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COLOMBIA: CRÓNICA DE UNA NACIÓN QUE QUIERE EL CAMBIO.

Hace poco tiempo, salió a la luz pública un hecho socio-económico, que podríamos
considerar como una consecuencia a la conglomeración de problemas y antecedentes
nacionales principalmente políticos, que es solo una de las más cercanas realidades, con las
que a diario muchos colombianos tienen que sobrevivir.

Las llamadas "pirámides", y sin entrar en su especificación exacta, son organizaciones con
fines netamente lucrativos que en sentido económico y social, resultan perjudiciales para la
mayoría de personas, miembros de las mismas, ya que en su mayoría finalmente terminan
perdiendo mucho dinero, que con anterioridad habían invertido. De esta manera podemos
tender a pensar que hechos como el anterior no es un bien social en cuanto a que no se
desarrollan dentro de parámetros nacionalmente legales, pero este no es el caso; la cuestión
es, ¿por qué nuestro proceso histórico nacional, ha desembocado actualmente en un mar de
problemas sociales?

La historia de Colombia, ha sido, es y será un devenir de sueños prisioneros dentro de su


misma significación, determinados por circunstancias sociales, económicas y políticas que
pragmáticamente, no son dignas de ser vividas, tales como: la violencia, la guerra, el
narcotráfico, la corrupción y las diferencias sociales.

Así pues, se pueden mencionar ciertos hechos históricos de interés nacional que desembocan
en la concepción actual de realidad social.

Durante el inicio de la época republicana en Colombia 1 a nivel socio-económico se llevó a


cabo un proceso de expansión de la frontera agrícola, con el fin de optimizar más territorios
nacionales, ubicados hacia el oriente del país; puesto que años atrás, la cordillera central había
impedido el paso hacia esos inexplorados territorios. Durante este proceso se buscó fortalecer
el poder político sobre el territorio nacional; de esta manera había tres puntos estratégicos,
que cumplían determinada función sobre el territorio: Santa Marta y Cartagena comandaban
el poder económico, debido a sus puertos; Popayán establecía el poder religioso o ideológico,
ya que fue una de las primeras ciudades en constituirse y Bogotá ejercía el poder
administrativo, por ser un punto central dentro del territorio.

Cuando gran parte del territorio colombiano estaba poblado, comenzaron a desarrollarse
leyes y constituciones que gobernaran la nación; sin embargo, la entrada de Colombia al siglo
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Siglos XIX, XX y XXI

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XX, no fue la mejor ni la más apropiada, puesto que el pensamiento con el que se forjó el ideal
de nación, estaba determinado por las guerras civiles del siglo XIX y el surgimiento de dos
ideologías o partidos políticos, liberal y conservador, cuya característica en común era
mantenerse en el poder a toda costa; generando disturbios y peleas constantes acompañados
por problemas de gobernabilidad.

En 1948 durante las campañas de candidatura presidencial para cada partido político, ocurrió
un hecho que marcaría por siempre la historia de nuestro país, el bogotazo. El 9 de abril de
1948, ocurrió en el centro de Bogotá el asesinato del caudillo liberal Jorge Eliecer Gaitán, que
trajo como consecuencias: una oleada masificada de violencia de los años cincuenta; el
descontento social generalizado y con esto, el surgimiento de grupos armados al margen de la
ley, en contraposición al desorden político y a los inconvenientes de gobernabilidad; la
creación del llamado Frente Nacional que pondría fin al enfrentamiento entre liberales y
conservadores, alternando su oportunidad para el ejercicio del poder. A partir de esta orgía de
sangre que tuvo repercusiones sociales, políticas y sobretodo económicos, nuestro país quedó
devastado por la guerra. Comenzó el fenómeno de la guerrilla y sus constantes revelaciones a
través de la implantación del terror y el horror, naturalmente como la sombra de la violencia.

La progresiva problemática económica, las marcadas diferencias sociales y la pobreza,


consecuencias de la violencia, contribuyeron a que hacia los años setenta, muchos grupos
sociales buscaran alternativas lucrativas para sobrevivir, encontrando así en la ilegalidad y
clandestinidad, al narcotráfico.

Cuando la guerrilla y el narcotráfico se fundieron en una sola convención, la lucha por el


pueblo se convierte en contra del mismo; comienza a percibirse el fenómeno del secuestro y
demás aspectos que como bien sabemos, son el pan de cada día en nuestro país hasta la
actualidad.

Así podemos comprender que el problema de las recientes pirámides, no es más que una
respuesta social, como lo fue en su momento el surgimiento de la guerrilla, el ejercicio del
narcotráfico y la violencia masificada, a razón de una causa en común: La lucha por
sobrevivir; pero que en estos casos se ha inclinado hacia ideales clandestinos o simplemente
individualistas(a favor de unos pocos) y no en bienestar de toda la sociedad colombiana.

A pesar de una historia construida con la tinta del dolor, el desorden y el inconformismo, no
valdría la pena seguir proyectando nuestro futuro, correspondiendo a nuestro desesperanzado

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pasado, sino que, como dice William Ospina en La franja amarilla, que solo tomando
posesión de lo que tenemos, (más allá de los conflictos y diferencias sociales) y de lo que
queremos ser (una verdadera nación), le podremos dar un nuevo sentido a nuestro país y a su
historia, generando un movimiento que sea capaz de cambiar las convenciones nacionales.

Bibliografía

Ospina William. Colombia, el Proyecto Nacional y la Franja amarilla. Santa fe de Bogotá,


Colombia. Editorial Norma S.A. 1999.

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