HERALDO DE ARAGÓN 16/03/2007
La firma I La ministra Narbona está rodeada de demasiados asesores de la cultura
del "no" y parece estar mareando la perdiz en el recrecimiento de Yesa; parece no ha-
ber aprendido en estos años lo dramático del problema de la sequía. José Luis Moreu
El agua y la cultura del no
E gustó la afir-
M mación de Jordi
Dolader, res-
ponsable de un
estudio sobre la
energía, sosteniendo que hay que
terminar con la "cultura del no"
que se opone a la construcción de
grandes infraestructuras, entre
ellas los embalses, para asegurar
el abastecimiento (de energí¡:¡, pe-
ro también de agua) a corto y a
medio plazo. La ocasión de esta
afortunada afIrmación fue el de-
bate sobre si subir o no sustan-
cialmente el recibo de la luz, co-
mo propuso a fmes de año el Mi-
nisterio de Industria, fmalmente
desautorizado, ante las muchas
reacciones adversas, por el presi-
dente zapatero.
Creo que debe insistirse en la
crítica a la "cultura del no" referi-
da a la construcción de embalses,
"cultura" que tanto daño ha he-
cho y sigue haciendo a las nece-
sidades de una política hidráulica
sensata en el territorio aragonés,
apoyada además desde hace dé-
cadas por la gran mayoría de los
ciudadanos y las fuerzas políticas.
Los que aplican a la construc-
ción o recrecimiento de embalses
sus ideas de la "cultura del no"
afIrman que han quedado obsole-
tos, porque responden a ideas he-
redadas de Joaquín Costa y pen-
sadas para una problemática de
España muy diversa de la actual
(hambre; incultura; gran subde-
sarrollo de la agricultura; etc). Y
se afIrma -desde hace unos vein-
te años en nuestro país- que hoy
lo moderno y necesario, y (últi-
mamente) lo exigido por la Di-
rectiva Marco europea del 2000,
es la protección de la calidad del
agua, que se presenta sin razón
como necesariamente contra-
puesta a la construcción de obras
hidráulicas. Se habla mucho, in-
cluso pretendidamente en nom-
bre de la "ciencia", de biodiversi-
dad, de protección de los ecosis-
temas y de desarrollo sostenible,
y se concluye por algunos en que
habría que reservar para "usos
ambientales" la mitad del agua
del Ebro y reducir para ello lo ne-
cesario los regadíos, lo que consi-
dero hoy por hoy sencillamente
imposible y una barbaridad.
Las referencias históricas y
comparativas a Costa suelen ser
tendenciosas y simplifIcadoras.
Murió en 1911 y escribió sobre el
agua anteJodo en el siglo XIX, pe-
ro continuando una línea de pen-
samiento que se remonta a la nus-
tración. y la preocupación por la
protección de la calidad de las
aguas no le fue del todo ajena.
Tiene apasionadas páginas de de-
nuncia sobre los daños que cau-
saban las lluvias en la cubierta ve-
getal de muchos cauces de ríos
por falta de bosques en las cuen-
cas, lo que conecta con una anti-
gua preocupación de la Adminis-
tración española y con una tam-
bién antigua legislación sobre
"montes (bosques) protectores".
y en las admirables leyes de
aguas liberales de 1866 y 1879 hay
importantes preceptos dirigidos
a defender la limpieza de las
aguas.
Por otra parte, tras la muerte de
Costa han pasado muchas déca-
das en España sin que nadie cues-
tionara la enorme utilidad de los
"Alguien debería recor-
dar a la ministra que en
Aragón el tema de los
embalses nos parece
muy serio y que están en
juego miles de votos"
I+G
embalses. Los dos bandos de la
Guerra Civil estaban de acuerdo
en ello y es hoy curioso compro-
bar que defIenden las obras hi-
dráulicas tanto la Constitución
republicana de 1931 (art. 47) como
el principio nº 12 de la Ley fran-
quista de Principios del Movi-
miento Nacional de 1958. Y no es
cierto tampoco que sólo una pu-
ra mentalidad desarrollista inspi-
rara el Pacto del Agua de 1992.
Gorría Ipas, en un estupendo tra-
bajo sobre el regadío en Aragón
(Enciclopedia Temática de Ara-
gón, 1989) argumentaba la nece-
sidad de "regular" la cabecera del
Ebro no tanto por aumentar el re-
gadío, sino por asegurar los cau-
dales ecológicos mínimos y la au-
todepuración del río. O sea, argu-
mento no de cantidad, sino de ca-
lidad del agua. Y somos muchos
los que defendemos a la vez los
embalses y una mayor severidad
en los controles de la calidad y el
ahorro del agua y en su evalua-
ción.
Recordar todo esto parece
oportuno ahora que se acerca un
tiempo de elecciones. La ministra
Narbona está rodeada de dema-
siados asesores de la "cultura del
no"; no parece haber aprendido
sufIcientemente bien, pese a ha-
ber tenido que gestionar el agua
durante dos años con sequía en el
país, el gravé daño económico, y
sobre todo social, que causan las
sequías; y da la impresión de es-
tar mareando la perdiz con el re-
crecimiento del embalse de Yesa,
que acumula ya más de un año de
retraso. Alguien debería recor-
darle que en Aragón este tema de
los embalses nos parece muy se-
rio y que pueden estar en juego
muchos miles de votos.
José Luis Moreu Ballonga es
catedrático de Derecho civil