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EL DERECHO A LA VERDAD, LOS NIÑOS Y NIÑAS DESAPARECIDOS.

Nelson Menjivar Guevara


menjivarguevara@gmail.com

“Todavía cantamos, todavía pedimos


todavía soñamos, todavía esperamos
que nos den la esperanza de saber
que es posible que el jardín
se ilumine con las risas y el canto
de los que amamos tanto...” (Víctor Heredia).

INTRODUCCIÓN

Durante los años 80 y principios de los 90 el conflicto armado en nuestro país dejo más
de 70,000 muertos, más de 7000 desaparecidos y desaparecidas y mas de un millón de
personas exiliadas1; luego del conflicto y por mandato de los Acuerdos de Paz firmados
en 16 de enero de 1992 entre la entonces Guerrilla y el Gobierno de El Salvador, se creó
la denominada Comisión de la Verdad, quien en un informe recopiló una serie de
violaciones a los Derechos Humanos cometidas por Militares y otras personas que
actuaban bajo el amparo estatal, el informe también recogía una serie de hechos
constitutivos de delitos cometidos durante el conflicto por miembros del FMLN.

Las masacres en contra de la población civil no combatiente fueron cometidas por


miembros de la Fuerza Armada, en El Mozote (diciembre de 1981) fueron asesinadas mas
de 900 personas, en su mayoría niños, niñas, mujeres (muchas embarazadas) y personas
de la tercera edad2, la masacre del Sumpul (14 de mayo de 1980) en donde fueron
asesinadas mas de 300 personas, la masacre del Calabozo (22 de agosto de 1982)
asesinaron mas de 200 hombres, mujeres y niños, la cantidad de hechos es tal que la
Comisión de la Verdad consideró que no se trataban de hechos aislados o de excesos
cometidos por soldados o mandos superiores, sino de “un patrón de conducta, de una
estrategia deliberada para eliminar o aterrorizar a la población campesina de las zonas
de actividad de los guerrilleros”3.

“Un análisis comparativo de la historia política reciente de América Latina, permite


afirmar que en las últimas décadas se han aplicado las mismas estrategias de
dominación, disciplinamiento y control social de poblaciones de distintos países de la
región4, el hecho de que hayan existido en forma simultanea sistemas dictatoriales
destinados a imponer modelos políticos y económicos semejantes, y que gran parte de
los dictadores de la región se hayan formado en la Escuela de las Américas 5, indica que
lejos de tratarse de meras coincidencias en las políticas represivas, responden a un
sistema planificado”, probablemente dictado por el Gobierno de los Estados Unidos.

A pesar de las leyes de perdón y olvido, como la Ley de Amnistía y Reconciliación


Nacional de El Salvador6, hay crímenes que la comunidad internacional considera
1
Asociación Pro Búsqueda “La Paz en construcción”, página 13.
2
Tutela Legal del Arzobispado, “Informe El Mozote, lucha por la verdad y la justicia, masacre a la
inocencia”.
3
Informe de la Comisión de la Verdad para El Salvador, “De la locura a la Esperanza, la guerra de
doce años en El Salvador”, página 131.
4
Instituto Interamericano de Derechos Humanos, “Atención Integral a víctimas de tortura en
procesos de litigio: aportes psicosociales”, página 139.
5
La Escuela de las Américas funcionó entre 1946 y 1984 en Panamá como centro de
entrenamiento y adoctrinamiento de militares y policías de 23 países de América Latina.
6
Ley de Amnistía General para la Consolidación de La Paz, decreto Nº 486, de fecha 20 de marzo
de 1993 y publicado en el Diario Oficial el 22 de marzo de 1993, cinco días antes, el día 15 de
1
imprescriptibles y que no pueden ser olvidados: los considerados como crímenes contra
la humanidad7 y los crímenes de guerra, de acuerdo con la Convención de Viena; los
crímenes contra la humanidad definidos en la Convención de Ginebra, como el genocidio,
el apartheid y las desapariciones forzadas, estas últimas consideradas un delito
permanente, un delito que se repite día a día, mientras no se conozca el paradero de la
persona desaparecida, se considera responsables a quienes tienen el poder de movilizar
el aparato del Estado para realizarlos y proteger, mediante la impunidad, a los
ejecutores.

LA DESAPARICION FORZADA.

La Convención Internacional para la Protección de todas las Personas contra las


Desapariciones Forzadas (ONU, 2006), en el articulo 2 define lo que se entenderá por
Desaparición Forzada: “es el arresto, la detención, el secuestro o cualquier otra forma de
privación de libertad que sean obra de agentes del Estado o por persona o grupos de
personas que actúan con la autorización, el apoyo o la aquiescencia del Estado, seguida
de la negativa a reconocer dicha privación de libertad o del ocultamiento de la suerte o el
paradero de la persona desaparecida, sustrayéndola a la protección de la ley”.

Las Naciones Unidas considera que las Desapariciones Forzadas “afectan los valores mas
profundos de toda sociedad respetuosa de la primacía del derecho, de los derechos
humanos y de las libertades fundamentales, y que su práctica sistemática representa un
crimen de lesa humanidad”.

Para la Federación de Familiares Detenidos Desaparecidos de América Latina FEDEFAM,


“la desaparición forzada se basa en un secuestro llevado a cabo por agentes del Estado o
grupos organizados de particulares que actúan con su apoyo o tolerancia y donde la
víctima “desaparece”. Las autoridades no aceptan ninguna responsabilidad del hecho, ni
dan cuentas de la víctima. Los recursos de Hábeas Corpus o de Amparo – mecanismos
jurídicos destinados a garantizar la libertad e integridad del ciudadano – son inoperantes
y en todo momento los perpetradores procuran mantener el anonimato”8.

Para el Instituto Interamericano de Derechos Humanos existen varios tipos de


desaparición forzada: I) Los desaparecidos definitivamente, II) Los desaparecidos
temporalmente, III) Los desaparecidos asesinados e identificados, IV) los desaparecidos
asesinados sin identificar y, V) los desaparecidos súpersites o supervivientes sin
identificar, en este último grupo se incluyen los niños y niñas que han sido capturados
junto a sus padres o madres o que han nacido en cautiverio y que en la mayoría de los
casos han sido dados en adopción a través de procesos fraudulentos, de esos niños y
niñas se tienen indicios de su existencia mas no de su identidad9.

Las dictaduras militares y los gobiernos títeres de los intereses de la Oligarquía


Salvadoreña trataron a través de la utilización del método de la desaparición forzada
producir en lo colectivo y en lo individual un nefasto efecto conjugado de terror, parálisis
marzo, se había dado a conocer el Informe de la Comisión de la Verdad, en el cual se acusaba a
altos funcionarios del gobierno y a las Fuerzas Armadas de ser responsables de graves violaciones
a los Derechos Humanos.
7
Esta denominación surge del llamado Estatuto de Londres del 8 de agosto de 1945, por el que se
constituyo el Tribunal de Nuremberg. Las 3 clases de crímenes que allí se determinan son: a)
crímenes de guerra, b) crímenes contra la paz y c) crímenes contra la humanidad.
8
Citado por Débora Munczek en su articulo “La desaparición forzada de personas como estrategia
política del terror”, con el apoyo del Proyecto Atención Integral a Víctimas de Tortura del Instituto
Interamericano de Derechos Humanos.
9
Instituto Interamericano de Derechos Humanos, “Atención integral a víctimas de tortura en
procesos de litigio” aportes psicosociales, página 145.
2
y consenso para garantizar la protección de sus intereses, esta situación tiene efectos
funestos en la dinámica social y en el psiquismo de cada uno de los miembros de las
familias de los desaparecidos, no existe nada mas destructor que la incertidumbre del
destino de la vida de un ser querido, “es mas soportable la certeza dolorosa que la
incertidumbre de una eterna espera”.

La desaparición forzada de personas llego a ser el método preferido de los Militares y la


Oligarquía Salvadoreña para silenciar a sus opositores políticos o atemorizar a la
sociedad civil organizada.
En definitiva la Desaparición Forzada de personas es un crimen político, como tal posee
características propias: la víctima es privada de libertad, es realizada por agentes
estatales como soldados o policías, la víctima es reducida a un estado inhumano, es
maltratada física y psicológicamente, torturada, violada, etc.

EL DERECHO A LA VERDAD

Según Martín Heidegger, en su libro “Ser, Verdad y Fundamento”, la palabra “verdad”,


elevada y al mismo tiempo desgastada y casi hueca, alude a aquello que hace verdadero
lo verdadero, y lo verdadero es lo real; Heidegger concluye que “verdad es la adecuación
de la cosa al conocimiento o la adecuación del conocimiento a la cosa”.

La Organización de los Estados Americanos OEA, en su cuarta sesión plenaria celebrada


el día 5 de junio del año 2007, reconoce la importancia de respetar y garantizar el
derecho a la verdad para contribuir a acabar con la impunidad y promover y proteger los
derechos humanos10, en esta Sesión la Delegación de El Salvador presentó una
declaración de apoyo a esta resolución “en tanto su contenido no afecte los Acuerdos de
Paz y Reconciliación Nacional fundamentados en amnistías requeridas y negociadas por
las partes en conflicto”.

El tiempo pasa y los familiares de las víctimas siguen clamando justicia, es fácil hablar de
“reconciliación”, “perdón y olvido” cuando se está del lado de los victimarios, pero ¿como
pedirle a una madre que busca a su hijo desaparecido hace más de 25 años que olvide lo
que paso y que ya no lo busque? Esas madres, abuelas, tías, esposas, hijos e hijas
todavía esperan a sus familiares, cuando tocan a la puerta en sus casas imaginan que
abrirán la puerta y que estará su ser querido, pero no es así, están probablemente
muertos, abandonados sus cadáveres a la intemperie, devorados por las aves de rapiña,
quizás en el playón o enterrados en los patios de la Guardia Nacional o la Policía de
Hacienda y en el caso de los niños y niñas desparecidos muchos ahora son hijos e hijas
de militares o de extranjeros, estos niños y niñas desconocen su origen, su verdadera
identidad.

Es importante el significado que tiene para las víctimas y la sociedad en general, el que
se conozca la verdad. La reparación del daño en muchos casos es imposible pero, sin
embargo, saber la verdad puede ser parte de la mitigación del daño ocasionado, puede
ser un alivio para los familiares del desaparecido.

Llegar a la verdad implica ubicar a las víctimas y a los responsables en su contexto


histórico, reconocer la responsabilidad del Estado mediante el esclarecimiento de lo
acontecido, resolver adecuadamente las contradicciones que hasta ahora han existido
entre lo que hemos conocido y lo que se ha conocido, como la disputa entre la verdad
jurídica y la verdad histórica de los hechos.

10
Organización de Estados Americanos, AG/RES. 2267 (XXXVII-O/07).
3
Conocer la verdad sin hacer justicia sería una nueva y más grave agresión que
aumentaría el sufrimiento de las víctimas, además de significar un lamentable pero
poderoso mensaje de favorecimiento a la impunidad. No puede haber justicia sin verdad.
El fruto de la justicia contribuirá a la reconciliación y a la profundización democrática
entre los que hasta ahora han estado en conflicto como actores antagónicos.

La solución pacífica de un conflicto implica, también, reconocer abiertamente nuestro


pasado y descubrir a la sociedad lo que realmente somos; solamente así podremos estar
en condiciones de proyectarnos hacia el futuro como una sociedad plural, democrática e
incluyente.

LOS NIÑOS Y NIÑAS DESAPARECIDOS.

La desaparición forzada de personas constituye un delito de lesa humanidad, por su


carácter de delito permanente afecta continuamente a los seres queridos del
desaparecido, en el caso de los Niños y Niñas desaparecidos y desaparecidas, el delito se
convierte en una de las mas aberrantes prácticas de terror en contra de los opositores,
madres embarazadas dieron a luz a bebes cuando estaban detenidas y mientras eran
torturadas o asesinadas sus hijos e hijas fueron entregados en muchos casos a militares
que borrando toda identidad los criaron o los negociaron a través de adopciones
fraudulentas, según la Asociación Pro Búsqueda “muchos niños y niñas fueron capturados
durante operativos militares con el objetivo premeditado de venderlos para adopción”11.
Para las Abuelas de la Plaza de Mayo (Argentina), estas adopciones en su caso son nulas
de nulidad absoluta por suprimir la identidad biológica de los niños y niñas y por haber
sido hechas en fraude de la ley, los Tribunales Argentinos han dado la razón a las Abuelas
de la Plaza de Mayo resolviendo a su favor12.

El Sacerdote Jesuita Jon de Cortina en su articulo titulado “Los niños desaparecidos en la


guerra civil de El Salvador”, manifestaba que: “La forma en la que los niños
desaparecieron no fue siempre la misma. Se dieron casos en los que la Fuerza Armada
arrancó a los niños de brazos de sus madres literalmente a punta de fusil, algunos fueron
encontrados vivos entre los cadáveres de la población civil después de una operación
militar de tierra arrasada, otros fueron encontrados perdidos en el campo de batalla,
cuando después de un ataque contra civiles quedaron perdidos en la huida que se
produjo para salvarse, en ocasiones, cuando el peligro arreciaba, algunas familias
pusieron a sus hijos e hijas en manos de terceras personas o instituciones; en muchos
casos, pese a los esfuerzos de búsqueda, nunca mas los volvieron a ver”.

Para De Cortina no existía un patrón único en la suerte que las niñas y niños sufrían
después de su separación, algunos de esos niños y niñas, después de la separación
forzada de su familia, pasaron por situaciones de explotación y abuso, otros y otras
fueron recibidos y crecieron en hogares donde les llenaron de amor y atenciones.

Hay fuerte evidencia de que muchos de estos niños y niñas fueron vendidos en adopción
y posiblemente a esta fecha no saben ni sospechan que la familia con la que viven no es
su familia natural sino la que los adopto, personas civiles y militares, tanto oficiales de
alto como de bajo rango, se apropiaron de muchos de estos niños y niñas que han
crecido y hoy viven en los hogares de los apropiadores sin saber su origen ni conocer a
su familia natural e incluso pensando que los apropiadores son su familia de origen; lo
que sin embargo todas las niñas y niños desaparecidos tienen en común es haber
11
Asociación Pro Búsqueda de Niños y Niñas desaparecidos, “La Paz en Construcción, un estudio
sobre la problemática de la niñez desaparecida por el conflicto armado en El Salvador”, página 35.
12
Abuelas de la Plaza de Mayo, “Los niños desaparecidos y la justicia, algunos fallos y
resoluciones. Tomo II”, página 34.
4
perdido su nombre e identidad o al menos parte de ella y haber perdido también los lazos
con sus familiares.

En nuestro país existen datos imprecisos sobre la cantidad de niños y niñas


desaparecidos durante el pasado conflicto, la Asociación Pro Búsqueda ha realizado un
trabajo arduo en el seguimiento de varios casos de desaparición de niños y niñas,
ubicando algunos y posibilitando los reencuentros entre estos y sus familias de origen, la
Asociación ha aperturado cerca de 653 expedientes, de los cuales han sido resueltos
aproximadamente el 30%13, definitivamente algo ejemplar en un país como el nuestro en
donde la impunidad ha sido una práctica habitual de los gobiernos de turno.

El caso de las Hermanas Ernestina (de 7 años de edad) y Erlinda Serrano Cruz (de 3 años
de edad), las que según consta en el informe de la Comisión Interamericana de Derechos
Humanos fueron raptadas por miembros de la Fuerza Armada, durante un operativo
militar llamado “Operación de Limpieza”, realizada entre los días 27 de mayo al 9 de
junio de 1982, realizada por miembros del Batallón “Atlacatl”, en el cual según testimonio
de la hermana de las niñas “escucho cuando los soldados hablaban de llevarse a las
niñas con vida”. (Sentencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos. Caso
Hermanas Serrano Cruz vs. El Salvador. Excepciones Preliminares. 23 / 11 / 04).

En este caso, el Estado Salvadoreño fue sancionado por la Corte Interamericana de


Derechos Humanos y sentenciado a cumplir con ciertos requerimientos, muchos de los
cuales no fueron cumplidos por el gobierno.

Hasta la fecha no se conoce el paradero de las niñas, ni se ha sancionado a ningún


responsable de los hechos, la última vez que fueron vistas fue hace casi 29 años, cuando
eran transportadas en un helicóptero de la Fuerza Armada a un lugar conocido como “La
Sierpe” en Chalatenango.

EL PAPEL DE LOS ORFANATOS.

Como hemos mencionado muchos niños y niñas que actualmente se encuentran


desaparecidos fueron entregados (y en algunos casos vendidos) en procesos de
adopciones cuya legalidad es discutible, muchos niños y niñas desaparecidos pasaron por
los denominados “Orfanatos” Gubernamentales y No Gubernamentales.

En los listados de niños y niñas desaparecidos que ha recopilado la Asociación Pro


Búsqueda existen datos que revelan que Hogares como el Hogar “Adalberto Guirola”, la
extinta “Tutelar de Menores”, el Centro “Rosa Virginia Pelletier”, entre otros, albergaron
durante algún tiempo a los niños y niñas llevados por miembros del Ejercito Salvadoreño
y en algunos casos por la Cruz Roja Salvadoreña, el grupo de damas voluntarias de la
Cruz Roja jugo un papel determinante en esos hechos; pero ¿en donde está la
información de esos niños y niñas? ¿En donde está el expediente de esos niños y niñas?
Mucha de esa información posiblemente aún se encuentre en esas instituciones, incluso,
es posible aún encontrar personas que laboraron en esos lugares en la época de la
guerra y que puedan tener información que ayude a dar con el paradero de los niños y
niña desaparecidos.

Los Orfanatos se encargaban de entregar a los niños y niñas en adopción, en la mayoría


de los casos con familias extranjeras, esto involucró a otras instancias gubernamentales.

LA MEMORIA Y EL OLVIDO
13
Asociación Pro Búsqueda de Niños y Niñas desaparecidos, “La Paz en Construcción, un estudio
sobre la problemática de la niñez desaparecida por el conflicto armado en El Salvador”, página 7.
5
Muchas de las páginas mas oscuras de nuestra historia han sido vedadas, muchos hechos
que ahora creemos como increíbles han sido olvidados por la Sociedad Salvadoreña, las
víctimas parecen no importar, los niños y niñas desaparecidas parecen ser solo una leve
llama que no se apaga en los corazones de sus familiares.

Leyes de Perdón y Olvido, similares a las decretadas por las dictaduras militares de
Argentina y Chile, reproducidas en nuestro país a través de la Ley de Amnistía y
Reconciliación Nacional han favorecido la impunidad, contrariando los principios
elementales de los Derechos Humanos y de todo Sistema Democrático. Las Naciones
Unidas se han pronunciado al respecto, manifestando que la Ley de Amnistía y
reconciliación Nacional debe ser abolida por violentar derechos fundamentales.

Pedirle a un padre o a una madre que olvide a su hijo o hija desaparecida es algo
irracional, la reconciliación parte de conocer la verdad, conocer como pasaron las cosas y
por lo menos tener certeza de lo que hicieron con su familiar desaparecido, hay que
tomar en cuenta por otro lado, que la desaparición forzada de una persona es un hecho
que mientras no se conozca la verdad de lo sucedido es como que se continúe
cometiendo, es un “delito permanente”.

El caso de los niños y niñas desaparecidas, por el carácter especial de protección que
poseen los niños y niñas por ser seres humanos en desarrollo, hace que estos hechos
sean en demasía aberrantes. Los responsables de estos hechos continúan impunes,
muchos actualmente refugiados en iglesias o en las drogas tratando de olvidar sus
remordimientos.

El olvido es algo que no debemos dejar pasar, los hechos de nuestra historia reciente no
deben olvidarse, con el olvido corremos el riesgo de que esos hechos se repitan; por otro
lado, las tácticas de negación por parte de los victimarios no pueden superar nuestra
memoria.
El 1 de julio de 1995 se publicaron en el San José Mercury News las siguientes palabras
del General Retirado Mauricio Ernesto Vargas: “(Esta acusación sobre los niños y niñas
desaparecidas) realmente es como una novela de Gabriel García Márquez, o algo
parecido... Esto nunca sucedió. ¿Dónde están los niños? ¿Están en algún orfanato
secreto? ¿O nos comimos a los niños? ¿Horneados? ¿rostizados? o ¿hervidos? Realmente
no entiendo por qué continúan contando esas historias”.

Una anciana que hoy vive sola y que una noche los Guardias Nacionales se llevaron a su
hijo de 16 años me decía: “cuando tocan a la puerta de mi casa (hoy 25 años después),
me imagino que voy a ver a mi hijo sonriendo, pidiéndome que le abra la puerta, feliz de
verme, pero no se en donde está, si está muerto, si sigue preso, no se que hicieron con
él”.

Las víctimas siguen clamando justicia, siguen clamando por saber la verdad y los
victimarios siguen impunes, negando los crímenes de los que fueron parte como
hechores o encubridores.

REVISAR EL PASADO PARA CONSTRUIR EL FUTURO

En El Salvador, nunca se ha realizado una discusión seria de cuáles son los mejores
mecanismos para escudriñar nuestro pasado. Como es sabido, durante las décadas de los
sesenta, setenta y ochenta el régimen reprimió con gran violencia e impunidad a los que
consideraba sus enemigos, en esos tiempos la sociedad estaba desinformada y

6
controlada por los órganos de gobierno, los medios de comunicación bajo censura o bajo
complicidad con los órganos represores.

El Gobierno actual ha pedido perdón por las graves violaciones de derechos humanos que
fueron cometidas a través de los órganos de seguridad del estado y por grupos que
funcionaban bajo la cobertura estatal (escuadrones de la muerte), en los gobiernos
pasados, sin embargo, el caso de los niños y niñas desaparecidos y desaparecidas sigue
como una deuda del actual gobierno, que con la creación recientemente de la Comisión
Nacional de Búsqueda de Niños y Niñas desaparecidos busca saldar esta cuenta,
esperemos que además de encontrar a los niños y niñas, saber la verdad y favorecer una
verdadera reconciliación, se juzgue al mismo tiempo a los responsables de estos
crímenes.

Es indispensable tener en cuenta que la defensa futura de los derechos humanos y la


fortaleza de nuestro régimen democrático dependen, en gran parte, de cómo abordemos
la revisión de nuestro pasado. Los resultados obtenidos necesariamente tendrán que
reflejarse en la reforma del Estado, en lo general, y en las instituciones de procuración y
administración de justicia, en lo particular, adoptando mecanismos de prevención,
control, rendición de cuentas y sanción para evitar que se repitan este tipo de actos.
“Nunca Mas en El Salvador… La verdadera Paz es obra de la Justicia”.

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