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Señor Juez:
Ezequiel NINO, en representación de la Asociación Civil por la Igualdad
y la Justicia (ACIJ), con domicilio real en Av. de Mayo 1161, piso 5º, oficina 9, de esta
ciudad (zona de notificación 55, tel. 4381-2371), constituyendo domicilio procesal en el
real indicado junto con los Dres. Luis Francisco VILLANUEVA (inscripto en el tº 87 fº
762 CPACF; monotributista, CUIT 20-25495450-1) y María de la Paz HERRERA
(inscripta en el tº 103 fº 311 CPACF, monotributista, CUIT 27-31079713-3), me presento a
V.S. y respetuosamente digo:
Índice.
I. Objeto 2
II. Personería 2
III. Los Hechos 2-4
IV. Los imputados 5
V. Fundamentos de la denuncia 5-29
1). Análisis del marco normativo 5-11
a). Referido a los empréstitos en general 5-8
b). Referido a la emisión de bonos objeto de denuncia 8-11
2). La intervención del banco Credit Suisse y la consultora 11-17
KBR. ¿Quién es Edgardo Srodek? (Hecho 2)
a). La consultora KBR 11-12
b). El banco Credit Suisse 12
c). La intervención de Credit Suisse y KBR en la 12-17
emisión de los Bonos Tango serie 8
3). Respecto a la celebración de la operación de crédito 17-21
público (Hecho 1).
4). Incumplimiento de los principios generales del actuar de la 21-22
Administración en el campo financiero (art. 26, ley 70)
5). El incumplimiento de los deberes por parte del Director 23-26
General de Crédito Público (Hechos 1 y 3)
6). El incumplimiento de los deberes asignados al Ministro de 26-28
Hacienda (Hechos 1 y 3)
7). La aplicación de los fondos provenientes de la emisión de 28-29
la serie 8 de los Bonos Tango
VI. Tipificación jurídico – penal 29-35
VII. Petitorio 35
1
I. Objeto.
En los términos de los arts. 174 y ss. del Código Procesal Penal de la Nación
(en adelante CPPN), vengo a presentar formal denuncia contra el Ministro de Hacienda de
la Ciudad de Buenos Aires, Néstor Grindetti, contra el Director General de Crédito
Público, Abel Ignacio Fernández Semhan y contra Edgardo Srodek, en tanto director
de la firma KBR Finance Ltd., en orden a los delitos de defraudación por administración
fraudulenta, incumplimiento de los deberes de funcionario público, malversación de
caudales públicos y negociaciones incompatibles con el ejercicio de la función pública
(arts. 173 inc. 7, 248, 249, 260 y 265 del Código Penal, en adelante CP) conforme las
consideraciones de hecho y de derecho que a continuación se expondrán
II. Personería.
Realizo esta presentación en mi carácter de apoderado general judicial de
ACIJ conforme copia simple del poder general judicial que se adjunta y que expreso se
encuentra plenamente vigente.
ACIJ, tal cual surge del Estatuto cuya copia simple se acompaña, es una
organización de la sociedad civil cuya misión es contribuir al fortalecimiento de las
instituciones argentinas, promover el respeto de los derechos fundamentales y trabajar por
los derechos de los grupos más desaventajados de la sociedad. Asimismo, entre sus
objetivos principales se encuentra el de colaborar para lograr un mejor funcionamiento y
mayor transparencia de las instituciones públicas, tales como organismos administrativos,
legislativos, tribunales de justicia, entes reguladores y órganos de control.
Cabe mencionar también que ACIJ cuenta con un programa de lucha contra
la corrupción que tiene como fin mejorar los mecanismos institucionales de control y
sanción, fomentar la transparencia en las agencias públicas e instituciones de gobierno y,
por otro lado, analizar y promover la actuación de la justicia en el esclarecimiento,
persecución y sanción de los delitos.
2
quinientos sesenta y dos mil quinientos dólares (U$S 3.562.500). Lo hizo en concepto de
gestiones por la suscripción y administración de los papeles y un adicional del 1,25% del
total del capital de los títulos (lo que representa cinco millones novecientos treinta y siete
mil quinientos dólares -U$S 5.937.500-) por “los servicios de organización”. Esta última
suma se convino pagar tanto al citado banco como a la empresa KBR Corporate Finance
Ltd. (en adelante, KBR), cuyo representante en Argentina, y negociador con el GCBA para
esta operación es Edgardo Srodek.
Por esta operación se fijó una tasa de interés del 12,5 % anual que la CABA
se comprometió a pagar a los tenedores de los bonos hasta su rescate en el año 2015.
Esta acción tenía como objeto financiar las obras de la extensión de las
líneas A, B y H de la red de subterráneos de la Ciudad (según la autorización dada por la
ley 3.380 de la Ciudad, tal como se explicará posteriormente).
Esta operatoria crediticia habría sido llevada adelante por los nombrados
Grindetti y Fernández Semhan, en su carácter de Ministro de Hacienda y Director General
de Crédito Público de la CABA, respectivamente, incumpliendo las normas relativas a los
procedimientos y principios administrativos que regulan la cuestión -por las cuales, claro
está, y en tanto funcionarios públicos están obligados-, tal cual se explicará en el acápite
pertinente (HECHO 1).
2). Por otra parte, cabe agregar que la firma KBR a la cual la CABA se
comprometió a pagarle una cuantiosa suma de dinero por la organización de la gestión es
dirigida a nivel local por Edgardo Srodek, conocido por su trabajo de consultoría
financiera, por su actividad política en el armado de la coalición entre los partidos Recrear
y PRO y por su relación familiar con el actual diputado provincial de Buenos Aires por el
PRO, Jorge Srodek. Esta “relación” será explicada en un acápite especial (HECHO 2).
1
Son emisiones de deuda a corto plazo del Banco Central de la República Argentina con el objeto de regular
la cantidad de dinero de la economía. Estos títulos se emiten con descuento por lo que pagan tanto los
intereses como el capital al vencimiento (http://www.clientebancario.gov.ar)
3
H del subterráneo. Lo que sucedió fue que por decisión unilateral, infundada y sin la debida
autorización de la Legislatura local, los responsables de su administración (Ministro de
Hacienda y Director de Crédito Público de la CABA) le asignaron un destino distinto al
fijado por la ley 3.380. De este modo, “invirtieron” el dinero en compra de letras nacionales
y en un plazo fijo en el Banco Ciudad de Buenos Aires.
En definitiva, este manejo de los fondos público se debió a que las obras
a las cuales debían afectarse no estaban ni siquiera licitadas2.
Sólo después del escándalo, los pedidos de informes legislativos y las
acusaciones públicas –lo que llevó nada más y nada menos que 4 meses- el Jefe de
Gobierno local remitió a la Legislatura un proyecto de ley para intentar subsanar este
manejo ilegal de los recursos públicos y ponerle un manto de legitimidad a estas decisiones
reñidas con los deberes que tiene un funcionario en relación a los bienes públicos que
maneja.
Concretamente, el Jefe de Gobierno en atención a la existencia de los fondos
obtenidos mediante la operación ya comentada solicitó al Poder Legislativo local
autorización para prestarle parte de ese dinero a AUSA3 y otra parte desviarla al
financiamiento de obras de educación. Este proyecto de ley fue tratado y aprobado por el
cuerpo deliberativo en la sesión ordinaria del 5 de agosto del corriente y registrado bajo el
número 3.528.
De ambas situaciones, conforme se desarrollará en el capítulo pertinente, se
colige que el dinero conseguido gracias a la emisión de la serie 8 de los Bonos Tango fue
destinado a actividades financieras ajenas a los cometidos impuestos por la ley 3.380 de la
Ciudad: a la postre de realizada la operación financiera resultó que el dinero obtenido no
podía ser aplicado a las obras de ampliación de subterráneos para las cuales se había
gestionado y para las cuales debía exclusivamente aplicarse. Ello porque no estaban
licitadas las obras. Así, cualquier explicación que refiera a la urgencia en la realización
queda desacreditada, en tanto las obras sólo estaban en la mente de funcionarios.
Sin perjuicio de lo anterior, las “reinversiones” en LEBACs y constitución
de plazo fijo (practicados sin el conocimiento y la autorización que debería haber dado la
Legislatura, único órgano que puede decidir sobre el destino de este tipo de recursos) no le
eran ni siquiera lo suficientemente rentables a la Ciudad en relación a la tasa de interés que
ésta se había comprometido a pagar a los bonistas de la serie 8. Por lo tanto, existen graves
problemas en torno a la decisión de realizar la operación y al modo en que una vez
concretada ella, se manejó el dinero obtenido (HECHO 3).
2
Según surge de la web de SBASE –empresa encargada de la construcción y mejoramiento de la red de
subterráneos- al momento de la concreción de la operación de crédito público ni siquiera estaban licitadas las
obras de extensión de las líneas de subterráneos para las cuales la Legislatura dio su visto bueno, esto puede
verse en http://www.sbase.com.ar/es/index.php/prensa/articulos/67-fotos/434-con-dinero-pero-sin-
licitaciones-. Esto significa que no estaban definidas las condiciones de contratación de la empresa que se
encargaría de los trabajos, ni fijados los costos, plazos, momentos para efectivizar pagos, etc., etc.
3
Autopistas Urbanas S.A., empresa de la Ciudad de Buenos Aires concesionaria de las autopistas porteñas.
4
IV. Los Imputados.
Los imputados en calidad de co-autores (art. 45 del CP) son el Ministro de
Hacienda de la CABA, Néstor Grindetti, con domicilio laboral en Av. de Mayo 525, 3º
piso, de esta ciudad, de profesión actuario, y el Director General de Crédito Público de la
CABA, Abel Ignacio Fernández Semhan, con domicilio laboral en Maipú 169, 1º piso, de
esta ciudad, de profesión licenciado en economía. Por su intervención en carácter de
párticipe necesario (art. 45 del CP), también resulta imputado Edgardo Srodek, en tanto
director de la firma KBR Finance Ltd., con domicilio laboral en Cerrito 1266, 8º piso, de
esta ciudad. Asimismo, la presente denuncia se dirige contra quienes más resulten ser co-
autores, instigadores, encubridores, partícipes primarios y/o secundarios de los hechos
denunciados, merced a la investigación a llevarse a cabo en autos.
V. Fundamentos de la denuncia.
1). Análisis del marco normativo.
a). Referido a los empréstitos en general.
1) Conforme lo normado por la Constitución de la Ciudad Autónoma de
Buenos Aires (en adelante, CCABA) “Toda operación de crédito público, interno o externo
es autorizada por ley con determinación concreta de su objetivo” (art. 53, concordante con
art. 80 inc. 14). Sin perjuicio de ello, es deber del Jefe de Gobierno de la Ciudad, la
negociación y el acuerdo de los términos de las operaciones de crédito público, tal como lo
estipula el art. 105 inc. 8 CCABA, en función del art. 102 de la citada norma4, debiendo
remitir ese acuerdo a la Legislatura para su aprobación.
2) Por otra parte, es competencia de la Legislatura porteña la sanción de la
ley de administración financiera (art. 80 inc. 10 CCABA), la que tiene por objeto –entre
otros- regular el sistema de crédito público y establecer los controles que por imperativo
constitucional corresponden a la actividad financiera de la CABA (art. 132 CCABA).
La ley a la que se refiere el párrafo anterior es la número 70 denominada
“Sistema de Gestión, Administración Financiera y Control del Sector Público de la
Ciudad”. Esta norma, tal como lo estipula su art. 2, establece “el conjunto de órganos,
normas y procedimientos que hacen posible la obtención de los recursos públicos y su
aplicación para el cumplimiento de los objetivos del Estado”, la que a todas luces alcanza a
las operaciones de crédito público pues éste es un mecanismo para la obtención de recursos
a los fines de financiar ciertas actividades estatales5 (cfm. art. 83).
4
En su parte pertinente, esta manda indica: “El Jefe de Gobierno tiene a su cargo la administración de la
Ciudad, la planificación general de la gestión y la aplicación de las normas. Dirige la administración pública
y procura su mayor eficacia y los mejores resultados en la inversión de los recursos…” –el destacado es
propio-.
5
Se entiende por deuda pública al conjunto de deudas que mantiene un estado frente a los particulares u otro
país. Constituye una forma de obtener recursos financieros por parte del Estado o cualquier poder público, la
que normalmente se materializa mediante emisiones de títulos de valores. Es además un instrumento que usan
los Estados para resolver el problema de la falta puntual de dinero La deuda pública se define como un
instrumento financiero de naturaleza pasiva para el ente publico emisor (Estado, Departamento, Distrito o
Municipio) que busca en los mercados nacionales o extranjeros captar fondos bajo la promesa de futuro pago
y renta fijada por una tasa de interés en los tiempos estipulados por el bono. Para financiar sus actividades, el
sector publico puede utilizar esencialmente tres medios: tributos y otros recursos ordinarios (rentas de bienes
5
En esta línea, el art. 26 determina los objetivos de los Sistemas de
Administración Financiera (entre los que se encuentra el Sistema de Crédito Público), es
decir, los criterios que guían, enmarcan e informan toda toma de decisión y ejecución de
medidas en la materia. Entre ellos, merecen ser destacados los que detalla el inc. a) de la
disposición citada: “Garantizar la aplicación de los principios de regularidad financiera,
legalidad, economía, eficiencia y eficacia en la obtención y aplicación de los recursos
públicos”.
3) En lo que concierne específicamente al crédito público hay que remitirse a
los arts. 83 a 97, que son los que regulan la cuestión, siendo importante a los fines de los
hechos denunciados los que a continuación se detallan.
Art. 83 - … A todos estos efectos, el Banco de la Ciudad de Buenos Aires, como
banco oficial, será el agente financiero.
Art. 84 - Las operaciones de crédito público son aprobadas por Ley. Las
operaciones que se aprueben deben tener base y objeto determinado.
Art. 88 - Las jurisdicciones y entidades de la Ciudad de Buenos Aires no pueden
formalizar ninguna operación de crédito público que no esté autorizada por Ley.
La Ley de Presupuesto General debe indicar como mínimo las siguientes
características de las operaciones de crédito público autorizadas: tipo de deuda,
monto máximo autorizado para la operación, plazo mínimo de amortización y
destino del financiamiento.
Art. 90 - El Poder Ejecutivo fija las características y condiciones no previstas en
esta Ley para las operaciones de crédito público que realicen las entidades del
Sector Público.
Art. 93 - Son nulas las operaciones de crédito público realizadas en contravención a
las normas dispuestas en la presente Ley, sin perjuicio de las responsabilidades
administrativas o penales de los/las funcionarios que las autoricen.
Las obligaciones que se derivan de las mismas no serán oponibles ni a la
Administración Central ni a cualquier otra entidad contratante del Sector Público de
la Ciudad.
Art. 95 - La Oficina de Crédito Público es el órgano rector del Sistema de Crédito
Público. Tiene como misión asegurar la correcta programación, utilización y
contralor de los medios de financiamiento que se obtengan por operaciones de
crédito público.
Art. 96 - Es competencia de la Oficina de Crédito Público:
b) Establecer para el Sector Público, los procedimientos de emisión, colocación y
rescate de empréstitos, así como la negociación, contratación y amortización de las
mismas para dicho sector.
públicos), creación de dinero, mediante un proceso de expansión monetaria y emisión de deuda publica ya sea
por toma de un crédito o por lanzamiento de papeles financieros (bonos, letras, etc).
6
f) Informar a la Legislatura sobre el seguimiento de las leyes especiales de crédito
público.
Legislatura CABA
Jefe de Gobierno
Ley de presupuesto: debe autorizar
genéricamente las operaciones de
crédito público a instrumentarse en
ese ejercicio fiscal (art. 88 ley 70). Le compete acordar los
términos del
endeudamiento (art.
Para concretar una operación de 105.8 CCABA). Puede
crédito público en particular, la delegar sus tareas en
Legislatura debe volver a Ministro de Hacienda o
intervenir con una nueva Director de Crédito
autorización (arts. 80.14 CCABA Público.
y 84 ley 70).
7
5) Corresponde poner de resalto que en toda operación de crédito público,
ya sea mediante la emisión o colocación de títulos, bonos u obligaciones de largo y
mediano plazo, constitutivas de empréstito (art. 85, inc. a, ley 70) –tal cual es el caso de
autos- rigen de manera ineludible los principios de regularidad financiera, legalidad,
economía, eficiencia y eficacia (art. 26 inc. a de la ley 70 y art. 102 de la CCABA).
Según las enunciaciones elaboradas y manejadas por los órganos de control
interno (Sindicatura General de la CABA) y externo (Auditoría General de la CABA) del
Sistema de Gestión y Administración Financiera , los citados criterios están definidos del
siguiente modo6:
Economía: se refiere a la adquisición de la cantidad y calidad apropiada de recursos
financieros, humanos, materiales, informáticos, tecnológicos, etc. con oportunidad y
al más bajo costo y al grado en que los servicios y bienes producidos satisfacen las
necesidades para las cuales fueron dirigidos. Es decir que tiene por fin la obtención
del objetivo, a bajo costo, con los recursos indispensables (humanos, materiales,
financieros y tecnológicos) en adecuadas condiciones de cantidad y calidad.
Eficacia: corresponde al logro de las metas previstas en planes, programas,
proyectos, operaciones y actividades, así como la adecuación de los mismos a los
objetivos del organismo auditado. Este criterio tiene por fin asegurar el logro del
propósito al que los recursos están destinados y permite evaluar el grado de
cumplimiento de las metas propuestas mediante la medición de los productos del
sistema alcanzados.
Eficiencia: se refiere al uso productivo de los recursos tendiendo a maximizar el
producto por recurso utilizado o, lo que es lo mismo, minimizar los recursos
empleados por cantidad y calidad de producto obtenido, o sea que permite analizar
si se alcanzó una relación óptima entre los costos o recursos empleados y el
producto logrado.
6
Corresponde poner de resalto que las definiciones mencionadas han sido elaboradas por la Auditoría General
de la Ciudad de Buenos Aires y por la Sindicatura General de la CABA, órganos encargados de realizar el
control financiero externo e interno de la Administración Pública porteña, respectivamente (cfm. título IV de
la ley 70). Pueden consultarse en: http://www.agcba.gov.ar/docs/Norm-NORMAS_EXTERNA.doc;
http://www.agcba.gov.ar/docs/Norm-NORMAS_SISTEMAS.doc y
http://estatico.buenosaires.gov.ar/areas/sindicatura/biblioteca/manualci.pdf
8
distintas obras públicas conforme el detalle obrante en el anexo 45 de la citada
norma.
7
Lo que equivale a aproximadamente a doscientos veinticinco millones de dólares (U$S 225.000.000).
9
del Director General de Crédito Público, siendo éste quien determinó la emisión de
la serie 7 por dólares cincuenta millones (U$S 50.000.000). Como se puede
apreciar, se trata una emisión parcial de los títulos autorizados por las normas
comentadas, quedando pendiente la emisión de bonos por el monto de ciento setenta
y cinco millones de dólares (U$S 175.000.000).
Corresponde aclarar que la selección de KBR y Credit Suisse para concretar la
emisión de títulos de deuda pública (serie 7) no fue llevada a cabo mediante un
proceso de licitación o concurso público, sino que –como en el caso que nos ocupa-
fueron contratadas directamente. El punto es que en el caso de la serie 7 se dejó
constancia de esa decisión en los instrumentos jurídicos, no así en la serie 8, tal cual
lo abordaré oportunamente.
Vale la pena remarcar que los decretos 51/08 y 195/08 y las resoluciones 101/08 y
2.209/08 del Ministerio de Hacienda eran las normas que regían la emisión de títulos de
deuda pública acordada por la ley 2.789 (complementada por la ley 3.152), siendo éstas
las que determinaban en forma concreta y precisa el procedimiento –concurso público
de precios- y los requisitos de fondo para la operación -según un pliego de bases y
condiciones aprobado al efecto-. Este marco normativo fue suspendido por el decreto
208/09 con el argumento de que no era posible seguir los procedimientos establecidos
dada la crisis financiera mundial y la falta de autorización del Gobierno Nacional
(conforme Régimen Federal de Responsabilidad Fiscal ley 25.917) para concertar las
operaciones de crédito premencionadas.
10
A los efectos de mejor ilustrar, adjunto un esquema básico de lo descrito ut
supra.
2). La intervención del banco Credit Suisse y la consultora KBR. ¿Quién es Edgardo
Srodek? (Hecho 2).
Luego de desarrollar todo lo que hace al aspecto técnico – administrativo de
los hechos que vengo a denunciar y sin perjuicio anticipar que por imperativo legal y
constitucional debía participar de esta operación el Banco de la Ciudad de Buenos Aires en
su calidad de agente financiero natural del Gobierno local; o –eventualmente- los
funcionarios deberían haber explicado acabadamente las razones por las cuales era
necesario recurrir a agentes privados (tal como se explicará luego). Quiero centrarme ahora
en lo que hace a los particulares que tomaron parte en la operación de crédito público
objeto de esta denuncia.
8
http://www.kbr-finance.com/
11
De acuerdo con su sitio web, la consultora está dirigida por Thomas Kolbeck
(presidente), Lanbros Charidemou, y Roman Rocke; cuenta además con seis directores-
socios: Pablo Emilio Basualdo, Geert De Clerk, Cristina Giovani, Florian Hartmann, Frank
Otterbach y Edgardo Srodek. KBR tiene oficinas en Chipre, Berlín, Londres y Nueva York;
su sede en Buenos Aires se encuentra en la calle Cerrito 1266 piso 8.
Según la descripción que ofrece la propia empresa, KBR se dedica al
financiamiento y apoyo de la inversión de clientes interesados en actividades económicas a
desplegarse en mercados emergentes, brindando también soporte técnico (consultoría) para
generar activos, infraestructura y estructuración de créditos en los países en desarrollo
9
https://www.credit-suisse.com/es/es/
12
1) Tal como surge del anexo10 de la disposición 100/10 de la Dirección
General de Crédito Público, en el cual se incluye el contrato por el cual se materializa la
emisión de la serie 8, la Ciudad contrató al banco Credit Suisse, y por su intermedio a la
consultora KBR, como agente de colocación de los títulos de deuda pública referidos.
Como contraprestación, la CABA acordó con Credit Suisse el pago del 0,75 % del monto
total del capital de los títulos referidos, es decir tres millones quinientos sesenta y dos mil
quinientos de dólares (U$S 3.562.500) en concepto de gestiones por la suscripción y
administración de los papeles y, un adicional del 1,25% del total del capital de los títulos
(lo que representa cinco millones novecientos treinta y siete mil quinientos dólares -U$S
5.937.500-) por “los servicios de organización” prestados a la Ciudad en relación a la
emisión de los bonos en cuestión. Esta última suma se convino pagar tanto al citado banco
como a la empresa KBR.
10
Sólo a modo ilustrativo, se puede consultar en la Separata del Boletín Oficial de la Ciudad de Buenos Aires
nº 3393 del 6/4/2010,
http://boletinoficial.buenosaires.gov.ar/apps/BO/front/documentos/boletines/2010/04/20100406ax.pdf, sin
perjuicio de ello, me permito sugerir el secuestro de los contratos originales toda vez que hemos podido
verificar la existencia de diferencias en los porcentajes de los honorarios convenidos a favor de las entidades
financieras entre la versión publicada en el Boletín Oficial y la original obrante en la Dirección de Crédito
Público.
11
http://www.elchubut.com.ar:80/despliegue-noticias.php?idnoticia=129638
12
http://www.comercioyjusticia.com.ar/2010/06/10/la-emision-de-bonos-costara-68-millones-a-la-provincia/
13
http://www.gob.gba.gov.ar/legislacion/legislacion/me-10-443.html
13
acerca de su trayectoria en el mercado y que, según describí, es incomparable con el
reconocimiento y la historia del colocador (Credit Suisse), para estructurar la emisión?
¿Acaso el mundialmente conocido banco no estaba en condiciones de prestar ese servicio
de consultoría?
Resulta llamativo que se incluyera un costo adicional por estructuración de
la emisión de bonos cuando ni siquiera se especificó en las disposiciones jurídicas ni en el
contrato qué tareas, actividades y/o diligencias correspondían a KBR en este sentido.
Más también llamativo resulta que sean más altos los honorarios por la
organización (1,25% del capital) que por la colocación (0,75%) de los bonos.
Asimismo nos lleva a la reflexión el hecho de que –conforme a nuestro
conocimiento- en emisiones de bonos anteriores a las realizadas por el actual gobierno local
nunca se haya recurrido a los servicios de consultoras o agentes de asosoría a los fines de su
implementación
También resulta sugestivo el hecho de que se contrate a KBR para realizar
una tarea –que pese a no estar claramente definida- bien podría por su trayectoria y
especialidad resolver el banco contratado.
En esta línea, surge claramente de la web del Credit Suisse que una de sus
principales actividades “es proveer una gama completa de servicios de asesoramiento,
creación, y captación de capitales a nuestros clientes corporativos y gubermentales de todo
el mundo”15. Es decir que el banco contratado tenía las condiciones técnicas para brindar
este tipo de servicios, sin necesidad de terciarizarlos o de contar con el apoyo de otra
entidad como KBR para proveerlos de manera satisfactoria.
La pregunta entonces es ¿por qué aparece KBR en esta operación financiera
si el banco colocador tenía la suficiente capacidad y experiencia para asesorar al Gobierno
de la Ciudad para –eventualmente- materializar la operatoria? ¿Por qué se fija una comisión
de organización más alta que la que corresponde a la colocación de los bonos? ¿Acaso no
es usualmente más simple hacer un dictamen o brindar un asesoramiento que salir a buscar
los clientes y convencerlos de hacer la inversión?
4) Según la información a la que pudimos acceder, KBR está dirigida a nivel
local por Pablo Emilio Basualdo y Edgardo Srodek. De hecho, conforme se pudo constatar
en los expedientes administrativos que se sugieren como medidas probatorias, en la oferta y
acuerdos arribados entre la CABA y Credit Suisse, figuran estas dos personas como los
principales contactos a los cuales debían acudir los funcionarios porteños en caso de
requerir mayor información a los fines de concretar la operatoria financiera.
14
Según admite el propio Abel Ignacio Fernández Semhan en su memorando del 29 de marzo del corriente,
KBR se encuentra hace poco más de un año inscripta en el registro comercial de Frankfurt.
15
“Advisory service. Provides a full range of advisory, origination and capital raising services to our
corporate and government clients around the world”, la traducción me pertenece, sin perjuicio de lo cual
puede verse el texto en inglés en https://www.credit-suisse.com/investment_banking/en/index.jsp
14
Aires16. También participó en el armado de la Alianza Propuesta Republicana, la que
cristalizaba un acuerdo político entre Recrear y el PRO, consumado durante el año 2005,
momento en el cual, Srodek fue su jefe de campaña en provincia de Buenos Aires para las
elecciones de ese año17.
Por otra parte, surge de los balances contables de Recrear que Srodek ha
realizado un aporte significativo para la campaña electoral del año 2007, donando la suma
de dieciocho mil cuatrocientos setenta pesos con 99/100 ($18.470,99), dato que surge de los
estados contables presentados por el partido en cuestión a la justicia electoral18.
Así, el hoy director de la consultora KBR contratada a los fines de
brindar sus servicios para la operación de crédito cuestionada resulta ser uno de los
armadores políticos, financiadores privados e incluso jefe de la campaña política de la
alianza electoral en su momento acordada entre Recrear y el PRO, signo político al
cual pertenece el hoy Ministro de Hacienda de la Ciudad19.
16
Tal cual surge los documentos y balances contables presentados por el apoderado del partido a la Justicia
electoral, los cuales puede consultarse en http://www.pjn.gov.ar/cne/secelec/document/balances/1177-808-2-
recrear%202007.pdf
17
Conforme surge de la nota publicada en La Nación digital del 11 de octubre de 2005
http://www.lanacion.com.ar/nota.asp?nota_id=746535
18
Puede consultarse en el Boletín Oficial de la Provincia de Buenos Aires del 6 de noviembre de 2009:
http://www.gob.gba.gov.ar/html/gobierno/diebo/boletin/26245/suplebal.htm y en la sección electoral de la
página oficial del Poder Judicial de la Nación: http://www.pjn.gov.ar/cne/secelec/document/balances/1177-
808-2-recrear%202007.pdf
19
Tal cual puede constatarse de su propia página web
20
Dan cuenta de ello http://www.diarioperfil.com.ar/edimp/0152/espia.html;
http://prensa.mrecic.gov.ar/noticia.php?id=14136619;
http://www.noticiasurbanas.com.ar/info_item.shtml?sh_itm=40903ca3b9c0ab4b837eb1aa5c87df99;
http://www.lanacion.com.ar/nota.asp?nota_id=867371
http://www.lanacion.com.ar/nota.asp?nota_id=707399
15
cuestionable desde el punto de vista jurídico – penal que funcionarios, aún conociendo
acabadamente quiénes son las personas y referentes de las empresas que se presentan para
contratar con el estado, decidan, a pesar de ello, elegirlas para llevar adelante la prestación
de algún servicio. Más criticable resulta el hecho de que ni siquiera se hayan justificado las
razones para llevar esto adelante a pesar del reproche ético que eso significa.
Todo este cuadro de situación sólo me lleva a pensar que podríamos estar
frente a un caso en el cual se acepta la intervención de una consultora dirigida a nivel local
por un operador político vinculado con el Gobierno de turno con alguna finalidad espuria o
al menos poco clara y, por lo tanto, reñida con la ética de los funcionarios públicos; en este
sentido postulo también se oriente la pesquisa judicial.
21
Tal cual surge de http://www.lapoliticaonline.com:80/noticias/val/64568/bono-tango-por-la-polemica-
apuntan-al-jp-morgan-y-a-lorenzino-.html
16
más profundo, lo que importa, la ausencia de sistemas que aseguren la transparencia y
legalidad en este tipo de contrataciones públicas.
22
Sólo a modo ilustrativo puede consultar en la Separata del Boletín Oficial de la Ciudad de Buenos Aires nº
3.393 del 6 de abril de
2010,http://boletinoficial.buenosaires.gov.ar/apps/BO/front/documentos/boletines/2010/04/20100406ax.pdf,
sin perjuicio de ello, me permito sugerir el secuestro de los contratos originales toda vez que hemos podido
verificar la existencia de diferencias en los porcentajes de los honorarios convenidos en favor de las entidades
financieras entre la versión en español publicada en el Boletín Oficial y la original obrante en la Dirección de
Crédito Público.
23
Vale la pena aclarar que el saldo pendiente de emisión autorizado por las leyes 2.789 y 3.152
(aproximadamente ciento setenta y cinco millones de dólares –U$S 175.000.000-) sí estaba previsto que se
hiciera con el banco Credit Suisse y la firma KNR (tal como surge de los arts. 1 y 4 de la resolución 3.971/09
del Ministerio de Hacienda), mas no lo relacionado con la emisión autorizada por la ley 3.380.
17
gestión, presupuestaria y administrativa; y, por mandato constitucional, banco oficial de
la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, su agente financiero e instrumento de política
crediticia, destinada prioritariamente a promover el crecimiento del empleo, la equidad
distributiva y la calidad de vida, privilegiando la asistencia a la pequeña y mediana
empresa y el crédito social...”.
En este sentido, resulta a todas luces violatorio de la CCABA y de la
normativa inferior que la reglamenta, el hecho de que no se haya concretado la operación
con la asistencia del banco oficial de la CABA, que dicho sea de paso, en su carácter de
operador financiero local es el mayor y mejor conocedor de la situación económico –
financiero de esta Ciudad.
Ni siquiera, para completar el cuadro, desde la Dirección General de Crédito
Público o desde el propio Ministerio de Hacienda se ha elaborado algún tipo de
dictamen, opinión o argumentación tendiente a explicar los motivos por los cuales en
este empréstito en concreto no debía o no podía participar el Banco Ciudad. Menos
aún –conforme a la información a la que pudimos acceder- se ha sondeado a las
autoridades de la nombrada institución a los fines de evaluar la conveniencia de que
en esta operación en concreto no participara el banco oficial y que, en su lugar y por
motivos fundados, lo hicieran otras entidades.
Cabe agregar que el Banco de la Ciudad de Buenos Aires es un ente
autárquico24, con plena autonomía de gestión, presupuestaria y administrativa (art. 1 de la
ley 1.779). En este sentido y tal como estipula la propia CCABA (art. 55) y su Carta
Orgánica, está gobernado por un directorio (art. 24 ley 1.779) que a su vez es controlado
por un síndico (art. 35 de la ley 1.799). Para estas funciones, el Jefe de Gobierno propone
los nombres de las personas que se encontrarían en condiciones de ocupar los mencionados
cargos, siendo la Legislatura la encargada de aprobar dichas designaciones (art. 25 de la ley
1.799)
De este modo, para la designación de las autoridades del banco oficial, el
legislador –desarrollando las premisas constitucionales- ha establecido un acto complejo en
el que intervienen el poder ejecutivo (designando a los funcionarios) y el poder legislativo
(aprobando o rechazando esa decisión). Este procedimiento tiende a garantizar una decisión
tamizada por los filtros democráticos, propio del sistema de gobierno de la CABA. De esta
forma se pretende que la instancia política que representa los diversos sectores e intereses
sociales, ideológicos y políticos de la Ciudad –mayoritarios y minoritarios-, mediante la
discusión pública sobre las designaciones de las autoridades del Banco de la Ciudad, vea
oídos sus puntos de vista y pueda –de ese modo- ejercer un control institucional de la
actividad ejecutiva, propio del sistema republicano.
24
Tal como lo describe la doctrina, un ente autárquico está definido por sus elementos constitutivos: a)
personalidad jurídica propia –es decir, un sujeto de derecho distinto de la Administración central; b)
substractum económico financiero que permita la constitución de un patrimonio estatal de afectación a fines
determinados y; c) cumplimiento de una finalidad específicamente estatal. Cfm. CASSAGNE, Juan Carlos.
“Derecho Administrativo”: Lexis Nexis, Buenos Aires, 2002. T. I, p. 359.
18
En lo concerniente a la operatoria financiera de la CABA, específicamente el
art. 6 de su Carta Orgánica, establece que “En su carácter de agente financiero del
Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, el Banco interviene en su
representación, cuando así se lo requiera, en las operaciones de crédito y demás gestiones
financieras que realice, pudiendo organizar y formar parte de consorcios o agrupaciones
de bancos que coloquen o contraten empréstitos, préstamos sindicados, bonos o títulos de
deuda en el país o en el exterior”.
De esta manera, se le confiere al banco oficial la atribución de participar en
todas las operatorias financieras en las que la Ciudad tome parte, pudiendo –en caso de ser
necesario o conveniente- asociarse al efecto con otros bancos o agrupaciones bancarias
dedicadas a las negociaciones financieras, asegurando así la intervención de una institución
arraigada en la organización constitucional de la CABA, consustanciada con sus intereses y
dotada de autoridades legitimadas democráticamente por el complejo procedimiento de
designación.
En el momento en que los funcionarios públicos imputados evaden la
actuación del banco oficial que por disposición legal y constitucional le corresponde en la
operación de crédito que nos ocupa, han decidido infundada y arbitrariamente apartarse de
una regla esencial del sistema de toma de decisiones propio de un esquema republicano y
democrático de gobierno. Así, se ha soslayado la participación y el escrutinio por parte de
autoridades que gozan –aunque indirectamente- de la legitimidad democrática de su
mandato. Lo propio es aplicable respecto a la institución del banco oficial, que como tal,
está asociada a los intereses públicos – financieros que la CABA, a través de su carta
orgánica, le atribuye.
Esto muestra, por un lado, el desdén de los imputados Grindetti y Fernández
Semhan por el reconocimiento, la labor y la tradición del Banco de la Ciudad como entidad
financiera propia de la institucionalidad porteña; por el otro, el desprecio hacia las normas,
fundamentalmente, aquélla por la cual han jurado al tomar posesión de sus cargos; y
finalmente –y esto es lo más sintomático- por el sistema democrático y republicano, que
por imperativo y por decisión, nos rige como sociedad a los fines de una toma de decisiones
apoyadas en la pluralidad y los controles mutuos.
19
d). Menos aún se especificó por qué motivos debió seguirse estando a lo
dispuesto por los arts. 2 a 4 del decreto 208/0925, en cuanto suspendió los procedimientos
previstos por los decretos 51/0826 (lo cual implicaba la contratación directa del operador
financiero encargado de la organización y colocación de la deuda). No se argumentó ni
una sola línea con respecto a la situación financiera y económica de la Ciudad que
hiciera necesario mantener la suspensión del concurso de precios a los fines de la
contratación de un agente financiero para llevar adelante la emisión de los bonos serie
8 autorizados por las leyes 2.789 y 3.15227. En este sentido debe tenerse presente que el
propio decreto 208/09 delegaba “…en el Ministerio de Hacienda la facultad de
reestablecer la vigencia y los efectos de los artículos 2° a 4°, ambos inclusive, del Decreto
N° 51-GCBA/08, a partir del, o con anterioridad inmediata al, momento en que se
reestablezcan las condiciones de los mercados de capitales” (art. 5).
De este modo, se violentan los más elementales y esenciales requisitos que
hacen a la validez de todos y cada uno de los actos de la Administración como son la
motivación y la causa del acto, ello teniendo en cuenta las previsiones del decreto 1.510/97
CABA28 (art. 7 inc. b y e, y párrafo final29).
En síntesis: los funcionarios públicos intervinientes han omitido en ocasión
de la emisión de la serie 8 de los títulos de deuda pública de la Ciudad de Buenos Aires
(conocidos en el ambiente financiero como bonos Tango) fundar y dar expresos y acabados
motivos de por qué se contrataba a Credit Suisse (y por su intermedio a KBR) para
formalizar la operación de crédito. Por qué se lo hacía directamente si las condiciones
25
Dictado el 19 de marzo de 2009, es decir, un año antes de la disposición que se cuestiona.
26
Y a partir de ello de toda la normativa dictada en consecuencia, o sea, el decreto 195/08 y las resoluciones
101/08 y 2209/08 del Ministerio de Hacienda.
27
No es menor la cuestión si se tiene en cuenta que transcurrió un año desde que fueron suspendidos los
efectos del ya mencionado decreto 51/09 y por lo tanto, se modificaron sustancialmente las condiciones
económicas y financieras mundiales, máxime si se considera que el gobierno de los Estados Unidos, el Fondo
Monetario Internacional y otros Estados con importantes centros financieros han brindado apoyo y ayudas, e
incluso millonarios salvatajes financieros (como fue el caso de la Unión Europea y el FMI con respecto a
Grecia), que mejoraron las condiciones económicas mundiales al punto tal que hoy se está viviendo –sobre
todo a nivel América Latina- un repunte de la actividad económica y la reapertura de los mercado financieros.
La crisis internacional tuvo su peor momento en septiembre-octubre de 2008 y se mantuvo muy complicada
hasta mediados del 2009. Durante el último trimestre 2009 volvió a aparecer liquidez en el mundo y se
verificó un aumento en las inversiones en activos financieros. Entonces se abrió nuevamente la posibilidad de
salir al mercado internacional para todos aquellos agentes necesitados de recursos financieros. Con este nuevo
contexto la Ciudad debió haber realizado un nuevo concurso, lo que garantizaría mejores condiciones de
contratación para la Ciudad (entre ellas, un firme compromiso de colocación del algún porcentaje de la
emisión, tasas de interés más bajas, comisiones más accesibles, etc).
El propio Banco de la Ciudad de Buenos Aires, en sus informes económicos semanales, da cuenta que para el
momento en que se concretó la operación de crédito público a la que vengo haciendo referencia, la situación
económico – financiera de la Ciudad y de la Nación era más favorable que la de marzo de 2009, cuando se
decidió la suspensión del concurso de precios para la realización de una emisión de bonos Esta información
puede consultarse en la web oficial del Banco Ciudad de Buenos Aires:
http://www.bancociudad.com.ar/institucional/estudios-economicos
28
Conforme estipula el art. 1 del decreto 1570/97, éste es de aplicación para toda la administración pública
centralizada de la CABA.
29
“art. 7. Requisitos esenciales del acto administrativo. Son requisitos esenciales del acto administrativo los
siguientes… b) Causa. Deberá sustentarse en los hechos y antecedentes que le sirvan de causa y en el derecho
aplicable; … e) Motivación. Deberá ser motivado, expresándose en forma concreta las razones que inducen a
emitir el acto, consignando, además, los recaudos indicados en el inciso b) del presente artículo; … Los
contratos que celebren los órganos y entidades alcanzadas por este ley se regirán por sus propias
normas especiales, sin perjuicio de la aplicación directa del presente título en cuanto fuese pertinente” –
el destacado me pertenece-.
20
económicas y financieras habían variado entre el año 2009 y el año 2010. Por qué si ya la
Ciudad no estaba sujeta al Régimen Federal de Responsabilidad Fiscal (ley 25.917, que la
Legislatura porteña había dejado inaplicable para la Ciudad por ley 3.297) no debían
seguirse los procedimientos acordados por el decreto 51/08 (recuérdese que fue ese uno de
los dos argumentos para suspender los efectos de esa norma en atención a que el Gobierno
Nacional no prestaba su conformidad para las operaciones de crédito que quería ejecutar la
Ciudad).
Por otra parte, tampoco han explicado por qué se dejó de lado la actuación
del natural agente financiero de la Ciudad que es justamente el Banco de la Ciudad de
Buenos Aires por mandato constitucional y legal ¿Fueron acaso sondeadas o consultadas
las autoridades del banco oficial a los fines de conocer si estaba en condiciones técnicas de
realizar la operatoria?
Este contexto no hace más que profundizar mis sospechas acerca de la
legalidad de esta operación y la legitimidad de la intervención de KBR en ella.
21
No es menor la cuestión si se tiene en cuenta que a través de la
fundamentación de los actos de la Administración pueden las autoridades de control30 y la
ciudadanía en general ejercer un profundo y adecuado examen de las decisiones de los
funcionarios públicos y representantes del soberano31, que como tales, deben velar por la
satisfacción de las necesidades del conjunto social y por la mejor aplicación de los recursos
públicos a esos fines (art. 102 y 132 de la CCABA).
c). En lo que respecta al principio de economía, también los funcionarios
involucrados han violentado su espíritu, pues la operación de crédito público no fue estricta
y directamente dirigida a satisfacer la necesidad pública para la cual fue autorizada por la
Legislatura porteña. Como ya he enunciado y como desarrollaré posteriormente, el dinero
obtenido por la emisión de la serie 8 de los Bonos Tango no fue destinado a la extensión de
la red de subterráneos como los habían estipulado los representantes del pueblo porteño.
Por lo demás, tampoco fue oportuna la decisión de emitir la deuda en
marzo/abril de 2010 porque –como ya también anticipé- no se estaba aún en condiciones de
aplicar el dinero a las supuestas obras de mejoramiento del servicio de transporte público.
En este sentido se obtuvo una cantidad de dinero que no tenía manera de ejecutarse en los
trabajos antedichos, lo que generó que fuera “reinvertido” en actividades financieras poco
rentables a la luz de los altos costos que ya tenía la emisión (tasa de interés a pagar a los
bonistas más comisiones de colocación más comisiones de estructuración).
d). En lo que hace a la eficacia de la gestión financiera analizada y conforme
lo dicho ut supra no puede decirse de ningún modo que la operación haya siquiera
colaborado con el logro de las metas previstas en el presupuesto fijado por la ley 2.999 y en
la autorización brindada por la ley 3.380 pues en nada se han aplicado esos recursos a la
extensión de las líneas A, B y H del subterráneo y así, al mejoramiento del sistema de
transporte público local.
e). En lo que respecta al criterio de eficiencia que la ley 70 impone a
cualquier actividad financiera encarada desde la Ciudad tampoco puede hablarse de que en
el caso de autos haya habido una aplicación óptima de recursos en función del producto
buscado ya que nunca pudieron ejecutarse los recursos obtenidos gracias a la operación de
crédito público en las obras del subterráneo. Entonces mal puede hablarse de que se haya
llegado a un producto y por lo tanto evaluar la aplicación adecuada de los recursos.
f). En definitiva y conforme al análisis realizado, con los elementos con los
que a este momento se cuenta, puede razonablemente pensarse que estamos ante una
gestión financiera –emprendida por los imputados Grindetti y Fernández Semhan- que en
modo alguno se compadece con los criterios de buena administración y que son de
observancia obligatoria y de aplicación ineludible por los funcionarios públicos porteños.
30
En este caso, la Sindicatura General de la Ciudad y la Auditoría General de la CABA, y por qué no, la
Legislatura porteña.
31
El control institucional –conforme el sistema de frenos y contrapesos- y ciudadano es uno de los pilares del
sistema republicano de gobierno, el que junto con la responsabilidad de funcionarios y representantes,
igualdad ante la ley, periodicidad en los cargos gubernamentales, elegibilidad por sistemas que aseguren la
participación ciudadana, ética pública, la transparencia y la publicidad de los actos de gobierno se aplican al
ámbito de la CABA en función del art. 5 de la Constitución Nacional y 1 de la CCABA.
22
5). El incumplimiento de los deberes por parte del Director General de Crédito
Público (Hechos 1 y 3).
a). El Director General de Crédito Público tiene a su cargo la efectivización
de la misión que la ley 70 en su art. 95 le encomienda: “asegurar la correcta
programación, utilización y contralor de los medios de financiamiento que se obtengan
por operaciones de crédito público”.
Esto en el caso que nos ocupa fue abiertamente incumplido y violentado: se
gestionó la emisión de bonos, se contrató al banco colocador Credit Suisse y a la consultora
KBR para organizar la emisión, se recibió el dinero pero éste no fue inmediatamente
utilizado para las obras de infraestructura que sirvieron de causa para su obtención y para
las cuales, por imperativo legal, era de exclusiva afectación.
En cambio, el dinero recibido se usó para comprar papeles financieros del
Estado Nacional y para “guardarlo” en el Banco Ciudad. Entonces, considerando esto,
¿puede decirse que el Director de Crédito Público ha velado por la correcta programación y
utilización de los medios de financiamiento que se obtuvieron de la operación de crédito
público objeto de esta denuncia?
Claramente no.
Ha actuado sin la previsión y la planificación que una operación de la
envergadura y el carácter de la emprendida imponen. Ello porque, por un lado, se ha
endeudado a los ciudadanos y habitantes porteños por una importantísima suma de dinero;
por el otro, porque las obras de la ampliación de subterráneos que sirvieron como “excusa”
para realizar la operación no estaban licitadas. Frente a este panorama, el dinero recibido
para realizar esos trabajos no fue aplicado a las obras del transporte subterráneo porque tal
como según surge de la web de SBASE –empresa encargada de la construcción y
mejoramiento de la red de subterráneos- al momento de la concreción de la operación de
crédito público ni siquiera estaban licitadas las obras de extensión de las líneas de
subterráneos para las cuales la Legislatura dio su visto bueno con la ley 3.38032. Es más,
sólo después de tener cuatro meses el e “reinvertido” en otras operaciones financieras que
ni siquiera eran rentables para la Ciudad, se llamó a licitación pública para determinar qué
empresa y a qué costos iba a realizar la extensión de la línea H33
Estos costos (los intereses que hay que pagarle a los bonistas como renta y
los honorarios para el banco y la consultora) los está soportando el erario público por la
falta de programación en el accionar del Director General de crédito Público en tanto
responsable de la ejecución de la operación de crédito público y del Ministro de Hacienda
por permitirla y avalarla cuando no estaba comprobado que el dinero pudiera ser directa e
inmediatamente afectado a las obras para las cuales fue aprobada la operación.
32
Esto puede verse en http://www.sbase.com.ar/es/index.php/prensa/articulos/67-fotos/434-con-dinero-pero-
sin-licitaciones-.
33
Tal como se informa en la gacetilla de presesa publicada por SBASE el 28 de julio de 2010.
http://www.sbase.com.ar/es/index.php/prensa/gacetillas-de-prensa/120-gacetillas-de-prensa/437-llamado-a-
licitacion-publica-no-14410
23
b). Por otra parte, no hay registro de que el Director General de Crédito
Público, en atención a los normado en el art. 96 inc. f de la ley 70 haya informado a la
Legislatura sobre el seguimiento de las leyes especiales de crédito público, lo cual importa
una grave y ostensible violación a sus deberes legales.
Esto implica, por un lado, que no ha dado cuentas acerca de cómo se llevó
adelante la operatoria, qué banco intervino, cuáles fueron los costos de la emisión, dónde se
va a negociar el bono, tasa de interés, etc.. Por el otro, significa que el mentado funcionario
–al igual que el Ministro de Hacienda- ha guardado categórico silencio en relación a que el
dinero obtenido fruto de esta operación no podía ser aplicado a las obras de mejoramiento
del transporte subterráneo. En esta línea, Fernández Semhan y eventualmete, Grindetti,
tendrían que haber puesto en conocimiento de esta situación a la Legislatura para que ella –
en tanto único órgano habilitado constitucional y legalmente para determinar el destino de
los recursos públicos obtenidos mediante operaciones de crédito- decidiera qué hacer con
ellos.
c). En un Memorando elaborado por la Dirección General de Crédito
Público, fechado 29 de marzo de 2010 y que se encuentra agregado en los expedientes
administrativos que se indicarán posteriormente como pruebas, el Lic. Abel Ignacio
Fernández Semhan se expide acerca de la oportunidad para concretar la emisión de los
bonos serie 8. Sin embargo, ni el mencionado funcionario ni ningún otro previó si ese
era el momento indicado para efectivizar la operación no ya desde el punto de vista de
los mercados financieros, los bonistas, la crisis, etc., sino desde la óptica interna de la
CABA y su capacidad real para afectar el dinero en las obras que justificaban tal
acción.
Demuestra la liviandad con la que fue llevada a cabo la operación el hecho
de que una vez ingresado el dinero a las arcas porteñas éste no fue ni inmediata ni
mediatamente aplicado a las obras del subterráneo, y valga la reiteración, a las cuales debía
afectarse en forma exclusiva según el mandato del art. 1 de la ley 3.380. Sólo después de
estar cuatro meses “invertido” en LEBACs y en un plazo fijo y ante el escandaloso manejo
financiero, el Poder Ejecutivo local pidió a la Legislatura autorización para destinar esos
fondos para financiar a AUSA y obras en el ámbito educativo.
En distintos pasajes del referido memorando, el Director General manifiesta,
por ejemplo “resulta propicio salir al mercado lo antes posible” (sic), “otra ventaja de la
salida inminente al mercado es la disponibilidad que se presenta de contar con liquidez
inmediata” (sic). Como se podrá apreciar, este funcionario insiste con que se trata del
momento adecuado para salir a los mercados porque habría una oportunidad única y muy
favorable para la Ciudad para captar inversores. Sin embargo, ¿es relevante que las
condiciones de los mercados financieros sea buena si ni siquiera se sabe si el dinero que se
puede obtener va a poder aplicarse a un objetivo concreto?
24
¿Es de buen administrador endeudar al administrado cuando no se sabe qué
se va a hacer con el dinero obtenido (por el cual, claro está, hay que pagar intereses y
comisiones)?
Estos aparentes argumentos que brinda el imputado Fernández Semhan son
destruidos por la realidad de la una ciudad en la que ni siquiera se habían llevado adelante
los actos administrativos tendientes a licitar las obras para las cuales estaba destinado el
endeudamiento.
Me sigo cuestionando: ¿era el momento adecuado para concretar la emisión
de la serie 8 de los bonos Tango si ni siquiera estaba abierto el proceso de licitación pública
para ejecutar las obras faraónicas que implica la extensión de una o varias líneas de
subterráneo?
¿Ha sido y es rentable para el pueblo de la CABA realizar una operación
para captar fondos frescos por 475 millones de dólares a una tasa de interés anual del 12,5
% y con comisiones y costos de colocación del 2% del capital si luego ese dinero no puede
ser utilizado en los trabajos para los cuales era supuestamente necesario?
Realmente ¿existía una oportunidad a aprovechar por la “mayor estabilidad
de en los rendimientos de los títulos públicos tanto nacionales como provinciales” (tal cual
expresa el Director de Crédito de la CABA en el mentado memorando) si no se podía usar
el dinero para los fines que fueron pedidos?
Claramente, no.
El costo de oportunidad (como se llama en economía al análisis de costo-
beneficio que debe realizarse antes de tomar decisiones como la que nos ocupa) de la
operación fue y es demasiado alto para los porteños. Primero, porque no se están
ejecutando las obras de infraestructura prometidas. Segundo, porque una vez recibido el
dinero fue dirigido en actividades financieras, que –como si fuera poco lo anterior- ni
siquiera pagaban los altos costos de emisión, colocación y rentabilidad de las bonos (me
refiero a la tasa de interés prometida a los bonistas y honorarios de colocación y
estructuración del bono). Tercero, porque se ha defraudado una vez más la confianza del
pueblo porteño y se ha especulado con las voluntades políticas de los legisladores. ¿Acaso
éstos en diciembre de 2009 hubiesen autorizado al Jefe de Gobierno a emitir deuda pública
para financiar las obras de subterráneos que aún no estaba licitadas?
Se ha dañado el erario público mediante una decisión intempestiva,
inoportuna e irreflexiva: se generado un perjuicio patrimonial concreto a las arcas de la
Ciudad y por ende a sus ciudadanos, que ven distraídos dineros públicos en actividades que
no son justamente aquellas que justificaron la contratación del crédito, por el cual deben
pagarse altos gastos, y todo ello sin informar oportunamente a la Legislatura y sin contar
con su aprobación.
El perjuicio fiscal se cristalizó en dos momentos: cuando se decidió contraer
un empréstito para realizar obras no licitadas y cuando se realizó un manejo unilateral,
arbitrario, infundado y sin control legislativo en cuanto a la administración de los fondos al
25
ponerlos en actividades que ni siquiera cubren o cubrieron los costos iniciales de la
operación, tardándose cuatro meses en “poner en conocimiento”34 de la Legislatura la
situación y solicitarle la reasignación de los fondos para intentar no seguir perseverando en
una situación de ilegalidad.
34
Lo digo entre comillas porque nadie del Gobierno porteño admitiría que se gestionó un dinero que no iba a
poder afectarse a las obras a las que se había comprometido.
35
Art. 4° de la ley 70: las disposiciones de esta Ley son de aplicación al Sector Público de la Ciudad de
Buenos Aires el cual comprende la Administración Central (Poderes Legislativo, Ejecutivo y Judicial), las
comunas, los organismos descentralizados, entidades autárquicas, organismos de la seguridad social, las
empresas y sociedades del Estado, sociedades anónimas con participación estatal mayoritaria, sociedades de
economía mixta y todas aquellas otras organizaciones empresariales donde el Estado de la Ciudad tenga
participación mayoritaria en el capital o en la formación de las decisiones societarias y las entidades.
Asimismo, son aplicables las normas de esta Ley, en lo relativo a la rendición de cuentas de las
organizaciones públicas o privadas a las que se hayan acordado subsidios o aportes y a las instituciones o
fondos cuya Administración, guarda o conservación esté a cargo del Estado de la Ciudad de Buenos Aires a
través de sus jurisdicciones o entidades.
26
En este sentido y en lo que atañe a las operaciones de crédito público, si bien
el Ministro de Hacienda puede delegar funciones para concretarlas, nunca podrá
desentenderse de lo relativo a la planificación, coordinación e instrumentación de la deuda
pública y el control de las medidas a adoptar por sus inferiores jerárquicos en la materia.
Además le corresponde lo relativo a la coordinación junto con otros ministros del
planeamiento y gestión de la inversión pública.
c). Falta de previsión y coordinación.
En este punto nos enfrentamos a la siguiente situación: si quiere realizarse
una obra pública (como es el caso de autos la relativa a la extensión de las líneas del
subterráneo) que es resorte del Ministerio de Espacio Público, los funcionarios de esa
cartera encabezados por su ministro, deberán contactarse con funcionarios de Hacienda
para coordinar lo relativo al financiamiento de la obra (hacer la previsión presupuestaria,
afectar los fondos a Espacio Público para el pago de obra; en caso de ser necesario, prever
la posibilidad de realizar operaciones de crédito, constatar las fechas en que será necesario
disponer del dinero para efectuar los pagos correspondientes, evaluar los procesos de
contratación para ejecutar las obras, etc.). Es decir, que será necesario que los Ministros y
funcionarios respectivos trabajen coordinadamente para llevar adelante sus funciones, tal
cual lo estipula la normativa citada y el sentido común.
Esto es justamente lo que no pasó en el caso que vengo a denunciar pese a
ser una obligación en cabeza del Ministro de Hacienda. No hubo ningún tipo de previsión
para saber sobre la proyección de las obras, cuándo iba a utilizarse el dinero, cuánto salían
las obras concretamente, si eventualmente la empresa adjudicataria de la obra contaba con
la capacidad de ejecutar la obra para abril de 2010, etc., etc., etc.
e). Falta de supervisión y control.
La carencia de previsión, planificación y coordinación serias en lo
concerniente a las obras de extensión del subterráneo por parte del titular de Hacienda con
respecto a su par de Desarrollo Urbano trajo aparejada la imposibilidad de establecer una
política eficiente en materia de endeudamiento. En este sentido, lo único que se sabía de
antemano era que se iba a recurrir a una operación de crédito público para financiar la obra,
sin embargo podemos observar –según se dieron las cosas posteriormente- que no se
conocían desde el Ministerio de Hacienda los tiempos y los avances en el proceso de
construcción de las nuevas estaciones del subterráneo para determinar concretamente si era
necesario materializar la operación en el abril del corriente.
De ello devino un insuficiente control por parte del Ministro de Hacienda
respecto del Director General de Crédito Público, pues éste actuando en virtud de la
delegación realizada por el primero, tenía a su cargo el dictado de los actos necesarios para
instrumentar la operación de crédito público en cuestión (según resolución 893/10) a los
fines de poder concretarse el financiamiento de la ampliación de la red de subterráneos,
omitió el cumplimiento de las obligaciones legales que rigen las finanzas públicas (es decir,
27
proveer una aplicación eficaz de los recursos, enmarcada en los criterios de eficiencia,
economía, legalidad y regularidad).
Así, el Ministro de Hacienda prestó conformidad y convalidó el memorando
suscripto por el Director General de Crédito Público fachado 29 de marzo de 2010, dando
la instrucción para proceder a la emisión de la serie 8 de los Bonos Tango sin haberse
previamente informado y sin haber mínimamente controlado que el dinero que se iba a
obtener por la operación iba a ser adecuada e inmediatamente utilizado para la obra pública
que le sirvió de causa.
En definitiva, el Ministro no tomó los recaudos necesarios y que por
mandato legal se le imponen para procurar una gestión financiera legítima y legal.
28
recursos públicos? ¿Han obligado oportuna y razonablemente a la Ciudad con la
suscripción del contrato con Creditt Suisse?
¿Se ha planeado concienzudamente la inversión pública si luego nos
encontramos con que el dinero no es ejecutado conforme la autorización brindada por la
Legislatura para materializar la operación de crédito de marras?
c). Sin perjuicio de la crítica y la objeción que merece el hecho de que no se
podía ejecutar el dinero recibido en la extensión de subterráneos en virtud de una mala o
nula planificación de la inversión pública. Así como de la deficiente o nula programación
de la operación de crédito público en función de la obra que supuestamente pretendía
llevarse a cabo, cabe preguntarse si una vez asumida esta grave situación se ha
administrado de buena fe el dinero público. Sobre todo si advertimos que éste fue invertido
en operaciones que no resultaron lo suficientemente rentables a la luz de los costos y no se
informó a la Legislatura oportunamente de esta situación.
29
se hizo mención de las razones concretas y específicas por las cuales resultaba conveniente
unificar las emisiones autorizadas por las leyes 2.789 y 3.152 por un lado, y por la 3.380
por el otro. Tampoco se argumentó respecto a la situación financiera y económica de la
Ciudad que hiciera necesario mantener la suspensión del concurso de precios a los fines de
la contratación de un agente financiero para llevar adelante la emisión de los bonos serie 8
autorizados por las leyes 2.789 y 3.152 (tal como se analizó en el capítulo V.2).
30
De este modo y tal cual se analizó, nos encontramos ante un accionar
desplegado por el Lic. Fernández Semhan que implica una omisión reiterada de los deberes
que la ley le asigna en lo relativo a la programación, utilización y contralor de la operación
que nos ocupa.
36
DONNA, Edgardo A. “Delitos contra la administración pública”. Ed. Rubinzal – Culzoni, Buenos Aires,
2008. P. 189.
31
Por su parte, al tratarse de un delito de pura actividad, los tipos penales
analizados no requieren –más allá de que pueda existir- un resultado material concreto, es
decir un perjuicio, bastando la mera acción y omisión que implique desapego a las
obligaciones que la ley le asigna al funcionario en relación a su cargo37.
37
Cfm. DONNA, op. cit., p. 193.
38
Cámara Criminal y Correccional Federal, sala II, “Di Fonzo, Amadeo”, Boletín de Jurisprudencia 1989-
305.
39
Cámara Criminal y Correccional Federal, sala I, “Zaffaroni, Ricardo B.”, Boletín de Justicia, 1985-2-329.
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y establecer la organización y funcionamiento de sus órganos, en los términos de la Ley N°
70 (art. 18, inc.2 , ley 2.506). Lo cual equivale a decir que, dentro del ámbito de su
ingerencia, está el manejo de los fondos públicos obtenidos mediante operaciones de
crédito público.
Como se comentó anteriormente y en razón de la vinculación que existe
entre el mentado funcionario y el director local de la consultora KBR -supuestamente
encargada de la estructuración de la emisión de la serie 8 de los Bonos Tango-, podría
pensarse que estamos ante un posible caso de contratación direccionada. Cuyo fin podría se
procurar un lucro indebido que favorezca a terceros, vulnerando así los intereses públicos
confiados y generando un ostensible daño al erario público. Efectivamente, se ha realizado
una emisión de bonos, se ha obtenido un dinero para realizar obras públicas que –al
momento de los hechos- ni siquiera estaban licitadas. Así, se ha tomado una deuda que a
fines de marzo y principios de abril del corriente año no era necesaria, porque aún no
estaban definidas las condiciones de contratación para efectivizar la obra de extensión de
subterráneos, destino exclusivo de la operación de crédito autorizada por la Legislatura
mediante la ley 3.380.
Entonces, si todavía no se estaba en condiciones de utilizar el dinero,
nuevamente surgen las preguntas planteadas anteriormente: ¿era el momento oportuno para
materializar la operación de crédito público?
Enfáticamente, no.
Entonces, ¿con qué intensión se despliega esta maniobra financiera si no está
dirigida inmediatamente a satisfacer los intereses públicos que son su causa legal?
Aquí nos encontramos ante la encrucijada de la investigación: hay un cuadro
de situación que habilita a sostener que nos encontramos ante un accionar que no busca
satisfacer los intereses de la CABA –y que claramente perjudican su patrimonio- y que
puede estar dirigido a beneficiar a privados, como son la consultora KBR, y su director
local, Edgardo Srodek.
En este punto, vale la pena recordar que “Es una de las formas de abuso de
confianza, tomada esta expresión en el sentido de la confianza que deposita el dueño de las
cosas o el que lo representa, en quien las tiene a su cuidado, manejo o administración por
disposición de la ley, de la autoridad o por un acto jurídico, infringiéndo los deberes
marcados por la ley, el contrato o impuestos por la función voluntariamente asumida.
Incurre en este delito quien actúa excediendo arbitraria y dolosamente las facultades que
tal situación le confiere; compromete los intereses a él encomendados más allá de sus
posibilidades económico-financieras, lo hace de manera lo hace de manera perjudicial o
innecesaria, con el fin de obtener un provecho económico indebido para sí o para un
tercero o por causar un daño..."40.
40
BREGLIA ARIAS, Omar y GAUNA, Omar. "Código Penal y leyes complementarias. Comentado, anotado
y concordado". Astrea, Buenos Aires, 1994. P. 613/4
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2). En cuanto al hecho 3, es decir lo relativo a la administración de los
fondos obtenidos merced a la operación de crédito público, como he anticipado, no fueron
aplicados al financiamiento de las obras de mejoramiento de la red de subterráneos. Es
decir que los recursos no fueron aplicados al destino para el cual fueron buscados.
Ello pudo deberse a varias razones pero lo cierto y concreto es que ese
dinero en vez de aplicarse a las obras de infraestructura para las cuales fue obtenido, se
decidió “invertirlo” en la compra de letras del tesoro nacional y en un depósito a plazo fijo
en el Banco Ciudad. Como agravante de esta situación, estas actividades financieras ni
siquiera dieron una renta que alcanzara para pagar los costos de la operación (tener presente
a estos fines lo expuesto en el acápite V.6).
Los responsables de la administración y aplicación de ese dinero, que por
mandato legal correspondía a la extensión de la líneas A, B y H del subterráneo, decidieron
unilateralmente y sin autorización de la Legislatura local, darle un destino distinto al fijado
por la ley 3.380. De este modo, “invirtieron” el dinero en compra de letras nacionales y en
un plazo fijo –ahora sí en el Banco oficial-.
Sólo después del escándalo, los pedidos de informes legislativos y las
acusaciones públicas –lo que llevó nada más y nada menos que 4 meses- el Jefe de
Gobierno local remitió a la Legislatura un proyecto de ley para intentar subsanar este
manejo ilegal de los recursos públicos y ponerle un velo de legitimidad a estas decisiones
reñidas con los deberes que tiene un funcionario en relación a los bienes públicos que
maneja.
Este accionar quedaría atrapado en el delito de malversación de caudales
públicos agravada (art. 260 del CP). En este caso y tal como lo describe la doctrina
especializada “la acción consiste en dar a los caudales o efectos una aplicación diferente
de la que corresponde, de manera que el destino no es el establecido, sino otro, que
arbitrariamente impone el funcionario, dentro de la esfera pública. Se trata de una
desviación de partidas asignadas, sin que medie sustracción…”41, a la que se le suma un
perjuicio concreto, en el caso de autos la privación del mejoramiento del servicio público
de transporte y el tener que pagar las comisiones y los intereses por una operación por la
que se obtuvieron recursos que no pudieron ser ejecutados.
“La esencia de la malversación consiste en que los bienes tengan destino
asignado por ley, reglamento u orden de autoridad competente. Este destino puede ser
genérico … o específico… La acción entonces consiste en cambiar el destino de los bienes,
asignándole otro, aun dentro de la administración pública. Por tanto, si el bien no tiene un
destino, no puede hablarse del delito de malversación. Un nuevo destino no implica que se
gaste el dinero o los fondos o los bienes, ni tampoco que exista un perjuicio concreto para
la administración pública en el sentido económico, ni menos aún que el funcionario tenga
dolo del prejuicio. El delito se consuma con la acción del funcionario público de darle a
los caudales o efectos un destino distinto al que tenían asignado. Y en esto radica la
41
DONNA, op. cit., p. 296/297.
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esencia del delito; el propósito es poner orden en la burocracia estatal y quitarle la
posibilidad de que decida sobre los bienes del Estado”42.
VII. Petitorio
1). Se tenga por presentada la denuncia y por constituido el domicilio
procesal.
2). Se me convoque a ratificar la denuncia y oportunamente se le corra
vista al fiscal que por turno corresponda para que formule requerimiento de instrucción.
3). Se provean las medidas de prueba ofrecidas y se dispongan las que
la instrucción estime corresponder a los fines de dilucidar la materialidad de los hechos.
4). Oportunamente, se convoque a declaración indagatoria a los
denunciados.
5). Se eleve la causa a juicio oral y público.
6). Se condene a los imputados en base a las penas que oportunamente
se requieran.
Proveer de conformidad, será justicia.
42
Ibídem, p. 301.
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