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Brevísima relación de la destrucción de las Indias
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Ebook120 pages2 hours

Brevísima relación de la destrucción de las Indias

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About this ebook

The treaties of Bartolomé de las Casas are arguments in favor of the Indians; the best known of these, Brevísima relación de la destrucción de las Indias, was not published until 1552. Along with passages like the above, with passionate descriptions of the New World, Bartolomé de las Casas reflects on the Conquest and its aftermath. 
LanguageEspañol
PublisherLinkgua
Release dateJan 1, 2014
ISBN9788498970203
Brevísima relación de la destrucción de las Indias
Author

Bartolomé de las Casas

Bartolomé de las Casas (1484–1566), was a sixteenth-century Dominican priest, writer, and first resident Bishop of Chiapas. As a settler in the New World, he witnessed, and was driven to oppose, the torture and genocide of the Native Americans by the Spanish colonists and pushed for rights of Indigenous people.

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  • Rating: 4 out of 5 stars
    4/5
    On the list of humanity's infliction of cruelty upon itself, the Spanish conquest ranks not far behind the Holocaust. The Aztecs and Incans are most frequently cited, but many other peoples were vanquished as well by gold-mongering conquistadors who didn't give a moment's thought to the inhumanity they were perpetrating on these "savages". It's only thanks to the regret of missionaries who lost conversion opportunities to these opportunists that we have this eyewitness account. The author frequently says he cannot bring himself to catalog in full the atrocities, only listing a few highlighted examples. He does not identify the Spaniards he charges by name, whether by choice or perhaps these were removed from the public account. It is a difficult, uncomfortable litany, and even the postscript adds little in the way of restitution, indicating that although the Spanish king responded to this account by enacting new measures, these were largely disregarded as they could not well be enforced. For posterity's sake I'm glad to have read this. For a more personal illumination of one part of the story, I'd recommend Gary Jenning's historical novel "Aztec" which was my personal impetus for reading this non-fiction work.
  • Rating: 4 out of 5 stars
    4/5
    Casas wrote this partly out of a very human concern for the lives of others, and partly from his own convictions and his sense of faith - he was convinced that God would punish the Kingdom of Spain for its sins unless something was done.

    A retelling of wars, atrocities, tortures, exterminations, enslavement, and so forth in the 16th century in Cuba, Hispaniola, Mexico, Colombia. With contemporary illustrations! The main motives seem to be covered by greed for gold, deception with religion, or just cruelty.

    This is also an early modern instance of atrocity being used as political propaganda, with Protestant nations such as England circulating this document as proof of Catholic depravity and corruption, and later historians attempting to white-wash (pardon the hideous pun) Spain's history, especially under the Franco regime. I recall another edition of the book being republished just in time for the Spanish-American War.

    Although the majority of the Native American depopulation was likely carried out by disease, and some events appear to be exaggerated, this does not detract too much from de las Casas' frightening message. He saw terrible things happening and wanted to do something about it. It is this reason, and his being a lone voice in the wilderness, are why he endures.
  • Rating: 5 out of 5 stars
    5/5
    If only even a quarter of this book is true, then the human race is truly to be pitied. I'm sure that most of it is indeed factual, and that is the sad part. Some people think that the New World just came into existence magically and that no one was living here prior. This book sheds some light as to what really happened and just how inhumane some people can be.

Book preview

Brevísima relación de la destrucción de las Indias - Bartolomé de las Casas

www.linkgua-digital.com

Créditos

Título original: Brevísima relación de la destrucción de las Indias.

© 2015, Red ediciones S.L.

e-mail: info@red-ediciones.com

Diseño de cubierta: Mario Eskenazi

ISBN rústica: 978-84-96290-09-9.

ISBN ebook: 978-84-9897-020-3.

Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra solo puede ser realizada con la autorización de sus titulares, salvo excepción prevista por la ley. Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos, www.cedro.org) si necesita fotocopiar, escanear o hacer copias digitales de algún fragmento de esta obra.

El diseño de este libro se inspira en Die neue Typographie, de Jan Tschichold, que ha marcado un hito en la edición moderna.

Sumario

Créditos 4

Presentación 7

La vida 7

La fascinación por las Indias 7

Argumento del presente epítome 9

Prólogo 11

Descubrimiento de las Indias 12

De la isla Española 16

De los reinos que había en la isla Española 17

De las dos islas de San Juan y Jamaica 22

De la isla de Cuba 23

De la tierra firme 25

De la provincia de Nicaragua 28

De la Nueva España 31

De la provincia y reino de Guatemala 38

De la Nueva España y Pánuco y Jalisco 41

Del reino de Yucatán 44

De la provincia de Santa Marta 49

De la provincia de Cartagena 52

De la costa de las Perlas y de Paria y de Paria y la isla de la Trinidad 52

Del río Yuyapari 58

Del reino de Venezuela 58

De las provincias de la tierra firme por la parte que se llama de la Florida 62

Del Río de la Plata 64

De los grandes reinos y grandes provincias del Perú 65

Del Nuevo Reino de Granada 70

Libros a la carta 81

Presentación

La vida

Bartolomé de las Casas (Sevilla, 1474-Madrid, 1566). España.

En 1502 fue a La Española (hoy República Dominicana) para hacerse cargo de las propiedades de su padre. Diez años después fue el primer sacerdote ordenado en América. Más tarde vivió en Cuba y obtuvo numerosas riquezas gracias a los repartimientos y encomiendas. En 1514 regresó a España, y renunció a todas sus propiedades. Afectado por su experiencia americana, pretendió imponer un nuevo modelo de evangelización y se convirtió en un ferviente defensor de los derechos de los indios.

Sin embargo, su actitud provocó la enemistad de obispos, gobernadores y miembros del poderoso e influyente Consejo de Indias. En 1520 volvió a América para poner en práctica en Cumaná (Venezuela) sus ideas sobre una colonización pacífica. Fracasó. Años después predicó en tierras de Nicaragua y Guatemala, hasta que en 1540 regresó a España, donde fue uno de los más destacados impulsores de las Leyes Nuevas (1542).

Nombrado obispo en Sevilla, en 1544, tomó posesión de la diócesis de Chiapas (provincia de la capitanía general de Guatemala), allí denunció los crímenes de los colonos. Tuvo muchos enemigos. En 1546 pasó a México y un año después regresó a España.

Durante esta época redactó su Historia de las Indias (1552-1561), publicada en 1875. Su defensa de los indígenas le hizo reclamar la presencia de negros africanos para que trabajasen como esclavos en América en lugar de aquellos.

La fascinación por las Indias

Descripción del tabaco: «son unas hierbas secas metidas en una cierta hoja, seca también, a manera de mosquete hecho de papel, de los que hacen los muchachos las pascua del Espíritu Santo; y, encendida por la una parte dél, por la otra chupan o sorben o reciben con el resuello para adentro aquel humo, con el cual adormecen las carnes y casi emborrachan».

Los tratados de Bartolomé de las Casas son alegatos en favor de los indios; el más conocido de éstos, Brevísima relación de la destrucción de las Indias, no fue publicado hasta 1552. Junto a pasajes como el anterior, con apasionadas descripciones del Nuevo Mundo, Bartolomé de las Casas reflexiona sobre la Conquista y sus secuelas. Desde entonces el «genocidio» fue la idea de referencia a la hora de pensar en la experiencia americana.

Argumento del presente epítome

Todas las cosas que han acaecido en las Indias, desde su maravilloso descubrimiento, y del principio que a ellas fueron españoles, para estar tiempo alguno, y después, en el proceso adelante hasta los días de ahora, han sido tan admirables y tan no creíbles en todo género a quien no las vio, que parece haber añublado y puesto silencio y bastantes a poner olvido a todas cuantas, por hazañosas que fuesen, en los siglos pasados se vieron y oyeron en el mundo. Entre éstas son las matanzas y estragos de gentes inocentes, y despoblaciones de pueblos, provincias y reinos que en ellas se han perpetrado, y que todas las otras no de menor espanto. Las unas y las otras, refiriendo a diversas personas, que no las sabían, el obispo don fray Bartolomé de las Casas o Casaus, la vez que vino a la corte, después de fraile, a informar al emperador nuestro señor (como quien todas bien visto había), y causando a los oyentes con la relación de ellas una manera de éxtasi y suspensión de ánimos, fue rogado e importunado que de estas postreras pusiese algunas con brevedad por escrito. Él lo hizo, y viendo algunos años después muchos insensibles hombres, que la codicia y ambición ha hecho degenerar del ser hombres, y sus facinerosas obras traído en reprobado sentido, que, no contentos con las traiciones y maldades que han cometido, despoblando con exquisitas especies de crueldad aquel orbe, importunaban al rey por licencia y autoridad, para tornarlas a cometer y otras peores (si peores pudiesen ser) acordó presentar esta suma de lo que cerca de esto escribió al Príncipe nuestro señor, para que Su Alteza fuese en que se les denegase. Y parecióle cosa conveniente ponerla en molde, porque Su Alteza la leyese con más facilidad. Y esta es la razón del siguiente Epítome, o brevísima relación.

Fin del argumento

Prólogo

«Prólogo del obispo don Fray Bartolomé de las Casas, o Casaus» para el muy alto y muy poderoso señor el príncipe de las Españas don Felipe, nuestro señor

Muy alto y muy poderoso señor. Como la providencia divina tenga ordenado en su mundo que para dirección y común utilidad del linaje humano se constituyesen en los reinos y pueblos, reyes, como padres y pastores (según los nombra Homero), y por consiguiente sean los más nobles y generosos miembros de las repúblicas, ninguna duda de la rectitud de sus ánimos reales se tiene, o con recta razón se debe tener, que si algunos defectos, nocumentos y males se padecen en ellas, no ser otra la causa sino carecer los reyes de la noticia de ellos. Los cuales si les contasen, con sumo estudio y vigilante solercia extirparían. Esto parece haber dado a entender la divina escritura en los proverbios de Salomón: Rex, qui sedet in solio judicii, dissipat omne malum in tuitu suo [El rey que está sentado en el solio del juicio disipa todo mal con su mirada]. Porque de la innata y natural virtud del rey así se supone, conviene a saber, que la noticia sola del mal de su reino es bastantísima, para que lo disipe, y que ni por un momento solo en cuanto en sí fuere lo pueda sufrir.

Considerando, pues, yo (muy poderoso señor), los males y daños, perdición y jacturas (de los cuales nunca otros iguales ni semejantes se imaginaron poderse por hombres hacer) de aquellos tantos y tan grandes y tales reinos, y por mejor decir de aquel vastísimo y nuevo mundo de las Indias, concedidos y encomendados por Dios y por su Iglesia a los reyes de Castilla, para que se los rigiesen y gobernasen, convirtiesen y prosperasen temporal y espiritualmente, como hombre que por cincuenta años y más de experiencia, siendo en aquellas tierras presente, los he visto cometer; que constándole a Vuestra Alteza algunas particulares hazañas de ellos, no podría contenerse de suplicar a su Majestad con instancia importuna, que no conceda ni permita las que los tiranos inventaron, prosiguieron y han cometido, [que] llaman conquistas. En las cuales (si se permitiesen) han de tornarse a hacer, pues de sí mismas (hechas contra aquellas indianas gentes, pacíficas, humildes y mansas que a nadie ofenden) son inicuas, tiránicas, y por toda ley natural, divina y humana condenadas, detestadas y malditas; deliberé, por no ser reo, callando, de las perdiciones de ánimas y cuerpos infinitas que los tales perpetraran, poner en molde algunas y muy pocas que los días pasados colegí de innumerables que con verdad podría referir, para que con más facilidad Vuestra Alteza las pueda leer.

Y puesto que el arzobispo de Toledo, maestro de Vuestra Alteza, siendo obispo de Cartagena, me las pidió y presentó a Vuestra Alteza, pero por los largos caminos de mar y de tierra que Vuestra Alteza ha emprendido, y ocupaciones frecuentes reales que ha tenido, puede haber sido que, o Vuestra Alteza no las leyó, o que ya olvidadas las tiene, y el ansia temeraria e irracional de los que tienen por nada indebidamente derramar tan inmensa copia de humana sangre, y despoblar de sus naturales moradores y poseedores, matando mil cuentos de gentes, aquellas tierras grandísimas, y robar incomparables tesoros, crece cada día, importunando por diversas vías y varios fíngidos colores que se les concedan o permitan las dichas conquistas (las cuales no se les podrían conceder sin violación de la ley natural y divina, y por

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