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Francesc Tomás Aymerich

Francesc Tomás Aymerich va néixer a Mèxic Districte


Federal, fill de pares catalans.

Els seus pares són Francisco Tomás Pons i Joana


Aimerich Rigau. Els avis paterns van ser Josep Tomás i
Rosa Pons -catalans-, i els seus avis materns Joan
Aymerich i Maria Rigau -catalans-.

L'avi patern Josep era militant de Esquerra


Republicana de Catalunya, després de la guerra no se
sap molt bé com va sortir, però se’n va anar com a
diplomàtic, primer a París, després a Canadà i
finalment a Mèxic.

Els avis materns Joan i María es van anar en la postguerra a Mèxic per motius
econòmics. Els pares de Francesc es van conèixer a l’Orfeó Català de la ciutat de
Mèxic.

Francesc i el seu germà Ramon van anar al Colegio Madrid i a l'Instituto Vives,
Francesc va decidir residir a Barcelona el 1984 .

Francesc Tomás Aymerich nació en México Distrito Federal, hijo de padres catalanes.

Sus padres son Francisco Tomás Pons y Joana Aymerich Rigau. Los abuelos paternos
fueron Josep Tomás y Rosa Pons -catalanes-, y sus abuelos maternos Joan Aymerich y
Maria Rigau -catalanes-.

El abuelo paterno Josep era militante de Esquerra Republicana de Catalunya, después


de la guerra no se sabe muy bien como salió, pero se fue como diplomático, primero a
París, después a Canadá y finalmente en México.

Los abuelos maternos Joan y María se fueron en la posguerra a México por motivos
económicos.

Los padres de Francesc se conocieron en el Orfeó Català de la ciudad de México.

Francesc y su hermano Ramón fueron al Colegio Madrid y al Instituto Vives, Francesc


decidió residir en Barcelona en 1984.

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Entrevista
¿Los nombres de tu familia y cómo llegaron tus padres a México?

Mi nombre es Francesc Tomás Aymerich, yo nací en México, mi hermano es Ramón y


mis padres son Joana Aymerich Rigau y Francesc Tomas Pons.

Mi padre tenía 8 años cuando llegó a México, o sea que se fue por la familia. Ellos están
en Francia, el exiliado político era mi abuelo, Josep Tomás i Piera, era de Ezquerra
Republicana, y en su momento fue concejal en el ayuntamiento de Barcelona. Era
abogado, estuvo en la Lliga y luego entró a Ezquerra. Estuvo en el gobierno no sé si de
Negrín o con quién, pero formó parte del gobierno de la República, esto cuando ya
había empezado el alzamiento de Franco, la guerra civil. También estuvo en la
representación diplomática de la República en Canadá, era cónsul de la República
Española ahí.

¿Y por el lado de tu madre?

Por el lado de mi madre ellos son emigrantes de la posguerra, no son exiliados. Mi


madre llegó a México con unos 15 o 16 años, de adolescente. La familia de mi madre
eran obreros, mi abuelo materno era Joan Aimerich, nació en el monasterio de
Montserrat y la abuelita era Maria Rigau que era oriunda de Santa Eulalia, del barrio de
Hospitalet.

En un momento dado, por el año 50, deciden ir a México, fue una decisión unilateral de
mi abuelo, fue más que nada con la idea de buscar un trabajo diferente, esa era la
diferencia entre emigrar y ser exiliado, que la gente salió con el deseo de hacer un poco
de fortuna.

¿Sabes si tu abuelo paterno estuvo en un campo de concentración?

No, no creo. Mi abuelo como estaba en el cuerpo diplomático no le tocó la guerra aquí,
lo llamaron a formar gobierno, formó parte, creo, del penúltimo gobierno, pero era un
gobierno que ya estaba en guerra y no creo que llegara a ir.

Él era diputado y la familia estaba en París, según tengo entendido vivieron ahí desde
que mi padre tuvo 5 años hasta los 8 años. Cuando entraron las nazis se embarcaron a
México y llegaron a Veracruz.

¿Tu abuelo en México estuvo ligado a la política española?

Concretamente mi abuelo no mucho, porque él era diabético y llegó bastante enfermo,


por eso se estableció en Guadalajara y no en el DF, excepto mi papá que como era
estudiante estuvo en la ciudad de México. Mis tías se casaron en Guadalajara con
catalanes también y mi tío Josep vivió en un inicio en Guadalajara pero luego se fue al
DF.

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Los padres de Francesc, Quico y Joana

Entonces mi abuelo no estuvo muy activo en la vida social y política en México por su
enfermedad. Él siempre nos habló de que cuando estaba en el gobierno y luego en el
gobierno del exilio, formó parte de las conversaciones que mantuvo el gobierno catalán
con el gobierno autonómico vasco. Sin embargo cuando empezó la Guerra Civil, mi
abuelo no estaba en el gobierno catalán, estaba en el gobierno de España, era diputado
de Ezquerra en Madrid.

¿Tú te acuerdas si en tu casa cuando eras pequeño, se hablaba de cosas de la


guerra?

Sí, se hablaba de cosas de la guerra porque quien vivió la guerra fue mi madre, aunque
muy pequeña, mi padre no vivió la guerra, vivió ser refugiado en París. Aunque las
condiciones en las que vivieron como refugiados en París también fueron difíciles, no
tenían espacio, mi padre que era el pequeño, le ponían su cunita encima de la mesa
donde se comía y cosas así.

Mi madre sí me contaba lo que era el bombardeo, el hacinamiento, porque mi abuelo


huyó con un amigo para evitar el combate. Él trabajaba en la Ford y cuando empezó la
guerra se militarizó toda la industria y claro, entonces él estaba del lado republicano
evidentemente, se dedicaba a hacer armamento militar en la fábrica de automóviles y en
un momento dado huyó para no entrar en combate, estuvo escondido en el campo.

¿Sabes por qué te metieron en el Colegio Madrid?

Creo que era bastante evidente porque era una escuela que en su momento se suponía
que funcionaba bien y era la escuela donde iban los hijos de refugiados, como al Vives o

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a la Academia. Lo que no sé es por qué estaba en la sección de sólo hombres si había
sección mixta, cuando hice la primaria, en el 67, 68 por ahí, sé que había 3 líneas, la de
hombres, la de mujeres y la mixta.

¿Después del Madrid a dónde fuiste?

Al Vives.

¿Cómo era el ambiente en el que te movías, era de hijos de exiliados?

De niño sí, vas cambiando según la edad. El círculo de amigos de la familia era un
círculo muy de clan, la mayor parte eran familias del Orfeó Català de México.

¿Tú ibas al Orfeó Catalá?

Sí, sí iba, me la vivía ahí.


En la escuela, no había
gente del Orfeó, por lo
menos de mi edad, el
ambiente del Cole era otro.
De niño, fuera de las horas
de clase yo no me llevaba
con los niños del Colegio,
fue hasta que ya era más
grande de unos 8 o 9 años,
que empecé a tener amigos
que no eran catalanes sino
de origen mexicano. Y
luego pues ya empecé a
salir mucho con
compañeros de la escuela.
La familia de Francesc

Yo hago esta pregunta no por ser racista ni clasista, pero por la forma en que te
habían educado: ¿te sentías diferente con relación a lo mexicano?

No, para nada, lo que pasaba por ejemplo es que en la escuela, la mayoría de los
compañeros no eran hijos de republicanos españoles, parecíamos una escuela pública
más que privada. A lo mejor en otra época era más elitistas pero en la mía no, había
mucha gente en la escuela del barrio, de Mixcoac.

¿En el Colegio Luís Vives era igual?

Pues a lo mejor era más elitista, pero tampoco era una escuela en mi época de muchos
descendientes de republicanos españoles, había más concentración de catalanes que en
el Madrid, eso sí, mucho más.

Entonces en el ambiente de la escuela yo no sentí ningún tipo de diferencia. En la


colonia, en la Condesa, salíamos mucho a jugar a la calle, íbamos a la tiendita, ahí a lo
mejor sí había diferencia, unos eran chilangos, otros de Monterrey, otros judíos, otros

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catalanes, la portera pues eran mexicanos de origen rural, había de todo, había gente
hasta de la embajada rusa. Me acuerdo que mis papás en esa época estudiaban ruso, no
sé por qué, pues tampoco eran comunistas ni nada.

¿Tu papá donde estudió?

En la Academia, luego en la UNAM y en el Politécnico.

¿Tú fuiste a la UNAM?

Sí, en la Escuela Nacional de Música.

¿Trabajaste en México?

Sí, siempre he trabajado de músico. Nunca he hecho nada que no fuera de músico.

¿Tus trabajos han estado relacionados con gente exiliada republicana?

Las amistades que yo he tenido han sido básicamente en el círculo del Orfeó Català en
México, lo que no consiguieron mis papás nunca es que yo fuera a bailar en el grupo del
esbart infantil porque me daba mucha vergüenza, pero en lo que sí estuve fue en el
grupo de excursionistas, ahí teníamos los amigos más fuertes, eran los amigos más
íntimos.

Con las familias activas del grupo de excursionistas hacíamos excursiones y las fiestas
típicas catalanas que seguíamos manteniendo, por ejemplo la de la Moreneta, que no
eran del ámbito del Orfeó, porque el Orfeó era aconfesional y apolítico, pero todo el
mundo siempre iba en la
misma onda.

Entonces cuando ya nos


hicimos mayores el
ambiente del Orfeó no era
nuestro único ambiente,
estaba el de la calle, el de
la escuela, luego con más
intensidad el de la
Universidad y uno ya no
estaba tan metido en este
círculo, aunque seguías
intercomunicado porque
también íbamos al
Mundet, donde
encontrábamos a gente
pero mis ambientes eran
bastante variados.
El grupo de Panchito en México

Yo viví un año en Cataluña cuando tenía 13 años, fue un año sabático de mi padre. Ese
año fue un año de toma de conciencia, muy importante, porque hasta esa edad no eres

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consciente de nada, ¿no? ni de tu identidad, ni de tu papel, tu origen, tu lugar social, ni
de tu cultura, ni de nada.

En la escuela catalana yo hablaba perfectamente el catalán, escribía correctamente el


catalán, esto fue durante los últimos años del franquismo, en el 73 más o menos. La
escuela recibía bastantes emigrantes exiliados retornados y tenía una línea muy
catalanista y de resistencia cultural muy importante. Ahí tuve mi primer contacto por
ejemplo con la iglesia católica y nunca más.

Yo era catalán, catalán de México, mexicano catalán y aquí realmente me di cuenta de


que no era catalán de aquí, que tenía esa identidad de mexicano. Entonces cuando llegué
a México me dediqué conscientemente a cultivar los dos orígenes y las dos identidades,
o sea que una cosa no quita la otra, al contrario, mientras más a fondo entras en tu
origen y en tu identidad, más te conoces.

Me contabas de tu trabajo ¿has tenido gente del exilio en el ámbito de tu trabajo?

Sí, el primer grupo de música tradicional mexicana lo formé con unos hijos de amigos
de mis papás que también eran catalanes, que eran de Veracruz y teníamos un grupo de
sones jarochos pero no estábamos metidos en el ambiente catalán.

¿Hacías política en México?

¿Tú crees que esta política estaba influenciada por tus orígenes?

Evidentemente, cuando creces sobre todo en la época de la secundaria en el Vives se


cultivaba mucho la cuestión de la República Española y entonces la ideología de
izquierda siempre estaba metida ahí.

Por un lado era la ideología oficial de México y luego por otro vivimos el 68, me
acuerdo que estuvimos con unos amigos de mis padres y teníamos a sus sobrinos en
casa escondidos. Estás rodeado de una ideología libertaria, de justicia social, de
revolución, de todo eso y pues lógicamente sí, más bien, no puede ser de otro modo.

Por otro lado el tema de la identidad catalana y la identidad mexicana, con lo que
representa la República Española y habiendo existido un par de escuelas republicanas,
es como una herencia cultural, como parte de tu ser.

Pero lo que sí teníamos muy claro es que españoles no éramos, éramos catalanes o
mexicanos, pero de españoles nada, habíamos compartido la experiencia de la
República Española como tantos otros.

¿Qué sientes que te dio la escuela?

Sobre todo el Vives me dio una formación, me dio unas experiencias muy intensas, muy
fuertes, me dio mucho, también experiencias duras, el hecho de alternar profesores
viejos con jóvenes, compañeros de diferentes maneras de ser, de muchas identidades,
incluso compañeros con ideologías contrarias a uno.

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¿Tú piensas que ese año que viniste a Barcelona, te influyó para después venirte a
vivir o por qué te vienes a vivir a Barcelona?

No me lo explico todavía, no sé, era todo muy imprevisto, en esa época tenía 21 años,
estaba hiperactivo tocaba guitarra clásica, estaba trabajando en el INHA eventualmente
haciendo investigación de música indígena, iba tocando con mi grupo, me metía en todo
tipo de ondas. Y entonces mis papás estaban viviendo temporalmente en Barcelona y
nos llamaron a mi hermano y a mí para pasar el verano aquí con ellos, ellos ya llevaban
un año aquí. Mis papás no tenían muy claro si querían regresar o no y yo tenía muy
claro que yo no quería vivir aquí, yo quería vivir en México, pero pues uno nunca sabe.

¿Qué te hace quedarte?

La actividad, la música también, el trabajo, fue un cúmulo de casualidades. Una de las


ideas que yo tenía era centrarme más en el estudio del instrumento, de la guitarra, quería
hacer un trabajo más introspectivo, yo veía que esa experiencia de encontrarme a mi
mismo era más a través de la guitarra y para mí era importante salir de mi ambiente para
poderme enclaustrar, pero eso duró unos 15 días yo creo.

¿Lograste integrarte?

Demasiado.

Estando aquí ¿has ido


a lugares familiares, a
buscar tus raíces, tus
orígenes?

Sí, un primo hermano


mío empezó también a
hacer un árbol
genealógico y he
conocido lugares y
parientes, lo que sí he
notado es que cuesta
encontrar parientes
próximos por lo que sea
pero hemos mantenidos
relación con parientes
segundos.
Ezquerra Republicana

Tu abuelo Tomás nació en Barcelona. ¿Tu papá y tu mamá?

Sí también y están viviendo en la misma propiedad donde nació mi papá. Supongo que
la burguesía catalana, ya fuera de izquierda o de derecha, supo conservar el lugar donde
había nacido mi papá y ahí viven, recuperaron ese piso.

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Mi abuela paterna también nació en Barcelona, sabemos que venían de Manresa, pero
bueno, la familia Tomás era de Barcelona.

¿Tú le cuentas a la gente de dónde eres, y quiénes eran tus abuelos, digamos tus
orígenes? ¿Te reconocen como hijo de exiliados?

Sí, bastante, la gente aquí en Argelaguer, pues todo el mundo lo sabe y luego la gente
que es de Ezquerra lo sabe, no sé, a veces sale el tema.

¿Qué piensas que han hecho los españoles, los catalanes, con el hecho del
reconocimiento de la memoria histórica?

La política pues también es propaganda, entonces es lógico que se aprovechen las


oportunidades de las cosas para hacer propaganda. No está mal, está bien que se
reconozca. Hay una serie de cosas que están bien, el retorno de los papeles del Archivo
de Salamanca, los actos del sagrario, todo esto son cosas que están bien, reconocer la
memoria histórica en general se tiene que hacer ¿no? Y que haya un oportunismo
político, pues sí, pero es que la política está hecha de oportunidades.

Banderines del Colegio Madrid y el Instituto Luis Vives

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¿Pero no crees que se debería de haber hecho antes?

Sí, claro, yo creo que las cosas caen por su propio peso tarde o temprano. Ha habido una
transición, la gente creía en la democracia y ahora ve que es una falacia, pero hay esa
ilusión de creer en algo, como en la democracia.

Tarde o temprano se tenía que haber hecho este tipo de actos de sagrario, pero ha habido
un golpe de estado que ha hecho que el proceso democrático sea muy lento y que las
derechas hayan mantenido muchas cotas de poder y van a mantener todavía más,
seguramente va a haber otra contra reforma y se va a homenajear a los del bando
nacional y en fin esta gente son fascistas y tienen poder, entonces si hay un ex
presidente falangista, pues está claro.

¿Tú piensas que se debe perdonar y que todos vayamos de la mano juntos sin
haber reconocido lo que ha sido la guerra civil?

A ver, no me importan mucho los símbolos de este tipo, los símbolos son imagen,
propaganda, pero yo creo que las cosas se tienen que decir por su nombre, hubo
genocidio y mientras se pueda seguir reivindicando que el Rey pida perdón por el
fusilamiento de Companys y mientras se reconozca a todos los que murieron, los que
estuvieron en campos de refugiados, en el exilio, los que estuvieron años en la cárcel,
no hay que bajar la guardia contra eso.

No es que se perdone o no se perdone, se tiene que saber, uno perdona o no perdona,


pero no tiene importancia eso, que no se deforme la historia, es importante la memoria,
la memoria histórica, porque la memoria cuando se transforma es ésa la memoria, o sea
la realidad cambia, la realidad de la memoria es deformada, cada ideología hace su
propio mito y el mito como mito es el valido. Entonces no hay que bajar la guardia, no
tenemos que dejar que nos cambien el mito, que nos transformen la identidad, ahora si
se quieren ir a tomar un café quien quiera, perfecto.

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