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HUMANIDAD=CULTURA=EDUCACION
La cultura así presentada se nos presenta como la totalidad del hacer humano: se trata no
sólo de lo producido conscientemente sino que también de aquello como las costumbres o el
hábito que son también resultados del actuar en sociedad. Cultura es así todo lo que el ser
humano ha hecho y hace, objetivado en productos (“materiales” o “simbólicos”). En este sentido,
el británico Edward Burnett Tylor (1832-1917) define la cultura o civilización como "el conjunto
complejo que comprende el conocimiento, la fe, el arte, las reglas morales, jurídicas, las
costumbres y toda otra aptitud o hábito adquirido por el hombre como miembro de la sociedad".
En esta enumeración de elementos, Tylor olvida, sin embargo, el trabajo como factor fundamental
de humanización y, por tanto, de culturización.
La cultura, siendo propia del ser humano, es universal: todos los seres humanos, en
cuanto son humanos, son cultos. Como todo ser humano, en cuanto humano, hace
humanamente algo humano, todo ser humano es culto. Dicho de otro modo, todo ser humano,
en cuanto tal, “tiene” cultura, es culto. Tanto Xi, como Sam Boga así como los otros personajes
de la película Los dioses deben estar locos son “cultos”.
Esta idea de cultura como totalidad del hacer humano incluye no sólo los productos
culturales sino que también el hacer humano mismo y los medios con los que se realiza ese
hacer. Este hacer objetivado no es sino que la exteriorización de las potencias subjetivas de los
seres humanos actuando cooperativamente (sin importar en este nivel de abstracción que esa
cooperación sea voluntaria o forzada, autónoma o heterónoma), interactuando, relacionándose
recíprocamente, actuando a partir de normas elaboradas por los seres humanos mismos. La
cultura como hacer objetivado, como producto, es interiorizada en y por los sujetos, es
1
Dewey, John Art. Education en Monroe, Paul Encyclopedia of Education.- Columbia: s. d., 1019-1913
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Naturaleza y cultura
Cabe señalar que ya los sofistas establecen la diferencia entre “lo que es por
naturaleza” y “lo que es por convención” o “por ley”. Los cínicos, por su parte, se oponen a todo
lo que no sea la “simplicidad” natural, considerando la cultura como un signo de corrupción y
decadencia, siendo seguidos siglos más tarde por Jean-Jacques Rousseau. Para los estoicos,
por su lado, vivir según la Naturaleza es vivir según la razón universal.
2
Noel, Hermann Teoría de la Educación.- Buenos Aires: Losada, 1959.-
3
Marx, Karl Manuscritos Económico-Filosóficos.-Santiago de Chile: Centro Gráfico.- 2005.- p. 142
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Estas concepciones olvidan que el ser humano es antes que nada una corporalidad, un
cuerpo viviente, un organismo que vive de sus intercambios con el medio natural, apropiándose
de los objetos de ese medio y devolviéndole sus desechos. El ser humano vive de la naturaleza,
es decir, la naturaleza es su cuerpo. El ser humano es un ser “natural”, objetivo.
En este sentido, se podría decir que los animales también producen, pero producen
sólo lo que necesitan inmediatamente para sí y sus retoños; producen sólo en una dirección,
mientras que el ser humano produce universalmente. “Los animales producen únicamente por
mandato de la necesidad física inmediata, mientras que el hombre produce incluso libre de la
necesidad física y sólo produce verdaderamente cuando está libre de esa necesidad; los
animales se reproducen sólo a sí mismos, mientras que el hombre reproduce la naturaleza
entera; el producto de los animales pertenece inmediatamente a su cuerpo físico, mientras que
el hombre se enfrenta libremente a su producto. Los animales construyen únicamente según la
necesidad y la medida de la especie a la que pertenecen mientras que el hombre sabe producir
según la medida de cualquier especie y sabe siempre imponer al objeto la medida que le es
adecuada; por ello, el hombre crea también según su sentido de la belleza”6.
De aquí entonces que se pueda afirmar que el ser humano no es un ser puramente
natural: a lo menos se distingue de los otros seres vivos, primero, porque se produce a sí
mismo, segundo, porque construye medios de trabajo que le permiten producir otros medios de
trabajo; tercero, porque ha producido un sistema de comunicación que se podría denominar,
siguiendo a Maturana, “conversacional”. La cultura es, desde este punto de vista, la segunda
naturaleza del ser humano (Hegel).
Esta relación entre naturaleza y actividad humana nos remite a la idea de la cultura
como trabajo o cultivo. El término “cultura” proviene del latín cultus, del verbo colere que
significaba “cultivar”. “Cultus” significaba el estado de un campo cultivado. Como el cultivo de un
campo precisa de un esfuerzo constante, de trabajo, de cuidados, el término “culto” pasó a ser
sinónimo de “cuidado”. Un ser humano “culto” es un ser que “cultiva” su espíritu; el “inculto”, por
el contrario, es como un campo sin cultivar. En este sentido, el término “cultura” se entiende
aplicado al ámbito del individuo y mantiene una cierta relación con el término griego paideia.
Cabe señalar que en ese mismo período, se tiende a asociar la cultura a una situación
social privilegiada, en cuanto actividad propia de las clases dominantes: lecturas de libros
4
Marx, 2005: 70
5
Kant, Inmanuel Crítica del Juicio, § 83
6
Marx, 2005: 70
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“cultos”, audición de música “culta” (la llamada “música clásica”). Si la cultura supone el
disponer de un cierto “ocio”, este sólo lo pueden gozar quienes tienen dinero suficiente para no
entregarse al “neg-ocio” (negación del ocio).
Cultura y civilización
Pero, dice Elias, la “civilización” no tiene el mismo significado en todas las naciones de
Occidente. Para los alemanes, la “civilización designa algo muy útil, pero secundario, designa
aquello que constituye el costado exterior del ser humano, la superficie de la existencia
humana... Cuando el alemán quiere definirse a sí mismo, cuando quiere expresar el orgullo
que siente por lo que ha realizado y por lo que es, emplea la palabra cultura”. El término
“cultural” en alemán no designa los valores de ser de un hombre sino que el valor y el carácter
de algunos productos humanos. La cultura se refiere así a productos del hombre, a las obras de
arte, los libros, los sistemas religiosos o filosóficos que expresan las particularidades de un
pueblo. El término “cultura” tiene un sentido limitativo. La noción de “civilización”, por el
contrario, tiende a reducir la diferencia entre los pueblos al poner el acento en aquello que es
común a todos los hombres o al menos debiera serlo.
Como se ve, el término “cultura” es polisémico. De ahí las dificultades para su uso,
debiendo en cada caso especificarse el significado que se le ha dado. Sin embargo, a partir de
la idea de que “todo es cultura”, el término es utilizado indiscriminadamente en cualquier
contexto. Más aún, desde mediados del siglo XIX se pretende describir y explicar fenómenos
socio-históricos de distinta naturaleza a partir de la noción de “cultura”: la “cultura de empresa”,
la “cultura de tal o cual partido”, etc. Se ha constituido así una verdadera ideología de la cultura:
el culturalismo.
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El culturalismo
1) El ser humano vive en un universo simbólico creado por el mismo (Ernst Cassirer).
Para el ser humano toda realidad es simbólica. Las percepciones, juicios, evaluaciones sólo
tienen sentido y son relativos al sistema cultural al que se pertenece. Como toda realidad es
percibida a través del sistema cultural al que se pertenece, la cultura es la medida de todas las
cosas.
4) Cada sociedad tiende a constituir una totalidad cultural original. Así los alemanes
tendrían una cultura diferente a la de los norteamericanos: mientras estos tenderían a la
realización de sí, los primeros tenderían a la “conservación de los modelos culturales”.
LA PEDAGOGÍA DE LA CULTURA
Dilthey escribe “Lo que el hombre es y lo que desea ser lo experimenta sólo en el
desarrollo de su esencia a través de los siglos, desarrollo que no termina nunca, y en los
conceptos generalmente vigentes, pero siempre en las experiencias vivas que se desprenden
de las profundidades de toda su esencia”. Esta idea de considerar al hombre como un ser
espiritual que actúa históricamente y crea la cultura que, por su parte, constituye la fuente del
posterior desarrollo humano, Dilthey la toma de Hegel, pero sin adoptar la dialéctica de la
negación de éste e insistiendo en la dialéctica subjetiva de la vida y de la vivencia, lo que lastra
enormemente el pensamiento diltheyano.
Para Dilthey, la cultura es algo puramente espiritual, separado del desarrollo histórico
del sistema de necesidades y de los medios de su satisfacción. Es concebida como una
entidad autónoma e independiente de las relaciones sociales; sigue un dinamismo que le es
propio, de carácter puramente espiritual. La cultura es concebida como un todo homogéneo, en
su unicidad, sin contradicciones internas, es el reino de la armonía. Es un universal puro.
A partir de esta idea de cultura, Dilthey considera que la educación “es la influencia
intencional sobre la generación en desarrollo, que quiere dar a los individuos que se desarrollan
una determinada forma de vida, un determinado orden a las fuerzas espirituales”9. Esta idea de
intencionalidad de la actividad educativa es reforzada en otro de sus textos cuando afirma que
“la educación es la actividad planeada por la cual los adultos forman la vida anímica de los
seres en desarrollo”10
Dilthey, en una perspectiva bastante conservadora considera que “la educación es una
función de la sociedad. La educación en tanto que adapta los jóvenes a las necesidades de la
sociedad, es también una necesidad de la sociedad. Esta función tiene que ser ejercida desde
dentro de ella para que la sociedad alcance su fin. Así realizar esta adaptación de la educación
constituye una necesidad siempre operante de la sociedad”11. La educación sería así una
función social que permitiría adaptar las jóvenes generaciones a la sociedad existente, lo que la
hace ser un instrumento de reproducción de las relaciones sociales de dominación y de
explotación existentes y, por tanto, de fortalecimiento del statu quo. Esta idea de la educación
como función social será desarrollada en una perspectiva igualmente conservadora por los
funcionalistas norteamericanos.
8
Suchodolski, op. cit., p. 349
9
Dilthey, Wilhelm Fundamentos de un sistema de pedagogía.- Buenos Aires: Losada, 1940
10
Dilthey, Wilhelm Proyecto de una introducción a la historia de la introducción pública prusiana.- cit. por Luzuriaga, op.
cit. p. 45, n.4
11
Dilthey, 1940:
12
Dilthey, Wilhelm Historia de la pedagogía.- s. d.
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La cultura (U) como relación humana del ser humano con el medio natural se
particulariza (P) en las diferencias concretas que tiene esta relación según el medio natural
específico de que se trate. La cultura (U) existe así como culturas específicas, particulares (P).
La cultura en general (U) no existe sino que como idea. Lo que existe efectivamente son las
distintas culturas (P, P, P) o formaciones culturales específicas: la cultura mapuche, la cultura
europeo-occidental, etc. Lo que existe son las diversas manifestaciones socio-históricas – es
decir, “situadas” en un tiempo y en un espacio determinados – de la cultura. La pregunta a la que
se intenta responder en las líneas que siguen es: ¿en qué consiste una cultura (P)?
En cuanto relación del ser humano con el medio natural, la diversidad cultural en cuanto
diversidad de modos de relacionarse con el medio es, en su origen, el resultado de las
diferencias geográficas (clima, configuración del territorio, etc.) que hay entre los distintos
espacios habitados por los humanos. Así se habla de culturas o pueblos montañeses, pastores,
pescadores, marítimos, etc. El aislamiento de los espartanos frente a la apertura al exterior de
los atenienses parece estar determinado por que los primeros habitan una planicie cercada por
las cadenas montañosas y los segundos, viven frente al mar.
13
Una descripción de los tipos ideales de Spranger se encuentra en Luzuriaga, Lorenzo Pedagogía.- Buenos Aires:
Losada, 1966.- pp.82-83
14
Spranger, Eduard Principios de Pedagogía filosófica.- cit. por Luzuriaga, op. cit. p. 41.-
15
Cit. por Luzuriaga, op. cit. p. 45
59
Estas culturas (“espíritus locales”, los llama Hegel) expresan no sólo “los modos
externos de vida, ocupaciones, formación corporal y disposición” sino que también “la tendencia
interior y capacitación del carácter intelectual y ético de los pueblos”16. El desarrollo posterior de
esas culturas, los intercambios crecientes, determinan que esas particularidades culturales se
vean modificadas, transformadas o simplemente absorbidas por otras, apareciendo nuevas
formaciones culturales de carácter más universal. Hoy día, las diversas formaciones culturales
particulares son más el resultado de la interacción y del entrecruzamiento entre sí de esas
culturas, que la expresión de una determinada relación con el medio geográfico. Así, por
ejemplo, las culturas de las grandes urbes tienden a asemejarse entre sí. La mundialización
actualmente en curso tiende a borrar las antiguas diferencias culturales y hace aparecer otras
nuevas.
La cultura no es sólo lo que existe como resultado del hacer humano, como "cosas" que
existen independientemente de los individuos. Es también para estos un modelo de
comportamientos, es decir, es un conjunto de pautas o de normas por las que los individuos
pertenecientes a esa cultura se guían en sus tratos cotidianos.
Hablar de “modelos”, en plural, implica que hay culturas diferentes, que no tienen el
mismo lenguaje ni la misma historia ni los mismos símbolos. Es decir, los comportamientos
humanos (simbolización, lenguaje, historia, valores, elecciones, acción y previsión) son
específicos a un grupo social o una sociedad determinada.
Los sistemas culturales así considerados son, por una parte, el resultado de la acción
social de un grupo social o de una sociedad determinada y, por otra, son un conjunto de normas
que determinan la acción a venir.
El ideal no sólo describe al modelo de hombre perfecto, sino que es al mismo tiempo
norma de conducta a seguir. Cada individuo ve en el modelo un ejemplo a seguir, un modelo de
comportamiento a respetar.
En primer lugar, “ideal” es aquello que existe sólo en la idea. No tiene, por tanto,
existencia material. Es un puro producto del pensamiento y que sólo existe como pensamiento.
El ideal educativo, por tanto, existe sólo como idea.
16
Hegel, Enc. §§ 393 y 394
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Esto conduce a la idea de “ideal” como aquello que posee la perfección suprema. En
cuanto modelo social, un determinado tipo de comportamiento reviste la forma de “ideal”, de
prototipo o ejemplar de perfección. El ideal de hombre que se tiene en un momento determinado
es la imagen que se tiene de lo que podría ser el “hombre perfecto” en esas condiciones
particulares. El ideal educativo es la educación realmente existente pero vista ahora como lo
más perfecto que se puede imaginar. El ideal es así un prototipo, modelo o ejemplar de
perfección. El ideal educativo es el modelo de educación que se debe imitar. El modelo ideal
tiene por tanto un carácter no sólo descriptivo sino que prescriptivo, normativo. Según sea el
modelo, tales serán las normas a seguir.
El ideal educativo es tributario del ideal de ser humano que se tenga. Si se tiene como
ideal de hombre al guerrero espartano, el ideal educativo será una educación militarizada,
belicista, orientada a aprender el arte de la guerra y a sufrir los dolores de la guerra. Si se tiene
como ideal de ser humano al ciudadano ateniense, el ideal de educación será la educación de
ciudadanos basada en el aprendizaje de la política y de la filosofía.
El ideal de “hombre” (es decir, ser humano) así como el ideal educativo nacen, se
desarrollan en determinadas condiciones histórico-sociales, en un “aquí” y en un “ahora”
determinados. Nacen, se desarrollan y mueren junto con las condiciones históricas en las que
se originaron. En tanto proyección imaginaria de lo realmente existente, los ideales no pueden
sobrevivir a la realidad en la que se generaron. Si esas condiciones fueron ya superadas, y el
ideal de ser humano o el ideal educativo siguen existiendo (persistiendo) lo hacen sólo como
una parodia de mal gusto y sin ningún contenido. Así, por ejemplo, cuando ya Esparta había
perdido su potencia guerrera y había terminado ya en manos de los romanos, los jóvenes
espartanos seguían flagelándose brutalmente hasta causarse la muerte para demostrar su
capacidad de resistencia al dolor.
17
Comisión de Reforma Constitucional “Metas u objetivos fundamentales para la nueva Constitución Política de la
República”.- Memorándum del 26 de noviembre de 1973 de la Comisión a la Junta de Gobierno.- En Soto Kloss,
Eduardo Ordenamiento Constitucional.- Santiago de Chile: Editorial Jurídica de Chile, 1980.- p. 14
61
Se puede observar que entre los elementos que constituyen una cultura hay ciertas
relaciones. En primer lugar, relaciones de interdependencia o de interacción que hacen que la
cultura pueda ser pensada como una estructura. En una estructura, como en toda totalidad, existe
una relación que es determinante, un rasgo fundamental que permite distinguir esa estructura de
otras.
En sentido general, se entiende por práctica un hacer repetido así como también un modo
de hacer realizado habitualmente. En este texto se entiende por práctica la actividad repetida de
transformación de una situación dada, llevada a cabo por un sujeto determinado, utilizando
medios determinados. La actividad es la parte "viviente" de toda práctica, es el hacer mismo, pero
todo hacer implica un modo de hacer, más o menos constante, cuya matriz se encuentra en el
“hábito”. La práctica supone asimismo determinados medios y condiciones para su realización.
Este aspecto presupone otro: Toda práctica supone un antes y un después. Se ubica en
el tiempo. La repetición se da como sucesión en el tiempo. Cuando se rompe esa sucesión,
cuando no hay repetición, la vieja práctica muere dejando sea un vacío o cediendo el lugar a una
nueva práctica. La cultura aparece así como un conjunto articulado de prácticas sociales en el
tiempo y en el espacio.
El aspecto que aparece esencial para una mejor comprensión de la cultura como práctica
social es el hábito.
El sociólogo francés Pierre Bourdieu dice que los condicionamientos asociados a una
clase particular de condiciones de existencia producen hábitos. Los hábitos son sistemas de
disposiciones durables y transferibles a nuevas situaciones. Son principios generadores y
organizadores de las prácticas y de las representaciones. Pueden ser objetivamente adaptados a
su objetivo sin que ello suponga la percepción consciente de los fines ni el dominio expreso de las
operaciones necesarias para alcanzarlos. Estas prácticas y representaciones se producen como
si estuvieran objetivamente "reguladas" y fueran "regulares", pero sin ser el producto de la
obediencia a reglas, siendo al mismo tiempo colectivamente orquestadas sin ser el producto de la
acción organizada de un jefe de orquesta.
62
Un estímulo (como algo nuevo) funciona sólo cuando aquel sobre el que se ejerce está
suficientemente sensibilizado para reconocerlo como tal. Lo anterior implica que un cambio sólo
es perceptible por aquel que esté dispuesto a percibirlo.
Es por ello que, por lo general, existe una correlación bastante estrecha entre las
probabilidades objetivas (construidas científicamente) - por ejemplo las posibilidades de acceder a
tal o cual bien - y las esperanzas subjetivas - las "motivaciones", las "necesidades" los "deseos".
Ello no ocurre porque los agentes estén ajustando conscientemente sus aspiraciones a una
evaluación exacta de sus posibilidades de logro, sino por la fuerza del hábito que determina
nuestras esperanzas y nuestras desesperanzas.
Luego, si los individuos actúan más o menos de la misma manera en las mismas
circunstancias es a partir de estas disposiciones interiores, por hábito.
De aquí entonces que todo esfuerzo de movilización destinado a organizar una acción
colectiva debe contar con la dialéctica de las disposiciones y de las acontecimientos que se
efectúa en cada agente singular como también con la orquestación objetiva que se establece
entre disposiciones objetivamente coordinadas (coordinadas puesto que ordenadas a
necesidades objetivas parcial o totalmente idénticas). Ello no significa que la acción colectiva deba
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ser pensada sobre el modelo de la acción individual, puesto que existe una lógica relativamente
autónoma de las instituciones de movilización así como situaciones institucionalizadas en las
cuales opera la movilización. Se puede decir lo mismo de la acción educativa.
De aquí entonces que para Bourdieu, la teoría de los "actores racionales" que poseen una
información perfecta (completa) sobre las preferencias y competencias de los otros actores y para
la cual cada acción tendría por fin de hacer posible la reacción a la reacción que ella misma
suscita sea tan ingenua como la descripción mecanicista que haría de la acción y de la respuesta
otros tantos momentos de una secuencia de acciones programadas producidas por un dispositivo
mecánico.
La relación a lo posible es siempre una relación a los poderes. El sentido del porvenir
probable se constituye en la relación prolongada a un mundo estructurado según la categoría de
lo posible (para nosotros) y de lo imposible (para nosotros), de lo que está desde ya apropiado por
otros y de aquello que está desde ya también asignado para nosotros.
Las tesis de Bourdieu echan por tierra las filosofías de la conciencia en cuanto estas
razonan a partir de un sujeto pretendidamente conciente de sí, sin considerar que lo que genera
sus prácticas es el hábito el que opera “inconcientemente”.
Sin restarle validez a la teoría de Bourdieu, se puede afirmar como principio unificador de
la acción colectiva, la concertación consciente - a partir de la crítica a la experiencia pasada - lo
que presupone que el hábito puede llegar a ser sobrepasado a partir de la conversación
(Maturana) o, de manera más general, de la comunicación (Habermas).
18
Maturana, Humberto Prefacio en Eisler, Riane El cáliz y la espada.- Santiago de Chile: Cuatro Vientos, 1987.- p. XI
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Como se sabe, el feminismo centra su crítica en las relaciones de género, es decir, de las
diferencias jerárquicas que histórica y socialmente se han articulado en torno a las diferencias de
sexo.
Una de las mejores exponentes contemporáneas del feminismo, Riane Eisler, reexamina
el desarrollo cultural considerando toda la historia de la humanidad (incluyendo la prehistoria así
como todas sus facetas) y a toda la humanidad (incluyendo a sus dos mitades: femenina y
masculina).
Así, "durante milenios los hombres han luchado en las guerras y la Espada ha sido un
símbolo masculino. Pero esto no significa que los hombres sean inevitablemente violentos y
belicosos. A la largo de la historia registrada han existido hombres pacíficos y no violentos.
Además, obviamente había tantos hombres como mujeres en las sociedades prehistóricas donde
el poder de dar y nutrir - representado por el Cáliz - era el poder supremo. El problema implícito
no es el hombre como sexo. La raíz del problema reside en un sistema social donde el poder de
la Espada se ha idealizado - donde tanto a hombres como a mujeres se les enseña a equiparar la
verdadera masculinidad con la violencia y la prepotencia y a considerar a los hombres que no se
adaptan a este ideal como "demasiados blandos" o "afeminados"19.
Para Eisler, las sociedades machistas (se trate del Afganistán actual, de la Alemania de
Hitler, de los mayas, del Japón, etc.) se caracterizan por el rígido dominio masculino, por una
estructura social jerárquica y autoritaria y por un alto grado de violencia social, así como por
comportamientos belicistas. Según Eisler, las sociedades estructuradas sobre bases solidarias
(los BaMbuti en África o los países escandinavos20) no sólo son más pacíficas, más igualitarias
desde el punto de vista sexual, sino que también menos jerarquizadas y menos autoritarias.
TRABAJO INDIVIDUAL
2.- Busque el significado de los términos que se indican en un diccionario de uso común y
transcríbalos en su cuaderno de glosario por orden alfabético. Compare, según el caso, con la
acepción dada en las Notas del Curso