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ISBN 978-987-693-806-8
OBRAS COMPLETAS
RAIMUNDA
TORRES Y
QUIROGA
Compilación, estudio preliminar
y notas de Carlos Abraham
TOMO II
Miscelánea
Yo no envidio a los que ríen: es posible vivir sin reírse… ¡pero sin
llorar alguna vez!1
Gustavo Adolfo Bécquer.
1 La frase proviene de “Pensamientos”. En: Bécquer, Gustavo Adolfo. Obras, vol. I.,
pág. 241. Madrid: Imprenta de Fortanet, 1871.
Supersticiones y creencias
2 Como he explicado en el estudio preliminar, se trata del español Augusto Jerez Per-
chet (1844-1903).
3 Zona del cantón de Berna, más elevada que el resto. Incluye las regiones del lago de
Thun, del lago de Brienz y los Alpes berneses.
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Mac Lean sabía que toda resistencia sería inútil, pues que el enemigo
era superior en armas y soldados. En tamaño apuro se acordó de la bruja
de Corrivreckan y corrió a verla.
–No te aflijas, rey mío, que la victoria será tuya –le dijo la vieja, su-
biendo a lo alto de una peña. Allí comenzó a agitar su mágico pañuelo.
El Almirante, que esperaba que el castillo se preparase a la defensa, se
sorprendió no poco al ver que estaba silencioso como una tumba; ni un
arquero cruzaba sus almenas.
–Es extraño, murmuró, y mandó al grumete que se encaramara al tope.
–¿Qué ves? –le preguntó.
–Un cuervo que revolotea en rededor del castillo.
–Fíjate bien.
–Veo otro cuervo que se une al primero lanzando fúnebres graznidos.
–Mira, grumete, mira.
–Veo otro cuervo, otro, otro, otro. ¡Gran Dios’
–¿Qué sucede, grumete?
–Los seis cuervos colocados en forma de batalla, parecen centinelas
sobre las torres del castillo de Duart.
–Desciende, grumete.
Aún no había concluido de pronunciar estas palabras, cuando se des-
encadenó una furiosa tempestad. La armada no se volvió a ver más. Las
olas la habían tragado.
Cuando la calma se restableció, la bruja bajó de la peña pero en su
mano no se veía el pañuelo y en verdad que ya no le hacía falta. La tra-
dición de la hechicera Corrivreckan, concluye afirmando que la hermosa
princesa dio su mano a Mac Lean y no se acordó más de su patria.
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