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ALIMENTACIÓN DEL CERDO

Las dietas de iniciación con alta concentración de proteínas se han empleado especialmente para lechones
destetados tempranamente con la finalidad de hacer más fácil la transición de la alimentación láctea a la sólida.
Sin embargo, las dietas con alto contenido en proteína pueden favorecer la proliferación de bacterias patógenas
en el tracto gastrointestinal (Prohászka y Baron, 1980).
Numerosos estudios han contemplado las posibilidades de reducir las diarreas post-destete disminuyendo los
niveles de proteína en las dietas de iniciación y de ese modo limitar la disponibilidad de la proteína no digerida
para las bacterias entéricas potencialmente patógenas. Wellock et al. (2006; 2008 a, b) observaron que
reduciendo el nivel de proteína en la dieta del 23 al 13% se conseguía que las heces fuesen más consistentes,
con menos bacterias patógenas y una mejor salud intestinal con una mayor proporción de bacterias
beneficiosas respecto a las nocivas, con la consiguiente disminución del riesgo de diarreas post-destete
(Wellock, I. y Toplis, P., 2008).
En estos experimentosse mantuvo un contenido de aminoácidos en relación a la proteína constante en el que la
lisina representaba el 7% de la proteína bruta pero la disminución proteica al 13% tuvo un considerable efecto
perjudicial en el crecimiento. Por otro lado se demostró que en el caso de los lechones con dietas del 18% de
proteína las producciones del período inmediatamente posterior al post-destete fueron similares a las dietas
con un 23% de proteína (Fig. 2).
Parece que mientras una reducción moderada (aproximadamente del 2 al 3%) de la proteína de la dieta es
bastante factible con un impacto poco relevante sobre la producción, una reducción superior al 4%, aun
manteniendo el equilibrioen aminoácidos esenciales, es cada vez más difícil y se debe esperar una reducción de
las producciones (Wellock, I. y Toplis, P., 2008).

Figura 2. Efecto del nivel de proteína bruta sobre las producciones a las 2 semanas post-destete en lechones
destetados a 4 semanas de edad, a los cuales se les ofrecieron dietas con un contenido en proteína bajo, medio
o alto (Wellock et al., 2006).
Fuente: Wellock, I. y Toplis, P., 2008.
Experimentos realizados también en cerdos de seis meses de edad aumentando el por ciento de proteína bruta
de un 4.5 a un 7.5 % se evidenció un aumento inmediato de la digestibilidad aparente del nitrógeno del 56 al 80
%, al reducir luego la tasa de proteína al 4.5 % se vio una disminución gradual de la digestibilidad hasta
valoresdel 58 % al cabo de 5 semanas. Pellet sugirió que en un período de alimentación a base de pienso con
elevada cantidad de proteína se originaba el desarrollo de una mayor cantidad de enzimas digestivas que
persistían en el tiempo evidenciando una ves más el efecto del alimento sobre la fisiología digestiva de los
animales (Lucas y Lodge, 1966).
Se ha podido comprobar además que las leguminosas de grano aportan los aminoácidos que escasean en los
cereales. Las semillas suelen contener más de 23% de proteína cruda, con un apropiado balance de
aminoácidos y un importante valor energético. 
Un ejemplo de esto lo constituye la canavalia ensiformis la cual presenta un rendimiento del orden de los
3000- 4000 Kg/ha. El contenido de proteína de la semilla es de 18-30%, con un perfil de aminoácidos muy
similar al de la soya. El valor de energía metabolizable de los granos tratados (extrusión} varía entre 2800-
3000 Kcal/Kg en materia seca.  El nivel de incorporación en las dietas está limitado a no más del 10%, debido,
fundamentalmente a la presencia de factores antinutricionales. Sin embargo, en la medida que avancen los
estudios sobre tratamiento tecnológico de los granos, este nivel de inclusión podrá ser aumentado
considerablemente. 
Por otro lado las mieles de caña han sido ampliamente estudiadas por diferentes autores en la especie porcina,
y se ha logrado reemplazar totalmente la energía de los cereales en las principales categorías, aunque su
respuesta productiva está en dependencia del grado de extracción de azúcar a que ha sido sometida la miel.
Los trabajos realizados en Cubaen la década del 60 y 70 con dietas basadas en miel rica para la ceba porcina
demostraron que era posible sustituir todo el cereal de la dieta, empeorándose en cierta medida las ganancias
de peso y las conversiones alimenticias (McLeod et al 1968; Velázquez et al 1972).
Posteriormente se ha venido demostrando, por una parte, que el sistema puede ser aplicado a todas las
categorías porcinas para cerrar un ciclo de producción integral (Lan et al 1987; Barrios et al 1987; Mederos et
al1989). Y por otra parte, que los cerdos alimentados con mieles enriquecidas hacen un consumo voluntario
que supera significativamente las dietas convencionales de cereales, lo que permite altos niveles productivos
sobre todo para la miel rica (Figueroa 1987; Figueroa et al 1988b).
Se ha demostrado que este aumento en el consumo y las tasas de producción es más acentuado en los cerdos
desde el destete hasta los 60 kg y en las cerdas lactantes. En éstas últimas, a diferencia de las dietas
convencionales, las cerdas terminan la lactancia consumiendo 4.5% de su peso vivo. Lo novedoso de estos
últimos descubrimientos es que al someter a los cerdos a una ingestión exagerada de sustratos, se observa que
existen otras posibilidades productivas que no se habían alcanzado en dietas convencionales debido a la
limitante del consumo (Figueroa, 1989).
La miel puede ser procesada de varias maneras y una de las mas utilizadas es la saccharina, que constituye un
alimento energético-proteico creado recientemente a partir de la fermentación en estadosólido de la caña de
azúcar limpia y molida y puede estar al alcance de todo productor que disponga de caña, lo que permite por su
condición de harina seca incluirlo en los piensos secos para cerdos y aves.
Otra vía es la producción de levadura torula mediante procesos de fermentación. Estos microorganismos
(Candida spp.) se reproducen en las mieles dando origen a una biomasa proteica de 45-50% de proteína en la
MS. La biomasa puede secarse o mezclarse en forma de crema plasmolizada con diferentes mieles de caña para
dar origen a las mieles proteicas. La miel proteica es un derivado de tecnología cubana (ICIDCA 1988)
concebida como un producto integral a partir de la caña de azúcar. Este alimento contiene alrededor de 40%
MS y 15% proteína en base seca, aunque estos parámetros pueden variar de acuerdo a la mezcla que se desee
(Figueroa, 1989).
Se ha comenzado en pequeña escalala producción porcina aledaña a los centrales azucareros y se experimenta
con una dieta líquida basada en la mezcla de 65 por ciento de miel B con 35 por ciento de crema torula,
obtenida esta última, mediante la fermentación de la miel final. Los resultados preliminares señalan que esta
dieta puede garantizar una ganancia de aproximadamente 550 a 600 gramos con una conversión alimenticia de
4.50 en MS.
La clarificación, concentración y cristalización del jugo de caña en el ingenio azucarero origina las mieles. En el
flujo tecnológico se producen cuatro tipos de mieles: la meladura o primera miel (miel rica cuando se hidroliza
para evitar la cristalización de sacarosa), la miel A que se produce cuando se extrae el 75% del total de azúcar
recuperable, la miel B cuando se completa el 86% de cristalización y por último la miel final que es un
subproducto cuando ya no es posible la obtención de la sacarosa.
Otro componente importante en la alimentación del ganado porcino es la fibra. Al comenzar a introducir fibra
en la dieta de lechones recién destetados ocurren una serie de cambios tanto en la fisiología digestiva como en
la microbiota del animal.
Una dieta con un alto contenido de fibra soluble puede causar más uniones con moléculas de agua en el
estómago que una dieta con bajo contenido de fibra o con fibra insoluble. Una gran cantidad de FD soluble
causa un incremento en el volumen de la digesta en el estómago y por tanto, reduce tanto la saciedad como el
tiempo de tránsito por ese órgano. Por ello, en tales situaciones la viscocidad de la digesta se incrementa y el
pH se estabiliza a un nivel bajo (Wenk, 2001).
En un experimento llevado a cabo con cerdos en crecimiento, Drochner and Coenen (1986) estudiaron el pH en
el estado pospandrial en la región fundus del estómago después de alimentarlos con dietas que contenían
niveles bajos y altos de fibra. Si bien, el pH con la dieta alta en fibra permaneció casi constante alrededor de los
2.5, este se incrementó rápidamente a 4.0, cuando los cerdos fueron alimentados con dietas bajas en fibra. El
valor de pH subsecuentemente decreció gradualmente a un nivel similar al que se encontró con la dieta alta en
fibra pasadas seis horas. Johansen et al. (1996) también informaron de incrementos en la viscosidady en la
capacidad de absorber agua del contenido del estómago en cerdos.

Fig. 5. Valores de pH pospandrial (en la región fundus del estómago) después de comida en cerdos alimentados
con dietas bajas o altas en fibra (Drochner and Coenen, 1986).
Fuente: Wenk, 2001.
Un alto contenido de fibra en la digesta incrementa la acción peristáltica y, por ello, reduce el tiempo de
tránsito tanto en el intestino delgado como en el grueso. Jùrgensen et al. (1996) informaron un incremento de 5
o 6 veces en el flujo de digesta a través del ileon terminal de cerdos alimentados con dietas altas en fibra.
La FD influye en la morfología así como la tasa de recambio de las células del intestino en cerdos (Jin et al.,
1994), que en última instancia puede afectar la digestión de los nutrientes, su absorción y metabolismo. Las
dietas con alto contenido de fibra pueden también provocar un incremento significativo en la secreción de
fluidos endógenos con el fin de vencer los efectos negativos sobre la digestión.
Esto se demostró claramente en los experimentos de Zebrowska et al. (1983), en cerdos de 50 kg de peso vivo,
los cuales se alimentaron con dos dietas con igual contenido de fibra cruda. En el tratamiento 1, la dieta
purificada contenía 50 g/Kg de FD en forma de celulosa, pero casi sin fibra insoluble. En el tratamiento 2, la
dieta se basó en cebada y harina de soya y contenía la misma cantidad de fibra cruda, pero mucha más FD que
en el tratamiento 1. El incremento en la FD de 50 a 180 g/Kg (principalmente FD soluble) causo que se
duplicara la secreción de saliva y jugos gástricos. No solo se incrementó la secreción de fluidos en la parte alta
del TGI, el jugo pancreático fue casi el doble con el incremento de la FD; la bilis también se incrementó
significativamente. El incremento en la cantidad de fluidos digestivos que se secretaron es producto de un
esfuerzo metabólico extra del cerdo.
Por otro lado, puede esperarse una digestibilidad más eficiente del alimento. Estos resultados fueron
confirmados por Mosenthin et al. (1994) con pepsina como una fuente de FD soluble. Muy probablemente, el
incremento en la secreción de fluidos digestivos se asocie a una mayor actividad de los órganos secretores, lo
que resulte en un crecimiento de tales órganos.
Jùrgensen et al. (1996) realizaron un experimento en cerdos en la etapa de crecimiento final alimentados con
dietas con altos contenidos de FD (268 g/Kg MS) e informaron aumentos significativos del peso del estómago,
ciego y colon; así como un alargamiento de este último comparados con aquellos alimentados con dietas con
bajo contenido de FD (59 g/Kg MS).
El empleo de la fibra en la dieta de estos animales se basa fundamentalmente en la fermentación que tiene
lugar en el tracto posterior, la cual ocurre de forma parcial y es llevada a cabo por las bacterias colónicas y el
resto de los microorganismos presentes en esta región.
El proceso de fermentación representa el esfuerzo bacteriano por utilizar la energía de los carbohidratos para
su propio mantenimiento y proliferación. No obstante, aproximadamente entre un 68-77% de esta energía se
libera en la digesta en forma de lactato y ácidos grasos volátiles (AGV). Una vez absorbidos, los AGV pueden
proporcionar hasta un 25% de las necesidades energéticas de mantenimiento del animal (Bergman, 1990).
En general, los AGV presentan un perfil relativamente estable, mayoritario de acético, frente a propiónico y
butírico, y minoritario en otros derivados. La mayoría del butirato (aproximadamente el 90%) y entre el 10 y el
50% del propionato son metabolizados por la mucosa colónica (García et al., 2002), ya que las células del ciego
tienen preferencia por ellos como principal fuente energética aeróbica. El butirato es el que tiene mayor efecto
trófico sobre la mucosa (Kripke et al., 1989). Según García et al., 2002, los mecanismos pudieran ser por
aporte directo de energía, aumento del flujo sanguíneo del colon, incremento de la secreción pancreática, y de
otras hormonas gastrointestinales.
El remanente del propionato y el acetato son absorbidos por la mucosa colónica conjuntamente con agua y
sodio y pasan al hígado a través del sistema porta (De Antonio, 2004). Una vez en el hígado el propionato será
utilizado como sustrato para la gluconeogénesis (Rombeau y Kriple, 1990) y el acetato será metabolizado,
dando lugar a glutamina y cuerpos cetónicos (Salanitro et al., 1978). Se considera que el aporte de los AGCC es
de 25-30% para los requerimientos energéticos del mantenimiento en el cerdo.
No obstante, la dieta puede determinar variaciones en la cantidad y tipo de AGV producidos. Así por ejemplo,
la fermentación de xilanos y pectinas determina una elevada proporción de acetato, los arabinogalactanos
incrementan la proporción de acetato y propionato, mientras que la fermentación de almidón resistente
determina un incremento en la proporción de butirato (Allison y Macfarlane, 1989).
En condiciones estables de fermentación la presencia de carbohidratos fermentables se reduce
progresivamente a lo largo del colon, por lo que la máxima proliferación bacteriana y concentración de AGV se
observa en ciego y colon proximal. Conforme los carbohidratos desaparecen, la fermentación microbiana se
orienta hacia la proteína y la propia autólisis bacteriana (Morales et al., 2002), lo que determina un incremento
en la liberación de AGV ramificados y productos nitrogenados potencialmente dañinos para la mucosa.
Puesto que la fermentación de los carbohidratos requiere un proceso lento de adaptación, el mantenimiento de
un equilibrio adecuado de la flora microbiana no es sencillo. Con frecuencia, las alteraciones digestivas pueden
derivar tanto por un exceso de fermentación como por un defecto de la misma. Así por ejemplo, un incremento
excesivo en la liberación de acetato y lactato puede dañar la mucosa intestinal. En particular, un descenso muy
brusco del pH digestivo intestinal ante una excesiva fermentación determina un descenso en la concentración
de AGV y un incremento del lactato, debido a la selección de una flora entérica láctica (Vernia et al., 1988). La
elevada concentración osmótica de la digesta provocada por el lactato, y la reducción en la absorción de agua en
el intestino grueso son motivos desencadenantes de diarrea.
En contraste con el lactato, los AGV tienden a incrementar la presión osmótica. Sin embargo, su rápida
absorción reduce la carga osmótica de la digesta, y estimula la secreción de HCO3, y la absorción contra
gradiente del Na+ y del agua (Cummings y Englyst, 1987), lo que proporciona a la fermentación de
carbohidratos un papel fundamental en la prevención de la diarrea.
La liberación de AGV en la digesta determina también descensos del pH a niveles inferiores al adecuado para
algunas bacterias patógenas (Cummings, 1983). En particular, el butirato presenta una actividad
antimicrobiana sobre algunas bacterias como son Clostridium, E. coli, o Salmonella, lo que justifica su amplia
utilización como acidificantes en la alimentación del cerdo (Cherrington et al., 1991). La presencia de butirato
en la digesta se ha relacionado también con la estimulación de las defensas locales de la mucosa intestinal, a
través de la proliferación de enterocitos y colonocitos, o a través de la modulación del sistema inmune local
(Buddington et al., 2002).
Existen además un gran número de ingredientes empleados en la elaboración de las dietas para animales
monogástricos que presentan en su estructuracompuestos conocidos cono factores antinutricionales (FAN) los
cuales tienen un efecto perjudicial sobre la salud animal. Entre estos ingredientes se encuentran la soya
integral, los granos y los cereales fundamentalmente.
Se ha visto que algunos FAN tienen la propiedad de inhibir la actividad de algunas enzimas digestivas o
impedir el acceso de estas a los sustratos, afectando la digestibilidad de los nutrientes.
La pasta de soya contiene compuestos químicos denominados inhibidores de tripsina (IT); los granos (maíz,
trigo, cebado y sorgo) contiene sales del ácido fítico (fitatos) combinados con algunos minerales (fósforo, fierro,
zinc, etc.) y carbohidratos no almidonosos (xilanos y glucanos). Los inhibidores de tripsina inactivan la tripsina
y quimotripsina al formar complejos con estas enzimas (Blow et al., 1974). Por su parte, los fitatos, xilanos y
glucanos, aunque no inhiben la acción de ninguna enzima ni son tóxicos, si impiden la digestión de proteína,
minerales, y energía principalmente (Cromwell et al,. 1995; Yi et al., 1996). El trigo contiene pentosanos que
tienen efectos antinutricionales que reducen el desempeño de los animales y causan heces blandas. El
mecanismo es el aumento de viscosidad en el íleon y la reducción en la absorción de nutrientes (Balconi, 1997).
De lo antes expuesto se deriva la importancia de la adición de enzimas exógenas como aditivo en las dietas de
estos animales.
La adición de una enzima (xilanasa) en el alimento contrarresta los dos efectos antinutricinales del trigo
mencionados anteriormente, por lo que este tipo de enzimas ya se usan comercialmente; se supone que su
efecto es por medio de un incremento en la digestibilidad de la energía en los ingredientes (Balconi, 1997).
La mayor parte de los trabajos con proteasas se han llevado a cabo con productos de soja, por ser ésta la fuente
proteica vegetal por excelencia. El empleo de harina de soja lleva implícito una mayor variabilidad en la
digestibilidad de la proteína y los aminoácidos esenciales, además de aportar un gran número de factores
antinutricionales como ya se vio anteriormente.
Las fitasas son otro grupo de enzimas de gran utilidad en la alimentación de monogástricos puesto que
alrededor del 50-80% del fósforo total de las dietas de cerdos está presente en forma de fitato (también
conocido como ácido fítico) www.enzymeindia.com/default.spanish.asp.
La adición de fitasas microbianas a las dietas mejora el aprovechamiento del fósforo, reduce el desperdicio de
fosfato y permite utilizar menores cantidades de fósforo inorgánico en la dieta. La efectividad de la fitasa
microbiana para liberar fósforo fítico en las dietas para aves y cerdos está bien documentada. Los valores de
sustitución están establecidos para las diferentes fitasas disponibles en el mercadoy para cada tipo de
operación productiva. También se han reportado algunos beneficios colaterales cuando se suplementa fitasa,
debido a la capacidad del fitato de secuestrar minerales, proteína, y almidón puede considerarse como un
factor antinutritivo, la adición de fitasas actúa liberando las uniones del fitato a estos nutrientes, mejorando la
disponibilidad de estos elementos en los animales (Frapin, 1999).
Otros aditivos empleados en la alimentación del cerdo son los ácidos orgánicos. Algunos de ellos se utilizan en
forma de sales de sodio, potasio o calcio. En relación con los ácidos libres, las sales tienen la ventaja de ser
generalmente inodoras y más fáciles de manejar en el proceso de fabricación del pienso, como consecuencia de
su forma sólida y menos volátil. También son menos corrosivas. Las sales tienen además un menor efecto
negativo sobre el consumo que algunos ácidos cuando se emplean dosis elevadas. Más que como acidificantes
de la dieta, los ácidos orgánicos son conocidos como agentes conservantes (Roth, 2000).
Los objetivos de la acidificación de la dieta son reducir el pH y la capacidad tampón del pienso, con la finalidad
de aumentar la proteolisis gástrica y reducir el crecimiento bacteriano intestinal y sus metabolitos, de forma
que se potencie el desarrollo y el crecimiento de los lechones.
El pH de los alimentos, así como su capacidad tampón disminuyen debido a la acción del ácido. Por tanto, es
posible alcanzar un valor bajo de pH gástrico más rápidamente, lo que favorece la acción de la pepsina y la
digestión proteica. Esto es especialmente importante en lechones, en los que las secreciones clorhídrica y
gástrica no están completamente desarrolladas. En consecuencia, los efectos promotores del crecimiento de los
ácidos orgánicos pueden ser debidos a un aumento de la digestibilidad de los nutrientes.
Además, la acción antimicrobiana de estos productos conduce también a una reducción de la densidad de
microorganismos y de sus metabolitos en el tracto digestivo. Su efecto más importante se debe a la capacidad
de la forma no disociada de difundirse libremente a través de la membrana celular de los microorganismos
hacia su citoplasma. Dentro de la célula, el ácido se disocia y altera el equilibrio de pH, suprimiendo sistemas
enzimáticos y de transporte de nutrientes (Lück, 1986). La eficacia de inhibición microbiana de un ácido
depende de su valor pKa, que es el pH al cual un 50% del ácido está disociado.
También han sido empleados como aditivos una serie de cultivos vivos de una o varias especies microbianas
unidas bajo el término "probióticos", que cuando son administrados como aditivos a los animales provocan
efectos beneficiosos en los mismos mediante modificaciones en la población microbiana de su tracto digestivo.
La mayoría de las bacterias que se utilizan como probióticos en los animales de granja pertenecen a las especies
Lactobacillus, Enterococcus y Bacillus, aunque también se utilizan levaduras (Saccharomyces cerevisiae) y
hongos (Aspergillus oryzae). Numerosos estudios han señalado que los probióticos producen mejoras en el
crecimiento y/o índice de conversión de cerdos (Carro y Ranilla, 2002).
Estos impiden a los microorganismos patógenos (p.e. Salmonella, E. coli) colonizar el tracto digestivo, o al
menos reducen su concentración o su producción de toxinas. Asimismo, se han registrado aumentos de la
concentración de inmunoglobulinas en el tracto digestivo de cerdos tras la administración de Bacillus clausii,
por lo que otro efecto de los probióticos podría ser la estimulación del sistema inmunológico del animal. El
resultado es que los animales que reciben probióticos presentan un mejor estado sanitario que se puede
traducir en una mejora del crecimiento (Carro y Ranilla, 2002).
También son utilizados una serie de compuestos indigestibles por el animal conocidos bajo el término
"prebióticos" que mejoran su estado sanitario debido a que estimulan del crecimiento y/o la actividad de
determinados microorganismos beneficiosos del tracto digestivo, y que además pueden impedir la adhesión de
microorganismos patógenos. Las sustancias más utilizadas son los oligosacáridos, que alcanzan el tracto
posterior sin ser digeridos y allí son fermentados por las bacterias intestinales (Carro y Ranilla, 2002).
En los cerdos se ha observado que la administración de manano-oligosacáridos produce mejoras en la ganancia
de peso vivo similares a las observadas con algunos APC (Carro y Ranilla, 2002).
Debido a que estos compuestos son sustancias totalmente seguras para el animal y que sus modos de acción no
son excluyentes, ambos pueden utilizarse simultáneamente (constituyen así los denominados "simbióticos")
para obtener un efecto sinérgico (Carro y Ranilla, 2002).

CONCLUSIONES
 Es de vital importancia conocer las características y el estado fisiológico del cerdo en cada etapa de su
desarrollo para de esta forma poder elaborar una dieta en base a sus necesidades reales y posibilidades de
aprovechamiento.
 Para aplicar el régimen de alimentación más apropiado en cuanto a cantidad de proteína a emplear en
lechones recién destetados es importante equilibrar el balance entre el efecto perjudicial de niveles
demasiado bajos sobre las producciones y los que aumentan el riesgo de diarreas post-destete.
 La alimentación durante mucho tiempo con dietas altas en fibra puede alterar las características
anatómicas o fisiológicas del TGI del cerdo. La FD es parte integral de todos los alimentos de origen vegetal
para cerdos. Está tiene efectos específicos en todos los procesos digestivos del cerdo y también efectos
indirectos en el metabolismo intermediario
 El nivel, fuente y composición de la FD también son aspectos que debemos tener en cuenta a la hora
de elaborar las dietas por su efecto sobre la absorción y digestión de nutrientes.
 El empleo de aditivos en la alimentación de cerdos ha tomado gran importancia dada la estrecha
relación que existe entre la nutrición y la patología digestiva del animal en sus diferentes fases productivas
como vía para eliminar los efectos nocivos sobre el aprovechamiento máximo del alimento y como defensa
frente a microorganismos patógenos.

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