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El Origen De Las Catacumbas 1970-1979: Como Lo Vivió Su Fundador
El Origen De Las Catacumbas 1970-1979: Como Lo Vivió Su Fundador
El Origen De Las Catacumbas 1970-1979: Como Lo Vivió Su Fundador
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El Origen De Las Catacumbas 1970-1979: Como Lo Vivió Su Fundador

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About this ebook

Relata la historia de la fundación del ministerio cristiano de Las Catacumbas en Puerto Rico desde los años 1970 hasta el 1979.
LanguageEspañol
PublisherBookBaby
Release dateApr 4, 2015
ISBN9781618876126
El Origen De Las Catacumbas 1970-1979: Como Lo Vivió Su Fundador

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    historia sobre el poder de Dios sin barreras ni protocolos con jóvenes que obedecieron el llamado

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El Origen De Las Catacumbas 1970-1979 - Pedro H. Rodriguez

AGRADECIMIENTO

Quiero agradecer a Nélida Delucca por su trabajo en la corrección y arreglo del texto.

A Javier Amador y a Darwin Marrero que me inspiraron a escribir esta historia para los que no estuvimos allí.

A todos los que aportaron con datos e información que yo olvidé o recordaba incorrectamente.

DEDICATORIA

"Jehová está en medio de ti, poderoso, él salvará; se gozará sobre ti con amor, se regocijará sobre ti con cánticos.

Reuniré a los fastidiados por causa del largo tiempo; tuyos fueron, para quienes el oprobio de ella era una carga".

Sofonías 3:17-18

Jaime Zapata es, para mí, la razón de ser de la Catacumba. Jaime le entregó su corazón a Cristo, y su familia, su pasado, su presente y su futuro, vinieron a ser la Catacumba. Sabemos poco sobre el pasado de Jaime. Los que crecieron con él, tienen poco o nada que decir sobre su pasado. Jaime no habla de eso. Jaime habla de lo que Cristo ha hecho en su vida; y su familia, son los hermanos.

En los últimos años, Jaime ha estado incapacitado por una enfermedad en las piernas. Vive solo y depende de Dios y de los hermanos que lo ayudan para sobrellevar su condición. Vive con escasez de cosas y de salud, pero es rico en paz y gozo, y nunca he dudado de su fe y su confianza en Dios. De la abundancia del corazón habla la boca.

Hay hermanos que son fieles en lo poco, pero Jaime ha sido fiel en la nada. Dios ha prosperado a otros en todas las áreas y no demuestran la fe y el gozo de Jaime, que ha sido fiel en negativo nada.

Una vez que analizábamos qué hacer con Jaime, pues muchos no podían sobrellevarlo, Celia Rodríguez nos dijo: ¿Y si Dios nos está probando? Si Dios nos probó con Jaime, nos colgamos. Una vez, yo dije que si no había lugar para Jaime en la Catacumba, ésta no tenía razón de ser.

Para ti, Jaime, dedico esta historia, que sé que te la vas a disfrutar sin reparos. Sé que te mereces mucho más que la dedicatoria de un libro.

Perdón por todo el bien que pudimos hacerte y no lo hicimos.

Perdón a todos los otros Jaimes que Dios nos trajo, y fallamos en servirles como Jesús les hubiera servido.

Jaime Zapata

PRÓLOGO

Palabra fiel y digna de ser recibida por todos: que Cristo Jesús vino al mundo para salvar a los pecadores, de los cuales yo soy el primero. 1 Timoteo 1:15

Me llamo Pedro H. Rodríguez y soy adicto. (Hola Pedro; contestan como en una reunión de AA ó NA).

Cristo me libró de las drogas, no de ser adicto. Sólo he cambiado mis adicciones. Jesús me ha concedido la libertad para escoger adicciones buenas. Algunas son el matrimonio, la Biblia, deportes, salud, trabajo; y casi todo a lo que me dedico, lo hago de forma adictiva. Con el tiempo, cambio las que me hacen daño o las que no me sirven, y me quedo con, o las sustituyo, por otras que me hagan bien y me sean útiles.

Además, soy obsesivo -compulsivo, tengo cierto grado de desorden de impulso, soy colérico- melancólico, soy rebelde, tengo una tendencia desde niño a hacer las cosas diferentes a como las hacen los demás, y eso me ha llevado a sobresalir, en el mejor de los casos, y a hacer el ridículo o al fracaso, en los peores casos.

Pero, en lo más que me destaco es en ser carnal vendido al pecado- Romanos 7:14. Por eso, tengo que creer en la Gracia y la Misericordia de Jesús, sin tener que creer en Salvo Siempre Salvo o en la Predestinación de Calvino.

También practiqué el hanggliding (vuelo libre) por 21 años, y viajo a mi trabajo en motora todos los días. Uso ropa tamaño de niño (en algunos artículos), y me niego a aumentar de peso y a entregarme a los estragos de la vejez.

Me resisto a asumir el estilo de vida propio de mi edad e insisto en seguir disfrutando el estilo de vida de mis 20 y mis 30. Me denomino como un boomer alza’o, hasta donde Dios me lo permita. Me gustan los vinos, las bebidas preparadas con alcohol, y disfrutar todo aquello a lo cual Dios me da acceso, desde mi esposa, hasta unos guanimes con bacalao. Además, tengo dos divorcios en mi resumé y, como creo firmemente en el matrimonio, me volví a casar, y llevo 17 años con mi amada Diadette Nieves, o mejor dicho, ella me ha soportado por 17 años.

Así que, no tengo la culpa de que Dios me haya escogido para levantar las Catacumbas, y sí soy culpable de no querer llenar los requisitos, ni querer tener la apariencia o la personalidad propia de un ministro de Dios. No creo en el gabán y la corbata, no creo en el altar, no creo en los títulos, y entiendo perfectamente por qué nadie se arriesga en tenerme en su equipo de trabajo o quiera identificarme con su ministerio.

Soy culpable de interpretar la voluntad de Dios para mi vida a mi manera, y no de la manera que los demás la entienden, pero asumiendo la responsabilidad por las consecuencias, y sin echarle la culpa a nadie. Siempre ha sido entre el Señor y yo.

Creo que Dios me llamó, que ha intervenido varias veces en mi vida, y que me ha hablado varias veces en mi vida. Creo también que, varias veces, menosprecié mi llamado, le di la espalda, y no me dio la gana de escucharlo. Pero ha sido Fiel y Misericordioso.

Puedo entender el punto de vista de algunos o la opinión de otros que creen que Dios se equivocó al llamarme. Desde ese punto de vista, Dios se equivocó con David, con Pedro, con Juan el Bautista, para mencionar dos o tres.

Lo vil y menospreciado escogió Dios, y lo hace para que la Gloria sea toda para Él. Por lo menos, yo estoy seguro de que fue Dios quien hizo lo que voy a narrar en este libro, porque lo único que yo hice fue creerle y hacer lo que leí en la Biblia que otros imperfectos y carnales hicieron.

No es ni la primera vez ni la última que Dios llama a alguien inconforme con la estructura religiosa, para mostrarse y cumplir sus promesas y que esa invitación de Él quede registrada como un capítulo más en la historia de la Iglesia.

No quiero que ningún fariseo se preocupe pensando que estoy diciendo que Dios sólo usa carnales y que no vale la pena vivir una vida íntegra y de perfección. También en la Biblia hay un Abraham, un José y un Daniel. Lo que estoy diciendo

es que no son los únicos que Dios usa. Cuando a Dios le place usar a gente imperfecta es porque los perfectos no estaban pendientes a su llamado. Las diez vírgenes se durmieron, con aceite y sin aceite, y fueron otros los que estaban pendientes de la llegada del Esposo.

Dios levantó las Catacumbas, no sólo para que revisaran los esquemas de santidad vigentes en los 70, sino también para demostrar que la obra de Dios se puede hacer sin estructuras (físicas o legales), sin dinero, sin títulos, sin experiencia, sin recursos materiales. Recordarnos que son suficientes la fe, las rodillas, un corazón contrito y humillado, y una sed de ver a Dios actuar como lo leemos en la Biblia.

Pero también Dios quiso recordar a esta generación que, siempre que se obtienen las estructuras, el dinero, los títulos, la experiencia y los recursos materiales para prescindir de lo anterior, lo logran.

Este relato es para recordarle a los edificadores, la escritura en la pared: Mene, Mene, Tekel, Uparsin.

Los avivamientos se acaban, y me atrevo a decir, que es por causa de los hombres, no porque Dios quiere.

INTRODUCCIÓN

No moriré, sino que viviré, Y contaré las obras de Jehová. Salmos 118:17

Yo no quería escribir esta historia. No me interesaba. Después que me fui de las Catacumbas en el 1993, el interés del Ministerio por lo que Dios podía añadir a a través de mí, desapareció. Con recordar lo que habían aprendido de mí hasta el 88, era suficiente. ¿En qué me baso para decir algo así? En 19 años desde que me fui, pocas personas activas en el Ministerio me procuraron para algo. David González, mi amigo, me buscó para saber mi opinión y mis recuerdos para documentar su excelente libro Catacumbas.

En una ocasión, mi hija Dara me invitó a hablar sobre los retiros Vacaciones con Dios a un grupo de jóvenes del Ministerio que querían organizarlos otra vez. Tolentino, pastor de Caguas, quien fue mi vecino por cerca de diez años, me invitó al aniversarlio 34 de Caguas para darme una placa , y otra a Franqui Olivencia, fundador de la Catacumba Siete de Caguas. César Vázquez me invitó a su Catacumba a hablar del punto número uno de la visión, y a un aniversario a hablar sobre la visión en general. Rey Matos, en el aniversario 30 de Mayagüez, me invitó a mí, a David de la Rosa y a Aníbal Mercado, para darnos un reconocimiento.

Cuando estuve en la Catacumba Dos de Bayamón durante un año, a pesar de que me sujeté, diezmé, y hasta endosé a un político que la Catacumba respaldaba, solo toqué el violín en la adoración, y en la célula de Guaynabo, pude dar el estudio de Daniel y Apocalipsis, aunque en forma apresurada, pues había una fecha límite programada para empezar otros estudios. Fuera de eso, durante ese año, escuché predicar a distintas personas, pero nunca me escucharon predicar un domingo. Ninguna Catacumba me invitó a ministrar, y cuando regresé a mi Iglesia Emmanuel, no tuvieron que hacer despedida, pues nunca me dieron la bienvenida. Quiero aclarar que sólo hablo de ministrar, específicamente, no del trato recibido por los hermanos de Bayamón, que es inolvidable.

Aparte de eso, he enseñado un par de talleres en la célula de mi amigo Fernando Navedo de la Catacumba de Caguas, y no descarto que con la aprobación del pastor Tolentino y los ancianos.

Durante el huracán Georges, que arrasó con mi vida, de la Catacumba, sólo vinieron a ayudarme, Tolentino y César Vázquez.

En el 2008, tuve un accidente practicando el hanggliding y me rompí el cuello. Durante mi accidente, de la Catacumba vinieron a ayudarme otra vez, Tolentino y César; Charlie Fuentes; mi hija Dara; Omar, hijo de Aarón de Dorado; la hija de Helga de Bayamón; y un sobrino de Rey Matos que estaba estudiando medicina. De la Catacumba Uno; Sonia Vallejo, Lizette Alonso y Ciro Carrillo. Gracias de corazón.

A todos los ex catacumberos que han dicho presente en estas dos situaciones, y que me han ayudado en todos estos años, a mí y a mi esposa Diadette, mil gracias. Pero la lista no cabe aquí; la lista está en nuestro corazón, y su nobleza no requiere reconocimiento.

En otra ocasión, pedí permiso para pedir perdón a la Catacumba Uno por todo el dolor y daño que, entiendo, dejé al apartarme, pero me fue negado.

Así que llegué a la conclusión de que a las Catacumbas no les interesa, o no creen, que Dios tenga algo más que decirles a través de mí. Ni aunque vaya gratis. Sí creen que Dios puede hablarles a través de otros, aunque les cobren.

Escribo esto, no porque esté sangrando por la herida, porque Dios la cerró hace tiempo. Tampoco porque esté buscando algún tipo de restitución o indemnización. Esa guagua se fue también. Meramente, lo hago para explicar mi desinterés en querer escribir a gente que no le interesa saber lo que pasó.

Pero en octubre de 2010, en un retiro de hombres de mi Iglesia Emmanuel, se sentaron dos hermanos en la mesa, y cuando surge el tema de las Catacumbas, resulta que uno de ellos iba a la Catacumba Uno cuando era un niño en el 72. Iba como chaperón de su hermana que se iba a casar luego con Duncan González. Él me habla de sus recuerdos sobre lo que él experimentó, pero, como se tuvo que ir, no supo qué pasó después. El otro hermano es hijo de una catacumbera de La Escalerita. Él creció oyendo las historias de la Catacumba, y también me expresó su deseo de saber más sobre la historia. Yo les expliqué lo mismo que acaban de leer, de por qué no me interesaba escribir esa historia.

Él me dijo que me olvidara de los catacumberos, si no querían leer la historia. Yo tenía que escribirla para todas las personas que, de una u otra manera, han sido afectados por las Catacumbas, pero que no estuvieron allí. "Para

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