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ESTUDIO DESCRIPTIVO DE LOS MOHUMENTOS ARABES DE GRANADA, SEVILLA Y CORDO 6 uA LA AUUAMBRA, BL ALC Y LA GRAN MEZQUITA DE OCCIDENTE, Per RAFAEL CONTRERAS, REQTURADOR DE LA ALGANBRA, ACADEVICO B RMDNOUO BG LA ORIGIN TE RoMITeRane SEGUNDA EDICIOX CON GRABADOS ¥ PLANOS, DRID. | IMPRENTA Y¥ LATOGRATIA DE A. RODERO, Plaga de San Gregorio, niun. i. 1878. Bata obra es propiedad de su autor ADVERTENCIA Despues de hahernos ocupado durante veintisicte afos de restaurar los singulares arahescos de la Athambra , de revelar inseripeiones per- didas, y de yestablecer el monumento que se hallaba casi hundido, al estado caractoristico de su notable antigitedad, peusamos reasumir en am pequefio libro el fruto de nuestras investigaciones y descubrimien— tos, hajo forma mds artistica que Ia usada por los que nos precedieron en descripciones de indole semejante. Quisimos tambien acompaiiar 4 nuestro trabajo, las noticias histé- rieas que sirven para embellecer siempre las artfsticas Iucubraciones; pero son tantas y en tan copioso mimero las que se han hallado , espe- cialmente de los autores arabes , que para no hacer este libro demasia- do largo y tal vez confuso, resolvimos publicarlas en tomo separado, y utilizar en éste tan solo aquello que podia der a conocer mejor los monumentos y sus pequefias iustraciones; habiendo tenido el disgusto de ver algunas de estas reproducidas sin nuestro consentimiento, en otras obras que se han impreso y publicado. Puede ser que en algunos casos encuadernemos con esta edicion apéndices muy breves que traten de los monumentos cristianos y 4un de, otros mas antiguos, pra que sirva dlos viajeros de guia descripti- ya; pero en este cago, conviene advertir, que nuestro principal intento fué siempre hecer la comparacion de las obras Arabes, relativas al mis importante periodo de Ja dominacion agarena én esta parte de la Penin- sula y dejar of estudio de las obras cristianas y paganas, quiz ménos interesantes entre nosotros, para oeasion mis competente, Coneluiremos haciendo una indiercion sobre Ia diflcultad que ofre- ¢o oeuparse do objetos con apelativos arabes, y fijar 4 estos nombres la mas adecuada trascripcion al castellano; pues hemos hallado dun en antores de nota, tales divergoneias ortografieas, que se hacia imposi- ble on un mismo significado con distintas 6 pareeidas palabras, fijar ol valor de lag letras aréhigas , cambiacdo segun la procedencgia arabe, ma- dojar, 6 extranjera do la traduccion, sin que la tradi¢ional costumbre de nuostros cronistas y poetas pugliera darnos una elave segura, que ellos ciertamente no usaron en absolute. Resultando de aqui que nia chas palabras han sido cscritas on dos 6 més formas, segun la proce- doncia de la cita, tiempo de su insercion 6 idioma 4 que fueron tradu- cidas , lo cual podtremos it remediando on nuevos estudios y odiciones sucesivas, Rar Annan DEL ARTE BN ESPANA, INTRODUCCION. I Dijo Buckle (1), que la mas interesante crénica de todas las naciones cultas, y la que no debe olvidarse jamas, es la del pueblo espatiol. Con efecto, grande y poderoso era éste, cuando cl resto del mundo se ardia en guerras feudales y religiosas. Libre, y con instituciones represen- tativas durante el revuelto periodo de las ambiciones. dinds- tieas, en nuestra patria se han ensayado las leyes mas justi- cieras 6 igualitarias, se han levado 4 cabo las mas lejanas y yenturosas conquistas, y se han adelantado pasmosos descubrimientos, que no han podido borrar desastres espan- tosos y fatales preocupaciones. Conserva nuestro suelo las raices secas y quebrantadas de los multiples trabajos de la humanidad en todos los tiem- pos y civilizacioncs; y las diversas razas que lo poblaron, han impreso el sello de sus obras en las cien generaciones que se han mezclado y comprimido durante treinta siglos, con caractéres tan distintos, que todavia existe en nuestras provincias por un lado el espiritu aventurero y némada de (1) Histoire de la Civilization Anglaise, 8 : MONUMENTOS los primeéros colonizadores, por otro Ja altiva independencia de los ilustrados mereaderes griegos y afticanos, y en todas partes el dulce y tranquilo genio de las artes, Por el centro pastores y honderos independientes ponian limite 4 las conquistas; en el norte la rudeza indémita do los que habi- taban. los bosques celtiberos helada por la brisa de Sus an- gulosas montaiias; constantemente la fiereza, la pasion y el heroismo, mezclados 4 osa pasmosa debilidad que did tan inmensa victoria 4 los agarenos para. abatir las costumbros ¥ leyes, que habia creado el palo y el hierro de los procénsn- les y de los conquistadores barbaros. Asi, pues, entre nosotros se han iniciado todas las civi- lizaciones hasta el principio de su desarrollo, en el que pa- rece que una atmdsfera asfixiante las ha secado y empobro- cido viniendo siempre en pos del primer albor de la paz y de la dicha, el huracan de la. destruccion y del aniquila- miento. La tradicion , presentada entre nosotros siempre en “un torbellino de pasiones y de suftimientos, no ha sido ros- petada ni hapodido trasmitirse como ancha base de las insti- tuciones modernas para labrar nuestro porvenir, y hemos Podido olvidar ot cardcter que imprimié la historia de la re- conquista al plantear la regencracion moderna. ot Hegel nos ha asegurado, & la vista de esas grandes tras- formaciones que experimentan los pueblos, que la inteli- gencia; el cardcter, la pasion y la cultura se han reflejado siempre en las obras que dejaron labradas con sus manos ordenadas po? su entendimiento. gA dénde ir, pues, para estudiar la historia mas qué & os eternos 6 Casi imperecede- ros frutos de las ‘civilizaciones antiguas? El arte ideal que vino despues del clasico y del simbélico tan hermosamente representado en Ja Peninsula, nos ofrece ese constante ge- tio que aiiims todas las empresas espatiolas, aqui donde la réligion ha sido venerada, la ley inexorable, ol espiritu in- transigente, el'culto inrefiexivo, y donde se ha batallado du- rante ocho siglog sin mas tregua que la necesaria para vigi- lar con astucia el costado vulnerable del enemigo. Nunca ARABES. 9 se ha rote el hilo de esta tradicion caballeresca que nos lia: dado un calificativo propio en el resto del: mundo; y sin in- terrumpirlo es como acaso podriamos desarrollar nuestra, antigua grandeza, encadenando aquel constante modo de ser, con los adelantos de las ciencias, con los intereses modernos y con ese espiritu de los pueblos. que pasaron, theros, Grodos y Azabes, que flota todavia en unaatmosfere, de huracanes y de convulstones. : Yen osta tierra clasica del sentimiento, donde parece que todo ha muerto, dejande cl suclo sembrado de preciosas yuinas que les hombres no se cuidaron de contemplar, se consorya todavia ol odio de raza 6 espiritu vengador que destruye las respetables obras de la antigiiedad, y que 4 ca- da agitacion dorrumba y aniquila todo con el ardimiento ¥ barbarie de la desgracia y de la impotencia, sin cuidarse ii sentir ol destino social det arte on los tiempos venidéros y-en las realidades que se presagian. ~ F a i Conocidas son las-obras de la civilizacion romana, y los yestigios que ésta dejé en la Peninsula sbérica. No es, por tanto, mucstro proposito hacer aqui un ostudio:comparativo de esas magnificas obras, ctryos detalles se pueden estudiar mejor en otras comarcas del mundo: antiguo. Su influencia cutre nosotros nunca fud absoluta, y las grandes construe- ciones que sintetizaban el periodo romano, mas bien habian degonerado en nuestro suelo por la influencia indigena, que crecido bajo ol amparo de wna absolute dominacion:: Difieil es demostrar el cardcter de nuestro pueblo ef los “primeros siglos del cristianismo, si no asimilamos sus costumbres y sus leyes 4 las de los colonizadores; wna densa oscwridad lo hace impenetrable todavia 4 todo género de investigaciones histéricas. Por mas que miremos con sorpresa Jas artes romanas de Ja Peninsula, nunca inspirarian cl afan de estudiarlas abs- 10 MONUMENTOS trayéudonos de la universalidad de las obras que levanté aquel poderoso pueblo. Con ellas desaparecié el genio pe- euliae de los pueblos invadidos, ¥ no podemos hallar duran- te ocho siglos tostimonios bien caracterizados do la raza so- metida, Fragmentos griegos de wna degeneracion mareadi- sima, instrumentos de labranza Yarmas, que se diferencian paco de las que se ven hoy de cobre y hierro on le costa oriental de Africa, insoripciones interrumpidas 6 piedras aisladas con signos de caricter céltico 6 hebraico, grandes vias legionarias; pero uingun dato que nos guic desde estos descubrimientos 4 los muchos pueblos y monumontos que existian ignorados por la incuria 6 indiferencia de los pro- cénsules. No habrd quion se atreva 4 sostener que merezca, wna apteciacion séria lo poco que conocemos de la. civili- zacion y.de las bellas artes greco-romanas, manejadas por Jos artistas espafioles, y bajo la influencia de nuostra anti- gua cultura on los tiempos Hamados siempre herdicos. La decadencia fué siempre constanto, y més todavia. cuando vino el influjo de aquellas inmigraciones en lox primeros siglos, que huyendo de Europa ante Suevos, Vandalos ¥ Alanos, invadian el territorio y so mezclaban casi total- mente con los primitivos habitantes. El arte degenerd sen- siblomente al cacy en poder de errantes hordas que se cu- brian cl cuerpo de tejidos groseros y hacian sus habitacio- nes con las ramas de los drboles; y si bien poco & peco to- maron de los Romanos el lujo y costumbres fué para empe- quefiecerlas y amenguarlas, notdndose cudnto sus groseras obras carecian de belleza y privaban al arte de esas osbel- tas, sencillas y clasicas formas, que con encanto poseen los ‘monumentos labrados en Roma y Grecia. en las coloniag y municipios de allende el Pirineo, Aunque citdramos log acueductos, puentes, circos, tor- mas, caminos, urnas, miliarios, estituas, vasos Y joyas que se hallan en nuestro suclo d cada paso, clarte en Hspaiia no fué el romano, ni el gricgo; uno y.otro no se manifiestan mis que-como elementos de una civilizacion que transite y ARADBES. ll deja huellas en el granito, en los metales y en el marmol; otros tiempos y otras civilizaciones alcanzaron mayor Oxi+ to, sin llevar cl signo ervel de la decadencia, y ellos. son Jos quo merecon fijar Ja razon de 1a historia y la filosofia del arte. . : Cayd ol imperio romano y quedaron sus leyes y cos tumbres sdlo en las populosas ciudades que embellocieron: lojos de estas, y apartadas de las vias imperiales, otras cos+ tumbres y hasta otros cultos so alimentaban en silencio, Vinieron los visigodos y se establecicron en sus palacios, en sus andrénitos y on sus peristilos, y Ja religion que aceptaron sin profundas convicciones, sostenida por misio- neros que continuamente se contradecian, 6 impotente enténecs como azo social inquebrantable, no destruyd completamente cl ara de los sacrificios ni las estdtuas de. Jos dioses paganos. Praccionados los cristianos por herejias profundisimas, fué imposible una vigorosa propaganda; 'y relajado el estado moral antiguo, el arte no pudo hacer mas que oxpresar ol influjo de tantas opiniones eontradictorias como agitaban 41a cristiandad en los primeros siglos de trasformaciones y esperanzas. 2 Si Clodoveo, unico monarca que en el siglo v profesaba de leno Jas croencias catdlicas, no hubiera sostenido con- tra los pueblos visigodos la primera guerra religiosa que contempld la Espaiia, tal vez habria sido mas dificil 4 los Mahometanos Ilevar 4 cabo su. pasmosa conguista; pero ocu- pado desde aquella lucha en el establecimiento del catoli- cismo, como religion nueva, el pueblo gdtico que venia su- friendo intolerables porsecuciones a través de siglo y medio dedominacion, no opuso el valor heraico de convicciones arraigadas, y sucumbid, guizi de buen grado, por acoger- sed la tolerancia de los muevos sefiores. De tal época de duda_ y desconcierto los monumentos de arte son varos y sin importancia, no expresan mas que la transicion tumul- tuosa, y carecen por aquel efecto de verdadero caracter nae cional y de perfeccion greco-romana. 12 MONUMEN'TOS + La arquitectura latina creecid con una mezcla bizarra de fragmentos antignos, que no porque freran abundantes Ja dotaban de helleza ¥ la elevaban entre nosotros al esplen- * der que alcanzé on lag Galias y en Italia. Hiloras de colum- nas designales, colocadag las unas sobre lag otras, 10 coro. nando las cornisas 4 log edificios sino ribetedndolog, log arcog sin archivolias. los intercolumniog gin arquitraves, v ma tnuititnd de chocarrerias bérbaras ornaban las estrochas bas silicas de aquel tiempo. No-es, por tanto, ese periode de transicion para nuestro, pais el que nos pudiera dejar un arte, 4. Al que, desarrollado & mids 6 ménos altura, le hubiéramos otorgado carta de natu- taloza. La época goda con sus rotondas, sus baptisterios, sus eruceros, enclaustrados criptas, ne hizo nada en nuestro suclo gue pudidramos asimilarnos como arte nacional. Es précise para esto venir al siglo vir, euando desaparece la so- ciedad cristiana ¥ huyen nuestros soldados ante cl brillo de las cimitarras, porque la patria gobemada teocriticamente no tiené valor civico {ie oponer a los invasores. No ora el tiompo, y-ast lo Comprenderian aquellos santos varones, de salir sepuidos det coro, ¥ precedidos de log civiales ¥ man- 82s 4 las puertas de las poblaciones, para pedir & log nuevos Hunos que se vetiraran 4 “sits bosques 6 a las ardientes are- nas de la Libia. Estos invasores tenian la conciencia de una predestinacion i nfalible, y no podian temor otra emboseada tan sangrienta como la suftida ‘por aquellos eu las Galias. De la triltu de Koreisch habia de cacr sobie Firopa tan formidable enemigo, que A su presencia huirian las tra- diciones. no extinguidas det paganismo, y los puchlos eris- ‘anos se estvecharian espantados para cerrarleg ol paso. Lospoderoses descendiontes del Profeta estaban Tamados & abriren nivestro suelo UR sweo (ne no pudieran horrar log ‘trabajos de-cien genevaciones. Desde my antigno compo- niaucl pueblo drabe corsarios del desierto, qne en carava- nas hacian el riquisimo comercio desde los puertos donde descargaban log hajeles de la India 4 las cindades interioros ARABES. do la Sivia, Persia y Judea. Estos pueblos conocian perfec- tamente las costas y territorios del Africa. septentrional, cran los comerciantes que Henaban los mercados romanos de las riquezas de Oriente, los que habian venido en todos los tiempos 4 Cartago y 4 las Baleares, no so extraiaban. de la civilizacion occidental, y podian Uegar hasta los Piri- neos, conocedores por relatos de toda la extension de la Pe- ninswa: sabian que se explotaba cn Espafia la plata, el azogue, el plomo y cobreon abundancia, y que competian sue criaderos con lag minas de Sofala. Antes de la invasion, comerciaban en nuestras costas, nos traian porcelanas de ‘la China y gomas do Malabar, y Iegé despues 4 tal punto. su sed invasora y comercial, que hasta visitaron las Maldi- vas y las Molucas, y nuts tarde se pusieron los primeros en camino, con log Portugueses, para hacer inmensos descu- brimientos que cambiaron la faz y las esperanzas de Euro- pa. No ha habido en el mundo raza que extendiera sus Cox yeriag cn mis dilatados espacios, ni religion, que como la do Mahoma, hiciera mas prosélitos en ménos tiempo. Ellos se aposentaron tranquilamente en las tres partesdel mundg. enténees conocido. «;Esclavos 0 islamitas!» gritaban 4 los: pucblos cuando Negaban 4 sus puertas. El antropomorfis- mo, la idolatria, el culto de los astros, el budhismo, el- cristianismo, on fin, hubieran sucumbido si no-se levanta el centro dela Europa para cohtener sus conquistas, que parecian interminables. Quiad el peligro comun salvo en- tonces & la cristiandad de una total raina, y echo Inego.los cimientos de ega wuidad rcligiosa que parece indestructible en nuestra patria. Conviene & nucstro propésito, para fijar bien el cardoter de log invagores, el demostrar, cuanto la lengua de losarabes: in#luys en el resultado de estas prodigiosas conquistas. EL jdioma del Koran era cousiderado el mds puro de Ja Arabia, y se hizo patrimonio del universo civilizado. Dice & este pro- posito Herder: «que si los Germanos, vencedores de la Eu. yopa, hubiesen poscido wu monumento tan clasico 6 ménos i4 MON HEN TUS que el Koran, jams hubiora podido el latin dominar su len- Sua.» Con efecto, sdlo la f6 religiosa de log Labi, ciegios conservadores de los Preceptos de su maestro, libres de toda corrupcion del lenguaje, basté para conservar una lengua que durante toda la Edad Media habia de ser depositaria de las Giencias antiguas. Esté fuera do duda por cuantos his- toriadores se han seupado de nuestro pais, que cl periodo nds brillante é ilustrado pava la literatura y Ja filosofia fué el del Califato, y dun despues, el mas culte da los reinos que se formaron por toda la extension de la Poninsula; su poblacion mas bumerosa que la actnal y dun que la romana, sus edifi- , cios mas espaciosos Yricos, sus universidades mas coneur= ridas, y sus academiag funcionando ocho siglos antes que so fundaran las que hoy existen. Sin las exageraciones dol fana- tismo, los espatioles se habrian eprovechade mas de aquella civilizacion, y hoy dariamos al mundo un espectaculo bien distinto del que ofrecemos. En los puchlos donde Ja impie- dad no podia destruirse, resto del furor arviano de los Visi- godos, el Arabe enseiié la idea absoluta de un Dios, Creador, Regulador, Soberana arbitro de todas las cosas; Y como emanaciones de inextingwible bondad, cnseité 4 las eseuclas cristianas que se habian viciado por los ervores dela horejia coustanteménte insubordinadora, la prictica diaria de la ca- vidad, dela limpicza, de la temperancia, de la obediencia y de la oracion; destruysé la pasion al juego, a la idolatria ya la nswra, porque, no hay que dudarlo, los Cristianos de aquel tiempo ‘no oponian 4 los Arabes costumbres honestas, ni tumbres romanas que sustentaba todavia la alta sociedad, y la groseria de las clases Pobres, que se habia sostenido con Ja igtorancia 6 la servidumbre, La raza que habia obrado aquel prodigio en las margenes del Guadalete, poseia nna tranquilidad de alma inquebrantable, un conyencimiento absoluto de la unidad ¥ santidad de su doctrina: no podian oponer lo mismo las razas vencidas 6 arvolladas. Sin Ja to« lerancia de la poligamia y la prohibicion de discutiy las cos ARABEN. 1b gay sagradas del Koran, no sabemos gi la humanidad hiubiera” titubeado en aceptar leyes y usos que podian imprimir tan poderosa accion 4 millones de eriaturas. Todavia, despues de mil afiog, la lengua de los Arabes, dulce, sonora y flexible, girve de alianza entre Oriente y Occidente; todavia, ante la humanitaria veligion del Crucificado, se sostione unica y ostensiblemente cuna de muchas tradiciones. Fl harem, quo horrorizaba 4 las familias cristianas y Tenaba de amar- pura 4 aquellas infelices esclavas arrancatlas de Jos pueblos conqnistados, fud, al par que una feliz tradicion antigua para contener & los oreyentes, wn valladar intraspasable para el prosclitismo. jCuinto cardcter imprimié 4 sus alca- zaves y & todos sus monumentos esta sola condicion de la vida social de los Mahometanos! Cuando vemos alzarse los esbeltos minaretes, las doradas ctipulas, los rojos 6 pinta- dog baluartes, y seutimos la inspiracion de ese pueblo fand- tico y noble, deploramos la abyeceion en que ha caido, y los- faturos desastres que todavia amenazan 4 unas gontes que dle tal modo fueron intérpretes de las mas sdbias escuelas de la Grecia. : : ,Scromos todavia incapaces de reconocer con gratitud Jo que la antigua civilizacion espaiiola debid 4 esos hnés- pedes, que sembraron su sangre y sus preocupaciones orien- tales en nucstro suelo?... El Espaiiol, tal cual es, ese tipo que se distingue hasta cierto limite, de la familia curopea, y con especialidad de las razas del Norte, representa hoy en decadencia aquella cultura; y ni las erveles persecucio- nes religiosas, ui la férrea unidad monarquica, ni las emi- gvaciones, han podido destemplar el alma que se inflamd con cl arte, la literatura y la poesia agarena. No fueron los Kalifas los quo por su protéccion hicieron ‘del arabe ¢l puchlo mas pocta del universo: atin no habia nacido Mahoma, y ya cantaba sus peregrinaciones, las lu- vhas de Okhad, su vida crrante y sus querellas amorosas. Soria interminable la lista de sus poetas y escritores. Todos recitaban versos tan sencillos como originales, notandose i6 . MONUMENTOS en ellos una cosa muy significativa: gue, dun cuando cono Cieron Ja epopeya, el idilio, Ja oda de log griogos, jamas aprendieron ni imitaron inspiracion ni sentimiento alguno, sino que continuaron no méuog entusiastas de su poesia y de sus canciones heréicas. Kl Cuento, género recitado que en pleno siglo xix es atin el mejor deleite de la so- ciedad; que en Andalucia ha Hogado dser una parte de la conversacion, y el atavio y gracejo de cuanto se habla, ol que entretiene bajo sus ticndas 4 los moros de Fez, ese cons- tituye todavia el solaz mas dulce yagradable de las esco- nas espaiiolas; y tan antigua es esta literatura de la raza ‘pura arabe, que el Profeta, cuando principié 4 divulgar el Koran, temié que los cuentos de los mercaderes persas, eu- tonees en boga en todo ol Yemen yen los caminog de lag caravanas, hiciesen olvidar al pueblo la lectura del Libro Santo. -Como la idea pura de la unidad de Dios es la base incon. trastable de la religion mahometana, toda la filosofia estaba basada en contemplaciones, himnos, rezos y alabanzas. Si- multaneamente se levantaba el ancho pedestal dela doctri- na aristotélica. Sectas ilustradas examinaron el eélebre Or- genun que trasmiticron los fildésofos alejandrinos, y Alfara- vi, Ibn Taphail, Algazel, Avicennes fueron mas notables fildsofos que los discipulos de Abelardo, que Amaury. Da- vid y Maimonides. Ademés, que por ilustres qne facran lag escuelas filosdficas establecidas en ta Edad Media, los que impulsaron el movimiento, & pesar de los estudios teologi- Cos, fueron esos. sAbiog que desde Granada, Cérdoba y Se- villa derramaban nuevas ideas sobve la moral. la politica, - eh alina, la fisica, la. razon. ilmposible parece que det suelo de Andalucia habia de partir laluz que se reflejara sobre los Kadheres, ¥ que con tales maestros no quedaxa en nues- tro.pais el menor vestigio de aquella filosofia racionalista!.., Avicebron, que vivid Dajo el poder de los Abassidas, combatié.la intolerancia de los Almohades, eseribiendo con- tra les atributos de Dios ¥stsemejanza con la criatura, ARABES. 17 Trabajos que en el suelo espaiiol no volvierond repetirse, es. terilizindose por el influjo bien explotado do Ja intolerancia mahometana. Las leyes de la metafisica gonocidas por los modernos, fueron trazadas ya por Mahoma y los pensadores Griegos; miéntras los cristianos traspirendicos de la Edad Media rea- lizaron Ja union constante de la escolistica y el misticismo, con lo cual habia de brotar el Renacimiento, preludiando la aparicion de los grandes filésofos que han hecho florecer Ja inteligencia y los intereses materiales de Inglaterra, Fran- cia y Alemania, Pero lo que sobre toda esa suma de.ciencia imprime 4 la civilizacion arabe espafiola wn formidable poder y constante progreso, envidiado por todos los pueblos de Europa, son las Ciencias de la naturaleza, las matematicas y la quimica. Bajo clreinado de Al-Mamunn midieron un grado del meridiano en el pais y Hanura de Saryar, y construyoron para la astro- nomia cuantos instramentos necesitaban, tablas celestes y planisferios, cartas geogrificas y estadisticas, mucho tiempo Antes que los cristianos se ocuparan de estos trabajos. La cronologia, la navegacion, la arquitectura nautica estan do- tadas de tantos nombres arabes, que nadie borrara este sollo indeleble de su infiuencia en les siglos venideros. Las tablas construidas en Samarcanda determinando épocas, fijando rovoluciones celestes, y abreviando los céleulos, son otras tantas obras de su génto; y si bion en la anatomia, por una prohibicion expresa, no pndieron adclantar mucho, la me- dicina les debe casi todo el conocimiento de las plantas, y la virtud de muchos agentes minerales que la quimica les ha- bia revelado. Es, pues, muy ldgico que clarte, en la acep- cion que entre cllos tuvo esta palabra, se degarrollara 4 ex- pensas de tales conocimicntos exactos, y 4 tal punto, que las trazerias de almocarves no han sido hechas antes ni despues con la perfeccion, exactitud Y cspontancidad que 8¢ ve on los almizatos y comarraxias de los edificios arabi- gos. En nuestros dias estas combinaciones de Ineas que 2 1g MONUMENTOS dejan deseubiertos poligonos y otras figuras convergentes & centros comunes y simétricos, detienen la mano de Jos mejores dibujantes, y sin un ostudio hecho d concicucia no es posible aplicarlas. Ill Se ha proguntade muchas veces qué habria sucedido en el mundo, si los Vandalos y los Alanos no hubieran sido arrojados do la Peninsula, y dado origen al mis grande rei- no de piratas conocide. Seguramente Jos Arabes no ha- brian Iegado & nuestro territorio si Genserico hubiese esta- plecido un reino eutre la Libia y la Mauritania, 6 si este Leon de Numidia, despaes do saquear 4 Roma, hubiese Ie- vado sus despojos 4 Africa, y vuelto 4 invadir la Nspaia. La cipula de oro del Vaticano que arrebato, habria servido para levantar de nuevo en nuestra patria un gran tomplo al paganismo: Jamés un imperio pudo hacerse mas grande ¥ perecer en ocho generaciones de reyes, la mitad agosi- nados. Antes de Mahoma, se ha dicho, los Arabes apenas te- nian arte que represcutara sus adelantos, y esta peregrina idea se ha venido sosteniendo por los que 4 toda costa que- vian probar cl indemable barbarismo do aquellas tribus er- rantes. Sabido es que los desiertos que se hallan entre cl Mar Rojo y el Eulrates, 4 juzgar por cl relato del Profeta, exan como son hoy llanuras ligeramente interrumpidas por valles muy poco ¢éultivados, y esto mismo acredita que la Arabia en aquel’ tiempo no se parecia 4 esos desabrigados mares de avena que hay en cl continente africano, sino que él pais: sufria el abandono propio de la raza viajera que lo poblaba, la cual apenas se ocupaba de sembrar los campos ‘ni aprovechar los escasos manantiales de sus montaiias. Pero 4cémo no habian de tener arte, 41lo menos simbélico, unos pueblos que visitaban la India, entonces mis flore- ciente que ahora, los antiguos imperios, Babilonia, el Egip- ARABES. 19 to, la Judea, y que frecuentaron todas las colonias griegas y romanias? Su. pais cra la escala del Oriente; en él refresca ban los comerciantes sus alimentos, y se proveian para con- tinuar las expedicioncs; en él dejaban sus mujeres y sus hijos; gcomo, pues, en ese suelo no se levantaron los edifit cios propios de su vida y de sus creencias? Los que sostie- nen cl estado barbaro dela raza arabe antes de Mahoma, preguntan: gdénde estin los monumentos 6 sus ruinas? No existen hoy despues de las sangrientas vicisitudes por que ha pasado aquel pais; pero no es ménos cierto que se hallan vestigios romanos, griegos y persas, y que el Kgipto refle- J6 alli su civilizacion primitiva; pues si aquel inmenso ca- ravanserallo hospedd los mensajeros del antiguo mundo, si en su suclo descansaban tropas numerosas de negociantes ¥ do soldados, gedmo no creer ciogamente que ol arte pa- gano en su primera manifestacion, cl que concedid tal grandoza a los antiguos Medos y Asixios, y luego vino 4 modificarse en la culta Grecia, no fuera el origen de la ci+ vilizacion que fuvieron los primitivos Arabes? La Kaaba habia sido ya coustruida en tiempo de Mahoma, los He- breos habian hecho sus templos muchos siglos antes y eran sus vecinos; cl cristianismo se apoderaba de los monumen- tos romanos, y cl estilo bizantino dominaba en toda esa region oriental. Cuando se traté de reconstruir la Kaaba, los arquitectos quo lo verificaron ‘eran el uno griego y cl otro copto, y por demis se sabe que en aquellos tiempos los artistas no eran tan cosmopolitas como en los prosen- tes. El gusto persa que se extendié 4 la Siria yal Asia Me- nor, sdlo sirvié para abrigar en el fondo de sus mejores obras cl culto de la nueva religion. Mezquitas levantadas en la primera época tienen todas las formas de la arquitec- twa griega y ogipeia, y recientes trabajos hechos en la alta India y en los pequeiios Estados confines con la Persia, han principiado 4 darnos una luz muy remota sobre algu- nas formas del arte, revelando los primeros albores de las muiltiples bévedas de la Alhambra. y cl arco exeéntrico y

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