You are on page 1of 4

CAPÍTULO 12 MERCADO DE TRABAJO

.
1. Caracterización del mercado de trabajo en España
La evolución de los grandes colectivos que forman parte del mercado de trabajo en España y en la Unión
Europea, desde mediados del decenio de 1980 hasta 2006, permite destacar algunos rasgos relevantes de
la situación laboral actual española:
• El más significativo ha sido la disminución del desempleo. La reducción del paro ha recaído, en estos
últimos años, tanto en el colectivo masculino como femenino.
• El notable crecimiento del empleo ha sido el factor fundamental que ha permitido la disminución del
paro. Ello contrasta con la fuerte destrucción de empleo que se produjo en el decenio de 1970 y
principios del siguiente. Cabe señalar, asimismo, que la creación de empleo ha estado fuertemente
concentrada en las actividades terciarias y en la construcción.
• El aumento de la población activa, que se explica tanto por el ascenso de la población en edad de
trabajar —un factor demográfico— como por el avance de la tasa de actividad. El fuerte crecimiento de
la inmigración en los años más recientes ha tenido especial incidencia en la evolución de la población
activa.
Una vez completado el comentario de la evolución de las principales magnitudes laborales a lo largo de
las últimas décadas, procede ahora destacar los principales rasgos diferenciales del mercado de trabajo
español en comparación con otros países europeos. En los inicios del siglo XXI puede afirmarse que los
principales problemas que persisten en el mercado de trabajo es la elevada tasa de paro.
En cuanto al empleo, si bien España registra una tasa de ocupación y de actividad masculina por encima
de la media europea, en el caso de las mujeres ambos indicadores se mantienen claramente por debajo. La
población ocupada tiene, también, rasgos diferenciales. Atendiendo a las características del empleo, el
mercado de trabajo español muestra una muy elevada tasa de temporalidad y una aún escasa presencia
del empleo a tiempo parcial.
Respecto de las características de la población desempleada, es oportuno reseñar los siguientes rasgos
fundamentales:
• Alto porcentaje de mujeres desempleadas. Aunque en los últimos años la tasa de paro femenina se ha
reducido de forma significativa, ésta continúa siendo sensiblemente superior a la de los varones.
• La tasa de paro juvenil dobla la tasa media de desempleo de la economía. La mayor incidencia del paro
no se debe al aumento de la población activa, sino a las mayores dificultades para acceder al empleo. La
disminución en las tasas de natalidad desde el decenio de 1970, las nuevas formas de contratación (con
modalidades dirigidas específicamente a la población más joven) y la ampliación del período de estudios
han favorecido una reducción de la tasa de paro juvenil en las etapas más recientes.
• Menor tasa de paro cuanto mayor es el nivel educativo; aunque las divergencias son menos acusadas
que entre sexos y edades.
• La distinta incidencia del paro según nacionalidad. Pese a que entre 1996 y 2008 una tercera parte de
los nuevos puestos de trabajo han sido ocupados por trabajadores inmigrantes, la tasa de paro de este
colectivo es significativamente más alta. Las mayores tasas de actividad de esta población son uno de los
principales factores explicativos.
• Por último, existen diferencias significativas entre las tasas de paro de las Comunidades Autónomas.
Así, las tasas oscilan entre el 5 por 100 de Navarra o Aragón y el 13 por 100, aproximadamente, de
Extremadura y Andalucía. Las diversas características demográficas y sociales, la escasa movilidad de la
población, la estabilidad en el tiempo de las diferencias salariales y, fundamentalmente, las diferentes
estructuras productivas explicarían este diferencial.
Dos reflexiones pueden formularse a partir de lo expuesto. En primer lugar, aumentar la tasa de empleo,
especialmente en el caso de las mujeres y de los trabajadores de mayor edad, constituye uno de los
objetivos funda-mentales a alcanzar en los próximos años. La crisis iniciada en 2008ha comportado una
destrucción de empleo mas intensa que en otras economias, lo cual unido al aumento de la población
activa, ha generado un aumento significativo mayor del desempleo.

MARCO INSTITUCIONAL Y REFORMAS

En el mercado de trabajo se fija el salario mediante un proceso de negociación junto con las
condiciones laborales, que determinan el nivel y la capacidad de vida de los trabajadores y ambas
afectan a su rendimiento en el puesto de trabajo.
Los niveles de empleo y paro y las diferencias entre países pueden explicarse por la
regularización y funcionamiento de elementos institucionales y en el mercado de trabajo pueden
distinguirse 4 grandes etapas:
1) Durante 1960 y 1970 la regularización laboral estuvo ligada al sistema político de manera que
tanto los sindicatos de clase como las asociaciones empresariales eran ilegales.
2) Esta etapa se encuentra desde finales de 1970 hasta 1984 y esta caracterizada por una mayor
intervención y regularización. El estatuto de los trabajadores fue aprobado en 1980 e intento
establecer un marco normativo.
3) Esta tercera etapa va de 1984 a 1992 se aprobaran las reformas para facilitar la creación de
empleo con el fomento de la contratación temporal.
4) A partir de 1992 se inicia una fase de flexibilización y eliminación de rigideces en el mercado
de trabajo.
Los aspectos que han contrado la atención de las diversas reformas laborales son las siguentes:
a) Modalidades de contratación. Una de las problemas mas evidentes en el inicio de 1980 era el
elevado coste del despido lo cual dificultaba la contratación de nuevos empleados . La reforma
de 1984 pretendía flexibilizar tanto la entrada como la salida del empleo introduciendo formas
contractuales de duración determinada.
b) Regularización de despido. Hasta la reforma de 1994 en España estuvo vigente una
reglamentación y un coste total superior al de la gran mayoría de las países europeas.
c) Prestación por desempleo. En 1992 se reforma la regularización de las prestaciones por
desempleo. La fuerte presión financiera que suportaba el sistema de SS por el elevado volumen
de desempleados con derecho a prestación condujeron a restringir el acceso y también su
duración media. La reforma se completo con la eliminación de la exención de dichas
prestaciones por desempleo en el IRPF.
d) Estructura de la negociación colectiva. El estatuto de los trabajadores en 1980 aprobó una
negociación colectiva de nivel intermedio en el que la negociación tiene lugar con un mayor
grado en el ámbito del sector de actividades.
e) Intermediación en el mercado de trabajo. En 1990 se introdujeron cambios en el proceso de
intermediación laboral. En concreto en 1994 se autorizaran las empresas privadas de
colocación con carácter no lucrativo. Ello se introdujo con el fin del monopolio del INEM
como organismo intermediador entre oferentes y demandantes. Unido a esto hubo otro cambio
como fue la aprobación en 1994 de las empresas de trabajo temporal.
f) Políticas activas de mercado de trabajo. Pueden distinguirse dos tipos de acciones: las políticas
activas y las políticas pasivas, estas incluyen los recursos monetarios que se destinaran a la
cobertura de las prestaciones económicas, actuaciones que tienen por objeto mejorar las
posibilidades de acceso al empleo o incentivar de forma directa la creación de puestos de
trabajo.
4. Empleo y paro en la economía española
Tres shocks de oferta afectaron a la economía española y a su mercado de trabajo durante aquel decenio:
el encarecimiento del crudo de petróleo, la desaceleración de los avances de la productividad y el
aumento de los sa-larios reales y de las cotizaciones a la Seguridad Social. Estos tres factores explican la
destrucción de empleo y el aumento del paro estructural desde principios del decenio de 1970 hasta
mediados del siguiente
4 1. CREACIÓN DE EMPLEO Y PERSISTENCIA DEL DESEMPLEO ESTRUCTURAL (1985-1994)

La fase de recuperación de la actividad económica, a partir de 1985, abre un escenario nuevo en el


mercado de trabajo. El período se caracterizó, fundamentalmente, por un fuerte y continuo crecimiento
del empleo hasta el año 1990, lo que supuso el consiguiente aumento de la tasa de ocupación (gráfico 2)
y la disminución cíclica de la tasa de paro (gráfico 1). Por otra parte, se registró un sustancial aumento en
la población activa, en buena medida consecuencia del comportamiento pro cíclico de la tasa de actividad
femenina Debe precisarse, ante todo, que la creación de empleo no puede ser atribuida sin más a la
flexibilidad introducida con los contratos temporales, ya que su influencia principal se percibe a corto
plazo, con muchas contrataciones en las fases de expansión y un gran ajuste a la baja del empleo en las
etapas recesivas (gráfico 3). La creación de empleo neto debe atribuirse más bien a la existencia de dos
shocks de oferta positivos: la reducción del precio del crudo de petróleo que tuvo lugar a finales de 1985
y la incorporación española a la Unión Europea en 1986, que aumento la competencia en el mercado de
bienes y redujo el poder de ,ercado de las empresas industriales.La persistencia del desempleo
estructural a lo largo de toda una década requiere de una atención más pormenorizada. En principio, en
un mercado perfectamente competitivo la existencia de paro sería transitoria, ya que conduciría a un
ajuste a la baja del salario real. La clave reside, pues, en la capacidad del desempleo para reducir el
salario real, o, expresado en otros términos, en la elasticidad del salario real respecto al paro. Los estudios
disponibles permitieron comprobar que la economía española presentaba una alta rigidez del salario real
respecto al paro, de modo que el elevado paro español se mostró incapaz de inducir un abaratamiento de
la mano de obra. De hecho, pese al elevado desempleo, los costes laborales reales aumentaron un 1,5 por
100 anual (grá-fico 4). Dos aspectos relevantes conviene tener en cuenta en la caracterización de los
parados: su in-tensidad de búsqueda de empleo y su grado de adecuación a las necesidades del aparato
productivo:
• La intensidad en la búsqueda de empleo más bien baja por parte de los parados. Primero, porque la
mayor parte de las personas en paro no tenían responsabilidades familiares a su cargo (sólo una quinta
parte eran sustentadores principales de la unidad familiar), ya que el desempleo castigó —y todavía
castiga—con mayor virulencia a jóvenes y mujeres. Segundo, porque un alto porcentaje de los parados
(más del 60 por 100) era de larga duración, y es conocido que a medida que aumenta el tiempo en el paro
disminuye la intensidad con que se busca empleo (efecto desánimo). Y tercero, las generosas
prestaciones percibidas durante el desempleo desincentivaron la búsqueda de un nuevo puesto de trabajo,
sobre todo por parte de los parados de mayor edad o menor cualificación.
• La poca adecuación de los desempleados a la demanda de trabajo se concretó en dos tipos de desajuste
(mismatch), uno geográfico y otro de cualificaciones, que se tradujeron en la coexistencia de un gran
nivel de paro y una elevada cifra de empleos vacantes. El desajuste geográfico se manifestó —y sigue
manifestándose— en diferencias interprovinciales de la tasa de paro. El desajuste de cualificaciones se
originaba por la elevada presencia de desempleados sin estudios o con estudios primarios (alrededor del
40 por 100) o sin experiencia laboral previa, que no se adaptaban al creciente nivel de cualificación
profesional que solicitaban las empresas. En este desajuste de cualificaciones influyó, además, el paro de
larga duración, ya que, junto al desánimo antes mencionado, provocó la obsolescencia de las
cualificaciones previamente adquiridas. A ello hay que añadir tanto las limitaciones del sistema de
formación profesional reglada, como la escasa importancia de las políticas activas de mercado de trabajo.
4.2. INTENSA CREACIÓN DE EMPLEO Y REDUCCIÓN DEL PARO DESDE 1995
A partir de 1995 el mercado de trabajo español registra una notable mejoría. La creación de empleo ha
sido muy vigorosa, de forma que el número de ocupados ha aumentado en8 millones entre 1995 y 2007.
La creación de empleo ha sido muy intensa y ha permitido —pese al gran incremento en el número de
activos— una sustancial reducción del desempleo (dos millones menos) y una caída de la tasa de paro en
puntos porcentuales. Más importante aún: no se trata únicamente de un descenso coyuntural, sino que ha
venido acompañado de una disminución muy significativa —ocho puntos, aproximadamente— del paro
estructural.
Además de la expansión de demanda inherente a una fase de crecimiento sostenido, tres shocks de oferta
positivos explican dichos resultados: la reducción del tipo de interés real tras la integración de España en
la Unión Europea, el aumento de la competencia en los mercados de servicios u de bienes y los
cuantiosos flujos de inmigración.
A todo ello, puede añadirse también los cambios en las instituciones laborales, que han afectado de
manera importante a las prestaciones por desempleo, así como a los costes de despido y a la negociación
colectiva, aunque a esta última de forma todavía parcial. Todo ello ha reducido muy intensamente el paro
de larga duración y ha contribuido a moderar la capacidad negociadora de los asalariados. Otros factores,
como una actitud responsable de los sindicatos en un marco de diálogo social, el marco de estabilidad
macroeconómica y baja inflación, o la presión bajista sobre el salario derivada de los flujos inmigratorios
han contribuido también a la moderación salarial. El resultado ha sido la estabilidad del salario real, que
decrece un -0,1 por 100 anual (frente al aumento registrado en la Unión Europea —véase de nuevo el
gráfico 4—), pese al aumento del empleo. Sus efectos han sido la mejora de la rentabilidad empresarial,
el dinamismo inversor y una muy intensa creación de empleo.
Así pues, un nuevo esquema de fijación salarial mucho más moderado, junto a una política económica
antiinflacionista creíble combinada con reformas estructurales, si bien todavía limitadas, en los mercados
de servi-cios y de trabajo y la entrada de numerosos inmigrantes, han dado como resultado —en un
contexto, es cierto, de crecimiento sostenido— una muy intensa creación de empleo, sin par en Europa, y
un fuerte descenso del paro, también de su componente estructural.
La irrupción de la crisis economica en 2008 ha supuesto un vuelco en el mercado laboral.Puesto que la
crisis ha secado los mercados financieros y ha mermado la confianza de los agentes economicos, el
desplome del consumo y la inversion ha sido fulminante, arrastrando en su caida los sectores mas
favorecido en la etapa de auge anterior ( construccion y servicios ligados al consumo familiar) . La
perdida de empleo afacta casi exclusivamente a los trabajadores con contrato temporal. Como resultado
la tasa de temporalidad se ha reducido. Pese a la caida de empleo, la población activa- al menos por
momento siigue creciendo con fuerza. La actual conyuntura recesiva ha hecho crecer el paro por encima
de dicho nivel estructural.
En esta conyuntura seria conveniente potenciar las politicas activas de mercado de trabajo, antes que las
pasivas, para impedir que aumente el paro de larga duracion, factor clave en la rigidez salarial frente al
paro. Si el salario real se muestra suficientemente sensible al aumento del desempleo, podra absorber
buena parte del ajuste necesario; en caso contrario, la destrucción de empleo alcanzara cifras muy
elevadas.
El tal supuesto, la rigidez del salario real exigura reformar el proceso de determinación salarial,
avanzando hacia una mayor descentralización( por ejemplo, ampliando las clausulas de descuelgue) y
tambien una mayor capacidad de adaptación a situaciones cambiantes( limitando la extensión automatica
de los convenios). Ello no solo reducirá el impacto sobre el empleo de la actual crisis, sino que alejara el
riesgo de persistencia del paro en la posterior recuperación.

You might also like