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GUANALÓN Y COGOLLU,
DESDE LORÍO
Atravesamos en su
totalidad el pueblo con
dirección a la parte alta del
mismo, coincidente con el
cauce del arroyo que lleva el
mismo nombre, donde
finaliza el tramo asfaltado, y
por donde tomamos una
caleya de tierra que al
instante realiza un
pronunciado giro a la
izquierda, comenzando a
afrontar un tramo empinado
que en pocos metros nos sitúa junto al depósito de agua.
Inicialmente nuestra
intención hubiera sido realizar toda
la subida por lo que es el valle del
arroyo del Monte, situado a mitad
de camino entre el propio pueblo
de Llorío y el vecino Soto de
Llorío. Pero en este punto concreto
del camino, junto al depósito de
agua, parece ser que fue donde nos
despistamos un poquito, y en lugar
de tomar algún otro camino o
sendero que posiblemente se
desviara a la izquierda con
dirección a enlazar con dicho valle,
proseguimos hacia la derecha por la
caleya que vimos que tenía mejor
trazado y anchura, y que parecía continuación de la que procedíamos. Aunque así y todo,
posteriormente todavía nos quedó la duda de sí realmente habría en ese punto algún camino que
enlazara con el valle referido, o quizás tendríamos que haber tomado anteriormente en el mismo
pueblo algún otro camino distinto.
Ese ancho
camino, apto
para circular tractores,
nos llevó hasta las
amplias y despejadas
praderías de Los
Pedregales, donde
finalizaba su trazado
al pie de la portilla de
acceso a las mismas,
y en mitad de las
cuales estaba asentada
una gran cuadra de
bloques de cemento.
Tras
comprobar que no
existe ningún otro
camino, saltamos la
portilla y atravesamos
en una empinada subida los prados de esta finca. Y en su parte alta volvemos a saltar otra portilla,
enlazando con una caleya por la que proseguimos la marcha.
En este tramo la cosa se complica un poco, pues aparte de que la caleya está de por sí con
mucho barro a causa de las últimas lluvias, nos encontramos con varios cruces y posibles desvíos con
otros caminos. Así que echando mano del mapa, de la cartografía del G.P.S. (el track no nos servía
de mucho, pues estaba realizado por el valle contiguo), y sobre todo de la intuición, vamos lenta y
fatigosamente (debido al barro y a lo cerrado que estaban algunos tramos) ascendiendo.
Remontamos la empinada
pradera de esta ladera, por
un desdibujado sendero que nos
lleva a pasar por una precaria
cuadra cobijada al abrigo de un
peñón y varios árboles , y por el
que alcanzamos el despejado
collado del Cerro La Cobaya, cuya abultada prominencia se levanta a nuestra izquierda.
Este camino/sendero va
discurriendo por toda la ladera
occidental de la sierra, casi por el
fondo del valle, pero sin poder llegar a
ver el río que lo atraviesa debido a la
espesa vegetación lo recubre.
Proseguimos bordeando
esta interminable ladera ,
y poco antes de llegar a la
braña Los Collaos, tras una
pronunciad revuelta por la que
En Fombermeya tomamos la carretera asfaltada que discurre a lo largo de la parte baja del
valle del Reigosu, con la constante presencia del río a nuestra derecha.
Atravesamos el pueblo del Acebal y luego llegamos al vecino pueblo de Ribota, donde
cogemos a la derecha de nuestra marcha la carreterina que enlaza con Llorío, lugar de inicio y
finalización de la ruta.
Este tramo de carretera entre Ribota y Llorío va continuamente al lado del canal de aguas de
Coruxera, para aprovechamiento hidroeléctrico.