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Emergió tal cual una leyenda urbana, hace ahora diez años. Principalmente en
Madrid pero la historia pudo escucharse en casi todas las ciudades horadadas por
túneles de metro. Según decía grupos de jóvenes madrileños habían inventado una
nueva forma de diversión que consistía en hacer surf sobre los vagones de metro.
Evidentemente no con tablas. Era la propia velocidad de los trenes la que les permitía
hacer figuras y cabriolas en el aire mientras saltaban de vagón en vagón.
Dicen las leyendas surgidas desde entonces que incluso los ancianos que
habitualmente asistían como espectadores a las obras también acudían a las
estaciones para contemplar el extraño espectáculo y así matar el tiempo. También se
decía que los propios responsables de la seguridad en el metro habían decidido
instalar cámaras de vigilancia para poder controlar a las pandillas de indeseables que
se jugaban así la vida. Incluso se generó cierta alarma social al respecto pero, en
verdad, nunca se detectó a nadie jugando a tal cosa, por mucho que los relatos
populares hablaran de muchachos detenidos por la policía como consecuencia de
estas acciones.
Al igual que antaño el principal objetivo de los jóvenes surfistas es esquivar los
cables de alta tensión que dan electricidad a los trenes. No pueden mover los pies
mientras lo hacen. Su agilidad y sus cuerpos deben efectuar los movimientos
oportunos para sortear estos obstáculos que aparecen entre los jóvenes a una
velocidad superior a los cien kilómetros por hora. En realidad se trata de efectuar unos
movimientos muy similares a los que efectúa Keanu Reeeves en la película Matrix en
alguna de las escenas que muestran al actor, a cámara lenta, esquivando las balas de
sus enemigos. De hecho, por ese nombre, Matrix se conoce el juego. El gran problema
es, que en este caso, no se trata de una película.
Como decíamos el juego es trágico, el riesgo a morir calcinado por los cables
es vidente pero ahí está el mérito y el riesgo. En el año 2007 se han contabilizado diez
muertos. No sabemos si el origen de la leyenda está en los surfistas de Soweto pero
es muy probable que así sea. Aunque en ocasiones se produce el fenómeno a la
inversa. Es decir, tras la leyenda llega la realidad. Porque el fenómeno de imitación de
la leyenda es habitual en este asunto. Y es que a veces, estos relatos parecen dar
ideas.