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INTRODUCCIÓN
Durante los años 80 y principios de los 90 el conflicto armado en nuestro país dejo más
de 70,000 muertos, más de 7000 desaparecidos y desaparecidas y mas de un millón de
personas exiliadas1; luego del conflicto y por mandato de los Acuerdos de Paz firmados
en 16 de enero de 1992 entre la entonces Guerrilla y el Gobierno de El Salvador, se creó
la denominada Comisión de la Verdad, quien en un informe recopiló una serie de
violaciones a los Derechos Humanos cometidas por Militares y otras personas que
actuaban bajo el amparo estatal, el informe también recogía una serie de hechos
constitutivos de delitos cometidos durante el conflicto por miembros del FMLN.
LA DESAPARICION FORZADA.
Las Naciones Unidas considera que las Desapariciones Forzadas “afectan los valores mas
profundos de toda sociedad respetuosa de la primacía del derecho, de los derechos
humanos y de las libertades fundamentales, y que su práctica sistemática representa un
crimen de lesa humanidad”.
EL DERECHO A LA VERDAD
El tiempo pasa y los familiares de las víctimas siguen clamando justicia, es fácil hablar de
“reconciliación”, “perdón y olvido” cuando se está del lado de los victimarios, pero ¿como
pedirle a una madre que busca a su hijo desaparecido hace más de 25 años que olvide lo
que paso y que ya no lo busque? Esas madres, abuelas, tías, esposas, hijos e hijas
todavía esperan a sus familiares, cuando tocan a la puerta en sus casas imaginan que
abrirán la puerta y que estará su ser querido, pero no es así, están probablemente
muertos, abandonados sus cadáveres a la intemperie, devorados por las aves de rapiña,
quizás en el playón o enterrados en los patios de la Guardia Nacional o la Policía de
Hacienda y en el caso de los niños y niñas desparecidos muchos ahora son hijos e hijas
de militares o de extranjeros, estos niños y niñas desconocen su origen, su verdadera
identidad.
Es importante el significado que tiene para las víctimas y la sociedad en general, el que
se conozca la verdad. La reparación del daño en muchos casos es imposible pero, sin
embargo, saber la verdad puede ser parte de la mitigación del daño ocasionado, puede
ser un alivio para los familiares del desaparecido.
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Organización de Estados Americanos, AG/RES. 2267 (XXXVII-O/07).
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Conocer la verdad sin hacer justicia sería una nueva y más grave agresión que
aumentaría el sufrimiento de las víctimas, además de significar un lamentable pero
poderoso mensaje de favorecimiento a la impunidad. No puede haber justicia sin verdad.
El fruto de la justicia contribuirá a la reconciliación y a la profundización democrática
entre los que hasta ahora han estado en conflicto como actores antagónicos.
Para De Cortina no existía un patrón único en la suerte que las niñas y niños sufrían
después de su separación, algunos de esos niños y niñas, después de la separación
forzada de su familia, pasaron por situaciones de explotación y abuso, otros y otras
fueron recibidos y crecieron en hogares donde les llenaron de amor y atenciones.
Hay fuerte evidencia de que muchos de estos niños y niñas fueron vendidos en adopción
y posiblemente a esta fecha no saben ni sospechan que la familia con la que viven no es
su familia natural sino la que los adopto, personas civiles y militares, tanto oficiales de
alto como de bajo rango, se apropiaron de muchos de estos niños y niñas que han
crecido y hoy viven en los hogares de los apropiadores sin saber su origen ni conocer a
su familia natural e incluso pensando que los apropiadores son su familia de origen; lo
que sin embargo todas las niñas y niños desaparecidos tienen en común es haber
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Asociación Pro Búsqueda de Niños y Niñas desaparecidos, “La Paz en Construcción, un estudio
sobre la problemática de la niñez desaparecida por el conflicto armado en El Salvador”, página 35.
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Abuelas de la Plaza de Mayo, “Los niños desaparecidos y la justicia, algunos fallos y
resoluciones. Tomo II”, página 34.
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perdido su nombre e identidad o al menos parte de ella y haber perdido también los lazos
con sus familiares.
El caso de las Hermanas Ernestina (de 7 años de edad) y Erlinda Serrano Cruz (de 3 años
de edad), las que según consta en el informe de la Comisión Interamericana de Derechos
Humanos fueron raptadas por miembros de la Fuerza Armada, durante un operativo
militar llamado “Operación de Limpieza”, realizada entre los días 27 de mayo al 9 de
junio de 1982, realizada por miembros del Batallón “Atlacatl”, en el cual según testimonio
de la hermana de las niñas “escucho cuando los soldados hablaban de llevarse a las
niñas con vida”. (Sentencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos. Caso
Hermanas Serrano Cruz vs. El Salvador. Excepciones Preliminares. 23 / 11 / 04).
LA MEMORIA Y EL OLVIDO
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Asociación Pro Búsqueda de Niños y Niñas desaparecidos, “La Paz en Construcción, un estudio
sobre la problemática de la niñez desaparecida por el conflicto armado en El Salvador”, página 7.
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Muchas de las páginas mas oscuras de nuestra historia han sido vedadas, muchos hechos
que ahora creemos como increíbles han sido olvidados por la Sociedad Salvadoreña, las
víctimas parecen no importar, los niños y niñas desaparecidas parecen ser solo una leve
llama que no se apaga en los corazones de sus familiares.
Leyes de Perdón y Olvido, similares a las decretadas por las dictaduras militares de
Argentina y Chile, reproducidas en nuestro país a través de la Ley de Amnistía y
Reconciliación Nacional han favorecido la impunidad, contrariando los principios
elementales de los Derechos Humanos y de todo Sistema Democrático. Las Naciones
Unidas se han pronunciado al respecto, manifestando que la Ley de Amnistía y
reconciliación Nacional debe ser abolida por violentar derechos fundamentales.
Pedirle a un padre o a una madre que olvide a su hijo o hija desaparecida es algo
irracional, la reconciliación parte de conocer la verdad, conocer como pasaron las cosas y
por lo menos tener certeza de lo que hicieron con su familiar desaparecido, hay que
tomar en cuenta por otro lado, que la desaparición forzada de una persona es un hecho
que mientras no se conozca la verdad de lo sucedido es como que se continúe
cometiendo, es un “delito permanente”.
El caso de los niños y niñas desaparecidas, por el carácter especial de protección que
poseen los niños y niñas por ser seres humanos en desarrollo, hace que estos hechos
sean en demasía aberrantes. Los responsables de estos hechos continúan impunes,
muchos actualmente refugiados en iglesias o en las drogas tratando de olvidar sus
remordimientos.
El olvido es algo que no debemos dejar pasar, los hechos de nuestra historia reciente no
deben olvidarse, con el olvido corremos el riesgo de que esos hechos se repitan; por otro
lado, las tácticas de negación por parte de los victimarios no pueden superar nuestra
memoria.
El 1 de julio de 1995 se publicaron en el San José Mercury News las siguientes palabras
del General Retirado Mauricio Ernesto Vargas: “(Esta acusación sobre los niños y niñas
desaparecidas) realmente es como una novela de Gabriel García Márquez, o algo
parecido... Esto nunca sucedió. ¿Dónde están los niños? ¿Están en algún orfanato
secreto? ¿O nos comimos a los niños? ¿Horneados? ¿rostizados? o ¿hervidos? Realmente
no entiendo por qué continúan contando esas historias”.
Una anciana que hoy vive sola y que una noche los Guardias Nacionales se llevaron a su
hijo de 16 años me decía: “cuando tocan a la puerta de mi casa (hoy 25 años después),
me imagino que voy a ver a mi hijo sonriendo, pidiéndome que le abra la puerta, feliz de
verme, pero no se en donde está, si está muerto, si sigue preso, no se que hicieron con
él”.
Las víctimas siguen clamando justicia, siguen clamando por saber la verdad y los
victimarios siguen impunes, negando los crímenes de los que fueron parte como
hechores o encubridores.
En El Salvador, nunca se ha realizado una discusión seria de cuáles son los mejores
mecanismos para escudriñar nuestro pasado. Como es sabido, durante las décadas de los
sesenta, setenta y ochenta el régimen reprimió con gran violencia e impunidad a los que
consideraba sus enemigos, en esos tiempos la sociedad estaba desinformada y
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controlada por los órganos de gobierno, los medios de comunicación bajo censura o bajo
complicidad con los órganos represores.
El Gobierno actual ha pedido perdón por las graves violaciones de derechos humanos que
fueron cometidas a través de los órganos de seguridad del estado y por grupos que
funcionaban bajo la cobertura estatal (escuadrones de la muerte), en los gobiernos
pasados, sin embargo, el caso de los niños y niñas desaparecidos y desaparecidas sigue
como una deuda del actual gobierno, que con la creación recientemente de la Comisión
Nacional de Búsqueda de Niños y Niñas desaparecidos busca saldar esta cuenta,
esperemos que además de encontrar a los niños y niñas, saber la verdad y favorecer una
verdadera reconciliación, se juzgue al mismo tiempo a los responsables de estos
crímenes.