You are on page 1of 2

ALGUNOS EJEMPLOS DE FALLAS DEL MERCADO EN PANAMÁ

Oscar García Cardoze


Economista

En un artículo publicado hace tres meses comentábamos, a propósito de lo difícil que resulta para
los economistas ponerse de acuerdo, que no hay que ser un liberal ingenuo para pensar que el
funcionamiento libre del mercado está exento de fallas; pero que esto no es argumento para que
mediante acciones públicas se atente contra aquellas actividades que el mercado autoregula
eficientemente. Hoy quiero compartir con los lectores algunos ejemplos de fallas del mercado
que pueden ayudar a mejorar la percepción de que los economistas no hablan de cosas prácticas.

Las crisis macroeconómicas (períodos de elevadísimo desempleo y/o inflación sustentados en


parte en un estancamiento de la producción de bienes y servicios), es una falla de mercado que se
puede combatir a través de programas anticíclicos (el ciclo económico, esto es, la sucesión
irregular de etapas de auge, recesión, depresión y reactivación, es la forma característica de
crecimiento de cualquier economía capitalista, rica o pobre) que tiendan a manejar la demanda
total de la economía, aumentando, por ejemplo, el gasto público en períodos recesivos o
reduciéndolo en períodos inflacionarios. En el caso de Panamá, un ejemplo de lo primero lo
tenemos en el programa de empleo de urgencia que surge durante la década de los 70’s (donde
encontramos el origen de las brigadas celestes de la hoy municipalizada DIMA), facilitado por el
acceso a importante recursos de crédito externo.

Otra falla de mercado se produce cuando en el mismo se dan problemas de información. Uno de
estos es el de la asimetría en el manejo de la información y que podemos resumir como que los
productores, o proveedores en general, manejan más información que los consumidores.
Cualquier persona que haya estado involucrada en la compra de un automóvil de segunda
seguramente se habrá dado cuenta de esta realidad, en muchos casos quizás demasiado tarde. El
asunto, sin embargo, tiene un alcance mucho más amplio ya que no se limita en absoluto a los
bienes, y dentro de estos no se restringe solamente a los duraderos, sino que también abarca los
servicios. El Estado tiene un camino amplio de acción para combatir esta falla y aquí queremos
comentar dos. Una tiene que ver con la normativa sobre la veracidad en la publicidad y la otra
con disposiciones sobre la fecha de vencimiento de productos perecederos. Ambas normas se
encuentran estatuidas en la Ley 29 de 1996 a través del artículo 31 (obligaciones del proveedor
frente a los consumidores) y del artículo 50 (veracidad en la publicidad de forma tal que la
misma no induzca a error o confusión, no tergiversen los hechos y sean afirmaciones
comprobables). Gracias a la labor de la Comisión de Libre Competencia y Asuntos del
Consumidor (CLICAC), ente creado mediante la referida Ley, se han podido corregir situaciones
como las planteadas.

Un problema distinto de información, pero que también provoca que el mercado no resuelva los
problemas de la mejor forma, es el de la escasez de información. A guisa de ejemplo, la mayoría
de los consumidores no conocen las diferencias en precios, asumiendo calidades homogéneas, de
productos de la Canasta Básica de Alimentos (CBA), en función del tipo de establecimientos
(supermercados, minisúpers y abarroterías) y de su ubicación geográfica. Es más, seguramente
los consumidores de menores ingresos son los que menos información como ésta manejan (ya

1
que el acceso a la información cuesta), a pesar que sean los que potencialmente se podrían ver
más favorecidos, ya que al obtener ahorros pudieran ya sea aumentar su ingesta de nutrientes, o
disponer de recursos para otros gastos distintos de los de subsistencia. En este caso, puede
resultar muy útil que el Estado se comprometa en programas amplios de divulgación de
información, que tiendan a que la información accesible a los consumidores sea oportuna en el
tiempo, veraz y, en la medida de lo posible, gratuita. Esto lo ha venido realizando la CLICAC a
través de la divulgación de sus distintas encuestas en los distintos medios de comunicación social
e incluso a través de la impresión de algunos suplementos que se entregan directamente a los
consumidores en las principales arterias comerciales del país.

La existencia de mercados incompletos o imperfectos es otra situación que señala la presencia de


fallas en el mercado que ameritan alguna acción supletoria del Estado. Por ejemplo, algunos
grupos poblacionales no son sujetos de crédito por el hecho de no estar trabajando, lo que en el
caso de los estudiantes pudieran atentar a largo plazo contra la formación de una mano de obra
altamente calificada. Para corregir esta situación, el Estado a través del IFARHU realiza un
vasto programa de becas, préstamos y seguros a los estudiantes que les permitan contar con una
fuente de financiamiento para sus estudios.

Finalmente, tocaremos el tema de las externalidades, esto es, un efecto no buscado que se
produce sobre el bienestar de algunos agentes económicos, o de toda la sociedad, a partir de la
actividad de alguno de ellos en particular. Estos efectos pueden ser positivos o negativos. En
cuanto a estos últimos, el más conocido es de los costos de la contaminación ambiental que se
puede derivar de algunas actividades industriales (v. gr. plantas cementeras) o de construcción de
obras de infraestructura. En Panamá, esta situación se puede enfrentar haciendo cumplir la
normativa existente sobre protección del ambiente, y es ésta una de las razones de ser de la
exigencia de estudios de impacto ambiental y de los planes de mitigación exigidos por la
Autoridad Nacional del Ambiente (ANAM), además de las sanciones que ella puede imponer.

You might also like