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Introducción
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los enfrentaron? ¿Cuáles las estrategias? ¿Qué significaba el honor? ¿Cuáles las
relaciones entre los vecinos? ¿Cómo actuaron ante cada caso las autoridades
judiciales?. Las respuestas las encontraría en las declaraciones existentes en los
expedientes judiciales, en sus enfrentamientos por cuestiones triviales que nos
mostrarían el funcionamiento real y cotidiano. Tales son algunos de los problemas que
abordamos a partir de una región, que permitió considerarlos en conjunto y lo más
exhaustivamente posible. En la hipótesis de trabajo, nos planteamos constatar cómo
las personas defendían sus intereses – materiales e inmateriales- recurriendo a la
Justicia. Así las autoridades resolvían los conflictos, tanto del ámbito doméstico como
del público, donde las quejas y las denuncias de las mujeres no traducían sin
embargo un cuestionamiento al lugar de poder que ejercían los varones de la familia.
Periodización
Fuentes
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violaciones. Cada expediente posee una carátula en la que consta el nombre del
acusado o acusados y el delito. En términos generales, en la fuente están registrados
el lugar, la fecha, el nombre del trasgresor y la infracción cometida, además de las
declaraciones tomadas al reo, presididas todas por la fórmula del juramento ante Dios.
Cada una de ellas esta firmada por el juez, el declarante o alguien en su nombre y los
testigos del actos (generalmente personas reconocidas de la comunidad).
De la meticulosidad del juez depende que podamos obtener datos
complementarios, como la hora del hecho, las armas utilizadas, las normas
infringidas, los antecedentes personales y sociales del agresor y de la víctima (estado
civil, edad, ocupación, lugar de nacimiento).
Los fondos documentales denominados “Documentos clasificados por
fecha”, contienen las comunicaciones entre las autoridades locales: informan el envío
de personas y recrean las condiciones de los sujetos acusados de haber cometido
algún delito remitidos para ser encarcelados. El Diario de Policía nos proporciona el
registro de los individuos detenidos, la fecha de su arresto, su posterior libertad y el
destino conferido durante el tiempo de su detención.
También se han relevado los diferentes tomos de las Escrituras Originales,
en particular los bienes raíces y los títulos de propiedad. En ellas se detallan las
compras y las ventas de las tierras, lo que nos permitió consultar el registro de las
propiedades que las familias habían adquirido en el transcurso de su vida. El Archivo
del Juzgado Civil, contiene especialmente los testamentos y el posterior inventario,
tasación y reparto de los bienes de la familia. Estos diferentes tipos de fuentes dan
cuenta de los patrimonios familiares durante periodo estudiado. En general se trata de
una documentación póstuma, exigida por la legislación vigente hasta mediados del
siglo XIX, que obligaba a la partición de bienes entre los herederos (o sus
representantes si eran menores de edad) . Los albaceas testamentarios algún vecino
reconocido denominado “perito” y el juez de paz presenciaban y asistían a la
realización del registro y evaluación de los bienes. Esto permitía el control de la tarea
por parte de los herederos, quienes estaban atentos a los errores y ocultaciones.
Las fuentes éditas incluyen diversos tipos de legislación: la castellana, la
castellana-indiana y del período independiente, en particular la correspondiente al
estado provincial de Santa Fe desde 1819 a 1850. Por último se han utilizado relatos
de viajeros que recorrieron la región desde 1807 hasta 1850, tales como: J Andrews,
H. Brackenridge, A. Caldcleugh, P. Campbell Scarlett, C. Darwin, A. D’Orbigny, A.
Gillespie, S. Haigh, F. B. Head, J Miers, L. Palliere.
Lo que podemos destacar es la variedad de asuntos que motivaban
disputas, que resulta una fuente veraz para explicar ideas y comportamientos según
los valores no solo de los jueces sino de la comunidad en cuyo seno los hechos
tuvieron lugar. Recordemos que los pleitos resultaban confusos y complicados incluso
a los letrados que intervenían. Por eso, las fuentes judiciales podemos considerarlas
datos duros.
Métodos
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misma significaba cada proceso- para interpretarlo e integrarlo en un conjunto más
amplio.
Así, en el análisis crítico, los casos fueron agrupados en temas como las
relaciones en el ámbito doméstico, los acuerdos y desacuerdos entre los esposos, el
matrimonio, la familia y los conflictos en el momento del reparto de la herencia, entre
los aspectos de carácter transversal las relaciones de poder en la pareja, la cuestión
del honor y la violencia doméstica, enmarcándolos en el accionar de las autoridades
judiciales. Pretendemos cumplir en esta investigación con el objetivo de enlazar las
categorías desde una mirada interdisciplinar.
La historia de la vida cotidiana es una forma de abordar cuestiones del
mundo de la experiencia ordinaria en el sentido de mostrar el comportamiento o los
valores de una sociedad, centrando el foco de atención en el proceso de interacción
entre los acontecimientos y tendencias político-institucionales por un lado y las formas
de la vida cotidiana, por el otro, donde los seres humanos objeto de estudio
socialmente subalternos, fueron capaces de constituir un mundo por sí mismos,
fueron actores que crearon historia, sin olvidar en el análisis de esta realidad, la
inclusión de las relaciones entre los sexos.
La búsqueda en los archivos estuvo orientada especialmente a resituar a las
mujeres en el proceso histórico. Su visibilización permitió plantear las relaciones de
género. Los capítulos surgieron en torno a problemas troncales, como es el de la
formación del estado provincial y los poderes e instituciones que enmarcan y
condicionan la vida de varones y mujeres de este período. Analizamos la
conformación del Poder Judicial y el accionar de sus funcionarios – jueces y
comisarios- en los conflictos entre vecinos, en la familia y en las relaciones entre
diversos actores sociales en el ámbito de la vida de la campaña del sur santafesino.
Y desde tal suposición recurrimos a fuentes documentales de carácter civil y criminal
en torno a las querellas, altercados y mecanismos de disciplinamiento para avanzar
más allá de la legalidad hacia la práctica o uso de la justicia. El enfoque desde la
práctica y desde el derecho hizo posible identificar los momentos en que se imponía
el orden legal aplicado por el estado provincial santafesino. Esta aproximación procuró
rescatar una motivación de posicionamiento propia de la historia social: devolver a los
intérpretes de estas historias, ocurridas en el siglo XIX el derecho a ser ellos mismos
con protagonismo en sus propias historias.
Sabemos que la legislación destinada al control de las personas y al castigo de
los delitos se mantuvo con pocas variantes y la herramienta legal con que se contaba
era de raíz colonial. La normatividad que funcionaba como substrato y que alimentaba
las prácticas jurídicas observaba un margen de ilegalidad tolerado y diferenciado para
cada grupo social.
Los datos recabados sugieren áreas de tensión entre el modelo de una
familia patriarcal y las conductas familiares. Una de ellas era que los conflictos
familiares trascendieron el ámbito público; otro referido a la condición de las mujeres
pues la voz femenina aunque con limitaciones fue considerada como legítima y como
sujeto de derecho, y un tercero, indaga en la orientación de los fallos judiciales. En
este sentido resulta interesante realizar operaciones interpretativas acerca del
comportamiento y prácticas de la “gente del común” frente a cuestiones vinculadas al
honor, ya que tales operaciones profundizaban el campo comprensivo de sectores
sociales excluidos, proporcionando indicios significativos a la caracterización de tales
sectores. Además la problemática del honor fue objeto de reflexiones, abordándola a
partir de los vínculos entre el género y el poder en las vidas de las personas
perteneciente a diferentes estratos de la sociedad. Más allá de las desavenencias
conyugales, otros enfrentamientos devenían de la interacción social. Las razones que
generaban riñas entre los vecinos eran variadas, unas solían originarse en el trabajo
diario, ya podía tratarse del ganado que invadía los cultivos, ya del descuido de
algunos que provocaba el incendio del campo. Otras veces una broma o un
comentario de mal gusto desembocaban en disputas que generaban la necesidad de
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reponer el honor lesionado. En esta sociedad, el varón era el responsable de cuidar lo
que significaba su honra y la que pertenecía a las mujeres de su familia. Se trataba de
un concepto del honor que no derivaba del linaje, sino que era construido en relación
a otros considerados como iguales, de ahí que resultase un honor continuamente
examinado. Por lo tanto, mantener el honor era una preocupación constante de
personas que vivían en sociedades excluyentes y pequeñas, donde las relaciones cara
a cara eran importantes. Se debía estar atento a cualquier comentario malicioso que
podía perjudicar la reputación de la persona.
Establecer la tensión existente en la vida matrimonial de las parejas, así
como en la familia, sus conflictos, la vida en el ámbito doméstico y las relaciones entre
vecinos, nos llevó a plantear las características de esta sociedad postcolonial, donde
la intolerancia, el prejuicio socio racial y la segregación de las mujeres constituían las
bases de un orden establecido a partir de criterios autoritarios.