Es difícil encontrar algún pensador o alguna escuela filosófica a lo largo de
la Historia de la Filosofía que no muestren alguna influencia de Platón, bien sea en un sentido positivo (en la medida en que Platón sirva de referencia histórica y su pensamiento siga estando vivo en los pensadores y momentos históricos posteriores que lo reivindican) o en un sentido negativo (sirviendo Platón, en este caso, de objeto de crítica, de controversia y análisis por parte de quienes descubren aporías en sus argumentaciones, inconvenientes en sus teorías, etc.). Desde un punto de vista pasivo, Platón recibió la influencia de una serie de pensadores y escuelas que, en ocasiones, se muestran bastante divergentes entre sí. No puede pasarse por alto, en primer lugar, la herencia presocrática que recibe Platón, especialmente la influencia del eleatismo encarnado por Parménides en todo lo que tiene que ver con su consideración sobre la ontología y la teoría del conocimiento, y la repercusión del pitagorismo, en todo lo concerniente al pensamiento ético-político de Platón. Sin embargo, la más notable e importante de las repercusiones filosóficas recibidas por Platón se debe a su maestro Sócrates, con quien comparte no sólo un planteamiento teórico común, sino también unos “adversarios” teóricos (los sofistas, erigidos en antagonistas del pensamiento platónico), y también una serie de problemas y preocupaciones filosóficas relacionadas con las preguntas en torno a la condición ético-política del ser humano, preocupación de la que derivan las demás líneas temáticas de la filosofía platónica: ontología, gnoseología, teología, estética, etc. Desde una perspectiva activa o positiva, de Platón pueden encontrarse referencias e influencias en prácticamente todos los momentos históricos posteriores hasta la actualidad. No obstante, de forma sintética pueden ser considerados especialmente los siguientes: a) En primer lugar, la primera muestra de su influencia se deja notar ya en el seno de la Academia fundada por él. En ella se formará, entre otros, Aristóteles, quien en su primera etapa de pensamiento realizó una filosofía de raigambre platónica y que poco a poco fue superando hasta encontrar un estilo propio. b) A la muerte de Platón fue su sobrino, Espeusipo, quien le sucediera al frente de la Academia. Con dicho relevo la Academia comienza una etapa que, en cierto modo, supuso un declive, pero que sirvió para que comenzaran a despuntar una serie de pensadores y de temas que cristalizarían en la época helenista, momento en que el platonismo sufrió un reverdecimiento en la figura de Plotino, artífice de la escuela neoplatónica en el seno de la filosofía helenista. c) Antes del surgimiento del neoplatonismo Europa entró en contacto con el cristianismo, proveniente de oriente medio. En ese contacto ideológico fue crucial la intervención del pensamiento platónico. Lo fue en el caso de S. Pablo, quien supo conceptualizar la religión (sus misterios y dogmas) según el esquema conceptual platónico, convirtiendo así a una religión como la cristiana en una fuente de pensamiento y de filosofía cuyos efluvios llegarán a notarse hasta nuestros días. En ese contexto hay que destacar también la presencia de Platón y su pensamiento en el seno de los primeros apologetas, en el pensamiento patrístico, en Orígenes en el siglo II, en los padres capadocios y, especialmente, en el pensamiento de S. Agustín, cuya labor filosófica consistió en elaborar una metafísica del amor auspiciada no sólo por la fe cristiana sino también por la estrecha colaboración del platonismo, desarrollando así un pensamiento con el que se inaugurará, en torno al siglo IV, la filosofía cristiana que se mantendrá vigente durante toda la Edad Media. d) La Edad Media (al menos hasta el siglo XIII, momento en que el protagonismo filosófico lo ostentará Tomás de Aquino) fue la era del platonismo. Esta filosofía estará presente en el desarrollo de los principales temas que durante esa época se debatieron, como en el caso del célebre “problema de los universales”, en torno al cual se desarrolló un punto de vista (el del realismo exagerado) consistente en una interpretación excesivamente rigurosa del pensamiento platónico sobre la ontología y el conocimiento. e) La Baja Edad Media estará representada especialmente por Tomás de Aquino. De modo que el platonismo se reivindicará, nuevamente, en el seno de la modernidad, especialmente en el ámbito de la filosofía racionalista de Descartes y de Spinoza, así como en el pensamiento idealista alemán de Hegel, Fichte, etc. De hecho, el intelectualismo socrático-platónico es la base tanto del racionalismo filosófico como del Idealismo Absoluto. f) Desde la Edad Moderna hasta la actualidad el predominio platónico se ha ido atenuando paulatinamente; es más, la presencia del platonismo ha servido, principalmente, para criticar su filosofía. Quien mejor ha representado ese papel de denuncia o crítica del pensamiento platónico ha sido Nietzsche, quien en su afán por criticar la totalidad de la cultura occidental ha considerado que tanto la religión judeo-cristiana como la filosofía platónica han sido los principales responsables de la decadencia de nuestra cultura occidental. g) Finalmente, me gustaría expresar mi opinión personal sobre este autor. Considero muy acertadas las palabras de A. Whitehead, quien sostuvo que toda la filosofía occidental posterior no es más que un comentario a pie de página de la filosofía de Platón. Quizás esta cita sea un poco exagerada, especialmente porque no es muy considerada con las importantes críticas que dirige, por ejemplo, K. Popper a la filosofía platónica y a su peligrosidad socio- política para una sociedad abierta, pero encierran una verdad, y es el hecho de que la filosofía de Platón sigue manteniendo una gran vigencia y sigue siendo necesaria para seguir planteando las cuestiones antropológicas (éticas, políticas, etc.) necesarias para que sigamos pretendiendo encontrar respuestas al dilema de nuestra propia condición como personas, como ciudadanos y como seres abiertos al conocimiento.
2.- Descartes.
Es sabido que la filosofía cartesiana ejemplifica especialmente a la
modernidad filosófica, tal vez porque en su filosofía se concitan los principales temas de dicho período, a saber: la cuestión del método, la reflexión sobre el sujeto y la valoración onto-epistemológica de Dios. De dichos temas quizás ha sido el de Dios el más controvertido en la historia de la filosofía posterior a Descartes, porque respecto del sujeto lo que ocurrió fue una especie de sublimación de dicha idea, por parte de los pensadores idealistas de la modernidad, en virtud de la cual se pudiera considerar al sujeto como fundamento de lo real y de lo cognoscible, al menos hasta el siglo XX en que dicha idea se pone en entredicho como consecuencia de las diferentes críticas que en tal período se vierten contra la metafísica moderna. Y respecto del método, da la impresión de que la modernidad estuvo más interesada en la aplicación práctica de un método hipotético-deductivo para el descubrimiento de la verdad de la realidad física, que en la valoración especulativa y teórica sobre la conveniencia de establecer una metodología estricta para la ciencia. Dicho empeño, enraizado en Descartes, verá la luz a principios del siglo XX, cuando Husserl se proponga la tarea de buscar una metodología adecuada para una ciencia estricta y rigurosa, y sus investigaciones conduzcan a la filosofía del siglo XX por el camino de la Fenomenología (entendida como la revitalización metodológica de la ciencia que arranca de Descartes y de la modernidad). Sin embargo, respecto de la idea de Dios, la filosofía cartesiana ha sido más contundente, en el sentido de que con su filosofía se produce un golpe definitivo al fideísmo medieval y con él se cierra en Europa el proceso de secularización (al menos desde un punto de vista conceptual), puesto que a partir de Descartes no se podrá entender a Dios como una entidad creadora y salvífica, sino como una sustancia desposeída de atributos divinos, algo así como un reflejo humano más allá de las limitaciones naturales de nuestra condición mortal. A partir de la modernidad, respecto de Dios se puede decir lo que Unamuno afirma con gran acierto: “no es Dios quien crea al hombre, sino el hombre el que crea a Dios con la fuerza de su deseo”, un deseo de inmortalidad, habría que apostillar. Dicho de otra forma, la actualidad del pensamiento cartesiano (más allá de las repercusiones metodológicas conducentes a la Fenomenología, o a las implicaciones para el „egotismo‟ idealista de Hegel, Fichte, etc., derivadas de su concepción del sujeto) se observa desde el punto de vista del laicismo que inauguró en la sociedad occidental desde el siglo XVII, pasando por diferentes etapas: a) Un primer momento de „panteísmo‟, representado por la filosofía de Spinoza. b) Un momento de ateísmo, inaugurado con el mecanicismo libertino de la Ilustración, ejemplificado en las figuras de La Mettrie y D‟Holbach, radicalizado en el siglo XIX por la despiadada crítica de Nietzsche a la religión y al concepto de Dios, crítica de la que se alimentará el ideario de posiciones filosóficas más o menos recientes como la postmodernidad. c) Un momento agnóstico, derivado de las investigaciones antropológicas y psicológicas llevadas a cabo, en primer lugar, por Freud y que a lo largo del siglo XX darían pie al establecimiento de distintas tesis agnósticas que consideran que dios ya no es necesario para vivir. En otro orden de cosas y atendiendo a la valoración general de la filosofía de Descartes, hay que destacar que dicho pensamiento no ha pasado desapercibido desde un punto de vista crítico. En este sentido es recurrente acudir a la denuncia nietzscheana del racionalismo en general, pero creo que es más original analizar dicha crítica desde la argumentación, tal vez más modesta y sutil, de nuestro Ortega, que más que criticar en bloque al racionalismo, lo que pretende es denunciar su ambición insolidaria al considerar a la razón como la única potencialidad o característica importante de la condición humana para desenvolverse en la realidad; a juicio de Ortega el racionalismo es importante siempre que no establezca la ruptura con la vida y con las demás capacidades humanas para enfrentarse a ella. Una segunda crítica poco estudiada ha sido la que efectuó Marx, al considerar al Racionalismo (igual que al resto de la historia de la filosofía) como una expresión de ideología que, como tal, sólo sirve para hacer el juego a la sociedad capitalista interpretando la realidad, en lugar de servir para su transformación. Finalmente quisiera concluir esta cuestión exponiendo mi punto de vista sobre la cuestión, centrando mi consideración en el tema de la existencia de Dios a partir de la filosofía de Descartes. Se trata de mostrar tu opinión acerca de si es posible demostrar la existencia de Dios. No se trata de que digas si crees o no, sino si crees que es posible demostrar su existencia. Para ello puedes seguir algunas de las siguientes pistas: - Sí, es posible. Considero válido el argumento de las ideas innatas de Descartes (y lo expones). - No, no es posible. Como diría Kant, la causa no se puede aplicar a fenómenos no observables. Dios es ‘noumeno’ y no podemos saber nada respecto de su existencia. - No, no es posible, porque Dios es un deseo del hombre (Feurbach, Unamuno, etc.) - No, Dios no existe; se debe al miedo irracional del hombre (Nietzsche). - Sí, creo que existen verdades absolutas, al estilo de Platón.
3.- Kant.
El pensamiento de Kant (especialmente el que tiene que ver con su reflexión
sobre la moral) permite establecer una relación amplia con otros pensadores o escuelas. En este sentido se pueden destacar las siguientes vinculaciones: - En primer lugar es inevitable su relación con el Racionalismo y con el Empirismo, por una cuestión metodológica, ya que el pensamiento de Kant nace especialmente para tratar de solucionar el conflicto antagónico que en la modernidad libraban dichas corrientes y que amenazaba con destruir al conjunto de la filosofía. Kant representa, en este sentido, un esfuerzo de síntesis recogido en su Idealismo Trascendental con el que solventa la crisis de la filosofía moderna y la empuja hacia la especulación idealista e ilustrada, en un primer momento, y contemporánea, posteriormente. - Cabe, también, establecer una relación crítica del pensamiento kantiano con autores como Ortega, quien criticaría la conceptualización de una razón pura en sentido estricto; o Nietzsche, para quien el establecimiento de una moral asentada sobre el deber y el establecimiento de imperativos categóricos no sería más que una manera sofisticada de confirmar la decadencia nihilista que él denunció, además de contravenir la realidad radical en que consiste la vida, siendo así una forma de entender la moral al uso de esclavos en lugar de establecer una auténtica moral autónoma desprovista de los valores tradicionales y decidida a enfrentarse a lo real de manera descarnada. - Por supuesto, también pueden tenderse puentes que vinculen el pensamiento de Kant a otros autores o escuelas que lo consideraran favorablemente. En este sentido conviene destacar la repercusión que tuvo el pensamiento ético-político de Kant sobre los principales representantes de la Escuela de Frankfurt en torno a 1930, especialmente en los miembros de su II Generación (J. Habermas y K. O. Apel) quienes quisieron revitalizar el pensamiento ético de Kant para construir una teoría de la acción comunicativa con carácter universal. Igualmente, desde el punto de vista político, el pensamiento de Kant se ha mantenido vivo a lo largo del siglo XX, especialmente en el seno de los debates en torno al liberalismo y la teoría de la acción en que participaron autores como el mismo Habermas y J. Rawls. Por todo lo anteriormente consignado, puede apreciarse que el pensamiento de Kant sigue estando especialmente vigente en la actualidad. No en vano los ideales ilustrados aún perviven y exigen su realización y cumplimiento; y la enseñanza kantiana de que lo más importante para el individuo es hacer uno lo que con su razón y conciencia, libre y responsablemente, considera que debe hacer, merece ser valorada como uno de los descubrimientos más interesantes y necesarios para el ser humano (desde un punto de vista antropológico), a la vez que más complicados de poner en práctica. Por último, quisiera hacer una breve valoración personal. Para ello puedes valorar positivamente el esfuerzo kantiano por ordenar el uso de la razón y su contribución al deseo de crear un hombre libre y autónomo. Para ello puedes hacer una breve argumentación sobre la importancia ética de dejar al ser humano que tome sus decisiones de forma autónoma. Por el contrario, también puedes exponer que su ética tiene algunos puntos problemáticos. Por ejemplo, que su base es algo endeble porque se apoya en postulados (y el mismo Kant entendió que los postulados son indemostrables); por otro lado, el cumplir siempre con el imperativo categórico y realizar todas nuestras acciones por deber es algo muy difícil (por no decir imposible), más propio de héroes que de personas.
4.- Nietzsche.
La filosofía de Nietzsche puede considerarse como una especie de eje
sobre el que vertebra la historia toda de la filosofía. En este sentido podemos considerar que después del pensamiento de Nietzsche nada será igual ni para la filosofía ni para la cultura occidental, ya que fue el artífice de la crítica más rotunda y radical realizada sobre la cultura occidental en general y sobre cualquiera de sus manifestaciones (filosofía, religión, moral, ciencia, etc.) en particular. Desde esta perspectiva es obligado establecer una relación entre la filosofía de Nietzsche y las de los siguientes autores, por distintos motivos: - Es indispensable analizar la relación del pensamiento crítico nietzscheano con la filosofía platónica, a la que considera (junto con la religión judeocristiana) responsable de la decadencia occidental que anuncia el nihilismo. La base de esta relación crítica consiste en entender, por parte de Nietzsche, que la concepción platónica de la realidad no es más que un artificio que degenera la realidad, la encubre o la disfraza haciéndola pasar por lo que no es. A juicio de Nietzsche la realidad es, ante todo, diversidad, flujo incesante, devenir, cambio, etc., y el empeño del platonismo (y por extensión, el de la cultura occidental) ha sido trasmutar tal carácter para convertir a la realidad en algo estático, inmutable, imperecedero y eterno, es decir, hacer de la realidad algo irreal, un puro sinsentido. - La filosofía de Nietzsche puede relacionarse también con las filosofías de Marx y Freud, ya que los tres conforman lo que Paul Ricoeur llamó „maestros de la sospecha‟. (En este sentido, puedes comentar algo de lo que en clase comentamos sobre tales ‘maestros’ para completar tu respuesta). - Con la filosofía de Ortega también puede trazarse un puente de unión, especialmente en el hecho de que ambos autores consideran a la vida como la única realidad radical a partir de la cual se puede entender el mundo, la realidad y nuestra condición humana; sin embargo, Ortega también es crítico con el pensamiento de Nietzsche, a quien reprocha el hecho de haber acentuado excesivamente el vitalismo, cayendo así en el mismo error de los racionalistas al confiar en exceso en la razón, hasta considerarla la única cualidad estrictamente positiva del ser humano. - Por otro lado, la filosofía de Nietzsche influyó notablemente en algunas de las tendencias más sobresalientes de la filosofía del siglo XX. En primer lugar fue indispensable para el desarrollo del pensamiento existencialista, movimiento que desde la filosofía de Heidegger alcanzará unas cotas inigualables en el ámbito de la filosofía francesa de J. P. Sartre y A. Camus. - Por último, el pensamiento nietzscheano es la clave para entender algunas de las corrientes actuales de pensamiento, como la postmodernidad representada por autores como M. Foucault, Lyotard, G. Vattimo, etc., cuyas filosofías reivindican una destrucción del sujeto, así como una apuesta radical por lo cotidiano, por lo estético en lugar de lo ético, por un pensamiento mal llamado „débil‟ que ha dejado de creer en la posibilidad de conocer esencialmente lo real y prefiere enfrentarse a la realidad de una nueva forma más interpretativa, poética, dialógica o simbólica. Por todo lo comentado anteriormente resulta fácil comprender la actualidad y vigencia de la filosofía de Nietzsche en el siglo XX, momento en el que, de alguna manera y en distintas manifestaciones, ha podido constatarse con certeza el nihilismo o la muerte de dios. Por ello a Nietzsche puede considerársele como un visionario, más que como un filósofo; se trata de un visionario que ha influido radicalmente en el siglo XX, siglo caracterizado por el reconocimiento de la multiplicidad, la pluralidad y la mezcla de diversas formas de entender el mundo. ¿Serán, entonces, los siglos XX y XXI los siglos nihilistas? Tal vez sí, pero no hay que olvidar que el nihilismo se muestra de dos formas y, por lo tanto, de la adecuada interpretación de ellas dependerá que la filosofía y la cultura continúen siendo decadentes o absurdas, o bien produzcan una transvaloración activa y positiva que anuncie un nuevo amanecer. Puedes concluir esta respuesta haciendo una breve reflexión personal a propósito de si realmente nuestro mundo es o no nihilista.
5.- Ortega y Gasset.
La filosofía de Ortega guarda relación, de forma muy especial, con dos
grandes autores bastante diferentes entre sí, a saber: a) Con Kant: Ortega debe a Kant, especialmente, el carácter general de su pensamiento. Debido a su formación (en buena parte desarrollada en Alemania durante la época de mayor auge del neokantismo), Ortega conoció bien la filosofía de Kant y se dejó influir por ella en los comienzos de su producción filosófica. Sin embargo, la condición de neokantiano que algunos atribuyen a Ortega no significa que nuestro filósofo siga a pies juntillas las directrices del pensamiento kantiano. La relación de Ortega con Kant es, en cierto modo, crítica, especialmente en lo que concierne a la excesiva confianza en la razón pura que la Ilustración en general manifestó, lo cual es un exceso, a juicio de Ortega, un exceso que limita demasiado a la condición humana y hace olvidar la importancia y la necesidad de contar con otras capacidades imprescindibles para la vida. b) Una segunda línea de influencia manifestada por Ortega es la debida a Nietzsche, con quien comparte la idea de considerar a la vida como la verdadera realidad radical, aunque ocurre con esta relación lo mismo que con la relación anteriormente citada, y es que Ortega también reprocha a Nietzsche el hecho de no considerar nada más excepto su noción de vida. A juicio de Ortega, tanto Kant como Nietzsche llevan razón, pero por partes, siendo necesario incorporar sus hallazgos, en lugar de considerarlos exclusivos y excluyentes; sólo de esta forma será posible la vertebración del raciovitalismo como planteamiento general de la filosofía de Ortega. En otro orden de cosas, es preciso valorar la importancia y la actualidad del pensamiento de Ortega. En este sentido se puede decir que buena parte de la filosofía orteguiana mantiene una actualidad incontestable, especialmente en lo que concierne a su „teoría de la perspectiva‟. Dicha teoría puede entenderse como la manera filosófica de desarrollar un pensamiento que ubique a cada sujeto en su circunstancia concreta y posee la virtualidad de sugerir nuevas formas de entender la verdad y el conocimiento, no ya como tareas a realizar en solitario por una conciencia pensante al estilo racionalista moderno, sino como una labor consensuada, dialogada, entre conciencias que se interpelan y comparten sus perspectivas, enriqueciendo con ello la comprensión de lo que hay: la realidad, la vida. En realidad, con dicha teoría de la perspectiva se trata de aceptar una argumentación filosófica que, modestamente, contravenga en primer lugar al rigorismo de la metafísica clásica de corte platónico, que establece verdades absolutas; también servirá esta nueva teoría para hacer frente tanto a los planteamientos relativistas e irracionalistas desarrollados durante el siglo XIX y potenciados durante el XX. Desde un punto de vista más concreto también se debe valorar la repercusión que ha tenido en la España de la segunda mitad del siglo XX la aportación filosófica de Ortega. Su obra ha servido de impulso para la reflexión filosófica en España, tan poco desarrollada en comparación con países como Francia, Alemania o Inglaterra, y ha forjado un semillero de nuevas preocupaciones temáticas y académicas desarrolladas por una nueva generación de pensadores (discípulos de Ortega todos ellos, directa o indirectamente) muy versátiles preocupados por distintas ramas de la filosofía, tales como Xabier Zubiri y su renovación de la metafísica, la malagueña María Zambrano y su especial atención a las formas poéticas de pensamiento, García Morente y su preocupación ético-política, etc. Por último, para terminar tu respuesta puedes hacer una valoración personal en la que muestres tu opinión sobre la filosofía de Ortega. Para ello puedes valorar si es o no adecuado el concepto de ‘razón histórica’: - Sí, la verdad depende de las circunstancias y de las perspectivas. - No, creo que la verdad debe ser universal y siempre deducida por la razón. Otro de los temas que pueden servirte para hacer tu valoración personal es el de si te parece acertada o no la filosofía raciovitalista: - Sí, es una postura intermedia. Ortega reconoce la importancia de la razón para alcanzar la verdad, pero la razón debe ponerse siempre al servicio de la vida. - No, me parece más acertada la postura de Kant, por…; o la de Nietzsche, por…; o la de Platón, por…; etc.