You are on page 1of 6

http://farm2.static.flickr.com/1097/526725865_1c114f2892.

jpg

Profesor : Ricardo Fuentes D.


Asignatura : D.&G. de Programas en el Ámbito Reg. y Local.
Alumno : Paulo Oyarzo Cárdenas.

Talca, Noviembre 2008


En nuestro plano subnacional sigue existiendo una rigidez para adaptarse a los
cambios constantes del sistema mundial. Al mismo tiempo se sienten por dentro los
conflictos que se derivan de la afirmación de los particularismos y del afán de estos
últimos por verse representados en las decisiones públicas. Esos conflictos deterioran
la legitimidad de los sistemas de representación y ponen en ascuas la solidez de los
regímenes democráticos.

Chile escogió hace veinte años un armazón que lleva implícito un sistema de rendición
de cuentas que está en la avanzada de las directrices mundiales de descentralización.
Ahora las posibilidades de engrandecer los gloriosos índices de calidad de la educación
son escasas si no se abordan estas medidas que presionan a las municipalidades,
escuelas, profesores y alumnos (as) a realizarlo mejor.

Por otro lado, la gestión de los gobiernos subnacionales está subordinada a las políticas
nacionales, por lo que se hace necesaria la generación de políticas adecuadas
(empoderamiento) a las diferentes realidades locales educacionales presentes en
nuestro país.

Bajo el mismo tenor la implementación de políticas de descentralización debe estar


acompañada con la creación de nuevos espacios para una mayor participación de la
comunidad. Así la descentralización del aparato del Estado, debe liberar el potencial
democrático representado por los movimientos locales y regionales que operan al nivel
de sociedad civil a fin de servir como suplemento de oportunidades para la participación
popular, provistas por una democracia más participativa.

No cabe duda que en nuestra realidad educativa existe una gestión bicéfala, por una
parte los sostenedores son responsables directos de la administración de la subvención
y de los recursos financieros, del personal de las escuelas, de la dotación docente y, así
como del mantenimiento de la infraestructura y el equipamiento educativo. Por otro
lado, el MINEDUC mantiene un rol importante en la elaboración y fiscalización de
reglamentos que detallan lo establecido por las leyes.

Desde otra perspectiva tengo la impresión que en las escuelas municipalizadas existen
exiguos incentivos para esforzarse más, ya que se han vulnerado algunas de las
condiciones esenciales para que un sistema de subsidio a la demanda funcione como
tal. Claramente, no se ha respetado el principio de transferir a cada escuela los
beneficios de realizar una buena gestión educacional o, si se quiere, los costos de una
virulenta gestión.

Aunque las municipalidades perciben los incentivos asociados a una mayor cantidad de
alumnos (as), estos incentivos no son transferidos a las escuelas. Como se manejan
con un fondo común, aquellas que ofrecen un mejor servicio y, por lo tanto, son más
atrayentes para los padres, subsidian a otras de la misma municipalidad que lo hacen
peor. En lugar de percibir beneficios, estas escuelas más eficientes sólo perciben una
carga adicional de trabajo y de compromisos.
Al mismo tiempo ya sabemos que las escuelas menos eficientes, en tanto, no perciben
los costos de perder alumnos (as), por lo tanto no se esfuerzan por lograr buenos
resultados1. En esta representación no existen incentivos para esforzarse en lograr
mejores aprendizajes ni tampoco para ser más eficientes: los directivos perciben que
disminuir el número de los alumnos (as) puede ser incluso conveniente, sin
necesariamente disminuir el de los profesores.

En parangón el hecho de que los alcaldes sean los sostenedores o encargados de


administrar las escuelas (delegándolo en las DAEM o Corporaciones municipales de su
comuna), crea sin duda alguna incentivos contrapuestos. Esto se da porque los
alcaldes quieren publicar una buena gestión y para ello realizan esfuerzos en términos
de recursos apoyando a escuelas con pésimos resultados. Por otra parte, dado que los
padres no cuentan con la información suficiente o eligen por razones diferentes al
rendimiento en algunos casos, ejercen presiones muy fuertes ante el potencial cierre de
una escuela. Por tanto, ello también influye en que la escuela nunca sufre secuelas,
sobre todo cuando está realizando una mala gestión. Para ello es clave, además de la
entrega de información clara y directa a la población, que se generen consecuencias
positivas y negativas a quienes estén haciendo bien su trabajo y a quienes no estén
haciéndolo bien, respectivamente.

La escuela por otro lado es una de las instituciones estatales que poseen un contacto
más inmediato con la ciudadanía. Esta circunstancia hace que la participación
ciudadana en la escuela se convierta en un espacio favorecido para promover cambios
sociales. Por un lado, esta participación puede apoyar a hacer más público, más abierto
al Estado de cara a la comunidad. Por otro lado, forja procesos de aprendizaje político
que pueden ser rebatidos en espacios más amplios.

Concomitantemente, el punto importante de resaltar es el estrecho vínculo que existe


entre las decisiones de tipo administrativo y lo que sucede en el ámbito pedagógico.
Muchas veces se ha visto cómo lo pedagógico se ve afectado por decisiones y
mecanismos de resorte administrativo, producto de el gran nudo ciego que se intercala
entre la organización escolar y su eficiencia está en la escisión, vale decir, la gran
distancia el divorcio entre la gestión y la pedagogía que existe en las escuelas de
administración más tradicional.

A título personal puedo inferir que la autonomía administrativa se encarna en un


incentivo poderoso, puesto que permite planificar para horizontes de largo plazo, en
tanto que la autonomía pedagógica encaja cambios de corto aliento.

También sostengo que mientras la autonomía administrativa produce un mayor impacto


relativo en las escuelas de mayor tamaño, habitualmente en comunas grandes, la
autonomía pedagógica muestra su mayor impacto relativo en escuelas medianas y
pequeñas.
1
Estas escuelas municipalizadas que pierden alumnos (as), pueden recibir sermones del departamento de administración
municipal, pero saben al dedillo que no están en una situación de vida o muerte. Por si fuera poco, el director y sus profesores
también saben que no pueden ser despedidos porque están protegidos por el Estatuto Docente.
Ahora el liderazgo del director puede ser un catalizador importante para lograr una
integración de los aspectos de gestión y de pedagogía, ya que les corresponde
establecer una cultura que promueva la excelencia, igualdad y altas expectativas para
todos los alumnos (as); proveer visión, liderazgo y dirección; evaluar, en conjunto con
otros, el desempeño de la escuela para identificar prioridades para el mejoramiento
continuo, desarrollar y mantener alianzas, sea con otras escuelas, agencias,
autoridades locales, instituciones de educación superior u otros (PREAL, 2008).

Como corolario a lo expuesto en los acápites anteriores, cabe hacerse la siguiente


pregunta: ¿Por qué y cómo cambian las escuelas en nuestra comunas?. Frente a esta
interrogante se puede señalar lo siguiente:

 Hoy en día no existe un prototipo único de mejora ni de deterioro. Por lo mismo,


tampoco hay fórmulas globales.
 Las escuelas que mejoran cavilan sobre su accionar, logrando adaptarse a los
cambios internos y de su entorno.
 Las escuelas que deterioran sus resultados no realizan esta reflexión y por lo
mismo no saben responder a la mayor complejidad que implican estos cambios.
 La disponibilidad de recursos y el dar cuenta a actores locales incentivará a los
directores a idear soluciones más creativas y a ser más eficientes.

De igual forma me permito plantear algunas sugerencias para nuestro Estatuto Docente
que genera polémicas porque para algunos involucra un nivel de inflexibilidad que
atenta contra una administración municipal efectiva. Con la diferencia que para otros
asegura en parte la estabilidad y reconocimiento perdido en los años 80.

Por ello, se hace imprescindible incluir en el contrato disposiciones que convengan las
funciones y tareas del profesor en forma determinada y de acuerdo al proyecto
educativo de cada una de las escuelas; de modo que las faltas a ellas estén
circunscritas en incumplimiento grave de los deberes que impone su función.
Suprimiendo también necesidad de sumario, bastando con que la dirección de la
escuela consigne durante un período determinado las faltas en el libro de vida del
profesor y dándosela a conocer y a su vez agregándole la causal por necesidad de la
empresa, idéntico al sector particular, con su correspondiente compensación por años
de servicio . 2

2
Véase al respecto, Tagle, T., “Una Mirada a la Legislación Laboral de los profesores”. Santiago 2000.
También es necesario indagar en historial del FCM en donde siempre ha existido una
falta de equidad en la distribución de los recursos municipales, ya que los recursos se
concentran en pocas comunas. En general, se desprende, como conclusión, que un
incremento pequeño de los recursos del sistema destinado a los municipios de menores
recursos podría aumentar significativamente su capacidad de realizar mayores
prestaciones (Irarrázaval, 2001). Por lo mismo, sugiero como medida a corto plazo
sustituir el sistema de Fondo Común de las Municipalizadas por uno que entregue a
cada escuela la totalidad de la subvención percibida por los alumnos (as) matriculados
en ella.

A modo de reflexión personal y concluyente, no me cabe la menor duda que el Estado


debe estar siempre preparado para escuchar a la comunidad organizada, lo que ha
implicado últimamente en un cambio de actitud que tiene que ver con la generación de
confianzas mutuas. Por lo tanto, el desafío entonces, según mi parecer, está dado por
cimentar e imaginarse un país que crece desde su multiplicidad, desde las
características propias de sus territorios y de las personas que allí habitamos, con
políticas públicas inclusivas que subrayen explícitamente las diferencias existentes y
que perciban que dichos territorios no se van a desarrollar sólo por la acción de
terceros, sino que pueden, y deben organizarse también, a partir de sus propias
potencialidades.
Referencias

 Irarrázabal, Ignacio, (2001). “Financiamiento Municipal determinación de


funciones de costo por tipo de provisión de servicios municipales y su
financiamiento”.

 Lizama O., Paredes, R. “Restricciones, Gestión y Brecha Educativa en Escuelas


Municipales”.

 PREAL, Junio 2008. “Apoyo a directores de escuelas en contextos de creciente


autonomía escolar”. Programa de Promoción de la Reforma Educativa en América
Latina y el Caribe/ Partnership for Educational Revitalization in the Ameritas.

 Tagle, T. 2000, “Una mirada a la legislación laboral de los profesores”

 Linkografías:
http://www.redelaldia.org/mot.php?id_mot=2&id_rubrique=2
http://www.eumed.net/ce/jgvh-local.htm
http://observacioneducacional.blogspot.com/

You might also like