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PAU PLATON

1) DESCRIPCIÓN DEL CONTEXTO HISTORICO-CULTURAL Y FILOSOFICO QUE


INFLUYE EN EL AUTOR DEL TEXTO ELEGIDO

Contexto histórico-cultural

Platón desarrolla su obra filosófica en la primera mitad del siglo -IV. Una época marcada por la
decadencia general de las polis griegas, debida a las continuas guerras entre ellas
- Políticamente, Platón nace (427) en medio de una confrontación que mantenían Atenas y sus
aliados frente a Esparta y los suyos, la Guerra del Peloponeso. La derrota (404) acentúa la crisis
ateniense iniciada con la guerra. Aprovechando la derrota y con el apoyo de los espartanos, los
aristócratas instauran la Tiranía de los Treinta Tiranos. Es un gobierno que acaba con los
derechos democráticos y que desemboca en una guerra civil. Reinstaurada la democracia el marco
político sigue inestable.
Platón, debido a su ascendencia familiar (aristocrática), estaba llamado a la política, pero una
serie de hechos, entre los que destacan la corrupción, los métodos de gobierno violentos y, sobre
todo, la injusta condena a muerte de Sócrates, decidida por un jurado popular en el periodo
democrático, le llevaron a renunciar momentáneamente a la política y a dedicarse a la Filosofía para
tratar de encontrar una forma de gobierno justa, una forma de Estado Ideal; sólo después de esto
intentaría volver a la política para poner en práctica sus ideas.
- Socialmente, la Atenas en que nació Platón era una sociedad clasista: existía una clase alta
(aristócrata), una clase media (formada por la mayoría de los ciudadanos, de cuyo status estaban
excluidos las mujeres y los esclavos) y una clase baja (formada, en su mayor parte, por esclavos)
Platón pertenecía a la clase alta, a la aristocracia.
- Económicamente, Atenas había llegado a ser la polis más rica de toda la Hélade, sobre todo en la
etapa inmediata a Platón (“Siglo de Pericles”). Pero las Guerras del Peloponeso llevaron el
empobrecimiento a toda la Hélade, y en especial a Atenas. Platón fue contemporáneo, pues, de la
ruina económica de su patria, circunstancia que acentuaría su deseo de un Estado mejor y más
justo. La economía ateniense, como la de la mayoría de las polis, se sustentaba, sobre todo, en el
comercio marítimo y en el trabajo de los esclavos. Platón, que como hemos dicho, pertenecía a la
clase aristocrática, no tuvo nunca problemas económicos, ni necesitó trabajar para vivir, por eso,
podía disponer de casi todo su tiempo para la investigación filosófica.
- Culturalmente, aunque la época en que transcurre la vida de Platón coincide, como hemos dicho,
con el declive de la civilización griega, hay que reseñar, sin embargo, que la época
inmediatamente anterior a Platón había sido la de mayor esplendor cultural de Atenas (“Siglo
de Pericles”). Atenas había adquirido la hegemonía cultural y política tras el triunfo griego en la
guerra contra los persas (“Guerras Médicas”): todas sus instituciones y realizaciones artísticas eran
imitadas por el resto de las polis. En el arte, por ejemplo, se impuso un ideal de belleza que se
plasmó en un estudio de las proporciones en todos los órdenes. En concreto, en el terreno de la
arquitectura se dio una búsqueda incesante de la armonía, y en el terreno de la escultura se buscaba
un canon de belleza. Esta búsqueda de modelos ideales por parte de los artistas, influirá de forma
decisiva en Platón, llevándole a buscar también modelos ideales en el terreno de la Ética y en el de
la Política.

Contexto filosófico:

Filosóficamente, a Platón le tocó vivir, la disputa entre los sofistas y Sócrates en torno a la
existencia o no de principios absolutos que, al ser universales servirían como fundamento o base
para construir una sociedad justa. Los sofistas negaron la existencia de tales principios absolutos
(para ellos, todo era relativo) y, por tanto, pensaban que la educación tiene una finalidad práctica
inmediata y consiste esencialmente en enseñar retórica, el uso del lenguaje como medio de
persuasión en el Consejo, Asamblea o Tribunales. Sócrates, en cambio, estaba convencido de su
existencia y concebía la educación desde su intelectualismo moral (sólo se puede obrar
virtuosamente si se sabe qué es cada virtud).
Sócrates, al contrario que los sofistas, estaba convencido de la existencia de conocimientos
absolutos, accesibles sólo a través de la razón. Platón siguió los planteamientos de su maestro
Sócrates, pero fue mucho más allá que él; pues, mientras Sócrates pensaba que el objeto de esos
conocimientos absolutos eran esencias inmanentes a las cosas mismas, es decir, residentes en el
ser mismo de las cosas; Platón, en cambio, pensará que el objeto de esos conocimientos absolutos
son esencias trascendentes a las cosas, esto es, se dan al margen de las cosas, son Ideas
subsistentes en otro mundo distinto a este sensible (mundo inteligible)

Otra fuente que alimenta la propuesta platónica, aunque un poco más alejada en el tiempo, es la
presocrática.
En primer lugar, de la escuela pitagórica incorporará la importancia de las matemáticas, su
dualismo antropológico, la identificación del ser humano con su alma racional y la reencarnación.
En segundo lugar, las Ideas de Platón tendrán las principales características que Parménides
atribuyó al ser: son ingénitas, imperecederas e inmutables; también asume su dualismo
epistemológico, así como que lo sensible es el terreno de la opinión y del ser no verdadero.
En tercer lugar, Platón recibe de Heráclito la visión del mundo sensible como un mundo en
perpetuo fluir, aunque Platón no aceptará que ese ámbito fuera auténticamente real.

2. COMENTARIO DEL TEXTO ELEGIDO

a. Explicación de las dos expresiones subrayadas


- Afecciones: las cuatro actividades cognitivas del alma. Las dos inferiores son la conjetura y la
creencia y las dos superiores son inteligencia y pensamiento discursivo.
- Alma: Lo que define esencialmente al hombre. Su naturaleza es vivir separada del cuerpo. Tiene
una estructura tripartita: alma racional (razón), irascible (ánimo) y concupiscible (apetito)
- Analogía: Una relación de semejanza entre cosas distintas. Por ejemplo, el sol es análogo a la Idea
del Bien: ambos son seres distintos en ámbitos distintos, pero desempeñan un papel semejante.
- Artes: Las distintas ramas que componen las matemáticas. Se citan dos: geometría y aritmética. En
general, Platón entiende por arte lo que se realiza conforme a un método o conjunto de reglas.
- Ciencia: Saber verdadero (universal, necesario e inmutable) porque se obtiene de los seres
inteligibles, los únicos verdaderos. Puede ser conocimiento de los objetos matemáticos
(pensamiento discursivo) o conocimiento de las Ideas (inteligencia)
- Cognoscible: Aunque, en general, cognoscible es “lo que se puede conocer”, Platón lo aplica sólo
a los seres inteligibles, pues, al ser verdaderos, sólo de ellos puede haber conocimiento verdadero.
- Conclusión: En un razonamiento es el resultado que se sigue necesariamente de sus premisas.
- Conjetura: Es el grado inferior de opinión. Propiamente no es conocimiento, ya que se basa en
imágenes, es fruto de suposiciones, rumores, dichos…
- Creencia: Saber que se obtiene a partir de las percepciones de los seres naturales y artificiales.
Propiamente no es conocimiento. Es el grado superior de opinión.
- Cuadrado en sí, Diagonal en sí: Aparecen en mayúscula y seguidos de la expresión “en sí”
(absoluto, sin limitaciones) porque se refieren a los objetos matemáticos, seres inteligibles como las
Ideas pero que ocupan un lugar jerárquicamente inferior.
- Dialéctica (ver apuntes)
- Educación: Ejercicio por el que el maestro guía al alma para que recuerde por sí misma la verdad
que ya tiene en sí. Por ello, la educación es “el arte de dirigir la capacidad de conocer del alma”
para que supere su ignorancia. Esa concepción se opone a la sofista, que la concibe como la
transmisión de unos contenidos y técnicas.
- Esencia: Lo que hace que una cosa sea esa cosa a pesar de sus cambios de apariencia o estado.
Para Platón las esencias son las Ideas. La esencia de un ser, cuando es conocida, se recoge en un
concepto.
- Idea del Bien: Idea que ocupa la cúspide del ser. Es causa de la bondad de las acciones privadas
(ética) y de las públicas (política). Es la causa última de la existencia y bondad de los seres
sensibles. También es causa de la esencia y existencia de las Ideas, y de su verdad (su ser
cognoscibles)
- Ideas: Seres inmateriales, inmutables, necesarios, universales y absolutos, pues son independientes
del mundo sensible. Las Ideas son realidades objetivas, más aún, son, junto a los objetos
matemáticos, los únicos seres en sentido pleno ya que de ellas deriva todo lo que de real hay en el
mundo sensible.
- Ignorancia: En la alegoría de la caverna, la ignorancia es la situación en la que se encuentran los
prisioneros. Son ignorantes porque creen conocer seres reales cuando sólo conocen sombras. Esta
imagen representa la situación del alma que cree que el mundo sensible es el real.
- Imágenes: Seres que forman el nivel inferior de seres sensibles. Producen el grado inferior de
opinión, llamado conjetura. Las imágenes son las sombras, reflejos en el agua o en cualquier otra
superficie, de los seres naturales y artificiales.
- Inteligencia: Se refiere a la facultad más elevada del alma racional destinada al conocimiento
intuitivo (inmediato) de las Ideas.
- Lo privado: Expresión de la alegoría de la caverna con la que Platón se refiere al ámbito ético. La
virtud ética más importante es la justicia.
- Lo público: Expresión de la alegoría de la caverna con la que Platón se refiere al ámbito político.
La virtud política más importante es la justicia.
- Mundo sensible (ver apuntes)
- Mundo inteligible (ver apuntes)
- Naturaleza: Lo que define esencialmente a un ser, explica su identidad, actividades, cambios y
movimientos que de forma no violenta se producen en él.
- Opinable: Que da lugar a una opinión o saber no verdadero. En Platón esto sucede con el ámbito
sensible.
- Pensamiento, pensamiento discursivo: Actividad de la razón por la que se conocen los objetos
matemáticos. La expresión “discursivo” alude al carácter procesual que tiene este conocimiento
frente al carácter inmediato de la inteligencia.
- Por sí: Los seres “por sí” son los seres inteligibles. Esta expresión se opone a ser “por otro”. Así,
por ejemplo, las Ideas existen por sí mismas, tienen entidad propia. La causa de su existencia no se
encuentra en otro ser, pues los seres inteligibles son necesarios. Sin embargo, no ocurre así con los
sensibles. Estos son contingentes, existen por otros seres (las Ideas).
- Principio: Fundamento, origen, razón y causa explicativa de algo. En cuanto principio, su
existencia no depende de otro.
- Principio del todo: La Idea del Bien. Es principio del todo porque es la causa última de todos los
seres.
- Principio no supuesto: La Idea del Bien. Es un principio no supuesto porque es el único ser cuya
existencia no depende de ningún otro, ya que ocupa la cúspide del ser.
- Razón: La capacidad del alma para conocer mediante sus dos facultades, la inteligencia y la
facultad del pensamiento discursivo.
- Real: Expresión con dos sentidos. En unos casos se refiere a los seres inteligibles. Se llaman
“reales” porque son verdaderos, frente a los seres sensibles, que son lo que cambia y, por ello, lo
aparente. En otros casos “real” tiene un sentido relativo: los seres sensibles son más reales que sus
imágenes, es decir, son superiores a ellas.
-Sabiduría: La auténtica sabiduría es la que se consigue al conocer el Bien. El saber de los
prisioneros no es una verdadera sabiduría, pues se trata de una conjetura.
- Supuesto: Hipótesis o suposición provisional con la que se espera poder justificar una proposición.
En las matemáticas, los supuestos son las premisas de las que parte una demostración. Esta es válida
sólo si se acepta la validez de esos supuestos, que nunca dejan de ser supuestos, pero nunca se
justifican.
- Verdad: En general, “verdad” es la adecuación del conocimiento y la realidad. En Platón tal
conformidad sólo se puede dar en el ámbito inteligible ya que las Ideas son las verdaderas
realidades y sobre ellas se produce el verdadero conocimiento (la ciencia).

b. Exposición de la temática

c. Justificación desde la posición filosófica del autor

SI EL TEXTO DEL COMENTARIO ES DEL LIBRO VI:


Este fragmento pertenece a “La República”, diálogo del periodo de madurez de Platón que se
centra en la descripción del Estado ideal. Tras buscar una definición de la justicia en los primeros
libros, Platón trata de establecer en los siguientes cómo es posible constituir un Estado ideal en el
que reine absolutamente la justicia. Platón llegará a la conclusión de que sólo es posible un Estado
justo si gobiernan los más sabios, es decir, los filósofos. A continuación, Platón describe las
cualidades que deben tener esos filósofos-gobernantes y el tipo de educación apropiado para su
desarrollo.
El libro VI, que es al que pertenece el fragmento del comentario, tiene como asunto central el
símil de la línea, alegoría con la que Platón explica los grados de ser y las correspondientes clases
de conocimientos.
Propone que se tome una línea y se divida en dos segmentos: uno de ellos representa el mundo
visible, y el otro el mundo inteligible, que son los dos ámbitos de realidad que se establecen en la
ontología dualista de Platón:
- El mundo inteligible: en el que se hallan ordenadas jerárquicamente las ideas, que son realidades
universales, simples, incorruptibles, eternas e invisibles. Las Ideas platónicas no son las ideas
mentales, son entidades objetivas que existen de una forma independiente de nuestra mente: son
modelos universales y perfectos de todo lo que existe. Sólo sabemos de su existencia no a través de
los sentidos sino a través de la razón.
- El mundo sensible: en el que habitan las cosas particulares, compuestas, corruptibles, perecederas
y visibles. Las entidades que lo integran se encuentran en el tiempo y en el espacio, es decir, poseen
una extensión, y además se encuentran sometidas a un perpetuo cambio por el cual dejan de ser lo
que son y pasan a ser otra cosa. Es el mundo que podemos percibir por los sentidos.
Las múltiples cosas sensibles son “imágenes” de las respectivas ideas, y estas, causas o
principios de aquellas; por ejemplo, la belleza de una cosa concreta es una “imagen” de la idea de lo
bello en sí, que, a su vez, es causa de la belleza de esa cosa.
A su vez cada uno de esos segmentos se divide en otros dos, con lo que la línea queda dividida en
cuatro subsegmentos, que se corresponden con las distintas clases de conocimiento:
1. Mundo visible o sensible: al conocimiento del mundo sensible lo llama en conjunto “opinión”
(doxa):
a) El primer subsegmento comprende todas las imágenes: sombras y figuras que se forman sobre la
superficie del agua o de objetos brillantes. El conocimiento derivado de imágenes se llama
“imaginación” (eikasía)
b) El segundo subsegmento está conformado por las cosas que proyectan o producen las imágenes:
animales, plantas y toda manufactura. El conocimiento de estos objetos se llama “creencia” (pistis)
2. Mundo inteligible: al conocimiento del mundo inteligible lo llama en conjunto “intelección”
(episteme)
a) El primer subsegmento incluye los objetos de la matemática y de la geometría, cuyo
conocimiento requiere necesariamente el auxilio de figuras visibles o imágenes y de hipótesis que
funcionan como principios. El conocimiento alcanzado con las matemáticas y la geometría se llama
“pensamiento discursivo racional” (dianoia)
b) En el segundo subsegmento reside la Idea de Bien, cuyo conocimiento no necesita de hipótesis.
Este conocimiento supremo y verdadero se llama “inteligencia” (noesis). Es el saber absolutamente
verdadero sobre la verdad suprema.
Este conocimiento supremo y verdadero sólo se alcanza a través de la dialéctica, que implica
“recorrer” completamente un camino hacia arriba y un camino hacia abajo: de los particular a lo
universal y necesario, y vuelta de lo universal y necesario a lo particular. Estos dos movimientos
son lo que hoy denominamos, respectivamente, “inducción” y “deducción”.
La dialéctica toma las hipótesis como peldaños que conducen a lo no hipotético: el principio de
todo, las Ideas. Después de aprehender las “Ideas en sí”, debe volverse atrás, y descender, de una
idea a otra sin auxilio de lo sensible. El fin de este descenso es la aprehensión, diríamos, de las
“Ideas en las cosas”, es decir, la captación del aspecto inteligible de las cosas sensibles.
Esta concepción del conocimiento se justifica desde su antropología dualista. El ser humano es
un compuesto separable de cuerpo y alma. Pero esta composición es pasajera, pues el alma, que es
inmortal, tras la muerte se libera del cuerpo, cuyo destino es la corrupción.
El cuerpo y el alma participan, respectivamente, de las características de los dos tipos de realidad
distinguidos por Platón, el mundo sensible y el mundo inteligible. El alma tiende hacia lo que más
se asemeja a ella y es divino, las ideas; y el cuerpo hacia lo propio, lo material y corruptible, el
mundo sensible.
Por otro lado, el alma humana sólo podrá “contemplar” o “percibir” aquello a lo que se asemeja
(las ideas) mediante el poder de razonamiento del pensamiento. En cambio, el cuerpo lo hará a
través de la vista, el oído, el tacto, el gusto y el olfato.
Una vez que el alma se encarna en un cuerpo, no será extraño, pues, que debido a su indeseable
relación con los sentidos, cuando deba considerar cualquier cosa, se vea arrastrada por aquel hacia
lo compuesto, alterable, particular y visible. Entonces, el alma se extravía.
El hombre, según Platón, fue ensamblado y modelado con dos géneros de alma: inmortal y
mortal. El alma inmortal, cuya actividad es la razón (alma racional), está localizada en la cabeza.
Sólo con esta parte inmortal del alma podemos aspirar a contemplar lo divino y eterno, las ideas.
El género mortal tiene una parte mejor y otra peor. La parte mejor o ánimo (alma irascible)
participa de la valentía y el coraje. La parte peor (alma concupiscible) se caracteriza por el apetito
de comidas, bebidas y todo lo que necesita la naturaleza del cuerpo.
La parte mejor del alma mortal, el ánimo, escucha al alma racional (inmortal) para doblegar
violentamente a la parte apetitiva cuando esta pretende desoír la orden y la razón que procede al
alma inmortal.
Platón sostiene que el alma existe antes que el cuerpo. Para probar la preexistencia del alma,
propone la doctrina de la anamnesis o reminiscencia: aprender es recordar lo que el alma conocía
antes de encarnarse en el cuerpo, momento en el que lo olvida. Ahora bien, esto sólo es posible si el
alma de cada uno de nosotros existía ya en alguna parte con anterioridad a su coexistencia con
nuestro cuerpo.

SI EL TEXTO DEL COMENTARIO ES DEL LIBRO VII:


Este fragmento pertenece a “La República”, diálogo del periodo de madurez de Platón que se
centra en la descripción del Estado ideal. Tras buscar una definición de la justicia en los primeros
libros, Platón trata de establecer en los siguientes cómo es posible constituir un Estado ideal en el
que reine absolutamente la justicia. Platón llegará a la conclusión de que sólo es posible un Estado
justo si gobiernan los más sabios, es decir, los filósofos. A continuación, Platón describe las
cualidades que deben tener esos filósofos-gobernantes y el tipo de educación apropiado para su
desarrollo.
El libro VII, que es al que pertenece el fragmento del comentario, tiene como asunto central el
mito de la caverna, alegoría con la que Platón explica cómo es la naturaleza humana respecto de la
posesión de conocimiento proporcionado por una educación integral o su carencia.
En el mito se relata que en el fondo de una gruta unos esclavos permanecen encadenados desde
niños de tal manera que sólo pueden mirar a la pared que tienen enfrente.
A la espalda de estos esclavos, ascendiendo hacia el exterior, y tras un muro, pasan en fila unos
hombres portando sobre sus cabezas objetos de todo tipo. Y más arriba, arde un fuego, que proyecta
las sombras de los objetos que llevan los porteadores sobre la pared de la que los esclavos no
pueden apartar la mirada.
La liberación de uno de los esclavos supone el inicio de un difícil ascenso hacia el exterior de la
gruta. Al salir descubrirá los objetos que proyectaban las sombras que tomaba por la realidad,
aunque todavía considerará estas más verdaderas que los objetos mismos.
Por último, ya en el exterior de la caverna, la luz del Sol le producirá un dolor instantáneo en los
ojos que lo obligará a acostumbrar su mirada poco a poco, primero a ver las imágenes de las cosas
reflejadas en las aguas, luego las cosas mismas, después los astros del cielo y la noche. Finalmente,
contemplará directamente el Sol.
Pero el esclavo no puede quedarse contemplando el Sol. Debe iniciar el descenso junto con sus
compañeros, y tratar de compartir la iluminación de su conocimiento. Pero lo tomarán por loco, se
mofarán de él, y tratarán de asesinarlo cuando intente convencerlos de que el conocimiento que
poseen es falso.
Para interpretar este mito es necesario leerlo a la luz del dualismo platónico tanto ontológico
como antropológico.
- La doctrina de las ideas de Platón instaura una ontología dualista que diferencia dos mundos o
realidades separadas:
· El mundo inteligible: en el que se hallan ordenadas jerárquicamente las ideas, que son realidades
universales, simples, incorruptibles, eternas e invisibles. Las Ideas platónicas no son las ideas
mentales, son entidades objetivas que existen de una forma independiente de nuestra mente: son
modelos universales y perfectos de todo lo que existe. Sólo sabemos de su existencia no a través de
los sentidos sino a través de la razón.
· El mundo sensible: en el que habitan las cosas particulares, compuestas, corruptibles, perecederas
y visibles. Las entidades que lo integran se encuentran en el tiempo y en el espacio, es decir, poseen
una extensión, y además se encuentran sometidas a un perpetuo cambio por el cual dejan de ser lo
que son y pasan a ser otra cosa. Es el mundo que podemos percibir por los sentidos.
Las múltiples cosas sensibles son “imágenes” de las respectivas ideas, y estas, causas o
principios de aquellas; por ejemplo, la belleza de una cosa concreta es una “imagen” de la idea de lo
bello en sí, que, a su vez, es causa de la belleza de esa cosa.
- Su antropología es igualmente dualista, el ser humano es un compuesto separable de cuerpo y
alma. Pero esta composición es pasajera, pues el alma, que es inmortal, tras la muerte se libera del
cuerpo, cuyo destino es la corrupción.
El cuerpo y el alma participan, respectivamente, de las características de los dos tipos de realidad
distinguidos por Platón, el mundo sensible y el mundo inteligible. El alma tiende hacia lo que más
se asemeja a ella y es divino, las ideas; y el cuerpo hacia lo propio, lo material y corruptible, el
mundo sensible.
Por otro lado, el alma humana sólo podrá “contemplar” o “percibir” aquello a lo que se asemeja
(las ideas) mediante el poder de razonamiento del pensamiento. En cambio, el cuerpo lo hará a
través de la vista, el oído, el tacto, el gusto y el olfato.
Una vez que el alma se encarna en un cuerpo, no será extraño, pues, que debido a su indeseable
relación con los sentidos, cuando deba considerar cualquier cosa, se vea arrastrada por aquel hacia
lo compuesto, alterable, particular y visible. Entonces, el alma se extravía.
El hombre, según Platón, fue ensamblado y modelado con dos géneros de alma: inmortal y
mortal. El alma inmortal, cuya actividad es la razón (alma racional), está localizada en la cabeza.
Sólo con esta parte inmortal del alma podemos aspirar a contemplar lo divino y eterno, las ideas.
El género mortal tiene una parte mejor y otra peor. La parte mejor o ánimo (alma irascible)
participa de la valentía y el coraje. La parte peor (alma concupiscible) se caracteriza por el apetito
de comidas, bebidas y todo lo que necesita la naturaleza del cuerpo.
La parte mejor del alma mortal, el ánimo, escucha al alma racional (inmortal) para doblegar
violentamente a la parte apetitiva cuando esta pretende desoír la orden y la razón que procede al
alma inmortal.
Platón sostiene que el alma existe antes que el cuerpo. Para probar la preexistencia del alma,
propone la doctrina de la anamnesis o reminiscencia: aprender es recordar lo que el alma conocía
antes de encarnarse en el cuerpo, momento en el que lo olvida. Ahora bien, esto sólo es posible si el
alma de cada uno de nosotros existía ya en alguna parte con anterioridad a su coexistencia con
nuestro cuerpo.
En correspondencia con esta estructura tripartita del alma, Platón, al diseñar su ciudad ideal,
establece una organización social dividida en tres clases:
- Productores: son los encargados de poner a disposición de los demás lo necesario para la
supervivencia (agricultores, cazadores, pescadores, comerciantes) y una vez garantizada esta,
procuran el bienestar (músicos, poetas, ayas, bailarines)
- Guardianes: su función es defender la ciudad de invasores y controlar los conflictos internos que
pudieran darse dentro del a ciudad. Son los individuos más rápidos, valientes, fuertes, y, aunque
suene extraño, los mayores amantes de la verdad. Su educación incluirá básicamente matemáticas,
aritmética, geometría, armonía y astronomía.
- Gobernantes: Los mejores de la clase de los guardianes seguirán una educación complementaria
en dialéctica que les prepara para ser gobernantes filósofos tras acceder al conocimiento de la Idea
de Bien. Platón los llamará “guardianes perfectos” para diferenciarlos del resto de los guardianes,
denominados “guardianes auxiliares”. Tras ascender hasta la contemplación de la Idea de Bien, los
“guardianes perfectos” están obligados a descender al mundo sensible, y “mancharse las manos”
con las cosas de éste.
La relación entre las partes del alma y las clases de la ciudad sería la siguiente: los gobernantes
filósofos serían como la razón de la ciudad, y la razón sería como los gobernantes filósofos del
alma; los guardianes serían como el ánimo de la ciudad, y el ánimo sería como los guardianes del
alma; los productores serían como el apetito de la ciudad, y el apetito sería como la clase productiva
del alma

3. RELACIÓN DEL TEMA ELEGIDO CON OTRA POSICIÓN FILOSOFICA Y


VALORACIÓN RAZONADA DE SU ACTUALIDAD

Relación del tema con otra posición filosófica:

A través de la alegoría que se plantea en el texto Platón presenta su concepción dualista de la


realidad y del conocimiento que será criticada por su discípulo Aristóteles.
Aristóteles está, con Platón, a favor de la búsqueda de universales y defiende la existencia de la
esencia y la posibilidad de definirla: la ciencia es búsqueda de la esencia común de las cosas. Lo
que rechazó y criticó permanentemente de la filosofía platónica es el carácter separado de las
mismas. Si las esencias de las cosas están separadas de éstas, eso significa que no son propiamente
sus esencias. Aristóteles se pronuncia de un modo muy duro: “si fueran las esencias de las cosas,
estarían en las cosas”, o “decir que las Ideas son paradigmas o modelos, y que las cosas participan
de ellas, no es sino pronunciar palabras vacías y construir metáforas poéticas”.
Para explicar la realidad sin recurrir a la duplicación de los mundos, Aristóteles plantea que
existen diferentes formas de ser, y profundizar en esta línea es la clave para solucionar el problema
del cambio. El se muestra partidario de conservar la unidad del ser, pues en un sentido primordial,
“lo que es” o “el ser” se dice de las sustancias. El resto de seres son tan sólo accidentes de la misma,
modificaciones suyas de las que sólo se puede decir “que son” en relación con la sustancia. Para
Aristóteles habría, en consecuencia, un ser primordial que sería la sustancia sobre la que podrían
predicarse diversos “accidentes”. De este modo, “sustancia” y “accidente” son los dos “géneros
supremos” de ser. Así, podrá decir Aristóteles que cambian los accidentes, pero se conserva la
sustancia, ofreciendo una solución realista al problema del cambio, frente a la solución idealista
de Platón.
Respecto al conocimiento, Aristóteles no asume el desprecio de los sentidos que realizó
Platón, sino que propone una teoría del conocimiento empirista. Según Aristóteles tan sólo
podemos afirmar la existencia del mundo material que nos rodea, por lo que los sentidos, que nos
proporcionan los datos del mismo, desempeñarán una función muy importante en el proceso de
conocimiento.
Aristóteles se muestra convencido, además, de que la realidad es inteligible, es decir, que la
podemos conocer, tesis contraria a la platónica: en la medida en que la realidad era material y por
tanto mutable, no cabía un verdadero conocimiento de la misma. Para Aristóteles todas las cosas
están compuestas de materia y forma: al introducir en las cosas las Ideas platónicas, se está
afirmando la posibilidad de lograr un conocimiento universal sobre las mismas. Lejos de despreciar
los sentidos, Aristóteles afirma que el conocimiento comienza por sentidos y continua por el
pensamiento.
En la temática del texto también está presente el intelectualismo moral de Sócrates y Platón,
ya que el proceso que se plantea culmina en el conocimiento de la Idea del Bien. Aristóteles huye
también de este intelectualismo moral: para hacer el bien no basta con saber, con conocer, sino que
es necesario querer hacerlo. Inteligencia y voluntad deben colaborar en su justa medida. Estas dos
partes esenciales del ser humano, inteligencia y voluntad, son combinadas de un modo adecuado
por el hombre prudente que es el que elige bien (sabe elegir, virtud intelectual) y lleva a cabo esa
acción elegida.
En “La República”, que es la obra a la que pertenece el fragmento, describe Platón su modelo
ideal de Estado. En este punto también se distancia Aristóteles de su maestro pues frente a esa
utopía platónica él plantea una política mucho más pragmática, basada en la realidad y en las
circunstancias de cada sociedad. La importancia de la observación y la experiencia en la propuesta
política de Aristóteles es esencial para entender sus ideas. En este ámbito podríamos encontrar
alguna coincidencia entre ambos en su vinculación de la política con la ética al busca “los mejores
gobernantes” y en su opinión sobre la democracia.

Actualidad de la temática del texto:

SI EL TEXTO ES DEL LIBRO VI:


La temática que se plantea en el texto nos puede ayudar a pensar sobre determinados aspectos de
la actualidad:
- “Fiarse de los sentidos”
Al establecer los grados de conocimiento Platón nos advierte de “los engaños de los sentidos”.
Esta es una idea asumida en la actualidad, en mayor o menor grado, por la psicología, e incluso por
la física. Así, Stephen Hawking en su última obra “El gran diseño” afirma: “hasta la llegada de la
física moderna se acostumbraba a pensar que todo el conocimiento sobre el mundo podría ser
obtenido mediante observación directa, y que las cosas son lo que parecen, tal como las percibimos
a través de los sentidos. Pero los éxitos espectaculares de la física moderna, que está basada en
conceptos, como por ejemplo los de Feynman, que chocan con la experiencia cotidiana, han
demostrado que no es así. Por lo tanto, la visión ingenua de la realidad no es compatible con la
física moderna.
- Medios de comunicación
Platón distingue entre quienes educan a los seres humanos con ilusiones, y quienes lo hacen para
que tomen conciencia de que viven en un mundo ilusorio. La confrontación entre estos dos modos
de entender la educación se reformula en la crítica que hoy se lanza a los medios de comunicación,
especialmente a la televisión.
Se critica a los medios por presentar un mundo deformado que entretiene a los ciudadanos. Un
dato: el diario de más tirada en España es una publicación deportiva, y los programas con mayor
audiencia son los de “prensa rosa”. Como los prisioneros, los humanos nos dedicamos a “discutir
sobre sombras”, es decir, discutimos, por ejemplo qué jugador debe ocupar una demarcación u otra,
o sobre la vida de los famosos. Frente a esto, sólo unos segundos de un informativo dedicados a las
desigualdades y desequilibrios de nuestro mundo. El análisis reflexivo o la propuesta de alternativas
no tienen cabida en los medios.
- La fundamentación de los derechos humanos
La propuesta platónica de un mundo inteligible de verdades absolutas puede parecernos un poco
extraña. Sin embargo cobra sentido si la analizamos desde la perspectiva de su motivación:
fundamentar los valores éticos. ¿Por qué la actual Declaración Universal de Derechos Humanos
debe ser universalmente aceptada? ¿Cuál es su fundamento? ¿Debe surgir del acuerdo entre todas
las culturas en pie de igualdad o hay valores y derechos absolutamente indiscutibles? Y si es así,
¿por qué son indiscutibles?
Estas cuestiones que animaron a Platón siguen presentes en los pensadores actuales. Un ejemplo:
la mayoría piensa que la Declaración tiene validez para toda la humanidad porque recoge los
valores universales, mientras que algunos Estados y culturas piensan que es etnocentrista y que más
que universal sería occidental.

SI EL TEXTO ES DEL LIBRO VII:


La temática que se plantea en el texto nos puede ayudar a pensar sobre determinados aspectos de
la actualidad:
- Las nuevas cavernas
Platón plantea que los prisioneros de la caverna están en esa situación porque se contentan con
sobras en vez de vivir la realidad. A partir de ahí, nos podríamos plantear ¿cuáles serían en la
actualidad esas sombras en cuya búsqueda podemos llegar a olvidar la auténtica realidad?
Por ejemplo, en la novela “La caverna” del premio nóbel J. Saramago, se actualiza este mito
platónico: la caverna es un espectacular centro comercial en el que las sombras han sido sustituidas
por objetos de consumo. Los seres humanos dedican toda su vida a trabajar para conseguirlos, y
quienes no lo consiguen son infelices, porque todos han aprendido que la felicidad consiste en
comprar. La realidad es la realidad comercial: las sombras se han impuesto como la verdadera
realidad, y lo que no se ofrece en el centro comercial no tiene interés, porque si lo tuviera se
ofrecería.
- Importancia de la educación
La preocupación platónica por la educación, tema central de la alegoría de la caverna acerca su
pensamiento a nuestra sociedad. El papel que debe desempeñar el sistema educativo, su estructura y
contenidos están en continuo debate. La sucesión de leyes educativas que se ha producido en los
últimos 25 años (LODE, LOGSE, LOU, LOCE, LOE, LEA) es una buena prueba de ello.
Concedemos tanta importancia a la educación porque asumimos otra idea platónica: la educación
es el principal medio para mejorar al ser humano. Se reconoce que la desescolarización o
absentismo escolar están en el origen de gran parte de los problemas sociales. Cuando nuestra
sociedad defiende que la educación mejora a los seres humanos, está pensando, principalmente, en
una educación en valores. En el fondo de esta creencia late el intelectualismo moral platónico:
seguimos pensando que quien ha comprendido los valores los asumirá en su comportamiento.
- La ética de los gobernantes
En íntima relación con la educación aparece la reflexión platónica sobre el deber ser de la
política. Platón está preocupado por cómo debe ser el gobernante. El dirigente político debe mejorar
a sus ciudadanos. Platón critica a quienes utilizan la política como medio de enriquecimiento
personal o ascenso social. Los casos de corrupción entre los gobernantes de las distintas
administraciones, la separación entre política y compromiso ética, la crisis de los partidos políticos
de corte tradicional, el ascenso de “frikis” en la política… ponen de manifiesto que la política se ha
separado cada vez más de su deber ser: buscar el bien de los ciudadanos.
La sociedad acepta la posición platónica de que la actividad política no se debe separar del
compromiso ético. Los gobernantes deben ser quienes mejor hayan asumido los valores éticos.

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