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Ortega comienza por hablar de la contraposición entre "cultura" y "vida" (que recuerda algunas de las antítesis nietzscheanas), preparando

la síntesis
entre ambas. El racionalismo y el relativismo aparecen en la historia del pensamiento como dos maneras opuestas de “hacer frente a la antinomia entre
vida y cultura”. Mientras que el racionalismo niega todo valor a la vida, para resaltar el valor de la cultura, el relativismo hace justamente lo contrario.
Pero ambas posturas son erróneas. Desde el análisis del conocimiento, vemos que el racionalismo presupone la existencia de un "yo", de un "sujeto"
idéntico e invariable en el que penetran las ideas eternas e inmutables, mientras que el relativismo deshace la realidad del sujeto. Frente a esto, Ortega
define la actividad cognoscitiva del sujeto como "claramente selectiva", dejando fuera de "su mundo" lo que no se corresponde con la estructura de su
"plan vital": esto es lo que llama Ortega "la perspectiva", que la trata como "un componente de la realidad", pero un componente organizativo. Para
ilustrar estas ideas pone los ejemplos de la audición y de la visión, desde un punto de vista fisiológico. El resultado de su análisis es la afirmación de
que cada vida (nótese que ya no dice cada sujeto ni cada yo) es un punto de vista sobre el universo" y al decir "cada vida" se refiere no sólo a los
individuos en cuanto tales, sino también a los pueblos y a las épocas. Por eso "la verdad", que debería ser ajena a la historia, "adquiere una dimensión
vital" y, por lo tanto, histórica. El error gnoseológico es pretender que la verdad no es resultado del perspectivismo, que hay una verdad absoluta e
intemporal, es decir, "utópica", en su sentido etimológico, o sea, "que no está en ninguna parte", en ningún lugar, en ningún paisaje. Pero lo que no está
en ninguna parte, no existe, luego la verdad utópica no existe, es un engaño, una ilusión. Y eso ha sucedido con la filosofía, que siempre ha sido
utópica, que cada sistema ha pretendido valer para todos y para siempre, al no tener en cuenta la dimensión vital, histórica, perspectivista. Por eso
declara Ortega que “la razón pura tiene que ser sustituida por una razón vital...”
Ortega dice que si existe una verdad tiene que ser una y la misma para todo individuo, toda cultura y toda época.
VIDA Y CULTURA
Si en Meditaciones del Quijote la cultura y la vida son realidades afines, siendo la cultura el momento de «claridad y firmeza» de la vida, en El
tema de nuestro tiempo vida y cultura están enfrentadas y representan poderes perfectamente diferenciados: el «poder inmanente de lo
biológico» y el «poder trascendente de la cultura» no viven en armonía. La cultura ha desplazado a la vida, ignorando sus derechos. Los valores vitales
no sirven, solo los racionales tienen carta de soberanía en la vida cultural europea. El racionalismo que ha dominado a lo largo del siglo xix ha
destruido la fuente de espontaneidad e inspiración de que depende una cultura viva y en forma. Ortega cree que la filosofía, el arte, la ciencia, en
general la gran cultura del siglo xx, han comprendido el error del idealismo (del racionalismo) y quieren buscar una «síntesis más franca y sólida» entre
ambos poderes: cultura y vida.
EL PROBLEMA DEL CONOCIMIENTO:RACIONALISMO O RELATIVISMO.
La necesidad de superar el racionalismo y el relativismo realizando una síntesis entre cultura (razón) y vida. Critica el racionalismo porque mantiene
que el sujeto es transparente y, por tanto, la verdad es una y la misma para todos; critica el relativismo porque considera que el sujeto que conoce
deforma la realidad cayendo en el escepticismo.
La verdad se presenta como inmutable y eterna, y la vida, como temporal y cambiante. El racionalismo satisface las condiciones de la verdad
postulando un sujeto puro separado de y ajeno a los cambios de la vitalidad. El relativismo, por su parte, reconoce que la vida es cambio histórico,
variación de puntos de vista, pero declara el conocimiento imposible. La síntesis entre vida y cultura parece exigir un encaje de ambas posiciones, que
es lo que se propone Ortega con su doctrina del punto de vista. El sujeto de conocimiento está condenado a tener un punto de vista limitado sobre el
mundo, pero esto no significa que lo que capta desde su situación sea falso.
Ortega se sirve de dos ejemplos. El primero se refiere a una red introducida en una corriente. Aquello que atrapa la red es real, aunque no toda la
realidad: «Hay selección pero no deformación». Asimismo, los biólogos nos han enseñado que las distintas especies animales reaccionan a los
estímulos físicos del medio dentro de ciertos límites que presenta la estructura psíquica de cada especie.
Habrá sonidos y colores que no lleguen al interior del sujeto, pero, argumenta Ortega, los que llegan son reales.
LA PERSPECTIVA COMO MODO DE ORGANIZACIÓN DE LA REALIDAD.
El perspectivismo como teoría del conocimiento, en la que afirma que la realidad ofrece muchas caras y el sujeto las selecciona y organiza elaborando
sus propios puntos de vista, determinados por las circunstancias de cada persona. Ortega afirma Yo soy yo y mis circunstancias considerando que las
circunstancias son nuestro mundo, nuestra realidad individual, social, histórica….
La tesis de Ortega consiste en afirmar que la perspectiva es el principio de ordenación de la realidad humana. Por tanto, el problema del conocimiento
no es tanto el de negar que conocemos a partir de «vistas» o «escorzos» subjetivos que cada cual va tomando de la realidad, como el de reconocer que
cada «vista» es real –y por ello verdadera— aunque limitada. Esto exige un proceso abierto de perfección y complemento del punto de vista con otros
puntos de vista. No hay que caer en la «ingenuidad» del racionalismo que consiste en «mirar» la perspectiva individual como si fuera un error que uno
puede evitar contemplando el paisaje, no desde el lugar en que está situado el espectador, sino desde el punto de vista de «ningún lugar», un supuesto
sujeto «trascendental». «El punto de vista absoluto no existe», dice Ortega refutando a Spinoza. Y repite: «La sola perspectiva falsa es esa que pretende
ser la única». De ahí la aspiración de la filosofía racionalista de ser verdad para siempre, más allá de la vida y de la historia. Ortega, por el contrario,
reconoce que la doctrina del punto de vista tiene que declarar la perspectiva en la que se apoya, para poderse articular con los puntos de vista de otras
doctrinas. De esta manera se evita el relativismo, aunque al precio de convertir la verdad en un proceso abierto, inseguro, complejo y difícil.
NI RACIONALISMO NI RELATIVISMO
Para Ortega, la realidad, el mundo, está configurado por un número indefinido de puntos de vista, esto es, de vidas humanas: «Cada individuo es un
punto de vista sobre el Universo». El «saber absoluto» del que habla Hegel en la Fenomenología del espíritu es para Ortega el sumatorio de todas las
perspectivas individuales. Pero la filosofía no tiene, ni puede tener nunca, acceso a esa perspectiva de perspectivas. Al contrario de lo que creía
Malebranche, el otro racionalista que cita Ortega en el texto, no es que el hombre vea la verdad en la mente de Dios, sino que Dios ve la verdad de las
cosas «a través de los hombres». Esta es la manera en que Ortega refuerza su perspectivismo, subrayando que el hombre no tiene ningún acceso
privilegiado ni a la razón pura kantiana.

VOCABULARIO:
Cultura: Conjunto de producciones que lleva a cabo el hombre para vivir
ordenadamente, de acuerdo a formas y principios. La cultura es concebida aquí como
una función de la vida, de ahí que deba estar supeditada la producción cultural a la
necesidad vital: cuando ciertas funciones vitales trascienden de la propia inmanencia
biológica, se objetivan y se convierten en cultura, organizándose conforme a principios
que ya no son «vitales» sino culturales o espirituales.
Perspectiva: Término que tiene en el texto un doble uso: por un lado, el
gnoseológico, que significa «punto de vista» sobre lo real, sector del mundo –sea
sensible o intelectual— a que accede un sujeto. Por otro, el ontológico, según el cual lo
real se organiza en perspectivas: «la perspectiva es uno de los componentes de la
realidad», lo que significa que el yo es un componente de la perspectiva y el paisaje el
otro, sin que tenga prioridad uno sobre otro.
Verdad: En El tema de nuestro tiempo, Ortega maneja un concepto de verdad
tradicional, como verdad-adecuación, en el sentido aristotélico: es verdad lo que resulta
transparente para el sujeto, aquello a lo que accede por intuición directa o por
construcción racional.
Vida: Concepto central, y el único que articula toda la filosofía de Ortega, a través de
las distintas fases, etapas o épocas que los estudiosos señalan en su obra. El objeto de
reflexión de su filosofía no es otro que la vida, porque lo que llamamos realidad, «lo
que hay», es la vida. En El tema de nuestro tiempo, vida es el fenómeno
primario de la historia y de la cultura y es entendida como vida psicológica, aunque
muy cerca y en continuidad con la vida biológica.
Absoluto: Se entiende tradicionalmente en filosofía como aquello que es por sí mismo,
que no necesita de otra cosa ni depende de otra cosa. Referido a verdad, quiere decir
verdad completa y total.
Abstracto, abstracción: Etimológicamente abstraer tiene el significado de extraer,
sacar algo de alguna cosa, separar algo de algo. En un sentido más riguroso, se entiende
por abstracción el proceso por el que el entendimiento obtiene (extrae) el concepto
universal a partir de su imagen sensible, que es particular y concreta. El concepto de
"casa" es universal, porque se aplica a todos los objetos "casa", que tienen en común
unas características determinadas. La imagen de "casa" es particular, porque se refiere
sólo a una casa concreta. Para Ortega la realidad es concreta, móvil y plural. Todo
conocimiento que se pretenda universal e inmutable será abstracto. Todo sujeto que
pretenda obtener un conocimiento absoluto será un sujeto abstracto.
Anquilosamiento: Detenimiento de una cosa en su progreso.
Antinomia: Oposición o conflicto entre dos ideas, dos proposiciones, dos actitudes o
dos interpretaciones. Ortega usa el término "antinomia" para referirse a la oposición que
a partir del Renacimiento se ha ido estableciendo entre cultura y vida. La cultura niega a
la vida (en lo que ésta tiene de relativo y cambiante) y la vida niega a la cultura (en lo
que ésta tiene de objetivo e inmutable).
Arquetipo: Tipo ejemplar y modélico. Modelo perfecto que se toma de ejemplo o sirve
de imitación.
Auténtico: Se dice de algo que es auténtico, cuando se establece definitivamente lo que
se supone que es. Un ser humano es auténtico, cuando es lo que verdadera y
radicalmente es. La autenticidad en Ortega es una característica ontológica de la
realidad humana. El yo auténtico es el "yo insobornable", que no puede dejar de ser lo
que es.
Candor: Sencillez, sinceridad, inocencia.
Cedazo: Instrumento compuesto de un aro y una tela, más o menos tupida, que sirve
para separar en algunas cosas las partes más finas de las más gruesas, que son las que se
quedan en el cedazo.
Congruo: Conveniente, conforme, adecuado, proporcionado. Aquello que le
corresponde. Una congrua porción de verdad es la parte de verdad que le corresponde a
un individuo, a un pueblo o a una época.
Conocimiento: Proceso mediante el cual un sujeto "aprehende" un objeto, se apodera
de él, aunque no de forma física, sino sólo mental. Para el racionalismo el sujeto puede
conocer la realidad tal como es en sí misma. Para Ortega eso no es posible, porque el
sujeto, que es concreto e histórico, está dotado a su vez de unas capacidades que
también son concretas e históricas. Puede conocer la parte de realidad que le permiten
sus capacidades, pero no toda la realidad.
Contorno: Conjunto de líneas que limitan una figura o composición.
Contradicción: Afirmar una cosa y lo contrario. Dos enunciados son contradictorios,
cuando lo que en uno se afirma en el otro se niega.
Culturalismo: Postura extrema consistente en defender la cultura de forma excluyente,
por encima y en contra de la naturaleza y de la vida. Considera que la cultura es lo
auténticamente humano, porque es lo que ha hecho el hombre, mientras que la
naturaleza o la vida son algo recibido.
Dimensión vital: Se refiere al carácter concreto, histórico y perspectivista que tiene
todo conocimiento. Como la vida, el conocimiento es propio de un sujeto individual,
inserto dentro de una circunstancia histórica determinada y referido a esa parte de la
realidad que sólo ese sujeto puede captar. No hay vida en general, sino vida concreta, la
de cada uno, que se desarrolla en un lugar y un tiempo determinado. Lo que se dice del
conocimiento también puede aplicarse a la verdad y a la filosofía. No es posible una
verdad inmutable ni una filosofía inmutable, porque eso sería abstraerse de la vida,
confundir lo que sólo es una perspectiva con la totalidad de lo real.
Divergencia: Diferencia de opinión o parecer. Acción de divergir, discordar o
discrepar. Divergir es la acción de separarse progresivamente una opinión de otra, o de
apartarse, en geometría, una línea o una superficie de otra.
Ente abstracto: Se refiere a un ser separado de la realidad. Sólo tiene entidad separada
de la realidad concreta lo universal. Un ente abstracto es un ente separado de su
circunstancia vital e histórica.
Ente racional: Se dice de aquel ser que sólo existe en el entendimiento, en la razón. El
ente de razón sólo está en el entendimiento, nunca en la realidad (es lo que los
escolásticos llamaban estar "objetivamente" en el entendimiento). Ese ente
de razón puede tener fundamento in re (en la realidad) o no tenerlo.
Faz: Rostro, cara. Vista o lado de una cosa.
Fenómeno: Significa lo que aparece, lo que se manifiesta en la experiencia, lo que se
muestra al sujeto, en tanto en cuanto se muestra. Con frecuencia se opone fenómeno a
realidad, en el sentido de que el fenómeno es lo que se manifiesta y la realidad es lo que
da entidad al fenómeno. Todo fenómeno es fenómeno de algo.
Ficción, ficticio: Ficción se opone a suposición y a apariencia. Con el significado de
suposición, una cosa ficticia es una cosa inventada, una conjetura o una hipótesis. Con
el significado de apariencia, una cosa ficticia es una cosa engañosa, que parece real,
pero no lo es.
Generación: Es un periodo de aproximadamente 15 años, en el que está vigente una
forma de vida. Es ella la unidad concreta con la que se mide la auténtica cronología
histórica. Cada generación está constituida por una fecha central y siete años atrás y
siete delante. Los que pertenecen a ella se llaman contemporáneos, frente a los
coetáneos, que son los que tienen la misma edad pero no viven el mismo tiempo.
Existen dos clases de generaciones: las decisivas y las no decisivas. Las generaciones
decisivas son las que hacen cambiar las épocas históricas o que viven el cambio entre
las épocas históricas. Las no decisivas constituyen el resto.
Hecho: Etimológicamente el hecho es el resultado de algo llevado a cabo. En un sentido
más técnico, "hecho" se contrapone a "cosa" y a veces también a "fenómeno". Se puede
considerar el hecho como un "estado de cosas", una "combinación de entidades o
cosas", que se puede expresar a través de un enunciado contingente. La metafísica
tradicional tendió a hablar de cosas, mientras que a partir del positivismo se habla más
bien de hechos. La fenomenología ha contrapuesto "hecho" a "esencia", en el sentido de
que los hechos son contingentes y la esencia no. Más difícil es establecer la diferencia
con "fenómeno", con el que frecuentemente se le equipara. En cierto sentido el
fenómeno es manifestación de algo y, por tanto, de una cosa. El hecho no necesita del
fenómeno, porque él es su manifestación.
Historia: La vida humana no es algo meramente vegetativo o sensitivo. La vida
humana es algo que no está hecho, quehacer, tarea, acontecimiento, o sea, algo que nos
sucede y se está desarrollando; por tanto, algo esencialmente histórico. Dice Ortega que
"el hombre no tiene naturaleza sino que tiene historia". El hombre es básicamente un
proyecto que se dirige hacia el futuro, pero que parte de un pasado. El hombre nunca es
definitivamente, sino que va siendo. El carácter histórico de la vida humana implica
responsabilidad y autenticidad. Como ser en proyecto que es, está forzado a elegir desde
su circunstancia. El es el responsable de su elección. Asimismo ese proyecto vital debe
ser conforme a lo que es él.
Horizonte: Es la línea que limita la superficie terrestre que puede alcanzar la vista del
observador, donde parece unirse el cielo con la tierra. En un sentido filosóficamente
más riguroso, se entiende por horizonte la adecuación de "la magnitud del conocimiento
con las capacidades y fines del sujeto". La filosofía del siglo XX de carácter
fenomenológico o cercana a la fenomenología ha desarrollado ampliamente el término
"horizonte" para referirse al yo y al mundo alrededor. El horizonte sería el conjunto de
posibilidades que se le ofrecen al yo. El horizonte es el límite de la totalidad de las
cosas, reales o imaginarias, que componen el mundo, pero, a diferencia del mundo, el
horizonte es abierto y móvil, no cerrado y fijo.

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