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Avanzamos por el sendero de madera , donde las cigarras y algn pjaro furtivo es nica voz y msica junto a la muda

conversacin de los pinos altivos cuyas cabezas parecen alcanzar el mismo olimpo. Subimos unas escaleras , lentamente , para degustar el agradecido frescor que nos regala el nacimiento del ro, de paisaje krstico, cuyas aguas disuelven las rocas formando magnficas cuevas con galeras y salas subterrneas que crean una red oculta de enormes proporciones. Un alargado banco, nos invita al deleite visual, donde el agua se desliza cual serpiente sobre el verde y hmedo musgo que cubre la piedra cual vercecino abrigo de lana. Unas nuevas escaleras nos abren el camino, ascendente por la hermosura que se nos brinda en el deleite visual que es la natura, esa natura donde habitan azores, percices, ciervos y javales entre la dems fauna que, invisibles a nuestros ojos, han hallado morada donde guarecerse en el paraso que es y rodea al divino ro cuervo.

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