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Posición
Es todo un asunto de posiciones, así por lo menos entendió Melanie Klein la
conformación del yo temprano. Arriba y abajo, un arriba determinado por un abajo, la
posición en relación a lo incompleto, a lo completo. La diferencia, aunque aún pueda
ser pensada en forma binaria, parece instalarse ya desde estos movimientos de poner,
posicionar, alimentados por pulsiones que por su propia definición son buscadoras.
Pero no es tanto la preocupación por la instalación del Yo, sino por la posición subjetiva
en que el Yo es colocado por esta concepción. La discriminación es un juego de
posiciones relativas, de Geometrías pulsionales. Subjectum, que está debajo. Y si bien
podría ser exagerado hablar de conocimiento a estas alturas, el conocimiento ya está
ahí.
Por qué empezar por aquí? Una inquietud nos mueve. Esta inquietud es generada por
algunos cambios, algunos nuevos posicionamientos que son visibles a nivel social.
Estas posiciones subjetivas requieren ser explicadas, las teorías y filosofías de la
modernidad no parecen dar cuenta de estos fenómenos. “De Kant a Husserl, pasando
por Hegel y Marx, todos explican la constitución del mundo y de uno mismo a través de
la ontología de la relación sujeto /objeto y a través de su variación ínter-subjetiva. Peter
Sloterdijk señaló el importante papel que esas filosofías del sujeto tuvieron en la
modernidad, y que, en su más alto nivel, desembocan en las teorías del trabajo, cuya
culminación es la obra de Marx.” (Lazzaratto, ….) En los planteos de la Dialéctica de la
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Gonzalo Fuentes Coiana
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En esta situación, la sociedad, los colectivos y aún los individuos son entidades a ser
explicadas por las ciencias sociales, no puntos de partida, sino puntos de llegada, o
mejor aún, medios que se constituyen para desarrollar acciones. Medios a través de los
que los sujetos huyen a las situaciones dicotómicas y buscan el encuentro creativo.
Huyen pero sin marcar el conflicto, y al mismo tiempo a través de una oposición dura,
un poco al modo de Bartebly (Lazzaratto lo denomina secesión), diciendo “ I would
prefer not to” (preferiría no hacerlo)
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Dispositivos
En su “Posdata a las sociedades de Control” Deleuze amplía el concepto de dispositivo
foucaltiano y lo lanza hacia un futuro en que las sociedades van siendo otras que las
estudiadas por Foucault. Ya no sociedades disciplinarias, sino sociedades de control.
En ellas, “… los diferentes aparatos de control son variaciones inseparables, que
forman un sistema de geometría variable cuyo lenguaje es numérico (lo cual no
necesariamente significa binario)” (Deleuze, …)
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El trabajo, cerrando el paréntesis, puede ser pensado como una actividad que en sí
misma compone una esfera de dispositivos múltiples. A gran escala, podemos definirlo
como un mega-dispositivo. En particular, en tanto dispositivo, podemos plantear como
una de sus características el cambio permanente motorizado por la innovación
tecnológica. Pero este cambio es acumulativo, producto de sucesivas adaptaciones, no
es nunca rápido y muy pocas veces radical. Las formas de organización y de relación
siguen de atrás a los cambios tecnológicos, permanecen aún teñidos por las
concepciones tradicionales de la modernidad. En la actualidad, cuando el trabajador ya
no deja sus preocupaciones en el armario del vestuario, sino que entra con su deseo,
sus afectos y sus potencias, las instituciones actuantes en las relaciones laborales
siguen instaladas en la modernidad, en la sociedad dual, de clases. Deberíamos
analizar esta idea, porque en forma contraria a lo que acabamos de afirmar, asistimos
a discursos en los que se proclama el cambio en el mundo del trabajo con asombro
para terminar desembocando en la polarización entre las tradicionales clases, o en
soluciones simplistas que enfocan la productividad como solución, o se deriva en el
embudo de la producción alternativa (empresas recuperadas, cooperativas, etc.) que
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Proposiciones
Es así que la tarea de volver sobre algunos autores dejados de lado por las ciencias
sociales durante el siglo pasado, o considerados menores puede resultar de interés.
Uno de estos autores es Gabriel Tarde.
El aporte de Tarde puede ser una herramienta que nos permita enlazar algunos de los
conceptos y problemas que fuimos esbozando.
Siguiendo a Lazzaratto “… las mónadas (el sujeto en el lenguaje de Leibniz) tienen dos
características principales:
Tarde expone que las mónadas son elementos que provienen de la esfera de lo
infinitamente pequeño, y a la vez son parte constitutiva de lo real. Esta monada tiene la
capacidad de inspirar una configuración global del ámbito dentro del que evolucione,
además la mónada tiene la tendencia a agruparse, porque una mónada por sí sola no
puede nada, y se agrupa a través de los mecanismos de repetición-oposición-
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adaptación. Poco a poco crean mundos sin eliminar la multiplicidad de los posibles, de
los otros mundos posibles.
Resulta por demás interesante la consideración de lo que una mónada puede ser
desde un punto de vista sociológico para Tarde. Aclara que una mónada puede ser un
individuo o un grupo, o puede ser una costumbre o incluso una tradición. Así las
mónadas podrán componer un grupo o una sociedad.
Según el propio Tarde ““Debemos ir al mundo social para ver las mónadas capturarse
a flor de piel por la intimidad en sus caracteres transitorios plenamente desplegados
uno delante de otro, en el otro, el uno por el otro. Esta es la relación por excelencia, la
posesión típica de la que el resto no es más que un boceto o un reflejo. Por la
persuasión, por el amor y el odio, el prestigio personal, por la comunidad de las
creencias y las voluntades, por la cadena mutua del contrato, esa suerte de red tupida
que se extiende y recrea sin cesar, los elementos sociales se tienen y se estiran de mil
maneras, y de su concurso surgen las maravillas de la civilización. Las maravillas de la
organización y de la vida ¿no nacen entonces por una acción paralela, de elemento
vital a elemento vital, sin duda: de átomo a átomo?”
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Por último, el análisis del trabajo debemos comprender que hablar de “la producción”
desde el trabajo como centralidad ya no es posible, más bien, la producción es
producción social, y en tanto tal, es un agenciamiento de un conjunto de dispositivos
disciplinarios, tecnológicos, jurídicos, etc.. Comprendiendo esta perspectiva se podrá
ingresar al análisis de otras esferas compuestas por otras mónadas, que determinan
relaciones particulares de poder diferenciadas de las del mundo del trabajo.
Paradojalmente, el descentramiento del trabajo nos permitirá encontrarlo como
dispositivo disperso en la producción social, desarrollando nuevas formas de valor.
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