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Patologíasde riesgos

Prevención

Principios generales de la
prevención de los riesgos laborales
en las explotaciones porcinas
Ignacio Ramón García Gómez
Asesor Veterinario
Técnico Superior en Prevención de Riesgos Laborales
Director ALBEITARES CONSULTORES S.L.

La actividad clínica veterinaria esta en continuo progreso de técnicas,


instrumentos y nuevas tecnologías, todas ellas con el objetivo de proporcio-
nar un servicio de calidad a la explotación ganadera. Pero esta actividad se
ve igualmente influenciada de manera permanente con los propios avances y
progresos de la sociedad donde ejerce su labor y sin duda debe adaptarse a los
marcos normativos y de relación en todo lo concerniente a la actividad laboral
que proporciona. De esta forma nace el objetivo de introducir el concepto de
marco preventivo de la actividad laboral veterinaria, no solo como la inelu-
dible obligación legislativa, sino incluso como un elemento más de actividad
del profesional veterinario y como herramienta de productividad y salud en la
Licenciado en obtención de productos, con una seguridad TOTAL.
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Veterinaria 1992
La creciente concienciación en seguridad laboral está siendo notable en
Diploma de los últimos años, desde la promulgación de la Ley de Prevención 1995 y los
Estudios Avanzados Reglamentos que la han desarrollado. Hay muchas pruebas de ello: el nivel
(D.E.A.) Universidad de “tolerancia cero” que el público manifiesta hacia los accidentes laborales,
Complutense de la atención continua de los medios de comunicación, los miles de técnicos
Madrid de prevención que ya trabajan en empresas, el nivel de formación de muchos
Doctorando trabajadores sabedores de sus riesgos, planes de emergencia, etc.
“Siniestralidad
Laboral en la Sin embargo, los accidentes siguen produciéndose porque, en opinión de
Actividad Clínica muchos, no hay “Cultura Preventiva”; o, más exactamente, no hay lo que podría-
mos llamar “costumbres preventivas” de trabajo. Hay modos de trabajar que
Veterinaria”
parecen favorecer los accidentes y otros que, por el contrario, parecen evitarlos.
Universidad Un ejemplo: dos veterinarios que deben asistir a un parto, uno de ellos emplea
Complutense de ropa y equipos protectores adecuados (guantes, gafas), en tanto que el otro no.
Madrid. No hay duda en que la asistencia ofrecida por ambos profesionales puede ser igual
Técnico Superior de buena, el hecho de observar ciertas medidas de autoprotección no tienen por
en Prevención de qué incidir en una mejor o peor la práctica clínica, pero el primer veterinario está
Riesgos Laborales: disminuyendo los riesgos de contraer una enfermedad o de sufrir un accidente.
Especialidades en:
Higiene Industrial. El cambio cultural es una cuestión muy práctica que interesa a todas
Ergonomía y las empresas, grandes y pequeñas, y a todos los profesionales autónomos;
así como a todos los actores de la prevención (autoridades, empresarios, tra-
Psicosociologia.
bajadores, sindicatos, asociaciones, etc.). Necesitamos cambiar costumbres
Secretario General de riesgo por costumbres preventivas si queremos resolver la siniestralidad
de la SOCIEDAD laboral.
ESPAÑOLA DE
PERITACIÓN ¿Es posible cambiar las costumbres de trabajo? La respuesta es sí. Las
VETERINARIA. costumbres se pueden cambiar si se identifican las más adecuadas y se buscan
Director con compromiso, trabajo en equipo y dedicación.
ALBEITARES
CONSULTORES S.L. La prevención de riesgos laborales como disciplina jurídica se inscribe
dentro del marco legal español en la llamada “Legislación Social”, en concreto,

García I.
Prevención Nut
de riesgos
rición

en el Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social. En el marco comunitario se encontraría


incluido en el llamado “Derecho Social”. Es una disciplina plural que se ve afecta de otras
ramas del derecho como el administrativo, el constitucional o el comunitario, entre otros.

Lo que regula son las pautas o reglas técnicas que definen las actuaciones a seguir por
los distintos colectivos profesionales en el ámbito de su actividad laboral.

Se puede hablar de una parte estrictamente jurídica, relativa no sólo a las normas en
sí mismas, sino también en lo referente a la concreción de determinadas cuestiones como
son, por ejemplo, la determinación de los derechos y obligaciones de trabajadores y empre-
sarios.

El artículo 42.2 de la Constitución Española encomienda a los poderes públicos “velar


por la seguridad e higiene en el trabajo”. La Ley 31/95, de 8 de noviembre de Prevención
de Riesgos Laborales, modificada por la Ley 54/2003, es nuestra norma básica y que
transpone al ordenamiento jurídico español la Directiva 89/391/CEE, de 12 de junio, que
es la Directiva Marco de la Comunidad Europea en la materia, e incorpora también otras
relativas a materias más concretas.

La Ley 31/95 se caracteriza por crear un marco homogéneo y aglutinador de toda la


enorme y variada normativa existente hasta el momento en nuestro ordenamiento jurídico,
y por actualizar regulaciones ya desfasadas, regulando nuevas situaciones no contempladas
con anterioridad. Tiene por objeto el establecimiento de un cuerpo básico de garantías y res-
ponsabilidades, necesario para establecer un nivel de protección adecuado de la salud de los
trabajadores frente a los riesgos derivados de las condiciones de trabajo. A partir de este reco-
nocimiento, establece distintas obligaciones que garantizarán el derecho de los trabajadores
a la protección de su salud e integridad en el ámbito laboral, así como las actuaciones de las
administraciones públicas que puedan concurrir para conseguir este objetivo.

Principios generales de la prevención de los riesgos laborales en las explotaciones porcinas


Nut rición de riesgos
Prevención

No sólo es de aplicación esta norma en el ámbito laboral,


sino que también se aplica en el de las Administraciones Públicas,
constituyendo norma básica del régimen estatutario de los fun-
cionarios públicos. Así, en su ámbito de aplicación no sólo se
incluyen los trabajadores vinculados por una relación laboral
en sentido estricto, sino también al personal civil de carácter
administrativo o estatutario al servicio de las Administraciones
públicas, así como a los socios trabajadores de cooperativas, que
promoverán normativa específica para salvaguardar la seguridad
y salud de sus trabajadores.

Las estructuras y las relaciones existentes en el ámbito de las


explotaciones ganaderas (predominio de actividades estacionales
y prestación de trabajos de tipo familiar, diversidad de tareas, gran
proporción de trabajadores autónomos, etc...) hace muy difícil, tanto
la obtención de datos, como la accesibilidad de los medios “tradi-
cionales” para poder mejorar las condiciones de trabajo. De un lado,
la mayoría de los trabajadores, incluidos muchos veterinarios, con-
sideran el riesgo tanto de accidente como de enfermar como algo
inherente al mismo e inevitable. De otro, tanto por el tipo de régimen
de cotización a la seguridad social, como por la característica de no
poder ser sustituidos en caso de baja y la imperiosa necesidad de
continuar con las labores a realizar, la declaración de accidentes es
baja y las estadísticas no reflejan la realidad.

Sin embargo, los riesgos en este sector son elevados y la


gravedad, tanto por accidentes, como por enfermedades contraí-
das por la exposición a agentes biológicos, a agentes químicos
peligrosos, por sobreesfuerzos, etc., también.

La Ley 31/95 define, en su artículo 31.2 los servicios de prevención como “el conjunto
de medios humanos y materiales necesarios para realizar las actividades preventivas a fin de
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garantizar la adecuada protección de la seguridad y la salud de los trabajadores, asesorando


y asistiendo para ello al empresario, a los trabajadores y a sus representantes y a los órganos
de representación especializados”.

Debe ser un órgano estructurado, cuyo objetivo es salvaguardar la seguridad y la salud


de los trabajadores que, para ejercer sus funciones, deberá tener a su disposición toda la
información y documentación necesaria.

El servicio de prevención puede ser propio, ajeno o mancomunado. En las explotaciones


ganaderas el servicio de prevención propio no tiene sentido, debido a sus reducidas dimen-
siones en cuanto al número de empleados.

Servicio de Prevención Ajeno.- El empresario deberá recurrir a uno o varios de estos


servicios cuando:

• La designación de uno o varios trabajadores para la realización de las funciones


preventivas resulte insuficiente y no sea obligatorio constituir un servicio de pre-
vención propio.
• Por decisión de la autoridad laboral se haya de constituir un servicio propio (artí-
culo 14.c del Reglamento).
• Si el empresario es quien asume las funciones preventivas, para todas las funcio-
nes que no asuma, sobre todo aquellas relativas a la salud laboral.
• Exista una asunción parcial por parte de los servicios de propios de prevención.

Para que el empresario pueda concertar estos servicios ajenos, debe consultar previa-
mente con los representantes de los trabajadores, si éstos existen en la empresa en virtud
del número de trabajadores, según establece el artículo 33. b de la Ley 31/95.

Servicios de prevención mancomunados.- Es una modalidad singular de servicio pre-


ventivo propio. Se regula en el artículo 21 del Reglamento de Servicios de Prevención. Se
podrá constituir cuando existan distintas empresas que desarrollen simultáneamente su
actividad en un mismo centro de trabajo, edificio o centro comercial, garantizándose la
eficacia y operatividad del servicio.

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Prevención de riesgos

También podrá acordarse la constitución de estos servicios,


por negociación colectiva, por acuerdos (artículo 83.3 ET), o en
su defecto, por decisión de las empresas afectadas, entre aque-
llas empresas que estén en un mismo sector productivo o grupo
empresarial, o que desarrollen sus actividades en un mismo polí-
gono industrial, o en un área geográfica limitada.

El acuerdo de constitución se deberá adoptar previa consulta


a los trabajadores de las empresas afectadas o, a sus represen-
tantes, si las empresas cuentan con esta representación (artículo
33 Ley 31/95). Se formalizará mediante acuerdo en el que debe-
rán constar expresamente las condiciones mínimas en que se
debe desarrollar tal servicio.

Estos servicios tendrán la consideración de servicios propios


de las empresas que los constituyan y tendrán que tener los mis-
mos medios que los exigidos para aquéllos por la legislación de
prevención. Su actividad se limitará a las empresas participantes
y deberán tener a disposición de la autoridad laboral la infor-
mación relativa a las empresas que lo constituyen y su grado de
participación en las mismas.

Así, distintas empresas ganaderas mediante acuerdo, podrían


acudir a la constitución de un servicio mancomunado de preven-
ción. Por ejemplo las Cooperativas Ganaderas o las Agrupaciones
de Defensa Sanitaria, como elementos que se encuentran cons-
tituidos por un grupo de empresas o explotaciones ganaderas
podrán acogerse a este modelo de servicio de prevención donde
la figura del Veterinario o Equipo Veterinario podrá facilitar
diversas funciones de formación y asesoramiento especifico al
Servicio de Prevención Mancomunado.

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Como empresa, la explotación ganadera está obligada a disponer de un modelo de
organización preventiva que podrá variar de una explotación a otra en función de que el

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Nut rición de riesgos
Prevención

empresario elija dentro de las modalidades de sistemas preventivos permitidos por la LEY
31/95, en su Capítulo IV.
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La obligación de coordinación y
colaboración de actividades en las
explotaciones ganaderas

El artículo 24 de la Ley 31/95 establece que, cuando en un mismo centro de trabajo


desarrollen actividades trabajadores de distintas empresas, éstas deberán cooperar en la
aplicación de la normativa de prevención de riesgos laborales, estableciéndose para ello los
medios de coordinación necesarios relativos a la protección y a la prevención, así como dar
la información a sus respectivos trabajadores.

La obligación legal de desarrollar reglamentariamente esta materia se lleva a cabo
mediante la aprobación del RD. 171/2004, de 30 de enero sobre coordinación de activi-
dades empresariales.

A los efectos de esta materia, será centro de trabajo cualquier área, edificada o no, en
la que los trabajadores deban permanecer o acceder por su trabajo; empresario titular, la
persona que puede poner a disposición y gestionar el centro de trabajo; y empresario prin-
cipal, el que contrata o subcontrata con otros la realización de obras o servicios relativos a
la propia actividad de aquél y que se desarrollen en su propio centro de trabajo.

La coordinación deberá garantizar el cumplimiento de los siguientes objetivos:

• La aplicación de los principios de la acción preventiva por las empresas concurrentes


en el centro de trabajo - en el caso que nos ocupa, explotación ganadera y actividad
veterinaria, por ejemplo -.
• La aplicación correcta de los métodos de trabajo por esas empresas concurrentes.
• El control de las interacciones de las diferentes actividades desarrolladas sobre todo
cuando pueden crear riesgos calificados como graves o muy graves o cuando se
desarrollen en la explotación ganadera actividades incompatibles entre sí por su
incidencia en la seguridad y la salud de los trabajadores.

García I.
Prevención Nut
de riesgos
rición

• La adecuación entre los riesgos existentes que puedan


afectar a los trabajadores de las empresas concurrentes, y
las medidas aplicadas para su prevención.

Cuando en un mismo centro de trabajo desarrollen sus


actividades dos o más empresas, deberán cooperar en la aplica-
ción de las normas de prevención. Este deber será de aplicación
a todas las empresas y trabajadores autónomos concurrentes,
existan o no relaciones jurídicas entre ellos, como es el caso de
las explotaciones ganaderas que requieran los servicios de un
veterinario.

Deberán informarse recíprocamente sobre los riesgos espe-
cíficos de las actividades que se desarrollen en la explotación
ganadera y que puedan afectar a los trabajadores de las otras
empresas, sobre todo, de los que puedan verse agravados por la
concurrencia de actividades. La información será suficiente y se
facilitará antes de que se inicien las actividades, cuando se pro-
duzcan cambio en las mismas o se haya producido una situación
de emergencia. Se dará por escrito cuando alguna de las empre-
sas genere riesgos graves o muy graves.

También tendrá que comunicarse de inmediato toda situa-


ción de emergencia que pueda afectar a la salud y seguridad de
los trabajadores de las empresas concurrentes.

Para establecer los medios de coordinación se tendrá en


cuenta el grado de peligrosidad de las actividades que se desa-
rrollen en el centro de trabajo, el número de trabajadores de las
empresas concurrentes y la duración de la concurrencia de las
actividades.

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Cuando exista un empresario titular del centro de trabajo, informará a los otros
empresarios de los riesgos existentes en éste y dará las instrucciones adecuadas relaciona-
das con las medidas de protección, prevención y emergencia correspondientes, para que las
trasladen a sus respectivos trabajadores.

Los empresarios concurrentes, tendrán en cuenta la información recibida de éste en la


evaluación de riesgos y en la planificación de su actividad preventiva, cumpliendo con las
instrucciones dadas por el empresario titular.

En el caso de que la concurrencia se produzca cuando exista un empresario principal,


además de lo anterior éste deberá vigilar por el cumplimiento de la normativa de preven-
ción por los contratistas de obras o servicios, como es el caso de los veterinarios.

En la explotación ganadera pueden confluir las actividades de trabajadores perte-


necientes a diferentes empresas, además de los trabajadores de la explotación: empresas
contratadas para hacer una actividad puntual (que se desarrolla dentro de los límites de la
explotación), subcontratas para hacer labores concretas o profesionales autónomos, como
es el caso de veterinarios que prestan sus servicios de manera puntual. En estos casos, la
Ley 31/95, en su artículo 24 sobre “Coordinación de actividades empresariales”, establece
que “estas deberán cooperar” en la aplicación de la Ley.

Corresponde al empresario de la explotación ganadera adoptar “las medidas necesarias


para que aquellos otros empresarios que desarrollen sus actividades en su centro de trabajo
reciban la información y las instrucciones adecuadas, en relación con los riesgos existentes
en el centro de trabajo y con las medidas de protección y prevención correspondientes”.

Se consideran medios de coordinación, entre otros, el intercambio de información y


comunicaciones entre empresas concurrentes; la celebración de reuniones periódicas; las
reuniones conjuntas de los comités de seguridad y salud, si no se tienen, de los empresa-
rios con los delegados de prevención; la impartición de instrucciones; el establecimiento
conjunto de medidas específicas; o la designación de una o más personas encargadas de la
coordinación de la prevención.

Principios generales de la prevención de los riesgos laborales en las explotaciones porcinas


Prevención de riesgos

La iniciativa para acordarlos corresponderá al empresario titular o, en su defecto, al


principal.

Además, siempre será obligación del empresario de la explotación ganadera vigilar que en
su empresa se cumplan las normas de prevención por parte de dichos contratistas y subcon-
tratistas, así como por otros empresarios concurrentes como pueden ser los veterinarios.

Los Equipos De Trabajo

El empresario está obligado a facilitar a los trabajadores de la explotación los equipos


de trabajo adecuados para la realización de cada labor y darles los medios de protección
adecuados (véase apartado 5 del capítulo II). Deberá garantizar que los trabajadores reciban
una formación e información adecuadas sobre los riesgos que se produzcan del uso de los
equipos de trabajo, así como de las medidas que se tengan que adoptar.

Se entiende por “equipo de trabajo” cualquier máquina, aparato, instrumento o


instalación de la exploración utilizado para el trabajo en la misma. Estos equipos deben
cumplir los requisitos establecidos en el Real Decreto 1215/1997, de 18 de julio, sobre
disposiciones mínimas de seguridad de equipos de trabajo; y los requisitos de certificación
y demás requisitos contenidos en el Real Decreto 1435/1992, de 27 de noviembre y el
Real Decreto 56/1995, de 20 de enero, sobre máquinas.

Hay que tener presente que las máquinas de la explotación que hayan sido adquiridas
a partir de 1995, deberán tener el marcado CE, declaración CE de conformidad y libro de
instrucciones, o en su caso marca CE, certificación CE de equipo. Esta homologación de
tipo CE es el acto por el cual un Estado miembro de la Unión Europea hace constar que un
producto se ajusta a las prescripciones técnicas establecidas en las Directivas específicas
y ha pasado los controles y comprobaciones previstas en los correspondientes certificados
de homologación. Los fabricantes deben facilitar a los usuarios, al amparo de la marca CE,
la siguiente información:
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• Las características del producto, su composición o embalaje.

• Los efectos del producto sobre otros productos, cuando sea


razonablemente previsible esperar una utilización conjunta.

• La presentación del producto, su etiquetado e instrucciones


sobre uso y eliminación.

• Los grupos de consumidores a los que la utilización del pro-


ducto pueda poner en situación de grave riesgo.

Las máquinas que hayan sido adquiridas antes del año


1995, deberán tener la certificación del fabricante, de técnicos
competentes o de Organismos de Control Autorizados (según la
máquina y fecha de comercialización).

El empresario debe facilitar equipos de trabajo adecuados


a la labor que deba realizarse y convenientemente adaptados a
dicho trabajo, de forma que garanticen la seguridad y la salud de
los trabajadores cuando los utilizan. Si no es posible garantizar
totalmente dicha seguridad y la salud durante su utilización, han
de tomarse las medidas adecuadas para reducir tales riesgos al
mínimo, como puede ser la utilización de equipos de protección
individual (EPIs).

Los anexos I y II del citado Real Decreto 1215/1997, esta-


blecen las disposiciones mínimas de seguridad aplicables a los
equipos de trabajo y su utilización.

Respecto de los “equipos de protección individual” (EPIs),


recordar que éstos se definen como cualquier equipo destinado a

García I.
Prevención de riesgos

ser llevado o sujetado por el trabajador para que le proteja de los


riesgos que puedan amenazarle en su seguridad o salud. El artí-
culo 17.2 de la LEY 31/95 señala claramente que estos deberán
ser facilitados a los trabajadores; quienes deberán cuidar por que
los trabajadores los utilicen de manera correcta. Las condiciones
de obligatoriedad y uso de los EPIs se encuentran reguladas en el
RD 773/1997, de 30 de mayo, sobre equipos de protección indi-
vidual. Estos EPIs, deberán cumplir los requisitos establecidos en
las disposiciones legales o reglamentarias en cuanto a su diseño
y fabricación, siendo el RD 1407/1992, de 20 de noviembre, el que
se regula las condiciones para la comercialización y libre circula-
ción intracomunitaria de estos equipos.

Sobre el uso de estos EPIs, está regulado en el RD 773/1997,


de 30 de mayo, sobre disposiciones mínimas de seguridad y salud
relativas a la utilización por los trabajadores de equipos de pro-
tección individual.

Las Obligaciones Del


Trabajador
Estas obligaciones se establecen en el artículo 29 de la Ley
31/95, así como en la Directiva 89/391/CEE.

Se determina un deber genérico de seguridad, consistente en


cuidar, en la medida de sus posibilidades y cumpliendo las medi-
das de prevención, de su propia seguridad y salud en el trabajo y
de las de terceros a los que pueda afectar su trabajo, según sus
posibilidades, su formación y las instrucciones que le haya dado el empresario.

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En particular, el trabajador deberá:

a) Usar adecuadamente, según su naturaleza y los riegos previsibles, máquinas, apa-


ratos, herramientas, sustancias peligrosas, equipos de transporte y cualquier otro
medio con que desarrolle su actividad.
b) Usar correctamente medios y equipos de protección dados por el empresario,
según sus instrucciones.
c) Usar correctamente de los dispositivos de seguridad, con prohibición de dejarlos
fuera de funcionamiento.
d) Informar al empresario, a sus delegados, a los trabajadores con funciones preven-
tivas o al servicio de prevención, de situaciones en las que sea razonable deducir
que hay un riesgo para la seguridad o la salud de los trabajadores.
e) Contribuir al cumplimiento de los deberes impuestos por la autoridad competente
para proteger la seguridad y la salud.
f) Cooperar con el empresario para que éste pueda cumplir con sus obligaciones.

Estas obligaciones tienen como fin evitar que actos u omisiones de los trabajadores
puedan lesionar su propia seguridad o salud, o a la de terceros.

Otros artÍculos:
1. Responsabilidades, Infracciones Y Sanciones. Régimen Disciplinario En Prevención De Riesgos Laborales
2. Condiciones Materiales De Seguridad Y Salud En Las Explotaciones Ganaderas
3. Elementos Que Inciden Sobre La Seguridad Y La Salud En Las Explotaciones Ganaderas De Porcino
4. Los Accidentes Laborales Más Frecuentes En La Práctica Veterinaria
5. Las Enfermedades Profesionales Relacionadas Con La Práctica Veterinaria

Principios generales de la prevención de los riesgos laborales en las explotaciones porcinas

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