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CARTAS A LA JUVENTUD
SOBRE
JOSÉ ANTONIO
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CARTAS A LA JUVENTUD SOBRE JOSÉ ANTONIO
ÍNDICE
PROLOGO .........................................................................................................3
Carta primera
29 de octubre de 1933 .......................................................................................5
Carta segunda
La proclamación.................................................................................................7
Carta tercera
Queremos que triunfe España ...........................................................................9
Carta cuarta
El artículo de la revolución ...............................................................................11
Carta quinta
Comunismo y materialismo..............................................................................13
Carta sexta
Comunidad y justicia social..............................................................................15
Carta séptima
Estado, individuo y libertad ..............................................................................17
Carta octava
Del liberalismo y el capitalismo ........................................................................19
Carta novena
Sobre el nacionalismo......................................................................................21
Carta décima
El señoritismo...................................................................................................23
Carta undécima
El General Franco ............................................................................................25
Carta duodécima
Sentido heroico de la milicia ............................................................................27
Carta decimotercera
La juventud.......................................................................................................28
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CARTAS A LA JUVENTUD SOBRE JOSÉ ANTONIO
PRÓLOGO
Aunque no queráis creerlo, resulta un poco difícil lanzarse a esta aventura de
esbozar, aunque sólo sea con unos pocos retazos del pensamiento joseantoniano, las
líneas esenciales que marcaron la vida y la obra de este español. José Antonio, a la
vista de 1975, es todavía un hombre polémico. Un hombre al que se le quiere sacar
de su pensamiento, todo aquello que resulta beneficioso y favorable a la coyuntura de
nuestros días. Su ideario, aunque algunos lo consideren un tanto des f asado, está
ahí, como vigía permanente; porque de él se arrancan y deducen las perspectivas
más alentadoras para la España nuestra de cada día.
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CARTAS A LA JUVENTUD SOBRE JOSÉ ANTONIO
Cuando la España anterior a una conflagración civil se tambaleaba cual barco en alta
mar, metido en el centro de una estremecedora tempestad. Mas no quiero hablar de
guerra, ni de viejas rencillas. Sino de la esperanza nuestra de cada día. No quisiera,
tampoco, que las fechas o las citas invitaran a la sugerencia del matiz reaccionario o
al simple deseo de vivir sobre viejos laureles de tiempos ya pasados. Este hombre
pasó a la historia contemporánea de España pagando el mayor precio. Su vida. Y eso
es demasiado importante como para quedarse con los brazos cruzados y no
manifestar un ineludible deseo de comunicación sobre los distintos estadios de su
pensamiento, extraordinariamente viril y luchador. Me alejo de toda comprometedora
alusión que pueda suponer el tachar este humilde intento como evocación encendida
del pasado ya muerto...
¿Cómo puede morir algo cuando tiene garantía de vigencia? ¿Cómo se puede
arrinconar en un baúl el bagaje alentador del pensamiento joseantoniano? Muchas
incógnitas de estas podrán suscitar que, este autor, está aún arrimado al viejo barco
de las evocaciones nostálgicas. Ni hay edad para ello ni tampoco la larga experiencia
de un pasado lleno de sufrimientos. No quiero ceñirme a ningún eslabón que me una
con el pasado, más o menos inmediato, ni tampoco con el futuro de los que no creen
ya en la vigencia de su pensamiento. A esos, posiblemente, esté dirigido,
esencialmente, este libro. Un epistolario sencillo y humilde, de la mano y la obra de un
hombre que, aún a estas alturas de 1975, puede darnos la clave para remozar
nuestros espíritus y para mirar a España con las constantes vitales de una continua
lucha por la unidad. Porque unidad es la aspiración histórica por la que más han
luchado todos los pueblos. Unidad y valentía para acometer los embates del presente
y del futuro, no dando paso ni tregua a aquello que, simulando este u otro contenido,
quiere ser elemento de disgregación o prototipo de encuadramiento que atente contra
esta elemental misión de nuestro tiempo. La unidad y la superación de los problemas
más inmediatos que, por contemporáneos, exigen la capacidad necesaria para una
solución claramente apetecible por todos. Todo problema contemporáneo sabe
ajustarse a las premisas de una época, pero no por eso se debe olvidar la experiencia
del pasado. Cuando, sobre todo, este es un manantial de lecciones y ejemplos que
siempre hay que mantener en permanente línea de servicio. Un servicio para todos y
una lucha, sin desaliento, para obtener cada día, cada año, cada época, la justicia
social para todos. Si esto puede suponer un retroceso en técnicas de orientación y
planeamiento; si esto, en definitiva, se trata o menosprecia con abstenciones e
indiferencias... jamás podremos pensar en el futuro alentador de las realidades. Sirva
esto como principio a este intento. Porque no es la anticipada expresión de un
prejuicio, sino la sencilla alusión de un planteamiento conforme a unos principios
éticos, cuya tónica se amolda al deseo de seguir redescubriendo o cotejando en el
pensador sus más firmes y permanentes constantes. Con ellos, lo que puede ser
evocación deja más tiempo y espacio al realismo crítico y combativo de un hombre,
que nació para el mundo de la política, teniendo como norte la denuncia sin tregua de
un desolador acontecer español.
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CARTAS A LA JUVENTUD SOBRE JOSÉ ANTONIO
CARTA PRIMERA
29 DE OCTUBRE DE 1933
Esta fecha importante corresponde al día en que José Antonio pronunció, en el
Teatro de la Comedia de Madrid, su discurso fundacional de la Falange. Puso en él
todo el entusiasmo de un hombre de servicio, impaciente por hacer crítica de lo que
en esos tiempos difíciles existía en España y saliendo al paso, con su enorme ímpetu
juvenil, de todas aquellas cosas, actitudes y derroteros confusos por los qué se
atravesaba.
El político español, cuando hace referencia al Estado Liberal, señala que vino
a depararnos la esclavitud económica. Porque a los obreros, con un cierto y definido
trágico sarcasmo, se les decía: "Sois libres de trabajar lo que queráis; nadie puede
compeleros a que aceptéis unas u otras condiciones; ahora bien: nosotros somos los
ricos, os ofrecemos las condiciones que nos parecen". Y luego, más adelante, se les
manifestaba en parecidos términos: "Pero vosotros, ciudadanos pobres, si no aceptáis
las condiciones que nosotros os impongamos, moriréis de hambre, rodeados de la
máxima dignidad liberal".
Por eso el pensador manifiesta, en esta otra gran preocupación suya del
mundo del obrero, que: "Por eso tuvo que nacer, y fue justo su nacimiento (nosotros
no recatamos ninguna verdad), el socialismo. Los obreros tuvieron que defenderse
contra aquel sistema, que sólo les daba promesas de derechos, pero no se cuidaba
de proporcionarles una vida justa".
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CARTAS A LA JUVENTUD SOBRE JOSÉ ANTONIO
qué se fundamentaba el pensador para hacer esta afirmación? Argüía tres puntos
básicos de este supuesto descarrío: por el hecho de marcar una pauta de
interpretación materialista de la vida y de la historia; de otro lado, un sentido de
represalia y, en último extremo, que era una proclamación del dogma de la lucha de
clases. Porque ese socialismo que analizó José Antonio en su época no era sino una
expresión en donde se suprime lo espiritual; no ve en la Historia sino un juego de
resortes económicos y, entre otras cosas, que la patria es un mito para explotar a los
desgraciados. De ahí que el pensador manifestara que ese socialismo no hablaba
nada más que de producción, de organización económica. Y hasta el extremo de decir
José Antonio: "Asi es que los obreros tienen que estrujar bien sus almas, para que no
quede dentro de ellas la menor gota de espiritualidad".
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CARTAS A LA JUVENTUD SOBRE JOSÉ ANTONIO
CARTA SEGUNDA
LA PROCLAMACION
Quiero referirme ahora a un discurso importante de José Antonio. Fue
pronunciado en el Teatro Calderón de Valladolid, el 4 de marzo de 1934. Allí el
pensador puso el dedo en la llaga de muchas cosas. Habló con meridiana claridad.
Por aquella época decir las cosas que dijo exigía una valentía sin límites. Porque
resultaba difícil hablar claro, sobre todo cuando acechaba la opresión por todos sitios.
Pero había muchos hombres y mujeres que le escucharon, con expectación,
esperando el momento de oír lo que tanto se ansiaba que dijera. La verdad de
muchas cosas. Con limpieza y estilo sencillo. Asequible a todos, para ser
comprendido. No era la suya una oratoria facilona, entretegida de disquisiciones
conceptuales más o menos al uso; eso nunca lo práctico el pensador porque en su
verbo había un mucho de poesía y otro tanto de clarividencia. Porque José Antonio no
fue nunca hombre dado a hablar dando rodeos. Iba al grano de la cuestión, haciendo
honor a su juvenil talante rebelde y, sobre todo, a su amor por España.
Y entre esas muchas cosas dijo: "El separatismo local es signo de decadencia,
que surge cabalmente cuando se olvida que una Patria no es aquello inmediato,
físico, que podemos percibir hasta en el estado más primitivo de espontaneidad. Que
una Patria no es el sabor del agua de esta fuente, no es el color de la tierra de estos
sotos: que una Patria es una misión en la historia, una misión en lo universal. La vida
de todos los pueblos es una lucha trágica entre lo espontáneo y lo histórico. Los
pueblos en estado primitivo saben percibir casi vegetalmente las características de la
tierra. Los pueblos, cuando superan este estado primitivo, saben ya que lo que los
configura no son las características terrenas, sino la misión que en lo universal los
diferencia de los demás pueblos". Creo que es una frase para reflexionar.
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CARTAS A LA JUVENTUD SOBRE JOSÉ ANTONIO
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CARTAS A LA JUVENTUD SOBRE JOSÉ ANTONIO
CARTA TERCERA
QUEREMOS QUE TRIUNFE ESPAÑA
Cuando José Antonio hablaba en los pueblos lo hacía con el estilo llano de los
mismos. Porque en el pueblo está la esencia de todo país. No era lo mismo que
dirigirse a un auditorio de intelectuales que, por más exigentes, necesitaban de una
mayor profundidad de conceptos. En el pueblo se puede hablar con ese lenguaje
directo henchido de pasión con que el pensador lo hacía ya por costumbre.
Más adelante señalaba que nuestra tierra es capaz de proporcionar una vida
libre y verdaderamente humana a doble número de españoles de los que actualmente
viven en ella..."muchísimos en condiciones miserables, incompatibles con las mismas
exigencias del hombre civilizado". Pero al exponer esta rápida visión, José Antonio no
se deja llevar por trasnochados criterios, muestra su inquebrantable rebeldía cuando
apuntilla sin rodeos: "Hoy lleva una vida chata, desfallecida, sin entusiasmos,
encerrada entre dos capas que la asfixian y comprimen. Por arriba le han quitado toda
ambición de poder y de gloria; por abajo, todo justo afán de mejoramiento para sus
gentes humildes".
¿Qué le impulsaba a José Antonio a decir todo esto? ¿A qué conclusión nos
quería conducir? Señaló con limpieza que "ambas" provenían de que "hemos dejado
de ser una fuerte unidad para convertirnos en toda clase de divisiones, con ventaja de
políticos y de la farsa parlamentaria".
Creo, debemos creer, que estas palabras eran poner el dedo en la llaga de
cuestiones palpitantes en su tiempo. No mostraba el más mínimo absentismo cuando
trataba de denunciar, como lo hizo en la provincia de Toledo, situaciones que había
que hacer converger en aspiraciones comunitarias. Por eso, como otro síntoma más
de rebeldía -una rebeldía cimentada en valientes principios-, llegó a manifestar, otra
vez más: "Nosotros no podemos tolerar ni estamos conformes con la actual vida
española". Un clarinazo de atención. Una llamada al pueblo llano que, un poco ajeno
al alambicado mundillo de las políticas, quería pan y justicia. Sin rodeos ni aceptación
de promesas falsas.
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CARTAS A LA JUVENTUD SOBRE JOSÉ ANTONIO
para vivirla, y que sólo se vive cuando se realiza o se intenta realizar una obra grande,
y nosotros no comprendemos obra mejor que la de rehacer España.
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CARTAS A LA JUVENTUD SOBRE JOSÉ ANTONIO
CARTA CUARTA
EL ARTICULO DE LA REVOLUCION
José Antonio, aparte de ser un orador nato -y de eso muchas buenas pruebas
tiene en su labor como parlamentario y abogado en ejercicio-, era también un gran
articulista. Un escritor de calidad incuestionable. Pero, sobre todo, un escritor político.
Bastaría echar una ojeada a sus obras, escritos y discursos para percatarnos de ello.
Buscaba en ellos la síntesis, pero con ánimo de profundizar y sin deseo alguno
de hacer literatura. Rehuía, pues, de frases empañadas por tintes elucubradores y si
había preciosismo en su obra es porque en sus escritos jamás se erradicó un tono
poético salpicado de verdades de a puño. O sea, que cultivaba la realidad de las
cosas de España con expresión poéticamente sencilla y que por lo general calaba -y
de hecho sigue calando- en todas las mentes. Nunca pudo decirse de él -ni siquiera
sus detractores- que era un hombre al que no se le comprendía. Esa es la verdad.
Y la verdad fue, también, cuando desde las columnas del periódico madrileño
"La Nación", acometió la idea de dar su perfil exacto, su criterio sereno, sobre el
concepto revolución.
Esto último, a la vista de sus palabras, podría inducirnos a pensar que José
Antonio era un rebelde-pacífico -aunque existan contrasentidos conceptuales en
ambos términos-, o un ser contradictorio, al manifestarse de tal manera. Pero nada
más lejos de la realidad, pues él afirmaba que "el orden" por sí mismo no es bastante
para entusiasmar a una generación: "Nuestra generación quiere un "orden nuevo". No
está conforme con el orden establecido. Por eso es revolucionaria".
El pensador decía en este artículo que España llevaba varios años buscando
su revolución. Pero... ¿cuál? ¿La de los pigmeos u oportunistas? ¿Los que blandían
el utensilio de la desesperanza o los sinsabores? ¿Los que hablaban por hablar?
¿Los que utilizaban la mentira como argumento para sus razonamientos desvaídos?
¿La de los conformistas enmascarados, parapetados, en el montículo más al abrigo
de sus deseos?
No. El iba más allá de los intereses de grupo. De los mamelucos ceñidos a la
anchura de sus particularistas opciones. José Antonio decía en ese artículo de
periódico que su generación no podía darse por contenta si no veía rotas las dos
losas del pesimismo histórico y de la injusticia social: "Si no se recobra para España
una empresa histórica, una posibilidad, por lo menos, de realizar empresas históricas;
y, por otra parte, si no consigue establecer la economía social sobre bases nuevas,
que hagan tolerable la convivencia humana entre todos nosotros".
Por eso, a continuación, hace un somero repaso histórico para manifestar que
España creyó que había llegado su revolución un 13 de septiembre de 1923, y por
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CARTAS A LA JUVENTUD SOBRE JOSÉ ANTONIO
eso estuvo al lado del general Primo de Rivera. Pero como la del 14 de abril de 1931,
también se fue a pique. "Y esa revolución, largamente querida y aún no lograda,
¿podrá "escamotearse", podrá "eludirse", como, al parecer, se proponen Acción
Popular y los radicales conversos? Eso es absurdo; la revolución existe ya, y no hay
más remedio que contar con ella. Vivimos en estado revolucionario".
Quisiera que pensárais un poco, también, en todo esto. Porque a más de uno
se le indigestaría ese artículo brioso y combativo. Sobre todo cuando intentaba borrar
viejas apetencias y proponer una perspectiva a la que había que incorporar
ilusionadas esperanzas de servicio.
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CARTAS A LA JUVENTUD SOBRE JOSÉ ANTONIO
CARTA QUINTA
COMUNISMO Y MATERIALISMO
En otro capítulo de este libro hemos hecho alusión al socialismo. Podría servir
de piedra de toque inicial al plantearnos la visión del pensador en torno a estas dos
cuestiones.
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CARTAS A LA JUVENTUD SOBRE JOSÉ ANTONIO
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CARTAS A LA JUVENTUD SOBRE JOSÉ ANTONIO
CARTA SEXTA
COMUNIDAD Y JUSTICIA SOCIAL
Una de sus preocupaciones también fundamentales fue la de definir, con
sustantividad y sentido de lo auténtico, el concepto de Patria. Para él ella era el único
destino colectivo posible, de tal manera que la configura, sobre una base física, una
diferenciación en lo universal. Por eso la Patria es, para José Antonio "Lo que une y
diferencia en lo universal el destino de todo pueblo". O lo que es lo mismo, una unidad
de destino en lo universal. Pero sobre todo, señala, una Patria que nos una en una
gran tarea común, porque tenemos una gran tarea que realizar.
Por eso a José Antonio le dolían muchas cosas en su época. Sobre todo
cuando decía y se refería al hombre que trabajaba de sol a sol por un plato de
gazpacho; mas, sin embargo, dice cómo se llega a descubrir en los confines de los
páramos españoles gentes con ojos iluminados, como en los mejores tiempos,
capaces de toda empresa, pero viviendo una vida miserable y dolorosa.
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CARTAS A LA JUVENTUD SOBRE JOSÉ ANTONIO
Y mucho más todavía se nos muestra incisivo cuando también, explica que la
bandera de lo nacional no se tremola para encubrir la mercancía del hambre. En estos
dos últimos puntos creo están muy bien reflejadas sus delimitaciones conceptuales.
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CARTA SÉPTIMA
ESTADO, INDIVIDUO Y LIBERTAD
Tres importantes capítulos de estudio en la mentalidad joseantoniana. Para él
el Estado puede considerarse como realidad sociológica cognoscible por el método
completo de normas, al que es aplicable el método de las ciencias del "deber ser", de
las ciencias normativas. Por eso señala que la pugna entre individuo y Estado no
tendría interés jurídico, se reduciría a una investigación de causalidad indiferente para
el problema del "deber ser".
Es por esta razón por la que el pensador fija sus concepciones de la patria y el
individuo. A la Patria como unidad' de destino en lo universal, mientras que el
individuo es el portador de una misión peculiar en la armonía del Estado. Veréis que
José Antonio busca posturas coherentes con definiciones eficaces, sin hacer
conjeturas que le retraigan o hagan sucumbir sus conceptos en vagas expresiones.
Por eso, planteando la opción del individuo, señala que "si nadie existe sino como
ejecutor de una tarea, se alcanza precisamente la personalidad, la libertad y la unidad
propias "sirviendo" en la armonía total". ¿Por qué todo esto? Sencillamente porque él
cree que nadie se siente doble o disperso, contradictorio entre lo que es realidad y lo
que en la vida pública representa. Luego ¿y el individuo ante el Estado?: lo considera
como cumplidor de una función, y no por medio de los partidos políticos, ni como
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CARTAS A LA JUVENTUD SOBRE JOSÉ ANTONIO
representante -nos sigue diciendo- de una falsa soberanía, sino por tener un oficio,
una familia, por pertenecer a un municipio.
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CARTAS A LA JUVENTUD SOBRE JOSÉ ANTONIO
CARTA OCTAVA
DEL LIBERALISMO Y EL CAPITALISMO
A José Antonio, como buen universitario, le gustaba hablar también, y mucho,
de los problemas del mundo. En este sentido habría que recordar una conferencia
que pronunció en el Círculo Mercantil de Madrid, hace ahora cuarenta años. En
principio habría que pensar, objetivamente, que en tantos años han cambiado muchas
cosas. Eso es objetivamente cierto. Pero bien valdría la pena trazar los rasgos
esenciales, contemplar su conocimiento de los problemas universales.
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CARTAS A LA JUVENTUD SOBRE JOSÉ ANTONIO
Por eso llega a conclusiones definitivas. Sobre todo cuando manifiesta que "la
única manera de resolver la cuestión es alterando de arriba abajo la organización de
la economía". Una revolución que, como dice, no va a consistir en la absorción del
individuo por el Estado en el panteísmo estatal.
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CARTAS A LA JUVENTUD SOBRE JOSÉ ANTONIO
CARTA NOVENA
SOBRE EL NACIONALISMO
El nacionalismo -siempre de mano del diccionario-, es la preferencia o
exaltación por lo que es propio de la nación a la que se pertenece. La primera
acepción es bien clara, no necesita de más alusiones. También, es doctrina que
reivindica para la nación el derecho de practicar una política dictada por la exclusiva
consideración de sus intereses y reafirmar una personalidad propia completa. La
última acepción rubrica y clarifica aún más tal concepto: movimiento de los individuos
que toman conciencia de constituir una comunidad nacional en razón de los vínculos
históricos étnicos, lingüísticos, culturales, económicos, etc. que les unen.
"Los nacionalismos más peligrosos, por lo disgregadores -señala-, son los que
han entendido la nación de esta manera. Como se acepte que la nación está
determinada por lo espontáneo, los nacionalismos particularistas ganan una posición
inexpugnable". Sin embargo, nos señala peligros y previsiones al decirnos muy
concretamente: "Es torpe sobremanera oponer a los nacionalismos románticos
actitudes románticas, suscitar sentimientos contra sentimientos. En el terreno afectivo,
nada es tan fuerte como el nacionalismo local, precisamente por ser el más primario y
asequible a todas las sensibilidades. Y, en cambio, cualquier tendencia a combatirlo
por el camino del sentimiento envuelve el peligro de herir las fibras más profundas del
espíritu popular, y encrespar reacciones violentas contra aquello mismo que pretendió
hacerse querer." En sus profundas disecciones del alma hispánica, supo ahondar en
tan capitales cuestiones con pleno sentido, no sólo de la objetividad, sino, también, de
la comprensión. Sobre todo cuando apuntilla con clarividencia que "cuando se ofende
uno de esos sentimientos primarios instalados en lo -profundo de la espontaneidad de
un pueblo, la reacción elemental en contra es inevitable, aun por parte de los menos
ganados por el espíritu nacionalista. Casi se trata de un fenómeno biológico". Por eso
señala José Antonio que atentar contra esto constituye una "política- tosca", o, lo que:
es lo mismo, grosera e inútil.
Por eso llega al convencimiento de que hay que plantearse el concepto de "
nación ". Y para ello le sirve como pauta los conceptos de individuo y persona que
arriba hemos expresado. Porque como él dice: "así como la persona es el individuó
considerado en función de la sociedad, la nación es el pueblo considerado en función
de universalidad".
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CARTAS A LA JUVENTUD SOBRE JOSÉ ANTONIO
Por eso señala, ya en sus párrafos finales, algo relativo al positivo mundo de
las relaciones paterno-filiales: "La veneración a los padres está tan clavada en
nosotros que nos parece como si fuera el más espontáneo de los afectos. Tal es,
entre otras, la dulce recompensa que se gana con el esfuerzo por mejorar; si se
pierden goces elementales, se encuentran, al final del camino, otros tan caros y tan
intensos que hasta invaden el ámbito de los viejos afectos, extirpados al comenzar la
empresa superadora". Y, luego, para llegar a una conclusión definitiva manifestando
que: el corazón tiene sus razones, que la razón no entiende... Pero también la
inteligencia tiene su manera de amar, como acaso no sabe el corazón.
Una cálida poesía adorna esta prosa, entre radiante y sugestionadora. Hay en
sus frases un hondo sentido de la humanidad por las cosas de los pueblos y sus
hombres. No se sustrae a nada que pueda suponer el ejercicio de superficiales
creencias. Creyó en todas estas cosas y las expuso con valentía. Permitirnos la idea
que todo esto queda como desfasado es negarse un poco a sí mismos. Al intenso
clima de afectividades que nos rodean. Declarar invalidez al espejo de nuestras
emociones cotidianas. Porque para José Antonio la persona y su entorno social y
humano fue una de las constantes permanentes de su dura batalla por el ejercicio de
una verdad. Por la búsqueda de un camino de concienciación que, lejos de ser
arbitrario y supuestamente subjetivo, hiciera desplazar aquellas actitudes
descorazonadoras o carentes de realismo intimista... que no servían sino para negar
principios de inalterable vitalidad.
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CARTAS A LA JUVENTUD SOBRE JOSÉ ANTONIO
CARTA DECIMA
EL SEÑORITISMO
Echemos de nuevo mano al diccionario. El "señoritismo" es la cualidad o
actitud del señorito, mientras que el señorito tiene sus diversas acepciones. En
nuestro país esta denominación se ha aplicado, en diversas comisiones y con
carácter despectivo, a aquellas personas ricas y de vida ociosa que han ejercido
cierta influencia política.
Pero el señorito, al revés que el señor, cree que la posición social, en vez de
obligar, releva. Releva, como nuestro pensador dice, del trabajo, de la abnegación y
de la solidaridad con los demás mortales. Este concepto de "declinación" es algo
consustancial al "ismo", así como a los individuos que lo practican. No sea este el
empeño de ironías al caso, pero el país sigue estando lleno de "señoritos", de
indiferentes, por decirlo de alguna manera, a la problemática del presente. De
cómodos seres a quienes les importa un bledo el desaliento de los demás.
Sigamos con la idea del pensador. Lo dijo el 25 de enero de 1934. "Como aquí
no se engaña a nadie, quede bien claro que nosotros, como todos los humanos que
se consagran a un esfuerzo, podremos triunfar o fracasar. Pero que si triunfamos no
triunfarán con nosotros los "señoritos". Creo que con esto queda dicho mucho de lo
que el fenómeno "señoritismo" suponía en aquel tiempo. ¿Su aplicación al presente?
Ya lo hemos dicho. Que en todas las épocas ha habido "señoritos", de clase elevada,
cuya atención a sus propios problemas les exime de toda preocupación ajena. Su
indiferentismo raya en lo insultante. Porque insultante y criticable debe ser todo
aquello que se erige en inductor de indiferencias hacia todo aquello que debe ser
preocupante para todos. Los señoritos de hoy no son solamente los que cultivan su
asistencia a los "reductos" propios del capitalismo moderno, sino aquellos que se
encasillan y amarran a su pedestal, con actitudes unilaterales y desvelos más
afirmados a su propio peculio que a los intereses comunitarios. De eso habría que
hablar no poco. Para iras de muchos y alegría de otros tantos. Pero, como nos dice
José Antonio, "la Humanidad tiene sobre sus hombros demasiadas cargas como para
que unos cuantos se consideren exentos de toda obligación".
Por eso tenemos que estar con él cuando señala que "el ocioso, convidado a
la vida sin contribuir en nada a las comunes tareas, es un tipo llamado a desaparecer
en toda comunidad bien regida". Naturalmente que la juventud española, la
verdaderamente responsable, nace sin este sello sobre todo cuando sabe anteponer,
con valiente actitud, una identificación con los valores formales y serios que deben
adornar a todo ser humano. Ese sentido de participación en el entramado de la
problemática colectiva que es, por otra parte, signo consustancial de nuestra
generación. Una generación abierta, no al desencanto, sino a la lucha para la
consecución de cuantos elementos sean válidos para su integral formación. El cuido
del intelecto y forja del espíritu ante la adversidad aunque para algunos suene esto a
débil aserto monacal, conforme a los tiempos que vivimos...
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CARTAS A LA JUVENTUD SOBRE JOSÉ ANTONIO
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CARTAS A LA JUVENTUD SOBRE JOSÉ ANTONIO
CARTA UNDECIMA
EL GENERAL FRANCO
José Antonio evidenció siempre un limpio estilo de hombre de milicia. De
militancia y servicio a las causas justas. De hombre que, según algunos, pudo haber
sido un buen militar. No sé si esto puede ser algo aventurado, pero ya en su familia
tenía el gran ejemplo de su padre, que fue un soldado ejemplar. Tenía el pensador un
aire castrense en su forma de vida, en su disciplina individual; en su sentido de las
cosas y en su encendido amor a España. Amor, disciplina y afán de servicio como las
más firmes características que podemos contemplar en toda su trayectoria. Impulsor y
protagonista de un nuevo humanismo, con su sentido ascético y militar de la vida,
donde consideró al hombre como portador de valores eternos.
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CARTAS A LA JUVENTUD SOBRE JOSÉ ANTONIO
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CARTAS A LA JUVENTUD SOBRE JOSÉ ANTONIO
CARTA DUODECIMA
SENTIDO HEROICO DE LA MILICIA
Para el pensador la milicia era una exigencia, una necesidad ineludible de los
hombres y de los pueblos que quieren salvarse. Desea, ante todo, el encuadramiento
de una fuerza jerárquica y disciplinada y con la acción de una sola táctica generosa y
heroica.
Por eso considera que la milicia iza su banderín de enganche en todas las
esquinas de la conciencia nacional, como escribió en "Haz" el 15 de julio de 1935.
Manifestando que "es la Patria quien necesita de nuestro esfuerzo y de nuestros
brazos; ella es quien nos manda uniformar, formar todos como uno, vestir las camisas
azules de la Falange. La Patria' es quien borda con manos de mujer -de madre, de
novia-; sobre el pecho, exactamente encima de la diana alborotada del corazón,
ansioso de lucha y sacrificio, el yugo y el haz, las flechas de nuestro emblema".
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CARTAS A LA JUVENTUD SOBRE JOSÉ ANTONIO
CARTA DECIMOTERCERA
LA JUVENTUD
A José Antonio, como hombre joven, le preocupaba la juventud. En sus
escritos y discursos puso de relieve ese ardoroso deseo de definirla, de ubicarla en
sus funciones y ponerla siempre al borde los cometidos más difíciles.
Pocos hombres han habido en España que hayan definido a la juventud con
tanta pasión y con tanto sentido de la realidad. Por eso, llevado de su siempre
manifiesta objetividad, llegó a decir que "todas las juventudes conscientes de su
responsabilidad se afanan en reajustar el mundo". Es este un principio válido y
universalmente aceptado.
Porque él decía que ni los jóvenes de izquierda eran tales, ni los de derecha
de derechas. Quería decir esto de los dotados de sensibilidad suficiente como para
percibir su tragedia interior; otros tienen, desde que nacen, almas de viejos
corrompidos. Por eso más adelante añade a este respecto que "en la derecha y en la
izquierda tuvieron que alistarse los mejores de quienes componen nuestra juventud,
unos por reacción contra la insolencia y otros por asco centra la mediocridad".
Vivió, pues, José Antonio, una época difícil para la juventud. Para una juventud
que tenía vacías perspectivas de esperanza y realización. Basculante y carente de
armonía, de un ideal por el que enfrentarse y luchar. Todas estas carencias cabe
pensar que eran por falta de unos ideales que condujeran a una meta firme y segura,
por donde discurrir, no con la monotonía de los tiempos, sino creciéndose y
afirmándose en el servicio a España que es siempre lo que importa.
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CARTAS A LA JUVENTUD SOBRE JOSÉ ANTONIO
Por eso creyó que "desbordando sus rótulos, los muchachos de izquierda y
derecha que yo conozco han vibrado juntos siempre que se ha puesto en juego algún
ansia profunda y nacional".
A tenor con esto y para terminar esta otra epístola, habría que recordar una
frase que, también invita a la reflexión: "La revolución hemos de hacerla todos juntos,
y así nos traerá la libertad de todos, no la de la clase o la del partido triunfante: nos
hará libres a todos al hacer libre y grande y fuerte a España. Nos hará hermanos al
repartir entre todos la prosperidad y las adversidades, porque no estaremos unidos en
la misma hermandad mientras unos cuantos tengan el privilegio de poder
desentenderse de los padecimientos de los otros".
Sea este tema de la juventud el que nos preocupe cada día. Y que veamos en
el estudiante o en el obrero o campesino, en el que va a la oficina o acude a la
fábrica, el espejo de un hombre deseoso de prosperar y buscar el cauce de la
felicidad de cada día. Contra las adversidades y la dificultad de los tiempos que nos
ha tocado vivir. Pero que no se empañe su servicio a España. Desde cualquier puesto
de trabajo.
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