-7.
4. El cambio
40
Seventh-day Adventists Answer Questions on Doctrine (Washington:
Review and Herald, 1957), 21-25.
41
Movement of Destiny, 34, 35.
42
Ibíd., 181.
43
Questions on Doctrine, 21.
44
Ibíd., 24-25.
45
Movement of Destiny, 181.
46
Ibíd., 142.
47
Ibíd.
48
“Nunca olvide que el día de la Expiación del Antiguo Testamento
apuntaba al evento de Cristo, a la cruz del Calvario. Es un error insistir
en un barajo calendárico tratando de establecer el cumplimiento del Día
de la Expiación en el siglo diecinueve. El antiguo Día de la Expiación no
habla del siglo diecinueve. Señala a la cruz de Cristo. Ése es el final donde,
la expiación plena se realizó. El Calvario fue el único lugar de expiación
completa. Nosotros miramos solamente al Calvario, no a un evento o fecha
inventada por el hombre”. Desmond Ford, Right with God Right Now: How
God Saves People as Shown in the Bible’s Book of Romans (Newcastle: Desmond
Ford, 1998), 55.
49
De esta manera Ford cumplió la predicción de Elena de White
que los pilares del adventismo no solo serían desafiados sino también
cambiados. “En el futuro [predijo Elena de White] se levantará toda clase
de engaño, y deseamos terreno sólido para nuestros pies. Deseamos pilares
sólidos para el edificio. Ni un alfiler debe ser removido de lo que el Señor ha
establecido. El enemigo traerá teorías falsas, tales como la doctrina de que no
hay Santuario. Éste es uno de los puntos sobre los cuales habrá una apostasía
de la fe. ¿Dónde podremos hallar seguridad a menos que sea en las verdades
que el Señor ha estado dando durante los últimos cincuenta años? (Review
and Herald, May 25, 1905; Evangelism, 224).
50
“El centro del terremoto, sin embargo, es doctrinal —el evangelio
y el santuario. Que la justicia por la fe paulina es el término técnico para la
59
Por ejemplo, la revista Proclamatión editada por Dale Ratzlaff da
expresión a la experiencia de ex–adventistas que jamás usaron la doctrina
del Santuario como una visión que abre la visión al sistema completo de
la verdad coherente y harmoniosa. Implícitamente, ellos entienden el
cristianismo desde la perspectiva teológica de los evangélicos.
60
Movement of Destiny, 542.
61
Para una introducción a la pluralidad de fuentes teológicas en la
63
Para una introducción y una evaluación del pensamiento de Guy
en su libro Thinking Theologicaly, ver Norman Gulley, Systematic Theology:
Prolegomena (Berrien Springs: Andrews UP, 2003), 110-116.
64
Guy, al comienzo de su libro, cándidamente concuerda con la
definición de teología del teólogo modernista Langdon Gilkey al decir, “la
interpretación de la fe —es decir, pensar acerca del significado de la fe— la
teología es la actividad de pensar tan cuidadosa, sistemática, y creativamente
como sea posible acerca del contenido, fundamento e implicaciones de la
vida religiosa de uno, incluyendo la experiencia (o ‘espiritualidad’ y práctica
así como la creencia” (Thinking Theologically: Adventist Christianity and the
Interpretation of Faith [Berrien Springs:Andrews UP, 1999], 4).çç
65
Guy adopta esta definición de teología de Langdon Gilkey (4,
n. 4). Aquí tenemos un ejemplo de cómo muchos teólogos adventistas
derivan sus supuestos teológicos básicos de otros teólogos, descuidando
el trabajo necesario de deconstrucción teológica. Para una introducción
a la noción de Religionsgeschichte ver Ernst Troeltsch, Religion in History
(Minneapolis: Foretress, 1991). Teólogos notables que utilizan el enfoque
teológico sistemático siguiendo esta perspectiva son, por ejemplo, Friedrich
Schleiermacher, The Christian Faith, trad. H. R. Mackintosh y J. S. Steward,
trad. Es. De la 2da. Ed. alemana (1830) (Edinburg: T. & T. Clarl, 1928); The
Christian Faith, trad., E. Paul Garret (Minneapolis: Fortress Press, 1991);
Wolfhart Pannenberg, Systemaic Theology, trad. Geoffrey Bromiley, 3 vols.,
(Grand Rapids: Eerdmans, 1991), vol. 1.
66
“Estrictamente hablando, el lema de la Reforma de sola Scriptura,
‘solo con la Escritura’, interpretado popularmente como ‘la Biblia y
solamente la Biblia’, ha sido siempre una exageración polémica... Histórica y
experimentalmente, un lema más preciso es, ‘prima Scritura’(primeramente
por la escritura). Tal vez mucho mejor sería una afirmación de algo parecido
al ‘quadrilatero wesleyano’, consistente de la Escritura, la tradición, la razón y
la experiencia” (Thinking Theologically, 137). Ver también Richard Rice, Reason
and the Contours of Faith (Riverside: La Sierra UP, 1991), 88-98; y Woodrow W.
Whidden, “Sola Scriptura, Inerrantist Fundamentalism and the Quadrilateral: Is
‘No Creed but the Bible’ a Workable Solution”, AUSS 35:2 (1997): 211-226
67
“Debido a las diferencia ontológicas entre nuestra realidad y la de Dios
—es decir, entre la finitud y la infinidad—nuestro lenguaje no puede ser aplicado
directamente a Dios”(Thinking Theologically, 187). Como la Escritura pertenece al
lenguaje humano, no podemos encontrar en ella revelación divina. La diferencia
ontológica, como es entendida por Guy (él no expande semejante asunto
fundacional en su libro), lo prohíbe. Por supuesto, si la diferencia ontológica
pudiera ser, interpretada de un modo diferente, entonces la revelación divina
podría ser también interpretada de un modo diferente. Esta convicción surge
de la aceptación implícita de la empírica limitación kantiana del conocimiento
de las cosas y eventos que ocurren en el espacio y el tiempo. Siendo que Dios, el
infinito, no actúa en el tiempo como lo hacen los seres finitos, los humanos no
pueden conocer a Dios directamente, ni Dios puede hablar directamente a los
humanos en espacio y tiempo.
68
“Una interpretación adecuada de la fe [explica Guy] debe exhibir,
entre otras cosas, el contenido cognitivo de la fe, debe mostrar las relaciones
de la fe con lo que se cree que es cierto acerca del mundo y la existencia
humana. Aparte de estas relaciones, la fe es literalmente ‘sin sentido’, sin embargo
tranquila, llena de júbilo, virtuosa o valiosa de modo que pueda hacer que
una persona lo sienta.
69
Ver, por ejemplo, Herold Weis, “Revelation and the Bible: Beyond
Verbal Inspiration”, Spectrum 7:3 (1975) 49-54; y Edward W. H. Vick, Spealing
Well of God (Nashville: Southern, 1979) 21-22.
70
La concepción de Karl Barth de que la Escritura no es revelación
sino que da testimonio acerca de ella, en particular, acerca de Jesucristo.
Para un análisis y crítica del Modelo de Revelación moderna de Revelación-
Inspiración en general, y, en particular la concepción de Karl Barth, vea mi
Back to Rvelation-Inspiration: Seaching for the Cognitive Foundations of Christian
Theology in a Postmodern World (Lanham: UP of America, 2001).
71
Desafortunadamente, Guy no desarrolla su concepción de
revelación e inspiración de la Escritura, dejando a sus lectores la tarea de
adivinar a partir de las pistas dispersas lo que puedan encontrar sobre las
cuestiones relacionadas o con lo que pasa a través de sus declaraciones
en su Thinking Theologically [Pensando Teológicamente]. Por ejemplo, él
declara que “teológicamente, los escritos canónicos del Nuevo Testamento
constituyen el testimonio primario de la revelación de Dios en la persona de
74
La búsqueda por significado requiere que los sistemas de creencia
sean consistentes y coherentes. Todas las creencias y enseñanzas deberían
ser consistentes entre sí y coherentes con las realidades a las cuales ellas se
refiere.
75
“Me temo que si los líderes de la iglesia insisten en adoptar una
interpretación bíblica fundamentalista, literal en este asunto [los largos
períodos de vida sobre esta tierra], ellos demostrarán que están volviendo
sus espaldas a la ‘verdad presente’”, (Ervin Taylor, “Before Adam”, Adventist
Today, November-December 1994, 21).
76
“Existe una evidencia abrumadora, reunida durante los dos
últimos siglos en un amplio espectro de las disciplinas científicas,
mostrando que el marco de tiempo para el registro fósil debería ser
medido en cientos de millones de años. Dentro del último siglo, evidencia
impresionante ha sido también reunida sugiriendo que el marco del
tiempo para los fósiles parecidos a los humanos (homínidos) —y los
artefactos que ellos fabricaron— se extienden cientos de miles e incluso
varios millones de años atrás” (íbid., 20).
77
Fritz Guy, “Interpreting Genesis One”, 5-16.
Así, Fritz Guy nos invita a considerar Génesis 1 “como una
78
80
Raymond F. Cotrell explica la premisa básica de la inspiración del
pensamiento de la siguiente manera. En la Escritura “el mensaje mismo es
de origen divino, y la formas del lenguaje y el pensamiento en los cuales es
expresado refleja las características personales y el trasfondo de los escritores
respectivos” (“Inspiration and Authority in Relation to Phenomena of
Natural World”, en James L. Hayward, ed., Creation Reconsidered: Scientific,
Biblical and Theological Perspectives [Roseville: Association of Adventist
Forums, 2000], 195).
81
Las consecuencias hermenéuticas de la “inspiración del pensamiento”
para la interpretación de Génesis 1 son claras. “Puesto que el mensaje de
Dios revelado en la Biblia es inspirado y la forma en que llega a nosotros es
humano, es razonable concluir que el mensaje en sí es inviolable pero que
la forma puede reflejar una perspectiva humana incompleta e imperfecta”,
(ibíd., 5).
82
El problema a ser considerado aquí [la interpretación de la historia
de la creación del Génesis] no son inherentes con el mensaje inspirado,
correctamente entendido; ellos pueden surgir de la forma no inspirada o
de nuestra compresión incorrecta ya sea el mensaje o la forma. Es también
razonable concluir que se necesitan criterios objetivos con los cuales se
distinga entre el mensaje y la forma no inspirada en el cual viene a nosotros”.
Los criterios objetivos, por supuesto, son provistos por teorías científicas
humanas (ibíd., 5-6).
83
Para una ilustración del rol hermenéutico de la evolución en la filosofía
y teología, ver, por ejemplo, Alfred North Whitehead, Process and Reality: An
Esaay in Cosmology, Gifford lectures, 1927-28 (New York: Mcmillan, 1960); y Pierre
Teilhard de Chardin, The Phenomenon of Man (New York: Harper & Row, 1939).
84
La noción de la no inmortalidad del alma es una excepción, al pasar
la prueba científica.
85
Richard Rice, Believing, Behaving, Belonging; Finding New Love for the
Church (Roseville: Association of Adventists Forum, 2002), 110, 208.
86
Clifford Goldstein entiende la incompatibilidad total entre la
evolución y la teología adventista cuando escribe que “lo que me pasma a
mí no es tanto que la gente pueda creer en la evolución (después de todo,
yo lo hacía), sino que todavía ésos quieran ser Adventistas del Séptimo Día.
Yo puedo respetar a alguno que, creyendo en la teoría evolucionista, rechace
totalmente a la Iglesia Adventista. Pero no respeto a aquellos que piensan que
puedan fusionar los dos” (“Seventh-day Darwinians”, Adventist Review (Online
edition, July 24, 2003). Respondiendo a aquellos que no ven la incompatibilidad,
Goldstein explica, “si la evolución es cierta, entonces la historia de Adán y Eva se
convierte en nula y vacía. Si eso es nulo y vacío, ¿qué ocurre con la caída? Sin la
caída, la cruz se convierte en un gesto vacío, que destruye todos los terrenos para
la Segunda Venida. Por tanto, parece imposible reconciliar al adventismo con la
evolución. Alguien puede ser uno (un adventista) o el otro (un evolucionista),
pero no ambos. Todo lo cual viene al punto real de mi artículo: considerando
que la evolución y el adventismo no pueden ser reconciliados, ¿deberíamos
de estar pagando a gente que se para en nuestras aulas o púlpitos y promueve
evolución?” Adventist Review (Online edition, July 25, 2003).
87
“The Theological Landscape”, Supplement to the Adventist Review,
June 13, 2002, 3-8.
88
Al comentar sobre el primer adventismo (1844-1885) George
Knight recalca que “la colocación de su teología en el marco del último
gran conflicto entre el bien y el mal se establece en el corazón del libro de
Apocalipsis le dio una urgencia que finalmente puso a los Sabatarianos
en una misión cada vez mayor de amonestación al mundo” (A Search for
Identity, 86).
95
Explicando por qué él habla de “cristianismo adventista” en vez
de simplemente “adventismo”, Guy espera que “este uso servirá como
un recordatorio suave pero frecuente de que nuestra distintividad no es
el propio centro de nuestra teología o nuestra espiritualidad.” Unas pocas
oraciones después, él especifica el modo como él entiende la relación
entre el adventismo y el mundo cristiano. “La espiritualidad, práctica y
creencia adventista no constituye el epítome o la perfección del cristianismo
sino una actualización particular de él —que para mí, junto con muchos
otros es el mejor disponible, y continúa siendo el formador, desafiando
y recompensando” (Thinking Theologically, 10). Aquí estamos lejos de la
noción de la iglesia remanente o de la doctrina de santuario como la visión
de la cual los pioneros adventistas descubrieron un sistema completo de
teología y verdad. En vez de eso, Guy, representante notable del adventismo
progresivo, parece entender el sistema de teología cristiano a partir de la
metodología de las tradiciones clásicas y modernas de las teologías cristianas
de las cuales él toma libremente.
96
El sector progresivo prefiere hablar acerca de la “comunidad”
adventista en vez de la designación más tradicional “Iglesia Adventista”. “Yo
deseo usar la palabra ‘comunidad’ en vez de ‘iglesia’ —explica Guy— como un
recordatorio frecuente del ideal que estamos llamados a actualizar tan a menudo
que podamos. El hecho incidental que una comunidad cristiana de fe está
organizada generalmente en una iglesia estructurada no altera el hecho esencial
de que esto sea, primero y sobre todo, una comunidad. Es importante para la
salud de la comunidad que reconozca las maneras en las cuales sus estructuras
de organización tienden a distorsionar y subvertir su naturaleza como una
comunidad” (Thinking Theologicaly, 34-36). Sin embargo, la Escritura usa el
término “iglesia” para identificar la comunidad de Cristo, Mientras la palabra
bíblica “iglesia” se refiera a una comunidad, la distingue con precisión teológica
de todas las demás comunidades humanas. Entonces, difícilmente podemos
ignorarla o reemplazarla con el término más general de “comunidad”. En tanto
que Guy afirma correctamente que las organizaciones y estructura tiende a
“distorsionar” y “subvertir” la naturaleza de la comunidad, él parece olvidar
que ninguna comunidad puede existir sin organización y estructura. Así, evitar
la organización y la estructura no es la solución para evitar la “distorsión” y la
“subversión de la naturaleza de la comunidad. La organización y la estructura no
son el problema. El problema es el modo de pensar teológicamente. La solución
103
Este modelo se convirtió muy arraigado en el diseño de teología
cristiana clásica (Jack A. Bonsor, Athens and Jerusalem: The Role of Philosophy
in Theology [New York: Paulist, 1993], 22-31). Este modelo, todavía presente
en la síntesis moderna de teología cristiana, está metodológicamente unido
a la multiplicidad de las fuentes le las teologías clásica y moderna (ver, por
ejemplo, David Tracy, Blessed Rage for Order: The New Pluralism in Theology
[San Francisco: Harper & Row, 1988], 43-56). La teología cristiana siempre
se ha adaptado a la filosofía, la ciencia, y la cultura del día. Por tanto, no
debe sorprender que los cristianos continúen haciendo lo mismo cuando
enfrentan el secularismo y la posmodernidad.
108
Steve Daily aboga explícitamente la carismatización del adventismo
como la única manera de encontrar relevancia y ser auténticamente cristianos
(Adventism for a New Generation, 313). Lloyd Grolimund informa un elevado
nivel de carismatización del adventismo en Australia (ver “Fire in the
Church”, en Samuele Bachiochi, End Time Issues 110 [Newsletter: http://
www. Biblical perspectives. Com/,2,01, 2004]). Norteamérica y Europa no
son inmunes a esta tendencia.
109
Según la iglesia católica, “los sacramentos son los signos eficaces de la
gracia, instituidos por Cristo y encomendados a la iglesia, mediante los cuales
nos es dispensado la vida divina” (Cathecism of the Catholic Church, Internet ed.
[Vatican: Librería Editrice Vaticana, 1993], 1131). Ver también Tomás Aquino,
Summa Theologica, IIIa. 60. 2-3. En una cultura pragmática y escenario carismático,
la música se torna en el signo espaciotemporal eficaz de la gracia que nos es
dispensada. El nuevo sacerdote es el “director de la adoración”. Mediado de este
modo, la recepción de la gracia y la salvación no requiere de la predicación o el
entendimiento de la Escritura. La clase de música involucrada es irrelevante, en
tanto que esta despierte el espíritu (las emociones) de los adoradores.
110
Deberíamos entender los conceptos divididos sobre la música
rock en la adoración de la iglesia como el resultado de las distintas visiones
hermenéuticas y los sistemas teológicos. Mientras Samuele Bacchiocchi y
otros autores alegan la posición tradicional del adventismo que rechaza la
música rock como una opción en la adoración de la iglesia (The Christian
& Rock Music: A Study on Biblical Principles of Music [Berrien Springs:
Biblical Perspectives, 2000]), Ed Christian critica el libro de Bacchiocchi y
piensa que en algunas circunstancias habría lugar para la música cristiana
contemporánea en la adoración adventista (“The Christian & Rock Music:
A Review Essay”, JATS 13:1 [2002] 150-183; más extenso y más revisado
en Joyful Noise: A Sensible Look at Christian Music [Hagestown: Review and
Herald, 2003]).
111
La concepción clásica de los “sacramentos” está en la base de una
concepción mecánica de salvación abogada por el catolicismo romano, el
protestantismo, y la mayoría de los sectores evangélicos de Norteamérica.
La película de Mel Gibson “La pasión de Cristo” se nutre en esta teología
de salvación no bíblica y se está tornando en un sacramento para una
audiencia secular posmoderna saturada de multimedia. Ver, por ejemplo,
los comentarios sobre “La pasión de Cristo” en Way of Life Literature
(http://www.wayoflife. org/fbns/melgibson-thepassionofthe christ/
melgibson/film.html).
112
Los evangélicos están divididos profundamente en dos grupos
principales que Albert Moehler, Jr. Denomina el “Partido de la doctrina
[tradicional]” y el “Partido de la Experiencia [progresiva]” (“‘Evangelical’:
What’s in a Name? (¿Qué es lo que hay en un nombre?)”, en The Coming
Evangelical Crisis: Current Challanges to the Authority of Scripture and the Gospel,
ed John H. Armstrong [Chicago: Moody, 1996], 32). Muchos evangélicos tienen
problemas con el movimiento carismático. Ellos no están de acuerdo con la
noción de que Dios habla a la iglesia aparte de la Biblia (R. Fowler White, “Does
God Speak Today Apart from Bible?”, en The Coming Evangelical Crisis, 86); con
la idea de la propulsión-carismática en que la cultura en lugar de la Escritura
debería gobernar nuestro estilo de adoración (John F. MacArthul, Jr., “How
Shall We Then Worship?”, en The Coming Evangelical Crisis, 175-187), o con la
música y lírica cristiana contemporánea (Leonard Payton, “How Shall We Sing
to God?”, en The Coming Evangelical Crisis, 189-206).
113
Secularización significa definir las perspectivas y prácticas de uno
mediante la cultura (seculus, el mundo) y no con la Escritura (lo sagrado,
Dios); ver, Millard J. Erickson, Where is Theology Going, 102).
5. Reafirmando
114
En algunas iglesias adventistas de Norteamérica, uno puede oír
más referencias de C. C. Lewis y Dietrich Bonhoefer que de Elena de White.
Un ejemplo reciente de esta perspectiva es el uso que hacen del libro de Rick
Warren, The Purpose od Driven Life (Grand Rapids: Zondervan, 2002) algunos
pastores adventistas en la Escuela Sabática y en el entrenamiento de laicos.
La premisa total de la cual procede este libro es la interpretación calvinista
de presciencia, predestinación, y providencia que se encuentra en directa
contradicción con el entendimiento bíblico de estas cuestiones. Cuando no
entendemos estos asuntos en su contexto sistemático bíblico, implícitamente
permitimos que su interpretación arraigada filosóficamente se torne en un
principio hermenéutico que de forme a la constelación entera de las doctrinas
cristianas. Cuando los pastores promueven esta clase de libros, no debe
sorprendernos que los creyentes tengan la impresión de que el adventismo
es compatible con estos y apoyan las ideas que ellos contienen.
Ibíd., 138-141.
116
117
Ver, por ejemplo, Rusell R. Standish y Collin D. Standish, Adventism
Challenged: The Gathering Storm (Brisbane: Hartland Institute, 1986).
125
Heppenstall ha escrito el estudio sistemático más abarcante sobre
el Ministerio Sacerdotal de Jesucristo en Our High Priest: Jesus Christ in
the Heavenly Sanctuary (Washington: Review and Herald, 1972). También
escribió Salvation Unlimited: Perspectives in Righteousness by Faith (Wshington;
Review and Herald, 1974), y The Man Who is God: A Study of the Person and Nature
of Jesus, Son of God and Son of Man (Washington: Review and Herald, 1977).
Christ Our Salvation: What God Does For Us and In Us (Mountain
126
(Grand Rapids: Eerdmans, 1975); New Testament Theology: Bassic Issues in the
Current Debate (Grand Rapids: Eerdmans, 1978); Biblical Interpreting Today
(Washington: Biblical Research Institute, 1985); y Speaking in Tongues: Biblical
Speaking in Tongues and Contemporary Glossolalia (Berrien Springs: Adventist
Theological Society Publications, 1991).
128
Rest for Modern Man: The Sabbath for Today (Nashville: Southern,
1976); Divine Rest for Human Restlessness; A Theological Study of the Sabbath for
Today (Rome: Pontifical Gregorian UP, 1980); The Sabbath in the New Testament;
Answers to Questions (Berrien Springs: Biblical Perspectives, 1985); The Time
of the Crucifixion and the Resurrection (Berrien Springs: Biblical Perspectives,
1985); The Advent Hope for Human Hopelessness: A Theological Study of the
Meaning of the Second Advent for Today (Berrien Springs: Biblical Perspectives,
1986); Hal Lindsey’s Prophetic Jigsaw Puzzel: Five Predictions that Failed! (Berrien
Springs: Biblical Perspectives, 1987); Wine in the Bible: A Biblical Study on
the Use of Alcoholic Beverages (Berrien Springs: Biblical Perspectives, 1989);
The Marriage Covenant: A Biblical Study on Marriage, Divorce, and Remarriage
(Berrien Springs: Biblical Perspectives, 1991); From Sabbath to Sunday: A
Historical Investigation on the Rise of Sunday Observance in Early Christianity
(Rome: Pontifical Gregorian UP, 1995); God’s Festivals: In Scripture and History
(Berrien Springs: Biblical Perspectives, 1995); Immortality or Resurrection? A
Biblical Study on Human Nature and Destiny History (Berrien Springs: Biblical
Perspectives, 1995); and Sabbath under Crossfire (Berrien Springs: Biblical
Perspectives, 1995).
129
Typology in Scripture: A Study of Hermeneutical tupos Structure
(Berrien Springs: Andrews UP, 1981); A Love Song for the Sabbath (Washington:
Review and Herald, c1988); and Flame of Yahweh. Sexuality in the Old Testament
(Peabody: Hendrickson, 2007).
130
Knight, A Search for Identity, 176. Arnold V. Wallenkampf and
Richard Lesher, eds., The Sanctuary and the Atonement: Biblical, Historical,
and Theological Studies (Washington: General Conference of Seventh-Day
Adventists, c1982); Frank B. Holbrook, ed., Symposium on Daniel; Introductory
and Exegetical Studies (Washington: Biblical Research Institute, c1986); Frank
B. Holbrook, ed., The Seventy Weeks, Leviticus, and the Nature of Prophecy
(Washington: Biblical Research Institute, 1986); Frank B. Holbrook, ed.,
Issues in the Book of Hebrews (Silver Springs: Biblical Research Institute,
c1989); Frank B. Holbrook, ed., Doctrine of the Sanctuary: A Historical Survey
(1845-1863) (Silver Springs: Biblical Research Institute, c1989); Frank B.
Holbrook, ed., Symposium on Revelation (Silver Springs: Biblical Research
Institute, 1992); Frank B. Holbrook, ed., Symposium on Revelation, 2 vols.
(Silver Springs: Biblical Research Institute, 1992).
6. Conclusión
131
La diversidad “implica que hay una base común (la Escritura)
sobre la cual las diferentes opiniones pueden ser enfocadas y resueltas. Si
existe un fundamento, la Biblia, entonces desde esta base aceptada en común
surgirá el crecimiento en conocimiento, crecimiento espiritual, y crecimiento
en el entendimiento de la naturaleza de Dios. Si imaginamos a la Escritura
como el árbol de nuestro conocimiento en el cual éstos crecen, entenderemos
fácilmente que algunos frutos no aparecerán sobre un árbol que tiene este
fundamento. La variedad de frutos pueden estar en las diferentes etapas
de crecimiento. No todos tendrán el mismo color. Como escribió el apóstol
Pablo: hay ‘un Señor, una fe, un bautismo’ (Efe 4:5 NIV). Sobre la base de esta
única fe habrá unidad —no pluralismo. Pero diferentes opiniones pueden
ser abordadas y resueltas porque la Biblia es la norma de nuestra fe”
(Frank M. Hasel, “Living With Confidence Despite Some Open Questions:
Upholding the Biblical Truth of Creation Amidst Theological Pluralism”,
JATS 14:1 (2003) 246.
132
Frank Hasel explica correctamente que “pluralismo” “expresa la idea
de que existen afirmaciones contradictorias de verdad que están en competencia
unas con otras porque no hay una base común, fundamento o punto de partida.
Existen diferentes fuentes de conocimiento, como la experiencia, la razón,
la filosofía, la ciencia naturalista, y la Escritura. Imagine cada una de estas
fuentes como un árbol, produciendo cada una su propio fruto característico.
Estos árboles crecen separados el uno del otro, alegando cada uno tener más
importancia que los demás. Mientras haya pluralismo no habrá unidad. En vez
de unidad tenemos alegatos conflictivos de verdad y puntos de vista dentro de
la iglesia que conducirán a la fragmentación, ambigüedad y duda” (Ibíd.).