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‘OBRAS DEL MISMO AUTOR LA CONSTITUCION ESENCIAL DEL SANTO SACREFICIO DE A'MISA. Gandalpe: Baosos Aires 930 CONCEPTO DE LA FILOSOFIA CRISTIANA, Exutlos. Buen08 ‘irs, 1886 LA ESTRUCTURA NOETICA DE LA SOCIOLOGIA. Cursse de Culture Cate. Buenos Are, 188 Tredacdo allen por te Uniersiad dal Sero Cuore de Min, 199. LA PSICASTENIA. Glad. 1910. Pricing sper 1LO§ FUNDAMENTOS METAFISICOS DEL ORDEN MORAL. Teste de Fiwefin de Forlted de Plwaia y Letras Ia Universidnd de Boenor Aires a pepe: FILOSOFIA DE LA CULTURA. DE LO ETERNO Y DE LO TEMPORAL EN EL ARTE, (Floste dat ante. (CURSO DE TEOLOGIA NATURAL, OCTAVIO N. DERISI FILOSOFIA MODERNA Y FILOSOFIA TOMISTA Garacterixacion critica de la actited y cspiritu de dos sistematiraciones de la Filosofia SOL Y LUNA BUENOS AIRES 1948 ee ke oi AL Dr. TOMAS D. CASARES lige © ifaiable mace di Tonio em la Rep. Argitna om reese dsale ofa de ami PROLOGO OMPRENDE Ia presente obra varios trabajos, que, aunque escritos en oportunidades y por motivos diversos, estin intimamente trabados por un mismo pensamiento fundamental. En esta idea central del libro, presente en todas sus piginas, encuentran si tunidad profunda las monografias en l encerradas. Poc- que en todas ells el lector no encontrara sino la earae- terizacién y valoracin eritica de dos concepciones de Ia filosofiat Ia de la filosfia. moderna, con Descartes y Kant a Ia eabeza, que le dan fisonomia, y la de la filosfia tradicional, que reibe Iz suya de Santo Tomis de Aquino ("). El fin perseguido en lo hondo del cauce de todos estos trabajos —pese 2 la superficie diversa en 0, Denton sa ia pin 1. i tae e"etponion de Fotis "Univeral emanizade por lat Foal 6 Far oc Mh Rm) ple 1a Stej eid ape dn pis a aman Se ca que el pensamiento se manifiesta en eads uno de ellos— ‘uno y constante: desentrafar el esptitu que anima a ambas actitudes y estructuraciones en que ha crista- lizado el supremo saber humano, 2 través de ls facetas ‘esenciales de sus correspondientes sistemas, para sefalar ya en una aetitud de discernimienta eritico— el pun- to preciso de desviaciin realmente tragica en que ha incurtido y que ha aeruinado desde su raiz el vigoros> Ya veces genial pensamiento de toda la época moderna de la filosofia. 3 ‘A. partir de Descartes —tomado no tanto en su significacién individual cuanto en su encarnacién. del ‘epiritu y actitud filosifica de una época— la inteli- agencia pierde de jure su objeto, el ser, y comienza para ella su larga y penosa tragedia: el drama desgarrador de tun pensamiento hecho esencialmente para la trascen- dencia del ser, en definitiva, del Ser divine, y con finado, contra su movimiento natural, dentro des propia e impotente inmanencis, de un pensamiento der- sorbitado, condenado 2 devorarse 2 si mismo pensando y defendiendo un idealismo inmanente con concepts ue reciben #1 sentido y consstencia precisamente: del ser que niegan ‘Kant, en un supremo y bien intencionado esfuerzo, quiere reunir de nuevo la experiencia con el pensa- ‘miento, lo sensible y empitico con lo inteligible y a prior, lo especulativo con lo prictico, cada vez mis separades desde Descartes; mas, en realidad, lejos de zafar la inteligencia del malentendido carteiano, no consigue sino hundiela mis y mas con un planteo toda- vvia mis desviado del problema critico, enredindola en J sutl marafa de las categoria del entendimiento en cl plano especulativa, y de lor a priori del imperativo categérico en el orden prictico. Todo el valor objetivo de Is inteligencia y todo el soporte ontolégico de Ia voluntad quedan de derecho irremisblemente arruina- dos, condenada aquélla Is construccién inmanente de st objeto, a la elaboraciin 2 priori del imperativo y obligacién moral éta. ‘Los términos de la ecuacién: intligencia - objeto Y yolunead - bien? quedan invercides. No es el ser y sus principio: quienes gobiernan y organizan con sus evi> ‘dencis la actividad y saber de la inteligencia y quienes mediante és, con sus exigencias ontolégicas formulan norma moral de la voluntad como necesidades 0 deber ser impuesto 2 la libertad, sino todo lo contrario: tanto cl objeto del entendimiento coma la obligaciin y Ia ley de la voluntad son construcciones de sur respectivat facultades. La trascendencia y la beleronomia se truecan en inmanencia y autonomia en Iz actividad espritual. EL movimiento fenomenolégico de estas ltimas aécadas, comenzado 2. fines del pasado siglo con F. Brentano y continuado en lo que va del presente en plano expeculativo por E. Huserl, recientemente fa- Iecido, y en el axiolégico por A. Meinong y C. V. Ehreafels y retomado con tanta penetracién por M. Scheler y N. Hartmann, como una reaccién antickan- ‘lana y una vueea del espritu hacia su centro natural, hacia el objeto de sus facultader; dergraciadamente no fué llevado a término con el rigor y alento necesario, se quedé a medio eamino: quiso escapar al idealismo ‘sin caer en el realismo “ingenvo", y lo que en realidad ° hizo fué reagravar el mal con una nueva tentativa frustrada para evadit 1a contradiccién idealsta, confi- nando de nuevo los “objetos" y “alores” conquistados, ‘en Ia inmanencia de ls categoria y a priori de la aper- cxpeidn pura. Semejante ruptura y separaciin violenta y contra naturem de las facultades humanas respecto a su ob- jeto, condena por anticipado 2 Ia filosofia moderna 2 In esteriidad y la coneradiccién permanente. Restituido 2 su cauce ontolégico y alimentado cbn la savia inde- fectble del ser, este pensamiento, sin perder nada de sus innegables y auténticas conquistas, recobraria bien pronto oda su lozania, lograria deshacerse de la con- tradiceién que lo desgurra y de la exerlidad que lo ‘nutliza, para alcanzar Ia fecundidad que sélo.dewde fuera, desde la trascendencia del Ser, puede legate Frente a esta filosofia organizada sobre una inma- rnencia pura, desprovsta de todo contacto con el mundo contolégico, se yergue pujante otra filorofia, que, etruc- turada y alimentada en todas y cada una de sus partes por el ser y sus conexiones esencale, ha logrado. cen- tar Ia inteligencia en su auténtico y fecundo objeto, ¥ con ello toda Ia vids espritual humana: es la filoso: fia perenne de 8. Tomds de Aquino. Aunque organizada hace siete siglos en sus lineas fundamentales, ela trat- ciende el tiempo y evade todo estancamiento mortal, Dues su estrecho contacto con el ser y con sus exigen- cias que la nutren por todas sus partes, le confiren 10 tuna perpetua lozania, Intocable en sut principios, co- ‘mo que son los impuestos por el orden inmutable de las csencas inteligibles, leva consigo, sin embargo y por eo ‘miamo, la fuente constante de renovacién en la flee xxibilidad con que aquéllor ve aplican y penetran en ef Contenido de problemas nuevos 2 la luz de su evidencia ‘eterna. Como cl héroe legendaro, hijo de Ia tierra, que al slo contacto con su madre sente renovadas sus fuerzas, tambidn a filosfia de S. Tomés, se vigoriza ‘constantemente al contacto con el ser y sus principios, ‘que Ia organizan y la sostienen. En éstos encuentra siempre lor “viejo” ¢ inmutables principos para cosas nuevas, “Nova et vetera”. El tomismo posse Ia eterna juventud del ser, sempre perenne, que, aunque aplicade yy embebido en el orden material, lo rebasa teascendiendo on él tambidn espacio y tiempo. CContraponer estas dos actitudes ontolégica y teas- cendente y anti-ontolégica ¢ inmanente, la de la filo- sofia tomista y la de la flloofia moderna, respec tivamente, con el fin de poner de manifiesto con el pparangén critico la ventaa y la verdad de aquella sobre I dewiacién fundamental de ta, e¢ el fin que nos Ina guiado en las diversas oportunidades en que fueron ‘compuestas etas piginas. Scanos licito instr en que ‘no pretendemos negar ni valor ni inteligencia ni sin- ‘ceridad ni mucho menos originalidad 2 cuantos estin colocados en Ta posicién que impugnamos como radical- ‘mente equivocada. Si asino fuers, ni vaiera la pena de ‘ocuparse de ellos. Pero, preciso e+ confesarlo bien alto, n Ja norma suprema de valoracién filosfica no es ni la inteligencia, ni siquiera la sinceridad ni mucho menos la originalidad, sino nica y exclusivamente Ia verdad. Y la verdad de que es depositario substancialmente el tomismo, esa filosfia por tanto tiempo despreciada porque se ls desconocia en su vitaidad y actualidad perenne recibida del ser en que se entronc, es la que ‘quisiera poner aqui en clato, ante todo en su actitud inicial y en el espirtu que I informa y anima en todos sus ulteriores desenvolvimientos. PuexéSs 2 elepir en los tumbrales de Ia filosofia: con o contra el ser y, en ti- ‘ma instancia, con o contra el Ser, queremos poner de ‘manifesto y hacer ver que slo la primera actitud es Ia realmente posible y verdadera y basta la inicamente ‘ensable (no todo lo que se afirma, decia Avistételes, Se puede pensar), Ia dnica que salva la inteligencia y Ts vida espiritual del hombre del error y de la conera- diceién, de la ruina moral y del shilsmo, Contra Ia acttud agnéstica —a las veces envuelta ‘n-un academismo “elegante"— proclamamos con ener- ‘ia el valor y los derechos inaienables de Is objetividad dde Ia intelgencia y Ia raigambre ontolégica y trascen- dente, que vivifica y da sentido y robustez a toda nuestra vida espiritual, Ia cual, arrancada de este su objeto constantemente fecundante y encerrada en la lobreguez y pobreza radical de su inmanencia, como pretende Ia filowofis moderna, se esterliza en instiles anilisis —que ni siguiera sentido tienen sin el ser se consume de inanicién y muere devorada por una cont tante contradiceiin a que se la somete al obligarla a pensar y formular su idealismo inmanentista mediante n conceptos vilidos por el preciso ser que pretenden ne~ far, ¥ extructurando normas auténomas.prictico-mo- rales del bien y del mal con juicios tomados subrepti- ciamente de la exigencias ontoldgicas del bien. 'Sé que para muchos tamafa pretenin serd idada de peculance'y atrevida. jHablar de verdad en filoofia! Pero la verdad existe y aleanzarla y manifestarla cons- ‘ituye Ia finalidad suprema de toda filoofia que no ha perdido ain Ia conciencia elemental de su propio des- ino. Et fil6sofo *tomista, por eso, hace de la verdad cl fin de su vida —hasta de ss vida eterna— y debe ‘decirla siempre “oportune et importune”, no pars herir los espiritus de los que estando frente a él son, a pesar de todo, sus hermanos destinados la posesién de lt misma verdad, ya quienes no niegs ni la inteligencia ni It sinceridads antes, por el contrario, para ofrecer senerosa y humildemence la luz que ilumina el eamino ¥ conduce hasta Ia Verdad a las almas de buena volun- tad, que, como él mismo, en sit inquisiionesfilosficas bbuscan ante todo y sobre todo y con toda su alma esa misma Verdad. B + CAPITULO T CARACTERIZACION CRITICA DE SUS POSICIONES FUNDAMENTALES 1) ‘GNOSEOLOGICO-METAFISICAS Y 2) PRACTICO-MORALES (*) ete ei we ton fi {he eo imeigees pr ea sala Sgr rane “hia Compas de taue (3 Sega) St Ss? Misine S-Soet 15 sented ir eile’y Coens SEs ‘ce, ee Soa ee ae INTRODUCCION POSICION DE LA FILOSOFIA MODERNA Y LA DE S. TOMAS FRENTE A LOS DOS PROBLEMAS FUNDAMENTALES DE LA FILOSOFIA IRENTE 2 la realidad que se presenta ante nuestra ‘oncieneis, una de dos: o la aprehendemor sim= plemente en Io que es, 0 nos dirigimos activa mente a lla para adquirila 0 realizatla de algin modo. ‘Actitud teoréica y actitud prictica, realidad que entra fen nuestra conciencia y actividad Conciente que tras- ciende Ia subjetividad para actuar en la realidad, son los dos movimientor fundamentales de nuestra vida es- piritual, inteligencia y voluntad, que. plantean los dos standes y sltimos problemas de Ia filosofia: 1) ¢Qué cr Ia realidad y qué penetraciin tiene mi conocimiento cn ella? 2) {Mi actividad prictica easciende Ia inma- nencia subjeiva pars enraizarse en el ser extramental, ¥ bajo qué noma y direcciin debe actuar en él para! desarrollare y consicirse humanamente buena? Ahon- dando mis profundamente, cuando Ia filorofia loges ‘entrarse en su tnico verdadero objeto, ambos proble- ‘mat se unifican en una sola meditaciin fundamental tobre el ser y sur exigenciae, tal como. acaece, sepin veremos, en la Filosofia de 8. Toms “Toda Ix filosofia no er sino Ia inguisiciin de la respuesta dltima 2 estos dos problemas. fundamentales gnoseoligico-metafisico y prictico-moral. El problema del ser y del valor del conocimiento cstin intimamente trabador y forman en realidad un nico problema.’ Determinar Ia estructura del ser en si es sefalar a la ver el aleance de Ia drbita del cono- cimiento, y vieeversa no podemos precisar el valor de nuestra inteligencia sin referienos al ser como 4.5 ‘objeto, sin determinar su penecracién mis 0 menos hhonda'en los estatos de este ser. Metafisica y_gnoseo- logia, estudio del ser y de Ia capacidad del conoci- miento para gaptarlo, son, por eso, dos problema sol darios, constituyen en ltima initancia un snico proble- sma; y Ia suerte del ser —Ia historia de la filosofia ext ” shi para confirmarlo— corre pareja con a de Ia inte- ligencia, comiéncese por uno o por otro la indagaeién critica, Tenemos, pues, planteado el primer problema igeneral de Ia flosfia: el gnoseolégico-metafisco, pro- blema teorético 0 de confemplacién ¥ penetcacin en cl ser en lo que dl ex, y de jusificacion critica de la legitimidad y valor del medio para llegar a obtenerlo sin ilusn ni deformacién. ero frente al ser cl hombre no silo contempla, también obra. El ser se presenta 2 no sélo como algo ‘que es sino que se inserta en su inteligencia para imponer fla activided prictica humana, a sa volunead, sus exi- ‘gencias, su deber ser. En el primer caso nos encontra- mot ante el problema de la captacién del ser, ante la ccusstibn de sila inteligencia realmente toca y aleanza al ser sin modificarlo, y el valor del conocimiento de- ppenderi precismente de que puede adentrarse en sus ‘entraias ontoldgicas y ver lo que él es, sin deformarlo fon su aecién nodtiea. En el segundo, en cambio, se trata dal aleance del obrar humano sobre el ser y de las impesiciones que éte ejerce sobre aqué, dela realizacién y modo de realizacién que el ser exige a la actividad prictica del hombre, en una palabra, del problema del deber ser. Problema de eaptacin del ser, el uno, pro- blems de resizaciin del ser conforme a a proyecciin de sus exigencias, el otto, problema teorético y_prictico, tales son los dos grandes temas que han constituido siempre y siguen constituyendo el objeto de la medita- cidn filssfiea de los hombres de todes los tiempos. rence a estos doe problemas, que abarcan toda ls filosofia, una de dos: 0 el hombre acepta el ser y su cexigencias, se somete al ser trascendente, y en definitiva a Ser, en el orden del conocer y del obrar, y su vida Se esclarece entonces como un movimiento de un ser finito abierto a la tascendencia y dirigido a la posesién del Ser infinito por su intligencia y voluntad, 0, por cl conteario, vaciindore del ser de fuera y de’ dentro, en un esfuerzo titinico, aunque realmente irrealizable, intenta encerrarseen su inmanencia pura para proyectar fenoménicamente en su seno el objeto de su conoci- ‘miento y ls imposiciones y normas de su actividad pric- tea. Ea al primer cxso, estamos frente a la actitud filosifica realita metafisica en el orden teorético, he- terénoma en el orden prictico, del tomismo; en cl se- undo, frente 2 la posicién subjetivista y pancelsta en el arden expecilativo, y auténoma en el orden mora, de la filosofia moderna. Flosfia abierta y extructurada ‘toda ella en el ser asi en el orden teorética coma en el prictico, en un cas, y filosofia vacia e independiente del ser en ambos planos, en el otro, filosofia de la tease ‘cendencia y de la inmanencia, caracterizan y encaman el espirity de dos posiciones antagénicas: el realismo inelectwaista tomisea de sometimiento al sr y en defi- nitiva al Ser Divino, y, por eso, tcocéntrico; y el idea. lismo inmanentista y pantesta, dexdoblado casi siempre en irracionalismo fideista, del pensamiento moderna Y ‘ontemporineo y, por es, antropocéntrico. Poner en relieve estas dos actitudes, estar dos expi- ritus que informan la filosofia moderna y Ia de S. To- sis frente al ser, a través de lor dos grandes problemas ‘gnoteoligico-metafisico y prictico-moral en que ella se bifurca, con las consideraciones criticas que ambas ros merecen, es el tema de mi conferenca. 1s 1 POSICION DE LA FILOSOFIA MODERNA FRENTE A LOS DOS PROBLEMAS ENUNCIADOS, — Tomando, un poco convencionalmente, el ss- tema de Descartes como punto de arranque de la filo- sofia moderna, su “cogifa” introduce en el orden gno- seoldgico-metafsico una innovacién tanto en el método ‘como en Is nocién misma de conocimiento, que pesa ¥ desarolla sus consecuencias + través de todo el pensa- riiento posterior a Al plantearse el problema eritco, Descartes adopta el método de la duda universal (*). En un esfuerzo real y vivido comienza dudando del alcance real de todos los Cconocimientos ain de los mis evidentese, implicitamen- teal menos, del valor de Ta misona inteligencia. A sols, fencerrado con la propia inteligencia, a In que en ‘exfuerzo —realmente icrealizable, segin veremor— ha procurad desconectar del ser, sin comunicacién algusa de jure con Ia realidad, el filésofo francés entabla con tlla'el didlogo del Cogito acerca de si puede €l subsstir sin aquélla (). En la inmanencia de Ia conciencia pura se decide la suerte del ser, que aguarda afuera Ia sen- tencia final del cogito, quien decidis de mu vida o de ssu muerte, De hecho y pese al método adoptado que wanes ei Ses EMSS 0 invalidaba de antemano todo reencuentro con el ser del ‘que [a intligencia inilalmente se habia de jure despo- Jado, la sentencia no es adversa 2 la realidad y pronto, por tn proceso deduetivo ripido de tipo matemitico, [realidad vuelve a incorporarse al sistema metafisico cde Descartes ('). Sin embargo ¥ 2 pes de las conclu- ‘Siones realists de su autor, ea consulta preva y decisin ‘el aleance real del cogito en la pura inmanencia, sefala tun cambio radical de posiciin frente ala filosofia tra- icional, que caracterizari todo el pensamiento filosi- fico posterior 2 Descartes: no es el ser quien determina la inteigencia y eu obras viceversa es la inteligencia ‘Quien desde su inmanencia gobieena y dictamina sobre Leet. De hecho vemos cémo en Descartes es ella Ia que feonjuro evocador de sus deducciones de tipo mate- imitico va haciendo surgit los diferentes secores de la realidad, sin exclic al mismo Dios, del abismo de la duds, a que al comienzo habian sido arrojados més alla ‘al alcance del pensamiento. El ser queda desde enton- zs subordinado ala intligenciay subsiste por la decision de aquell. La supremacia del ser y de la trascendencia se ha trocado en supremacia de la inteligencia y de la inmanencia ('). ‘Pero hay en Descartes una innovaci6n tan profunda ¥y grave como su método. Al admitic Ia posibildad de lun pensamiento vacio de realidad, el conacimiento ha dejado de ser la identidad intencional del pensamiento Y del se, tal como lo habia sortenido la filosofia tomista ajustindose al hecho mismo del conocimiento, para con 1 Dasgre) ‘et Baader Agena 8). bak Toe tet ta in a vertrse en una copia o imagen suya, con el consguiente -pseudo-problema critica del "puente” entre pensamiento ¥¥ ser, irrsoluble desde que se plantea, que ha consti- tuido Ia obsesién de Ia filosofia moderna. Con semejante ‘nocién del conocimiento. Descartes introduce subrepti= ciamente desde el comienzo la slucién ‘idealist, de la {que escapa él contra toda légiea, pero que no haré sino ddewenvolverse y afianzarse a través de la historia del pensamiento filosfico modetno, En efecto, si el pen samiento es una copia o representaciny de los objets, geémo podremos saber jamis si ella et 0 n0 conforme fon éstos? El medio para discernilo habeia de ser un conocimiento radicalmente ineapar de evadie Ia inma- rnencia. Niel recurso a la exiftencia y veracidad divinas verdadero deus ex machina del realimo cartsiano— ‘puede conducir al flésofo francés a retablecer el valor ‘ontoldgico del conocimiento; porque, rotas las amarras feon el ser en Ia nocién misma del conocimiento, es indtil foresear por escapar luego al idealsmo subjti- vista: con la reduccién del pensamiento a Ia inmanencia no podemos franquear la subjetividad, y el acceso al Set trascendente de Dios es imposible. Todo el movimiento de Ia inteligencia no logra ir mis alli de si misma y sus conclusiones quedan reducidas a proyecciones dentro de Ia propia inmanencia, ls cuales jamés podri saber quella sie conforman 0 no con el set teascendente (°)- ‘Desde este momento, Ia inteligencia queda de jure ence. rrada en su inmanenci sin medio algun de evadila y para ponerse en comunicacién con la realidad extra- aus Co, tg is aie Made”, Te a Ve 2 rental. Objeto y sueto son dos términas de wna ela um puramente sobetiv: Es intl buscar en el eno eT pwamient eer trseendnte, del que prevamente sae dopa . “Tanto por su método critica como por su nacién del conecinfentay la sere del realimo queda deciida nl epi” de Descartes pars toda le filsofia mo- ‘Ena. En'el métodoy estructura del conocimiento eat {Slano la fonfia maderna se joesa pice para Sem fret can de ua ulin docs dele [Rigen queen realidad terming aruinando también 26s, como tender Inegooesién de staal 2, — Los filésofos que siguen 4 Descartes no harin sino desenvolver las consecuencias, poniendo en evidencia Ia virlencia idealsea de sus premiss. ‘Kane acencéa con mis profundided de aniliss ta posiciin inmanentists de Deveartes, que venimos sefia~ Tando como la nota especifica de Ia filosofia moder- nna (2). La objetivaciém, lejos de ser un efecto del ser aque ilumina con su verdad la inteligencia, es el resul~ tado de la actividad « priori de las categorias. El objeto noes el ser en # alcanzado por la actividad de la inten- Conalidad trascendente de Is inteligencia, antes al con- trario erté dl constituido por una proyeccién subjetiva trascendental. Con r326n comparaba Kant su innovacién, ‘con la revolucién coopérnica: noes la inteligencia la que fira en torno al ser, son las realidades metafisicas del (©, Che Ci de Rein gun, Tn & Gas Monee 2 acampleny Sse Meda [Otay “Cae ob, Rosen 2» mundo, del yo y de Dios las tributarias de la activided teaseendental del expiita. Sabido er, en efecto, que Ia ceonelusin final de la "Critica de la razén pura” es la constitucién del objeto en muestra inmanencia por ef juego de las normas « priori de la sensiblidad y de las categorias, también puramente formales, del entendi- ‘miento aplicadas al minimo y problemitico dato em- pirico pasiva pero subjetivamente experimentado por ‘nuestra sensbilided. Conocer no es it a la realidad, ‘deatficarse intencionalmente con ella, elaborarla de acuerdo al puro funcionamiento « priori de que eth dotada nuestra conciencia trascendental, sobre una base de experiencia sensible, Ia cual a su vez 0 es sino un conjunto de datos registrados y constatados en el sujeto, {que sospechamos tan slo provenientes de una causa tras- ceendente; ya que para saberlo con certeza necestaria~ ‘mos echar mano del principio de causalidad, que tam- biga acta bajo la aceiin de un « priori trascendental Las categoria aristotélico-tomistas como constitutivos supremos del ser, que la intligencia descubre en la realidad, han sido levadas por Kane al seno mismo de Ia inmanencia de la unidad subjetiva (apercepciin), desde donde se proyectan hacia afuera consticuyendo objeto empirico, objeto de las ciencias (*). Mas alli dde esta funcién intelectual objetivadora del fenémeno se sta el noumenon, Ia cosa en si: el mundo, yo ¥ Dios, que dirigen y ainan Ia accién de las categoria, condicionando los cbjetos empiricos, pero que a su Ver son incondicionades en si mismos. Aungue Kant no 1) lest eso: “La cei Kan y de Aina 4 nice In realidad y aunque parece no haberla puesto jamis en duda de hecho (como lo confirmaria su mismo ‘exfuerzo por rehabiltarla de algin modo de jure por Ja via irracional, sin embargo, la decaea incognoscble, ni aceptable ni rechazable de derecho, colocada mi alls del alcance del conocimiento wilido de los fendme- nos. Las idear metafiscas no tienen contacto alguno conta realidad, estin consticuidas en Ia pura inmanencia por inter rtio del conocimiento amor del hombre’ pra con Dior en un retorno al mismo Ser de donde saliron En S. Tomis ert firmerentesubesyada ls prima cia del sex sobre el deve, bre setividad yal cambio, inclsive sobre Ia misma actividad eprtual del bam un Gee in le ec éfiietemente en su pinipio y coro fin en utero objetivo. El deveni ee deterinado y sonido en ut extremos por el sex, que le da sentido ontaigionsy, on Akfntva, todo el ser capa de devene, a ust misma 4: limitcin, con todo este moviniento hacia 2 plenieud, slo iene sentido y retin de ver en Dios, a Seven Acto puro infinito sin potenci ai combine sien sale como de Causa eicene y a quicn retores cone, Bi defini Lamia Acad retca ‘ficamente human, Is sctivded moral noo so tn tamo de ces inmenaSsbs dd eine se Migizo de Is ereatura hacia Dion el mis alt y sublime dese lego, por el qu el hombre, no por levees, sara yclpas incratada en nu natursers como eos ses iracionles, sino por ‘una ly comunicads int, rad por Dior mediante el ser ¥ sur exigenciay que to son sino las exigencis de su propia pereceban Benen nt ll pace cn ‘mente en Dis, en un regres a El como a Fin tana @ Bien prem, acuaizand s m ver vu inteligencis Yoluntad con ls consguinte plenitud dfinica, s Sefalar como caracteristica del sistema de S. Tomis su espiritu metafifico-inteleetuaiss, el espirieu onto- ligico de su filoofia sometida y estructurada en todas sus partes, en su gnoseologia como en su moral, sobre el ser, es lo mismo, en iltima instancia, que caracterizarlo como una sintesis teocéntrica, integrada toda ella en Dias, por lt conexiones exenciales de efecto a causa, de ‘contingencia a necesidad, que el ser creado poste res- peeto al Ser divino La filosofia moderna que ha prégresido indiscuti- blemente bajo no pocos aspectos —precisin de los pro- ‘lemas, planteo de cuestiones nuevas, precios andliss de a actividad humana, ete, ete—, ha perdido, con su desarticulacin del se, el principio indispensable de soli dz y fecundidad filosifica. Aun las autéacicss contri- bbuciones, que al acerbo de Ta cultura ha aportado, estin dererminadas « pesar de este principio fundamental, que de jure las invalida en su raiz, como que invalida todo pensamiento. La pérdida del ser ha condenado a este ‘enorme esfuerzo de Ia filorofia de los xltimos sglor ‘—pese a sus verdaderas conguistas y al talento de sus brilanees vepresentantes— a la esterldad, a la discon tinuided y a la contradiceién y despedazamiento interno ‘con el consiguiente esancamiento ¥ fracato de sus sste- ‘mas. Parece haber substituido y buscado més la orig nalidad y-celebridad que la verdad, supremo y tnico valor de dicernimiento en filowofia, Y es que atrancada del ser, le ha falesdo a Ia incaligencia el aimento de su ‘propio’ acrecentamiento expiitual, no pudiendo seguir ‘su impulso natural hacia Ia conquists de la verdad, que, ‘dentifcada con el ser trascendente y, en iltimo tér- sino, con el Ser diving, ets fuera de si mitmas y se ha visto obligada a un trabajo contra la naturaleza misma de su actividad. (Pignsese, por ejemplo, en el antninte- Iectualismo de Bergson, hecho todo él 2 base del intelec- tualismo profundamente analitico de sus brillantes ex- privarse de Dios por el camino de la inteigencia, la fllostia moderna se'ha privado de su. pecfeccién absoluta y suprema. Lo del Dios iamanente, lejos de cexaltar al hombr2 colocado en el pedestal de la divinidad, zo ha hecho sino hacer mis dolorsa Ia iersin de una inmanencia divina despedazada por la contradiecién y Ja duds en su inteligencia, y por la angustia de una vyoluntad anhclante de lo infinico y condenada a no poder evadir las valla de la subjeividad fines ‘Sin el ser eta filowofia se ha visto privada de vunidad, de continuidad y sometida a la dispersién; y la dualidad iereductible entre el ser y el conocer, el conocer ¥ el obrar, lo trascendental y lo real, lo feno- ‘ménico ¥ lo absoluto, el mundo y Dios, son el residuo realmente trigico de ete pensamiento indudablemente vigoroso, pero realmente desorbitado, salido de cauce, como desaticulado que esti de su objeto: el se. 22.—Ahondando sin més profundamente por de- bajo de ambar posiciones, realsta y subjecivsta, nos encontramos con dos concepciones generale de la vida y ‘con dor espritus opuestos: el uno que salva y el otro ‘gue picede a la filosofia y al hombre, La filosofia moderna no hace sino reflejar en el sector del pensamiento superior una “Weleanschaung”, 6 ‘una concepeiin de la vida individualista centrada en el hhombre, dewinculads del ser para desvincularse de Dios, ‘que arranca del Renacimiento y que se manifista en lo religioso, en lo artistico, en lo politico, en lo social y ‘en las demas manifestaciones dela vida espritual, y que, a pear de sus grandes conquisas cientifias y técnicas, hha acabado arruinando al propio hombre al artojarlo al mundo de los fenémenos, desarticulado del mundo del ser y consiguientemente de Dios, centro de gravitacién de su auténtica perfeccién humana. La“filosfia moder fa repreenta una época de acentuacién individualisea lena de confianza y de orgullo de lo humano, wna época de exaltacin del hombre sobre el see y sobre Dior. Pero al fijarse y detenerseen si, el hombre —que no es para Si sino para Dior— se arruind a si mismo; y mientras en filosofia perdia el sentido y el valor de su intali- sgencia, de su voluntad, de su moral y de su ser, en el orden wobrenatural se jugaba su filiacién divina por el plato de lentejas de los valores humanos. EI hombre medioeval, cuya filowfia encarna S. ‘Tomé, que ignoré mucho de las ciencias y_técnicas ‘modernas, en una sctitud de humildad se olvidaba de si mismo, salia de si a contemplar maravillado el mundo ‘por donde Dios le hablaba, para legar por los peldaios dde las creaturas hasta el trono de su Creador. En esta activud de humildad y olvido de si mismo —que se revela en la unidad del arte de sus admirables catedrales ¥y exstilos ojivales, en Ia unidad politica del Sacro Imperi,en la unidad social de lor gremios, en la uni- dad religiosa de In cristiandad— el hombre medioeval fencontré sin esfuerzo la plenitud de su ser con la inte- a sgracin en el ser trascendente y dlkimamente en Dios, ¥, centrado en eu verdadero punto de gravedad, logré 4a unidad de su ser y de su vida: de su cuerpo sometido al alma, de su ser humano subordinado al hijo de Dios que en dl vivia, y del hijo de Dios amorosamente olvi- dado de si mismo para ocupatse en conocer, amar y servir a su Padre, encontrando asi su perfeecién natural ¥y sobrenacusal en la posesién de su objeto beatificante, jncoada en este mundo y plenamente lograds en la cternidad, ‘Asi también en el plano filosdfico la doctrina de ', Tomis. Sortenida en el ser trascendente y como olvi- ‘dada de si misma, I inteligenca sale en Tomas en busca de su objeto que la perfecciona, el vr, y por él llega y se cantra en Dios, aleanzando su actualizacién con la posesién del Ser que es la Verdad suprema. Contempla ella todas las cosas como los mensajeros con que Dios la habla para que por su conacimiento y con su wo llegue hasta El, su slkimo Fin; y sin esfuerzo encuentra el camino de se perfeceién expecifiea, Ia norma moral que no es otra sino su acercamiento a Dios, el supre- ‘mo Bien de su ser, leyendo el fin y exigencias de su ‘propia naturaleza y de la de los demis. Abierca asi a ‘un mundo trazcendente Ia inteligencia conoce la posi lidad y el hecho de Is revelacién de Dios, y, robustecida por la fe, se inserta en el ser sobrenatural que la enti- quece ¥ dota como hija de Dios hasta la plenitud no solamente humana sino divina de la visién misma de la sencia de Dios. En el orden ontolégico Ia gracia se superpone y acaba divinamente el ser creado; y en el o ‘orden gnoscolégico el conocimiento sobrenatural de la fee estructura y perfecciona divinamente el nacural de Is intligencia. “Todo es unidad, todo es armonia, jerarquia ¢ inte- ‘grain en esta vasta sintesis, etructurada y alimentada fn todas sus partes por la unidad del ser: el mundo en cl hombre, el hombre en el hijo de Dios, el hijo de Dios en Dios; ¥ en un orden estrictamente filosifico: el ser iluminando y enriqueciendo a la intligencia, ésta a la voluntad, y ambas Ievando e integrando al hombre, a tuavés del mundo, en Dic. Por una paradoja S. Tomis, que no tiene ningin tratado de gnoseologia o critica del conocimiento esric- tamente tal, que no ha hecho sino eentrar Ia inteligencia en el ser como en su objeto natural, del que no puede prescindir sin autodestruire, logea salvarla de Is con- tradicciin y desparramiento subjetivsta, dando la nica ¥y auténtica justificacin de su valor ontolégico. ‘Como en los demis érdenes, también en cl de la filosfia el espiritu de sencillez y humildsd crstianas, colocando a la inteligencia en lo que es —eonocimiento de un ser que cla realmente no e:— en el alvido de si ‘misma, esencial a sus primeros pasos, # encuentra a si en su término, cuando después de iluminarse con el ser ‘que no es ella, vuelve sobre si sus miradas para contem- plarse en la reflexin critica. Su sometimiento y amor al ser y, en ultima inseancia, al See divino, en el olvido de si misma, et quien Ia salva. Y salvada la inteligencta, por ella se salva la voluntad y todo el hombre, alcan= zando su plenitud ontoldgica fuera de si, en el Ser de 6 Dios. También para Ia inteligencia y Ia filosfia vale Ia palabra de Cristo: “Qui perdideric animam suam eos ive a “el gu pre os por Beng de. Manos X38, CAPITULO 11 UN CENTENARIO TRAGICO: 1637-1957 (') (La publicecién del "Discurso del Método” de Descartes) ee Eeekecat 1 mundo occidental se apres a edebrar con ‘grandes congresos_y~ publiacines el teeet fentenario de la aparicin de un Uibrito, ea tun follro con intenciones de prdlog, que ha tenido tia in lene decsiva en el curso tomado por la foe sofia del edad moderna, yen general y por eo mismo, or el pensaminto empiric deers ade Tal econ” Aenca ba tendo el “Discurso del método” de Descartes "No etl propésto de extss linear deseeraiar el conten doctrnario de ete libro, sino sealat tan s6lo su importanca hntica ‘en la ovientaign del pen Saminto posterior él, En ef "Discuro del modo” interesan menos ls geen le tence dem at, ca ee tipo comervadory realist, que la actitud y epics que lo animan. * y (0) Pua en "Cte" 20 de mayo de 1997 En filosofia, més que en ninguna dsciplina, tienen ‘menos importancia las conchusiones a que llega un siste- sma que la orientacin y las premisas que lo sustentan; y la fuerza, en buen 0 mal sentido, de una filosofia, no hha de medirse por sus sfirmaciones expresst —muchat veces en contradiceiin 0 extralas 4 lor antecedenter ligicos propuestor— como por el fermento que leva en sus entrafas y que, a la larga y a través de las gene- raciones, se desarrola plenamente aun contra las inten ciones de su mismo autor. Porque en el orden de las Conexiones légicas no interviene directamente la liber- tad, sino que rige una verdadera necesidad, necesidad detenida 2 veces momentineamente en su desarrollo por sccidentales muroe de contencién (prejuicios perso- rales o sociales, temperamento, ete), pero queen defini- tiva logra romper semejanter diques para obtener st Perfecto daenolvimiento con un emu lio ince “Tal es cabalmente lo que ocurre con el libro cuyo Centenario celebramos. Jamis habré pensido Descartes las secuelas tefgias que para el pensamiento y la rea dad, para la gnosologia y Ia metafisica iba a tener eu igae srs com sti, ola de ee I inteligencia y su obra fundar Is. fos nc sobre buns ingobranales i habit pecs siquiera que su libro iba a lanzar'a la intligencia por tun plano incinado ligico, desde la desvinculacin directa «¢ inmediata con la realidad, en el que dl la colocara, hasta la dsolucién total del see —si por lo menos inten tads— del idealismo teascendental contemporineo. n 2. — Porque tal es la significacin histérica del “Discurso del método”, ni otro sentido le dan los orga- nizadores Je la celebracin de ss centenario. La filowfia anterior a , que tuvo su represen tante maximo en S. Tomds de Aquino, habia centrado su ints metafisica en la realidad, en el se. La intli- sgencia comienza por el andlsis del ser extramenta, al ‘que asimila con todos sus principios y conexiones onto- Tigicas, para construir iego na nteis-metafisica articulada sobre te realidad. En un deicado y prolijo anilisis del acto de Ia inteligenca, S. Tomas ha hecho ‘er cémo esa facultad es incapaz de pensar nada, aun contra el mismo ser, si noes apoyindose inmediata- ‘mente ¢ identificéndese inteligiblemente con la realidad cextramental. Un pensamiento sin un ser en que se apoye cs absurdo ¢ impensable; fuera de que el inmediatismo intencional pone a la inteligencia en posesion inmediata de la realidad exteamental (—una exencia existente © ‘que puede existie—, pero realmente distinta del propio ‘pensimiento). Porque el conocimiento no termina en Si mismo inmanentemente. Considerado 0 psicoldgica sino gnoseldgicamente, el conocimiento intelectual ter- mina en el seno de lt realidad conocids, se hace y deviene intliib Ia ealidad. Conocer, —dice ‘Santo Tomis— es “fier aliud in quantum aliud”, deve- nr otra cosa en cuanto otra. Ni se crea que el reaismo tomista es un realsmo “ingenuo” sin justficaciin criti 2. Sin intentar una duda real y vivida como la de Descartes, el Doctor Angélico se coloca en una posicién mis profunds y anterior 2 la del fiésofo francés, al Dreguntatie si e+ posible una dada universal. A lo que 2 responde con una negativa, porque ai Ia misma dada {posible sin el apoyo del er, desde que tambien ella tiene un sentido que slo puede recibir de la realidad. La duds universal recibicia su consistencia del ser (por- ‘que ella se coloea entre dos extremos ontolégicos Smplica a acepeacién de que no es lo mismo la afirm cidn que la negacién de algo), y con este sometimiento al ser qhe la condiciona, se autodestruir 3. — Frente a esta filsofia de S. Yomis y, en gene~ ral, de los pensadores medioevals, de tipo trascendente, en que Ia inteligencia bora su obra sobre el ser, Det- cartes en su Discurso esboza una filorfia de tipo nma- nente, en que Ia inteligencia comienza por si misma. Frente a una filosofia que va de fuera a dentro y en due Ia inteligenciarecibe del ser trascendente la Iuz de la intligibilidad. Descartes funda otra que va de dentro 4 fuera y en que el ser es proyectado ¢ iluminado en la inmanencia de la propia inteligencia. El entendimiento para Descartes no sale de si mismo; el término de su ‘conocimiento no tratciende, ni siquera intelgiblemente, los limites de Ia idea como puro acto mental. Y entonces surge naturalmente la eélebre cuestién —insoluble desde que se la plantea— del “puente” entre el rujeto y el objeto, entre el pensamiento y la realidad; euestiin que S. Tomas no se ha formulado y que ni siquiers sentido tendria en su sistema, ya que, segin dijimos, el acto intelectual alcanza y se identifica inteligiblemente con la misma realidad. El solo planteo de este pseudo-pro- blema entrafia ya virtualmente toda a tragedia del ppensamiento filosfico de It edad moderna, que se ha ” ‘enmaraiado en tomo a dl sin poder solucionarlo en un Sentido realita o idealists sin contradiccién. Porque desde que —falseando lor hechos mismos del conoci- ‘miento intelectual se acepta el solo planteo de esta ccuestin del “puente”, el idelismo se sigue irremedi blemente es imposible’ sali de Ia inmanencia. Descartes hha querido construir ee puente sustentindolo sobre La veracidad divin, sobre Dio. Pero, zeémo llegar 2 Dios, sino por una inferencia inmanente de su propio pensa- siento? ¢Cémo tvadie la iamanencia de su intligencia para llegar al Ser trascendente de Dios? Una vez ence- ‘rada en si misma la inteligencia, sin contacto inmediato ccon ls realidad, Ia cuestin del “puente” no tiene mis tlucién que It idealists y Ta idelista més avanzada: la inteligencia como pura inteligencia construiré sus pro- pos objetot. Pero a la ver el idealismo, desde que tiene tun sentido, lo tiene en fuerza de un realsmo subyacente aque lo destruye 4, — Esta es la importancia del "Discurso del méto- do"; haber cambiado el curso de la filowfia de realises fen idealists, haber descentrado Ia intligencia del ser trascendente para encerrarla en su inmanencia, haber ‘opuesto a unt filosfia de tipo gnoseoldgico-metafisico ‘otra puramente gnoscoldgics. En Descartes estas conclusiones extremas quedin fen gérmenes latentes impedidas para desarrollaree por Tos prejuicios reaistas de su primera formacién excolis- tiea de La Fléche y por #0 misma fe eristiana, a la que ‘estuvo siempre sinceramente adherido. Pero los que ven- Gian en pos de ly tomasen Sus premisas sin sus prejui- * ‘ior y sin sy fe cristana, se encargarian de proseguir Ia marcha légica de su pensamiento hasta el idealismo sms avanzado. Y¥ considerando bajo este punto de vista el esptieu ¥y actited plenamente realizados por sus sucesores con- fra las mismas intenciones de su autor, el "Discurso del método” de Descartes significa el comienzo de la tragedia del pensamiento filosfico moderno condenado [por sus premisas a una constante contradiceiin. Por. ‘que, por una parte, encercada la inteligencia en af ‘misma por el "Discurso del método", no puede ya ser igicamente sino idealsta en el sentido mis riguros; Ys Por otra parts, por su radial ¢incoercible naturaleza “ontotropiste” no puede formular un solo pensamiento, ti siquiera el de su propio idealiemo, sino apoyada ¢ inteligiblemente identificada con el ser que le da sen- ‘ido; condenads, en una palabra, a expres ss idealismo forzoso en conceptos necesariamente relists, 2 procls- ‘mar la ausencia abioluta de todo ser en xa seno con ideat ‘cargadas, desde que algo significan, de um inevitable ‘contenido ontoldgico. 6 CAPITULO IIL REFLEXIONES SOBRE EL "COGITO” CARTESIANO (*) (Con motivo del tercer centenaro de la publicacin det “Discurso del método” (1637-1937) ESCARTES aparece en el escenario histrico a principios del siglo XVII. A ls decadencia de I excolistiea ha seguido durante un siglo y ‘medio (desde 1450 hasta 1600, mis o menos) una serie de tentativas de nuevos sistemas filosficos, todos ellos fracarados como escuela y llevados a cabo por talentos fen au mayor parte mediocres, los cuales se han destacado ‘mds por su accién negativa contra la filosofia arstoté- Tico-escolistica 2, a lo mis, por una restauracién sin ‘originalidad de los antiguos sistemas pagans, del platé- ‘ nico y del neo-platnico principalmente, que por una ‘contribucién positiva de labor constructiva y sstemstica 0), Pye a tm comenoivg dt n ‘Ante exa atmérfera caética de disaluciin del pen- samiento occidental, Descartes s cree providencialmente Iamado en sm célebre sueho + renovar la flosfia eri= ‘iéndola sobre bases nuevas e inqucbrantables, No le {fale siquiera el aliento de wn prelado amigo que lo animaraa tan ardua empresa. Su espicitu eminente- ‘mente matemético ambicionaba construit una filosofia de evidencia y de tipo puramene deductivo a la manera de las ciencias de los mimeres (véase Ia segunds parte del “Discurso del método"), que acabe de una vez ‘por todas con tantos sistemas y opiniones en ete terreno. En semejante intento demostraba, por una parte, esconocimiento de la altura y naturaleza del objeto de ls filosofia con la consiguiente difcultad para set aleanzada por nusstra intligencia, y, por otra ¥ unida 42 una jgnorancia 0 prescindencia imperdonable de la historia de la filosofia anterior a Ia suya, una desmedida presuncién en sus talentos, con los que pretendia cons fruir un sistema filosfico definitivo, enteramente nuevo desde su basamento, previa demolieiin de todo lo ai- ddamente construido por Ia "plilowophie perennis? desde Ia filosofia griega hasta Santo Tomis. Para Descartes Is escolistica habia procedido dog ‘méticamente. Ex oposicion 2 ella, por exo, él intencaria cconstruir una filosofia eritica, que, partiendo de una verdad incontestable, por pasos deductivor evidentes (a la manera de las demostraciones geométricas o algebrai- cs) llegase alas conclusones del sistema, 2, —Para realizar este intento de tan vasss propor- pods Hepa» signifier con toda verdad y cetera so bjt intl ‘Como ve las conexioneslgicas ence el concept propio y el concepto andlogo se apoyan en las relaciones de tneligibidad obeiva, 0 lo que elo mismo, en lar relaciones ontligicas cncials que enlaran los sees fntee st (Wg. dl ser ab lio com cl Ser se dl ae depende cxncslment, del er alo com el sr Pr 8)- “Tada Ia doctrina del conacimiento de... Tom extéspoyada en el wes Del or vienn ls pinerss n= Siones conceptual peta absrsdoninmediacamente aot a de la realidad, y, por consiguente, las conexionesIégicas ‘que enlazan 2 los conceptos objetivas entre sino son ‘mis que las conexiones ontoldgicas de la realidad apre- Ihendias por la intligencia. Lor principios o axiomas primeros del orden légieo (el principio de identidad y no contradicsién, el de rxzén de ser y de causalidad, etc.) valen para ete orden, precisamente porque han ‘ido tomados de Ia realidad junto con las nociones rimeras. ‘De ahi el eufiado de $. Tomis en el anil de las ‘nociones tomadas de Ia realidad, a humildad intelectual dde tomar la realidad y sus principios como ellos som, ¥ Tego la proljidad con que procede en el enlace logico dd esas nociones y principios de acuerdo a sus exigencias objetivas, porque sabe que Ia sintesis ajustada y Vogi- ccamente coberente de los conceptos es la expresin de las relaciones y de la unidad ontaldgica dal ser. 5. — La misma dca de S. Toms eth insertada en 0 ontalogia. ‘Todor lon sres eatin orentados hacia st Bien ontoligiza, y en ext bien o fin que Dios los dlenina mediante su naturalers, eneventran mu perfee- ‘ibn. Ea ordenacién final de lar creaturas incostada 2 ou naturales y realizada por leyesnecoaris en los Sere icracionals, en hombre ext imprea y eomuni= ‘ada de una manera conforme a su naturales racona, deepea ca ordencion. final imperaia por Dine Slay lon dems eres Acstando ces ley vinonatal ‘ue ardens fin, el hombre ogra alana o fin 15 que no es otro sino Ia glorficaciéa formal de Dios por cl conocimiento y el amor, pero ala vez y, en esa misma ‘consecucién de la gloria formal de Dios como mu dime fin, alcanza su fin dltimo interno, el desrrollo y per feccién de su naturslea, obtiene mu plenifud ontoldgica ‘con la consguiente felicidad. Con la ley moral Dios rno ordena al hombre sino su propia felicidad sélo con- Seguible por la posesién del objeto infinito de su inteli- seencia y de su Yoluntad, Ia verdad y el bien infinios, por la posesin de Dios por la via del conocimiento ¥ el amor, en lo cual precsamente Dios consigue a go rificacién formal de parte de la creatura racional, La glorficacién de Dior y el bien del hombre e- ‘tin unidos y hasta identificades, puesto que no son sino dos aspectos de un mismo fin logrado. El bien moral no es, pues, en altima instancia, sino el bien y Ie per- fecciin especifica del hombre, que, en sa desarrollo perfecto, consuma su plenitud ontolégica y su lic idad_(') ‘De esta suerte Ia intlgibilidad y orden admirables ‘con que Dios planes y reais la ereacién pasa a través de esta eaptacién cuidadosa de la realidad al orden logic del sistema de S. Toms, en la medida de la luz de la inteligencia humana. A través dela realidad ereada por Dios, 8. Tomis se apodera en cierto modo del orden de Be intagencia diving, dene dele pobrera de mero ‘conocimiento conceptual. Acabamos de ver que la filosfia de S. Tomés filosfia del ser. Pero la realidad, a mis de exten 2 age bn pains + ap: “Las derse desde ol Acto Puro basta Ia pura potencia impo- tendo a Ia inteligencia un objeto que, aunque asequible sempre de algin modo, en rus regiones superiores esti ‘por encima del modo” proporcionado de conocer_de ‘nuestro entendimiento, a més de este ser asequible por Is sola razén a lux de su intligibilidad natural, com- ‘prende el ser sobrenatural silo manifestable a Ta luz de la Revelacién y ssequible para nuestra intligencia por el acto sobrenatural dela fe En verdad ‘eta realidad sobrenatural tanto de la sracia como de la visién y del amor beatifico divino a ‘que aquélla xe ordena y 2 quien especifis, sti por ‘encima y mis alld de todas lat exigencias de la natu- faleza y's un don gratuito de la divina Bondad. Sin ‘embargo, el orden sobrenatural se inserta y enlaza inti- ‘mamente con el orden natural: el acto de fe no es slo efecto de In gracia, sino que en él interviene también In actividad psicoligica de la intligencia y de la volun tad, El prodigio de Ia Eucaristi, slo cognoscible por Ia revelacén y Ia fe, # realiza en el orden ontolégico ‘e impone a Ia intelgencia ereyente la aceptacin de la permanencia de loe accidenter naturales del pan sin si tubsancia correspondiente. La misma gracia santifi- cance es una realidad, un hébito entitativo, un acci- dente del alma. Tenemos, pues, que la realidad com- prende dos érdenes, dor 2onas especificamente unidat ¥ comunicadas: Ia de Is realidad natural, aequible 2 fas luces de la sola razéa, y la sobrenatural, cognoseible por Ia revelacién. ‘Al orden de a realidad sobrenatural que se nos smanifiesta por Ia revelacin responde un conocimiento a7 también sobrenaturl, [a fe, acto del entendimiento bajo sl impeio dela voloncad y celica con a syed de tracia. Tomando como prncipioe evar verdoic de le Fevelacén concidas por i fey sbordnande alas 48 razén como instramento, el teélogo las sematnn, las ordena en sus pruebar de cre orden sabrematant las compara entre oy con otras verdades del orden nate? sal para fecundaras y prolongar de ote modo la hoz de ls cevelcion mis allt deo gue ta formalmente ‘4, Tal evel conocimiontotelégco (9), wee Comin real w poy en liad sabrenatorl yes so expresin, De stot 2 pct conn een ta conn emi oadge mma yu que po pusde pest made 50 Soo ea pro cnc lt et SSegcnin, ate converse a iinid lama ee on tolas as ecu relgons y mors en lo 1 implicadas, y que la ha levado 2 un extremo tal de torgullo que la incapacita sobremanera para reconocer ¥ origins tado lon ln exes tect la expres dice Kan, ono ete sie contnget 7 Unga’ sn ebatg, sams Mocca sx pont de cvtcninton meron 9 oa Seralac No pudend vent tw por i expen, ‘in conten pce que In nega pedo ‘Stevaco 4 pel signee por ecru nt Sr cuonrs cles toprncns “conocnn que tegen lar Tndepentntomente— le tle expert fo" keg. Pe Neco niverabad ce ‘Se Sey spurte de un Conceal! 7 Thsnepurtlente aa (es p72) ‘De meinen concepts « rio eh too se pre Incomes pero sbre fol resis, que ope. ‘men de la capacidad o ineapacidad de la razén para una empresa tan grande” (p. 78). El examen previo del ‘aloe de estos conocimizntos 2 priori constituye el pro- bblema eritico que Kant se propone solucionar. ¢Tienen cellos valor objetivo y hasta qué punto? Tl es el objeto de la "Critica de Ia Razén Pura", que Kant va a trans- formar en our mediante su dotins de los uo ana iticos y sintticos, 2.—Los juicios anaiticos sintéticos. — Los j ios, dice Kant, pueden ser analiticos y sintéticos segiin ‘que el predicado exté contenido en el rajeto (analitico) ‘0 fuera de dl (sintético). Lor primeros pueden ser en Ci et adn pra, Tain de Cas Morte. To oy contrados por solo andi del sujeto, no asi los segundos, ‘como quiera que en las notas consttutivas dl sujeto no se encuentra el predicado. Los juicios empiricos son todos sintéticos desde el ‘momento que no basta sélo el anilisis del sujeto y es rmenester Ia experiencia para formlarlos. Por otra par- te, ya hemos dicho que, segin Kant, todo conocimiento pporamente empirico es de lo singular ¥ contingente Ahora bien, es un hecho evidente para Kant (can evidence que ai tree necesario demostrarlo) que existen jnicis sintticos, los cuales, a pear de tener un predi- ceado que esté fuera del contenido esencial del sujeto, sin embargo, se nos presentan como necesarios y univer- sales, Esta universlidad y necesidad que no puede venir de Ia experiencia, segin lo antes expuesto, estari ya en ‘41 sujeto pensante, son elementos « prior, Tales el modo ‘e6mo Kant fundamenta la existencia de semejantes jui- is sintéticos « priori 3.—Problema general de la razin pura, — Dos son, pues, las condiciones necesarias que Kant postula impliciamente para ls cinciat ha de se ella un cono- cimiento muevo por una parte, y por ota un conot miento universal 9 necesaro, De los juicios analitces y de los sintéticos « poste- ‘ori (juicios de hechos puramente contingentes) se desentiende pronto por exo Kant, poraue los primeros, fi bien nos dan un conocimiento universal ¥ necesario, ‘no nos dan un conocimiento nuevo, ¥ en cuanto 2 los segundos, aunque encierran un conocimiento nuevo, Ms carecen de interés pata Iss cienciss, pues no tienen los caracteres de universalidad y necesidad. ‘Ninguno de estot juicios reune, pues, a la ver las dos condiciones delat cencia. Sdo los juiciossintéticos { priori son lor que nos dan wn conocimiento suev0 (Gintétices), por una. parte, y por otra, univeria inecesari (a prior). Kane cree encontrarios en la base cde todar las ciencias y de la metafisica misma, y enu- mera no pocos de ello, Asi serian juicios sintéticos a briori ¥. gr: "todos los cuerpos son ytsados” (isica) (tomo T, p. 4 sgu.) "7 + 5 = 12" (matemitieas) (tom mo I, p. 91). "El mundo tiene que tener un primer ‘comienza” (tomo I, p. 96 y antes p. 88), etc. BL problema de la razén pura se concentra enton- cet em exte punto: "@Cémo som posibles los jucios sin ticor « prion?” (como T, p. 97) ero como las ciencias son posibles sélo por estos juiciossintéticos # Priori que reunen las condiciones de hnoveded y wniveralidad, Ia cvestibn propuesta puede Formularse de erte otro modo: "sCémo es posible la smatemética purs? ¢Cémo es posible la fisca pura?” (p. 99) -en una palabra ¢Cémo es posible la ciencia? “He aqui emo se restringe la findlidad de certe anilise critica del conocimiento cientifico. Kant fo va a analizar las condiciones de posbilidad de las ciencias para indagar si valen 0 no. “Estas ciencias (ma- temética y fisica pura) estin realmente dadas... Pues que tienen que ser posibles queda demostrado por su realidad” (como I, p. 99). Kant es mis dogmitico de lo que a veces se cree, y no duda ni prueba este valor de las ciencias, simplemente lo supone. Sobre Ia ciencis, M6 observa Kant, hay ‘unanimidad de pareceres y coopers- ‘Sin en mu consteveen; no ashen ia metaicea, donde ude flo levanea Ia consruccin de su sistema en oposcn a otros, y aun sobre lon xcombos de docti- fas opuertn prevismente. drvadss, La dude crlice iniil de Kant va, pus, directamente conta ls mctati- sia, y en manera alguna conte la cencas Més rn, el bec ea dlr de cnc oo ue vas ar la pauta al fifo. de Koniaberg para escudrinar ol porte tl snd doa inlgec on bee nee fies, eindagae sl x pole una slide construccgn de ea sobre base clentifeas nuevas, En ecto, 2 60 YE al demmontar las plezas dela inelgencia que eta emplea tn la elaboracién del eonocimiento cenifico, pars vet con lls es posible eaborar una sintesis metic “al eral fin del problema de la Critic dele razon pure ame enunciado” (Zobmo es posible a ciencia?), pars 4e exe anil resolver era ota uestins Es posible a ‘metafisiea como clencia? Pero como la primera pregunta aural sgn lo dicho a esta orca: onsecuentes al set predicamental. “Antes de entrar en In exporicin de las categocias, no e initil recordar los prerequsts de ells, lor "Ante™ Dredicamenta”, de que Arstteles habla al comienzo de ts obra y nombea en nimero de cinco, porque en ellos ‘amos 2 encontrar elementor de juicio para ls valora- iin de aqulls 166 El primer ante-predicamento para el conocimiento de las categoria et el que se refiere 2 la division de los ‘concepts en unvocos, equivocos 9 andlogos, vein que dos o varios de ellos tengan el mismo, divero, 0 en parte ‘el mismo y en parte diverso contenido. En el segundo ante-predicamento Aristétles divide las nociones del ser, en simples (.gr-: hombre) y com= pleas (v. grt hombre blanco). Enciersa Arsteles el tercer ante-predicamento en Ia sguience regla “Cuando una nocién se atribuye a un rujet, todo lo que dice del predicado se dice también el sujeto”. Lo cual quiere decir que el predicado y cada tuna de sus notas esencialesconvienen al sujet He aqui el cuarto: "Las diferencias especificas de _éneros diverse son diversas; pero nada impide que las iferencias de género subordinado puedan ser las mis- ‘mut, Esevidente que dot nociones que no convienen en €l género, a fortion' no convendrin en Ia diferencia. En ‘cambio, dot naciones diversas que convienen en el géne- +o subordinado pueden tener una misma diferencia sub- aleerna. Asi, por ejemplo, la planta y el animal que ‘convienen en el género rubordinado “cuerpo”, coavienen también en la diferencia “viviente”. En el quinto ante-predicamentoenumera Aristé- teles los diez predicamentos o categorias. 5. —Blementos de las categorias. Podemos reducir a cinco los elementos constiutivos de In categoria. 1) El primero y mis fundamental es ‘gue la categoria debe ser'un ser real, es deci, que inde Pendientemente de mi pensamiento exista en evant a ast su contenido. 2) La categoria debe ser un ser uno, 20 complejo. Por consiguiate lot complejos de varias n0- ‘ones (¥. gr: hombre blanco) o los concretos acciden- tales (v. gr: misco, que comprende hombre y miso) ‘no entran como tales en las categorias. 3) En tercee lu- ‘gr a categoria a de encercat un ser completo, de modo ‘Que las partes entzen en el predicamento del todo. 4) La categoria implica la nocién de ser finito, porque el ser infinito no puede ser limitado denteo de los limites que ssencialmente dice la categoria. Par esoDios diré Santo Tomés y su escuela, esti fuera de lav diez categories, 5) Finalmente la eategoria implica la nocién de un ser aunivoco, ya que los equfvocos incluyen no uno sino va- riot contenidos, y las nociones andlogas pot su concept mimo (nein que convene de diver modo «vat ‘objetos) no tienen. tampoco unidad necesaria para set cencerradas en un género. me Como se puede adverte a través de estas cinco con- diciones de las eategorist arstotlicas, la principal de todas ellas que esté incluida en las cuateo restantes, e= Ia primerat Ia eategoria et unser real un aepecto supre~ ‘mo abstract, pero tomado de la realidad, Est no lleva yaa la definiciin de categoria. 4.—Definicion de las categories. Las categorias aristotélicas son los aspectos o nociones supremas, ¢irre- uctbles, por consiguente, en que el ser se resuelve: ‘Toda realidad finia se encuadra en esoe "aénere supre- ‘ma”, como Haman los ecolistics a la categorias. ‘Diez son las categorias 0 predicamentor supremos que enumera Aristételes. El primero y mis fundamental 168 es ubtnca primera individual lem er nom Indigens sabjecuam inhsesionis, que dicen los escolisti- her que notes proicdo de nad, seb todo on predicados. Lor neve restantes son los accidentes (ent Jn lio), sex que necesita estar en otro para existir, ¥ que aadviene al see ya constituido en su esencia o actus pri- ‘mus, como un actus tecundus, como wna sctuacién de tuna’ potencia de este ser substancial completo en su feencia. Son: 1) la calidad, 2) la eantidad, 3) Ja rela- ccién, 4) el lugar) el tiempo, 6) la ubicacién, 7) ef hibito, 8) la acciin y 9) 1a pasin, los cuales sumados al substancia dan diez (). De estos predicamentos, ees son absolutes. Substan- ia, cualidad y cantidad, uno meramente relativo, y lot seis restantes son absolutes pero a la vex implican 0 felacionan con algo extrinseco. ‘Mis arriba de las categorias no esti sino el ser; pero ‘como el concepto del ser (diré $. Tomis y su escuela, Tlevando a sus ilkimas consecuencias la doctrina aristo- 109 tdlica sobre ser) es anilogo 0 polivalente, como dice Main ls ran Ios mov ences verses: 2 se (Dios) y ab aio (ereatura), per se (sube- ‘in alio (accidente), sus predicados, el unum, ‘verum et bonum, no se llaman eategorias sino frantcen- ddentales, porque ellos también como el set al que se Te- fieren y con cuyo concepto se identifiean, son andlogos. Sélo después de determinar el concepto del ser, tomando cl analogado ab alio, y dividiéndolos en conceptor dit- tintos de ens ab alo er se, y ens ab 2lio in alio, ens 2b ‘lio quantum, quale etc.) slo entonces nuesttor con ‘ceptos comienzan a ser univocos, perfector, que se pue- ‘den predicar por ende con todo su contenido, y slo fentonces, por so, comienzan las categoria. 5.—Valor de las Categortat Aristotélices, las categoria arta, como concen, abstracts ‘que son, aplicaseles la docerina general del Extagicita del valor de las ideas 0 conceptos universle, doctrina éta, jeu aren’ (ni de Stat Staley oper ht eR Bagh peo ae aoe Pa ‘ave, como es sabido, ha sido durante siglos el centro de Its iavestigaciones y dicusiones dela filosofia medieval, hasta la adquisicién definiva del realismo moderado de ‘Juan de Salsbury y sobre todo de S. Tomis. 'E] universal en cualquier estadio del drbol Porfi iano (substancia, cuerpo, viviente, animal, hombre) es feal en cuanto 3 8% contenido, pero no en cuanto al ‘modo intelectual con que es representado. El id! quod repracentant (contenido) de los conceptos y no el ‘modus quo reptesentant est reale. Tal seri ln concisa formula de Ia filosofia esclistica que condensaré esta doctrina. Tl entendimiento a través y mediante los sentidos, ‘ensefa Arstteles en su tratado De Anima, llega 2 cono- fer el acto, Ia exeneia, as formas inteligibles de Ia reali- ddad sensible despojadas de la materia, objeto de los sentids. ‘Tal es la abstract formalis que aman los ecolis- ticos, Por este solo hecho de que la intligencia abstrae las formas de Ia realidad sensible, prescindiendo de la materia, prescinde ipzo facto de las notas individuantes (ya que el principio dela individuaciin es para S. Tomis ‘materia signata quantita), y tetiene wn aspecto uni- ‘ersal de Ia realidad. La inteligencia, sia embargo, no ‘toma conciencia de la universalidad de este concepto sino fen un segundo acto, en que, volviéndose por reflexién sobre csea primera idea y comparindola con Ia realidad individual, ‘conoce la identidad del contenido de este ‘concepto no con cada uno de los individvos (unum aptum eve in pluribus). El primer acto de la inteligen- cia Mega a la forma dal sr sensible, prescindiendo de lo m emis, es el concepto universal directo, y el segundo ‘acto mencionsdo que tiene por objeto el concepto mismo ‘del universal directo tomando conciencia de su univer- ‘lidad, es el universal reflejo, el conespto universal ‘srictamente ta: ‘Ahora bien; la forma de sniverilidad con que el contenido o aspecto real tomado inmediatamente de la realidad sensible por Ia inteligenciaerté presentada en el cconcepto del entendimiento, no et algo positiva (conte- rido puro) a priori de Ia intaligencia, la manera kan tiana (eft. infra II) ve informa lor datos de la expe- riencia sensible, sino simplemente un resultado negativo ‘que acompafa necesariamente al modo de conocer, pot absraccién 0 precisién, de nuestra inteligencia. Del mero hecho de llegar Ia intaligencia a a forma de Ia realidad sensible prescindiendo (no negando) del principio de individuacién (la materia), esta forma co- ‘nocida, contenido del concepto de la inteligenci, es ‘universal, Otco tanto puede decise dela forma de nece- sidad, ya que ésta scompatia indefectblemente a todo ‘concepto universal, el cual, al prescindir de lar notat individuantes, prescinde ipso facto de las notae contin- sgentes. La universaldad y neceidad no son, pues, formas 4 priori de a inteligenciz, son modos resultantes del Ihecho mismo de la abstraccidn. El contenido, pues, de Jos conceptos universales es real, lo expreado por ellos son aspectos dela realidad. Lo que no es real et la forma de universalidad con que es contenidos representan en ‘nuestra inteligencia. Pero cuando esta ideas se predican de algo, lo que se atribuye al sujeto es su contenido y no su forma. Asi cuando decimes Pedro es hombre, ls notat m constivutivas de esta exci “hombre” expresadas en el Contenido de nuestra idea universal “hombre” son iden- tificadas en el juici con el sujeto en el orden real; bien ‘gue no la forma de universlidad de exe contenido: Pedro toes la bumenidad (contenido predicado con forma universal), no es un hombre universal, sino wn individuo fen quien se realiza el contenido de est ide Por e:0, todos los contenidoe de ideas univerales son reales, se predicag en el orden ontoldgio, porque en esta atribucién no entra la forma de universal que lo revste en Ia intelgencia, ‘Las sucesivasabstracciones sobre este contenido real del concepto de la esenca de algo, proceden de una ma nera aniloga: se considera y retiene un aspecto comin 4 vari conceptos prescindiendo de los demis. El con- tenido rerultante en este nuevo concepto, es real tam~ ‘ign como contenido parcial que es de los anteriores, silo que a medida que se aciende en esta abstraccién, ‘vase disminuyendo el contenido o las notas del concept, ¥ 2 la vez vase aumentando la extension de los indivi dduoe aloe que se aplica, es decir, sube en grado la uni- verslided de aquél. 4 Las eategoriaso predicamentos no son sino el conte ido de esas ideas universles en su mis elevado grado de abstraccién univoca posible, vale decir, son los con ‘eeptos universales mis abrtractos que pueden predicarie or identidad univoca de todos los individuos que com- prenden. ‘Las eategorias, puts, tienen —como las ideas uni- ‘yersler— valor real. Su contenido, bien que reducido a lo minimo para que pueda extenderse a todos los indi- ‘viduos, «sin embargo, teal. La forma de univeriided ‘gue ext contenidos ideals adquieren en la inteligencis, ‘como en todo concepto universal, un restado nega tivo de la abstracciin (no negaein) sucssva ascenden- {e, y, por tanto, no compromete en nada el valor onto- ligico de dichos contenidos. (Cuando se dice: v. gr.z que un patio tiene 20 metros, es decir, que es cuanto, se predica el contenido de la categoria de cantidad, pero no su forpa, que esti sslo en el concepto: se dice que es cuanto Yeontenido) pero ‘no cantidad (contenido con forma abstracts) 6.—Consecuencias, Las categoris 0 predicamentos de Aristételer pertenecen a la Légice en cuanto se las considera como conceptos univeralisienes, que, como tales con su forma de universalided, slo existen en la inteligencia y no en la realidad. En efecto, la categoria ‘sun resultado de una sere de operaciones sucesivas de abstraccidn de la intligencia por las cuales ta llega a fexpresar en un concepto una nota real que convenga por identidad a muchos. La forma del coneepto, aunque rho es una construccién foitiva de la inteligencia que ea poste o elabora a priori para aplicarla a los datos sensbles (Kant), es, sin embargo, el resultado negativo de un esfuerzo positivo, de la abstracciin © precision de Ia inteligencia, que s6lo retiene como contenido de sus ideas ciereat nota de Ia realidad dejando otras. Como tales (contenido y forma) las categorise no existen en ‘I mundo extramental, son —como dicen los excolisticos pprecisando al Estapiita— entes de razén com funda- mento real, ¥ su estudio pertenece 3 la Ligica, eros se atiende slo a lo que en los juicos la intli- sgencia atribuye de estos conceptos, es decir, al conte- rido de las categorias, es claro que ellos como aspectos tomados de la realidad que son, pervenecen a la Onfolo- ‘a 0 metafisica general, constivayen la manera de set a que se reduce toda realidad finita: el ser substancial (UP categoria) y el ser accidental, y denteo de éte las ueve extegoriat restantes: cantidad, evalidad, etc Todo se finito segncuadra en una de estas diez catego- sas, Las substancitey aceidentes existen realmente inde- pendientemente de nuestro pensamiento, aunque no con J forma universal y abstracta que tienen en la intel sencia, sino con los caractere individvales de la realidad concreta. ero los predicamentos ligicamente considerados zo se consideran en cuanto 2 su contenido, sino en evan ‘to al modo como se predican y pertenecen a los predica- ‘les. Asi la substancia, que como predicamento (meta- fisicamente) se define ens per se, como predicable (gicamente) es un género supremo (°). 7. —Esta consideracién nos conduce a Ia distinciéa centre las eategorias © predicamentos y los predicables Los predicables som seres de razén, constiuyen los Aiversos modos como algo se puede atcibuir como predi- cado a un sujeto. Para ito la inteligencia debe reflerio- ra sobre lor conceptor, y ver su forma, es decit, toma us ‘como objetos rayon a seresintencionales (1). Los predi- ‘bles estin consitiden pur, n0 por sexes zal, sino por sre de razin, son ios modes 0 formas con que la {nedigecia atrbuye un predicado a un sujet, Exos predcabes 0 modo con que la itcligeacia puede ti. buir un contenido como predicado a un deerminado sujet son cinco, sen expone Acisels y han preci- Salo aim mis los excolisticos Porque, en efecto, un predizado atribuido a un sujeto ole petenece como nota Sencal determinable (género, vg: “animal"), 0 como nota eencial determinance de la ancerioe (diferencia ex pevifies, vg “raclonal”), © como complejo de ambas potas encials (speci, vi. “animal raion”), 0 como propiedad neceartaments emanante dela eencia (pro- Piedad, vg robilidad), 0 finalmente de una manera 44 code accidental ala cencia (accident gic, vg el or). Hate accdenteligico, que como tal es de ra26n, tno debe confundirw con el scedente metafisic, que ¢ real, El accidents légico (prediable) puede pertenecer nl orden de los predicament + la subsanca, vg el trai, “Ahora bien, si consideramos lat dee eategoiss 0 predicamentos no mefafiticamenteoen cuanto 44 con: fenido, sino lgicamente atendendo a su forma (Je ‘iverulidad méxima),o sa al modo cémo predican A Ts sujetos reales, las categorias 0 predicament pe. tenecen todos ellos al primero de los predicables: al ‘géner0, son los maxima genera en expreiin excolistica. En ee ety os preicmentr oso I ie de seres naturales (seres reales, aspector genera realidad), sino la serie w ordenacion artificial elaborada por la inteligencia ala que reducimos todas las ideas ge- anéricss_o especificas que podamor tener de cualquier objeto. Aunque los predicamentor tomados como predi- cables (es decir, atendiendo a Is forma universlisima ‘que poseen en 1? embargo, todas las diferencias especificas sucesvas del fcbol Porfiriano hasta el individuo, estan contenidas en dicho predicamento, como géneros inferiores en el superior. 0 LAS CATEGORIAS DE KANT 1. —Idea general sobre la intencibn y obra de Kant. Sabido es el intento que dirige a Kant en su obra de la “Critica de Ia Razén Pura”. Asentado que lo univer- sal y necesario no puede ven de Is realidad, sino que es ‘un 4 priori del sujeto pensante, y supuesto el valor de las ciencias (que Kant nunca ha puesto en duda) y el fra- caso de Ia Metafisica, Kant se plantea estas dos euestio nes: 1" ¢Por qué valen las ciencias? 2 ¢Es posible la ‘metafisica como ciencia? Para resolver el primer proble- ‘ma responde con su clasificacin de los juicios en anali- i” ticosy sintétios, a prior ya posterior, y ere justificada Ia existencia de juicios sintétices a prior, que extin segin dlen la base de todas las ciencis. Las ciencias valen, pues, gracias os juicios sintéticos a prior. La primera cuestign propuerta se transforma en la siguiente: {Ciao son posibles lor juicios sintéticos a priori? La ‘saci. de ote primer problema allan y faci la solucin de la segunda euestion propuesta, pues la meta- ca seré porible, en eve ea30, como cienca, si se puede ‘tigc sobre la base de lor juicionsintéticos a priori. Tod ia obra de Kane va a eso: a buscar el elemento a prio © contenido pura de lar divers faculeades del hombre: ela sensbildad (Exética), de Ia inteligencia de los ‘conceptos (analitica trascendental), de la inteligencia de los principio: (Logica trascendental), de la razén (Dialéctica), para mostear asi como son posbles las sin- tesiso juiiossintticos 2 priori de las ciencis con una forma contenido puro 2 priori de la facultad y un contenido empirico de la sensbildad. Estos 4 priori no ton elementos puramente formales de muestras sensacio- res y conceptor tales como los que trata la Légica, son formas puras de Ia sensbilidad © conceptos puros (e2- tegorias) de la intligencia que entean en el contenido ‘mismo de la sintesis (sensible o conceptual) como ele- ‘mento de unidad, Por eso toda Ia obra de Kant es una ‘obra de andlisis de nucstras facultades para descubrir lo ‘que cllas aportan en la constitucién del “objeto”. En su primera parte (Estética transcendental), intenta probar que dos son las formas a priori de la sensbilidad externa © interna, el espacio y el tiempo respectivamente, na La segunds parte, la Légica transcendental, divi dese en dos partes: la Analitcm y la Dialéctica trascen dentales. 2.—Objeto de a entice de lo concepts. Proce Aimiento de inecion 9 mimero dela eaegoian Ta ocr de Las eaegria et expucta em primers parte de la Analities, ex desc, en la Analitca de bs onceptos. Como el mimo Kant le deea dno le ites resa el a oe eae y de la forma de los con- pes (como 2 Arsttelesy 2 In Liga eases), sino sa ee aad mira te pen pre ne osbidad misma de concept pros apo! dl entene dimiento. pest us a Para encontrar ests formas a pric de a iteligen- cae a on ta Kan tetarmesde rinaren el plato siguiente en vitud dl maemo procelmiento usndo para encontars) vile Kan de Soa doble deduceién 0 “hilo conductor" come ls Mama! mcaisie yfrscendentl. 12) Delucelin metfies de ls colegortas, — La © concepo puro del entendimionto gue con $2 operacinsntéca tobe lov dator semble engendea 1a experiencia clei, cl "objeto", la mim que Intervene como opecin analicica Se nidad eae juin, puato que todo concopto posde dscompeners G2: un uci en el que we era “como precede de Poubles juin alguna repreentacion de un objeto in indetrminado™ (pigina 197) (). Dor consgiene, Aad Kant, “as funcone dl entendinient (©) Nav inoe esd de M, Gaia Morne 19 sgorias 0 conceptos puros) pueden ser halladas todas, si podemes exponer completamente las funciones de la ‘unidad en los juicios (117-118)". “Ahora bien, eas formas 2 priori de ad juicio redcense 2 cuatro grupos, cada uno de los cuales contiene eres de ells. Hilas aqui, como las enumera su autor: I. Cantidad de los juicios: universes, particula- res y singulares. TE. Cualidad' sfirmativos, negatives © infinitor. I. Relacién: categiicor, shipotéticas y dis- Yyantivos. IV. Modalidad: problemiticos, asertorios apodicticos. Hdentifieadas por Kant la unidad funcio- zal del juicio con Ia unidad del concepto, siguese que el anterior exquema de las doce categoris del juicio esa la ‘vez el cuadro de las categorise o formas puras 2 priori de Ia incaligencia en la elaboracién del concepto. b) Deducciin trascendental de las categoria. — En eta deduccisa eafudrzase Kant por llegar a la misma ‘conelusiéa por otro camino, a saber, mostrando que cextas doce categorias de la inteligencia son las condicio- nes formales de la experiencia, necesarias para que los lementos de la sensbilidad se eleven a la unidad de “objeto”. En efecto, para que los diversos datos de la sensilidad (fendmenos —impresin subjetiva mis for- ‘mas de la sensbilidad) constituyan la experiencia de un “objet”, tales dator deben ser reunides y conocidos en Ia wnidad transcendental de mi conciencia (= diversidad sintética de la apereepcién). Estos datos son consttuidos fen un objeto, reunides en la unidad de un concepto, ‘mediante la unidad de la conciencia que se apica de doce diversos modos (eategorias) a los datos sensibles (fen5- 180 menos), segin el “equema” de la sensbilidad interna (cl tiempo). Las categoriat, pes, no som sino la unidad dindmice 1 trascendental de la conciencia apicada de doce diversos ‘modor lor fenémenos,segin ol eaquema elaboredo en [a imaginacién por el tiempo. Tales cxtegorias son: I. De ls canted: unidad, pluralided y totaidad. TL. De la ualided: realidad, negacién y limitaién. Tl. De la re- lacién: inherencia'y subsistencia (substancia y acciden- te), causlidad yalependencia (causa y efecto) ¥ comu- nidad (accidn reefproca entre el agente y el paciente). IV. Molalla: posed « imposbiiad, exten y necesidad y sus contrarios. 3.—Valor de las eategorias. — Del modo de hablar de Kant podria originarse un equivoco sobre el valor de estas categoria. Las eategorias aplicadas a datot empi- ticos, dice el filésofo de Koenisberg, tienen “valor obje- ‘mas no cuando la inteligencia opera con sols las is puras (metafisca). Pero “valor objetivo” no ‘equivale en su Iéxico a "valor real u ontoldgieo”, como scede entre otros autores, Esa frase significa pars Kant {que Ia muliplicidad de datos singulares y contingentes de la sensibildad sdlo aparecen ‘como “objetos" ante ‘nosotros, evando Is unidad de nuestra conciencia. los informa de uno de lor doce modos que consituyen las categorias y los reune de este modo en a unidad del ‘concepto. Sélo entonces los datos empiricor de Ia se bilidad despojados de su caricter individval y contin- gente y reunidos en la unidad del concepto por formas 2 priori universal y necesris son por eso mismo des- prendidas de su carictersubjetivo que tenian en la sen- a sibilidad y relacionados como “objetos” frente a la uni- dad de Is concienca. Pero esté claro entonces que el “valor objetivo” atribuido por Kant a las eategorias cuando se aplican clas los datos empiicos, sélo significa que,_ bajo su accién unificant, los fendmenos de la sensiblidad spa- ecen ante el sujeto proyectades como objefas. Las eategorias, pues, para Kant no slo cuando ‘obran solas sin contenido empirico (en la metafisica) sino ain cuando informan los datos sesibles en la uni- dad del concepto (en ls cieneias),carecen de valor real 1 ontolégico, como quiera que son formas subjetiva, a os gue dtoramente proyectos luego como obe- ‘Mientras para Aristucles las eategorias en cuanto a su contenido son axpectos tomados de la realidad desea bierta y aleanzada inmediatamente por la inteigencia en cl corazén de las coss sensibles,y slo son subjetivas en ‘cuanto a la forma del concepto (Ia univeralidad), f ‘ma que no es superpuesta positiramente por la intel aencia al contenido sino que e el resultado de la sola abstracein sobre la realidad, segin lo antes expuesto; en cambio, para Kant las eategorias son los contenidos ‘puros a prior, las formas subjetivas con que la unidad de la conciencia positva y activamente informa a los datos sensibles (ciencia), con Io cual la intligencia no Aescubre sino que posiiva y, pacialmente al menos, crea objeto de la experiencia (sa aspecto inteligible); 0 bien, empleadas sin datos empiricos, proyectan su conte- ila par abjivoereendo entrants lo abe de 1a ‘Asi mientcas para Aristételes Ia substancia os el sspecto fundamental y constitutivo de una eencia onto- Tica, que Ia inteligencia descubre en la realidad, para Kant es una oreacidn del objeto por la inteigencia, una proyeceiin de un contenido puro y subjetivo de uno de Tos modos del pensar o unificar datos sensibes. En la categoria de AristGueles Is intligencia se sub- cordina a la realidad, y éta legs hasta aquélla aunque Silo por aspectos abscractors en la eategorias de Kant, 1 objeto se rubyrdina a la inteligencia, y Gta es quien posiivamente lo erea proyeetindolo. 4.—La critica kantiana alas eategorias de Arist {eles,-—Hle aqui cémo formala Kant su critica a las categorias de Arieteles: "El ineento de Aristételes de buscar erot conceptos fundamentales era digno de wun hombre penetrante. Mas como Aristétles no tenia prin- ‘pio alguno, lor recogia conforme le iban ocurriendo, juntando primero diez que los denomind categoria: {predicamentos). Mis tarde ctey6 haber encontrado otros cinco, que afadié con el nombre de_post-predi ‘mentos, Mas sa tabla siguié siendo imperfecta. Ademés fncugneranse en ella algunos modos de la sensbilidad (quando, wb, situs, como también prius, simul), y uno empirico (mous), que no pertenecen 3 este regstro- ‘matriz del entendimiento; hay también algunos concep tos. derivados, puestor entre los primordiales (acto, pass) alguncs de eto sltimos faltan enteramente”. ‘Esta critica de Kant al sistema de las categorias Aristtdicas es gratuita por earecer de fundamento y fala vex se apoya en wna falsedad. Es gratuita, porque Supone 2 un fildsofo de wn método tan rigurow, como aes Acie, haciendo la abla de as categories 3 medida ‘ue w leben ocurindo in ninguna eetes nf peace io, Pero mds que gratuits y desprovita de veroumal fod, esta critica docansa en unt fed Eo primer lugar Aritdtlesafrma que pra llegar a un concepe> shel (eto) neti inci ea tna sola experiencia: ls intligenci leg a promo. bjt, aI forms inti de a read erie poe Cindiendo por abstaceién de las notas materia que ton as inividuants,logrando asi un comvepto unites, Es verdad que para reconocer esta forma univer qu reve el eoncepto es meester eflexonar sobre ly compacarlo con algunos indviduon, ero eto eso pare ‘omer concienia de una forma rivera Se nscttee oncepts, que nvesra intlgencia ya hai lograde ‘spontines 7 anterormente ara legar de eon concepts univers iafimos & Joe gineros supemon 0 eategoran, fan que Arts. tele cateza de principio: wa cl prncpi de wafraccle Crecente, pus eeteniendo las notes ebjers comes de livers concepts, forma ottor concpton mis abstac, tory universal, que contenen a ls anteriores, acl 4 retomarexos concepts mis univers pats some. lova una nueva abtracen, hasta legar de ete moda los concepos iret, a dichosgénern mprcons creporian Otros ataques de Kent 4 Avneles sobre el ema s fandan en Te teoria mma de Rant. Tadeeceamente auedarin contador en el pirafo siuiens, donde Yet nosottorsefalaremos lor flor fundamentor en que s© apoyan las doce categoria Kasanat 1 Critica al sistema de categorias de Kant. — Hise dicho que Kant os el hombre de la ldgia férrea y el aniliss minucioso, que no avanza un paso sin prue- bas y que nadie como él ha penetrado en la estructura el conocimiento. ‘Sin negar que es acreedor en gran parte a eos elo- Bio, sin embargo, preciso es confesarlo, Kant no ha pro- cedido conforme 2'lo enunciado en esas alabanzas. Tam~ bign el que queria dar bases sélidas y defincivas a la ciencia, tiene presamente en los cimientos mismmos de su sistema, afirmaciones gratuits y falas. ‘Toda su investigacin se fundaments en un sofisma iniial, que da origen a los juicin sintéticos « prior, fundamento de toda sv laborioes construccién vlteror, que, por e50 mismo, carece de eimientos. He aqui sinté- tlcamente el raciocinio de Kant: nuestro conocimiento se iniia en nuestra sensiblidad, faculead pasiva, la eval registra los datos empiticos y los experiments como wna feccién subjetiva, que sspechamos impresa en ella por tuna realidad externa, En este conocimiento experimental se not manifietan lor fenémenos 0 apariencie de las cosas en nuestra sensbilidad, todor ellor singulares y contingentes. Si, pues, semejantes datos aparecen com- prendidos, después, en un concepto 0 juicio universal y necerario de Ia intligencia, tales formas de universal dad y necesdad, no pudiendo venie de la realidad sensi- ble (singular y contingente), provendrin «priori y positivamente de la inteligencia. Asentado lo eval, Kant fntenta determinar a través de pacientes y minuciosos anilss, cuiles y evintas son eas formas 0 categorias dde que 2 priori est provista Ia inteligencia y mediante as ls cuales ésta organiza lo fenémenos en “objeto” de la ‘experiencia Prescindiendo del, modo cémo Kant deforma el hecho de la ensacién (*),sefalemos el error fundamen tal cometido en este racicinio. Es verdad que las cosas sensbles son singulares y contingentes; es verdad que la ‘universalidad y necesidad supone, por consiguiente, otra facultad superior: la intligencia. Hasta aqui de acuerdo Aristbuees ¥ Kant. Lo que no se sigue y lo que no se [prueba en el raciocinio expuesto de Kant, es que seme- antes caractere de wniveralidad y necesidad deban ser creados ostivemente por la intligencia, que informa ‘con ellos lor datos sensibles. Cabe una posicion interme- dia, que es la adoptada por Aviételes en su mis arriba ‘expuesta doctrina de la absraceién de Ia inteligencia, la ‘cual toma su propio objeto (as formas o exencias) de la realidad sensible, y que es precisamente la solucién que surge de un andlss objetivo e imparcial de nuestro ‘conocimiento intelectual. Como la sensibildad (y a través de ella como a través de un medio diifano), la inteligencia lega inme~ diatamente a sa propio objeto, la forma o exencia de la realidad, prescindiendo de ls notar materiales que la individualizan, con lo cual solamente y sin ningin sporte ppostivo puro de la inteligencia, el concepto resulta abstracto y el contenido presentado ipso facto bajo la forma de universldad. Y esto no es afirmacién gratuit (Ba mame s0 eptinnony ae mods Shoe da sta mugs pad" cow sgt. coe aes ‘spoon deta cS la (i ee) 186 FE hecho inicial del conocimiento se nos manifiesta ai como un sondeo inmediato de Ia inteligencia en la reai- dad. En este primer momento ni siquiera tenemos con- ciencia expresa de nuestro concepto, y si mis tarde nos ddamos cuenta de él, es por reflexiin, por un segundo facto de inteligencia| que toma por objeto al primero. Toda investigacin ulterior —si quiere ser critics— debe explicer este dato inicial del conocimiento tal como se presenta a nuestra conciencia, sin deformarlo. Por lo dems, es impostle negar o dadar de esta capacidad de Ia inteigencia para llegar inmediatamente a Ia realidad, sin suponer ete mismo valor (°) que se pretende negat © poner en dud. La doctrina de la abstracein, segin Ia cual a inte- ligencia toma un aspecto de la realidad dejando otros sin egaros, es la nica explicacién concorde con este hecho iniial del conocimiento. ‘Por lo demés, tan inmediato es, considerado desde un punto de vista. no psicaligico sino gnoseolégico, el Contacto de la intligencia con su objeto (la forma in- tcligible), como lo es el de Ia sensiblided con el suyo. Es, pues, arbtrario y contra el vertimonio de Ia concien- cia afirmar que los Gnicor dator que clla toma o recibe son los de Ia sensiblidad como tales; la inteligencia llega ‘tan inmediatamente a su objeto —desde el punto de vista ‘gnoseolégico— como la sensacén al suyo. Esto no se ‘pone a que el origen pricalégico de nucstrasidess haya de buscarse en los sentidor: I inteligencia. llega a st ‘objeto 2 través de los sents. aly tym Eerie" 29, nai net a 187 Es claro que toda Ia ulterior ivesigacién Kantian ‘que buses eras formas a prior o ateporas de la intali- {encia, rela eter e infructoos, puesto en relieve el Paralogismo iniial que introduce sebreptciamente como Speraciin pura y subjetiva de la intlgencia, lo que realmente er un resultado conseevente de sla Ta opera- iin abstractiva intelectual qu lega inmediatarente toma de la realidad sensible su propio objeto la enc Inualigible"depojada de sos ots materiales indvi- duantes, - ‘Sefalado este error fundamental de la traacién iegtima dal objeto de a intlgencia al orden subjetive para convertilo en mera forma pura «priory supucst on justi, por ende, la tas arinotlica conraria del ‘aloe reat del objeto dela ineligencia en lo conceptos Univers en cuanto a su contenido, cabe, poe, selat en el stema de categorias del filsofo de Koenbers, ‘otros puntos ruinosos relacionados con el primero. ‘La cantidad no puede ser Ia primera cstegoria como quiere Kant. Sindo' una realidad acidentl,prexepone In substancia de donde dimana, y en la que oe stents La unida,plaraldad y sotalidad no son categoria, sino propiedades trancendentale del “se”, cuyo contenido, or consguiente, analigico como el del mismo set, puede Aplcarse tanto alens ase (al ser subsinente, Dies) que tstf fuera de las eategorias, como al ens ab alio (se crea- do), ico comprendido en ls categorias (eft. mis srviba TL 2). Slo el concepto univoco que se predica or igual de los géneroinferioes 0 indviduos que de €l Dartcipan, puede constitu una eategoris. Pero i lk ‘nldad,plualidady toaidad se toman en una acepcin 188 ‘matemética, son propiedades de Ia cantidad. En cuanto. aa afirmacion, negacion y limitacién, slo son diferen- ‘tes modes de predicacién de las proposciones. La subitencia y el accidente no son solamente rel tivos, tienen tn contenido objetivo absoluto; la cause ¥ el efecto, la accin y pasion no pertenccen a la categoria de relaciin estrictamente tal (= accidental), porque ‘llas we enfzzan con una relacién transcendental en el ‘orden esencial del ser, fuera de toda categoria. Finalmente ta existencia no exivtenca, posiblidad Y¥ meceuidad, ete no son eategorias, sino nociones teas- ‘cendentales 9, por lo mencs, nociones y propiadades ge- peralisimas del ser, En cuanto a la existencia y Ia no existencia no son smodalidades, ya que establecen 0 renuevan simplemente algo. 1 CONCLUSION: SINTESIS Las eategorias de Kant son, pues, sntetizando, lat diversas formas a priori posiivas y subjeivas 0 concep- ‘tos puros, con cuya unidad sintética aplicada a lo ele- rmentos miltiples y contingentes de la sensbilidad, la inteligencia constieuye lor “objeto”. El “hilo conduc toe" de la bisqueda de estos conceptos puros, vacios de realidad, se fundamenta en un principio indemostrado fal, a saber, en que la necesdad y la univensalidad y, 189

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