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ANOTACIONES (A manera de prélogo) “Por delicadeza he perdido mi vida” RIMBAUD Si bien la poesia representd para César Va- lejo “los nimeros del alma” (segtin se desprende de una carta a su amigo Antenor Orrego), su pro- sa, y en este caso las crénicas aparecidas entre 1915 y 1938, representaron alternativamente, aca- so, con el resto de su obra narrativa, un algebra de las ideas, es decir, un desideratum en el que el tacto escribe, el oido selecciona y el espiritu orga- niza el corpus de las ideas con recurrencia interior, perspectiva deductora y aquella rigurosidad cues- tionante que, no por casualidad, se pusiera de ma- nifiesto en su obra poética. En una palabra, en un concierto y en un desconcierto a la vez, que sinte- tiza para el observador una lucidez penetrante. Podria decirse que Vallejo se redescubre en sus cronicas con un temperamento incisivo acorde a su pensamiento critico, que de alguna manera va a traslucirse en obras de diversa indole que, también, escribiera por aquellos afios (Contra el secreto profesional, tal vez aludiendo a la obra del poeta Jean Cocteau, El arte y la Revolucion, aparecido afios después de su muerte, etcétera), incorporando, de una vez por todas, una corres- pondencia y un sentido de anilisis en torno a la vigencia estética y al valor de la poesia en si como género cotidiano en la época moderna. “Mis vo- tos son siempre por la sensibilidad”, dice, sinteti- zando su credo en un articulo suyo aparecido en Mundial en enero de 1926. Un antecedente brillante del autor de Trilce es el que habia iniciado ya con un célebre —aun- que para muchos tempranamente realizado— es- 5 tudio sobre “El romanticismo en la poesia caste- Ilana”, publicado como tesis para optar al grado de Bachiller en la Facultad de Filosofia y Letras en la ciudad peruana de Trujillo en 1915. De alli que aquella organizacién textual, pienso, evidencia ya fuera de toda duda la fibra de un escritor al que le Preocupa tanto el oficio en el camino de las letras como las circunstancias de compenetracién con las mismas, en una consustanciacién de “caos primi- genio” que prevalecera durante toda su existencia. En tanto que la escritura cobra en el cro- nista, una vez en Europa, un tono y una afir- macién correspondidos por una sensibilidad so- brecogedora por lo reflexiva y reflexiva por lo sobrecogedora. Algunos de esos conceptos llega a desarrollarlos tardiamente en “La responsabilidad del escritor”, sin agotar el tema (Revista E/ Mono Azul, N° 4, Madrid, 1939). De modo que aquella escritura, ahora evaluada a través del tiempo de “jornada entera” a la que se habia entregado, llega a cumplir la funcién de un lenguaje de serena introspeccién ante los aconteci- mientos de orden internacional que, con mayor ri- gor, deberia Ilamarseles notas de pensamiento por la importancia que, como “crénicas”, han ido to- mando a medida que pasan los afios. Y en este sentido, el poeta es un intelectual de hondura que concibe Ja actitud de informar més allé del sentido periodistico, en efecto, al elaborar y reelaborar el texto en una conciencia de la verdad en toda su dimensién. Asi, por ejemplo, argumenté sobre el proceso del fascismo en “Un millén de palabras pacifistas” (1927) y de la misma forma analizé la situacién de su pais en la nota “;Qué pasa en el Peri?”, aparecida en Germinal en junio de 1933. En resumidas cuentas, en la década de los treinta, la situacién en Espafia habia Ilegado a un punto tal de agravamiento por la situacién interna, que se precipitaba patéticamente en la Guerra Ci- 6

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