Ojos de luna
5/5
()
About this ebook
Un conjunto de poderosos relatos que se cuentan con la inmediatez de la oralidad y la tenacidad de la mejor narrativa hispanoamericana. Su fortaleza son sus personajes –predominantemente femeninos- que se enfrentan a diversas situaciones, desde variados espacios y tiempos, y se presentan descarnados en sus deseos, sueños, pesares y frustraciones.
Yolanda Arroyo-Pizarro
Yolanda Arroyo Pizarro (Guaynabo, 1970). Es novelista, cuentista y ensayista puertorriqueña. Ha sido elegida como una de las escritoras latinoamericanas más importantes menores de 39 años del Bogotá39 convocado por la UNESCO, el Hay Festival y la Secretaría de Cultura de Bogotá por motivo de celebrar a Bogotá como Capital Mundial del libro 2007. Ha sido merecedora de varias premiaciones literarias a nivel nacional e internacional; seis en Argentina, una en Chile, siete en Puerto Rico. Ha escrito para los periódicos El Nuevo Día, El Vocero de Puerto Rico, Claridad y La Expresión. Algunos de sus cuentos confluyen en las revistas culturales Identidad de la UPR Aguadilla, Revista Púrpura, Preámbulos y Tonguas de la UPR Río Piedras. Es autora del libro de poesía 'Medialengua', los libros de cuentos, ‘Historias para morderte los labios’ (2009), ‘Ojos de Luna’ (Premio Nacional 2008, Instituto de Literatura Puertorriqueña; Libro del Año 2007 Periódico El Nuevo Día) y ‘Origami de letras’ (2004), además de la novela ‘Los documentados’ (Finalista Premio PEN Club 2006).
Related to Ojos de luna
Related ebooks
Yo, Tituba, la bruja negra de Salem Rating: 5 out of 5 stars5/5Cuentan. Relatos de escritoras colombianas contemporáneas Rating: 0 out of 5 stars0 ratingsLa mucama de Omicunlé Rating: 4 out of 5 stars4/5Crímenes de mujeres Rating: 0 out of 5 stars0 ratingsMujeres cuentistas: Antología de Relatos Rating: 0 out of 5 stars0 ratingsContrapunteo cubano del tabaco y el azúcar Rating: 0 out of 5 stars0 ratingsA toda costa: Narrativa puertorriqueña reciente Rating: 0 out of 5 stars0 ratingsArenas cálidas en alta mar: Entrevistas a escritoras contemporáneas en Cuba Rating: 0 out of 5 stars0 ratingsMujeres en el umbral: La iniciación femenina en las escritoras hispánicas Rating: 0 out of 5 stars0 ratingsAlguien camina sobre tu tumba: Mis viajes a cementerios Rating: 3 out of 5 stars3/5Nada que declarar: y otras ficciones breves Rating: 5 out of 5 stars5/5Erial Rating: 5 out of 5 stars5/5Espectros y espejismos: Haití en el imaginario cubano Rating: 0 out of 5 stars0 ratingsJuana la bruja Rating: 5 out of 5 stars5/5Sin pasar por go: Narrativa dominicana contemporánea Rating: 0 out of 5 stars0 ratingsEcoxicanismo: Autoras chicanas y justicia medioambiental Rating: 0 out of 5 stars0 ratingsInquisiciones peruanas Rating: 3 out of 5 stars3/5El verbo J Rating: 5 out of 5 stars5/5Roza, tumba, quema Rating: 3 out of 5 stars3/5Habana año cero Rating: 1 out of 5 stars1/5Una vida en acogida Rating: 0 out of 5 stars0 ratingsLos otomies su lengua y su historia Rating: 0 out of 5 stars0 ratingsRincones sucios Rating: 0 out of 5 stars0 ratingsHotel Pánico Rating: 0 out of 5 stars0 ratingsLa Mariamulata Rating: 0 out of 5 stars0 ratingsIsla en negro: Historias de crimen y enigma Rating: 0 out of 5 stars0 ratingsCon los libreros en Cuba Rating: 0 out of 5 stars0 ratingsFamulus Rating: 0 out of 5 stars0 ratingsLa primera vez que vi un fantasma Rating: 3 out of 5 stars3/5El faro de arena: Muestra de literatura uruguaya contemporánea Rating: 0 out of 5 stars0 ratings
Literary Fiction For You
Se busca una mujer Rating: 4 out of 5 stars4/5Deseando por ti - Erotismo novela: Cuentos eróticos español sin censura historias eróticas Rating: 4 out of 5 stars4/5La máquina de follar Rating: 4 out of 5 stars4/5Lolita Rating: 4 out of 5 stars4/5Don Quijote de la Mancha Rating: 5 out of 5 stars5/5Novela de ajedrez Rating: 5 out of 5 stars5/5La caída de la Casa Usher Rating: 4 out of 5 stars4/5La alegría de las pequeñas cosas Rating: 0 out of 5 stars0 ratingsNoches Blancas Rating: 5 out of 5 stars5/5Matar al director Rating: 4 out of 5 stars4/5To Kill a Mockingbird \ Matar a un ruiseñor (Spanish edition) Rating: 4 out of 5 stars4/5Tenemos que hablar de Kevin Rating: 4 out of 5 stars4/5Las vírgenes suicidas Rating: 4 out of 5 stars4/5El banquete o del amor Rating: 5 out of 5 stars5/5La conjura de los necios Rating: 5 out of 5 stars5/5El Viejo y El Mar (Spanish Edition) Rating: 4 out of 5 stars4/5Las gratitudes Rating: 5 out of 5 stars5/5Manual de escritura Rating: 4 out of 5 stars4/5El cuerpo en que nací Rating: 4 out of 5 stars4/5El hundimiento del Titán: Futilidad o el hundimiento del Titán Rating: 3 out of 5 stars3/5Trilogía Rating: 4 out of 5 stars4/5Libro del desasosiego Rating: 4 out of 5 stars4/5El viejo y el mar Rating: 5 out of 5 stars5/5La casa encantada y otros cuentos Rating: 4 out of 5 stars4/5De ratones y hombres Rating: 4 out of 5 stars4/5La familia Rating: 4 out of 5 stars4/5Un mundo feliz de Aldous Huxley (Guía de lectura): Resumen y análisis completo Rating: 4 out of 5 stars4/5Desayuno en Tiffany's Rating: 4 out of 5 stars4/5Trainspotting Rating: 5 out of 5 stars5/5
Reviews for Ojos de luna
2 ratings1 review
- Rating: 5 out of 5 stars5/5Lo encontré por casualidad, buscando escritoras hispanoamericanas de narrativa breve. Me parece una autora con mucha fuerza, con ideas e imágenes muy claras.
Estos relatos presentan un hilo muy interesante de las vivencias femeninas en lugares patriarcales. Es un recorrido por distintas épocas de la sociedad que conocemos.
El Moridero de Olas, es un relato con una la temática tan desgarradora y a la vez cautivadora, ¿cómo elegir un destino tan distinto, ante circunstancias tan agudas?
Realmente me encantó, quiero seguir leyéndola...
Book preview
Ojos de luna - Yolanda Arroyo-Pizarro
Ojos de luna
Yolanda Arroyo Pizarro
Published by Terranova Editores, Inc. at Smashwords
Copyright© 2007 Yolanda Arroyo Pizarro
Copyright© 2007 Terranova Editores
~~***~~
Dedicado a los amores boreales, a las pasiones australes, a las eternas estadías.
A mi Aurora de siempre.
~~***~~
Los ojos de la luna
Hispaniola, 1493
Dos mujeres viejas se arquean sobre el pilón de mano y con un mortero de piedra al fondo, empujan una danza de músculos brillosos, de pieles tostadas en la playa, de sudores que se derraman como un gotero que late, que muele, que pulveriza. Empujan con la fuerza de sus muslos encuclillados, con la presión y el embate de sus torsos paridos en más de una ocasión, con la voluntad del deseo bélico como toda inspiración. Aceite, y una mezcla de briznas moradas que chapotean. Gotas que van a dar debajo a lo que se espolea; jamás sobre el pulso de la mano que palpita y machaca; siempre en los adentros del depositario rojo. Las tonalidades se crean como única consecuencia del polverío de las hojas mezcladas con los picantes filamentos.
Las mujeres llevan cubierta la nariz para no inhalar los ajíes. Sus ojos sollozan sin quererlo, sin pena ni sentimentalismo. No hacen ruido. Inevitablemente se les resbalan las aguas de las cuencas pestañosas, como una reacción lógica a la preparación militar allí gestada. Con el brazo separan de a poco el sudor de las frentes para atinarle mejor a la mole, para triturar hasta el infinito más diminuto los polvillos que ahora se adhieren al pilón en sus manos. El polvillo, destinado a provocar exageradas toses y desorientadores estornudos en el enemigo, no provoca nada en los dedos y narices inmunizadas de las viejas. No las irrita, ni pica. En las uñas se les almacena sin remedio ni daño. Si acaso cayera en los rieles de la piel oscurecida por el dios de soles, más allá de la muñeca, en algún espacio de la extremidad aceitunada, sería un infortunio. Las mujeres cuidan que no suceda. Esquivan el sahumerio rosado que se adhiere y cuando las nubes del molino de mano se levantan, las dos mujeres se levantan también y se alejan. Menean la cabeza y se retiran a esperar que se asiente el fragor. Entonces se colocan en la entrada de la choza y hablan algunas cosas propias; preguntan por la familia, mencionan el rito de las niñas, se cuentan los partos pendientes y enumeran los últimos sacrificios. Pacientemente, esperan a que baje el sedimento que ha subido por el aire del domicilio de hojas y cogollos.
Miran el techo tejido de yaguas y lo estudian con fervor litúrgico. No ha cambiado de color. Si el techo no cambia, están a salvo. Si las hojas de arriba de sus cabezas no se manchan, no se salpican, han hecho bien. Siguen siendo las maestras, las que saben. Son las expertas. El humentín se reduce y las viejas regresan al centro de la morada. Se acercan a los aparejos. Colocan los pilones de madera fuera de sus morteros y echan el polverío en los envases de hoja abierta, para luego cerrarlos. Los sellan con una mezcla de saliva, excreta licuada y la solución que han recolectado hasta entonces del rito de las niñas.
Después de pasados los días que dura el rito, las niñas regresan a sus labores cotidianas, que ahora incluyen los ejercicios militares. Inoa y Amina también vuelven a lo suyo con disciplina desmesurada. Practican día y noche. Una tarde en que corresponde el entrenamiento para el ataque de cercanías, Inoa se lo cuenta. Amina toma consigo la lanza como si hubiera nacido con ella entre los dedos. La baila, la mueve como en el areyto. Da un traspié, pica las rocas del suelo con la planta de su pierna izquierda, dobla las rodillas, y retira la espinilla con movimientos ágiles y rítmicos. La furia la carcome, pero acepta el asunto como quien sabe que Inoa ha sido un botín de bienvenida planificado. Sabían que aquello podía pasar. Ha pasado. Fue dada a los raros invasores apostados en la costa y resguardados en el anómalo cobijo hecho de las tablas de su recién destruida y peculiar embarcación. Desde allí esperan el regreso del que señalan Almirante, amigo de caciques sospechosos y de dioses desconfiados. Inoa cumple un propósito, mientras Amina se aprende el nombre de la aldea de los blancos, un yucayeque extraño al que ellos llaman Naotiribí, o Naitiví, o Natividá.
Amina va a extrañarla cuando su estado avance y tenga que quedarse en los bohíos de las parturientas. Va a extrañarla en los ejercicios y en la nueva batalla que se fragua contra los caribes del este. Inoa es como una heroína experta en las artes de las piedras amarradas. Les da vueltas y vueltas sobre su cabeza y las lanza con una ferocidad asfixiante, que incluso deja a su contrincante sin aire antes que la inconciencia por el golpe los ataque. Va a hacerles falta.
Se abrazan y mencionan el asunto a las viejas. Las viejas envían mensaje al Bojike y piden audiencia con la Cacica. Mientras esto sucede, Amina e Inoa se cansan ya al final de la tarde por tanto entrenamiento, lo mismo que el resto de las niñas, y cuando lo hacen, descansan una al lado de la otra. Se tiran sobre sus espaldas a contar los astros que penden del manto negro si les ha acaecido la noche, o a dibujar códices imaginarios con las formas espumosas que lo atraviesan si todavía permanece la luz clara del día.
Amina e Inoa se conocen desde pequeñas, y desde pequeñas han visto la merma de hombres en la tribu. Han aceptado los nuevos tiempos como quienes se preparan para la llegada de los vientos bravíos ante la sacudida de mares. Como cuando corren a esconderse de la furiosa ventolera a la vez que le hacen frente a la tormenta. Son tan iguales sin ser consanguíneas que encienden el fuego de manera particular. Van primero a la orilla y se llenan las