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Director Canvas Averonto AGUIRRE ROWS Comité de Redaccidm Awkics Busraeas7e PHeDRAGiL Waxpant Manvel Mexpoza Souls Casts Atstaro Rips GoxDiio Kaniva Vazquez BeRsat Nonnexro Zontca Mexpoza Difusdn y Relaciones: Launs Torr Verssco Covare Cusvttico Iyrenvacionnt: Bolivar Echeverrfa Andrade (UNAM), ‘Carlo Giaaburg (UCLA 7 Univesca di Sienna, Immanuel Wales (ale Uni ery / Fernand Braudel Centr), Eel brea Ciuenses Medina (Universidad de San Carlos de Guatemala), Miguel Angel ‘Belerde (Univenidad de Anvoguis) Jo sandit Malerba (CNPQ, Beas, Claudia ‘Wasserman (Universidade Feder) de Rio Geande do Sul, Dael G. Barsiera (Uni- sesidad Nacional de Rosario), Pablo Ps thean (Cento de imssigacion y Desto- lo dela culeura bana Juan Marinella, Francia Vinquea Universidad be Cid), Ofelia Rey Castelao (Universidad de Sa tiago de Compose), Ricardo Garcia Cér- cel (Univenidad Auténoma de Barcelona) Massimo Manrogregori, (Reviss Serio- afi) Steffen Sammler (Lepr Univer~ fitae0, Maurice Aymard, (Maison des Sciences de Homme). Latina Rep (Ins- tirate de Historia Univers, Academia de Ciencias de Busi, Chem Qineng (Ins rode Hisoria Univens, Asdemin de Cen sis de Chia), trea Emagen me ame de hac Ge Cua {este og pccea soi Imago @ Mundi HENRI PIRENNE @ Une polémica bistriea en Alemania marc Bloch ® Tradicién o literatura dos orkgenes del ciclo de la leyenda del Rey Arturo, FERNAND BRAUDEL @ La brinoria operacional: de historia y la invesgacion del presen. IMMANUEL WALLERSTEIN @ La escrisura de la historia. — —— SB HILS sha EDOARDO GRENDI @ Paradajas de la hisforia contempordnea. GIOVANNI Lev @ Un problema de escala. CARLOS ANTONIO AGUIRRE ROJAS @ Encrucijadas actuales del neozapatisomo mexicans. A diez aos del | de enero de 1994, nea OO MIGUEL ANGEL BELTRAN VILLEGAS. @ Una visibn binérien del mundo después det 1 de septiembre de 2001. Enrrevinaa a Carlos Antonio Aguirre Rojas. IRENE RODRIGUEZ @ Reseia critica del libro Erscayes sobre microbittoria NotidasDiversas @ [$62 HENRIPRENNE 56 @ Una polémica histérica en Alemania.' CO. ents afirma Luis Haves en el bello Prefacio que ba agre- gado a ha obra de su hermano, “es una ciencia, en el sentido mds riguro- 50 de este término, una ciencia equiparable a la fisica 0 al algebra. Esta cerudicién difiere de las otras dos ciencias mencionadas, impropiamen- te lamadas /as céencias, con el articulo definido, en cuanto al objeto y cen cuanto a la aplicacién, pero no en cuanto al método”. Algunos duda- rin, tal vet, de que exista una identidad absoluta entre los peocedimien- tos empiricos a los cuales recurre el experto en diplomas, cuando inten- a datar un documento, y los cdleulos que realiza el asteénomo cuando trata de individualizar los movimientos de un planeta. Pero en el fondo, todos estarin de acuerdo con Haver en que et mévodo empleado por los eruditos es un método cientifico, y en que la c: como se practica hoy, merece totalmente el nombre de cienci Pero sin embargo esa erica histériea, 0 si se quiere, la historia-erudicidn, 00 es coda Ia historia. Porque esa critica no ¢s algo que sea un fin en sf mismo, no se ago- «a en xi misma. Ella no tiene orro objetivo aque no sea el dl deseubrimiento de los he- chos, Pero una vex descubiertos estos he- cchos, mo es tarea de esa critica la de orga nizarlos, Ja de establecer entre ellos rela- ciones de causalidad, la de reconstruis con ca hi aly todos ellos el pasado en su viva realidad. La erttica, enonces, sélo provee materia- Tes a la historia propiamence dicha, a la bistoria-relaro. Y una. ver que cumple esta tarea de provisién, esa critica histériea no vva nunca mis alld. Asi que por importance © esencial que ella sea, su papel permane- ce, 2 pesar de todo, como un papel stbor- dinado. Una vex que ha establecido la au- tenticidad de los textos, que ha criticado Nc A; "Ex emp de Het Penne fa public vgnanemne ex ancten a Rare Hiei vol LXVen ato E097 paper hearer de NS Weenies tlio Hen Penne, COpem dl nore, E. Bibliopolis Nips, 1990. pp 7-94. Argue te eye bea hee msde cc ans eanger planer trade umnenoeme nigry de wo pretends aeoed fetes hs forts toda boy douse creased mena, ula ey vane cnr da Inistocogrfia de muchos pases de América Lai «de Europa y de Estados Unidos. Por eso hemos decidila includ eneste mimeto 2 de Contahinorias La waducvin dl italiano al espaol es obra de Carlos Antonio Aguirre Rojas Contrahistoriag, las fuentes, que ha Ajado fa cronologia de los acontecimientos, queda todavia por hacer lo que verdaderamente es la historia Y es esta una necesidad a la cual es fen posible escapar. Y si habré: siempre aque- Ios que opraran por atrincherarse limira- damense dentro de clertos escripulos cien- tificos, alegando Ta insaficiencia de nues- tos conocimientos, y Ia vanidad, oh carde- ter efimero y provisorio de toda slacesis, proclamando que no se puede y que no se dee it ends alld del simple inventario de los resultados obrenides por esta endicin, habrd también, sin embargo y mis alké de todo esto, la inveneible exigencia que im- ppulsa al hombre a interesarse en el pasado, Yy que siendo mucho mis fuerte que los es- énipulos antes mencionados, hard que al imagen de los criticos puros y de los paras anticuarios, existan siempre los verdade- ros historiadores. Por oto lado, es claro que no siempre han existido esos erhicas y anticuarios, y todos saben que si la critica es algo refti- vamente reciente, la historia, por el con- trario, es muy antigua, y casi tanto como Ja pocsta, Porque como esta ltima, la his- toria responde también, en efecto, a una necesidad de nuestra propia naturalers. Y el incerés que ella suscita no es, como el interés que suscitan lar ciencias, exclusiva- mente intelectual. La posicién del historia- dor a la hora de confrontar su tema de es- tudio es muy diferente de la del astréna- smo, de la del fisco 0 de la del quimico, a la hora de confrontar sus respectivos te- mas, Fisico, quimico o asttdnomo estudian series de fenémenos que son extrafios 3 la sociedad: no hay nada que los perturbe en su investigacidn y no importa cuanta par sidn involucren ca ello, ya que su observa- permanece siempre como algo tran quilo y distanciado, De mado que la épti- ‘ca desde la cual estos cientificos observan, cestd detesmvinada por el estado mismo del desarrollo de la ciencia ew cf momento en cl cual se inserta esa observacin: cada uno parte de los resultados adquiridos por to- dos los que lo han precedido, y los enri= quece com amevos descubrimientos. {Cun diferente es en cambio la tarea del historiador! En lugar de encontrasse fuera de la sociedad su cema de estudio es Ja sociedad misma. El debe comprender y nartar acoatecimientos que son obra de hombres como el, de puchlos como: aquel al cual pertenece. Por imparcial que tte de ser, por distanciado que se encuentre de las pasiones rcligiosas, politicas 0 na- ionates de sus contemporineos, zno es todavia evidente que ta objetiidad absolu- {2 ¢s algo imposible para «l? Haga To que haga, en efecto, él se encuentra condi ssado por el dnimo colectivo de su época. Por fuerte que sea su propia individuali- dad no puede escapar al ambiente social que lo circunda. Asi que en su obra sc sx presa necesariamente su época. Su manera de considerar el pasado le es impuesta por su propio tiempo. Sw éptica no esti deter- minada, como en el caso de ba ciencia, por el grado de desarrollo de los conocimien- tos, sino por el nivel de progreso del pibl co al cual dl se dirige y al cual él mismo nientras el progreso de en cambio a una especie de ley del eterno recomienz Ninguna época rescribe las macemai «as, 0 ta fisica, 0 la quimica, pero cada ————E "No hablo 2qu, narunlme-we del craic, en li cua progress Son continuo como en el es dels enc, fier

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