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Mendikoetxea, A. (2000) Relaciones de Interficie: los Verbos de Cambio de Estado, A. Bravo, C.

Luján e
I. Pérez (eds.) Cuadernos de Lingüísitca VII, Instituto Universitario Ortega y Gasset, 125-144.
Relaciones de interficie: los verbos de cambio de estadoi
AMAYA MENDIKOETXEA (Universidad Autónoma de Madrid)
Cuadernos de Lingüística VII (2000).125-144

1. Introducción
El propósito central de las teorías de interficie léxico-sintaxis es identificar aquellos elementos del
significado léxico de un verbo que determinan el tipo de estructuras sintácticas en las que puede
aparecer, lo que se ha llamado el ‘problema de proyección’ (en inglés the mapping problem). Si
tomamos un verbo como romper del léxico ¿qué propiedades léxicas de ese verbo son las que
determinan el tipo de configuraciones sintácticas en las que aparece en (1)? ¿Por qué estallar, que
comparte elementos de significado con romper, parece comportarse justo al revés (2)?ii

(1)
a. Un trueno rompió el cristal
b. El cristal se rompió
c..*El cristal rompió

(2)
a.*Un trueno estalló el cristal
b. ?/*El cristal se estalló
c. El cristal estalló

Nuestro objetivo aquí no es abordar el problema de la proyección desde una perspectiva general, sino
proponer un análisis detallado de las propiedades léxicas de verbos como romper y estallar y de las
propiedades sintácticas de oraciones como las de (1b) y (2c). Estas construccionesse han venido
analizando como ergativas o inacusativas desde que Perlmutter (1978) presentara su Hipótesis de la
Inacusatividad: su sujeto sintáctico es un objeto nocional a un nivel más abstracto de representación.
Dentro de la gramática generativa, la atención se han centrado sobre todo en dar cuenta de las
propiedades sintácticas de estas oraciones. El análisis de Burzio (1981, 1986) para las
construcciones inacusativas en italiano es lo que podríamos llamar el análisis ‘estándar’ dentro de la
Teoría de la Rección y el Ligamiento (TRL). En los últimos años se ha producido un giro hacia
análisis enmarcados en la interficie léxico-sintaxis, que han supuesto un gran avance en nuestro
entendimiento de las propiedades de verbos y oraciones como las de (1) y (2). Estos modelos, sin
embargo, ofrecen por lo general una visión demasiado esquemática de las propiedades (morfo-)
sintácticas de construcciones como las que nos ocupan, como es el caso del desarrollado por Levin y
Rappaport Hovav (1995) (L y RH, a partir de este momento) para construcciones equivalentes a las
de (1b) y (2c) en inglés.
El análisis que se ofrece en estas páginas tiene como punto de partida la representación léxica de
verbos como los de (1) y (2) y establece la forma en la que sus propiedades léxicas se proyectan en la
sintaxis, con implicaciones para un modelo general de interfice no muy distinto del que proponen
algunos de los autores citados en la nota 2 (especialmente Rappaport Hovav y Levin 1998). Es
nuestro propósito, sin embargo, dar cuenta de forma detallada de las propiedades morfo-sintácticas
de oraciones como las de (1b) y (2c); en concreto, nos interesa determinar por qué oraciones como
las de (1b) tienen morfología reflexiva, ausente en (2c), lo que no es una propiedad particular del
español, ni de las lenguas romances, sino que es un fenómeno de alcance mucho más amplio, para el
que no existe hasta el momento un análisis satisfactorio.

Los contenidos de este trabajo están organizados de la siguiente manera: en la sección 2,


presentamos las líneas generales de los análisis de Burzio (1981, 1986) y L y RH para presentar a
continuación las bases de la propuesta que desarrollamos en las siguientes páginas. Siguiendo a L y
RH establecemos una distinción entre verbos de cambio de estado que expresan eventualidades de
causa externa, como romper, y los que expresan eventualidades de causa interna, como estallar.
Los primeros se analizan en la sección 3 como predicados reflexivos, atendiendo a su significado;
sus propiedades sintácticas se explican en la sección 4 aludiendo a la existencia de una relación de
control interna a la oración. El análisis de los predicados de causa interna, en la sección 5, es
básicamente el que corresponde tradicionalmente a un verbo inacusativo monádico. La sección 6
recoge nuestras conclusiones.

2. El problema de la inacusatividad en la interficie léxico-sintaxis

2.1. El análisis estándar de los Vs inacusativos en la TRL: Burzio (1981, 1986)

Las construcciones de (1b) y (2c) se han analizado desde Perlmutter (1978) como estructuras en las
que el sujeto sintáctico es un objeto en un nivel más abstracto de representación. Dentro de la TRL
el análisis más influyente ha sido el de Burzio (1981, 1986), que se ha centrado en determinar las
propiedades temáticas y de Caso de los verbos inacusativos. Las construcciones en las que aparecen
estos verbos están reguladas por la Generalización de Burzio (Burzio 1986: 3.1.1), que establece una
relación entre la presencia/ausencia del argumento externo y la posibilidad o no de asignar Caso
Acusativo (ACU). En el nivel de E-P, los verbos inacusativos proyectan un argumento interno, pero
carecen de argumento externo (3a) y no asignan ACU, forzando el movimiento del SN a <Espec,
SFlex>, donde recibe Caso nominativo (NOM) (3b):

(3)
a. E-P [SFLEX ___ [SV [V se rompió [SN el cristal] ]]]
| |
-θ +θ
b. E-S [SFLEX [SN el cristali] [SV [V se rompió [SN hi] ]]]
[+Caso] [-Caso]
|-----------------------------------|

Una de las cuestiones que se suscitan dentro del análisis estándar es el de la relación entre la
construcción inacusativa de (1b) y la oración transitiva de (1a). Mientras que en la primera sólo se
proyecta el argumento interno, en la segunda aparecen léxicamente realizados los dos argumentos
asociados a este verbo en su entrada léxica: el interno (el cristal) y el externo (un trueno). Para
Burzio (1981, 1986), los verbos que participan en la alternancia causativa, es decir que tienen
variantes transitivas e inacusativas como romper en español, son básicamente transitivos y la
estructura inacusativa se deriva por medio de un proceso de absorpción o supresión del argumento
externo en el léxico que impide su proyección en la sintaxis. El elemento se que aparece en español,
o su equivalente si en italiano, se considera un marcador morfológico del proceso de absorpción.

Esta aproximación presenta, entre otros, dos problemas relacionados: (i) ¿cómo predecir qué verbos
transitivos pueden aparecer asociados a estructuras inacusativas y cuáles no? y (ii) ¿cómo analizar
los verbos inacusativos que no tienen construcciones transitivas asociadas, i.e. que no participan en
la alternancia causativa (e.g. estallar)? La única respuesta posible dentro del marco en el que se
desarrolla el análisis estándar es la de recurrir al léxico como el lugar en el que los verbos aparecen
listados con sus propiedades idiosincrásicas, por lo que la relación entre la representación léxica de
los verbos y su comportamiento sintáctico no deja de ser un tanto misteriosa.

2.2. La inacusatividad en la interficie léxico-sintaxis: el análisis de L y RH (1995)

L y RH retoman la hipótesis central de Perlmutter de que la inacusatividad aparece codificada en la


sintaxis, pero viene determinada por la semántica de los verbos. Las entradas léxicas contienen
representaciones léxico-semánticas de aspectos primitivos del significado de los predicados similares
a la Estructura (Léxico -) Conceptual (ELC) que proponen entre otros Jackendoff (1983, 1990) y
Hale y Keyser (1986, 1987) y de las que se derivan, a través de reglas de proyección, las
representaciones léxico-sintácticas o estructura argumental (EA). Un verbo como break ‘romper’
aparecer listado en el léxico como un predicado que denota: un subevento causativo, asociado al
predicado CAUSE (‘causar’) y un subevento resultativo, asociado al predicado BECOME (‘llegar a
ser/estar’). Cada uno de estos eventos introduce una variable correspondiente cada uno de los
argumentos del verbo.iii

(4)
break ‘romper’
ELC: x CAUSE [y BECOME BROKEN] (representación léxico-semántica)
Reglas de proyección
| |
EA: x <y> (representación léxico-sintáctica)

La variante inacusativa supone una operación de ligamiento existencial en el léxico que impide la
proyección en la EA de la variable asociada al predicado causativo (5):

(5)
break (inacusativo) [L y RH: 108]
ELC: x CAUSE [y BECOME BROKEN] (representación léxico-semántica)
|
Ligamiento léxico 0
Reglas de proyección
|
EA: <y> (representación léxico-sintáctica)

En (5) el subevento resultativo se interpreta como resultado de un evento causativo del que no se
especifica su naturaleza. De hecho, lo que caracteriza a verbos como break en inglés es que el evento
causativo está sin especificar; se especifica únicamente el subevento resultativo y no cómo se ha
llegado a él. De ahí que en su uso transitivo el argumento asociado al evento causativo de los verbos
del español de (6), cuyas propiedades léxicas son equivalentes a las de break, pueda recibir una
variedad de papeles temáticos, como se ilustra para romper en (7), donde es agente (Juan),
intrumento (el martillo) o causa (fuerza natural (el huracán) o circunstancia (el peso de los libros)).
En su uso intransitivo (con se) denotan eventos que pueden producirse de forma espontánea, sin la
intervención de un agente y/o instrumento (8):iv

(6)
secar, calentar, ablandar, enfriar, ensuciar, romper, doblar, freir, asar, abrir, apagar, encender,
arrugar, vaciar, tensar, humedecer, fosilizar, fundir, fracturar, atrofiar...

(7)
Juan/el martillo/el huracán/el peso de los libros rompió la mesa.

(8)
El cristal se rompió/El río se secó/El vino se calentó/El plástico se ablandó/La sopa se enfrió....

Esta aproximación resuelve las dos cuestiones que plantea el análisis estándar: (i) sólo los verbos
transitivos con ELC como la de (4) pueden tener una variante inacusativa y (ii) los verbos
inacusativos que no tienen variantes transitivas tienen una ELC distinta a la de (4). Entre los verbos
de cambio de estado, los primeros expresan eventualidades de causa externa (e.g. break) y los
segundos expresan eventualidades de causa interna y carecen de evento causativo (e.g. blossom) (9).
Los verbos del español romper y estallar pertenecen, respectivamente, al primer y segundo grupo.v

(9)
blossom [y BECOME IN-BLOSSOM]

El problema es que aunque L y RH pretenden con este análisis dar cuenta a la vez de las propiedades
semánticas de estos verbos y de las propiedades sintácticas de las construcciones en las que
aparecen, lo cierto es que su atención se centra principalmente en lo primero; por ejemplo, la
distinción entre verbos de cambio de estado de causa externa y de causa interna aparece claramente
reflejada en la ELC de estos verbos y explica por qué los primeros tienen variantes transitivas y los
segundos no. No se derivan, sin embargo, de esta distinción diferencias en las propiedades
sintácticas de los dos tipos de verbos, ya que los dos tienen la misma EA (en su uso intransitivo en
lo que se refiere a los verbos de causa externa) y se proyectan, por lo tanto, en estructuras sintácticas
equivalentes.

2.3. Hacia una nueva propuesta de interficie en el análisis de las construcciones inacusativas con
verbos de cambio de estado

Partimos de la distinción de L y RH entre verbos inacusativos de causa externa (tipo romper) y de


causa interna (tipo estallar), pero para nosotros esta distinción se manifiesta no sólo a nivel de ELC,
sino también en la sintaxis, bajo la hipótesis de que las estructuras léxicas y las estructuras sintácticas
son isomórficas. Esta hipótesis se articula en torno a dos reglas de proyección:

(10)
a. REGLA DE PROYECCIÓN DE EVENTOS: Cada evento representado en la ELC de un verbo ha de
aparecer asociado a un núcleo verbal (léxico o funcional) en la sintaxis.
b. REGLA DE PROYECCIÓN DE ARGUMENTOS.
i. Todos los argumentos asociado a un evento en la ELC han de aparecer asociados a una SX en la
sintaxis
ii. Cada SX argumental en la sintaxis ha de estar asociado a un núcleo verbal, bien en posición de
complemento, bien en posición de especificador.

Los postulados de (10) se pueden entender como condiciones de buena formación de las estructuras
sintácticas y aparecen de forma implícita o explícita en muchos modelos de interficie, además de
reflejar ideas comúnmente aceptadas en los que se refiere la plena interpretabilidad de las
construcciones sintácticas (e.g. Criterio Temático o el Principio de Proyección de Chomsky (1981)).
Según las reglas de (10), a la estructura léxica de (4) le corresponde una estructura sintáctica paralela
en la que cada evento proyecta un núcleo verbal distinto, con su argumento asociado, tanto en su uso
transitivo como en su uso inacusativo.vi No parece necesario, según esto, distinguir un nivel de EA
en el que aparezcan representados los argumentos de un verbo, ya que éstos se proyectan
directamente desde la ELC. Sí que es necesario, sin embargo, explicitar qué argumentos se
proyectan en posición de complemento y qué argumentos se proyectan en posición de especificador.
Vamos a suponer, como hacen muchos autores, que un argumento asociado al predicado causativo
tiene el papel temático de Agente o Causa y es siempre un argumento externo, mientras que un
argumento asociado a un predicado resultativo tiene el papel temático de Tema y aparece en posición
de complemento (pero véase la sección 5 en relación al francés).

El problema que se nos plantea es cómo dar cuenta de las propiedades sintácticas y semánticas de la
variante inacusativa de Vs como break en inglés o romper en español frente a las de la variante
transitiva, que es la que resulta directamente de la aplicación de las reglas de proyección de (10) a
una entrada léxica como la de (4). Son muchas las lenguas en las que las variantes inacusativas de
los verbos que participan en la alternancia causativa tienen morfología reflexiva, como el se/si de las
lenguas romance. Nuestra propuesta es que las propiedades de estas construcciones son análogas a
las de las construcciones reflexivas ‘puras’ con se/si.

3. Los Vs inacusativos de causa externa como predicados reflexivos

El paralelismo morfológico entre las construcciones inacusativas con se y construcciones reflexivas


como las de (11) es uno de los factores que llevan a autores como Chierchia (1989) y Reinhart
(1997) a analizar los predicados inacusativos como predicados reflexivos. Para estos autores, ambos
tipos de predicados se derivan de predicados transitivos por medio de una regla de reflexivización:
una operación de reducción que identifica dos argumentos y reduce una relación de entidades a
propiedades a una propiedad; es decir, convierte un predicado transitivo en un predicado intransitivo.
El clítico se/si es una marca morfológica de la aplicación de la regla, que puede tener lugar en el
léxico, según Reinhart (1997) o en la sintaxis, según Chierchia (1989).vii

(11)
a. Los hermanos se abrazaron.
b. Los niños se lavan.

Además de la morfología, parece que hay también razones de índole semántica que nos llevan a
analizar los predicados inacusativos como reflexivos. Frente a la opinión más extendida de que la
construcción inacusativa supone, desde el punto de vista de su interpretación, la eliminación del
predicado causativo de la correspondiente oración transitiva, para Chierchia la construcción
inacusativa no supone la ausencia del predicado causativo sino su reflexivización. Una oración
como la de (12) se interpreta con el cristal como Causa y Tema.viii El factor causa en (12) no es una
acción que lleva a cabo un agente, sino una propiedad o estado del argumento Tema, que es
responsable de su propio cambio de estado (Brosseau y Ritter 1991); se trata de una causatividad
‘estativa’ y no dinámica. Así mientras una oración reflexiva ‘pura’ como la de (11b), los niños es a
la vez Agente (causa dinámica) y Tema, en (12) el cristal es a la vez Causa (estativa) y Tema.

(12)
El cristal se rompió.--->‘(Una propiedad d)el cristal causó que el cristal se rompiera’

Esta interpretación se apoya sobre todo en el tipo de adjuntos que pueden aparecer en estas
construcciones. Los adjuntos por sí sólo/a, por sí mismo/a o él/ella sólo/a indican que el argumento
Tema es a la vez Causa y Tema del evento y por ello aparecen en construcciones inacusativas (13a),
pero no en las pasivas, en las que sujeto sintáctico es simplemente un Tema (13b). Según Chierchia
(1989), sin evento causativo no hay explicación posible de por qué los sujetos de las construcciones
inacusativas pueden ser antecedente legítimos de adjuntos del tipo por sí sola/misma o ella sola. ix

(13)
a. La puerta se abrió por sí sola/misma; ella sola.
b. La puerta fue abierta *por si sola/misma; *ella sola
Pustejovsky y Busa (1995) observan, asímismo, que las construcciones inacusativas son
incompatibles con adjuntos que impliquen un agente: sintagma-por (14a) o locativos asociados a un
agente (14b) y lo atribuyen al carácter estativo de su evento causativo. Por el contrario, adjuntos
como a causa de la explosión que denotan el evento causativo en su conjunto, y no simplemente el
Agente, sí que aparecen en estas construcciones (14c):

(14)
a.*El cristal se rompió por lo enemigos
b.*El cristal se rompió (él solo) desde el avión
c. El cristal se rompió a causa de la explosión

El ejemplo de (14c) es, sin embargo, problemático para la interpretación reflexiva: la interpretación
más intuitiva de (14c) atribuye el papel de Causa al adjunto la explosión y el de Tema a el cristal,
como en la oración transitiva de (15), por lo que se perdería el carácter reflexivo de la oración.

(15)
La explosión rompió el cristal.

Desde el punto de vista extralingüístico, del evento en el mundo real, las oraciones de (14c) y (15) se
pueden utilizar para designar el mismo evento, pero eso no significa necesariamente que su
significado lingüístico sea el mismo; es decir, que correspondan a la misma proposición. Es posible
dar para la oración inacusativa de (14c) una representación de su significado lingüístico que nos
permita mantener el análisis reflexivo de las construcciones inacusativas con el cristal como Tema y
Causa: algo así como “la explosión fue la causa de una situación en la que alguna propiedad del
cristal causó que éste se rompiera (él sólo)” (= la explosión causó lo que denota la construcción
inacusativa). Según esta interpretación, tendríamos dos eventos causativos: el estativo del predicado
inacusativo y un segundo evento causativo que introduciría el adjunto.x Un adjunto como a causa de
la explosión lo que hace es introducir la causa real, pero no cambia la forma en la que los predicados
inacusativos expresan la causalidad en términos lingüísticos: con el sujeto sintáctico como Causa
(estativa) y Tema del evento que se describe.

La conclusión, pues, es que la morfología y la semántica apoyan el carácter reflexivo de las


construcciones inacusativas. La identificación de los dos argumentos de un predicado reflexivo no
resulta, para nosotros, de la aplicación de una regla de reducción como la de Chierchia (1989) y
Reinhart (1997), sino de las propiedades sintácticas de las construcciones reflexivas.
4. El análisis de Control

De acuerdo con la Regla de Proyección de Eventos en (10a), los dos subeventos de un verbo
causativo se han de corresponder con dos núcleos verbales en la sintaxis. El subevento causativo se
proyecta en la sintaxis como el núcleo v de Chomsky (1995) y el subevento resultativo como V.
Según la Regla de Proyección de Argumentos en (10b), cada uno de los argumentos asociados a cada
evento en la ELC ha de aparecer asociado a un núcleo verbal en la sintáxis. El argumento asociado
al subevento causativo es un argumento externo en <Espec, Sv> y el asociado al subevento
resultativo es un argumento interno en posición de complemento de V. La estructura de (16) es, pues,
la que corresponde a un verbo transitivo en la sintaxis (véase Chomsky 1995).

(16)
Sv

SDsuj v’

v SV

V’

V SDobj

Los análisis que, como el nuestro, parten del supuesto de que predicados inacusativos como romper
en español o break en inglés son diádicos en el léxico necesitan normalmente hacer uso de algún tipo
de operación mediante la cual se convierten en predicados inacusativos monádicos.xi Nuestra
hipótesis, sin embargo, es que no existe ninguna regla que suprima o que ligue argumentos en el
léxico como la que proponen L y RH para break. Lo que distingue a las construcciones inacusativas
de construcciones típicamente transitivas es que el argumento externo es el elemento PRO, como
propone Kayne (1990) para las construcciones reflexivas con se en francés. La identificación de los
dos argumentos es el resultado de una relación de control interna a la oración: el argumento interno
controla a PRO cuando escapa del SV para cotejar sus rasgos.

4.1. El Análisis de Control para los predicados reflexivos de causa dinámica

Las oraciones reflexivas con se/si como las de (11) se han analizado bien como oraciones transitivas
(análisis ‘pronominal’: Rizzi 1986; Moore 1991, entre otros), bien como oraciones inacusativas
(análisis ‘de supresión’: Grimshaw 1982, 1990; Marantz 1984, entre otros), o bien como ambos tipos
de construcciones (análisis ‘mixtos’: Rosen (1988) en GR y Alsina (1992) en GLF; análisis
‘paralelos’: Burzio (1986) en RL). Los variedad de análisis está en parte justificada por el
comportamiento ‘mixto’ del SD que actúa como sujeto sintáctico (e.g. los niños en (11b)) , que
parece tener a la vez propiedades de argumento externo e interno. Este SD se comporta como un
argumento interno en una gran variedad de contextos ampliamente documentados en la bibliografía
(causativas perifrásticas (Grimshaw 1982, Kayne 1975); infinitivos nominalizados (Zucchi 1992);
construcciones de participio absoluto, selección de auxiliar y concordancia de participio en italiano
(Burzio 1981, 1986), etc.) Más importante para nuestro análisis es que nos detengamos brevemente
en los diagnósticos que parecen apuntar al carácter de este SD como argumento externo. Una de las
pruebas aparentemente más sólidas en este sentido es que el sujeto de un predicado reflexivo no
puede ser un SN escueto. Es bien conocido que en lenguas como el español sólo los argumentos
internos se pueden realizar como plurales escuetos, sin determinante (véase, por ejemplo, Torrego
(1989)) La agramaticalidad de (17) parece sugerir, pues, que el sujeto sintáctico de una oración
reflexiva no es un argumento interno.

(17)
a. *Se visten niños
b. *Se abrazaron hombres

Un hecho relacionado es la incompatibilidad de los predicados reflexivos con clíticos partitivos


como ne en italiano: sólo los argumentos internos pueden aparecer asociados a clíticos partitivos, xii
por lo que los datos de (18) apuntan en la misma dirección que los de (17):xiii

(18)
a.*Se ne sono difesi parecchi Italiano
se CL-de ellos defienden muchos
[C. Rosen 1988: 94]
b. *Se'n renten dos al safareig Catalán
RF’CL-de-ellos lavan dos en el lavadero
[Alsina 1992: 264]

La cuestión es cómo hacer compatibles dos hechos aparentemente contradictorios, sin tener que
recurrir a análisis mixtos o paralelos, que plantean numerosos problemas para la teoría: (i) que estas
construcciones son bi-argumentales (tienen argumento externo); y (ii) que estas construcciones
tienen sujetos derivados (i.e. el sujeto = argumento interno).

Nuestra propuesta se basa en tres puntos fundamentales: (i) la presencia de PRO en <Espec, Sv>
(siguiendo una propuesta original de Kayne (1990)), (ii) el elemento se como un clítico (CL) que se
ensambla a Sv (Merge) y (iii) la categoría v , como categoría que, junto con T, coteja Caso Nulo (19):

(19) [ST T[nulo] [se [Sv PRO [v’ v [SV [V’ lavan [SD los niños] ] ] ] ]]

Lo único que tiene de especial se en relación a otros CL se encuentra en la composición de sus


rasgos (que es precisamente el lugar en donde se localizan las características propias de los
elementos léxicos). Al contrario que CLs como lo y le, por ejemplo, carece de rasgo categorial D;
comparte con los CLs de 1p y 2p que tiene rasgo de persona y rasgo de Caso, pero el rasgo de
persona que tiene este CL es un rasgo de persona-0 (siguiendo a Kayne (1990)) y el Caso que
coteja es el caso por defecto: el Caso Nulo. Se trata de un elemento con rasgos defectivos
‘mínimos’.xiv

Supongamos, siguiendo a Chomsky (1998), que los dos núcleos funcionales que cotejan Caso son
T y v. El núcleo T puede estar asociado con NOM o Caso Nulo. En cuanto v, generalmente
aparece este elemento asociado con Caso ACU, pero si entendemos que el Caso Nulo es un Caso
por defecto, parece lógico pensar que v, como T, pueda estar asociado también a este Caso.
Nuestra hipótesis es que en las construcciones reflexivas, y por extensión en las inacusativas, v tiene
un rasgo de Caso Nulo. Esto ocurre siempre que tenemos el clítico se/si fusionado a Sv, que, como
las antiguas CONC, entra en una doble operación de cotejo: coteja el rasgo de Caso Nulo de v
(mediante la adjunción de v a se) y el rasgo de Caso Nulo de PRO, que se mueve a la posición de
Espec de la proyección de se. Una de las consecuencias de que v tenga Caso Nulo es que el Caso
ACU no está disponible para el objeto o argumento interno, que tiene que cotejar Caso NOM en T.xv
El cotejo de NOM implica el movimiento del SD los niños a <Espec, ST> en sintaxis abierta (20a)
o la adjunción de los R(asgos)F(ormales) de esta categoría a T en FL (20b) (no se muestra en (20) el
movimiento de V a T):

(20)
a. [ST los niñosi T0 [PROk [ se [Sv hk [v’ v [SV [V’ lavan [SD hi] ] ] ] ] ]

b. [ST RFi T0 [PROk [ se [Sv hk [v’ v [SV [V’ lavan [SD los niños (RF hi )] ] ] ] ] ]

El movimiento del SD a <Espec, ST> (o de sus RFs a T) convierte a este elemento en ‘controlador’
de PRO en el Espec de la proyección de se. Se trata de un caso de control interno a la oración e
implica la externalización obligatoria del objeto o sus rasgos. Este hecho es crucial para explicar
porque este elemento, siendo un argumento interno, parece tener propiedades de argumento externo.
En concreto, hemos dicho en relación a los ejemplos de (17)-(18) que este SD no puede ser un plural
escueto, ni acepta la substitución por un CL partitivo. Ambos procesos requieren que el elemento
nominal se quede en su posición de argumento interno, i.e. no abandone el SV, no se ‘exteriorice’, lo
que es incompatible con los requisitos de las construcciones reflexivas en las que el SD objeto se ha
de exteriorizar obligatoriamente . De esta manera, el análisis hace compatibles los dos hechos antes
mencionados que la teoría tradicionalmente ha tratado contradictorios: que una construcción sea
transitiva (bi-argumental) y que a la vez tenga un sujeto derivado (i.e. que el sujeto sintáctico sea el
argumento interno).xvi Esta posibilidad no es extensible, por supuesto, a cualquier estructura
transitiva, sino que se limita a aquellas en las que el núcleo v tenga un rasgo de Caso Nulo. Para que
esto ocurra tiene que haber en la estructura un elemento capaz de cotejar ese Caso: se, que a la vez
coteja el rasgo de Caso Nulo de PRO en <Espec, sv>.xvii

Los verbos de (21), que aparecen en construcciones reflexivas, se dividen en dos clases semánticas:
estativos como amar, odiar, etc. y no-estativos como criticar, peinar, saludar, etc. Lo que tienen en
común ambos grupos es que el sujeto tiene como rasgo lo que Reinhart (1997) llama [+estado
mental]: Experimentantes y Agentes, a diferencia de los que aparecen en construcciones inacusativas
que admiten una variedad de papeles temáticos para su sujeto, como ya hemos visto. Este hecho
está relacionado con la naturaleza del núcleo v, que en las construcciones reflexivas expresa una
causatividad ‘dinámica’, mientras que en las inacusativas es la expresión de la causatividad estativa,
donde por ‘dinámica’ entendemos simplemente que el argumento en <Espec, Sv> tiene el rasgo
[+estado mental]. Esta diferencia semántica en cuanto a la naturaleza de v tiene repercusiones en la
sintaxis, como veremos en el próximo apartado.

(21)
i. amar, odiar, temer...
ii. lavar, abrazar, mirar, criticar, alabar, peinar, saludar...

4.2. El análisis de control para los verbos inacusativos de causa externa

A pesar de las diferencias semánticas, el análisis sintáctico de oraciones inacusativas con se es


idéntico al de las construcciones reflexivas: el argumento interno (o sus rasgos) controla a PRO, que
es el argumento externo:xviii

(22)
a. [ST el cristali T0 [PROk [ se [Sv hk [v’ v [SV [V’ rompió [SD hi] ] ] ] ] ]

b. [ST RFi T0 [PROk [ se [Sv hk [v’ v [SV [V’ rompió [SD el cristal (RF hi )]] ] ] ]]

El análisis de control implica la exteriorización obligatoria del argumento interno, de ahí la


agramaticalidad de las estructuras de (23) (= (17)) con interpretación inacusativa; un SN escueto no
escapa del SV, no se exterioriza, y por lo tanto no puede actuar como elemento que controla a PRO.
(23)
a. *Se cocieron patatas (ellas solas)
b. *Se han abierto puertas (ellas solas)
c. *Se fundió hielo (por si solo)

De igual manera, esperaríamos que las construcciones inacusativas no permitieran la cliticización


con ne, al igual que las reflexivas de (18). Aquí, sin embargo, se nos plantea un problema para el
análisis, ya que precisamente, este proceso se ha utilizado como diagnóstico de inacusatividad en
oraciones como las de (24) y para distinguir entre oraciones reflexivas e inacusativas (véase Reinhart
1997):

(24)
a. Se ne rompono molti.
se de-ellos rompieron muchos
[Burzio 1986: 38]
b. Se ne sono fermati/spenti/svegliati tre.
se de-ellos pararon, salieron, despertaron tres
[Rosen 1988: 74]

Para determinar qué sucede en oraciones como las de (24), conviene examinar más detenidamente
los factores que permiten la cliticización con ne. Para Saccon (1992), por ejemplo, la cliticización
con ne no es un diagnóstico de inacusatividad (contra Burzio (1986)). Su análisis, basado en la
predicación, parte de la hipótesis de que toda oración ha de tener un sujeto externo al SV a nivel de
FL; en el caso de los verbos monoargumentales (inacusativos o inergativos), este papel lo puede
desempeñar un argumento locativo, permitiendo que el argumento verbal (interno o externo)
permanezca dentro del SV, condición indispensable para que se dé la cliticización con ne. Esto es
posible en las construcciones inacusativas con los verbos inacusativos de (24) por la misma razón
por la que es posible con verbos inergativos: la exteriorización no es obligatoria cuando existe un
elemento locativo que puede actuar como sujeto de la predicación.

Esta visión, sin embargo, plantea dos problemas serios en relación al análisis de control para
predicados reflexivos e inacusativos: (i) ¿Cómo se obtiene la relación de control si el argumento
interno no se exterioriza? y (ii) ¿Por qué no podemos tener un sujeto locativo con los predicados
reflexivos que permita que el argumento interno permanezca en su posición en la base? Las
respuestas a estas dos preguntas tienen un carácter tentativo, pero al igual que otras diferencias entre
las construcciones reflexivas puras y las construcciones inacusativas parece que ésta se basa en el
carácter estativo del predicado causativo con un verbo inacusativo. Un sujeto locativo es compatible
con un predicado causativo estativo, del tipo que aparece en las construcciones inacusativas, pero no
es compatible con un predicado del tipo que aparece en las construcciones reflexivas puras, que
exige agentes o experimentantes como sujetos.xix De ahí que en las construcciones reflexivas sea
obligatoria la exteriorización del argumento interno, que controla a PRO.

En cuanto a la relación de control, nuestra hipótesis es que el elemento locativo puede servir como
sujeto de la predicación en FL, pero carece del contenido semántico necesario para ser el sujeto de la
predicación a nivel de lo que Chierchia (1989) llama estructura lógica - un nivel de representación
‘más semántico’ bien dentro de la misma FL o independiente de la FL como parte de un componente
cognitivo conceptual. Para solventar este problema existen dos posibilidades: a) coindización entre
el sujeto locativo y el argumento interno o b) substitución del argumento interno por el sujeto
locativo expletivo, al igual que ocurre en las construcciones con there en inglés (véase Chomsky
(1995)). El resultado de cualquiera de las dos posibilidades es que es el argumento interno el que
acaba controlando a PRO. Así, las diferencias sintácticas que se observan entre las dos
construcciones se derivan de diferencias semánticas como la naturaleza del predicado causativo y las
relaciones de predicación en FL y más allá de la FL.

5. Los verbos inacusativos de cambio de estado de causa interna

Según L y RH (1995: 92), tenemos un evento de causa interna cuando existe una propiedad inherente
al único argumento del verbo que es responsable del evento que denota el predicado. El concepto
de causatividad interna incluye al de agentividad: jugar, reír o hablar son verbos de causa interna,
pero nos vamos a centrar en los verbos de cambio de estado de causa interna, como los de (25):

(25)
estallar, palidecer, mejorar, oscurecer, adelgazar, aclarar, ensordecer, empobrecer, engordar,
envejecer, empeorar, enrojecer, ennegrecer, encoger, crecer, germinar, florecer, hervir, arder,
aumentar, enfermar...

Los verbos de (25) tienen una serie de características que los distinguen de los de causa externa en
(6) : (i) no participan en la alternancia causativa (26); (ii) no son compatibles con adjuntos del tipo
por sí mismo/a o por sí solo/a (27) y (iii) imponen fuertes restricciones en el tipo de sujetos de los
que se predican: sólo ciertas entidades florecen, hierven, palidecen, etc. (28):

(26)
a. El cristal estalló./ *{Un trueno, un bombero} estalló el cristal
b. Pedro adelgazó./*{Su madre/ los disgustos/ un nuevo medicamento} adelgazó a Pedro.
c. El rosal floreció./* {El jardinero/ la primavera/ el abono} floreció el rosal.

(27)
a. ?? Juan empeoró por sí solo.
b. ?? La leche hirvió por sí sola.
c. ?? El niño creció por sí solo.
(28)
a. La leche/#la mesa/#la ventana hirvió
b. El niño/#el cristal/#la bicicleta palideció

Desde el punto de vista sintáctico-morfológico, lo más relevante es que los verbos de cambio de
estado que denotan eventualidades de causa interna no se construyen con el pronombre clítico se:

(29)
*El cristal se estalló/*El rosal se floreció/*La leche se hirvió/*El bosque se ardió

El que no participen en la alternancia causativa y no puedan construirse con adjuntos del tipo por sí
solo/a; por sí mismo/a se intepreta como una indicación de que estos verbos no tienen la noción de
causatividad como parte de su significado, como ya hemos apuntado. Estos verbos tienen ELCs
como las de (9) en las que sólo aparece representado el evento resultativo; son monoeventivos y
monádicos y su sujeto es un Tema. La ausencia de se está relacionada con la ausencia de
interpretación reflexiva, que a su vez está relacionada con la ausencia del predicado causativo y su
representación sintáctica como la categoría v (30):

(30)
VP [yLLEGAR-A-SER/ESTAR ESTADO]

V’

V SN
florecer y
envejecer

Las distintas ELC de los verbos de cambio de estado de causa interna y los de causa externa
explican también su distinto comportamiento en construcciones causativas perifrásticas con el
verbo hacer:
El V hacer introduce un predicado causativo, de modo que hacer+florecer tiene un significado
equivalente al que expresa la ELC de un verbo de causa externa (31b):

(31)
a. Juan hizo [florecer el rosal] = *Juan floreció el rosal
b. x hacer + y florecer = xCAUSA [y LLEGAR-A-ESTAR FLORECIDO]

El verbo romper(se) contiene, también en su uso inacusativo, un predicado causativo como parte de
su significado, al que se añade el que introduce hacer por lo que (32a) significa algo así como “Juan
hizo que un estado o propiedad del cristal causara que éste se rompiera” (cf. (32b) vs. (31b)): xx

(32)
a. Juan hizo [romperse el cristal] ≠ Juan rompió el cristal
b. x hacer + y romperse = xCAUSA[zCAUSA [y LLEGAR-A-ESTAR ROTO]] (z = y)

La cuestión que se plantea ahora es cómo determinar la clase sintáctica a la que pertenecen estos
verbos. Al contrario que en lenguas como el italiano, carecemos en español de argumentos
empíricos conluyentes que nos lleven a clasificar a los verbos de cambio de estado de causa interna
como inacusativos.xxi Su clasificación como verbos inacusativos se basa solamente en que su único
argumento, asociado al evento resultativo, tiene el papel temático de Tema, al igual que sucede
con el argumento asociado al evento resultativo de los verbos de causa externa. Bajo principios de
proyección como la Hipótesis de la Uniformidad Temática (HUAT) de Baker (1988) en
esperaríamos, pues, que en ambos casos ese argumento aparezca en la misma posición sintáctica:
i.e. la de argumento interno.xxii

Como apuntan L y RH, es ésta un área en el que esperamos cierto grado de variación entre las
lenguas. En primer lugar, las lenguas difieren en cuanto a la conceptualización de ciertos eventos
como de causa externa o de causa interna; es el caso de verbos fundir, deteriorar y oxidar, entre
otros, en los que encontramos variación entre las lenguas dependiendo de cómo se conceptualicen
los eventos (véase Mendikoetxea (1999)). Asímismo, esperamos que dentro de una misma lengua
haya verbos que puedan expresar eventualidades de causa externa y eventualidades de causa
interna, dependiendo de si el sujeto del que se predican tiene propiedades inherentes responsables
de la eventualidad que expresa el verbo o no, como es el caso de ensanchar (33a) y oscurecer
(33b):

(33)
a. Juan ha ensanchado./La carretera se ensancha en el km 5.
b. El cielo ha oscurecido./ Su fama se ha oscurecido.

Además, las lenguas difieren en cuanto a la gramaticalización de un evento de causa interna como
un predicado inergativo o como un predicado inacusativo. En francés, según Labelle (1990), los
verbos que expresan eventualidades de causa interna como cuire ‘crecer’, maigrir ‘adelgazar’,
moisir ‘enmohecer’, rouiller ‘oxidar’, viellir ‘envejecer’ tienen un comportamiento similar al de
los verbos inergativos (e.g. seleccionan avoir como auxiliar y no pueden aparecer en la
construcción impersonal con il).xxiii Para L y R H (§ 4.2.1) la razón por la que un verbo de este
tipo puede pertenecer bien a la clase de inergativos o bien a la clase de inacusativos se encuentra
en la existencia de dos posibles reglas de enlace (linking rules) en la proyección en la sintaxis de
los argumentos de un verbo: la Regla de Proyección de Causa Inmediata (34i) (para verbos
inergativos) y la Regla de Proyección del Cambio Directo (34ii) (para verbos inacusativos):

(34)
i. La Regla de Enlace de Causa Inmediata [L y RH: 136]
El argumento cuyas propiedades son suficientes para llevar a cabo la acción que denota el
verbo se considera su sujeto nocional.

ii. La Regla de Enlace del Cambio Directo [L y RH: 146]


El argumento que corresponde a la entidad que sufre el cambio de estado que denota el
verbo se considera su objeto nocional.

El sujeto de un verbo de cambio de estado de causa interna se puede considerar a la vez bien como
la causa inmediata, bien como el elemento que sufre un cambio de estado. En francés, parece
prevalecer la noción de causa interna y los verbos de cambio de estado de causa interna se
comportan como los verbos agentivos, también de causa interna: son verbos inergativos. En
italiano, por el contrario, el factor determinante de la clase sintáctica es la noción de cambio de
estado y un verbo intransitivo de cambio de estado, sea de causa interna o externa, va a pertenecer
a la clase de inacusativos. En español, como ya hemos dicho, no tenemos datos concluyentes para
determinar a qué clase verbal pertenecen los verbos de cambio de estado de causa interna. A falta
de estos datos la alternativa más simple es la de la HUAT, que asocia a estos verbos con una
estructura inacusativa, bajo el supuesto de que el papel temático asignado al argumento asociado
con el evento resultativo de un V que expresa cambio de estado en su ELC es el mismo
independientemente de que el verbo expresa una eventualidad interna o externa, lo que significa
que la noción de cambio de estado es parte fundamental de la definición de Tema (afectado). En el
caso del francés parece que el único argumento asociado al evento resultativo es un argumento
externo, como en (35), al prevalecer, según L y RH, la noción de causa inmediata sobre la de
cambio directo:

(35)
fondre [x LLEGAR-A-ESTAR FUNDIDO] SV

SD V’

x V

Conviene, sin embargo que nos detengamos brevemente en la noción de argumento externo en el
marco aquí adoptado. La introducción de las ‘VP-shells’ de Larson (1988) y la extensión de esta
estructura a los verbos transitivos (Chomsky 1995) ha hecho que se vuelva a plantear la cuestión de
cuál es la posición del argumento externo, que desde Koopman y Sportiche (1991) se definía como
en argumento en el Espec de la proyección máxima de V. Una de las propuestas más recientes es
que el argumento externo es aquel se introduce una proyección verbal distinta de la del verbo léxico
(v en nuestro análisis) (véase Kratzer (1996), Hale y Keyser (1998)). Según esto, el argumento de un
predicado resultativo es siempre un argumento interno en cuanto que se genera dentro de la
proyección V en la sintaxis: en <ESPEC, SV> en francés y como complemento del V en español e
italiano. La ventaja de este análisis es que mantenemos la afirmación de que el argumento del evento
resultativo es siempre un argumento interno, lo cual es importante si la distinción externo vs. interno
es determinante para hipótesis como la HUAT de Baker (1988).

No tenemos explicación, sin embargo, para las distintas posiciones de este elemento dentro del SV
en francés vs. español e italiano. Una posibilidad es que las diferencias aspectuales entre los Vs de
cambio de estado de causa interna y los de causa externa influyan en la proyección de argumentos;
los primeros no implican estado final, por lo que se puede arguir que no ‘miden’ el evento en el
sentido de Tenny (1987, 1994) y por lo tanto no se proyectan en la posición clásica del argumento
interno (complemento de V). En el caso del francés esta podía ser una cuestión determinante en la
proyección de argumentos, mientras que en español o italiano, el papel temático de este argumento
determinaría su posición sintáctica como complemento de V. Por último, una opción no desdeñable,
es volver a considerar el estatus de estos Vs en francés como sintácticamente inergativos ¿qué
diagnósticos son fiables? Estas son cuestiones que dejamos abiertas para futuras investigaciones.

6. Algunas conclusiones en torno a la representación sintáctica de los verbos

Hemos defendido la existencia de dos representaciones distintas en español para los verbos de
cambio de estado dependiendo de si expresan eventualidades de causa externa o interna. En
realidad, sólo para estos últimos es aplicable el análisis clásico de los verbos inacusativos dentro de
la gramática generativa (36a). Los verbos de causa externa son bi-argumentales y suponen la
proyección de un argumento externo PRO en su uso inacusativo (36b), por lo que tienen propiedades
de los verbos transitivos (bi-argumentales) (36c) y propiedades de los verbos inacusativos
(argumento interno = sujeto sintáctico); sólo en ese sentido se pueden considerar inacusativos.

(36) a. Inacusativos causa interna: [ST ... [SV V SD ]]


|--------------|
b. Inacusativos causa externa [ST ...[Sv PRO [v’ v [SV V SD ]]]]
|----------------------------|
c. Transitivos [ST ...[Sv SD [v’ v [SV V SD ]]]]
|-------|

La distinción sintáctica que encontramos entre las distintas clases de verbos de cambio de estado se
da también en otras clases de verbos que se suelen clasificar como inacusativos como son los
llamados verbos de movimento de dirección inherente, que para L y RH (172) pueden ser télicos
(como arrive ‘llegar’, come ‘venir’ y return ‘retornar’) o atélicos (como descend ‘descender’ rise
‘elevarse’ y fall ‘caer’), sin que se deduzcan de ahí diferencias en cuanto a su representación
sintáctica. Para Tortora (1996), sin embargo, los primeros son bi-eventivos y diádicos con dos
argumentos internos, uno de ellos locativo, cuya representación sintáctica correponde a la de los
verbos con dos argumentos internos en una VP-shell Larsoniana. En cuanto a los segundos se trata
de verbos monoeventivos y monádicos en los que sólo aparece expresado el evento de movimiento.
La presencia de un argumento locativo parece también caracterizar a la clase de verbos inacusativos
de existencia y aparición como existir, permanecer. aparecer, emerger, etc., cuyo análisis excede los
límites de este trabajo (véase Hale y Keyser 1997).xxiv
En cuanto a las otras clases sintácticas de verbos: inergativos y transitivos, los primeros son verbos
semánticamente agentivos de causa interna como reir, llorar, etc.. Para Hale & Keyser (1993), estos
verbos son en realidad típicamente transitivos en el nivel de sintaxis-l(éxica), por lo que cabe
preguntarse si realmente existe la calse de verbos inergativos como tal.xxv En cuanto a los verbos
transitivos, implican en principio la proyección v, que hemos asociado al predicado CAUSA; sin
embargo, está claro que no todos los verbos transitivos tienen predicados causativos, por lo que
esperamos variación bien en los rasgos de v, bien en el tipo de estructura sintáctica que proyectan.
No hemos abordado aquí la cuestión de la supuesta universalidad de los procesos descritos. A pesar
del uso tan extendido de la morfología reflexiva en construcciones inacusativas (véase Kemmer
1988, Thompson 1996) no hay ninguna razón para pensar que los procesos por los cuales se forman
las oraciones inacusativas y reflexivas en español (y en lenguas romances en general) son los mismos
todas las lenguas. Existen factores léxicos y morfo-sintácticos que son condicionantes para procesos
como los que hemos descrito. En Romance, el factor fundamental es la existencia del elemento se/si,
que no es una anáfora, sino un clítico asociado a la categoría v. Su presencia en la variante
‘inacusativa’ de un verbo como romper indica que la estructura base es la transitiva. Hay lenguas, sin
embargo, en las que la presencia de morfología en la variante transitiva parece indicar que la
estructura base contiene sólo un predicado resultativo y que la variante transitiva es resultado de un
proceso de transitivización o causativización (véase la nota 11), lo que supone que hay variaciones
en la forma en la que las lenguas representan el significado de los verbos en el léxico. Se puede dar
el caso, incluso, que haya distintos mecanismos disponibles en una sólo lengua para distintos casos
de la alternancia causativa, como proponen Hale y Keyser (1998) para los verbos del Bereber rZ
‘romper’ y zwa ‘secarse’. Eso no quiere decir que nuestro análisis sea válido para un grupo reducido
de lenguas. Es muy posible que el análisis propuesto aquí se extienda a aquellas lenguas en las que
las construcciones inacusativas y las reflexivas sean resultado de las propiedades de algún elemento
funcional, no necesariamente un clítico como se.xxvi

Una aproximación como la que hemos defendido en este trabajo tiene la ventaja de simplificar
enormemente la proyección del léxico a la sintaxis. La consecuencia directa, sin embargo, es que
tenemos estructuras sintácticas más complejas, pero eso también es ventajoso en los casos que nos
ocupan en cuanto que la decomposición de los verbos en el léxico y la sintaxis hace posible
establecer una relación directa entre ciertos diagnósticos que se ha utilizado para la clasificación de
los verbos y su estructura sintáctica. Por ejemplo, sólo los verbos inacusativos con predicados
causativos pueden entrar en la alternancia causativa. La presencia del clítico se/si está también
íntimamente ligada a la presencia de un predicado causativo, etc. Con todo, creemos haber ofrecido
un marco de investigación válido para llevar a cabo estudios futuros que nos acerquen un poco más a
los misterios del llamado problema de la proyección entre el léxico y la sintaxis.

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amaya.mendikoetxea@uam.es

Notas

i. El contenido básico de este trabajo ha sido presentado en una charla en la UPV y en el


Seminario de Gramática de la UAM. Agradezco al público asistente sus comentarios.

ii. Los distintos modelos de interficie léxico-sintaxis que se han propuesto en los últimos años,
dentro de la gramática generativa, se pueden dividir entre los basados en la estructura argumental
(entre otros, Jackendoff 1990; Hale y Keyser 1993, 1998; Levin y Rappaport Hovav 1995;
Rapppaport Hovav y Levin 1998) y aquellos que enfatizan las propiedades aspectuales de los
predicados (entre otros, Tenny 1994 y Pustejovsky 1995) (véase van Hout 1996 y las referencias
allí citadas). Además, cabe destacar el trabajo de Goldberg (1995) dentro del modelo de
Construction Grammar y el de Van Valin y LaPolla (1997) en Role and Reference Grammar,
entre otros muchos.

iii. Las representaciones de (4) y (5) no son exactamente las que proponene L y RH, para quienes
los dos subeventos asociados al significado de verbos como break son argumentos de un
predicado CAUSE, como en (i). Para nosotros CAUSE toma como argumentos al evento
resultativo y al argumento externo (x). Nuestra simplificación no modifica la exposición de los
elementos básicos del análisis que L y RH hacen de los verbos inacusativos tipo break.
(i)
[[x DO-SOMETHING] CAUSE [y BECOME BROKEN]]

iv. Véase también Pustejovsky y Busa (1995) que explican la falta de especificación léxica de los
verbos que participan en la alternancia causativa en términos de ‘núcleo de evento’.

v. No vamos a tratar pues de la otra clase semántica de verbos inacusativos que distinguen L y
RH: los verbos de existencia y aparición, que cuentan como parte de su especificación léxica con
un argumento de tipo locativo, además del argumento Tema En Mendikoetxea (1999) ofrecemos
una descripción de las principales características de estos verbos en español.

vi.Una propuesta muy similar a la nuestra es la formulada de forma independiente por Rappaport
Hovav y Levin (1998) (RH y L). Entre las diferencias fundamentales entre su propuesta y la que
desarrollamos aquí, cabe señalar que el modelo de RH y L permite la posibilidad de que un
verbo como break en la sintaxis pueda identificar los dos subeventos asociados a este verbo en su
estructura eventiva (o ELC aquí), mientras que para nosotros y según (10a) cada subevento ha de
proyectar un núcleo verbal. En cuanto a la proyección de argumentos, la Argument Realization
Condition de RH y L se puede ver satisfecha por un morfema reflexivo como se en, mientras que
según la regla de (10b) sólo es posible la identificación de un argumento en posición de
complemento o especificador. No nos podemos detener aquí en un análisis exhaustivo del
modelo de estas autoras, que llegó a nuestras manos en una fase muy avanzada de la redacción de
este trabajo.

vii. La regla de reducción aparece representada en (i). No está claro en el análisis de Chierchia
(1989) si esta regla se aplicaría a nivel de F(orma) L(ógica) o en un nivel de representación más
semántico (estructura-lógica).

(i)
a. lavar θn x lava x
b. Reducción: R(lavar) θn-1
R: <e, π>--->π

viii.Estamos hablando de interpretación y no de asignación de papeles temáticos. Para satisfacer


el Criterio Temático, cada papel temático ha de ir asociado a argumentos distintos en la
estructura sintáctica.

ix. La explicación más común del contraste entre (13a) y (13b) es que en las construcciones
pasivas hay un agente ‘implícito’ que está ausente en las inacusativas (véase, entre otros, Jaeggli
1986, Roberts 1987).

x. Si substituímos el SP adjunto a causa de la explosión por una oración como en (ia) está claro
que este elemento oracional no puede recibir papel temático. Además, adjuntos causativos como
el de (14c) pueden aparecer incluso con la variante transitiva de verbos como romper (ib).
Puesto que no cabe duda de que el verbo romper en su uso transitivo es un verbo causativo, está
claro que el adjunto ha de introducir un evento causativo distinto al del verbo. Agradezco estos
ejemplos y observaciones a Carlos Piera y Olga Fernández Soriano:

(i)
a. El cristal se rompió porque la explosión fue tremenda
b. La rama rompió el cristal a causa del viento

xi. Partimos del supuesto que la construcción transitiva es la básica y la inacusativa es la


derivada. Otros autores han defendido justamente lo contrario (Williams (1981), Hale y Keyser
(1986), Brosseau y Ritter (1991), Demirdache (1997), etc.). Volveremos sobre esto en la sección
6.

xii. Véase entre otros Kayne (1975) para el francés; Burzio (1986), Belletti (1988) y C. Rosen
(1988) para el italiano y Picallo (1984, 1990) para el catalán.

xiii. Como apunta Reinhart (1997), los datos no son del todo concluyentes, en cuanto que hay
hablantes de italiano que aceptan la cliticización con ne con predicados reflexivos.

xiv.Este análisis de los rasgos del clítico se/si aparece justificado en Mendikoetxea (1997), donde
se distinguen dos categorías de clíticos en el paradigma pronominal del español: clíticos-
D(eterminante) (le(s), lo(s) y la(s)) y clíticos-CONC(ordancia) (me, te, se, nos, os).

xv. Este análisis supone una reinterpretación de la afirmación de que el clítico se ‘absorbe’ Caso
ACU, no sólo en construcciones inacusativas, sino también en construcciones de interpretación
arbitraria como las de (i):

(i)
a. Se observaron muchas anomalías
b. Si lavano i bambini (=Alguien lavó a los niños)

xvi. Una cuestión pendiente es cómo extender este análisis al de las llamadas reflexivas
indirectas, como (i):

(i) Pepe se envió (a sí mismo) una postal de Marbella

xvii. Las estructurasde (i)con anáforas del tipo SELF (véase Reinhart y Reuland 1990) son
estructuras típicamente transitivas con la anáfora SELF en posición de objeto, que se rigen por la
Condición A de la Teoría del Ligamiento y por lo tanto no están sujetas al análisis de control
propuesto para las construcciones con se/si. En italiano, por ejemplo, estas estructuras
seleccionan avere como auxiliar, mientras que las construcciones con si seleccionan essere.

(i)
a. Juan se ama a sí mismo
b. Gianni ama se stesso

xviii. Nótese que en (22) la categoría v indica causatividad ‘estativa’. Arad (2000) ha propuesto,
de forma independiente, la existencia de una v causativa estativa en su análisis de predicados
psicológicos como frighten (en su uso no-agentivo).

xix. Hay verbos inergativos, que tienen agentes como sujetos y sin embargo permiten sujetos
locativos, como los de (i) (véase Torrego 1989). Nótese, sin embargo, que el significado de las
construcciones de (i) no es disimilar al de una oración existencial del tipo ‘Hay niños en este
parque’, ‘Hay animales aquí’; a pesar de que los verbos dormir y jugar hacen referencia a la
actividad que desarrollan los sujetos:

(i)
a. Aquí juegan niños
b. Aquí duermen animales

Igualmente, es posible tener este tipo de construcciones con verbos transitivos con objeto elidido
(ii). La oración de (iia) no significa mucho más que ‘Hay niñas en este colegio’ (‘Este es un
colegio de niñas’), signicado que no es posible en (ib), donde la presencia del objeto verbal no
permite una lectura quasi-existencial (estativa) del verbo, que denota una actividad (dinámica)
(véase Mendikoetxea 1999: 25.3.2).:
(ii)
a. En este colegio estudian niñas.
b. *En este colegio estudian matemáticas niñas

xx.Algunos de los verbos de causa interna tienen variantes transitivas causativas, como hervir
en (ia) y engordar en (ib) (ejemplo proporcionado por Olga Fernández. Soriano):

(i)
a. Juan hirvió la leche.
b. El chocolate engorda.

En Mendikoetxea (1999), se analiza hervir como un verbo de causa interna que puede sufrir un
proceso de causativización, siguiendo el análisis de L y RH para los verbos agentivos de
movimiento en inglés: walk, march, jump...etc. Este es un proceso restringido
semánticamente: sólo se da cuando las circunstancias externas se pueden manipular de modo
que se den las condiciones para que se lleve a cabo el cambio de estado interno que denota el
verbo. El sujeto de (ia) es un causante indirecto, que desencadena un proceso que lleva a que
la leche hierva, al contrario de los sujetos de verbos inherentemente causativos como romper o
abrir, que se pueden interpretar como responsables directos. En cuanto a (ib), éste es un uso
muy restringido del verbo engordar, en el que se predica una propiedad del chocolate, pero
está claro que la oración de (ii) es agramatical, lo que cuestiona la afirmación de que éste es un
verbo causativo
(ii)
*El chocolate engordó a Pedro

xxi. Uno de los diagnósticos de la inacusatividad es la posibilidad de aparecer en cláusulas de


participio absoluto como las de (i) con verbos que expresan cambios de estado de causa
externa. Los verbos de causa interna no pueden formar estas construcciones (iia-d), excepto
casos muy contados como hervir y florecer en (iie,f):

(i)
a. Abierta de nuevo la herida, los médicos quitaron a la familia toda esperanza de curación.
b. Una vez cocido el pan, lo sacamos del horno y esperamos a que se enfriara.
c. Ensuciado el vestido en la cuerda, hubo que volverlo a lavar.
[De Miguel 1992: 239-244]
(ii)
a. * Ensordecido el abuelo, era imposible comunicarse con él
b. * Envejecido Juan, sus parientes le arrebataron su fortuna
c. * Ardido el bosque, los animales abandonaron el lugar
d. * Crecidos los niños, tuvimos que comprarles ropa nueva
e. Hervida la leche, pusimos el café a calentar.
f. Florecido el rosal, el jardín parecía más alegre.

Sin embargo, como ha señalado algunos autores, la agramaticalidad de (iia-d) no se puede


considerar como un argumento en contra de la clasificación de estos verbos como inacusativos.
Las construcciones de participio absoluto se dan solo con verbos que contienen la noción de
estado final como parte de su contenido léxico-semántico (véase de Miguel 1992), lo que no es
el caso de los verbos de (iia-d), que expresan lo que Dowty (1979) llama degree achievements
(logros de grado): cuando alguien envejece, se vuelve más viejo, pero no necesariamente viejo,
etc.

xxii. Hipótesis de la Uniformidad de Asignación Temática (HUAT) [Baker 1988: 46]


A idénticas relaciones temáticas entre elementos, idénticas relaciones estructurales entre
esos elementos a nivel de Estructura-P.

xxiii. Al igual que en español, los verbos de causa interna en francés se construyen sin se y los
de causa externa con se. También hay en francés, una serie de verbos que pueden aparecer con
o sin se (durcir ‘endurecer’, élargir ‘ensanchar’, enfler ‘inflar’, noircir ‘ennegrecer’, rougir
‘enrojecer’, rétrécir ‘estrechar’, etc). En el primer caso, según Labelle (1990), se comportan
como verbos inergativos y en el segundo como verbos inacusativos.

xxiv. Véase Mendikoetxea (1999) para un análisis descriptivo de estos verbos.

xxv.En lenguas como el Euskera muchos de los considerados como verbos inergativos se forman
con combinaciones de [V egin] + N (barre, lo, tzul...) (‘reir’, ‘dormir’, ‘toser’...) y se comportan
como verbos típicamente transitivos (véase Laka (1993)).
xxvi. En este sentido conviene actuar con precaución a la hora de utilizar datos de varias lenguas
para apoyar o rechazar un análisis particular. Reinhart (1997), por ejemplo, utiliza ejemplos
como los de (i) en holandés como prueba de que los predicados reflexivos son el resultado de la
supresión del argumento interno (= inergativos), frente a los inacusativos en los que se elimina el
externo. El verbo oplossen ‘disolver’ en su uso inacusativo se forma con un auxiliar tipo ser y en
su uso reflexivo con un auxiliar tipo haber:

(i)
a. De suiker is ogpelost (onmiddelijk op in de thee)
el azúcar es derretido (inmediatamente en el té)
‘El azúcar se derritió (inmediatamente en el té).’
b. De suiker heeft zich opgelost
el azúcar ha se disuelto
‘El azúcar se disolvió.’

Pero existe una diferencia fundamental entre los dos ejemplos de (i), además de la selección de
auxiliar, que es la presencia del reflexivo zich en (ib). Este es un elemento ligado a la posición
de argumento interno, al contrario que el se/si del Romance que es un clítico asociado a v. Es
muy posible que el proceso de reflexivización que se da en (ib) tenga propiedades muy distintas
al que se da en lenguas romances, al igual que existen diferencias fundamentales entre las
oraciones reflexivas con anáforas del tipo si mismo y oraciones reflexivas con se (véase la nota
17).

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