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Anónimo. Retrato de Adelita V. Botto. ca. 1925. Papel de gelatina de plata. Museo Presbítero Maestro.

Anónimo. Retrato de Francilis Collantes. ca. 1942. Papel de gelatina de plata. Museo Presbítero Maestro.
El Presidente del Comité Ejecutivo de la Alianza Francesa de Lima
tiene el agrado de invitar a usted a la inauguración de la exposición

Santos Inocentes
Tránsito de imágenes
Daniel Contreras / Sophia Durand

el jueves 20 de agosto a las 7:00 pm


Galería L´Imaginaire
Av. Arequipa 4595, Miraflores

Iván Dibós Mier agradece su gentil asistencia.

Exposición abierta al público hasta el 18 de setiembre de 2009


Horario de atención: Lunes a domingo - 8:30 am - 8:00 pm

Brindis de honor
la muerte niÑA
Gustavo Buntinx

Desde el punto de vista de la muerte, decía Walter Benjamin, la finalidad de


la vida es la producción de cadáveres. Pero el cuerpo es también la cárcel
del alma. Y la muerte su liberación espiritual. De allí la alegría melancólica
en los velorios populares de quienes fallecen sin haber alcanzado la edad
del pecado: el dolor de tan temprana pérdida se mitiga con la dicha por
el seguro ascenso celestial del alma impoluta del infante. Un despliegue
de bailes y llantos que la pintura costumbrista recoge en toda la América José Effio. El velorio. 190?. Óleo sobre lienzo. Colección particular. Primitivo Poma. Wawa pampay. 1991. Pintura sobre madera. Colección Micromuseo
Anónimo. Retrato de María Consuelo Salgado católica. Y entre nosotros se consagra en cuadros de tradición tanto urbana
ca. 1871. Papel albuminado.
Museo Presbítero Maestro
y criolla (José Effio) como rural y andina (Primitivo Poma). denominado Santos Inocentes. Al registrar y reimprimir esas tomas en
todo el esplendor de su deterioro, Daniel Contreras y Sophia Durand logran Izquierda y derecha:
Otra convención icónica, sin embargo, concentra su mirada sobre la una compleja operación, tanto histórica como artística. Filosófica incluso: Anónimo. Retratos de los hermanos
presencia última del cuerpo, aún tierno pero ya exánime. Como si la muerte hay también un comentario soterrado sobre la condición humana en la Luis Ricardo y María Ysabel Dufoo.
fuera un esplendor postrero para esas existencias truncas, es su huella la que atención primorosamente otorgada al desvanecimiento dramático de 1870. Papel albuminado, tarjeta de visita.
hasta mediados del siglo XX perenniza este particular género de imágenes. estas imágenes, a sus craqueladuras y grietas. Y a las texturas mórbidas Museo Presbítero Maestro
En muchos casos como sucedáneo póstumo ante la ausencia de efigies de la emulsión, descompuesta hasta el punto de ahogar con sus vahos la
previas. Pero asimismo como testimonio de una fascinación dolida que semblanza infantil.
embellece la carne inerte con flores y con flecos, cuando no con poses de
amor o de vida. El cadáver engalanado como compensación fetichista de Lo que así se pone en escena es precisamente la segunda muerte de
una pérdida cuya evidencia irrefutable, sin embargo, resulta la pintura o la esos cuerpos interrumpidos: la desintegración de sus irradiaciones finales,
fotografía que la niega. atrapadas por una química demasiado precaria para la contaminación
moderna y la intemperie. El resultado es sobrecogedor y desconcertante.
Es sin duda en esta última que con mayor intensidad se precipita La belleza oscura del barroco descarnado que se insinúa tras la abstracción
esa ambivalencia. La imagen fotográfica no representa sino captura la matérica de estos despojos de vida cuyo fantasma se deshace ante
emanación lumínica de una presencia. De allí sus asociaciones poéticas con nuestros ojos.
lo fugaz y lo fantasmático. Particularmente al describir el tránsito humano:
el propio Benjamin reconocía una vibración terminal del aura en los rostros Pero la corrosión de sus apagados golpes de luz es además social.
que aún se insinúan desde el reflejo apagado de los daguerrotipos, “y esto La de una república criolla sin desarrollo sostenible. Esa sociedad
es lo que constituye su belleza melancólica e incomparable”. europeizante y blanca que este cementerio monumentaliza tanto en
su apogeo decimonónico como en su posterior abandono y saqueo.
Tales palabras adquieren una densidad nueva ante el hallazgo y Y en su rescate último como museo / mausoleo. De allí también la
reelaboración de las fotografías centenarias ubicadas en los parvularios potencia alegórica inscrita en los registros de Contreras y Durand.
del antiguo cementerio limeño Presbítero Maestro, sobre todo en aquel La productividad simbólica del cadáver.

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