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Este trabajo consiste de tres partes y un anexo. La primera parte es introductoria,
se refiere a las condiciones políticas en que se elaboró el plan económico e incluye
una primera descripción de las políticas y acontecimientos económicos durante el
período 1976-1981.
La segunda parte se dedica al análisis de las políticas económicas: la reforma
arancelaria, la reforma financiera y la política antiinflacionaria. Con referencia a
esta última se discute la política inicial de congelación de salarios; la política
monetaria contractiva de 1977 y 1978, y la política de tipo de cambio futuro
pautado de 1979 y 1980. Finalmente se aborda la cuestión del endeudamiento.
La tercera parte es una discusión de las condiciones y efectos políticos de las
políticas antiinflacionarias. Se da énfasis especial a la significación de las políticas
contractivas del nivel de empleo, a su carácter transicional o permanente, y a su
relación con la concepción ideológica del funcionamiento social.
El anexo incluye información relevante sobre el comportamiento global y sectorial
de la economía en el período. Se analizan las cuentas nacionales agregadas, la
balanza de pagos con el exterior, el sector público, el sector agropecuario y el
sector industrial.
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Centro de Estudios de Estado y Sociedad (CEDES), Buenos Aires.
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El tema crítico es el peronismo. En cada oportunidad en que le fue permitido
presentarse al acto electoral el peronismo obtuvo mayorías de tal magnitud que
podía, teóricamente, gobernar sin contrapeso alguno por parte de los partidos
opositores. En particular la votación de los partidos de derecha era ínfima. Dada
esta situación, que no parecía reversible en un mediano plazo, las Fuerzas Armadas
veían en el peronismo tres características negativas que lo hacían inaceptable: su
ineficacia para gobernar, el peso dominante que en él tenían las organizaciones
sindicales y su vulnerabilidad a la izquierda. Entre 1970 y 1972 intentaron negociar,
sin éxito, un compromiso de coparticipación en el poder con el peronismo. Este
fracaso y la posterior muerte de Perón las decidieron a asumir el poder en 1976.
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Se hace aquí un resumen de las principales cuestiones y decisiones tratadas en la
gestión de gobierno entre 1976 y 1981. El propósito es dar al lector una primera
visión completa de la política económica y del comportamiento de la economía en el
período, de modo de ayudarlo a ubicar dentro del panorama general cada una de
las cuestiones tratadas luego en detalle.
I. - La apertura de la economía
1. - La rebaja arancelaria
La estructura arancelaria vigente en 1976 databa del año 1970. En
términos efectivos los niveles de protección se ordenaban de modo
descendente desde los bienes intermedios hasta los bienes de capital.
Había una clara discriminación contra las importaciones de bienes
para los cuales existía producción doméstica, discriminación que era
importante, en particular, en lo referente a bienes de consumo. Los
niveles mayores de protección correspondían a fibras a hilados
textiles, a los productos de hierro y acero y a ciertos ítem menores
como motocicletas e instrumentos científicos (ver Berlinski, 1977) 3.
El gobierno efectuó una primera a importante reducción de arance-
les en noviembre de 1976. A partir de entonces continuó con una
sucesión de reducciones y ajustes menores hasta poner finalmente en
práctica el programa arancelario en diciembre de 1978. Este
programa contemplaba el descenso paulatino de los aranceles hasta
llegar a un nivel promedio del 20 % en 1984. Procuraba reducir,
además, la dispersión de las tasas arancelarias entre bienes diversos.
En la práctica, el gobierno modificó el programa en el sentido de
acelerar el ritmo de descenso de los aranceles. Tal fue el caso, por
ejemplo, de los bienes de capital cuyo arancel fue llevado a cero.
Junto con el programa arancelario se aplicó también una reducción de
los derechos extraarancelarios. Aun cuando de un modo marginal, el
programa fue utilizado como un instrumento de política de corto
plazo, reservándose la autoridad económica el derecho de bajar los
aranceles donde considerara existentes condiciones monopólicas que
tuvieran efectos negativos sobre la política antiinflacionaria.
Para el conjunto de los bienes industriales, excluyendo aquellos
cuyo nivel de protección era inferior al 25 % antes de 1976, la
evolución de los aranceles, en promedios porcentuales, fue la
siguiente:
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Sourrouille hace notar que, con anterioridad a 1976, una proporción importante
de las importaciones fue eximida en la práctica del pago de aranceles. Para una
protección nominal promedio superior al 90 % , el porcentaje de los derechos
arancelarios realmente pagados con respecto a las importaciones totales fluctuó,
según los años, entre 20 y 30 %. Ver Sourrouille (1981).
del factor de producción específico, esto es, el trabajo. En este caso es necesario,
además, un excedente de mano de obra desocupada.
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Hay evidencias indirectas de la amplitud del margen de protección cxcedente
antes de 1976. Una es la baja elasticidad precio de las importaciones, que hace de
estas una función del nivel de actividad solamente. Nogués midió el margen de
protección excedente como porcentaje del arancel y obtuvo un 42 % en febrero de
1977 con posterioridad a la baja arancelaria de noviembre de 1976. La fecha de
medición, sin embargo, correspondió a un momento en que la relación e/w era muy
alta. Ver-Nogués (1980).
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Es erróneo argumentar que el nivel general de protección está destinado a
compensar el menor nivel de productividad de las empresas locales frente a las del
exterior. Esto es sólo válido para actividades particulares y se expresa no en el
nivel sino en la dispersión de la protección arancelaria. Las empresas menos
eficientes en términos de la competencia externa necesitan más arancel que las
más eficientes para sobrevivir. Pero con respecto al nivel general arancelario la
cuestión es distinta: precios y salarios sumentan conjuntamente respecto de los
precios de las actividades que producen bienes comerciables. En el caso argentino,
previo a 1976, la protección arancelaria significó un incremento de los precios y
salarios industriales con referencia a los precios agropecuarios. Hay aquí
involucrada no una cuestión de eficiencia sino de distribución del ingreso. Esta
redistribución fue intencional como condición necesaria a la estrategia de industria-
lización deliberada. Desde un punto de vista teórico, el mismo efecto redistributivo
hubiera podido ser logrado sin altos aranceles pero incrementando los impuestos a
las exportaciones agropecuarias. Se hubiera reducido la inestabilidad consecuente a
la existencia de márgenes extensos de protección excedente
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A lo largo del tiempo e/w debería descender -esto es, el salario real debería
crecer- a medida que los aumentos ∆ α a de la productividad del trabajo fueran más
rápidos que el descenso de los precios internacionales p* (ver la ecuación II.5).
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El gobierno procuró financiar el déficit público mediante fondos privados En la
financiación del sector público se observó una evolución caracterizada por: 1) el
reemplazo de títulos públicos de largo plazo (VNA) por Letras de Tesorería de corto
plazo; y 2) la tendencia de las empresas del Estado a tomar créditos de largo plazo
en el exterior. En 1978 y 1979 el gobierno logró prescindir completamente de la
flnanciaclon del Banco Central, pero ésta volvió a ser importante en 1980.
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En teoría los intermediarios financieros pueden absorber los cambios en precios
relativos mediante la diversificación de su cartera de prestatarios. Esto no puede
hacerse, sin embargo, ante variaciones de la relación e/w, entre el tipo de cambio y
los salarios, que afectan a todas las empresas prestatarias en un mismo sentido. Lo
mismo ocurre con las fluctuaciones en el nivel de la demanda agregada, aunque
éstas fueron mucho menos pronunciadas que las de e/w. Por otra parte, los
intermediarios financieros comparten con los ahorristas la incertidumbre referente a
la tasa de interés nominal, la cual resulta de la dependencia de esta última con
respecto a la tasa esperada de devaluación. En esas condiciones los intermediarios
financieros desarrollan su propia preferencia por liquidez y se abstienen de prestar
a largo plazo.
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Sobre el tema del funcionamiento del mercado de capitales y de su relación con
la apaertura financiera externa ver Frenkel (1979 y 1981). En ambos trabajos hay
una descripción detallada del comportamiento de dicho mercado a partir de 1976.
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El descenso de la inflación, y por lo tanto, el alza de la tasa de interés es menos
marcado si se adopta como índice de inflación el IPC, índice de precios al
consumidor. Sobre este punto también ha de comentarse luego
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Sobre los efectos de la devaluación hay una literatura desarrollada que comienza
con Díaz Alejandro (1963). La cuestión puede resumirse en términos de las
condrciones de Marshall-Lerner: la suma de las elasticidades precio de las
exportaciones a importaciones debe ser mayor que 1 para que la devaluación tenga
efectos expansivos y menor que 1 para que los tenga contractivos. En la Argentina
anterior a 1978 la elasticidad precio de las importaciones, con grandes márgenes
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A partir de la reforma financiera se fijó una carga a los bancos proporcional a la
participación de los depósitos en cuenta corriente -que no devengan interés- en el
total de los pasivos; además se fijó una compensación por los efectivos mínimos
legales que, hasta diciembre de 1977, fueron del 45%. Dada la reducida
participación de los depósitos en cuente corriente esta cuenta resultó expansiva. El
efectivo mínimo descendió al 39% durante 1978 y luego, más rápidamente, hasta
el 10% en 1981.
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Por razones políticas el gobierno procuró avanzar cautelosamente en el proceso
de concentración bancaria mediante la reducción progresiva de la parantía de los
depósitos. Esta garantía fue en principio del 100 % y dio lugar a la multiplicaron de
las entidades bancarias y financieras. El proceso de reducción fue revertido luego
de la crisis del Banco de Intercambio Regional en marzo de 1980 ante la posibilidad
de una fuga generalizada de capitales.
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Como alternativa el gobierno hubiera podido intentar una política de tipo de
cambio fiotante que le hubiera permitido mantener el control de la oferta
monetaria. Aun en ese caso, la presencia de un mercado irrestricto de capitales
hubiera obligado a volcar el peso de la política contractiva sobre el tipo de cambio.
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La imposibilidad de reducir el desempleo más allá de la tasa natural se debe,
según Friedman, a que los empresarios sólo proporcionan empleo adicional si los
salarios descienden. La tasa natural de desempleo corresponde al punto de
equilibrio del mercado de trabajo, incluyendo no sólo los trabajadores empleados
sino también la igualdad entre vacantes y pedidos. Empíricamente es una magnitud
inestable. Parece haber una tasa natural de desempleo ad hoc para cada ensayo.
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Hay en este proceso dos instancias: 1) la desaceleración del ritmo de incremento
de los salarios nominales por causa del excedente de oferta de trabajadores; y 2) la
transmisión de esta desaceleración a los precios. En mercados imperfectos esta
transmisión es lenta, toma meses y sun años. Esto hace que el proceso de
estabilizacion sea acompañado por una caída del salario real. Los trabajadores
oponen resistencia a esta caída. Su capacidad de resistir depende de circunatancias
específlcas como la califlcación que poseen y la rama de la producción en que están
empleados. Pero resulta mayor de lo que un mero análisis estático de oferta y
demanda puede hacer suponer. Tiene aquí importancia como variable la movilidad
de los trabajadores entre ocu aciones. Esta movilidad se hace mayor cuando el
mercado se acerca a pleno empleo y favorece dé ese modo la aceleración de la
inflación. Cuando el empleo se reduce la movilidad se hace mínima. El efecto es
segmentar el conjunto de los trabajadores en dos subconjuntos: los empleados y
los desempleados. La conexión entre ambos subconjuntos es débil y, en
consecuencia, débil es también la amenaza que los trabajadores ocupados perciben
como proveniente de la posibilidad de ser sustituidos por trabajadores desocupados
dispuestos a emplearse por un salario menor. Esta presencia potencial de los
desocupados no tiene fuerza suflciente como para inhibir la resistencia de los
ocupados a la baja de su salario real. Los trabajadores ceden, en cambio, cuando
toman conciencia de que el descenso de su salario real es una condición necesaria
para la supervivencia de la empresa en que trabajan. Para que la política de
contracción sea realmente efectiva se necesita, pues, que el desempleo sea tal que
sean las propias empresas las amenazadas.
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Simultáneamente debe crecer el exceso de demanda por bienes comerciables.
Esto lleva a un déficit creciente en el comercio exterior. La acumulación de estos
déficit no es un problema puesto que, con ingreso irrestricto de capitales, es posible
endeudarse indefinidamente con el exterior.
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En su trabajo Rodríguez toma en cuenta, además, el efecto de la tasa de interés
real sobre la demanda global y señala su incidencia desestabilizante. Pero la tasa
de interés real es una variable endógena en el modelo, determinada inversamente
por la tasa de inflación, y no un instrumento de política. La variable salarios, por su
parte, no está contemplada.
B) La práctica
En el cuadro 5 se muestra el cálculo de la evolución de la
diferencia entre la tasa de inflación interna y externa en los años
1979 y 1980. Se efectúan dos cálculos, el primero a partir del índice
de precios al consumidor y el segundo a partir del índice de precios
mayoristas. Como indicador de la inflación internacional se adopta un
índice ponderado de los índices de costo de vida de los países
industrializados (serie FMI).
En el cuadro 6 se registran los incrementos trimestrales de los
precios de bienes y servicios, dentro del IPC, como aproximación a
las categorías de bienes comerciables y no comerciables 23.
Según se puede concluir de la observación de ambos cuadros, la
convergencia de precios no tuvo lugar. No se evidenció tendencia a la
aproximación de las tasas de inflación interna y externa ni tampoco a
la igualdad entre las tasas de crecimiento de los precios de los bienes
comerciables y no comerciables. La tasa de inflación interna se
mantuvo consistentemente por encima de la tasa de inflación
internacional y los precios de los bienes no comerciables se
distanciaron progresivamente de los precios de los bienes
comerciables. Por otra parte, como ya lo exhibiera el cuadro 1, la
relación e/w entre el tipo de cambio y el salario nominal descendió
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La comparación subestima la diferencia entre los incrementos de precios de los
bienes comerciables y no comerciables al adoptar el índice del conjunto de los
bienes como representativo de los primeros. El máximo incremento correspondió a
los servicios de salud que, entre mayo de 1978 y octubre de 1980, sumentaron su
precio real en un 35 %. En el otro extremo se encuentra la indumentaria, cuyo
precio real descendió en el mismo período en un 29 %.
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Wogart y Marquez (1980) hicieron un análisis de la relación entre el porcentaje
arancelario θi y el margen de protección excedente como proporción del precio
interno, (p i /pi) - 1, denominada por ellos tasa de convergencia, para 40 ramas de
la industria entre enero de 1977 y agosto de 1979. Para enero de 1977 todas las
ramas tenían una tasa de convergencia superior a 1 y el promedio ponderado era
de 1,81. En agosto de 1979 sólo 10 ramas tenían una tasa superior a 1 y el
promedio ponderado era 0,85. La tasa de convergencia es un indicador del margen
de protección excedente. El valor inferior a 1 significa un margen negativo, lo cual
sólo puede explicarse porque los conjuntos de bienes comparados no fueron los
mismos o por la existencia de imperfecciones en el mercado, que importan el no
cumplimiento de la ley de un solo precio.
La acumulación de divergencias en el crecimiento de los precios, tal cual se exhibe
en ambos cuadros, dio lugar a cambios importántes en los precios relativos.
Particular atención recibió la medición del llamado atraso cambiario, esto es, la
diferencia en menos entre el nivel efectivo del tipo de cambio real y el nivel de
equilibrio. La primera dificultad en estas mediciones es definir el nivel real de
equilibrio. Rodríguez y Sjastaad (1979) definieron este nivel utilizando la ecuación
Comparando esta identidad con la ecuación IV.9 se observa que si X' (px) > O y M'
(pM ) < 0, donde ambos precios están dados en términos del precio de los bienes no
comerciables, un aumento de este último precio, es decir un descenso tanto de px
como de pM es compatible con un sumento del deficit del gobierno DG.
Consecuentemente, un incremento del deficit del gobierno determina, en equilibrio,
un aumento del precio de los bienes no comerciables.
V. - Dualismo y divergencia
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La inestabilidad del comportamiento de la tasa real de interés fue señalada por
Rodríguez (1979) como la fuente principal de la inestabilidad del modelo teórico de
apoyo a la política antiinflacionaria de cambio pautado
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Este ritmo se moderó en 1980 debido al estancamiento del nivel de actividad
económica ocasionado por el alza de la tasa de interés real a partir del IV trimestre
de 1979.
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Con respecto a las empresas del sector de bienes no comerciables el dilema,
crucial desde el punto de vista del funcionamiento del modela, es el siguiente: por
un lado enfrentan una presión a la desaceleración de los precios como consecuencia
de la creación de un excedente de oferta generado por el efecto de sustitáción; por
el otro experimentan una presión contraria debida a la aceleracion del ritmo de
incremento de los costos laborales (salarios), en las cercanías del pleno empleo.
¿Cuál de las dos presiones es predominante? La hipotesis de comportamiento dual
adoptada en este trabajo supone que la empresa reacciona ante el excedente de
oferta vía cantidad y no vía precios, procurando mantener, al mismo tiempo, el
margen de beneficios brutos sobre costos. Las cifras sugieren, además, que este
margen tendio a reducirse en 1979 en presencia de tasas de interés reales
negativas y a recuperarse en 1980 cuando esas tasas se hicieron positivas. Un
modelo completo de comportamiento debería incluir los costos financieros.
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Un aumento de la relación e/w tiende a ser sutocorrectivo aunque en plazos
extensos a través de la expansión del nivel de actividad. E1 descenso de dicha
relación genera déficit en la cuenta corriente de la balanza de pagos y obliga a su
corrección por vía de una devaluación. En el caso de la experiencia de los años
1979 y 1980 el descenso no encontró límites debido a la decisión del gobierno de
afrontar esos déficit mediante endeudamiento externo.
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Esta visión ideal del estado final de equilibrio y del proceso que lleva a él tiene su
correlato en la esfera de la política. La situación presente, caracterizada por sus
componentes represivos y sutoritarios, es justificada también como un proceso
necesario tendiente a un estado final de democracia plena, equilibrada y sutilmente
ordenada a través de un sistema de contrapesos y garantías que absorbe, corrige y
reencauza las perturbaciones y alejamientos del equilibrio. Como este estado,
Post scriptum
V. - La industria
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En la medida en que la canasta sobre la cual se mide el índice IPMNA contenga
bienes no industriales del sector de bienes no comerciables, los datos del cuadro
A.28 de la primera y tercera columna estarían sesgados hacia abajo.
REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS