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2-El Romanticismo

El romanticismo triunfa en Hispanoamérica entre 1840 y 1890, cuando se manifiestan las


primeras dificultades en las naciones independientes salidas de la guerra, salvo Cuba y Puerto
Rico sometidas todavía al dominio español, muestran una creciente intranquilidad. Es el
momento en que la literatura hispanoamericana sitúa en el centro de sus preocupaciones al
hombre, en su derecho irrenunciable a ser libre, contra la condición del hombre americano
oprimido por nuevas y tiránicas formas de poder. En el periodo romántico la literatura cumple
una función de primera importancia en la formación de una América nueva: una elite ferviente
fustiga a los tiranos oponiéndoseles valientemente. En la concepción romántica
hispanoamericana de marcado progresivismo la función de la literatura está llamada a
promover el perfeccionamiento de la vida republicana y democrática, a edificar moral y
políticamente al ciudadano y a denunciar las deformaciones del régimen político.
El periodismo y la oratoria son los medios predominantes de la actividad literaria. La vida
literaria toma a veces la forma de una asociación, de un grupo generacional juvenil, de un
salón literario, etc. Los hombres de letras fueron por lo general políticos y desempeñaron
cargos públicos.
Los géneros y las expresiones más acabadas de la tendencia romántica fueron los géneros
cortos (el artículo de costumbres y la “tradición”) y la novela larga (que se publico
generalmente en el folletín del periódico). Los géneros novelísticos predominantes son: la
novela histórica (que trata de la historia colonial, las luchas de la independencias), la novela
de costumbres, la novela indianista. En la poesía, cabe destacar la poesía gauchesca. Hay
asuntos típicos de la literatura romántica como la visión del salvaje, la figura del indio, del
rebelde, del pirata, del disidente.

2.1 Los Proscritos argentinos


Argentina fue uno de los centros de mayor importancia para el desarrollo de la nueva
corriente, gracias a un grupo de opositores al régimen de Rosas. Son los “Proscritos”, grupo
del que formaban parte Echeverría, Mármol, Alberdi, Gutiérrez, López, Sarmiento, Ascasubi,
Hernández.
Oposición civilización y barbarie
La obra de Echeverría, Sarmiento y Mármol comparten una definición común de la
civilización y de la barbarie. Difieren de los románticos europeos en considerar la ciudad
como la sede de la civilización y el campo como el lugar propio de la barbarie, y en
considerar la organización social por encima de los caprichos del individuo. Los 3 tienden a
dar una tonalidad racial a su definición de la barbarie y a definir la civilización en función de
los logros de las sociedades industrializadas europeas.
El verdadero introductor del Romanticismo es Esteban Echeverría (1805-1851); su estancia en
Paris lo había puesto en contacto con los mayores representantes del romanticismo francés:
Musset, Dumas, De Vigny, pero Echeverría prefirió los ingleses y los alemanes. De vuelta a
Argentina a comienzos de 1830, expreso sus ideales liberales fundando en 1838 la
“asociación de Mayo” (que expone sus ideales: libertad de asociaciones, sufragio universal,
respeto por la libertad del individuo). Pero apenas fundada la asociación se vio obligado a
exiliarse en Montevideo.
Dentro de su obra poética, cabe destacar Elvira o la novia de plata (1832), Los Consuelos
(1834), Las Rimas (1837) en el que aparece la “Cautiva” poema en 9 cantos que entusiasmo a
la juventud literaria argentina por la novedad con que se interpretaba el paisaje nacional. La
Cautiva es un grandioso himno a la soledad de la Argentina; y al heroísmo humano que se
afirma en la desolación del desierto. La Cautiva se centra en una de las figuras legendarias de
la Argentina del siglo XIX, la mujer blanca que fue capturada por los indios y a la que se
obligó a ser la concubina de un jefe ; da muerte al jefe y al descubrir que su esposo esta
cautivo, le ayuda a escapar. María es el producto más delicado de la civilización, enfrentada
con la más brutal de las fuerzas naturales. Hay elementos de miedo y de horror en la
naturaleza circundante que desfiguran completamente la belleza:

Lodo, paja, restos viles


De animales y reptiles
Quema el fuego vencedor,
Que el viento iracundo atiza.

A la muerte del poeta se encontró un largo relato (en forma de cuento) El Matadero (1838),
violenta protesta contra Rosas, la sociedad corrompida y los que apoyan al tirano. La
intención de Echeverría era la de minar un poder usurpado con la violencia y procurar su
caída. Con su denuncia, Echeverría se convierte en el símbolo de la resistencia y el honor de
la patria.
Otro perseguido por Rosas fue José Mármol (1817-1871). Aun siendo un joven estudiante, fue
encarcelado durante el terror de Rosas en 1840. Su amor a la libertad se convirtió en algo
fuerte y el odio hacia Rosas domino toda su actividad de político y hombre de letras. Lo mejor
de su obra poética está recogido en los Cantos del peregrino (1847) que escribió lejos de su
patria, con motivo de un viaje en Brasil y el Polo sur y en los que se nota la influencia de
Espronceda y Zorilla. En los diferentes cantos se encuentra una pasión netamente romántica
por el paisaje argentino y tropical.
Su novela, Amalia (1851-1855) es una historia romántica de amor situada en la grotesca
realidad del régimen de Rosas. La trama es sencilla: Eduardo Belgrano es herido cuando trata
de huir de Buenos Aires para unirse a los rebeldes que combaten a Rosas. Su amigo Daniel
Bello le ayuda a escapar de sus perseguidores y le lleva a casa de su prima, la viuda Amalia,
mujer bella, inteligente y rica, donde permanece oculto hasta su curación. Tanto Daniel como
Amelia fingen partidarios de Rosas cuando en realidad están conspirando contra él. Amalia y
Eduardo se enamoran y se casan la víspera de su proyectada huida, pero caen en una trampa
que les tienden un grupo de partidarios de Rosas quienes les dan muerte, así como a Pedro.
Lo que da su importancia a la novela es la fuerza de la denuncia política y la descripción de
las atrocidades del régimen de Rosas. Mármol identifica la barbarie con el elemento racial:
desde el principio Eduardo y Amalia, los personajes civilizados se presentan como asediados
por elementos hostiles, por la pampa, el rio que rodean la ciudad con su soledad. El mulato, el
negro y el gaucho que ahora dominan la sociedad son las expresiones humanas de este
salvajismo. Los negros están casi todos a sueldo de Rosas y los mulatos se han vendido al
régimen. El gaucho se representa como la fuerza amenazadora a las puertas de la ciudad. En
contraste, el carácter refinado y europeo de los que se oponen a Rosas es una garantía de su
superioridad moral. La novela es totalmente maniquea es su división del bien y del mal.
Juan Bautista Alberdi (1810-1884): exiliado también por su oposición a Rosas, se refugió en
Montevideo y más tarde fue un firme opositor a Sarmiento cuando éste llego a la presidencia
de la República. Encauzó rápidamente su interés hacia los estudios económicos, sociales y
jurídicos. Algunos de sus escritos políticos contra Sarmiento revisten especial importancia en
el ámbito de la literatura combativa: las Cartas Quillotanas, escritas en defensa del gobierno
de Urquiza, atacado por Sarmiento; El crimen de la guerra (1866) que escribió contra la
política de Mitre con respecto al Paraguay. Murió en Paris.
Domingo Faustino Sarmiento (1811-1888) es el representante del romanticismo combativo.
Su familia era de condición modesta y él autodidacta. Sarmiento era aun muy joven cuando se
encontró participando en la lucha política en su provincia natal de San Juan. Se vio forzado a
ocultarse y luego en 1831 a exiliarse a Chile, donde vivió hasta 1836. Su regreso a Argentina
fue breve; huyó de nuevo a Chile y en este país fijó su residencia hasta la caída de Rosas en
1852. Durante su exilio Sarmiento contribuyó a la organización de la Escuela Normal y tomó
parte en una polémica en defensa del romanticismo. Sarmiento impulsó como características
del movimiento romántico, la sinceridad, la espontaneidad en la inspiración; inmediatez de la
expresión. Viajó por Europa y Estados Unidos.
Su obra maestra, Civilización y barbarie. Vida de Juan Facundo Quiroga y aspecto físico,
costumbres y hábitos de la República argentina (1845) es una dura requisitoria contra el
personalismo en la biografía del caudillo Facundo y rechaza el servilismo y la dictadura.
Facundo pretende demostrar que la “barbarie” se ha convertido en algo institucionalizado en
Argentina durante el régimen de Rosas. Facundo era “provinciano, bárbaro, valiente, audaz”
su sucesor, Rosas “organiza lentamente el despotismo con toda la inteligencia de un
Maquiavelo”. Facundo es sólo un pretexto para que el escritor pueda llegar a la condena plena
de Rosas. Si Rosas representaba la institucionalización de la barbarie, Facundo representaba
su expresión espontánea. Sarmiento divide su estudio en 2 partes: una descripción de la tierra,
es decir el escenario en el que actuaran los personajes; y luego el actor protagonista con su
“traje, sus ideas, su sistema de obrar”. La parte final trata de la institucionalización de la
barbarie por el régimen de Rosas y da algunas propuestas para el futuro: la inmigración y la
industrialización para la prosperidad de Argentina.
La novela plantea el conflicto entre el hombre y la naturaleza, entre el colono y el indio; entre
la ciudad y el campo, entre la barbarie y la civilización. La pampa es el hogar del gaucho y del
indio, la sede de la barbarie, en contraste con las ciudades que son centros de cultura y de
progreso. Para Sarmiento, el indio argentino queda fuera de la sociedad. El gaucho simboliza
la barbarie. La civilización significa la sociabilidad, el imperio de la ley, la inviolabilidad de
la propiedad privada. El análisis de Sarmiento supera un límite geográfico para el Facundo y
vale para toda América: del lado de la fuerza bruta, egoísmo y desprecio por todo lo que es
respetable; pasividad y ceguera del lado de una masa ignorante, que privada de las luces de la
instrucción, no alcanza a darse cuenta del valor de una democracia fundada sobre el respeto al
hombre.
Sarmiento, a diferencia de muchos escritores del siglo XIX tuvo la oportunidad de poner en
práctica muchas de sus ideas. Después de la caída de Rosas, tomó parte activa en la reforma
educativa de la región de Buenos Aires, y al ser elegido presidente en 1868, consiguió a pesar
de la guerra civil y de una fuerte oposición, fundar escuelas, fomentar la inmigración y
construir ferrocarriles.
Su última obra importante fue una obra sociológica: Conflictos y armonías de las razas en
América (1883) en la cual atribuía las dificultades de Latinoamérica a defectos raciales
inherentes y preconizaba la europeización de Argentina como solución.

2.2 La literatura gauchesca


No toda la literatura de este periodo se inspiraba en esta dicotomía: las fuerzas europeizadas
de la luz y las fuerzas indias o gauchas de la oscuridad. Sin embargo los indios seguirán
siendo los grandes desconocidos, que casi no eran considerados como seres humanos,
victimas de guerras y venganzas fronterizas. Al igual que en los Estados Unidos; el ferrocarril
resultó ser el gran enemigo de los indios, exterminados a causa de la insaciable exigencia de
tierras de los hombres blancos. El ferrocarril transformó la vida de la pampa: desaparecieron
no sólo los indios (durante la campaña del Desierto de 1879, exterminaron a las tribus indias
de Argentina) sino incluso los gauchos nómadas, para ceder su lugar a los labradores o a los
vaqueros.
Dos obras invertirán por completo las categorías de civilización y barbarie que había
establecido Sarmiento: el poema de José Hernández, Martin Fierro y el relato de un viaje a
tierras indias escrito por Lucio Mansilla, Una Excursión a los indios ranqueles (1870). La
aparición y cristalización del género gauchesco dentro del florecimiento lirico del
romanticismo es lo más original desde el punto de vista literario. La poesía gauchesca es un
fenómeno exclusivo de la región de Rio de la Plata (Argentina). La literatura gauchesca se
afirma cuando el gaucho no es más que un recuerdo, cuando se ha convertido en el ser ideal;
la poesía le da dimensiones míticas y lo eleva a símbolo de las virtudes nacionales.
Lucio Mansilla (1831-1913) era un caso particular por la apología que hace de las pieles rojas.
Su misión entre los indios le convirtió en el instrumento del gobierno de Sarmiento que
deseaba asegurarse el consentimiento de los indios para que los ferrocarriles pudieran
atravesar sus territorios, pero los Indios y Mansilla comprendían que la llegada del ferrocarril
tenia forzosamente que perturbar y destruir la vida de los indios. El dramatismo del libro de
Mansilla se debe a la impotencia del ejemplo cristiano ante las fuerzas económicas.
Hilario Ascasubi (1807-1875), argentino, opositor a Rosas, y por consiguiente uno de los
proscritos de su régimen. En sus Diálogos, da dignidad a la expresión popular del hombre de
la pampa. Canta al paisaje y a sus habitantes como componentes esenciales de la
espiritualidad argentina. En su obra se nota un encendido espíritu rebelde en el rechazo por el
mundo de Rosas y en la tensión hacia la libertad. Su mayor creación fue Santos Vega o los
Mellizos de la flor (1872) en el que la poesía ruda de la frontera y de la vida gauchesca se
expresa en un culto al coraje: el protagonista es una especie de héroe nacional al margen de la
ley o mejor de una ley completamente arbitraria.
Estanislao del Campo (1834-1880) fue admirador e imitador de Ascasubi. Publico bajo el
pseudónimo de Anastasio el Pollo. A pesar de los pocos conocimientos que tenia de la vida
rural, logra representar con eficacia la mentalidad gauchesca, tratando temas cotidianos
relativos al habitante de la pampa, interpretando sus sentimientos, en un lenguaje colorido. Su
obra más destacada es Fausto (1866), poemas en cuartetas rimadas de octosílabos.
Nacido en el ambiente pampeano, José Hernández (1834-1886) combatió como militar a los
órdenes de diferentes jefes, en estrecho contacto con los gauchos, tras lo cual desarrollo una
gran actividad como periodista en Buenos Aires, donde fue elegido diputado y nombrado
luego ministro. Su conocimiento directo del medio rural lo llevo a adoptar una actitud
polémica en relación con el género gauchesco, oponiendo a la visión pintoresca del gaucho,
como se representaba en la obra de Ascasubi y Del Campo, cierta seriedad en el tratamiento
del tema: expresando la esencia de la vida del gaucho, al presentar “un tipo que personificara
el carácter de nuestros gauchos, concentrando el modo de ser, de sentir, de pensar, y de
expresarse que le es peculiar”.
Manifiesta en Martin Fierro (1872) una visión amarga de la sociedad argentina, sobre todo en
la 1ª parte del poema. El poema narra la historia de los infortunios de Martin, contada por él
mismo. Después de haber sido reclutado para luchar en la frontera contra los indios; deserta,
descubre que su familia ha desaparecido y a partir de entonces se convierte en un “tigre”
movido por el odio a la ley y al orden. Al final de la Ida Martin Fierro y Cruz se adentran en el
desierto para huir de la justicia, pero sobre todo del mundo odiado. Varios años después, en
1878 Hernández publica la Vuelta de Martin Fierro, segunda parte del poema. En ella se ha
producido algunos cambios: el rebelde se acerca a la sociedad de la que había huido,
justificándose ante ella. La experiencia entre los indios es tan negativa para Martin Fierro que
se vuelve su enemigo. El retorno de Martin Fierro al mundo civilizado se convierte en el
símbolo de la aventura del hombre argentino, suspendido dramáticamente entre la atracción
de la libertad original y la necesidad de implantar un orden social estable.

2.2 Otros poetas románticos


Con Villaverde, la figura de mayor prestigio del romanticismo cubano fue Gertrudis Gómez
de Avellaneda (1814-1873). Su vida estuvo llena de contrastes, de agitadas pasiones. Aunque
vivió en España, donde publicó sus obras; Cuba fue siempre presencia viva en esta autora, y
fuente de su inspiración. En la novela Sab (1841) se manifiesta la atormentada realidad
cubana en el conflicto dramático entre un esclavo mulato y la hija del amo.
La mayor creación poética del uruguayo Juan Zorilla de San Martín (1855-1931) es Tabaré,
poema iniciado en 1879 y publicado en 1888. El poema cuenta las aventuras de Tabaré, hijo
de un cacique y de una cautiva española, en tiempos de la conquista. Habiendo sido
bautizado, Tabaré siente en su interior la lucha entre las 2 razas. Cuando intenta salvar a
Blanca, la hija del conquistador don Gonzalo, es matado por equivocación por don Gonzalo,
que cree que es el raptor de su hija.
Lo más interesante del poema es la forma lírica con que se presenta el conflicto espiritual de
Tabaré y el triunfo en él de los sentimientos cristianos. El gusto del poeta por la búsqueda de
la musicalidad, lo acerca a los simbolistas.

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