El Poder del Sacrificio

El Poder del Sacrificio

de Gabriel Agbo

Gabriel Agbo

www.authorsden.com/pastorgabrielnagbo

Tel: +234-8037113283

E-mail: gabrielagbo@yahoo.com

El Poder del Sacrificio

Gabriel Agbo – 2017

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ISBN-13: 978-1512108071

ISBN-10: 1512108073

Todos los derechos reservados. Ninguna parte de esta publicación puede reproducirse o transmitirse de ninguna forma ni por ningún medio, ya sea electrónico o mecánico, incluidas fotocopias, grabaciones u otras, o mediante cualquier sistema de almacenamiento y recuperación de información, sin permiso por escrito del autor.

A menos que se indique lo contrario, todas las citas de las Escrituras en este libro están tomadas de la versión de la Nueva Traducción Viviente (NLT) de la Santa Biblia.

Impreso y publicado en Estados Unidos por Createspace.

Contenido

Capítulos

Dedicatoria

Introducción

1. El poder del Sacrificio

2.  Sólo sacrifica lo tuyo

3.  Mi paso por Egipto

4. Pago el precio

5. ¡Síganme! ¡Venimos por ustedes!

6. Yo te protejo

7. Prepara esa última cena

8. El poder de salvar

9. La alabanza, la oración y el ayuno

Dedicatoria

Dedico esta obra a Yonatan ‘Yoni’ Netanyahu, el joven comandante israelí que dirigió la unidad de comando para rescatar a los rehenes judíos que se encontraban en el aeropuerto de Entebbe, Uganda, el 4 de julio de 1976. Incluso antes de este suceso, participó de diversas maneras en diferentes conflictos para proteger y preservar a Israel. Eligió luchar y morir por su gente, abandonando toda comodidad personal y familiar a su disposición desde que nació. Este extraordinario judío proviene del mismo molde de David, Sansón y Josafat lo arriesgó todo, le dio todo a su país, la nación elegida de Dios. ¡Que Dios bendiga su alma, Yoni, nuestro héroe!

Lo dedico también a mi hermana Lillian Chichi Duru (Née Agbo). Viviste una vida de Sacrificio. Tus obras aún hablan por ti. Fuiste amiga de todos; siempre lista para ayudar a los necesitados y oprimidos. Aprovechaste cada oportunidad para dar rienda suelta a tu bondadoso y amoroso corazón, igual que tus padres. Así es, corre en nuestra sangre. Gracias por ser una luz tan brillante. Generaciones por venir leerán sobre ti en los principales idiomas del mundo. Los hombres y las mujeres de sacrificio nunca mueren. Incluso cuando se van, sus acciones hablan por ellos durante generaciones. ¡Dios te bendiga Chichi!

Gabriel Agbo

Cuenta de Facebook: Lillian Chichi Foundation/facebook.com

Introducción

Los sacrificios son poderosos, ¡muy poderosos! El hombre más rico, el más fuerte, los hombres y mujeres más bendecidos, el más sabio, el rey más grande, los profetas más poderosos fueron hombres y mujeres de sacrificio. Lo dieron todo, arriesgaron todo por su gente, por la humanidad y por Dios para lograr sus metas y proezas de las que incluso se enorgullece la eternidad. ¿Quiere conocer sus secretos? Pues bien, si quiere ser grande, primero debe convertirse en un hombre o una mujer de sacrificio. Para aquellos que pueden pagar el precio, todo es posible. Los capítulos El poder del sacrificio, Sólo sacrifica lo tuyo, Mi paso por Egipto, Pago el precio, ¡Síganme!, Venimos por ustedes, Te protejo, Prepara la última cena, El poder de salvar, La alabanza, La oración y El ayuno, serán sumamente reveladores.

En la Biblia no sólo se habla de los grandes sacrificios de extraordinarios hombres y mujeres y cómo sus acciones los hicieron grandes, sino también de personas como Yonatan 'Yoni' Netanyahu, el joven israelí que dirigió la unidad de comando para rescatar a los rehenes judíos que se encontraban en el avión que fuera secuestrado y desviado al aeropuerto de Entebbe, Uganda en 1976. También vimos a algunos héroes militares, especialmente los de Operaciones Especiales, como los SEAL y la Fuerza Delta. Estos hombres dan lo mejor de sí; constantemente arriesgan todo, incluso su vida, para defender a su gente y a la humanidad. Sacrifican su vida para proteger a otros. Jesús dijo que el sacrificio más grande es que un hombre dé su vida por los demás. ¡Nuestros respetos!

Ellos nos enseñan lo que debe ser el sacrificio. Jesús dijo ¿qué sacrificio puede ser mayor que el de un hombre que da su vida por sus amigos? Alabamos su coraje y patriotismo extremo. Aquí aprenderemos sobre los sacrificios de fe, amabilidad, patriotismo, oración, ayuno y alabanza. Cuando se traspasa de lo ordinario en cualquiera de los anteriores, de inmediato actúa sobre fuerzas divinas, invisibles y sobrenaturales que responderán y llegarán a uno en avalancha. Este libro es una lectura obligada.

Gabriel Agbo

www.authorsden.com/pastorgabrielnagbo

Capítulo Uno

El poder del sacrificio 

Allí, frente al tabernáculo, Salomón subió hasta el altar de bronce en la presencia del SEÑOR y sacrificó sobre el altar mil ofrendas quemadas. esa noche Dios se le apareció a Salomón y dijo: ¿Qué es lo que quieres? ¡Pídeme, y yo te lo daré!

2 Crónicas 1:6-7

¡Los sacrificios son muy poderosos! ¿Lo leyó? ¿Qué más puede hacer al Todopoderoso correr y rogar a un hombre que Le haga una petición? ¿Se imagina a Dios dando un cheque en blanco a un hombre? ¿Y si Salomón hubiera pedido a Dios que le diera toda la tierra o incluso dividiera en dos el cielo y le diera la mitad o algo de esa naturaleza? ¿Qué hubiera pasado? Desde luego que Dios se habría visto obligado porque no puede retractar Su palabra. Pero en este caso Confió en Salomón. Este incidente ocurrió poco después de que Salomón asumiera el reinado de Israel. Lo primero que hizo fue convocar al pueblo: las masas, líderes religiosos, políticos y tradicionales de Gabaón, donde se encontraba el Tabernáculo de Dios. Ahí, subió al altar y sacrificó generosamente a mil animales para el Dios de Israel. Y esa misma noche Dios personalmente descendió de Su trono hasta Salomón y le dijo que Le pidiera lo que quisiera y Él se lo daría.

¡Qué impresión! Entonces realmente se puede incomodar a Dios en Su trono. El sacrificio fue tan poderoso que estimuló una respuesta divina inmediata. Y, no satisfecho aún, Salomón consternó a Dios cuando se negó a pedirle riquezas, abundancia, protección o incluso la muerte de sus enemigos. Simplemente Le pidió sabiduría y gracia para dirigir al pueblo. Sólo quería hacer siempre lo correcto y ayudarlos. ¿Se lo imagina? ¡Doble sacrificio! ¡Un cúmulo! ¿Qué clase de hombre era este Salomón? ¿Acaso no era suficiente que realizara un sacrificio extraordinario que inquietó a Dios, que ahora también iba a ignorar todas las bendiciones y la prosperidad, y pide conocimiento y sabiduría? Y cuando Dios no pudo soportarlo más, Se impacientó también y quería derramar un cúmulo de bendiciones sobre Salomón. El sacrificio puede cambiarnos la vida en un instante y  eternamente. Es verdad, la lealtad o un sacrificio total y complejo siempre provocarán un estallido de bendiciones. Escuche lo que Dios derramó sobre él:

Dios le dijo a Salomón: Por cuanto tu mayor deseo es ayudar a tu pueblo,  no pediste abundancia ni riquezas ni fama ni siquiera la muerte de tus enemigos o una larga vida, sino que has pedido sabiduría y conocimiento para gobernar a mi pueblo como es debido, ciertamente te daré la sabiduría y el conocimiento que pediste. ¡Pero también te daré abundancia, riquezas y fama como nunca las tuvo ningún otro rey antes que tú y como ninguno las tendrá en el futuro!"

2 Crónicas 1:11-12

¡Dios mío! ¡Una sorpresa divina! Salomón no negoció. Lo único que quería era mostrar su amor por Dios y su pueblo, no ver al Todopoderoso apenándolo con tantas cosas buenas. El sacrificio no sólo atrae sabiduría y conocimiento, sino riquezas divinas, ilimitadas, abundancia y honor. Si quiere honor y prosperidad, simplemente viva para Dios y para los demás. Dios bendijo tanto a este hombre que los reyes y reinas de todo el mundo, de otros continentes, suplicaban escuchar su sabiduría y establecer alianzas y negocios con él. Hubo una misteriosa multiplicación divina de la abundancia durante el reinado de Salomón en Israel. Se convirtió en un comerciante internacional con flotas de barcos en alta mar que comerciaban para él. La abundancia era tal que nadie podía mantener un registro adecuado de la misma. De hecho, la Biblia dice que durante su reinado el oro y la plata se hicieron comunes como piedras en la calle. ¡Increíble! ¿Puede vencer eso? Véalo aquí:

"El rey hizo que en Jerusalén la plata y el oro fueran tan abundantes como las piedras. Además, la valiosa madera de cedro era tan común como la higuera sicómoro que crece en las colinas de Judá."

2 Crónicas 1:15

¡Jesús! ¡Abundancia extraordinaria! Él lo causó. Provocó de más a Dios con esos sacrificios y desinterés, y el cielo no pudo contenerse más. Este es el tipo que la escritura llamaría el maná oculto debajo de la arena y la abundante riqueza en el mar, inagotables. Dios lo tiene todo, el universo entero y cuando Decide descargarlo en cualquier lugar o sobre alguien, nada Lo detiene. Cierto. La abundancia estaba fuera de control. Reyes, naciones competían, apresurándose a llevar tributos y regalos al Rey Salomón. ¿Recuerdan a la reina de Sabá que viajó desde África para ir a escuchar las palabras de Salomón y ver el esplendor de su reino? Llegó sola con una caravana de camellos cargados de especias, enormes cantidades de oro y piedras preciosas. Lo curioso fue el regreso de la mujer, Salomón le dio más de lo que ella había traído. De hecho, durante el reinado de Salomón se divertían con la abundancia, la plata y el oro. ¡Que Dios ponga la abundancia de las naciones en tus manos en el nombre de Jesús! La mayoría de los muebles y los artículos en el palacio del rey y en el Templo estaban construidos o recubiertos totalmente con oro puro. Creo que es mejor tomar este relato de las Escrituras y continuar porque no terminaríamos de hablar sobre todas las bendiciones de Salomón en este libro. Esto puede lograr el sacrificio, miren:

"Cada año Salomón recibía una veintitrés toneladas de oro, sin contar los ingresos adicionales que recibía de mercaderes y comerciantes. Además, todos los reyes de Arabia y los gobernantes de las provincias también le llevaban a Salomón oro y plata. El rey Salomón fabricó doscientos escudos grandes de oro labrado a martillo; cada uno pesaba casi siete kilos. También hizo trescientos escudos más pequeños de oro labrado a martillo; cada uno pesaba tres