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Esta igualdad de condiciones sitúa las regla del juego de la organización social. Cada
ser humano aspira a su conservación, a la satisfacción de sus necesidades y sus placeres.
Tiene la esperanza de conseguir por cualquier medio a su disposición el alimento, el
vestido y el hogar. Tal esperanza, sin embargo, rivaliza con la de sus prójimos: genera
una competencia, un estado constante de guerra de los unos contra los otros.
Fundamento
antropológico.
Pesimismo antropológico: estado de guerra todos contra todos.
Homo homini lupus.
“El fin del Estado es, particularmente, la seguridad. La causa final, fin o designio
de los hombres (que naturalmente aman la libertad y el dominio sobre los
demás) al introducir esta restricción sobre sí mismos (en la que los vemos vivir
formando Estados) es el cuidado de su propia conservación y, por añadidura, el
logro de una vida más armónica; es decir, el deseo de abandonar esa
miserable condición de guerra que, tal como hemos manifestado, es
consecuencia necesaria de las pasiones naturales de los hombres, cuando no
existe poder visible que los tenga a raya y los sujete, por temor al castigo, a la
realización de sus pactos y a la observancia de las leyes de naturaleza”.
• Para evitar las desventajas del estado natural, los individuos realizan un
pacto entre ellos por el cual renuncian a parte de su libertad para poder
gozar de sus derechos individuales con más seguridad, aceptando someterse
a la voluntad de la mayoría. Para que el pacto tenga validez, cada uno de
los individuos debe dar, expresa o tácitamente, su consentimiento al mismo. En
consecuencia, la legitimidad del Estado se basa en el consentimiento y mutuo
acuerdo entre los individuos.
“Al ser, como ya se ha dicho, todos libres por naturaleza, iguales e
independientes, ninguno puede ser sacado de esa condición y puesto bajo el
poder político sin su propio consentimiento. El único modo en el que alguien se
priva a sí mismo de su libertad natural y se somete a las ataduras de la
sociedad civil, es mediante un acuerdo con otros hombres, según el cual todos se
someten formando una comunidad… Así cuando un grupo de hombres ha
consentido en formar una comunidad o gobierno, quedan con ello incorporados
en un cuerpo político en el que la mayoría tiene derecho de actuar y decidir en
nombre de todos”.
Locke. Segundo ensayo sobre el gobierno civil. Cap. VIII-95.
ROUSSEAU: LA VOLUNTAD GENERAL Y EL
CONTRATO SOCIAL
• Para él la razón, la civilización y el Estado no son
grandes aportes del espíritu humano, sino símbolos de su
decadencia. Para el pensador francés el ser humano es
verdaderamente libre en su estado de naturaleza.
• Rousseau busca volver a la naturaleza, al estado del ser
humano antes de lo que la civilización le ha hecho. ¿Cuál
sería el papel del gobierno en un estado así?
ROUSSEAU: LA VOLUNTAD GENERAL Y EL
CONTRATO SOCIAL
• A diferencia de como piensa Hobbes, el Estado no surge para limitar la maldad de
los hombres, sino que nace como un acuerdo tácito y voluntario entre los hombres en
el estado de naturaleza. El gobierno es un acuerdo entre seres humanos, surge de la
voluntad humana para conformar una voluntad general que determine las acciones
que garanticen el bienestar del pueblo.
• Se trata de la correspondencia entre la voluntad individual y la voluntad general.
Por lo cual el Estado no se opone a la naturaleza humana, sino que la reglamenta y
le da su sentido. No opone, tampoco, la libertad a la ley, sino que la ley es el fin de
la libertad humana.