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• Juan Carlos Gómez
EL EQUIPO DE CINOSARGO.
• Patricia Contreras
• Rocio L’Amar
• Comics Engranaje.
En la misma medida, hay que destacar como el prólogo del Quijote no se queda atrás
en aquellos juegos que buscan desmitificar la unidad de sentido del texto. Aquí la
trasgresión nos remite a la totalidad de la obra y a una lectura bajo una óptica cínica y
descreída tanto en lo relativo a la forma del texto como a su contenido, pues todo lo
que en un principio el escritor nos dice en este umbral, que el Quijote no será, se
desdice en la práctica.
Al respecto, se ha señalado
históricamente la disputa de
Cervantes y Lope de Vega y como
los prólogos y los Quijotes
apócrifos eran mecanismos en su
disputa, más allá de lo anecdótico,
lo destacable es como Cervantes
hace de su obra tanto en lo que
atañe a la locura del Quijote como
en la forma en que esta se nos
presenta, un gran universo que de
forma sutil conversa y rebate a la
novela como instrumento del
hombre y su cultura, provee una
visión panorámica de su tiempo y
contemporáneos, sus crisis, anhelos y como se maneja la tradición, los usos clásicos,
el ideal y utopía renacentista frente a los cambios de la época que desembocaran en
un extenso y nutrido periodo conocido como barroco. La vanguardia y experimentación
técnica no le son ajenas y la ironía, uno de los más fecundos medios de derribar
verdades impuestas como absolutismos y esteriotipos, hacen del ingenioso prólogo del
Quijote un mapa interpretativo de la novela que nos remite de modo ambiguo al autor,
a su falta de sapiencia, a su desinformación o más bien, intencionada burla de quienes
por voluntad se someten a su juego y penetran al mundo relativista del antihéroe
mesiánico que luego de cuatro siglos aún cabalga por entre la realidad y la
ficción asombrándonos.
SI algo es la escritura es subversión y ruptura. No es posible gestar, dar a luz una obra
de creación válida y perdurable desde la complacencia y la blanda y muelle
acomodación a lo establecido, al orden existente. La literatura nace de una esencial
disconformidad del autor: disconformidad con la Realidad, disconformidad con el
propio ser, con la condición humana misma –ante sus límites y/o limitaciones y su
dramática finitud, rotundamente demostrada por la muerte…— y disconformidad con
el ámbito en el que todos nos desenvolvemos: la sociedad, la historia y la cultura.
Ocultos los rostros tras máscaras vistosas y cubiertos los cuerpos por bellos e
imaginativos disfraces, el ser individual y colectivo se expresa, se realiza y se libera
(de los límites de la realidad y de los de la propia especie) en las festividades
carnavalescas. De igual modo lo hace el escritor a través del disfraz suntuoso de su
arte, a través de las palabras y de las frases, de los símiles y metáforas, de las
situaciones y, sobre todo, a través de sus personajes.
Porque (en efecto) todo gran escritor es un travestido (Madame Bovary, c´est moi,
Gustave Flaubert dixit) que revela y pone de manifiesto la debilidad y relatividad
esencial de todos nuestros supuestos; de todos nuestros hábitos y costumbres
consagrados por la tradición y la cultura. Todo gran escritor es –y sigo con las
metamorfosis– un Diablo Cojuelo que nos propina innúmeros vejigazos de palabras,
símiles y metáforas, dejándonos certidumbres y creencias magulladas, hundida el
alma en el desasosiego y en mil y un inquietantes interrogantes la cabeza.
Las obras de creación auténticas ponen nuestro mundo de cada día –ése en el que
nos movemos con desenvoltura y con una fe absoluta en su solidez, estabilidad y
confiabilidad–, al revés, nos lo tornan de cabeza en una traslocación total de sus
elementos.
Pablo Delgado U.
Quilicura/27/10/008
Posteriormente, el año 2003 reinicia su verba literaria vinculándose al taller del Centro
Cultural de Quilicura, donde colabora en la edición de Fragmentos para otros
textos, publicación que reúne a un número no menor de incipientes escritores como
él. Hoy es parte - como editor - de la revista La Mancha, edición ya publicándose en
el número once. Paralelamente escribe haciéndose parte en algunos concursos donde
obtiene el premio Bar Per-Verso, servilletas de papel, edición marzo 2008. Además
este año clasifica con una mención para el concurso de poesía Horno Nicho
Ecológico. En la actualidad participa de los proyectos La Mancha, Edición Anaquel
de Poesía, Caja de Fósforos, Edición especial La Mancha, Antología de
Cuentos Manchados y en preparación su libro Gusano de Tierra y Etiquetas de
Vino.
El poeta del Hiperabismo
Raúl Fulgencio Calvario Flores (*Navidad, Matanza, VI Reg. 8 de septiembre 1924 -
† Navidad, Matanza, 10 de noviembre de 1952) escritor chileno creador del
movimiento poético “Hiperabismo”, su vida y su obra son prácticamente desconocidas,
ya que jamás publicó en vida.
Fulgencio pasa una infancia tormentosa, marcada por la muerte de su padre, quien
muere despedazado junto a su bote, en los roqueríos de Matanza durante una
tormenta, y el trato inquisidor de su madre, fanática religiosa. Vivió prácticamente toda
su adolescencia en internados, de los que era expulsado frecuentemente por su
conducta y calificaciones.
En torno a su figura giran varias leyendas, actos poéticos de los que no quedó ningún
registro más que el testimonio de unos pocos transeúntes, orates y jurisconsultos.
Quizás el más recordado es aquel en que un grupo de poetas denominados
“Hiperabismistas” asaltan una oficina santiaguina, tomando de rehenes a todos los
presentes y en medio del terror comienzan a leerles poemas, pistola en mano. Este
acto ha sido reconstruido en base al testimonio de dos testigos presenciales que
acompañaban a sus respectivos padres el día del incidente, Juan Jiménez Hoffman,
quien al momento del atentado contaba con 12 años y Daúno Muza Cifuentes, con 14
años. Otro acto del que se tiene constancia es la irrupción de los hiperabismistas en
una comisaría, vistiendo uniforme de policías, arrestaron y encerraron a los oficiales y
suboficiales en sus propias celdas. Luego de reducir a los uniformados se paso a la
lectura declamatoria de un documento intitulado Camisa de fuerza lingolibelulizada
una suerte de nueva constitución en la que se proclamaba la independencia y
autonomía del nuevo estado de Estación Central y Miasma.
Muchas partes del poema son completamente ilegibles, dado el mal estado de los
manuscritos. Sin embargo los últimos estudios acerca de su obra reportan el hallazgo
de una serie de correspondencia con un presunto funcionario policial Aldo Liber
Espinoza Puente, en el cual se esbozarían ciertos principios del movimiento. Hoy en
día, el grupo editorial y de investigación Vanguardias Chilenas editores está intentando
reconstruir su obra y su biografía de manera más precisa para difundirla y recuperar a
un poeta, hasta ahora, casi totalmente desconocido en Chile y el resto de América
Latina.
Sus embates amorosos han debido durar buena parte de la noche. A la hora más
temprana del alba, rendida por los goces carnales, con las mejillas aún cubiertas del
rubor del placer que apenas ha aprendido a dar y recibir, ella duerme con abandono.
Su brazo ingenuo, buscando prolongar la cercanía con ese cuerpo ardiente que en la
oscuridad le proporcionó tanto placer, reposa inverecundo sobre el sexo de su amante.
Su gentil y virginal aspecto, no obstante las llamaradas de pasión nocturna que el
espectador adivina, sólo destella inocencia.
De hecho, una segunda mirada sobre el cuadro revela un nudo amoroso hecho por los
cuerpos de los amantes en el centro mismo de la pintura. Abriéndose la interrogante:
¿se despertará la joven cuando Cupido —pues así se llama el personaje— abandone
el lecho? Es de Cupido el arco que descansa apoyado sobre el lecho y, son de Cupido
las alas sobre las que reposa la doncella en gesto de abandono, quien por la mariposa
que revolotea sobre su cabeza y el emblema que decora el lecho, los espectadores
pueden deducir que se trata de Psique —que en griego tiene la doble significación de
alma y mariposa—.
El lienzo de Jacques Louis David —realizado en 1817 y que ahora cuelga en el Museo
de Arte de Cleveland— presenta la historia en una forma tan poco ortodoxa que en su
tiempo despertó las críticas de la Academia. En la mayoría de las representaciones del
mito, Cupido es un jovencito tan virginal como Psique, y es representado volando
antes del amanecer. Por el contrario, David hace de Cupido el más probable
sospechoso de las vicisitudes que vivirá Psique. La mariposa que se cierne sobre el
cuerpo de Psique, amenaza con perturbar su delicado sueño. David probablemente
sabía que Psique alude, tanto a la mariposa como al alma, y, por tanto, el insecto
también alude a lo onírico, al espíritu dormido que flota, separado de su cuerpo
durante el sueño.
Poesía
Poes a en Cinosargo
SOMBRA DE LUZ
Me hace añicos
a golpe de tu risa
Me dueles como una hinchazón
en las venas
Tú, que indiferente a mi vida
vas por el mundo
...como si tal cosa!
Con tu hermosura incomparable
sombra de luz
en mi memoria.
Walter Mondragón
Tuluá, ( enero 1997)
Marcel Duchamp, la sabiduría del patafísico
Las vanguardias nacen frente a la consumación
del arte, su propósito está en reponer la
posibilidad de hacer el camino desde el origen: lo
nuevo. Cada vez el arte se vuelve más de lo
mismo, una correlación tautológica de estigmas
que se repiten en un campo reducido que,
necesariamente, debe renovarse. La importancia
de la vanguardia reside en que es la encargada
(a manera de catalizador) de inventar nuevas
formas y prácticas que devuelvan al arte la
facilidad de factura que tuvo en un comienzo, su
ansia demoledora, la violencia regeneradora
inherente al artista: “el vanguardista crea un
procedimiento propio, un modo individual de
recomenzar desde cero el trabajo del arte” (en
las palabras de César Aira).
El arte concebido desde la experimentación tiene sólo resultados en el accidente: digamos que
la obra final (o su fantasma) está siempre orbitando las soluciones que le da el artista a la
disposición de los objetos u a otras motivaciones surgidas en el proceso creativo… en otras
palabras, la obra final es el epifenómeno de la obra final. Bajo esta noción de “experimentación”
se percibe la incuestionable importancia de Duchamp en el arte contemporáneo. Marcel
Duchamp fue uno de los primeros artistas que concibió al objeto en un contexto como obra de
arte, o más bien, logró que la obra reflejase un contexto determinado (generalmente situándola
en un des-contexto) desde una mirada crítica y, sobretodo, irrisoria, ante el fetichismo del arte y
sus académicos (recordemos fue uno de los fundadores del Collège de 'pataphysique, evidente
burla al Collége de France).
La obra de arte, desde Duchamp, arma una relación directa entre objeto y sujeto, más aún, el
objeto está armado de una especie de conciencia, no requiere de nada más que de sí mismo:
es una maquina autosuficiente, es decir, el objeto, la obra, se independiza, provocando una
desautomatización en el receptor, dejándolo tras la vitrina, fuera del gran vidrio. La obra de arte
es el objeto en sí mismo, está en él cuando ES y ESTÁ en él, y está en él cuando no ES ni
ESTÁ en él: reside en el contorno y en la fisura; en lo figurativo, en lo no figurativo y en lo
intuido: lo infraleve.
Gracias a Duchamp (y a otros varios Trascendentes Sátrapas) vemos que más allá de buscar
un sentido en la imagen, debemos regocijarnos en el “sinsentido” que siempre la genera (él
mismo dijo, muchas veces, respecto a sus Ready – Made: "esto que he hecho ni sé lo que es,
pero está lleno de significado"). Se busca el significado escondido en la obra de arte, hasta que
se toma conciencia de que no se está buscando nada, nos damos cuenta de que no existe un
significado puro o último en la obra, si no que la obra es sólo un significado superado por el
símbolo, que es, justamente, todo lo que no se ha dicho.
La batracomiomaquia o miobatracomaquia,
que significa la batalla (maquia) de las ranas
(batraco) con los ratones (mio) o viceversa,
es un breve canto de 300 versos
aproximadamente y que en su tratamiento
paródico procura imitar las épicas luchas y
aventuras narradas por Homero, es por ello que
la cómica canción a la que algunos se refieren
bajo el epíteto de disputa estúpida, se suele
atribuir al griego como una obra de su juventud
que precede a sus clásicos, la Iliada y Odisea.
Opiniones más moderadas señalan que este
texto cuyo origen aproximado data del siglo
II o I a.c, sería más bien creación de algún
Homérida, familiar o amigo, imitador y
seguidor del ciego genio.
Bajo ese contexto, el ingenioso poeta desarrolla un conflicto armado entre dos pueblos, en este
caso, el de los batracios y roedores, gesta que fácilmente podemos debido al manejo de los
recursos estilísticos y la presentación de la historia, homologar a la batalla desarrollada en los
lindes de Troya, entre el ejercito de Príamo y los furibundos Aqueos, encabezados por el fiero
Agamenón y el pélida Aquiles.
Sin embargo, aquí las causas de la guerra distan de estar marcadas por el rapto de una
bella doncella o la ambición expansionista de un rey. Como en los clásicos, el canto se
inicia con un ruego al coro en busca de inspiración para dar inicio y cuenta de los
trascendentales hechos.
Al comenzar esta primera página, ruego al coro del Helicón que venga a mi alma para entonar
el canto que recientemente consigné en las tablas, sobre mis rodillas —una lucha inmensa,
obra marcial llena de bélico tumulto—; deseando que llegue a oídos de todos los mortales
cómo se distinguieron los ratones al atacar a las ranas, imitando las proezas de los gigantes,
hijos de la tierra.
La forma en que Héroes combaten y mueren, ranas y roedores, en actitudes que se debaten
con la de cualquier personaje del Cantar de Roldan, resulta en extremo gracioso. Por tanto,
sea o no de Homero, esta obra sin duda tiene un gran valor debido al tratamiento formal
que hace del hexámetro, forma métrica que se combina al virtuosismo empleado para
desvirtuar de forma deliberada y con humor negro, aguda ironía y sagas visión; un estilo
que ha llegado hasta nuestros días como parte de lo más grandioso de la literatura
occidental. La genialidad que la batracomiomaquia despliega en sus páginas nos permite
aseverar que estamos ante otra cima de la literatura, una exquisita deformación y parodia, que
más allá de su antigüedad y síntesis, mantiene una vigencia capaz de comunicar, entretener
y sorprender tanto al público masivo por su fresco y rápido uso del lenguaje como al
exigente lector moderno, familiarizado y adepto a los clásicos.
Las fuertes risotadas de los festivos peatones me tornaron a la tierra; Rosita seguía con cara
de embeleso, hurgando en el baúl de los recuerdos el rostro de su primer amor. Presuroso
aparté a la anciana y huí de ese pasado.
CINOSARGO EN ESTAC
ESTACIO
ION
ION METRO CENTRAL
SANTIAGO.
CINOSARGO EN ESTACIO
ESTACION
ION METRO CENTRAL SANTIAGO.
Ante todo el equipo de Cinosargo se encuentra sumamente complacido y feliz de la
amistad que nos brinda la escritora Amanda Espejo y su equipo de La Mancha, y la
estupenda consideración que han tenido al incluirnos en este afiche poema titulado En
dos tiempos, que exhibe hasta el 7 de diciembre en la capital el logo de nuestro
proyecto Literario acompañando a otras revistas que ya tienen una reconocida
trayectoria. Nuestros saludos afectuosos y camaradería a los amigos de la Mancha,
Azul@rte, El puñal, Amano y a todos los creadores que forman parte de sus grandes
iniciativas.
Amanda Espejo
Grupo La mancha
Afiche expuesto en la Expo Arte & Bicicleta 2008
Nicaragua Total*
“…Cuando lo supe no lo podía creer, esto era justo lo que estábamos
buscando. ¡Parecía como si nos hubiesen preguntado personalmente qué tipo
de viaje nos gustaría tener! Ya hemos hablado de este servicio a varios
amigos de diferentes países que ahora están deseosos de venir a conocer
Nicaragua”. – John y Sara (U.S.A.)
“¡Nunca pensé que esto podía hacerse! ¡Tres horas de camino para conseguir agua! Después de dos
días sin agua en la comarca de Los Naranjos, todos los pozos secos y una sed abrazadora, yo me
sentía realmente excitada. Tres horas a pie, caminando en un terreno quebradizo y árido ¡Realmente
esto sí es estar vivo! Sobre todo porque el agua que alcancé a traer solo duró un día”. – Johanna
(Alemania)
“Yo buscaba lo más exótico posible, hasta para la mayoría de nicas del
Pacífico. Siempre me gustó el buceo. Me hice contratar por una empresa
pesquera de Puerto Cabezas (algunos le llaman Bilwi) como pescador de
langostas; las condiciones laborales eran indecentes y el salario miserable.
Mi salud sufrió un deterioro considerable, pero lo que lo hizo más real fue
que durante mi estancia se vino un huracán que destruyó todo; a mí me
sorprendió en altamar, pasé una semana a la deriva; cuando me rescataron y
volví a tierra firme supe que la casita donde vivía no existía más, de hecho,
nada estaba en pie. Perdí los pocos ahorros que tenía, me quedé sólo con lo
que llevaba puesto. No puedo describirles la emoción que tuve al verme rodeado
por tal devastación, no se compara para nada con el paracaidismo o el hiking
extreme”. - Garrett (Australia)
Estos, amigos y amigas que visitan Nicaragua, son comentarios sobre nuestra última
oferta en cuanto a turismo extremo. Somos una empresa líder en el ramo; si las
excursiones a volcanes, las actividades de caridad, las visitas a bares alternos o los
romances con nativos no son suficientes, nosotros les ofrecemos una verdadera
experiencia: ¡la oportunidad de vivir como auténticos nicaragüenses! Le ofrecemos una
Nicaragua… ¡Total!
¿No le bastan las fotos, los documentales y las evocaciones románticas de revoluciones
ajenas? ¿Quiere sentirse consciente de la desigualdad? No lo dude más. ¡Contáctenos!
Nosotros lo convertimos en un verdadero ciudadano del tercer mundo.
*Este texto, con algunas variantes introducidas por el autor y Daniel Pulido fue
publicado en formato de plegable o brochure junto con Des Honoris Causa, número 15,
año 3, Enero – Febrero de 2008
Ni siquiera puedo llamarlo un descubrimiento, pues fue el Dr. Bleuler quien me advirtió esta
mañana de su existencia: un cartapacio de piel labrada y lijosa color vino, con pequeños herrajes
cubiertos de orín. Cubierta de una finísima capa de polvo que me hizo estornudar. Dentro,
ordenados minuciosamente, facsímiles de los grabados de Philippe Chéry, han sido re -
numerados a mano y deberían ser parte de una de las primeras ediciones de Juliette,
probablemente la de 1797, impresa en Holanda y que según el catálogo electrónico de la
Biblioteca Nacional Francesa llevaba el título serpentinesco de “Juliette, o las prosperidades
del vicio, que sigue a La Nueva Justine, obra decorada con 60 grabados.
Durante la comida le pido al Dr. Bleuler que me expliqué el origen de estos grabados: —Un
paciente francés los tenía consigo. — ¿Son originales? le pregunto. —Son grabados de finales
del siglo XIX. Tendrían un valor bibliográfico si estuvieran integrados a alguna edición de la
época. Pero como estampas sueltas no creo que tengan mucho valor. No podemos considerarlas
siquiera propiedad del instituto, me advierte Bleuler, pues la familia del paciente podría
aparecer un día de estos. Mi psiquiatra me cuenta otras historias que me dejan sorprendido y
perplejo, parece ser que Xavier Sade —actual marqués y descendiente de Donatien Alphonse
François— es muy amigo del director Maynard y que frecuentemente se visitan.
He pasado la tarde mirando los grabados y tratado de encontrar alguno de ellos publicado en la
red y no lo he logrado. Finalmente y ha regañadientes he conseguido que Fritz me preste su
móvil para hacerle una fotografía a uno de ellos, con un resultado más bien decepcionante.
Comparadas con las historias de padres que encierran a sus hijas en sótanos durante décadas, o
las historias de redes de pedofilos que incluyen políticos y policías, es cierto que los excesos de
Juliette parecen más bien refinados e intelectuales.
Mientras ordeno los grabados en la carpeta de cuero, pienso en su extraña carrera: veintisiete
años en distintas cárceles y en un asilo de locos, manuscritos destruidos, libros secuestrados, y a
pesar de todo, una voluntad inquebrantable de seguir escribiendo. Es esa la única obsesión que
me gustaría conservar.
Ceguera o de lo literal por Víctor Sampayo.
Sampayo.
Es difícil –y casi siempre innecesario- comparar
dos lenguajes artísticos distintos como son la
literatura y el cine, aun cuando ambos se enfocan
en mayor o menor medida en la descripción de
una situación o un escenario. Ahora bien, lo
anterior resulta inevitable cuando se trata de
llevar a la pantalla Ensayo sobre la ceguera, muy
conocida (y venerada) novela de José Saramago.
Y es que la película de Fernando Meirelles es
buena si uno la imagina como primera revelación
para las personas que aún no han leído el libro: la
fotografía, el ambiente blanquecino, inquietante,
que se ve en cada cambio de encuadre, y la
acertada musicalización, dan una idea bastante
cercana a esa sensación de incertidumbre que
permea durante toda la novela. Ni qué hablar de
los escenarios en los que transcurre la historia;
exactos para mi gusto.
En la novela, en cambio, no existe tregua. Es casi como si Saramago hubiera querido poner a
prueba los límites morales y sensoriales del lector. En la película, me da la impresión de que
Meirelles estaba demasiado preocupado en que pareciera una película del libro de Saramago,
antes que una relectura hecha por él mismo. Cosa que curiosamente no le sucedió con la
adaptación de la novela de Paulo Lins (Ciudad de Dios), cuyo resultado, desde mi perspectiva,
fue más fresco y fulgurante, equiparable sin duda a la misma novela. Acaso la sombra de
Saramago pesó de manera fatal en su albedrío como director.
En fin, ya lo dije antes, es algo que se ha criticado a favor y en contra. No faltará quien diga
que retrató muy bien el espíritu del libro, merced a la literalidad de su adaptación; y tampoco
faltará quien la despedace por su estéril atrevimiento. Para la novela de Saramago esto no
tiene la menor importancia. Al contrario, es sólo otra forma de difusión, de la cual, por cierto,
hace mucho que no necesita.
EL SOL DE VOLANTINES EN
VALDIVIA, foto de Yoyi Koda
Por
Arturo Volantines
40 años después nuevamente Valdivia, bajo la conducción del “Colectivo Paratopia”, recibió a
una delegación propositiva del Norte, que replanteó una visión de mundo distinta al centro-sur,
como lo hiciera silenciosamente y desde la obra, esa “criatura regional” llamada Gabriela
Mistral, que fue ignorada, entre otra(o)s, en la antología tan tremenda y coja que hicieran,
Volodia Teitelboim y Eduardo Anguita, por mandato de Vicente Huidobro, llamada: “Antología
de poesía chilena nueva(1935)”.
Atacama planteó una visión distintiva: una discontinuidad de la propuesta intimista; rechazo a
los géneros y generaciones epocales; desligamiento del discurso gramatical del castellano;
énfasis en las epopeyas, gestas, mitos y ritos de Atacama; en fin, una sacudida feroz del
mandato literario chileno. No sólo de infinito está necesitada la creación sino el corazón del
hombre. Es la historia literaria de Atacama la que está brillando. Es cierto que hemos adherido
a lo versoso, y nos llena de vergüenza, pero de este anciano tierno emergeremos limpios. El
sólo hecho de separarnos del “horroroso Chile” es un acto creativo. La “poesía castellana está
enferma de retórica”; la poesía chilena está enferma del Estado de Chile. El magistral Huidobro
estaba equivocado cuando señalaba que la poesía debe estar ausente de “anécdota y
descripción”, ya que ese absolutismo es un guiño al fascismo. La poesía puede construir
lenguas nuevas en Latinoamérica; corales, a partir de que nuestra bucal originaria no es
instrumento del castellano. Nuestra poesía debe proponerse cantar, para que Atacama sea el
arte.
Atacama tuvo lengua propia (Cunza); la perdió luchando. Hace 150 años Pedro León Gallo y
sus zuavos mineros levantaron la bandera azul (Jacobina) de la revolución que completó la
Nación atacameña. Yo la he visto hondeando desde siempre. La nueva propuesta sobrepasa lo
meramente literario, porque no es sólo el desorden de construir una parafernalia nueva, sino el
florecer de la Nación atacameña, como una nave que se posa de repente clareando sobre el
mundo, con sus héroes, caporales y diabladas. Esto no pretende ser parte de un manifiesto.
Esto es una declaración de Independencia.
La Supremacía de la distancia o Cómo afirmar la propia idea de muerte
para ejecutar al mundo por DAZET.
Ella caminaba a través de la lluvia con pasos forzados, como
si ese compromiso con el viento fuera el único capaz de
anular sus huellas. Tocó a tientas su bolso, consideró
cambiar su mano y sostener con la presente su nuca, que la
obligaba a contener lo que parecía ser su miedo. Desesperó
con el mismo ímpetu, hasta que entró en aquel pasaje.
-Si te digo no importa tu retorno, ¿sabés quién soy? -. Comenzó a pujar, a sobrevivir la penumbra- Te
quiero ciega.
Empujó, y notó que la puerta estaba abierta. Pudo verlo, a lo lejos, en la habitación contigua. Se miraron
sin sospechas, con la misma penitencia con la que se vuelve al hogar. Ella se subió un poco el vestido.
Notó como aquella mirada se hacía posible.
-El verdadero suplicio es seguir el rastro de la sangre –dijo. Ahora sus ojos santificaban el fluido por las
piernas. El charco penetró en su alma, y se hizo uno con el suelo; este, a su vez, se hizo uno con la
tierra.
Un gesto leve de la cabeza, ya cotidiana, ya desplomada por la no-ausencia, la hizo comprender. Y ella
comenzó a hacer pis como cuando niña, al comienzo con esfuerzo, pero luego con necesidad. Ahora no
podía verlo. Su figura había fracasado. Si te digo no importa tu retorno, ¿creés lo contrario? Ella asintió
con una convulsión. Sus manos comenzaron a recorrer la contracción de sus caderas con todo el
desprecio que puede sentirse cuando alguien se torna real.
Existe siempre le necesidad de que desaparezcas. No es una provocación, sino un instinto de vida.
Cuando despertó, en lo primero que creyó fue en el frío. Quiso hablar y no pudo. Quiso moverse, pero se
sabía sola. Intentó abrir los ojos, pero éstos agonizaban, sellados. Despegó sus pupilas con insistencia y,
a través de los rayos -que reflejaban quizás también el día-, observó su cuerpo de costado.
Pudo comprobar como los huesos habían perforado su piel, permitiendo que la herida sea visible.
Perpetuó su muerte en ese gesto. Como si el mundo fuera de otros. Como si todos los que viven
estuvieran vivos, realmente.
Bio: Poeta argentina nacida en Buenos Aires en 1979.Parte de su obra literaria se publicó en la antología
"Cadáver en mano (Visceralia Ediciones, Santiago de Chile, 2006). Su texto “V” ha sido seleccionado
para participar en la obra “Verso a verso” (Editorial Dunken, Buenos Aires, 2008).Colabora en diversas
publicaciones literarias, como “Los Digitales” de “Puertas Abiertas”. Otros textos de su autoría pueden
encontrarse en: http://blog.myspace.com/respirarpuedeserunfracaso
Ph: lucas-vazquez.com.ar
Animales Confucianos por Wilfredo Carrizales.
Carrizales.
EL POETA BARATA
Conocido por cuanto escritor merodeaba el diario o la Sociedad de Escritores de Chile, Luis Cerda Barrios
aparecía con su tranco rápido a encontrarse con Lafourcade, el “chico” Molina, Braulio Arenas, Mario
Ferrero y otros “próceres” de las letras de Chile.
Siempre conversador, más de algo tenía que decirles. Cuando lo veían aparecer decían: “Allí viene el
Poeta Barata”. Cuando se les acercaba lo saludaban con su nombre. Pero el poeta sabía que se le
llamaba así y ningún complejo tenía. Al fin y al cabo, en su tierra –Freirina- se le había concedido el título
de Hijo Ilustre y todos sus amigos lo sabían.
Pero, ¿de dónde venía el apodo Poeta Barata? Se señalaba que la culpa era de Pablo de Rokha.
El gran poeta quería a Luis como a uno de sus amigos mayores. Todo bien, hasta que el volcán que era
Pablo estalló en ira cuando se enteró que su gran amigo se había acercado mucho a Neruda.
¡Qué ingratitud más grande para él de parte de Lucho! Pablo de Rokha, dicen, no lo pensó dos veces,
recordó la estatura y el color moreno de Cerda Barrios y lo bautizó: POETA BARATA. Hoy don Luis
duerme en el silencio lógico de los muertos. No sé si sus restos están en Santiago o en Freirían o en otra
parte. Sé que publicó muy poco e investigando en las poquísimas fuentes que sobre él existen logré
averiguar que nació en 1913 y falleció en 1978.
Por esas casualidades de la vida yo lo vengo a recordar a treinta años de su muerte. Tenía lista la crónica
cuando se me ocurrió buscar algún antecedente más de este aeda y allí supe que había fallecido en
1978, es decir dos años después que lo dejé de ver.
Luis Cerda Barrios también vive en el recuerdo de una generación de escritores ya entrada en años.
La novela “Guanacay,
Campamento invisible” de
Nelson Gómez León es una
obra compleja y bien
estructurada, ella consigue
desarrollar a cabalidad todos
los niveles comunicativos del
signo, en primer lugar el
morfológico, ya que presenta
una rígida pulcritud tanto en lo
formal y normativo como en la
organización supraestructural, en detalle, este plano se aboca tanto a la
gramática normativa (ortografía) como a la textual, coherencia y cohesión de
los actos, lo cual si atendemos a modelos secuenciales y actanciales como el
de Bremond y Greimas revelan al interior de la obra una lógica detallada y
consciente en la elaboración de su trama, esta presenta acciones concretas
que cumplen una función interrelacionada y solidaria en beneficio de la historia,
no estamos ante una mera aglutinación de información, pues de forma
profesional, el autor consigue que los datos que no cumplen una función
nuclear en la progresión de los eventos, aquellos que erróneamente pudieran
ser calificados como meras digresiones morales, cumplan el rol secundario que
les corresponde. Estas son catálisis que complementan a los primeros
elementos del sistema narrativo con información que va en directa
concordancia con el plano del contenido (el semántico) y la elección estética
que Gómez León en su calidad de profesional de la palabra escoge con acierto
para desarrollar la atmósfera psicológica y atiborrada de un hombre de edad.
Este fluir de la conciencia se hace presente ante la inminencia de la muerte y
recorre material y espiritualmente los parajes infantiles del actante principal, el
abandonado y desértico mundo del salitre es reflejado por medio de la aridez y
caos mental del protagonista, mecanismo irracional acorde a los presupuestos
Bergsonianos que premeditada y técnicamente propone una voz autónoma
(lenguaje en acción) que nos descubre lo más íntimo y profundo en la vida de
un jubilado, profesor normalista que desvaría entre la realidad y sus recuerdos,
entregando un discurso que en el último nivel de la semiosis, el retórico o
pragmático, tampoco haya objeción, pues el registro y enciclopedia del ser
ficticio, se sostiene de forma consecuente y verosímil y las estrategias textuales
que debe recorrer el lector para actualizar la obra, tiempo, espacio, voz, estilo
de narración, foco y otras categorías delineadas teóricamente por Genette, en
la praxis narrativa del escritor Gómez León, se hallan impecablemente
ejecutadas.
Wilfredo Carrizales
Por los fuertes hombros del viejo Francisco corrían apresuradas gotas de un sudor tropical y viscoso.
Llevaba consumida la mañana entera empeñado en reparar una avería localizada en el motor de su
lancha pesquera. De un momento a otro vendría Hemingway, hediondo a gato y a ron y tabaco habaneros
y le ordenaría echarse juntos a la mar y batallar contra las olas en busca de exquisitos peces.
Francisco inspeccionó la inmensidad del cielo y la del mar: ningún rastro de posible turbulencia estaba
presente. Rezó una corta oración y haló la cuerda del motor. El conocido rugido le informó que la avería
había sido subsanada. Por la playa, un conocido corpachón se acercó cantando una melodía obscena.
Hemingway se detenía un breve instante y el contenido de la botella de ron disminuía ostensiblemente.
La botella fue arrojada al fondo de la lancha, entre los cordeles, los arpones y las redes. Hemingway y
Francisco empujaron la lancha hacia el mar, en donde ella flotó, conocedora. Los dos cubrían sus
cabezas con sombreros de paja y las gaviotas les chillaban cerca.
Se dirigieron rumbo al sureste: en esa época abundaban grandes peces que merodeaban por los islotes.
Francisco era diestro con el arpón. Pronto la lancha se fue llenando de criaturas marinas. Hemingway ya
se las imaginaba abrasándose sobre carbones encendidos. Bebió un largo trago de la botella de ron y se
la ofreció a Francisco, quien sólo se mojó los labios.
De improviso, una enorme figura pasó por un costado de la lancha. La más descomunal tortuga marina
nunca antes vista por ninguno de los dos, nadaba a ras del agua, sin mucha prisa. Hemingway quedó
absorto, admirándola. Francisco, sin perder tiempo, le arrojó el arpón con todas sus fuerzas y se lo hundió
profundo en el lomo. La tortuga se sumergió, con impetuosidad, hacia las agitadas aguas internas,
remolcando tras de sí a Francisco, cuya pierna derecha había quedado enredada por el cordel.
Hemingway ni siquiera pudo lanzar una expresión de asombro. Simplemente quedó paralizado durante
algunos minutos, mirando fijamente el punto por donde desaparecieron Francisco y la tortuga arponeada.
La marea alta condujo a la lancha pesquera a su lugar de origen. En su interior brillaban las escamas de
los pescados, tocados por una inusual resplandecencia lunar. Hemingway, borracho, pero lúcido,
reflexionaba acerca de una posible estética de la muerte sorpresiva y súbita.
La fruta en el laberinto
El poeta Carrizales se ha
esforzado risueñamente en
vivir ese estrecho margen –
entre la magia y la
cotidianidad- que deja la
poesía: Vive en China, dibuja
como un niño, investiga en la
academia, cumple labores
diplomáticas, es un excelente
fotógrafo y regresa a la poesía
jugando con el lenguaje, como
si tal cosa. Ahora nos presenta
a un colega suyo, el poeta
Menglong, nacido en 1574,
quien se ocupó de recopilar la literatura popular durante la dinastía Ming, justamente
cuando los valores estéticos imperiales estaban en su apogeo. Además, el poeta
Menglong colocó a la mujer en el centro del universo del amor, justamente cuando la
mujer era verdaderamente un objeto, tal vez por ese motivo descubrir la diversidad de
emociones y conflictos internos en la mujer era para el hombre de aquella época, muy
desconcertante.... Y aún lo es!
El poeta Feng Menglong recorre con delicadeza las diversidades extremas del amor:
Sus aromas avinagrados por los celos, sus ternuras dulzonas o el amargo recuerdo
del amante ausente, todo se mezcla con sencillez y suavidad, sin concesiones
románticas. La infidelidad, la prostitución, una paliza a la esposa o el dolor de una
viuda, no son temas aislados, forman parte del tejido de las relaciones que conforman
el amor, tal como se entendía en la China feudal.
Anton Chejov, el gran cuentista ruso, señalaba -en 1886- lo siguiente sobre el relato breve: "A
mi juicio, una descripción auténtica de la naturaleza debe ser muy breve y tiene que poseer
especial interés". Su importante observación, sin embargo, se suma a numerosos juicios sobre
el cuento y de cómo éste debe ser.
Si bien el cuento existió, en forma embrionaria durante muchísimos siglos y como forma de
narración interpolada en textos clásicos, el cuento literario como tal es una creación, en
Hispanoamérica, al igual que en diversos lugares del planeta, del romanticismo. Como ente
embrionario, el relato breve, la historia contada y acabada, está presente en numerosas
grandes obras a través de toda la historia literaria.
Viviendo inserto el hombre en un medio en que todo era animado, personal y divino, natural
también era su propensión a los mitos, a la historia de dioses y de héroes, hechos que las
religiones y las viejas epopeyas explotaron.
Así nacieron los cuentos religiosos, los mágicos, los éticos, etcétera. Todo ello vive en la
primitiva literatura de los pueblos.
La primera vía de comunicación del objeto (cuento) es, obviamente, a través de la vía oral, de
esos testimonios (historias) orales. Muchos relatos pasarán, siglos más tarde, y con las lógicas
variaciones introducidas a través del tiempo, a la escritura.
Complicado resulta hablar de la real extensión del cuento: algunos eruditos y cuentistas han
coincidido en fijar una longitud máxima de quince mil palabras, que es aproximadamente la
dimensión de "El capote" de Gogol, obra clásica en la evolución del género literario señalado.
Sin embargo ese tope ha sido superado muy ampliamente por algunos "cuentos largos",
bastantes célebres, como "Otra vuelta de tuerca" de Henry James y "La muerte de Iván Ilich"
de León Tolstoi.
Una visión muy interesante sobre la extensión del cuento la dio Edgar Allan Poe. Él señalaba
que la longitud de un cuento debe medirse con un criterio temporal y psicológico, sosteniendo
que el cuento debiera durar como tiempo máximo aquel que permite leerlo "de un tirón" y daba
un tiempo: "de media hora a una o dos horas" o quizás un lapso un poco mayor.
Señalaba Poe que el cuento debe producir una impresión rápida y de conjunto.
Pero ni Poe ni los otros teóricos sobre lo que debe ser el cuento pueden tener -como en
cualquier aspecto- la "verdad absoluta".
II
Ya señalamos que la historia del cuento es larguísima. Que los primeros autores, obviamente,
son anónimos. Como anónimos son los primeros poetas, filósofos y otros creadores y
visionarios de los tiempos en que la palabra escrita aún no era realidad.
La historia del cuento o relato breve parte recién con autor conocido en el siglo II antes de
Nuestra Era. Se trata del griego Arístides, quien es autor de la colección "Cuentos Milesios".
Desde allí y hasta el presente los grandes cuentistas suman cientos, aunque reiteramos que
muchos de ellos lo son porque, en sus novelas, intercalaban historias breves que hacían la
unidad de lo que ahora llamamos cuento.
Citemos a algunos grandes autores de cuentos: Bocaccio, Perrault, los hermanos Grimm,
Balzac, Pushkin, Twain, France, Maupassant, Chejov, Wilde, Kipling, O'henry, Echeverría,
Quiroga, Joyce, Kafka, Hemingway, Borges, Cortázar, Rulfo, Vargas Llosa, Benedetti, José
Donoso y muchísimos otros.
(Parte del prólogo del libro “Cinco grandes cuentos latinoamericanos”. antología. Selección y
notas de José G. Martínez Fernández. Ediciones Palabra Escrita. Santiago de Chile, 2003.)
La Casa de América Latina por Rolando Gabrielli
Somos países de exilio, de dentro y fuera, en
América latina. Lugares donde a veces el
viento borra la memoria y la nieve es la suma
de los silencios posibles. El sol también nace
en Nuestra América, afortunadamente, cálido,
enrojecido por los atardeceres y vertical cae
desde el amanecer. Esta nueva Casa de
América Latina, bajo el auspicio de México que
se pondrá en marcha el 2010, forma parte de
la tradición de asilo de la nación azteca y de
los principios humanistas, solidarios, con
quienes buscan refugio y amparo. Detrás de
este proyecto, bajo la figura de un patronato,
figuran los escritores Carlos Fuentes, Gabriel
García Márquez, Eloy Martínez, Nadine
Gordimer y el funcionario internacional Enrique
Iglesias.
Casa Refugio Citlaltépetl, como se le denominará, (el volcán más alto de México) se proyecta la creación
de la "Cátedra Ciudad de México. Ciudad solidaria. Capital de asilos", que va a cobijar diversos proyectos
internacionales vinculados con el tema del amparo a refugiados". Es una cátedra para la vida. La fiesta ya
comenzó en el marco con la celebración de los 80 años de Carlos Fuentes, nació en Panamá y es autor
de La región más transparente, estuvo flanqueado en el Castillo de Chapultepec, por su esposa Silvia,
dos premios nobel de literatura, dos ex presidentes y el mandatario de México, entre cientos de invitados.
En los jardines del Chapultepec estaban también los ausentes, los que México invitó a vivir y a compartir
el águila y el sol, caras de una misma moneda. No sólo hicieron su historia personal, sino la de México.
Alaíde Foppa fundó en 1975 la revista Fem, primera publicación feminista en México. Dirigió y condujo el
Foro de la Mujer en Radio Universidad. "Foppa fue secuestrada el 19 de diciembre de 1980 en la ciudad
de Guatemala por presuntos miembros de la inteligencia militar conocida como G-2, al lado de su chofer
Actúm Chiroy. Desde ese día nadie volvió a saber del paradero de ambos." Había regresado de su exilio
mexicano, esta poeta hija de guatemalteca y padre argentino. El narrador colombiano, autor de la Soledad
de América, copista de la gran realidad macondiana, testimoniador incurable de la humillación de nuestros
pueblos avasallados por las miserias, el poder transnacional y la corrupción de gobiernos y políticos
inescrupulosos con esa moral amarilla de ratas de cloacas, cronista perse, periodista por vocación,
Gabriel García Márquez se dejó caer en 1955 en México, el DF, desde Nuevo Laredo, Estados Unidos,
para escribir definitivamente Cien Años de Soledad. Gabo, irìa y vendría por el mundo, hasta hacer
verano en la recién inaugurada Estación palabra Gabriel García Márquez, allí en Laredo fronterizo, por
donde entró a México. El país azteca, generoso y agradecido con sus escritores y artistas exiliados, rinde
estos homenajes en vida. No olvidemos que cuando Gabriela Mistral, salió humillada de Chile por la
crítica pacata y provinciana de la época, México la invitó a organizar la educación y la recibió en el Zócalo
en un acto multitudinario. Después le erigiría estatuas en vida. El sol de México brilla de distintas maneras
y conserva sus rayos con el tiempo y las épocas, afortunadamente. En estos días se han reunido dos
iconos del Boom, 40 años después de esos tiempos de oro para la literatura latinoamericana: Fuentes y
García Márquez, y curiosamente se habló en los pasillos del éxito de Roberto Bolaño en Estados Unidos,
otro parroquiano del exilio mexicano. Águilas de un mismo México que no pierde sus alas. Pero la historia
es un pequeño detalle en la memoria de este relato.
M.L. se fundiría con México hasta las últimas consecuencias, porque él buscaba a México con
desesperación para escribir su obra, vivir su vida, deambular con sus fantasmas. Lowry, finalmente se
suicido, ya había jugado. Álvaro Mutis, poeta y narrador colombiano. Llega a México en 1954 por otras
razones: en búsqueda de trabajo. A los tres meses es detenido por la Interpol y pasa 15 meses en la
cárcel. Leyó y escribió en la cárcel. Es una de las voces de la serie clásica Los intocables. Autor de
numerosos libros, primer lector de los borradores de García Márquez y de ese personaje llamado Maqroll
el Gaviero. Nunca fue exiliado, pero se quedó en México, aunque profesa profunda simpatía por los reyes
del mundo como poder. Roberto Bolaño, se instaló en la marginalidad de México, donde las palabras
sudan en el seco desierto de la orfandad, se autoexilió como la Mistral, pero en plena adolescencia a los
13 años y regresó a Chile para apoyar al gobierno de Salvador Allende, que sería pisoteado pocos días
después por la bota militar pinochetista. Detenido durante ocho días, sale en libertad. Meses después
vuelve al DF. En el Café La Habana de Calle Bucarelli con su amigo poeta, Mario Santiago Papasquiaro,
y algunos allegados, comienzan a disparar contra el establecimiento literario llamado Octavio Paz y con
un Manifiesto infrarrealista, como en los viejos tiempos de los surrealistas y Huidobro, se promueven
como poetas de vanguardia. Bolaño quiso hacer tronar la literatura de su tiempo, hacer bang bang al
Boom...bung, bung, y a su manera lo logró. Ciertamente amó la literatura como a una doncella solitaria, a
la intemperie, a capella, como fue su vida. La última palabra que dijo, fue México, esta frase también es
buena para otro epitafio. Quizás podría tener uno en México y otro en el mar, para cubrir Barcelona y
Chile.
Ese sería mi epitafio para este anarquista. México es el transfondo de tantos viajeros ilustres, que
caminan por las vértebras de México, con el hígado, las tripas, de México y respiran con sus pulmones
reventados por el oxígeno del smog, el DF. el desierto, su mar, las tardes aniquiladas de México, como D.
H. Lawrence, , Graham Greene, William Burroughs, Jack Kerouac, André Breton, Antonin Artaud, Aldous
Huxley , Paul Morand, Italo Calvino, Hart Crane y muchos más.
El poeta argentino, Juan Gelman, acosado por la Triple A, dejó Buenos Aires, con destino a Italia, donde
perdió su voz literaria por el idioma, confesaría más tarde desde su exilio en el DF a partir de 1989. En
diversas entrevistas ha dicho que su casa y amor están en México. Las dictaduras de Chile y Argentina
habían quemado libros, en un alarde de purificación. Escritores, artistas, músicos, eran asesinados y la
diáspora volaba por el aire. Muchos partieron a La Habana, París, Londres, Suecia, Australia, Canadá,
Panamá, Brasil, y Moscú, entre otros países. Siempre en el telón de fondo, México, el país del asombro,
Tenochtitlàn, en la memoria. Recuerdo cuando sobrevolé por primera vez el DF en 1969 y se llenó mi
imaginación de la noche azteca, millones de lucecitas en un manchón inenarrable de sueños y desafíos.
Fue mi primer paisaje real extranjero al alcance de mi mano e imaginación. A medida que descendía el
avión al gran valle, la historia leída y estudiada en el colegio se agolpaba en mi memoria real, el mito del
dios barbado de Hernán Cortés y su Noche triste, sus naves quemadas ardiendo a las puertas de una
nueva historia, miles de indígenas masacrados, el visitante díscolo de Tenochtitlàn convirtiendo el oro de
México en lingotes transportables para la Metrópoli imperial, y Moctezuma cediendo su imperio con
lágrimas en los ojos y ordenando obediencia al futuro conquistador.
Conforme a sus deseos, sus restos descansan sus restos descansan actualmente en el Hospital de Jesús
de la Ciudad de México. Me refiero a H. Cortés, desde luego.
Rolando Gabrielli©2008
LIBER TAMAYO: POETA DEL EXILIO Y DEL AMOR ERÓTICO
Liber Tamayo es un poeta que vivió el exilio y, antes de él, la afectividad de sus grandes
amigos del que fuera el sólido y controvertido Partido Socialista de los años setenta. Entre esos
amigos estaba Augusto Olivares Becerra, director de Televisión Nacional y redactor de Punto
Final, a quien Tamayo le dedicó el primero de sus libros.
Liber Tamayo Vera es hijo de Herminio Tamayo, quien fuera diputado por el PS en la provincia
de Tarapacá en los años cincuenta-sesenta y de la señora Teresa Vera, una mujer de hondo
valor humano. Y ello lo señalo aquí porque la he conocido durante veinte años.
Liber –como casi todos los poetas-es un hombre bastante culto. Muchos temas los abarca con
soltura.
Este poeta que nació en San Bernardo en 1951 es autor de dos libros:
“Invernadero”, publicado por Ediciones Documentas en 1996 y “El circo en una obscena tarde
de primavera”, editado por Ediciones Cortina de Humo en 2007.
Muchos temas abarca la poesía de Liber Tamayo. La mayoría de sus textos son breves y
marcan el sello de su quehacer poético.
Los tres breves poemas pertenecen al primer poemario de Liber Tamayo, “Invernadero”, y
marcan el sello de plasticidad rítmica que ensalza el erotismo, tema muy presente en la voz de
este buen bardo chileno actual.
SEIS
Perdóname Dios
Vi a la Santa Virgen
ONCE
Caminar
es como hacerlo
en una cornisa
CATORCE
mi propia sombra
y mis heridas.
el tiempo ahora?
Se hizo muy amigo también de Nana Gutiérrez, la gran antipoeta del norte chileno, la admirada por Parra
y Neruda. Francisco Melo solía firmar, a veces sólo como Franko Melo. Tenía un solo libro publicado: “A
tiempo y fuego”. Lo publicó en 1970. Sería el único testimonio, junto a algunos poemas sueltos,
publicados en diarios y revistas, que darían cuenta de su vida.
Sobre él hay muy poco material biográfico. “A tiempo y fuego” sería su único libro.
A comienzos de los setenta seguiría el rumbo de su maestro y amigo: Pablo de Rokha, a quien admiraba
con la misma o mayor efusividad que León Felipe. Francisco Melo se suicidó a los veinticuatro años.
El libro de Francisco Melo Santos estaba dedicado, entre otros, a Luciano Cruz, a Carmen Lazo y otros
personajes míticos de la izquierda chilena.
El título de su libro era decidor. Partidario acérrimo de la vía insurreccional, Melo Santos juzgaba a la
izquierda tradicional y atacaba a la reacción derechista y en especial a la fascista. Sé que vivió muchas
miserias materiales. Quizás ellas lo guiaron al suicidio. ¿Por qué ello en un período social en que se
suponían los cambios y los apoyos a los hombres más comprometidos e inteligentes?
Francisco Melo era ambas cosas. Por ello, al morir, Luis Sánchez Latorre (el célebre Filebo), desde “Las
Últimas Noticias”, apuntó sus dardos a una izquierda poco solidaria con uno de los suyos. Quizás Luis
Sánchez Latorre tenía razón. En este país en que solemos hablar de tanta solidaridad, a veces ella no
pasa de ser una palabra.
Aunque casi olvidado, he querido, con esta crónica, recordarle a los chilenos que existió un poeta que se
fue, por mano propia (se eliminó con gas) a los veinticuatro años y que dejó un libro, un solo libro: “A
tiempo y fuego”.
Un libro escrito para su época –los setenta-, un libro que está lleno de utopías.
EL BURRO DEL DIABLO
ARQUEO DE LA POESÍA
CONTEMPORÁNEA DE LA REGIÓN DE COQUIMBO
PRÓLOGO
Ésta es mi región, y lo digo con particular mimo, porque soy, como ustedes, una regionalista de mirada y
de entendimiento, una enamorada de la “patria chiquita”, que sirve y aúpa a la grande. En geografía como
en amor, el que no ama minuciosamente, virtud a virtud y facción a facción, el atolondrado, que suele ser
un vanidosillo, que mira conjuntos kilométricos y no conoce y saborea detalles, ni ve, ni entiende, ni ama
tampoco.
GABRIELA MISTRAL,
Breve descripción de Chile,
Anales de la Universidad de Chile (1934).
1.- —¿Dónde queda Coquimbo? —me preguntó la estudiante, en un aula del Liceo Paul Éluard de Saint
Denis, en París.
2.- Este lugar semiárido de supuestas aguas tranquilas (Cuquimpu, quechua)1 queda en la orilla sur del
Desierto de Atacama. Tiene un poncho de montañas altas llamado Cordillera de Los Andes; en el oeste se
baña con el Océano Pacífico y se sacude con algunas pequeñas islas. Tiene tres provincias (Elqui, Limarí
y Choapa) de histórica humildad material en su gente, pero tapiado de riquezas minerales, delgados ríos y
valles transversales. Su cielo es el más limpio del mundo. Tiene una Cordillera de la Costa, donde se
levanta llena de sol la Añañuca y pastorean bovinos, caprinos y ovinos. Tres provincias que han sido base
para poblar el territorio imaginado de Atacama; que fue disputado por tres hermanos, y que la verdad sólo
pertenece a los atacameños.2
Se ha mitificado su poblamiento. Ricardo Latcham repitió el nombre de un pueblo del noroeste argentino
llamado “Diaguita”3 por lo semejante de su cerámica (Museos de La Rioja y Catamarca, Argentina), y le
asignó una lengua (kakan) de la cual no hay registros. Tempranamente su discípulo, Francisco Cornely lo
puso en duda.4 Tampoco hay suficientes acreditaciones del uso de esta denominación anterior a Latcham.
Sin embargo, por los cronistas epocales(Jerónimo de Bibar, Pedro Mariño de Lobera, Pedro de Valdivia,
etc.) sabemos que aquí vivía un pueblo laborioso, que hablaba distinto a los invasores. Pueblo
multioriginario(se registra influencia coya, cunza, quechua, aymara, taino, nahua, diaguita, mapuche y
otros),5 diverso a los otros pueblos andinos. Era un pueblo de “raza sana y vigorosa”,6 que amaba el arte.
Esta raíz primigenia e hibrida7 de los habitantes del sector, —que el Ex Rector de la Universidad de
Viena, O. F. A. Menghin, prefiere denominar “Cultura de Coquimbo”—,8 expresa a través de su greca
una visión de mundo.9 Estos indígenas veían las estrellas y sus verdades con maravillosa certeza, y esta
verdad la dejaron registrada en la cerámica, pero a los ciegos de hoy todavía les cuesta verla allí
embellecida. En las provincias del sur(Choapa y Limarí) cientos de piedras quedaron con los registros de
estos sueños tutelares.10 Lenguaje profundo, visual, cósmico que aún nos habla desde la memoria de este
pueblo; aún cantan esas formas perfectas que nos remiten al equilibrio estelar del hombre con su destino
innovativo. Estos poetas no tienen nombre, pero persiste lo que ellos nombraron; lo que ellos
construyeron aún nos estremece, haciéndonos poner el corazón en el infinito. El arte expresa bien el ser
de este pueblo, porque en dicho arte ese ser vive,11 y no tiene las fracturas de las ciencias sociales.
3.- El panorama espiritual de la región de Coquimbo está acotado profundamente por Gabriela Mistral.
Para que esto sucediera hubo antes otros hechos gravitantes. Las diversas guerras civiles; la de 1851, que
levantó en armas a casi toda la región; la de 1859, donde el ejército chileno fue derrotado por las tropas
atacameñas (Quebrada de Los Loros, La Serena)12 encabezadas por Pedro León Gallo y Pedro Pablo
Muñoz; y, fundamentalmente, la larga contienda del Pacífico(1879-1883) hicieron un solar magnífico del
Valle de Elqui y, especialmente, de Vicuña, donde los veteranos e inválidos se refugiaron. A finales del
siglo antes pasado(XIX), los veteranos, héroes y revolucionarios como Valentín Magallanes, Ramón
Miranda Rojas, Elías Marconi Dolarea, Francisco Machuca, Carlos L. Ansieta y muchos otros publicaron
revistas, diarios(El Elquino, La Voz, etc.), y llamaron a la reflexión sumándose al naciente Partido
Radical(Vicuña, 1878).13 A principio del siglo pasado(XX), en uno de estos diarios(La Voz de Elqui) se
le publicó el primer texto a una muchacha rebelde e hija de un profesor atacameño, llamada Lucila
Godoy(1889). Y, junto con ella, aparece en la región una Generación de escritores notables: Julio Vicuña
Cifuentes(1865), Víctor Domingo Silva(1882), Augusto Winter(1868), Carlos Mondaca Cortés(1881),
Manuel Magallanes Moure(1878), Julio Munizaga Ossandón(1888), David Perry Barnes(Ovalle, 1896),
María Isabel Peralta(1904), Rodrigo Rodríguez San Martín(Illapel),14 Óscar Lanas(Ovalle, 1905),
Heraclio Gómez Olguín(Ovalle, 1905) y media docena más.
No obstante, algunas voces aisladas ganan algunos premios en el marco del Norte, estimulados por los
antofagastinos, Mario Bahamonde y Andrés Sabella. Precisamente Mario Bahamonde publica su
“Antología de la Poesía Nortina”(1966), donde incluye a Fernando Binvignat, Roberto Flores, Luisa
Kneer, María Eliana Duran y Jorge Zambra.19 En el texto llamado “De Elqui al Limarí”(1965) destacan,
además de los anteriores, los textos de Sylvia Villaflor, Benjamín Morgado, María Cristina Menares,
Odette Álvarez y Stella Díaz Varín.20 La desconexión de la literatura del Choapa con el resto del norte ha
sido constante; ya que, por ejemplo, no se incorporó a las antologías anteriores, al poeta, Carlos Fajardo
M., autor del texto: “Illapelinas(1960).21
Para hacer un cambio más profundo y frente a un panorama penoso, surge —la propuesta más
significativa y significante de la literatura regional— un colectivo de 11 artistas autollamados “Los
Desencantados”(Coquimbo, 1962), que encabezan Jorge Zambra(presidente) y Jorge Gajardo. Dice, Luisa
Kneer, en su texto referente a la literatura de la región, que esta agrupación nació “como expresión de
protesta por la inactividad cultural…”.22 Fueron muchas las escaramuzas de “Los Desencantados” contra
la vieja estructura reaccionaria de La Serena; publican el periódico llamado “Alsino”;23 que pegan en las
paredes de la ciudad de Coquimbo; recuperan la conectividad nacional con los “Trilce”, “Arúspice”,
“Tebaida” y la vanguardia chilena y, fundamentalmente, dejan dudas instaladas respecto de la tradición
perdida y de la necesidad de cambio en la literatura de la región de Coquimbo. También surge en Illapel,
en esa época, el grupo “Aquelarre”, conformado “por estudiantes del Liceo y algunos adultos”.24 El
Golpe de Estado provoca tremenda diáspora en ambos grupos; son asesinados varios poetas, y sólo una
década después aparece el relevo generacional.
5.- En los ’80, en la región, nace la más rica y efímera mina de oro de Chile, “El Indio”; la Universidad
de La Serena y las primeras protestas contra el régimen militar. Aparece en Coquimbo, el primer atisbo de
cultura opositora al Régimen, al fundarse el “Instituto de Arte y Letras, Fernando Binvignat”, que
encabezan Juan Godoy, David Aliro González, Juan Carlos Brown y otros. En Ovalle, se funda el Taller
literario “Tamaya”(1983), dirigido por Arturo Jiménez Villarreal; se publica una pequeña antología
institucional(1985); y, ese mismo año, se empieza a editar “La Hoja Literaria” en el diario La
Provincia.25 En la capital regional, los poetas que vienen de diversas ciudades, se enhebran con los
pobladores del sector populoso de Las Compañías, en la Parroquia Santa Ana; también en el legendario
café Tito’s, donde no sólo los poetas burlaban la censura y la prohibición de reunirse sino todo tipo de
ralea opositora al régimen militar y en los patios de la Universidad de La Serena, donde los “Caldillos de
Congrio” y los manifiestos literarios no fueron soportados por la vieja Escuela Normal, que literalmente
se incendió, y que es la mismísima que no admitió a Gabriela Mistral. La atmósfera epocal en el ámbito
literario es referida por el poeta, Benito Cortés: “También están aquellos grupos más formales y mejor
constituidos, cuyos integrantes, aunque con escaso valor literario, contaron con el apoyo de las
municipalidades de la dictadura: dos ejemplos son las agrupaciones: “Plumas Serenenses” y el “Círculo
literario Carlos Mondaca”.26 A mediados de la década del ’80, surgen los sindicatos democráticos, las
directivas de estudiantes universitarios y las agrupaciones culturales de hecho. Fue memorable el recital
con Gonzalo Millán en el filo del toque de queda y la niebla de Las Compañías. Se empieza a calentar el
deseo de cambio en consonancia con todo el país. Un atado de poetas y pobladores cae preso. Que se vaya
el Dictador, y que se termine el apagón cultural. Luego, las calles se llenan de protestas, sangre y poesía.
El dictador llama a plebiscito (1988) y lo pierde. El arte lo sorprende, ya que en las ciudades donde él
debía ganar, la cultura militante hace la diferencia.
Nace en el SERVIU. de La Serena, a principio de los ’80, el Taller “Preludio” y la revista “Solsticio”.
Luego, se funda el Taller y la revista “Lapislázuli”. Los poetas jóvenes se reúnen en el “Colectivo de
Guayacán” y fundan la revista: “La Servilleta de la Poesía”. Otras revistas de ese momento son:
“Periferia”, “Antena”, “Ventolera”, “Invasión de los Mínimos”, “La Pilar”, “Suburbios”, “Buitrón”, “A
Muro Descubierto”, etc. Pero el órgano fundamental de esta época literaria fue la revista “Añañuca”,
fundada y dirigida por Samuel Núñez, que lleva hoy más de 220 números publicados. Llegan a la zona los
poetas: Raúl Zurita y Aristóteles España. En Illapel, aparece el “Círculo Literario Choapa”, y se conocen
las obras de Alonso de la Fuente y Roberto Morán. En Ovalle, a la figura señera de Odette Álvarez, se
suman: Mario Banic y Ramón Rubina. Más adelante, se funda la SECH. Regional(1986). En el primer
tomo de la “Antología de la Poesía del Valle de Elqui”,27 hago un recuento y publico testimonios y
textos de una docena de poetas. De ese grupo(Generación ’80 del café Tito’s y/o N.N. de Coquimbo),
persisten casi todos: Bartolomé Ponce, Mayo Muñoz(Illapel),28 Susana Moya, Óscar Elgueta, Sergio
Rodríguez Saavedra(Santiago), Ramón Rubina(Ovalle), Samuel Núñez, Pablo Baeza, Viviana Benz, Elba
Jiménez, Patricio Rodríguez, Ricardo Rozas, etc. La escena literaria de fin de siglo en la región de
Coquimbo fue dominada casi totalmente por estos poetas, en el marco de la apertura democrática y la
creación de una institucionalidad cultural para el país.
6.- El siglo siguiente (XXI) comienza con la eclosión de esta fuerza, permitiendo realizar varios eventos
literarios, tanto en la región como en las otras del Desierto de Atacama. Aparecen nuevas inquietudes
vinculadas con la forma de organizarse de los escritores, sin los integrismos típicos del siglo anterior.
Despuntan temas más propios de los escritores: las tecnologías y la Web; las políticas culturales; la
identidad y entidad de los escritores de la región; el entorno latinoamericano; los nuevos desafíos
estéticos, especialmente con el cuestionamiento de los soportes de la poesía(lírica), de los géneros y de las
generaciones literarias. En fin, dejo para más adelante los comentarios, que atisbo de la nueva síntesis,
que se despliega en este nuevo siglo en la literatura de la región de Coquimbo.
El objetivo ha sido el recuento; con los autores hemos trabajado estéticamente la selección de las piezas;
he considerado, además, la labor de años de algunos, los aciertos en certámenes de poesía de otros, la
promesa que me parecen los más jóvenes, las referencias críticas, las notas en la Web, las publicaciones
antológicas y las publicaciones en revistas literarias, etc. Incluyo una bio/bibliografía de cada autor
aportada por ellos mismos, y sólo la he acomodado a las condiciones equivalentes para cada escogido.
He manifestado mi interés en otros soportes de la poesía que no sean los puramente “versosos”; sin
embargo, tengo certeza que algunos de los aquí incluidos sobrevivirán al naufragio de escribir. Este
Arqueo también es injuria contra la muerte. Prefiero ser el candoroso que campea donde no crecen lirios y
no ser el huaquero que busca momias regionales en el sarcófago de la literatura.
Además, consigno que han quedado media docena de poetas fuera de la antología por diversas
circunstancias epocales, pero ya vendrán otras antologías y otros antologadores.
Incluso, ahora que termino el prólogo, se me aparecen un par de nombres, pero tal vez sea buenísimo, ya
que no deseo que este Arqueo sea, —Ave María Purísima—, el “burro del diablo”, sino un registro para
que los avivados del espíritu de la región nos encontremos; digamos a ese Chile centralista, adueñado del
proyecto de la nación que también Coquimbo existe. Y si nos proponemos —a la vista del bicentenario—
ser verdaderamente una sola nación es porque nos-otros somos respetados en un arte distintivo, desde la
provincia y como parte de un pueblo di-verso y multicultural.
Altos de La Recova,
La Serena,
Septiembre de 2008.
Notas bibliográficas:
1.- Del Fierro, Blanca; Coquimbo y su Historia en sus Calles; Editor, Juan Godoy; 1988, Coquimbo.
2.- Cluny, Claude Michel; Atacama, Ensayo sobre la Guerra del Pacífico, 1879-1883; Editorial Fondo de
Cultura Económica; 2008, México.
3.- Latcham E., Ricardo, La Alfarería Indígena Chilena; I. Universo; 1928, Santiago.
4.- Cornely, Francisco; El Arte Decorativo Preincaico de los Indios de Coquimbo y Atacama; Litografía
Bolívar; Santiago, 1962.
5.- Carvajal, Herman; Vicuña y la Toponimia del Valle de Elqui; Ediciones Universidad de La Serena;
1993, La Serena.
6.- Ibídem, ref.: 4.
7.- García Canclini, Néstor; Culturas Híbridas, Estrategias para Entrar y Salir de la Modernidad; Editorial
Paidós; 2007, Argentina.
Posee tres novelas sin editar cuyos títulos son: EL VALOR DE UNA ESPOSA, LA CALA y FAVASO,
poemarios, mas un manuscrito didáctico para la enseñanza de la Gesta del 7 de Marzo de C. de
Patagones utilizado en la EPB. Ha realizado toda su educación terciaria y universitaria en la Republica
Argentina.
Ha participado del evento “La piedra movediza” en Tandil Provincia de Buenos Aires en 1994. Ha
participado en premios Rulfo y en el evento la Maca. Ha participado de la EDICIÓN DEL CD-LIBRO DE
“BUENOS AIRES AL MUNDO. EDICIÓN 2007, QUE HA RECORRIDO EL PLANETA EN LA FRAGATA
LIBERTAD, ARRIBANDO AL PUERTO DE Bs As EN DICIEMBRE DE 2007. (Amigos de las Artes). Ha
participado en el evento, de Poesía y Narrativa del Instituto Cultural Latinoamericano, obteniendo 3ra
MENCIÒN ESPECIAL .Abril 2008, con la participación de la publicación del libro GANADORES 2008 de
Editorial Aries
¡OH, SUSAN!
Susan acaba de llegar. Descarga su mochila de nylon sobre el piso de tierra de la casa de Isabel. Tres
niñas la observan con curiosidad, Isabel trata de modelar una sonrisa aunque sus ojos no pueden ocultar
la vergüenza de ofrecer a la recién llegada un lugar tan humilde para vivir durante la semana que la gringa
planea estar con ellas.
Susan sonríe también; para ganarse la confianza de la familia se pone en cuclillas y saluda a las tres
pequeñas, les extiende una mano mientras con la otra busca en su mochila unos chocolates “Hershey’s”
que ha traído para la ocasión. Las niñas, ante tan fastuoso regalo, sonríen con tímido entusiasmo.
Isabel la conduce a su habitación, el mejor catre para la visitante, la mejor almohada, los mejores tendidos
de cama. Flores de verdad en un florerito plástico sobre una mesa pequeña. El piso de tierra recién
barrido y humedecido para aplacar el polvo. Isabel se ha esmerado en preparar esta habitación, sabe que
le dejará la jugosa suma de 50 dólares por una semana. Así que ha levantado una pared con plástico
estampado y ha fabricado una especie de puerta-cortina con un trozo de manta pintada con letras
gigantes, en la cual se alcanza a leer: “VOTE PO…”. Además Isabel ha desocupado su propio ropero de
dos cuerpos; su ropa y la de sus hijas la ha metido provisionalmente en cajas de cartón, el ropero lo ha
puesto en la habitación de Susan, un mueble de madera, con espejo incorporado, provisto de cerradura
su depósito principal. Inconscientemente Susan recuerda su cómoda habitación allá en Gettysburg y no
puede evitar una contracción furiosa de su estómago de voluntaria de la iglesia Luterarana. Sacando
fuerzas de flaqueza logra esbozar una mueca que pretende ser sonrisa. El cuarto es oscuro, huele a
húmedo, el hirviente techo de cinc se puede tocar con la punta de los dedos sólo estirando el brazo. Una
bujía amarilla pende de un cable, Isabel le enseña a la gringa lo fácil que resulta encender o apagar la luz
enroscando o desenroscando la bujía.
Susan tira su equipaje sobre el catre, abre las puertas de los dos depósitos del ropero, abre su mochila y
procede a acomodar sus cosas: pantalones, camisetas y gorras, predominantemente en colores caqui;
botas de cuero, un pote gigante de protector solar en crema, champú y rinse, jabones antibacteriales,
desodorante en barra, talco antihongos, cremas antialérgicas, loción repelente contra zancudos, tapaojos
para dormir, ropa interior de algodón, pasta dental, enjuague bucal, cepillo dental de baterías, un pequeño
botiquín provisto de medicamentos propios para tratar enfermedades tropicales, una bolsa de caramelos
para regalar, toallas sanitarias, papel higiénico, chinelas nuevas, un par de mullidas e inmaculadas
toallas, gotas para los ojos, para los oídos, un estuche con diversos instrumentos metálicos para el cuido
de manos y pies, una navaja multiusos y un Nuevo Testamento pequeño de color azul oscuro.
Seguidamente desenrolla su saco de dormir y lo tiende sobre el catre, saca su teléfono celular, le conecta
los audífonos, y se refugia en su colección de música selecta mientras reflexiona en el lío en que se ha
venido a meter por andar dándoselas de cristiana entre la feligresía luterana de su pueblo.
Isabel por su parte limpia de nuevo el mantel plástico que cubre la mesita de la cocina, presurosa
reacomoda el juego nuevo de salero y azucarero, el porta servilletas, los vasos nuevos de vidrio,
estampados con estrellitas de colores; verifica que el porta cubiertos plástico esté bien tapado para que
no lo pateen las moscas ni las cucarachas. Repasa el suelo de la cocina con la escoba, revisa el arroz,
remueve los frijoles, empuja los tizones entre el fogón, le da los últimos retoques a los trastes que cuelgan
de la pared de ladrillo y se dirige, nerviosa, a la habitación de Susan para preguntarle si le gustan los
frijoles fritos y si conoce o le gustaría probar la tortilla de maíz.
Susan, debidamente entrenada con anticipación en Gettysburg por un misionero con experiencia, le dice
que sí, que muchas gracias. Se levanta con dificultad del hueco del catre, busca su cámara digital y sale
de su habitación dispuesta a iniciar el registro fotográfico de esta exótica aventura. Se dirige al patio, le
toma fotos al cerdo amarrado, a los perros flacos, a las gallinas que la observan con curiosidad; pregunta
amablemente por el servicio higiénico, Isabel petrificada le señala la letrina al fondo del solar. Una vez
adentro del cuartucho, Susan traga grueso ante la pestilencia, con gran temor desenfunda sus nalgas
rosadas dirigiéndolas hacia aquel hoyo que parece salido de una película de terror. Zumban moscas y
mosquitos en la boca del excusado; venciendo la repugnancia que le enrojece y congestiona el rostro, la
gringa se acurruca a medias y, cuidándose de no rozar siquiera su esmerado culo con el cemento curtido
del excusado, deja salir un minúsculo chorro de orín y un diminuto, atemorizado e inodoro trozo de
mierda. Acto seguido sale despavorida del lugar, escondida detrás una sonrisa escuálida se dirige a su
cuarto, saca el jabón actibacterial y corre a la pila de agua donde se lava las manos con suma
meticulosidad y abundante espuma.
Las hijas de Isabel se han quedado observándola con insistencia y curiosidad, ella les sonríe, las niñas
tratan de esconderse una detrás de otra, Isabel las reprende, no sólo por tímidas sino porque ya se han
ensuciado, ya se han despeinado y ya tienen de nuevo el vestido, la cara y las manos negras de tierra.
- Gracias doña Susan, pero es que… ¡viera cómo cuesta que se mantengan limpias!
- ¡Hay doña Susan, qué vergüenza!... ¡Vayan niñas a lavarse y peinarse, les voy a buscar unos
vestidos limpios para cambiarlas!
Mientras la familia se prepara para la foto, Susan se dedica a sonreír y saludar, agitando la mano, a todo
el vecindario que la observa:: unos desde sus patios, otros desde las puertas o ventanillas de sus casas,
otros desde la calle, otros desde la esquina de la pulpería mientras comentan y sonríen. Para disimular la
incomodidad, Susan se aferra al botón disparador de su cámara digital y toma foto tras foto con
desesperación.
Isabel y sus tres hijas salen de nuevo, limpias y recién peinadas. Susan busca el mejor lugar, la mejor luz,
les pide que se coloquen delante de un florecido palo de veranera. La familia rígida ante el ojo de la
cámara, las sonrisas artificiales, tensas, Isabel atrás de sus hijas, extendiendo sus brazos sobre ellas; las
niñas juntas, casi amontonadas, con los brazos caidos, sin saber qué hacer con ellos, ni con sus caras, ni
con sus ojos; sólo la certeza de estar juntas enfrentando aquel artefacto monstruoso que capturará sus
almas, su tiempo, sus mejores vestidos y semblantes.
- ¡A ver…sonrían…uno…dos…treeees…essssooo…!
Una vez terminada la ceremonia, Susan retrocede la memoria de su cámara y pone de nuevo la imagen
recién captada en la pantalla, se dirige orgullosa hacia Isabel y sus hijas y les muestra la fotografía. Todas
sonríen como cavernícolas, Susan les pide posar para una foto más, la familia no dice que no; al fin y al
cabo cincuenta dólares no llegan todos los días.
Daniel Pulido Ortíz (Bogotá,1956), resido en Nicaragua desde 1984. He publicado tres libritos de
cuentos: "CRO-NICAS PARA LA EDAD DEL HAMBRE" (2000), "Cuentos para leer en Familia"
(2005) y "Asuntos del Barrio" (2007). El cuento que les envio es inédito.
POESÍA
POES A EN CINOSARGO
II
Marzo.
llegando a septiembre,
menos yo
mi hija va a salir
La programación de MTV
Carlos Almonte
se mueve y se estremece.
No ve,
ni escucha,
ni respira,
ni huele
Carlos Almonte
Yo me acuesto
y me duermo,
y me despierto tranquilo
Mientras,
El espejo no responde
Lo remaldecían
y si lo hubiesen capturado
Se amaba
y así su vida
se deslizaba feliz
en su isla de egolatría
En su onanismo
e inventaban un tema
Pendejo flaite
Hoy no desayunó
Abrió la puerta
lo agarró un narco
firme
DE LA GUENA!
DE LA GUENA!
no hubo tiempo
Corazón malparido
Doy vueltas,
Vueltas doy,
Doy vueltas,
Por el pelo,
De abrazarte,
De beberte
A
A
De tu inhalar adormitado.
De respirar dejas.
Vueltas das,
Das vueltas,
Elevas,
Un atrevido.