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Conclusiones
A fin de tener una norma rectora en la tramitación de los procesos, se debió incorporar
expresamente en el titulo preliminar del Código Procesal Penal la finalidad del proceso
penal, ello a fin de tener una norma rectora en la tramitación de los procesos, tal como se
tiene en los demás códigos procesales.
Se debe de realizar correcciones normativas a fin de garantizar un estricto derecho de
defensa y el principio de igualdad de armas, debiendo por ejemplo erradicar el cobro de
todo tipo de arancel o tasa incluso en sede policial y del Ministerio Público.
A fin de preservar el principio de unidad se debió entender los costos y costas tal como se
entiende en el proceso civil y no definirlos de diferente forma.
Por el Principio Acusatorio que norma nuestro nuevo sistema procesal penal se debe
reconocer estrictamente la separación de funciones para el desarrollo del proceso penal: al
Ministerio Público le corresponde la función investigadora y persecutoria del delito, por ello
es el titular del ejercicio de la acción penal pública y tiene la carga de la prueba.. En tanto
que al órgano jurisdiccional le corresponde la función decisoria, es quien sentencia; dirige
la etapa intermedia y la etapa de juzgamiento; sin embargo, consideramos que no es
congruente en un modelo de rasgos acusatorios, en los que se pregona la separación de
roles tanto del Ministerio Público y del Poder Judicial que existan pruebas de oficio ya que
el juzgador asumiría también funciones de investigador propias del Ministerio Público.
Es la jurisprudencia la encargada de preservar la aplicación de los principios consagrados
en el Título preliminar y de realizar todas las interpretaciones en base a un marco
constitucional de derecho.