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RENTABILIDAD O CRECIMIENTO

Existen dos opciones las cuales permiten a una empresa tomar cada una de ellas que sea más
favorable; crecimiento o rentabilidad. Este es uno de los problemas más comunes que enfrentan
muchos emprendedores y quienes les financian para tratar de explicar por qué casi siempre no
queda otra que apostar por uno o por otro. En el presente escrito defino cada uno y haciendo
mención a las posibles actividades o consecuencias que debe asumir la empresa.

Rentabilidad: Para empezar, hay que dejar claro que un negocio tiene que ser necesariamente
rentable. Si un negocio no gana dinero, no es ni será tal, la cuestión es el plazo y el riesgo que se
asume para lograr esta rentabilidad esperada. Generalmente, cuando se inicia un negocio, se
obtienen pérdidas o, con suerte, se logra equilibrar ingresos y egresos. En el corto plazo no hay
ventas pero sí gastos y, habitualmente, en las primeras etapas crecen más rápido los costos y las
necesidades de inversión que los ingresos. Una startup “es una hipótesis de empresa que tiene
que validar su modelo de negocio”. Una vez validado, sí será ya una empresa cuyo objetivo
consiste en escalar y hacerse grande aportando y generando rentabilidad a sus socios. Tras unos
primeros pasos de éxito relativo, nos encontramos con un modelo de negocio que sí parece que
tiene capacidad de escalar y convertirse en una empresa con futuro, y ahí es cuando surge la
cuestión: ¿crecer o ser rentable? La primera alternativa es continuar despacio, con prudencia y
consumiendo pocos recursos, fijando un modelo de crecimiento que permita un retorno de
inversión en el corto plazo. Esto implica que el coste de adquisición de nuevos clientes no puede
ser alto y, por lo tanto, no podemos crecer rápido. Hemos de garantizar que los clientes captados
aportan valor suficiente para recuperar la inversión que ha supuesto su captación en muy poco
tiempo. A veces, incluso con la primera compra.

Crecimiento: es relativamente lento y se va consolidando la empresa (personal, tecnología e


instalaciones), en consonancia con el volumen según se va produciendo el crecimiento. Esto
supone mantener una estructura de costos fijos siempre baja para el nivel de actividad de cada
momento. La otra alternativa es apostar por el crecimiento. Exigimos a nuestra inversión en
captación un retorno a más largo plazo y con más riesgo. Este periodo de recuperación de la
inversión puede ser de un año o más incluso. Esto nos lleva a poder invertir con un coste de
atracción de nuevos clientes más alto y poder llegar a más volumen más rápido. Preparamos todas
nuestras infraestructuras para ese crecimiento: más personal y más cualificado, mejores y
mayores inversiones en tecnología y más logística. El resultado serán pérdidas por un periodo de
tiempo más largo. El crecimiento será más acelerado y se consolidará un posicionamiento en el
mercado que, a mediano plazo obtendrá sus frutos. La estructura de costos será más elevada,
pero el apalancamiento operativo compensará con creces cuando lleguen las ventas masivas.
Puede parecer que es mucho mejor la primera opción, pero en mercados de crecimiento rápido,
como ocurre con las nuevas tecnologías o mercados de tendencias emergentes, una estrategia
conservadora te puede llevar a perder oportunidades e incluso a desaparecer en el mediano plazo.

En fin se puede ver que estas opciones son complementarias de acuerdo a las necesidades que
presenta la empresa, así mismo partiendo de los resultados obtenidos que o cual sería el paso
siguiente; aumentar la rentabilidad o optar por el crecimiento.

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