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"Mientras estaban comiendo, Jesús tomó el pan, lo

bendijo, lo partió
y se lo dio diciendo: tomen, esto es mi cuerpo".
¿Por qué decir que la Eucaristía es “escándalo y locura”? San Pablo explicaba que
el Cristo clavado en la cruz no entraba en los esquemas de la mentalidad de su
época; es más, resultaba molesto, despreciable, intolerable. Era “escándalo para
los judíos y locura para los paganos” (1 Cor 1,23).

Para los judíos era un escándalo (skandalon), era causa de alejamiento de Dios,
era una provocación que no motivaba a creer. Porque para creer los
judíos pedían señales (1,22), manifestaciones de poder (1,24). La figura del crucificado, un
fracasado, no les hablaba de Dios, no les convencía. Allí, en una cruz, no podía estar la
presencia poderosa y majestuosa del Dios que los había sacado de Egipto con grandes
prodigios. Es más, un hombre clavado en una cruz era “un símbolo de maldición de Dios”
(Deut 21,23; Gál 3,13). El crucificado era alguien que terminaba mal porque había pecado y,
por lo tanto, estaba privado de la fuerza de Dios y se había
convertido en un completo fracaso.

En un crucificado se podía ver más bien la ausencia de


Dios, no su gloria. Por eso, un Mesías crucificado era
impensable para los judíos, era un escándalo. ¿Quién
puede poner su fe en un fracasado?

Pero no sólo la cruz, también la Eucaristía era un escándalo para los judíos. Era algo
impensable. Para ellos era insoportable la idea de comer a alguien; y en todo caso podían
hablar de comerse a un enemigo (Sal 27,2; Job 19,22; Ez 39,17-20), pero nunca al Mesías.
Al Mesías había que contemplarlo glorioso, aplaudir sus prodigios, admirarlo como rey
majestuoso. Por eso, cuando los judíos oyeron a Jesús que les hablaba de “comer su carne”,
se sintieron horrorizados y decían: “¡Qué lenguaje tremendo! ¿Quién puede soportarlo?” Jn
6,60.

Y para los paganos, Jesús crucificado era una locura (mwrian), una estupidez, algo irracional
y tonto. Era lo contrario de la sabiduría (1Cor 1,23). Porque para los griegos alguien
convencía a otros y era maestro de sabiduría, si manifestaba sus capacidades humanas:
una argumentación convincente, una oratoria refinada, un porte elegante, un cuerpo bien
conformado. Pero un hombre clavado en la cruz, destrozado, fracasado, despreciado, no
podía convencer a nadie. Era un locura, una tontería, pretender convencer a
alguien presentándole la figura de un crucificado.

Pero por el mismo motivo también la Eucaristía era una locura para los
paganos. Un salvador que se hace presente bajo la figura simple y pequeña del pan, ¿a
quién puede cautivar, a quién puede convencer? Por eso, cuando los griegos se convirtieron
al cristianismo, en la ciudad de Corinto por ejemplo, intentaron transformar la celebración
de la Eucaristía en una fiesta deslumbrante, donde los ricos se apartaban de los pobres
para comer y beber de lo mejor y de esa manera disimulaban la insoportable sencillez de la
Eucaristía (1Cor 11,20-22).

Y sin embargo, Dios quiso elegir una vez más el camino de la fragilidad y de la pobreza.
¡Locura divina y debilidad divina, que son en realidad potencia y sabiduría sobrehumanas!
(1Cor11,25), porque “Dios ha elegido lo plebeyo y despreciable del mundo, lo que no es,
para reducir a la nada lo que es, para que ningún mortal se gloríe en la presencia de Dios”
(1Cor 1,28-29).

Ante un Dios anonadado de esa manera, ¿qué sentido pueden tener la gloria humana y el
poder que pretendemos tener los mortales? Su sencilla apariencia es escándalo y locura
que contradice las inclinaciones más estúpidas del hombre, es escándalo y locura que
reduce a cenizas los anhelos sin sentido, es una burla para la vacía apariencia que esclaviza
a los humanos.

Esto nos indica que para creer en esta presencia de Jesús en la Eucaristía
tenemos que pasar a otro nivel, entrar en otro registro, aceptar que el
Espíritu Santo nos cambie los esquemas mentales, transfigure nuestras ideas y nuestros
deseos. Para que de esa manera podamos extasiarnos, gozarnos, cautivarnos en este
misterio donde se manifiesta mejor que en ninguna otra parte la fuerza de la sabiduría de
Dios, esa potencia y esa gloria que este mundo no puede reconocer con sus propias luces.
Del libro “Escándalo y Locura”.
Comer a Jesús, comerlo con mi boca como se
Paracualquier
come reflexionar:
alimento.¿Qué es la Eucaristía para mí? ¿Soy consciente de que durante la misa el
Tragarlo,
pan porque
consumirlo, se convierte
él mismoen cuerpo
lo pidió: de Jesús? ¿Qué siento al saber que Jesús se hizo pan para
”Tomen
y coman, esto es
dejarse mi cuerpo”.
comer? ¿MeSabemos
cuesta queentender la lógica de un Dios que se hace presente en un
en la pedazo
Biblia la palabra
de pan, “cuerpo”
que norompe
significamis esquemas? ¿Cómo vivo la Eucaristía a diario, como
sólo los órganos físicos. Cuerpo es toda la
encuentro,
persona cuando secomo agradecimiento,
comunica, cuando “Apenas
se etc?cerca
paso ¿Mede hago pan yo
la capilla, para otros?
siento ¿Cómo
una fuerza vivo la que
irresistible comunión
me invita. Ante el Sagrario,
entrega en mi demás,
a los realidad concreta,
cuando todos
se relaciona los días?
yocon Muchas una
experimento veces me que
alegría pregunto cómo Cuando
no sé definir. sería mi vida si no
el Santísimo estáhubiera
expuesto, ningún
yo estoy toda
los otros. Por eso, cuando Jesús nos pide que yresentimiento
invadida como paralizada en por
mi ese
corazón.
Dulce Estoy
Corazón tan acostumbrado
Eucarístico. Cuando a dejo
hablar de las tengo que
la Capilla,
comamos su cuerpo, es una invitación a personas que no me gustan,arrancarmea recordar delcosas quePrisionero”.
divino me han hechoBeatadañoDinay Belanger
recibirlo a Él todo entero, con sus actuar con resentimiento y temor, que ya no sé como sería mi vida si no
sentimientos, su intimidad, sus hubiera en ella nada de que quejarme y nadie a quien culpar. Mi corazón
pensamientos, su divinidad. Es tiene aún muchos rincones que esconden resentimientos, y me pregunto si
verdaderamente comerlo. Esta invitación a de veras querría vivir sin ellos. Entonces, la Eucaristía presenta otra
“Dejar hacer y amar a Jesús y a María” alternativa, la posibilidad
comer su carne era ciertamente un “Jesús, dejame decirte, en deunoptar por eldeagradecimiento.
arranque gratitud, que tu Eucaristía
amor raya significa
en la
“escándalo para los judíos” (1 Cor 1,23). Pero locura. literalmente
¿Cómoagradecer.
querés que Vivir
anteeucarísticamente es vivir no
esta locura mi corazón la vida comohacia
se lance un don,
Ti?
como un regalo porque el que se está agradecido. La Eucaristía
es el extremo al que quiso llegar Dios en su Estaba loco nuestro amado para venir a la Tierra a buscar a los pecadores y es un regalo
desmesurado anonadamiento. Pero en que viene
hacer de sus
de ellos arriba, que(...)
amigos no Él,
podemos
que erafabricar nosotrosfeliz
perfectamente mismos,
(...) Y sino
ahoraquete
realidad, en esta locura inesperada de Dios, veo tenemos
colmarquela recibirlo.
medida de Un regalo que se nos ofrece
tus anonadamientos en ylaque pide (...)
hostia ser libremente
No podías
recibido. ¡Ahí está la elección! Poder invitar a Jesús a nuestra intimidad, a

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