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En 1956, Arthur Kornberg sintetizó por primera vez ADN in vitro a partir de
nucleótidos, mientras John Backus inventaba el primer lenguaje de programación
de computadoras (Fortran).
En 1959 Severo Ochoa y Kornberg recibían el Premio Nobel por la biosíntesis de
ácidos nucleicos, Grace Murray Hopper inventaba el lenguaje Cobol.
En 1965, Jacob, Lwoff y Monod recibían el Premio Nobel por su teoría de la
regulación génica, al tiempo que John George Kemeny y Thomas Eugene Kurtz
desarrollaban el BASIC.
En 1967, Kornberg consiguió la primera replicación in vitro de material genético y
Gene Amdahl proponía la construcción de una computadora con procesadores en
paralelo.
Durante 1970-1971, Hamilton Othanel, Daniel Nathans y Hamilton Smith
descubrían las primeras enzimas de restricción (las herramientas básicas de la
tecnología del ADN recombinante) y la ingeniería genética, y se introducían en el
mercado los discos blandos (floppy disks), los microprocesadores (chips) y la
primera calculadora de bolsillo (de Hellemans y Bunch, 1988).
En realidad son los biólogos y los bioquímicos quienes hacen su primer acercamiento a la
tecnología computacional como elemento fundamental para su trabajo diario.
En 2010, un equipo dirigido por Craig Venter sintetizó por vez primera un código de ADN
“traduciéndolo” del lenguaje de un ordenador, y dio comienzo así a la era de la
Biocomputación, demostrando a efectos prácticos que el físico Erwin Schrödinger no se
equivocaba cuando especuló, allá por 1944, años antes del descubrimiento de la doble
hélice de ADN, que la vida es un guion escrito en un código simple parecido al código
Morse.
Un sistema mínimo de vida necesita un genoma básico de 151 genes los cuales, por tanto,
están presentes en cualquier organismo. Son las instrucciones que necesita la vida para
expresarse. El resto son habilidades añadidas.
Una secuencia de ADN contiene las instrucciones que se necesitan para realizar una tarea
en la célula. En el lenguaje de la comparación con la máquina, el ADN es el software;
cuando se activa una secuencia de ADN, es como arrancar un programa en un ordenador.
Las proteínas son el hardware, los robots naturales tal y como las denomina Craig Venter.
Por cada tarea, hay una proteína específica que la lleva a cabo: el código de ADN se copia
en el ARN, y éste sintetiza la proteína, es decir, fabrica la herramienta necesaria según los
planos que ha copiado.
Todo el proceso requiere energía, y esto también forma parte de las instrucciones: hay una
parte del genoma que contiene las instrucciones sobre cómo generar energía mediante
metabolismo, convirtiendo el dióxido de carbono en metano para producir moléculas de
energía y fabricar proteínas.
En el caso de la vida sintética desarrollada por Craig Venter, la única diferencia con la
naturaleza es que el código de ADN está en un ordenador; luego, sólo hay que traducir un
lenguaje a otro, igual que hace el ribosoma al convertir el código del ARN en una proteína.
Y es mucho más barato sintetizar un gen desde un ordenador que clonarlo. El proceso
apenas dura unas horas.
Los científicos siguen dando pasos de gigante para que algún día sea posible utilizar ADN
en tareas informáticas. De momento, especialistas de la Universidad de Wisconsin-
Madison han conseguido trasladar una muestra de este material genético desde el mundo
flotante de un tubo de ensayo a la superficie rígida de una placa de cristal y oro.
Con ello, no es descabellado pensar que en el futuro el ADN pueda ser usado para llevar a
cabo las mismas tareas que ahora precisan de innumerables circuitos electrónicos y silicio.
La computación mediante ADN es una tecnología aún en pañales. Expertos como Lloyd
Smith buscan capitalizar la enorme capacidad de almacenamiento de información de estas
moléculas biológicas, las cuales pueden efectuar operaciones similares a las de una
computadora a través del uso de enzimas, catalizadores biológicos que actúan como el
software que ejecuta las operaciones deseadas.
La colocación del ADN sobre una superficie sólida, alejándolo del tubo de ensayo, es un
paso importante porque simplifica su manipulación y acceso. Demuestra también que será
posible aumentar su complejidad para resolver mayores problemas.
En los experimentos de Wisconsin, un grupo de moléculas de ADN fueron aplicadas sobre
una pequeña placa de cristal recubierta por oro. En cada experimento, el ADN fue
adaptado de manera que se incluyeran todas las posibles respuestas a un problema
determinado. Exponiendo las moléculas a ciertas enzimas, se eliminaron las moléculas
con respuestas incorrectas, dejando sólo las que poseían contestaciones correctas.
Las moléculas de ADN pueden almacenar mucha más información que un chip
convencional de computadora. Se ha estimado que un gramo de ADN secado puede
contener tanta información como un billón de discos compactos. Además, en una reacción
bioquímica que ocurriese sobre una pequeñísima área, cientos de billones de moléculas
de ADN podrían operar en concierto, creando un sistema de procesamiento en paralelo
que imitaría la habilidad de la más poderosa supercomputadora.
Ventajas y Desventajas:
Las aplicaciones de la Biocomputación son tan diversas como lo es la imaginación de los
humanos. Al conocer el significado de cada trozo de ADN, se puede modificar un
organismo, o crearlo, a voluntad, poniendo o quitando mutaciones. Modificar el cromosoma
de una célula supone alterar sus mutaciones hasta el punto de lograr nuevas habilidades;
cambiar el cromosoma completo significa convertir una especie en otra. Es lo que se
conoce como trasplante de genoma. También. La clonación: juego favorito de los humanos
para hacer de dioses.