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ES VCo orem PCI g JeBiequin "9 198ye9 ALY) mao ene ee ae ey) Pee Ete i ESM Lae oo ed PORN CCE mec ea Bone ee eco ees ar ae Senet on these een CCRC mone riers MSC MeUn RCC eRe Cie Pe Re ereee a aa eee Cosy Se Mi mecRern Cente ROT aes CORY come gL Stet eee Teer Zeer a Sea ee cme co ed Ser un oon Cesc Sree Reem emt Sonne monet mc! Teen en nee ono] Poet Ree ne ee Noe aera oro Cre ae Sete yee Pee US STS UC a Ruy Src Cne ete moun onec i) Pome R oie tee Tee oR CCC bo) Peto cee soca aa Proce mc on Pee I Sur Rot eet Uno ae od Preteen ie Mere Rot mt Two. 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Umbarger Amorrortu editores Buenos Aires Directores de la biblioteca de psicologia y psicoanaliss, Jorge Colapinto y David Maldavsky Structural family therapy Carter C. Umbarger © Grune & Stratton, Inc., 1988 ‘Traduecién, José Luis Etcheverry A Susan y Jessica, desde luego. Unica odicién en castellano autorizada por Grune & Strat- ton Inc., Orlando, Florida, Estados Unidos de Norteaméri a, y debidamente protegida en todos los paises. Queda hecho eldepésito que previene Ia ley n° 11.723. © ‘Todos los dere- ‘chos de la edicion castellana reservados por Amorrortu edi- tores, S.A, Paraguay 1225, 7° piso, Buenos Aires. La roproduccién total o parcial de este libro en forma identi: ‘ca o modificada por cualquier medio mecénico 0 clectrénico, incluyendo fotocopia, grabacién o cualquier sistema de al- macenamiento y recuperacién de informacién, no autoriza: dda por les editores viola derechos reservados. Cualquier utilizacion debe ser previamente solicitada, Industria argentina, Made in Argentina ISBN 08089-1568-1, edicién original, Nueva York ISBN 950-518-488-3 Indice general u 5 y 19 61 21 223 29 255 Reconacimientos Prefacio Primera parte, Conceptos tedrieos 1. Cardeter, contexto y cambio 2. Los términos de Ia terapia familiar estructural 3. Copartieipaeién y dlagnostieo Segunda parte, La préetica clinica 4, Maniobras de apertura: para obtener un diagnéstico estructural 5. Las maniobras de apertura: para dar prineipio a es- tructuras nuevas 6, Las intervenciones candnicas: estructura, pautaciin cescenica y seeuencia 7. Intervenciones eanénicas: tareas y descripeiones & Nudo y desenlace ‘Tercera parte, Atender a la estructura 9. La ventaja estructural Glosario Reforencias bibliogréficas Reconoecimientos Cuando en 1968 hacia mis préetias en un institute psiquia trico privado de orientaciin tradicional de los alrededores de Boston, conoei a Marvin Shier, quien me ntroduo en latera- pia familiar. Supervisé el tinico caso de familia de que pude cuparme y me dio el aliento de eircunstancia, lo tinieo que ‘eabia con alguien totalmente inmerso en el pseoandlsis, como lo estaba yo entonces. Las cuestiones de fala, sin embaro eran mi principal interés en la investigacion, en lo cual recibi ‘mucho apoyo de los doetores Norbett Mintz y Robert A. Ro- senthal, que orientaron buena parte de mi labor en esa epoce. Como mi deseo era poder continuar dichas investigaciones, consegui ser admitido como mierabro del equipo profesional de 1a Clinica de Orientacion Infantil de Fiadelfa en el curso del cotono de 1968 Desde ese aio hasta mi vuelta a Boston en 1971 fui miembro de ese equipo clinico y de investigacién, poco numeroso, de cautivante creatividad, que Salvador Minchin ha venido orga nizando desde 1968, La Clinica de Orientacion Infantil de Fila- elf estaba, se puede decir, en su edad de oro, al menos para mi, A un quehacer agotador, pero entusiasta, movian os seme narios dirigidos por Minuchin, los grupos de lectura orientados por Jay Haley y el cotidiano trato con terapeutas que, como Yo, se iniciaban, Tuve la suerte de que la ensehanza que Mi- hnuchin y Haley impartian a eada uno de nosotros se eonsoida ra en contactas semanales con Braulio Montalvo y Neal Dic niels, clinieos y tedricos talentosos que supervisaron buena parte de mi trabajo. Con ellos aprendi a utlzar téenicas es tructurales en la cotiiana linea de fuego Otro maestro del grupo de Fladelia tavo una especial im Portaneia para mi: el extinto Rae Weiner, defensor de la com Plejidad ideologica en una época en que la mayor parte de no- sotros empezdbamos a ereer que, bien mirado, existia un cami no regio. En 1971 pude volver a Boston gracias a Philip Helfacr y a Larry Schiff. Me ayudaron @ crear un grupo de formacion en n terapia familiar y un programa clinice para adolescents psei- tlcos y sus fanilas en ef Servicio del Adolescente, del Hosp tal Estatal de Boston. Al mismo tiempo, John Pearce, con su habitual generosidad, me hacia entrar en contacto con miem- bros de la comunidad de Boston-Cambridge que tenian inte- reses similares, Ademés, me sugiré eserbir este libro. En 1974 me azocié con dos de estas personas, David Kantor y Barry Dym, con el objeto de fundar el Instituto de Faria de Cambridge La labor y ls diseusiones compartides con estos dos cole ‘gas me resultaron valiosisimas para refinar algunas de las ideas Aue doy a ls hz en el presente trabajo. Ba mi experiencia per Sonal de estos aos iniciles del Tnsttuto conté tambien con la sabidaria bendvola y vital de Myron Sharaf, quien me ensehs a interesarme por las familias sin desmearo dela psiologia pro- funda de ls vida individual. i los meses que dediqué a redactar este libro tave el pri- vilegio de ser aconsejado par Barry Dym, quien dedico horas & Aiseutir conmigo sobre muchos temas que, de haber sid intro- dducidos en estas paginas, habrian obstado a su presontaciin orgunizadg. Otros amigesintimos y celegas corsintieron en hacer leevira critica del manuserito, Sallyann Roth y Richard CChasin, que se integraron al Intito como ditectores en 1980, demostraron ser amigos sabios y criticos considerados, con tacto para conocer lo que se debia cuestionar, Io que estaba realmente a mi alcance v, no lo dudo, aquello lo cual yo.no habria podide prestar oidos. Caroline Marvin contribuy6 sobre todo a organizar lo que antes de intervenir ella era en dems- slados ligares un laberinto embrolado de ideas. Charles Ver= ge me movis a reeonsderar algunos temas que se tratan en los tapitulos finales, y asi posibilté un remate decoroso. Richard Bush aports mucko a los captulosiniiles; el mismo haba Publica un libro dos fas antes, y me ensené a reparar mejor en aspectos de redaceién y publicacin, El director de esta se- rie, Vineent D. Foley, tuvo la generosidad de hacer varias lecturas atentas del manuserita, mostrandose muy pacien- te y considerudo en las etapas finales de la preparacion de la obra Si alguna claridad tienen las paginas que ofrezeo al lector, en buena parte se debe al empeio de estos amigos. ¥ en Jos casos en que no he seguido sus consejes, soy yo quien deberd sobrellevar las consecuencias o disfrutar de ella, se- sin sea el resultado, B ‘Susan Conant preparé el primer borrador. ¥ no dejé de ‘comuniearme los inapelables elogios y eritieas que le han dado jasta fama, y sin los cusles es indudable que mi libro habria resultado una empresa mas desafortanada B Prefacio Este libro introduce en las premisas de la terapia familiar ‘estructural; est destinado a terapoutas que se han formado en ‘tras modalidades, y que se inieian en el trabajo con familias, Nos dirigimos entonees al terapeuta que necesita de una intro ‘dueeion basiea a la teoria general de sistemas y quiere conocer ‘edmo se la ha incorporad a las destrezas clinieas que se cono- ‘eon como terapia familiar estructural. Bn los eapitulos que ‘ofrezeo he intentado una presentavion metédica de la teoria a ‘que el abordaje estructural responde, tras lo cual describo las teenicas de interveneiOn empleadas por los terapeutas de orientaeién. Aqui se pone el acento en los aspectas basicos del abordaje, y no en los puntos més sutiles que acaso interesan al terapeuta de familia més formado, Los elinieas ya experimen tados, que estan al tanto de las bases de este tipo de terapia, consultardn eon provecho el reciente libro de Minuchin y Fish- man The techniques of family therapy (1881). Las destrezas basieas se presentan de un modo que, lo es- pero, alentara a los prineipiantes en la conviecidn de dominar- las a'su tiempo. Con demasiada frecuencia el poder de las in- tervenciones estrueturales parece mis funcion del ensalmo y el ccarisma del terapenta, que de la limpida eficacia de las destre- zas mismnas. La terapia familiar estructural es una teoria del ‘cambio, que se puede aprender. No exige de virtudes magieas, ni en la presencia del terapeuta ni en sus palabras. Ademas, buena parte de la terapia se desenvuelve en el suelo fértil de las fases intermedias, y no entre las candilejas de una ent vista inicial inolvidable. En este espiritu he prestado atenciin a lo que sucede después de la apertura primera, y ala manera de recuperarse tras intervenciones fracasadas. ‘Como es subido, el desarrollo de la terapia familiar estruc- tural fue inieiado por Salvador Minuchin y sus colaboradores * Vance lar Referencias bitin (pigs. 2564, donde se hallarén lis datoncomplats de a bras ites oh el eto, Animism les arenas tre corchetes renin 1 ge tatoecones al extelan que hemos tld, 5 de la Clinica de Orientacién Infantil de Filadelfia; de ells, los ‘mas conocidos son Jay Haley (que después paso a trabajar en las terapias «estratégieas.), Braulio Montalvo y Harry Apon te, A estas poeas personas debemos muchas e importantes p- bilicaciones que definieron primero y elaboraran despucs los conceptos de la terapia estructural. Resientes sportes de Mi- nuchin y Fishman (1981, y de Aponte y Van Deusen (1980), aparecieron cuando mi labor ya estaba muy avanaada. Siempre «que me resulté posible procuré incorporar estas obras, con la reserva de no distraer la ateneisn del lector de los nspectox clementales dela terapia estructural. Simultaneamente & la ppublicacién del nuevo libro de Minuchin, se expusieron impor. tantes refinamientos y extensiones de Ia teoria de sistemas. Me refiero ala «segunda cibernética- presentada por Lynn Hoff man (1981) y 2 la pronta aplicacion de este y otros conceptos sistematicos en el desarrollo de las sterapias estrategteas, so bre todo en la obra de Palazzoli y sus colaboradares (1978). Los nuevos y convineentes usos del paradizma sistemico ofrecen prometedoras perspectivas, inclidas feeundas revisiones de diversas téenicas aconsefadas en estas paginas Este libro presenta una organizacidn simple; salvo en elex- pitulo inieial, que trata de la teoria general de sistemas, pro- cura reflejar las aventuras y desventuras que se experimentan ‘en la prictia del tratamiento de una familia desde la perspec- tiva estructural. Los eapitulos 2, 3 y 4 introducen al terapeuta principiante en los decisivos pasos que llevan a hacer coparti- cipacion y recoger informaciones; en los términos principales de la orientacion estructural, y en las ventajas que pareeen propias de este punto de vista. El capitulo 6 explica el mado de hacer diagnéstico estructural y de iniciar la terapia. Los capi- tulos 6 y 7 documentan las principales estrtegias de interven- ‘ion asociadas a la terapia estructural. El capitulo 8 indica lo ‘que sucede y lo que conviene hacer cuando han quedado atrs las maniobras de apertura y el brllo de las primeras esperan- as desluce en las trabajosas fases intermedias de la terapia. El capitulo final reseita ventajas y diffcultades de este abor- daje, y sugiere orientaciones probables a los terapeutas es- ‘tracturales que miran al futuro de su teoria 16 i Primera parte. Conceptos tedrieo: 1. Caréeter, contexto y cambio El genograma de la seftora Consideremos la siguiente historia: Becky, de siete aos, hhabia sido derivada a terapia por su maestra a causa de si ‘escaso ajuste en el aula, Se la veia a menudo llorosa, se queja- bade extrafiar el hogar y daba una impresion general de ina durez en su conducta social. En lo demas era inteligente y tra- table. Los padres aceptaron la consulta porque les preocupabs la frecuencia de conducts similares en casa, Los des frisaban los 85 anos. Acudieron a la entrevista inicial con Becky y st hermano menor, de cuatro aiios, Ambos tenian edueacion tn versitaria, se mostraban sensibles en el plano emocional y pa- recian llevar vida armoniosa. La eefora N. habia recibido pai coterapia individual, eentrada en problemas relacionados con su familia de origen, y eompletada eon intrineados genogramas de su sirbol genealogico y periédica asignacion de «deberes para Ja casa con los miembros vivos de su familia. Ella se conside- aba una personalidad deprimida, y que habla extraido gran Deneficio de su anterior terapia. Ahora estaba preocupada por su hija, En Ia primera mitad de la entrevista la sefiora N. ce refitié tuna y otra vez a su genograma y a una supuesta -herencia de ineptitad-, que en su familia materna se habria trasmitido ala hija mayor de eada generacién, categoria a la que pertenecian ella, eu propia madre, y ahora ia hija. Con la fuerza de convie- cidn del sentido comiin, la sefiora N. sostenia que esta herencia de ineapacidad social se manifestaba ahora en Becky. Para de- finir esta trasmisién de la insuflciencia en el paso de las gene- raciones empleaba el término -trasferencia simbiética-, fra- se a la que adjudieaba importante sentido. Mientras la sefora NN. se osforzaba en narrar su historia, la terapeuta, una mujer Joven, advirtio que Becky con freeueneia interrumpia a su ma- ‘dre: casi siempre con suspiros 0 desplomandose con ruido sobre la silla. Y una observacion mis importante de la tera puta: las interrupeiones parecian formar parte de una seeuen 18 cia simple de conductas. Un episodio lo mostraré bien: en cier- to momento la madre solicité de la terapeuta utilizar Ia plzarra para dibujar su genograma familiar, y entonees sobrevino este Intercambio: Maitre: Todo este problema viene de lejos... bueno, por lo ‘menos comienga con la madre de mi madre. ;Puedo (al tiempo que sefiala la pizarra y se iucorport)? Vea usted, este es el cuadro (empieza a dibujar wn diagrama en que aparecen va- rias generaciones de hombres y majeres de su familia exten sa). Es muy conmocionante... y entonces. Padre: Tu madre era... bueno, ereo que en realidad no espe- rraba mucho de su propia madre. (Ha interrumpido a su espo- ‘sa, parece que con la intencin de ayudarla en la descripeiin de'su familia.) {Ella era una persona diferente! (Se inelina igeramente hacia sw hija, que la tiene aentada enfrente, y ssuspira.) {Estas bien? ‘Madre: Bs realmente conmocionante ver todo eso puesto ahi Conozeo bien a estas mujeres... Hija: (Becky deja su sitla y acude a su madre junto a la pi- zarra, toma una tiza y hace garabatos.) Es estipide. No lo puedo hacer (seiialando sus garubatos). Hazlo ta, (Se cuetga de la madre.) ‘Madre: Becky, no interrumpas. Este tiempo es de mama, seri tu turno después. (Conduce a Becky con firmeza hasta ou siento.) Déjame terminar esto (lo dice con convieciin). Padre: (Se respalda en su silla, después hace sekas al hijito ‘menor para que venga a sentarse con él. La esposa retoma #4 narractén.) Pudiera parecer que en si mismos estos breves inteream- bios entre los miembros dele familia no presentan nada notable, salvo su recurrencla periédies. Pero la terapenta eligé hacer una traduecién aproximada de esas conductasy convertrlaa en tuna pauta, que se desenvolvia asi: 1) La sefiora N. buceaba en ‘su pasado, en la porfia de deseubrir un sentido peioldgico, al tiempo que mostraba cierta afliccin; 2) su marido, con tono mas bien neutro, intervenia agregando alguna informacion, ‘pero después invariablemente interactusba con su hija, pare- cia que en el afin de verficar si ella estaba bien-; 3) Becky, ‘después de este contacto, pasaba por lo general ainterrumpir ‘4 su madre, quien 4) respondia con entera competencia y Ie devolvia a su asiento, 5) punto en el cual el marido sflojaba su Vigilancia. La terapeuta decidié intervenir en el momento en 2» que esta secuencia recomenzabs. El cuadro 1-1 presenta las dos maneras en que pude hacerlo, Cuadro 1-1. Intervenciones posibles del tempeuta en el pro- Dlema de ta hija de fa senor N Tntervoncion ire Problema estructural intervencién {Cérmolgrar ve at -Sefora 8. cpuede us- Sern bueno impede Jadajedetmerrampies ted pedira sumardo ie que signers haconde Eumadre y de werrar eaplque 4 Berl que ew prqu, vea used. we Sete ent cio, lla st enti cot (Qoresinesura iejth ne, abo mao Gea aiyay mo reenter inapopiadamerte, ya, usted seberny tal cop awed ie pae ‘Ban oquetiene qua. ceque la hae usted mis et Pilauauespcoque ma Ele quer ser en Ags esto por useds=tncen cme sated af arse su ines La interveneién estructural que se expone en este cuadro atiende al rol del padre en el intercamblo de conductas; indi- reetamente, va dirigida 2 su manera de enviar sefiales a su hija: habria que preocuparse por el hecho de que alguien (su esposa, probablemente) pudiera no «estar bien». La observacion de la terapeuta se pliega a esta preferencia por la comunicacién indi- recta; no pide a la senora N. tranquilizar direetamente a su marido, sino tranquilizarlo por intermedio de la hija y hacerlo participe como progenitor competente, por si mismo eapaz de trasmitira su hija la seguridad de que la madre «esta bien. Si se estuviera en un momento posterior, se podria tratar de pro- mover un intereambio més directo entre los padres, que no ppasara por la hija * El cuadro 1-1 muestra ademas una intervencién alterna- tiva, meritoria desde una perspectiva psicodinamiea y que co- rrectamente escoge cuestiones de identifiacion o de aprendi zaje de roles, Pero esta intervencién no interrumpe la secuen- cia de conductas que hace entrar en coparticipacién a madre hija en torno de preocupaciones de insuflcencia, ni altera la posiciin algo periférica del padre. Expresado en términos sim- bolicos, el influjo estructural de una y otra intervencin es co- ‘mo se muestra en el esquema de Ia pagina siguiente, La interveneiin alternativa, i bien es correcta consideran- do constructos psicoligices como el proceso de identificacis no modifica la organizacién familiar. En cambio, la interven a ami eel | tnaraaia a lan voor | hn Mi Pe Nee = rate ate Ss | rae i cién estructural produce ese reordenamiento; ealiga a los pa ddres en una union jerdrquica que cuestiona el enmaraitamiento centre la sefiora N. y su hija. ‘Una vez elaboradas, las intervenciones estructurales pare con sensibles y convincentes, sobre todo si uno eonoce el mor ‘mento del proceso terapéutica en que pueden tener mayor ine flujo. Pero no es facil ni comprenderias ni apicarlas si previae ‘mente uno no ha mudado sus perspeetivas sabre las razones que levan a la gente a obrar de determinada manera. El tera peuta que quiera aprender las téenicas de la terapia familiar ‘estructural debe comprender que se basan en una teoria de la condueta humana que no tiene muchos puntos en comin con el paradigma psicodinamico que presidié buena parte de los pro- cedimientos terapéuticos durante medio siglo. Ese paradigma, {que es mas mecanicista en sus andlisis de la vida interior, y que es enteramente lineal en su concepeién de la eausalidad, du- rante ese lapso parecié guia suficiente en la tarea de eurar per turbaciones de conducts. Pero en la década de 1950 se empe- zaron a acumular observaciones curiosas sobre personas en tratamiento, que movieron a los clincos a interesarse por nue vvas eoncepciones de la actividad humana. Eeas observaciones coineidieron con la elaboracién en ciencias naturales de un nae~ vo paradigma de causalidad, el paradigma del todo organism 0, enearnado en los principios de lateoria genemal de sistemas. En este parsdigma la causalidad es cireular y la conducts, ho se entrama menos can el contexto de interaccion, que con los procesos mentales interiores. La terapia familiar estructi- ral es derivado pragmatico de eate paradigma organismico, y tal como ha sido elaborada por Minuchin (1974) y sus colabora- ores representa hoy la mejor expresién psicoterapeutica dela perspectiva que sobre la conducta proporeiona la Leoria gene- tral de sistemas. En el capitulo final abundaremos sabre las diferencias entre ol paradigma mecanicista y el paradigma or- «ganismieo; ahora nos proponemos reseiar las observaciones {que promoviaron el interés por un nuevo modelo de la condue- tay aleanzar una familiaridad al menos inieial eon los términos basicos de la teoria general de sistemas. Esta intreduecion 2 serd formal y breve, pero sin ell el leetor hallaria dificil com- pprender el modo en que una interveneién estructural pudo lit brar a la setiora N. de los enredos de su genograma psicoli- ico, Observaciones curiosas El abordaje puramente intrapsiquico de Ia conducta, por beneficioso que haya sido (y lo fue en sumo grado para algunas personas), resulto infructuoso en muchos eampos; no conse- ‘guia modificar los problemas ni explicarlos. Aparecieron por ‘ejemplo innumerables informes clinieos, sobre todo en terapia de nifios, demostrativos de que una persona podia conducirse bien en un escenario, como el consultorio del terapeuta, y mal ‘en otro, como el hogar. Los especialistas en orientacién infan- til, en particular, advirtieron este fendmeno: los progresos al- canzados en la terapia individual del nlfo se hacian mis lentos, 'y aun revertian, cuando aquel se reintegraba a su familia. No fea invariablemente asi. Pero no se podia descuidar este he- cho, a saber, que la inestabilidad del cambio aparecis asociada con la vida en el contexto familiar. Observaciones similares se hicieron en pacientes anoréxicas: a menudo mejoraban mucho fen el hospital, pero este cambio se perdia y hacia regresion ‘euando eran devueltos al seno de la familia. Otra observacion ‘que no se coneliaba ficilmente eon el paradigma anabitco era Ta aparicidn aecuencial de varios niiios sintomaticos en una misma familia. Si uno de los nifios mejoraba, may pronto un segundo nifio manifestaba sintomas, aunque por lo general los ‘sintomas de un nifio diferian de los sintomas del otro. Haley (1963) hizo una observacién parecida en su tratamiento de pa~ rrejas:trataba con buen resultado los sintomas de un conyuge, silo para encontrarse poco tiempo después con que el otro se volvia sintomatico. ‘Mas inquietantes fueron los sucesos observados por Bate- son, Jackson, Haley y Weakland (1956) en sus estudios sobre adultos esquizofrénicas. Con prescindencia de su patologia in- terior individual, se producian graves y perturbadoras altera- ciones en el lenguaje y otras conduetas del paciente cuando era entrevistado junto a otros miembros de su familia, El rastreo {de los trastornos historicos del paciente parecia menos convin= ‘cente que las perturbaciones contemporaneas escenificadas en ‘lencuentro del paciente y su familia. Todas estas observacio- 2 nes, que no armonizaban bien con el modelo prevaleciente de! cambio, indieaban una nueva fuente de influ, a saber, el que ejerce el contexto de interaccion sobre sus miembros indivi cuales. Del caracter al eontexto La elaboracin del paradigma de la teoria general de siste- mas faiito muchisimo pasar del interés exelusvo por el earde- ter individual «un enfoque del eontexto de interacelin. La in lativa para introducir una revolucin en los paradigmas provi no de la biologia, la elbernética y la team de la informacion, pero on las ciencias de la conducts pronto se advirto que alin nas de aquellas -observaciones eurioaas- se comprenian rhe- jor recurriendo a un modelo que corsiderars una causalidad ‘ireular, y no lineal. Exactamente esto es lo que canterpa el paradigina esistémico» u vorganismiea-, ademis de una diver sidad de meevos conceptos clave sobre la interrelacion de los Individuos en su contexto conducta. Li insistencia en el oli. ‘mo, en la integridad organieay ln comple de toda entided viva suponia por otra parte una organisacion sitematien de sa complejidad. Las partes interdependientes de toda entidad viva estaban en consecuencia organizadas segin pautas rla- cionales cuyo alcance era mayor y exyo sentido era diferente de la mera adicin de las partes. Cala sisters asi onganizado se caracterizaba por doterminadas reglas yrutinas operacionales, {ue definian la modalidad de relacon reciproca entre ls partes Subordinadas, y tambien la manera en que a su vez infin sobre el designio del sistema global. De este paradigm sist nico de la actividad humana se extrajeron los términos ted cos de la terapia familar estructural En lo que resta de este eapitulo presentamos una breve introduccién a los rasgos principales del paradigma sistémi En el capitulo 2 examinaremos el modo en que estas abstrae- ciones se vuelean en los términos concretos de la teoria la terapia estructural. Rasgos principales del paradigma sistémico Sistema Un sistema es un eonjunto organizado ¢ interdependiente de unidades que se mantienen en interaceién, Es un eonjunto de elementos interrelacionados eon eapacidad de ejeeueisn [per formance], en particular en su adaptacion al ambiente. Dos [puntos interesan x muestro examen. En primer lugar, un siste= ‘ma —se trate de una célulatiniea, de un drgano, de un euerpo 0 dde un grupo familiar— es aqui siempre un sistema vivo. Como tal existe en un estado de continao intercambio con el ambien te. Esta actividad de intereambio es el contexto dentro del cual, la vida se organiza, se desarrolla, eambiay, por ultimo, maere. En el caso de las familigs, el contexto de intereambio ineluye su clase social, su etnicidad, la cultura que la enmarea en su particular escenario geografico, y aun si tiempo dentro de la historia universal. En segundo higar, la trecuente referencia a Jas -partes» de un sistema y a su entrelazamiento significa que todo sistema se eompone de subsistemas o subunidades (ter- rminos estos equivalentes), que por su parte son tanto tributa- rios como arquiteetos de las reas y rutinas que constituyen al todo organizado. Estas subunidades mantienen entre si una relacién dindmiea, y estén organizadas en torno de la ejecucién de funciones que son cruciales para la supervivencis del siste- ma total. Frontera Una frontera se puede experimentar como unas interaccio- nes gobernadas por reglas, que de manera regular se producen, centre personas durante periodos largos. En unidades mis pe- {quefias que tin grupo social, como una eélula own 6rgano, la frontera puede ser palpable, por ejemplo, la piel de nuestro cuerpo. En grupos familiares, en cambio, la frontera es un fe- ‘némeno interaetivo que acantece en el tiempo. Estas fronteras ‘coneurren a consumar y a definir la separacién entre las sub- unidades del sistema tetal. En las familias, las propiedades de frontera pueden variar segtin la subunidad partiipante y la tarea adaptativa en que se esta. La manera mas fil de diseor- nir fronteras en el interior de unidades familiares es examinar Tas conductas verbales y no verbales que permiten y que pro- 2 hiben la trasfereneia de informaeién sobre asuntes vitales. Por ‘ejemplo, puede suceder que por rutina los padres a lo largo del tiempo prohiban a sus hifos enterarse de ciertas cuestiones acerca de su matrimonio. Esta censura de informacion crea una frontera firme en torno de la subunidad eonyugal. 4 la inversa, puede suceder que por rutina, alo largo del tiempo, la familia entera admita y lame a muy diversos tipos de amigos y de intereses a participar de la vida familiar. Esta es una fr tera de unidad familiar abierta (véase ls figura sizuiente) Unidad conjugal ‘Unidad foie a = hoe is La fanilaenters_!- iaror \ “Sr Frontera cera aes Figura 1-1. Una frontera cerrada radea « ta subwnided con yugal (izquierda) yuna frontera abierte roden a ta unided familiar (derecka) Si no existioran fronteras, muchos desarrollos crticos del proceso familiar no se produeirian; no habris diferenciacion progresiva de funciones en los individuos ni en las distintas subunidades, y por lo tanto tampoco complejidad sistémiea, Y ‘en ausencia de complejidad sistémica se reduce muehisimo la ccapacidad de erear y de mantener una postura adaptativa fren- te al ambiente. A su ver, sin adaptacion, el sistema esta en aprietos, sus partes individuales empiezan a mostrar tension sintomatica y pronto prevalecerdn las fuerzas de la entropia ¥ a decadencia ‘Ahora bien, ;qué pone las fronteras y quélas quita? ; qué rregulan las fronteras? Las fronteras regalan el fjo de infar- ‘macion y de energia de que un sistema vivo requiere en su. uehacer constante dirigido a mantener un equilibrio armo- rioso con su contexto ambiental. Estos eonceptos de informa cidn y de energia son centrales en una teoria general de siste- ‘mas aplicada al proceso familiar; son la urdimbre en que se contrama la actividad cotidiana de la familia. Informacion de- nota las sefiales verbales y no verbales que indican en cada ‘caso, para cada parte del sistema, o para este en su totalidad, la medida en que cumple clertas metas © propésitos ideales. Por ejemplo, silos padres creen ser ellos quienes deben camu- nnicar a sus hijos la informacién sexual, emitiran sefiales de desaprobacién si un hijo trae a casa de la eseuela un manual de fedueacion sexual. Evergia es un fendmeno menos asible, ¥ de- nota la fuerza emocional, la repeticion y la duracion de cada, sonal. En el ejemplo que hemos dado: loz padres acazo se eno- Jen y adopten una setitud panitiva, y reeuertien al hijo la regla {que prohibe traer al seno de Ia familia ese material de leetura, (0 puesie suceder que mencionen el asunto una ver sol, lo alvi- den pronto y aun en tn momento posterior se muestren ineon- sistentes con su postura. Energia denota la fuerza y la tasa de intereambio evideneiadlas en la trasmision de esas senales in- formativas. Realimentacién y diseno sistémico Entradas y salidas de informaciin y de enengia se vehicull- zan por medio de un suceso elbernético llamado lazo de reali- ‘mentacion, En el caso de las familia, estos lazos son senderos dde comunieacion que eruzan las fronteras entre las unidades en un sentido y en el inverso, dando sefal alos miembros de esa unidad sobre su grado de conformidad o de divergencia respec to del propésito general del sistema, Todo sistema esta «en, tren de algo», es decir, se encuentra en cierto estado de inter~ cambios més 9 menos adaptativos con el ambiente. El diseno de un sistema denota la meta de estos intercambios y el estilo fen que se llevan a cabo, Las familias legan de diversas mane ras a establecer estos diseios supraordinados de vida. Los teGricos de la terapia familiar estructural han prestado eseasa atencién a una eventual tipologia del proceso familiar; otros autores han ensayado una variedad de modelos clasfieatorios, (Beavers, 1977; Kantor y Lehr, 1975). Pero prescindiendo del ‘modo earacteristico en que una familia procede a crear el dise- fio de un adaptativo vivir-en-contexto, es preciso que esté di sseminado por todo el grupo familiar, que se trasmita eon prec! sién a cada subunidad, que a su vez debera procesar esa infor- ‘macidn y responder a ella, Existe entonces un flujo y un inter~ ‘cambio continuos de informacion y de energia a través de las, fronteras de las partes interdependientes. Este flujo se ora sobre todo por medio de dos tipos de lazo de realimenta- ion: los lazos que promueven estabilidad u homeostasis en el sistema, y los que promueven crecimiento y eambio. Realimentaci6n y homeostasis En muchos casos, el logro adaptativo os aleanzado mejor por un sistema que permaneeo estable y que procesa informa. cidn y energia de suerte de mantener un estado relativamente constante de actividad. Esta estabilidad se llama homeostasis 0 equilibria sistémico, y es indispensable para que el sistema funcione con eficacia y sin una tensién inconveniente en las partes que lo componen, Los lazos de realimentacion que pro- ‘mueven el equilibrio se pueden llamar lazos de eonstancia, pax ra indicar que la funeién de Ia actividad realimentadara es ‘mantener un estado de constancla o de relativa mismidad en la ‘modalidad de quehacer propio de la familia. En términos mas formales, estos lazos de realimentacin se llaman lazos reducto- res de desviacién, Llanamente: uno deseubre que existe una Tinea de base o norma para la conducta, y observa que las des- Viaciones respecto de esa norma son «reducidas, esto es que suscitan una reacein familiar que hace retrotraer la conduct ala previa linea de base. En caso de ser reducida con éxito una condueta, se la tendra que abandonar par completo 0 se la de- berd alterar hasta levarla a un suficente ajuste con el diseno sistémico prevaleciente. Daremos un ejemplo de lazo de reali- ‘mentaeién reductor de desviacién; de lazo, entonees, promotor de homeortasis. Mientras entrevistaba a una familia con una hija adoleseen- te muy perturbada (se le habia diagnasticado psicosi), el vera- ‘peuta repard en que los padres se expresaban siempre en tér- ‘inos claros y racionales, en tanto que la hija, Sara, no hacia, ‘otra cosa que farfullar y apareciairracional. El terapeuta quiso comprobar esta observacién y determinar si existia una linea de base para la condueta; cred entonces la oportunidad de que ‘ccurriera una eonducta diferente. Terapeuta: Ahora quervia saber por Sara, por ella solamente, {Que sucedié antes que acudiera la palic ‘Hija: Bran las 6.20 hs., y yo estaba escuchando la radio en mi habitacion... (Empieza o producir wn relate claro y audible de lon sucesos.) Madre: (Se lleva la mano. la bora, y 9 a tapa por un instan- ry) Padre: (Se leva la mano a ta boca, y se la tapa por um instan- te) Hija: Me parece haber dicho bastante por ahora... Realmente no reeuerdo nada mas. 2 Los padres lograron dar sefales a su hija de que se habia apartado a distancia inaceptable de la linea de base esperada, En silencio se taparon la boea, y Sara dejo de hablar. Quedo ‘allada, un poco confundida, otra vez en acatamiento a una norma familiar. La homeostasis se habia restaurado. Pero si fen este ejemplo la lograda reduceion del novedeso puso de la hija restaura un equilibrio infortunado, los estados homeosta~ tieos no son nocivos en si mismos, siempre que puedan dejar sitio a periodos de erecimiento y de cambio. Realimentacién y crecimiento La nocién de estado homeostitio explieas6lo una parte de lo que sucede en la vida familiar. Un sistema vivo tiene que ‘estar siempre en tensién dindmica,alternando entre presiones hacia el crecimiento y la ulterior diferenctacion, y situaciones de reposo y de estasis, mesetas provisionales que dan respiro y alivio 2 los dolores del crecimiento. Aunque esto pueda sor- render, es nueva la insisteneia en la eapacidad de los sistemas para elerecimiento y el cambio. Al comienzo, los estudiosos del proceso familiar quedaron impresionados sobre todo por lca pacidad de la familia para «volver ala normalidad> (no importa {qué significara para sus miembros), es decir, su capaeidad para cl control homeostitico. Hace poeo, te6ricas como Maruyama (1968), Hoffinan (1981) y Dell (1981, 1982) destacaron la igual= ‘mente eseneial, aunque quizd menos observable, aptitud de los sistemas para creeer y trasformar su eseneia misma a fin de acomodarse 4 las necesidades de miembros individuales, asi ‘como a las presiones de un ambiente que se modifica. Los lazos de realimentacion que promueven el crecimiento se pueden Il ‘mar lazos de variedad, para indicar que el resultado de la ati- Vidad de realimentaeién es dar sanciin a la diversidad y a la diferencia, lo que lleva erear nuevas liness de base para la ‘conducta. En términos mas formales estos lazos de realimenta- cidn se Taman lazos amplificadores de desviacién, En contra- posiciin a los lnzos reductores de desviacion, que promaeven la canstancia y la unldad de propésitos, el azo amplificador de desviacion promueve el crecimiento y la diversidad. Esto es asi: se produce un nuevo suceso 0 una nueva secuencia de con- ‘ducta, y suseita respuestas de refuerzo de los demas miembros de la familia, que aseguran la supervivencia de la conducta ‘nueva. Daremos un ejemplo de luzo de realimentacin amplifi- ceador de desviacion, es decir, promotor del crecimiento, La madre y el padre parecian en completo, si desesperan- zado, acuerdo sobre lo ingobernables y silvestres que eran sus dos hijos en edad de latencia, Karen y Tony. La madre estaba sobre todo enojada con Karen; pretendia que su hija la ediaba ¥y que la irritaba deliberadamente. Mientras los padres habla- ban con el terapeuta, los niios no dejaban de levantarse de si asiento una y otra vee, y corrian en eireulo en torno de aque- Ios, estirando el brazo para tocarlos eada vez. Al cabo, el pa- dre extendié los brazos, pilld a Tony y lo sent6 con firmeza sobre sus rodillas. El nino se tranquilizé. La madre, en cam- bio, seguia con sus airadas observaciones sobre Karen, y decia, ue odiaba estar en contacto con los dems y que no éra cari fhosa. El terapeuta en ese momento inieié la siguiente secuen- ia: Termpeuta (ae dirige 0 la madre): Me pregunto si usted no puede tener a su hija en las rolls, eomo hace su marido con Tony. Madire: ;Oh, no! Karen no quiere saber nada. Odia que la to- 4quen. Ademas, me siento inedmoda en esa situacién. Padre (se dirige 0 eu esposa): Deberias hacerlo... vamos, in- téntalo. Karen, siéntate en las rodillas de tu mare. Hija (se encarnina hacia la macire y se le sienta en el 29020). Padre (se dirige a eu esposa): Lo estis haciendo bien. Esti muy bien asi Terapeuta: Observo que Karen parece mas tranquila. Ahora sonrie Madre (rompe a lorar, distiende su cuerpo): Esto es insenss- to, pero ella no os tan mala. La conducta nueva, de contacto fisico tierno entre madre © hija, recibio varios refuerzos: primera el padre alenté a su es- pposa para que aceptara la sugerencia del terapeuta, después Ia hija mostré visible placer y por iltimo la madre amplificd su condueta nueva con sus lagrimas y un aminoramiento de su ira, Crecimiento y cambio en este campo resultarén beneficiosos para la familia, antes que aleanee otra meseta de invariat dad homeostatica, Las ventajas conceptuales de un enfoque del proceso fami- liar en funcién de la teoria general de sistemas se pueden apre- ciar en estas nociones de homeostasis y crecimiento; en loesen- cial representan un camino para comprender la unidad de la familia y In diversidad del individuo, sin perder de vista la ineluetable realidad de que todas las formas de vida se ven for- 30 zadas a cambiar, pero manteniendo la regularidad y el equill- ‘brio que les permitan conservar un intereambio adaptativo eon, cl contexto ambiental. La unidad viva tiene que crecer, pero fon cierto sentido tiene que seguir siendo la misma. Es preciso aque se produzean cambio y crecimiento, pero eon una modali- dad y a un ritmo que preserven un sentido de mismidad. Desde este punto de vista, toda familia sana impresiona como conser- ‘vadora; parecera ser siempre la misma, siendo que empero su- tilmente promueve el crecimiento y el eambio en el interior de ‘sus subunidades individuales. Estructura El término estructura denota pautas de interaccién relat vamente duraderas que concurren a ondenar u organizar sub- tunidades componentes de una familia, en relaciones mas 0 me- nos constantes. Estas alianzas y eoaliciones pautadas entre ‘miembros de la familia son las estructuras que regulan su coti- iano flujo de informacion y de energia, En este ventide una estructura no es el eontenedar estatico de un intereambio in terpersonal, sino una metéfora de intereambios de conducta ‘que ocurren con regularidad. Minuchin lo ha expresado asi ‘estructura designa sel invisible conjunto de demandas func rales que organiza la manera de interactuar entre ellos los miembros de la familia» (1974, pag. 51). Estas definiciones po- nen el acento en un atributo dinamico de las estructuras, a saber, la organizacion activa de la conducta en ratinas prede- cibles, Ahora bien, en su connotacidn mas popular estructura es algo quieto 0 estitieo, algo fijado en el tiempo, como si se pudiera detener en un momento dado la vida intoractiva de la familia y crear de ese modo una -estructara-. sta eonnota- ‘eign introduce un importante distingo: entre estructura ¥ pro- Estructura y proceso Proceso designa una secuencia disereta y limitada en el tiempo, de conduetas que constituyen tuna transaceion. Obser- vemos por ejemplo un proceso de decision familiar; caso se componga de varias conductas eslabonadas: el pare hace de- terminada propuesta, el hijo mayor se opone y la madre se pronunicia en apayo de su hijo, acuerdo este de madre e hijo 31 que puede tener suflciente fuerza para determinar un resulta do. Si se toma en euenta una dimensién temporal, se puede hhacer un distingo entre estructura y proceso. La expresiin de tun proceso en el tiempo le conflere estatuto de estructara. En el ejemplo que dimos: si madre e hijo repetidamente en el tiem ‘po suman fuerzas contra los intentos del padre por erientar decisiones, se puede hablar de estructura de eoalicion madre- hijo. En cambio, si ese acuerdo no persiste en el tiempo, el observador simplemente ha sido testigo de un breve proceso, ppasajero en el movimiento de la vida familiar en eontinuo des pliegue; lo observado no serd una estructura duradera, Por reeurso al término temporal -duracién- para enunelar esto mismo, Von Bertalanffy ha sefialado que «(...) estruct as son procesos lentos de larga duracion+ (1968, pag. 27). ‘También podemos imaginar lo inverso, a saber, que los proce- sos son ordenamientos estructurales de duracién muy breve Evoguemos un libro infantil de figuras en movimiento, He ahi lun ordenamiento de centenares de «estructuras, las paginas, cen cada una de las cuales se observa un dibujo exttico obteni- do por un movimiento invariante de lépi, lo que procura una forma reconocible a diferencia de un garabato al azar. Esta estructura, el dibujo, es el resultado de una constancia artis- tica en el tiempo. Ahora, la presién de un palgar enérgico hace ue estos centenares de paginas se conviertan en westrueturas Ge corta duracién-, que produeirén una historia animada, por lo comin divertida (en este caso, he ahi el «proceso» narrati- yo). Pero si el pulgar afloja su presién, el répido proceso de interaecién se detione, y otra ver quedames frente a una +es- tructura-, un dibujo estatico, quizé del Pato Donald. Estruetu- ‘ray proceso se pueden definir en parte uno por referencia a la ota, si se toma en cuenta la nocién temporal de duracién. Estructura y contenido Aunque la terapia familiar estructural impresiona muchas veces como si descuidars el contenido psieoldgico, que en cam bio es el foco del paradigma analitico, la teoria general de sis- temas ofrece perapectivas sobre esta cuestién. Contenido de- nota los temas partieulares y los eonoretos atributos dela vida, que, enhebrados, proporcionan sustancia tematiea a los con eeptos de informacién y de energia. Esperanzas y sueos; re cuerdos, apetencias, amores y aspiraciones della vida cotidiana constituyen el contenido de la experiencia individual fenomé- 2 nica, Ahora bien, :qué relacidn guarda este contenido con una perspeetiva sistemica de la estructura y el proceso de Ie fa- mila? En términos muy simples: se puede seleceionar para su e3- tudio un tema cualguiera de contenido, por ejemplo, imigenes personales de identidad, ideales familiares 0 poder parental; @ se puede sostencr que la actividad humana reeae sobre algo {que se especifies, por ejemplo la defensa frente a impulsos pro- hibidos, Iz organizacion ce operaciones mentales en pautas de Fespuesta automitica, o cualquier otra eosa. Pero una vez ‘escogido el tema de eontenido, es preciso admitir que por si mismo sélo tiene importancia secundaria, al menos desde una perspectiva sistémiea. En primer término, a teoria general de sistemas 1) admite y examina las estructuras ereadas por la ‘expresion transaeeional de eontenidos, y 2) destaea las opera- tiones eonduetales merced a las eusles un item disereto de eon- tenido se abre paso a través de una frontera y, trasformado por el acto mismo de eruzaria, inflye sobre el ambiente inter- personal eircunsdante. Lo que acontece en el interior de una uni- dad deslindada son los sucesos que se suelen lamar contenido, pero estos sucesos se vuelven observables, y por lo tanto ase quibles a un andlisis sistémieo, sélo cuando constituyen una, secuencia de intereambio conductal que se desenvuelve a tra- vés de fronteras entre unidades. (Véase la figura siguiente.) —_ art Z pees Filion. AL ‘ gues re ere) re, ) \ 4 \ #, Re baer ane: ‘seat foots een Figura 1-2. Seewencia de intereambia de conductas que ocurre ‘eruzando fronteras de unidad. El contenido —succtos que s€ roducen dentro de lo uniitad destindedia— solo es observable ‘cuando oeurre crazando las fronteras de la unidad y asi se ruelve asequible al andlisie sistémico, Ecstas gecuencias son en buena parte de indole informacional ‘y energétiea, yen eonseeueneia comprenden los datos pert hnentes para wn anzlisis sistémico de los provedimientos fami liares. El contenido estudiado tiene interés seeundario; el ana- lisis sistémico enfoea el modo en que se trasforma por medio de luna serie de secuencias de intercambio eonduetal, de manera de mantenerse eangruente con el disefio de vida de la familia, Para ver la estructura ‘Ver la estructura es diffll al comienzo. Parece algo abs- tracto, y demanda pasar por alto interesantes cuestiones de contenido, las espinosas euestiones psicoldgicas que tradicio- rnalmente reelaman Ia ateneién terapéutics. Pero de heeho se puede aprender a iluminar las estructuras prestando atencién, a los aspecios mas elementales de los intercambios conducta- les, y no a las complefidades de sentido, de que casi todas las ‘comunicaciones estan cargadas. Tratemos de ver una estrue- Conrad demandé asistencia porque la sefiora continuo enajo con su hijo, tnico, de once afos, aque le parecia irrespetuoso, rebelde, un potencial delincuente, ¥ que en varias ocasiones la habia golpeado. Los padres ten- ‘drian unos treinta y cinco afios; ls dos se desempetiaban en. actividades profesionales. El sefior Conrad acudlio a causa del malestar tan grande de su esposa. En la entrevista inicial, pa- dire ¢ hijo intereambiaron frecuentes miradas y se hacian co- ‘municaciones aparte. Esto se advirtio con particular elaridad todas las veces que la seiors Conrad procuraba exponer al te rapeuta sus muchas preocupaciones. El padre, invitado a dar su punto de vista, slo brindaba tibio apoyo a su mujer y pron- to callaba. Languidecian enseguida los empenos de hacerlo dis. ceutir eon au esposa los problemas. Sila sefiora Conrad se diri sia direetamente a su marido o a su hijo, ellos daban respues- tas sumarias o no respondian, Frente a la conducta deserita, he aqui las estructuras que se pueden «ver» en la familia Conrad: 4. El continuo intereambio verbal y no verbal entre padre fe hijo es wna estructura, en este caso una alianza enredada. Padre = Hijo 2. La respuesta persistentemente débil que da el marido a la esposa e2 una estructura, en este caso una alianza difusa y aebil. Marie «++ Bap 3. Que el marido y hijo se muestren de continuo imper meables los dichos de la madre eo wna estructura, en este aso una diada muy estrecha, que de hecho exsluye ula madre. Pare == Hy | Mere 4, Sobre la hase de estas estructuras observadas, el tera- peuta est habilitado para inferir que la diada padre-hio es en realidad una eoaliinintergeneracanal contra la mad. Esta 9 wna hipdtesa estructural Padre == Hijo | Mode He ahi las estructuras que se pueden -ver- y que son re- presentativas de las observaciones que constituyen la base de tun diagnéstico estructural ‘Sintesis del paradigma sistémico No defenderemos aqu! la licitud del modelo sistémico de la ‘conducta, ni lo expondremos con detalle. Los leetores intere- sados en una més eompleta elaboracién de estas ideas pueden consultar las obras de Von Bertalanffy (1968), Buckley (1867), Miller (1965, o los escrtas de mas fail eomprenaiin de Hoffman (4981) o de Walrond-Skinner (1876). Pero aun en nuestra pre- ‘sentacién sumaria, el paradigmasistémico de la eondueta pone de relieve las proposiciones principales de la terapia familiar ‘estructural; hace falta entonces considerarlo antes de pasar a Jos procedimientos terapéuticos que derivan de l. He aqui los rrasgos mas importantes de este paradigma, segtin interesa @ Jos terapeutas: 1. Parte y toro. No la parte individual ni el contenido ais- lo merecen atencién inicial, sino el sistema mas vasto (que fon si mismo es mis grande, y es diferente de la mera suma de ‘sus partes) y el proceso transaeeional que ocurre en au inte- rior, Este sistema es el eontexto ambiental en que las partes funcionan y los eontenidos particulares ceurren. 2. Informaciin, error y realimentacién. Los sistemas vi vos tienen lazos de realimentacién comunieacionales que pro- dueen informacion sobre las actividades del sistema. Esta in- formacién consiste en sefales de «error- que dicen a una sub- ‘unidad si su condueta es o no es concliable can el disefio global de vida del sistema total 3. Realimentacin y homeostasis, En caso de que la i formacién sefale una diferencia respecto de una linea de base del disefio global, pueden ocurrir conductaa reductoras de des- viacidn. Estas inducen constancia homeastatica en el sistema, tun estado constante de existencia que es indispensable para la vida. 4. Realimentacién y crecimiento, Sila informacién sefala tuna diferencia respecto de una linea de base del diseno global, pueden ocurrir conductas amplificadoras de desviacién. Estas indueen cambio y diversidad en el sistema, un estado fuctuan- te de existencia que es indispensable para la vida. 5. Vida y tension. La alternancia continua entre periodos de erecimiento y periosios de estabilidad (de morfogénesis eon morfoestasis) constituye Ia tensién dindmica de la vida, 6. Cireularidad. Causa y efeeto se eonsideran ahora clr: lares, no lineales. 7. Cambio, Para producir cambio en el sistema total asi ‘como en una parte individual se tiene que intervenir en el todo ‘asi como en Ia parte. Tanto la parte como el tedo tienen que ‘cambiar guardando entre si conjuncién, aunque no siempre es preciso que lo hagan simultanesmente, Cambio de contexto El contexto dentro del cual ocurre un particular euceso bioldgico o psicalégico denota todas las propiedades de un sis- tema vivo, que acabamos de resumir. Un contexto existe 1) cuando una colectividad de partes circandan a un componente focal particular, y mantienen con él una relacién aneja y din ‘mia, y 2) euando las transacciones que ceurren entre las par- tes responden a loa principios de la teoria general de sistemas 36 El cambio terapéutico aparece bajo una luz muy diferente ceuando el terapeuta considera el todo en lugar de la parte, ¢l contexto cireundante en lugar del suceso aislado, y la familia fn lugar de la persona. Clinicas e investigadores que recurran ‘este nuevo paradigma pueden reenfocar su atencién, pasan- do de los constructos de Ia vida interior, imponderables a ve- ces, a conductas mis observables del aqui-y-ahora. Como lo ha ‘earaeterizado Rabkin (1970), es un paso del espacio interior al ‘espacio exterior, de cineuenta afios de preoeupacion por lo que ‘presuntamente ocurre on ol interior del alma a una observa- ifn cada vez mis euidadosa de lo que las personas se hacen unas a otras y hacen unas con otras cuando se tratan en su cir- feunstancia. Los estudiosos de la conducta humana han empe- zado a tomar en serio lo que desde hace mucho sabian los bue- nos etélogos, a saber, que ol animal se debe estudiar en su ambiente natural y que aun aquellas conductas que eminente- mente dependen del instinto biolgieo sélo se convierten en fuerzas emergentes y orjanizadoras dentro de un contexto ‘mis vasto, supraordinado. ‘Minuchin lo ha expresaco con términes simples: «Cuando la estructura del grupo familiar se trasforma, las posiciones de Jos miembros en ese grupo se alteran en consonancia. A conse- cuencia de esto, cada uno de los individuos experimenta cam- bio» (1974, pag. 2). He ahi el supuesto basieo, aunque a menu- do tacito, de toda terapia basada en la teoria de sistemas: si el contexto estructural se altera, el eardcter individual se modi a, Esta posicion invierte los supuestos del paradigm ps ‘coanalitico, segtin el cual el caracter individual es el lugar del ‘cambio terapeutico, Ahora se entiende que es el contexto el gue se tiene que modificar para que se sigan diferencias en la conducta individual. Esta eoncepeién del cambio es uno de las eaminos por los ‘cuales los terapeutas de familia de orientacién estructural la- bboran los conceptos de la teoria de sistemas en un modelo de intervencion terapéutica. En el capitulo que sigue presentare- ‘mos otras elaboraciones afin de posesionarnos rapidamente de Jos términos fundamentales de la terapia estructural. 2. Los términos de la terapia familiar estructural 1La terapia familiar estructural convierte las abstraceiones de Ia teoria general de sistemas en deseripeiones de la vida cotidiana de la familia y en preseripeiones para la intervencion terapéutiea. En este capitulo introducimos los principales tér- ‘minos tedrieos y perspeetivas del abordaje estructural toman- do como foeo 1 desarrollo normal de Ja familia, la patologta familiar, y su terapia. Como lo va conoviendo el lector, los ter~ ‘minos y puntos de vista de un enfoque sistémico y estructural suenan poco aceesibles de fell aprehensin. Hablar en len- ‘guaje sistémieo y estructural es camo hacerlo en una lengua extranjera, Ahora bien, lo mismo que en el aprendizaje de un idioma extranjero, parsee canveniente hablar silo este al tiem- po que se lo sprencie activamente. En estas paginas seguimos el consejo. Eseasas seran nuestras referencias al lenguaje con- ssabido y # los términos de la psicologia individual, y en cambio ‘emplearemos de manera consistente un vocabulario sistémico para deseribir los fendmenos ordinarios de la vida familiar. El dominio aun parcial del contenido de este capitulo, y del ante: rior, nos procurard sufleiente fuider para mayares logros que preguntar por el bai 0 el bar. Empezaremos considerando la ‘manera en que los estructuralistas miran el desarrollo familiar normal. Concepeién sistémica del desarrollo familiar normal Explicaba Minuchin en 1974: «(...) una familia que funcio- nna con eficacia es un sistema social abierto, en trasformacién, {que mantiene nexos eon lo extrafamiliar, que posee capacidad de desarrollo y tiene una estructura de organizacion compues- ta por subsistemase (pag. 255). En 1981, €l y Fishman amplia- ron este concepto para incluir la emuneiacion, mas elaborada, de Prigogine (Glansdarff y Prigogine, 1971), a saber, que los sisgas vivo econ de snr dpe rus no cenit permanccer en un stad constan, os eatrctaras de un crcl: Lan enructren denon lina vivo tlonen que mantenerseslerpre en un extado do aan y eto las voeveaptas pars sleanatrGrdenes nuevos de eerbiGiad y nivees nuevos de orpaizacion adaptative. Las Structures antiguas ce dsipany, ene ur dew dspacion, SGrvemplazadas por otra mieves que a san yas tem fo, en razon de as drmandasevotvas del medio, desapare- evan también, Explcan Minchin y Fishman En un sister So, las fotaciones, sean de orien interno oexterno, qian SLoisiema hasta una noera estructura ()» GSB, pg. 21 fise4, pa. 35). Y continian, ctando-a Friggin Una estructura nuova es siempre el resultado de una inesta- bilidad. Nace de una fluctuacién. Mientras que por lo comin Jas fluetuaciones son seguidas por una respuesta que retrotrae fl sistema a su estado imperturbado [es lo que ocurre en siste- ‘mas cerrados|, en el punto de formacién de una estructura iueva, por el contrario, las Muctuaciones se amplificans (pag, 24 [pdig. 35). By apuntaban, ene misno sentido en que otros tena lo tan hothorecentemente, que en terapia familar sea vendo insistiendo demasiado en la capacidad de la familia para mante- terse como eo, Une tera del desarroto familar debe tomar tm cuenta por igual la capckad del sistema para tracer Yar alcarsa?en su esructras estado nvvos de comple jody ce diferenaclon adaptive 7A finde examina le evolutn de os sistemas fallares, Minuchin y Fishman tomaron de Koester GT) el trming Aol: lo incodjeron para describ entiafes que son ens Imus un tod, smuténeamente son una prt de un todo fapriordinado El rmino de Kovter se conetruy col per Jabra griega holos (todo) y el sufijo on, que evoca una particula parte (como en provi) Tolon se pce emplent pare desert bir colectividades extensas, o el holon de los hermanos, 0 la Unidad de dos persona, pu lempl el ln de una madre con 0 Wij lo que permite evtar termine patognmicon come nbioee), © tambien el holon nvida- Minchin y Fahmanadoptaren el termine su estudio de 1a poraefrn erga“ i de erence pre un halon (pa 1S [pag 27) As exponen lear eee (pag. 13 (pag. 27]). ‘pont atriby Cada holon el individuo, la familia nuclear, ly familia extensa ¥ la comanidad— es un todo yuna parte al mismo tiempo, no mas lo une que lo otro ¥ sin que una determinueion sea incompatible gon Ia otra ni entre en conficto eon ella. Cals hholom, en competeneia con los demas. despleya su eneryta favor de su autonomia y de su autoconservacion como un tile Pero también es vehiculo de ener integradora, en su cond cion de parte. La familia nuclear es un holon de fa familia # tensa, esta lo es ce la comunidad, y ast. Cada todo contiene a it parte, y cada parte contiene tambien el programa” que! tec impone. La parte y el todo se contianen reciprocamente en un proceso continuado, actual, corriente, le comunicacion © in terrelacion» (pag. 13 [pag. 27). Minuchin ha prestado considerable ateneion livin eo zo subsistema distinto,u holon, que se desarvoll en contest Exponia en 1974: «;Qué se ha hecho de la antivua idea de un individuo que actia sobre su ambiente? Se ha convertide en et coneepto del individuo que interactia con su ambiente C..) un hhombre no es su propio yo sin sus circunstancias- (pie 5) Cuestionaba las perspectivas que sobre el yo individual se te nian, v segtin las euales el contexto familiar es en verdad ene: ‘igo del desarrollo individual, y que el riterio de la genuina salud emocional era estar completamente -diferenciado> de la propia familia, Por el contrario, un ser humano se tiene wu considerar existiendo primeramente en un contexto interper sonal. No existen gemuinos ermitatios sino sdlo personas que se nutren de un perpetuo e imaginario didlogo con aquellos « quienes rehiyen; de la misma manera, la perspectiva estruc tural sostiene que la identidad individual y el -alma- individual s6lo existen como constructos del contexto interpersonal. No se cuestiona la existencia de atributos estrctamente interiores de la individualidad, por ejemplo rasgos genticos. Pero se en tiende que la identidad individual se desarrollaen principio por su interaecien con el contexto interpersonal. «El holon indivi dual incluye el concepto de si-mismo en contexto. Contiene lox determinantes personales ¢ histricus del individuo. Pero va ras alli, hasta abarcar los aportes actuales del contexto so- cial- (Minuchin y Fishman, 1981, pg. 14 [ pg. 28). Siguiendo a Bateson (1972), los estructuralistas han sostenido que las ea- racteristieas eminentes del individuo, incluia la nocion de ~es piritu-, estén determinadas por su perteneneia a un grupo hu- ‘mano, de los que el mas originarioe influyente es la familia. Con palabras de Minuchin: «...) la vida psiquica del individuo tno es en totalidad un proceso interior. El individuo inflaye so. bre su contexto y recibe el influjo de este en secuencias de rtemccion de constante recurencia,(...) Sus aciones estan fobernadas por las caractersticas del sistema (.)- 1944, pie. "Tres puntos importantes cabe destacar aqui. En primer bi- gar, este modelo concede a la actividad individual el poder de alterar el cantexto en que se sitia. Esto armoniza eon un mo- delo genuinamente cibernético, por mas que los sostenedores de la terapia familiar estructural se hayan mostrado renuentes fa prestar demasiada atencidn al individuo eomo tal, temerosos Eles- de enredarse en cuestiones de psicologia intrapsiui ‘tructuralismo, al menos en el plano teorieo, atribuye al duo un lugar en el lazo cibernético, En segundo término: el ppasaje que acabamos de citar, del trabajo de Minuchin de 1974, presenta total compatibilidad con una concepeionsistémiea de Taconducta, a saber, que el individuo participa de continuo en tuna reciprocidad eon el ambiente, y que ambos se influyen en- te si sexun el modelo de la circularidad de la causa y el efecto. No es esta una posicion nueva en las ciencias de la conducta, pero los estructuralstas la han destaeado mas, con su persis tencia en spreciar la psicologia individual en su nexo eon el contexto interpersonal. El especifico aporte teérico de este ‘modelo es la consistente referencia @ esas estructuras de in- teraccion, que pone de manifiesto la manera en que ells eons- jen y configuran a lo individuos en el interior del sistema, Por tltimo, un corolario importante: la experiencia interior de lun individu eamia cuando lo hace el contexto en que vive. La idea de que un eontexto moslfcado leva a modifica el carie- ter individual es una axioma de la terapia familiar estructural {ue se sitia en marcada contraposicin a los modelos de eam- Dio sustentacios por otras escuelas de psicoterapia El desarrollo del si-mismo en contexto y, de rechazo, la Iodifieacion del contexta en que se situa el si-mismo gon los temas rectores de una concepcidn estructural del desarrollo familiar normal. Es la tarea dela vida: entrelazar la diversidad ‘ol crecimiento individusl con la unidad de la pertenencia al frupo familiar. La variedad de la eondueta personal, aquella ue es realizacin del yo, se tiene que equilnrar entonces con as constantes del sistema total a medida que este se desen- ‘Yuelve en el tiempo ajustindose a las demandas, siempre cam- biantes, de su contexto ambiental. «La familia es un sistema abierto'en trasformacin; queremes decir que se mantiene en ontinuo intereambio de entradas [inputs] con lo extrafamitiar 41 = ¥ que se adapta a las demandas, en cada easo diferentes, del estadio evolutivo en que se encuentra» (Minuchin, 1974, pig. 450). Por otra parte, este proceso de socializaciin individual y de desarrollo familiar es, por naturaleza, conflictiv; de ahi que siempre sea preciso encontrar un eguilibrio, una norma que preserve tanto al individuo como al sistema. En el icerior del sistema familiar se desarrollan pautas de transaccion destina- das a asegurar que la eonducta de los miembros individuales se rregule en armonia con el guidn general, el que comanda la si pervivencia de la familia en el mundo circundante, Estas patt- tas se mantienen mereed a dos fuentes de constreimienta. La primera es genérica y proviene de las regias universiles que gobiernan la organizacion familiar. Por ejemplo, en todas las formas de organizacion social tienen que existir jerarquias de poder y una complementariedad de roles. La segunda fuente de constrefimiento es specifica: la configuracion en extremo ppersonalizada que una familia imprime con el paso de ls aos & las diversas rutinas cotidianas que pone en prictica en el curso de su vida, En estas formulaciones, y también en buena parte de las consideraciones que Minuchin dedica a la patologia, te- rnemos explicita uns coneepeién del ciclo de vida familiar, que se inicia con el casamiento de la pareja y eulmina, ya erecidos Jog hijos, con su regreso a los originarios roles conyugales, Para sleanzar una deseripein mas completa de Ins eaminos por los cuales la familia normal llega a ser un sistema viable, ‘que se abastece a si mismo y asiste a las necesidades ms indi vvidualizadas de sus subunidades, los estructuralistas han sefia- lado tres grandes aspectos en el grupo familar. El primero es que se divide en subsistemas, ordenados en posiviones jerirquieas en muchos casos; tas pueden estar da das por definicidn, eomo entre pares e hijos, o en virtud de tuna realidad funcional, por ejemplo ls division entre hermanos obedientes y hermanos rebeldes. Minuchin (1974) atribays sa- ma importanca a estos subsistemas en su vision del desarrollo, familiar: «La organiaacion en subsistemas (...) procura una valiosa formacion para el proceso en virtud del cual el “yo soy” diferenciado se mantiene al tiempo mismo que en diferentes niveles se ejercitan destrezas interporsonales» (pag. $3). Los individuos pertoneeen a diferentes subsistomas, y en estos va riados contextos aprenden diferentes destrezas de vida, En segundo lugar, los subsistamas se erean y perduran por que se establecen fronteras claras que a modo de rutinas sepa- ran y protegen a sus especializadas funcianes de las que s0n propias de otros subsistemas. Ahora bien, se tiende a imprimir 2 ‘en este concepto de frontera una conerecién que lo aisla de los 508 vivos de la conducta cotidiana. Pero una frontera no fs una linea de magica separacion que el clinic trazara en su iagrama de la estructura familiar, Es una metafora de la aoee- sibilidad a un holon, Esta metafora pone de manifiesto el ea no y las reglas que permiten entrar en contacto eon diversas, tunidades del sistema familiar. Y las eualidades metaféricas que en efecto posee determinada frontera (si es cerrada 0 ibierta, por ejemplo) dependen exclusivamente de las transac- ciones conductales rutinarias que regulan de manera eonsis- tente, en el curso del tiempo el fae del trifico de informacio- nes y de energia de un holon a otro. ‘La metifora de frontera ze define de manera may semejan- te a la metifora de estructura: ambas son constructos que de- rotan intereambios conductales recurrentes entre los miem- bros de holones adyacentes, En cierto sentido las franteras son Ig ocasidn para la existeneis de una estructura. Sin una perma- nente actividad de frontora no se formaria estructura: se esta- ria frente a indefinidas secuencias de conduetas nuevas. Pero ‘ocurre que hay una buena euota de redundaneia en la vide fa- miliar. Naven fronteras y se forman estructuras. A todas lu- es, en consecuencia, Ia funciin de las fronteras es proteger la diferenciacion del sistema y permitir la emergencia de estruc- turas. Para resumir no existe sistema familiar abierto, adaptati- ‘vo, que no se diferencie en holones o subsistemas. Estos se constituyen por el desarrollo de transacciones conductales asi -genéricas como individualizadas. La repeticion de estas tran- sacciones asegura la durabilidad y viabilidad del subsistema. Las metaforas de frontera y de estructura se emplean para escribir el ordenamiento reciproco de estos subsistemas y el ‘grado de contacto que entre ellos mantienen. Ahora bien, la perduracion de los subsistemas es relativa, y obligadamente alterna con la necesidad en que esta el sistema total de respon- der a una pauta de estructuras disipadoras, que son rempla- zadas por otras nuevas, mits complejas, De esta manera, «el desarrollo de la familia normal incluye fluetuaciones, periodos de crisis y su resolucién en un nivel més elevado de compleji dad» (Minuchin y Fishman, 1981, pag. 27 [1984, pag. 41]. Coneepeién sistémica de la patologia familiar ‘Ya se ha sefialado, respecto del desarrollo normal: La fai st sujet a presinosnternas, que provenen de ios cambios evolutivos de sus propio miembros subsite mas, a presones externas, que proviene dea neteidad de Aiecinrse ala ntiticiones scien sgnteativas que inf yen sobre sus miembros. En respuesta estas demandan de dentro y de fer, ls mcmbros dl famlintenen que operar constante traformaciones desu pion sesprosa de toere Que pedan crecer al tiempo que el sistema faa mantene Su continudade Ginuchi, 18%, pig, 6). De esto se sigue que la patologiaconnota un diet acusado y persistente en la negoviacién razonabla de esas presiones. -Pa- rece entonces que el rtalo de patologa conviene reservar a familias que frente al stress incrementan la rigides de sus paw daa de transnccion y de sus fonteras,y evitan explora alter- nativas o son renuentes a hacerlo» (Minuchin, 1974, pig. 60) [Un operacién de una familia es normal si se adapta alas ine tables presiones dela vida de manera de preservar si contin dad y faclitarreestructuraciones. En eambio, si reaeciona pro- duciendo rigider, sobrevienen conductas disfuneionals. Esa 5 una patologia de la familia; su sede es el grupo como un fo, noun miembro nv in armonia con la perspectiva de la teora sistémiea sestin 1s cual el desarrollo normal de i aia reqiere dela ler. nancia entre periodos de homeostasis y periodos de crisis ese ete aera owe de cle de la familia «se deben a que se a atascado en la fase homeos- tdtica» (1981, pag. 26 (1964, pig. 40). Lo paradaieo esque la ausencia de crisis sistémica caracteriza aun familia inmovil- zada por las combinaciones homeostatieas de una fase evolut= Va que pierde més y mis actuaidad a eausa de demandas de cambio que provienen del interior del geupo familiar o del am- biente mis vasto En los diversos casos que ls estructuralistas deseriben se disciernen cuatro categoris principales de patologia familiar Patologias de frontera, de alianza, de tringulo y de jerarquia. Desde luego que cada uns hace su parcial aporte nocivo las demas categorias. Por ejemplo es difell observar una patolo- gia de alianaa que no incluya una patologia de frontera, De “4 "todas maneras, estas categorias nos permiten esquematizar la oncepeidn estructural dela patologia, Patologia de fronteras ‘Los subsistemas familiares se singularizan menos por su composicién que por Ia eualidad de sus fronteras. Por ejemplo, fan subsistema parental puede estar eompuesto beneficiosa- mente por una madre y una abuela, o una madre y un hijo tal. Perturbaciones solo se generan cuando las eonductas Ge frontera de quienes participan en los subsistemas se vuel- Yen inadecuadamente rigidas 0 débiles, y de ese modo estor- ban un intercambio adaptativo de informaciones eon los sub- sistemas cireundantes. La version de la patologia de fronteras ‘expuesta por Minuchin (1974) se puede fundamentar en la teo- ria de sistemas. Sostuvo que la dimension de frontera va de lo deszeoplado a lo enmarafiado, extremos entre los cuales se ex- tiende un dominio normal. El sistema fumiliar enmarafiado se caracteriza por Ia extre- ‘ma suseeptibilidad de respuesta de sus miembros individuales, ‘unos a otros y a su subsistems direeto. La distancia interper- ‘sonal suele ser escasa, considerable la confusion de las fronte- ras subsistémicas, ¢ inadecuadamente prontas y obligadas las rrespuestas a la actividad de miembros de la familia. «La eon- ‘dueta de uno de los miembros afecta inmediatamente a otros, ¥ la tension de un miembro individual reverbera con intensidad a través de las fronteras y velozmente produce ecos en otros subsistemas+ (Minuchin, 1974, pag. 55). Son necesarios estos ceaneeptos de tiempo, ce fuerza y de reverberacién, tomados de la teoria general de sistemas, para comprender a la familia en- redada y a su opuesta, la familia desacoplada. En la familia desacoplada, hay excesiva distancia interpersonal; las fronte- ras que separan a los subsistemas son rigidas, y es escaso el potencial de reverberaciin. Sin la familia enmaranada un su- ‘ces0 de poca importancia, como el resfriado de uno de ls hijos, basta para suscitar una soliita y sobreabundante atencion mé- dca en los dos padres, la familia desacoplada es capaz de tole- rrar importantes patologias individuales sin enterarse dema- siado, En una familia desacoplada, un hijo adolescente habia permanceido tres dias arrestado por drogas. Los padres ni se enteraron ni se preocuparon por su ausencla; creian que sim plemente legaba tarde por la noche a casa y se iba may tem= Dano, antes que los otros miembros de la familia despertaran. 45 Bjemplos de miembros enmaraisis abundan, sobre td en inlrmes acre anna oa. Ena lia enmaraiada con un toa. que se habia agnor estuiofrenia la madre y el pare daramente penta a teida que este ingera y nis deposichnes y sean rah cuando deseubrian una dserepnncia entre edo peso. La figura 2-1 presenta estas patologias de frontera siguiendo las natacionesdiagramstcas Ge Minuchin ‘Sabsistomas enmarafs Subsistemas denaopldon aS 1g! \E\ 1 13 ut I) ese ay, Figura 2:1, Represontacion dingrometion de patolopias de Frontera subsistémica, ° Eee Unidad friar eum ‘Unis daar deseo Figura 22. Conducta perturbada, de alianzas, en (os dos er tremos de fa patologia de fronteras. Fronteras perturbseoras son la expresién subsistémica de alianzas perturbadas entre miembros de la familia. En la fami- lis enmaranada padres e hijo tienden a estar sobreinvaluersdas, ‘mientras que en la desacoplada tienen concernencia eseasa, Estos dos tipos de familia se pueden caracterizar ademés por referencia a la frontera de la unidad familiar, perspeetiva que aclara todavia més la posibilidad de perturbaciones en la con ducta de alianza, 46 En la familia enmaraviada, la frontera que la circunda suele ‘ser rigida y cerrada, eon tendencia a dejar fuera el mundo ex- ferno ¥ # aprisionar a sus miembros, manteniéndlos eautivos fen los entrampamientos de los sabsistemas que, inversamen- te, tienen fronteras que por ser difusas no promueven lz auto- ‘nomia individual (véase la figura 22). En los easos en que no fexisten fronteras apropiadas y claras entre miembros de la fa nila, x en los que se desmiente la posibilidad de contaetos eo- trectivas con ef munulo esterno, ns alianaas entre los miembros de Ia familia son demasiaclo estrechas. Esto proporcionan fexagerado sentimiento de perteneneia al grupo familiar. con ‘mengua del sentimiento de autonomia. de ser uno mismo. Por otro lado, Ia frontera que eireunda a la familia desacoplada es muy dlfusa. » por eso no ofrece una resrulaciin aeorde de las in- trusiones dle ly soviea ni del iny venir de los miembros de la familia. La facilidacl con que se eruza esta frontera general se siti en mareado contraste con la vigider de ls fronteras inter= nas entre subsistemas, que impiden a sus miembros mantener entre si eontactos siificativos n predecibles. En este orden Iiento son escasas las sevialesreferidas a a identidad y la eon= duets, ¥ esto propende a que sus miembres busquen definieio- nes en grupos ajenos. Patologia de atianzas La perspectiva estructural pone de manifesto la pauta de divisiones y alineamientos entre miembros de la familia, y ast nos orienta sobre las afiliaciones. La estructura de la familia consiste en las alianaas y los antagonismos entre los miembros, 'y tambien en las fronteras productoras de subsistemas dura eros, Hemos visto que se pueden produeir patologias de fron- tera, y del mismo modo existen patalogias dle alianzas. Estas son de dos tipos principales: desviacion de conflictas 0 designa- cidn de chive emisario, ycoaliiones intergeneracionales inade- cuadas, En las allanzas que eonsuman una desviacisn del eonficto fobservamos Is pauta, comin en la eliniea, de dos padres que Imanifiestan una total ausencia de conflicto entre ellos, pero eestin sélidamente unidos contra un hijo individual o una sub- unidad de hijos. La desviacidn del conflicto reduce la presién sobre el subsistema de los conyuges, pero a todas luces impone tensién a los hijos. Suele ser diflell para el clinico tratar este ‘ordenamiento: tiende con demasiada faclidad a simpatlzar eon a 1 hijo chivo emisario y a menudo traba con este una alianaa ‘que no permite ala propia familia organizar acciones de resea- te, suceso que si se produce revelard valiosos datas acerca de sus nexos estructurales, Las pautas de desviacin y del chivo emisarlo se descubren ‘en general con mas facilidad que las eoaliciones intergeneracio- rales, Encubiertas 0 manifiestas, es tipieo el caso en que estas comionzan con une estrecha alianza antagénica de un progeni- tor y un hijo contra el otro progenitor. Un ejemplo es una ma- dre que fuerzs a su hijo a sumarse a continuos, si eneubiertos, veproches dirigidos al padre. (Véase la figura siguiente.) Mat tio} Pate Figura 23. Evemplo de conficion itergeneraciona. Estas eoalieiones pueden incluir a mis miembros y aun a todos los restantes. Notese que aqut un vérmin critica es in- tergeneracional. Cuando Ia eoslicion (ordenamiento que es dlesafiante y combativo por su inevitable oposicion a un teree- 1) ineluye una alianza intergeneracional, el resultado es por lo ‘general patologieo. Desde luego que nos referimos a eaelicio- nes que llevan una duracién eonsiderable y que reeaen sobre tuna diversidad de temas familiares; las coalieiones tempora- vias, formadas con objetivos limitados, estan exentas de toda, connotacion patoligies, Patologia de tridngntos Las coaliciones desviadoras e intergeneracionsles son for- ‘mas especifieas de triangulucion. Cada ordenamiento tiende a cenfrentar dos miembros de la familia con un tereoro, si bien ‘otros miembros se pueden sumar a cualquiera de los bandos, ‘Siguiendo a Caplow (1968), los estructuralistas han sostenido ‘que por su naturaleza los trsingulos tienden a ser inestables, a resolverse periddicamente en ordenamientos de dos contra luno. Si esos dos son los padres, estamos frente a un easo de desviacién. Si son un progenitor mas un hijo, tendremos un ccaso de alianza intergeneracional. Desde luego que se puede afirmar que también las diadas son por naturaleza inestables, ¥ que sélo se vuelven estables en un estado de triangulacin, a ‘saber, s6lo si su frontera de subunidad esta defInida claramen- 48 “Trina dervlaortasniors Figura 2-4. Cuatro tridngulos patotigicos que representan fa manera en que el conficto familiares desvindo, ocultado o ex ppresado por la vie de coaticiones intergeneracionales, (Adap- tado de Minuchin, S., Roseman, B. L. y Baker L., Psychoso- ‘matic families: Anorexia nervosa in context, Cambridge, Mas- sachusetis: Haroand University Press, 1973.) te por la presencia de una tereera persona exclulda. Pero e0- ‘moguiera que fuere, esta estructura de alianzas, si perdura lo suficiente, resultard muy gravosa para los dos bandos, y se produeiré una eondueta sintomatiea. Estos casos de alianza equivoeada, lo mismo que los dose- Qquilibrios jerarquieos, se pueden presentar en funeién de trian- gulos perturbados. En su trabajo sobre familias psicosomati- tas, Minuchin, Roseman y Baker (1978) presentaron una tipo- logia de triads rigidas. La hipotesis inicial fue que los hijos podian ser utilizados para oeultar o refraetar un conflicto par rental; sobre ese supuesto describieron cuatro ordenamientos, triddicos que haetan més probable la aparicion de una conduct sintomatiea en el hijo. Los presentamos en la figura 2-4. Lynn Hoffman ha expuesto sueintamente estos ordenamientos: «"Triangulacin” deseribe una situaeén en que dos proge- nitores, en conflieto manifiesto o encubierto, intentan ganar, ‘contra el otro, la simpatiao el apoyo del hijo...) [este es un] tridngulo que tiene dos lados positives, y que connota un inten so conficto de lealtades. “Progenitor-hijo” es una expresion ‘mas manifiesta de eonflicto parental, aunque la familia deman- 9 {de terapia pars un nifio problema. Uno de los progenitores se alia con el hijo contra el otro progenitor, y es a veces difieil, determinar si experimenta difieultades mas serias el niio 0 et conyuge exeluido. La intensa proximidad del hijo al progenitor preferido puede producir sintomatologia, sobre todo euando el ‘natural proceso de crecimiento introduce tensiones en la esta- sis progenitor-hijo. Las triadas “desviadoras” son de dos tipos. En una triada “desvindora-atacadora” lo eomin es que, en Is pereepeiin del clinico, los padres tomen al hijo como chivo emi sarfo. Este presenta una condueta perturbada o “mala”, y los progenitares se asocian para gobernarlo, si bien es frecuente {que uno de ellos esté en desacnerdo can el otro aceres del modo de manejarlo, y es posible que los dos se muestren ineonsisten- tes en ese manejo. En esta categoria se incluyen la mayoria de las perturbaciones de conducta en nifios. En una triada “des- viadora-asistidora”, los progenitores enmasearan sus diferen- cias tomando eomo foco a un hijo definido “enfermo", y mues- tran grandisima y sobreprotectara afliceiin por él, Esto los une ‘mucho, y es un rasgo freeuente on familias en que la tension se express en trastornos psicosomaticos. Todas estas triadas (..) ge pueden observar en familias eon hijos psieosomaticos, pero también earacterizan a familias en que los nifios tienen ftros problemas. (1981, pays. 150-1). Patologia de jerarqutas La inversin de las jerarquias de poder se considera a me- sudo la mas destructora fuerza para la estructura de la familia Haley la ha indicado como fuente principal de perturbacién, en el libro que recientemente ha publicado sobre el tratamiento de jovenes eon perturbacion grave (1990). En cierto sentido, las Aificultades jerarquieas son una forma especial de patologia de alianza, por ejemplo el caso de una madre y su hijo que forman tuna subunidad parental con exclusion del padre. Pero estas inversiones se pueden producir no en allanza didica, sino en situaviones en que participa una sola persona. Par ejemplo, el padre pierde su empleo y la madre se ve obligada a trabajar fuera del hogar; esto genera diversos desequilibrios jerarqui 0s, por ejemplo, el padre se queda en el hogar y se dedica mas ala crianza de los hijos, mientras la madre permanece afuera, Iuchando eon las presiones que supone un trabajo de tiempo completo, Se concedera que este estado de cosas crea una dife- rrencia, paro que determine o no una patologia dependera de la fuerza con que la cultura tradicional de elase media haya im- preso su tarea en la familia. Si esta suseribe por entero una pauta estereotipada de normalida o sila cultura eireundante proporciona eseaso apoyo a esa inversion de roles, el padre en funcion de ama de casa y la madre en funcion de ganar ef pan pueden signifiear una inversion de jerarquias suseitadora de fificultades para la familia sis upneeiaeiones valorativas intervienen en menor medli- da en el caso de familias divigidas por los ninos. Si el poder ejecutivo se ha conferide a un nifo, como se lo observa a menu- do en familias con hijos seriamente afeetados en el plano medi- co en el psievlogico, en east todas las subunidadies del sistema familiar aparecera una eondueta disfuneional, Un arvegla asi no puede clurar mucho en la familia, y eon seguridad que no le permitira satisfueer las demandas que desde fuera se le hacen: Jas niftos mu pagan cuentas, ni negocian cuestiones edueaciona~ les ni toman decisiones médieas, Son los padres quienes hacen todo eso, al menos en nuestra cultura. En conseeuencia, antes de abordar otros campos de la vida familiar, es una nevesidad terapéutica corres una incapacitante jerarquia de poder. Concepeién sistémica de la terapia familiar Minuchin y Fishman (1981) presentaron dos perspectivas so bre elempeno terapeutico: humanista una (se senta su falta en Jas terapias estructural) y sistémia la otra. Con inspiracion filosfiea postiva sostuvieron que elbuen terapeuta ayuda ala familia a descubrr reaidades nuevas en su idntidad coleet va. Una poética expansiGn de las posibilidades de vida acom- palia ala trasformacin de los constrefimientos contextuales ‘n oportinidades para una modifieaion ereadora de la imagen de la familia, Ni las posibilidades ni los lados fuertes de la fami- tia son limitados, pero lo son sin duda més que por su expe- rieneia propia se inclinarianadecirlola mavor parte de las per Desde esta perspectiva poética sobre el cambio, Minuchin y Fishman pasan a una orientacionsistemica, Tiene problemas la familia porque se ha atascado en la fase homensatica, En consecueneia, el terapeuta tee que «hacer que la familia in- rere en un periodo de torbelino ereafor en que lo existente fneuentre remplazo mediante la busqueda de nuevas modall- ddades. Es precio introducir fexibilidad aumentando las fue: 51 tuaciones del sistema y, en definitiva, levandolo a un nivel de complejidad mas elevado~ (1981, pag. 27[1984, pig. 41)). Para trasformar el sistema, hay que desequillorarlo primero. Si no hay erisis, no se experimenta la necesidad de alternativas: st estas faltan, no hay eomplejidad, y si la complejidad esta au- Sente no hay crecimiento: sélo un estancarniento desdichado, El terapeuta de orientaciin estructural entiende que la expe. rieneia de eada subsistema, semtin lo han sefalado Minuchin y Fishman, esti -eanalizada por la estructura del contexto, Por lo tanto, la quiebra o la amplizeion de eontextos puede permitir ‘al surgimiento de nuevas posibilidades. El terapeuta, especia- lista en ampliar contextos, erea un contexto en que es posible fexplarar lo desusados (pag 15 [pag. 29]). Los eonceptos de crisis, de fuir, de establlidades homeostatieas nuevas, y la a+ ‘ternaneia del earbio indivicual eon el familiar se eombinan pa- ra crear un plan eon miras al cambio estructural Un plan con miras al cambio estructural La meta de las intervenciones estructurales se entiende co- ‘mo reubieacién de los miembros individuales de la familia den- tro de sus subsistemas primarios y secundarios, en la perspec- tiva de que puedan formar alianzas y estructuras nuevas y mas sanas. Y esta reubieacién de los individuos y la eonsiguiente femergencia de estructuras nuevas no pueden menos que bene ficiar al paciente designado, y ala familia entera. Tanto el pro- ‘blema que la familia present6, como el «problema redefinido», ‘experimentaran una sustancial mejoria. Las intervenciones, cestructurales habilitardn ademis a ia familia para pasar a es- tades de funcionamiento sistémico més complejo, en lugar de permanecer dentro de Ins pautas estructurales menos eomple- Jas, rigidas en muchos casos, que son earacteristias de las fa- tnilias perturbadas. Alcanzada una conducta sistémica mas di- ferenciada y compleja, las intervenciones estructurales habrin promovido la adaptaciin de la familia a la tarea que le impone su cielo de vida, He aqu: lo que seialan Minuchin y Fishman, fen armonia con esta concepcidn del cambio: ‘tructura de la familia, y la realidad de Ia familia: Ia concepeién, supraordinada del mundo que organiza sus percepeiones y sus valores. En definitiva, para Minuchin y Fishman, la meta del ‘cambio estructural es siempre -convertir a la familia a una ‘concepcion diferente del mundo, que no haga necesario el sin- toma, y a.una visién de la realidad mas flexible y pluralist, ‘que admita una diversidad dentro de un universo simbélico ‘mis complejo- (pag. 215 [pég. 215). En estas definiciones tedrieas e ideales del camhio van im plicitos determinados procesos en virtud de los cuales se puede produclr el cambio estructural. Este supone tres objetivos que ‘se superponen: 1) euestionar las normas homeostiticas preva lecientes a fin de 2) introducir flujo y erisis en el sistema, una inestabilidad que habilitara a las personas para tener condue- tas y sentimientos diferentes en relacién eon ellos mismos y con log demas, y 3) desarrellar de esa manera nuevas rutinas de condueta, 0 nuevas secuensiae constitutivas de las nuevas estructuras sistémieas. La evolucién de estos nuevos ordens- rmientos estructurales sobreviene euando las nuevas secuen- cias de conducta se repiten en el tiempo y con fuerza emorianal. ‘Cada ordenamiento estructural nuevo puede ser prepara- torio de un estadio ulteriar en el proceso de cambio, o consti- tuir en si mismo un término temporario, En muchos casos, no sera sino el mejor ordenamiento posible por el momento, ¥ eo- ‘mo tal un paso necesario en direceién al logro de niveles mas funcionales de la organizacion familiar. Otros reordenamientos estructurales pueden ser mis duraderos, porque han conse- guido un flujo homeostatico sano en la regulaeion de periodos, ‘mis prolongados del ciclo de vida de la familia El cielo del eambio estructural puede hacer pasar alas fa- tilias por varias de estas fases transicionales antes de alean- zar un nivel de organizacion que las libre de los problemas que las levaron a demandar terapia. La figura 2 lastra este plan ‘eneral eon miras al eambio estructural. ‘Repasemos los importantes rasgos presentados en la figura 2.5. En primer lugar, no silo hay desde luego movimiento en el tiempo, sino que grificamente es un movimiento «ascenden- te», para indicar el desplazamiento desde estructuras de orga~ 88 nizacién mas estiticas y rigidas a otras que ofrecen mis ener- ia y diversidad. En segundo lugar, ese movimiento alterna periodos de flujo sistémico (fase morfogenétiea) eon periodos & iiss ee " weeks eases am SE regent i bo q g, 3. Cambios ene estado de fimo la tnaginrta de “4. Secuencia inert ‘Uva van 2 Sedemandan conductan neva aman if Yn" head do {nine ya ia ‘ner elas personae Figura 2-5. Plan de cambio estructural, en un sistema adap- tative normal, x de equilibrio relativo fase morfoestitica). La duraclén de cada fase depende por un lado de la eapacidad de la familia para Soportar eonflictos y crisis; ¥ por el otro lado, del benefcio 0 el afi que se siguen de preservar un estado de euasi equlibro, Lo que atarie a a duracion queda siempre sujeto al juicio, y a consideraciones de inevitabilidad; el terapeuta ducho sabré discernir los easos en que una familia sabiamente se instala en 5 tun periodo de calma, y hacer en eonsonancia aquel juici, The nen que aceptar también la potente y a menudo inevitable ten- ddencia de una familia a abreviar los periedos de erisis por pre- ferir ella las patologias encubiertas que son propias de los pe- rriodos prolongados de estasis. Determinar cuindo es bastante, por referencia al cambio o al estancamiento, he ahi algo que desde luego depende de la meta que en eada caso se persigue, En tercer lugar, este plan con miras al cambio, simplifieado como lo presentamos aqui, se puede identifiear con faciidad ppor referencia a sus componentes: 1, El terapeuta interviene en el ordenamiento homeosté- tico prevaleciente, de manera de producir crisis 0 uj. 2, Esta erisis demanda, de las personas, modalidades nue- vvas de condueta, que el terapeuta alienta 8. Una condiicta nueva habilita en los miembros de la fami- lia sentimientos ¢ imagenes diferentes acerca de ellos mismos. Esto abedece al laza cibernético que conecta a cada individuo con el grupo mas vasto, 4, Conductas e imagenes mievas hacen posible el surgi- miento de nuevas secuencias de transaecién entre miembros de la familia. Como estas secuencias nuevas se produeen en el interiar de los eonstrenimientos que dan forma a un sistema, vivo, es muy probable que sean repetidas y pasen a integrar Is rutinas familiares. 5. Las consceuenciss de esa repeticin son la formacién de tun conjunto nuevo de estructuras y de una nueva moseta de cequilibrio. ‘Sogiin sefialamas ya, que se produzea movimiento por otro ciclo de cambio que la familia se quede donde esta depende de las necesidades que le vienen impuestas desde su ciclo de vida 1 de la indole de sus problemas-queja. Lo tipieo es que las Tamilias recorran en el curso de la terapia una eantidad may pequefa de estos cielo. Este sumario esquema de plan de cambio sélo quiere ser una guia general para la interveneién cliniea, y no pretende ‘rigirse en deseripeiin teGriea de los efectivos procesos de ‘cambio. La dinimiea del eambio es compleja en extremo, ¥ ningain punto de vista puede reelamar eonvencimiento pleno, La terapia familiar estructural procede como si el eambio fu ‘yern por una espiral de celos, sejrin la hemos diagramado: soa ‘mente quisimos presentar una guia para terapeutas que, eomo ‘es comprensible, demandan una orlentacién ilobal. Mas stn: 55 ‘un trabajo reciente de Hoffman (1880, 1981), y otros han soste- niido que el cambio no es continuo, sino que se produce por ast decir segiin «saltos evolutivose en que el sistema se trasforma de manera repentina, Pero cualquiera que sea la dinamica alti- ‘ma del eambio, los terapeutas de orientacién estructural dise- ‘han sus intervenciones de manera de induc ciclos de erisis y de estabilidad; y aque medelo les resulta guia suficente para su practica clinica eotidiana. Simbolos del diagnéstico estructural En los ejemplos que hemos dado, diagramas de lineas y orilenamientos espaciales comuniean informacion acerca de la estructura de la familia, Esta técnica, que consiste en repre- sentar por medio de digramas la estructura de la familis, 8 ‘conveniente para dar forma concreta a supuestos diagnésticos iniiales y para planificar el procedimiento terapéutico. Minu- ‘chin ha deserito estos diagramas, llamados comiinmente apr ‘Sisténico @ mapa estruetirmal, de la siguiente manera: «El mapa de una familia es un diagrama de su organizacién. No representa la riqueza de las transacciones de la familia, ‘como tampoco un mapa refleja la riqueza de un territorio, Es ‘estatico, y en cambio la familia esta en movimiento constante, Pero el mapa de la familia es un potente artificio de simplifi- ceacién, que permite al terapeuta organizar la diversidad del material que recoge. El mapa le permite formular hipatesis, sobre las areas en que la familia funciona bien y aquellas otras fen que acaso es disfuncional. También lo asiste en la determi nacion de metas- (1974, pag. 90) ‘Minuchin (1974) ha propuesto una serle de simbolos iiles fen el proceso de eonfecciin del mapa. Los reordenaremes y ampliaremos, como a continuacion se expone. Fronteras ‘Sogiin ya indicamos, las fronteras en cualquier sistema son las roglas que definen quién participa en él, asi como el grado fen que los extraiios pueden aeceder al sistema. Estas condue- tas gobernacias por regias originan tres tipos de fronters: 56 1. Una frontera fronea 0 abierta, que se representa con uione 2. Una frontera cerrada 0 rigida, que se representa con una linea lena: 2. Una frontera difusa, que se representa por medio de PUROS! carve ete - Sa Estas lineas de frontera se pueden trazar en torno de la uni- dad familiar como un todo. Por ejemplo, wna frontera de uni dad familia, si es eerrada, se representara Pare Madre Las lines de frontera se pueden colocar también entre lo subsistemas, mis restringidos, dentro de la unidad familiar to tal, Obrando de ese modo se sefiala una interfase entre las dos unidades. Por ejemplo, una frontera abierta entre los subsiste ‘mas parental y de los hermanos se designara asi Pale Make Hj Alianzas y afiliaciones Estos simbolos de mapa se pueden emplear también para figurar la cualidad de las transacciones wswales entre dos miembros de la familia: 1, Une alianga franca y amistosa, que se presume es nor- mal, se figura con una linea doble. Por ejemplo, un vineulo normal entre conyuges se indiearé del siguiente mode: Marit Eaposs st 2, Una afiliacién enmarafiada o sobreinvoluerada se figura con tres lineas, Por ejemplo, un vineulo invergeneracional s0- breinvoluerado se veria asi: Madre = ty varon 3, Una afiliacién débil, 0 que no se discierne, se figura eon puntos, segtin mostramos: Pade «e+ Ha 4, Una afliacién conflietaada, por ejemplo, un conflctoen- tre hermanos, se designa con este simboto: ermine —]_ | Hermano 5. Una coslicién d@ varios miembros de la familia contra ‘otro miembro, o contra varios, se figura eon laves. El ejemplo ‘que sigue muestra 2 madre y dos hijas en coalieiin contra par ddre ¢ hijo varen: Madre | (ar Huet | Bie He Desviacién de conflictos ‘Una observacién freeuente es que dos miembros de una fa rilia preservan gu relacién desviando su conflieto incipiente para hacerlo pasar por un tereero. Por ejemplo, un pare y una ‘madre con tensiones ambos en su trabajo, pueden evitar ata carse entre si en el hogar si se unen para atacar aun hijo, con lo cual desviaran el conflicto entre ellos. Un desvio asi se re- presenta con este simbolo Padre Madre Estrutegias para levantar el mapa Hacer el mapa del sistema familiar ofrece dos ventajas iagndsticas. Ayuda a deseribir la organizacion de la familia total, y hace posible deseribir también la subunidad mas en- vuelta en el problema, (Véanse las figuras 2.6 y 2-7.) Figura 246, Unidad familiar de frontere cerrada, en que et subsistema parental esta constitwido por una madre sobrein- voluerada con su hijo vardn, Una frontern rigida los separa de los demas witias, pera el control que sobre estos ejercen pa rece suficiente part que estén todos coligndos contra el padre, Z \ 11, powers» My \ madre seeser Padre | \ 1 Figura 27. Unidad familiar de frontera abierta; el subsiate ‘ma parental se earacteriza por un sobreinvolueramiento de ta ‘madre con su propia madre, fa quea su vee mantione conflicta con el maride de sw hija, lo que acaso guarda retacion con et ccanicter difuso del lazo entre los comyuges. En el mapa se ‘observa una frontera abierta, normal, entre padres ¢ hijos. Los mapas estructurales permiten organizar los datos del proceso familiar en conjeturas elementales acerea de los ras- gos estructurales de la familia. Estos mapas se tienen que re- visar 0 desechar enseguida, al paso que datos nuevos apare- cen, Conviene que los terapeutas practiquen la confeecion de 59 estos mapas, pero tienen que estar dispuestos a revisurlos tan pronto surja informacion nueva. En lo que resta de este libro wratamos del modo de poner en prictica un plan estructural con mira al eambio. Es una jut Sobre el modo en que se puede oryanizar un escenario en que la familia quiebre sus viejos constrefiimientos eontextuales, er tren en un temporstio estado de erisis y aleance después una realidad nueva, mais compleja, en sus posibilidades de vida 3. Coparticipacién y diagndstico Entrar en coparticipacién con un grupo familiar quiere de- cir establecer contacto con él y experimentar después las peri- ppecias de ese contacto, los infinitos eaminos por los euales este es aceptado, es resistido y es respondido por la familia como un. todo, y por sus miembros individuales. La manera en que el sistema familiar se acomoda a este suceso —es decir, la aproxi macién del terapeuta— brinda informacion diagndstica clave sobre rasgos salientes del fonclonamionto familiar. Seguin Mi- rnuchin, «en terapia familiar el diggndstico se aleanza por el ‘proceso interaecional de la copartiipecion» (1974, pig. 120. El terapeuta inieia su coparticipacién en prineipio tomando contacto con miembros individuales de la familia, no eon una abstraccidn llamada el «sistema», aunque es cierto que propie= dades de la entidad supraordinada, como talante, tempo, len- guaje, emergern pronto e infuirén sobre el estilo de coparti- cipacion del terapeuta. Pero al comienzo uno traba conoeimien- to con individuos, y eon cada uno de ellos vivencia insinuacio- nes de afinidad o de hostilidad, tributarias de un eampo emo- cional que rechazard o admitié al terapeuta en diversas partes, del sistema de la familia. El proceso de contacto y de respuesta al contacto es inevitable porque entrar en coparticpacion con ‘una familia necesariamente importa intervenir en su vida. En: trar en coparticipaciin es un esfuerzo por eruzar la frontera que envuelve a ls familia total, de hacer pie donde se pueda, Dbuscando alianzas eon el subgrupo que esté dispuesto. Esta intervencién en la vida de la familia, por benévola inteneion que lleve, sera desde luego examinada, resistida, asimilada y, sis posible, reencuadrada por la familia en fancién de los va, lores que aplica a quienes no pertenecen a ella. Estas batallas {que se producen a raiz del contacto con el terapeuta no se I ‘bran al azar, sino eon arreglo a pautas. Por eso el acto de co- participacion leva a descubrir les secretos del sistema, a expe- rrimentar y pereibir las pautadas modalidades con que admite Ja novedad (el terapeuta) en su vida. De ests manera, el acto de coparticipacion es un acto de diagndstico, ea Hacer coparticipacién consiste en parte en insertarse, des: ceubrit la modalidad en que se desempeta la familia, y después, fg veces, clegir adecuarse a esas reglas. Pero entrar en coparti- ‘ipacion como estrategia diagnéstica demanda también inten- tar una alteracion de esas reglas y observar la reaceion de la familia. El terapeuta puede hallar maneras inteligentes y sim= paticas de coparticipar, pero unas maneras que mantengan el atu quo de la familie; esto proporeiona alguna informaciin ‘iagnostica, de inferior valor sin embargo ala que procuran las onductas del terapeuta diseitadas de manera de cuestionar y tmodificar una parte del sistema. Asi ontendido, entrar en eo- participacién con una familia no se reduce a un inocente gesto ocial o a una especial manera de establecer una relaeién entre Cliente y terapeuta. El concepto de coparticipacion, por el con- trario, importa una nocion bien deslindada aceren del proced- miento diagnostico, a saber, que un diagnostico sistémico pre (dso y de eficaeia terapéuticn se obtieno en principio en el em- eto de alterar el sistema eon el cual uno hace coparticipacién. Este enfoque del diagnéstico se sitta en mareado contraste con procedimientos diagnéstiens mis tradicionales, cuyo supuesto es que el terapeuta puede observar a cliente como sise tratara de una entidad psicosoeial inmune a las eonsecueneias de esta bservacion. Se presume que el cliente se mantendra en ese ‘estado de inocente inmunidad hasta que, tras a compilacién de Impresiones y pruebas diagndsticas, se le aplique un procedi- miento terapeéutico, Singulariza a le perspectiva sistémica, en ‘cambio, obtener el diagnostico por observacion de la respuesta ela familia ¢ intervenciones de tratamiento; de una manera Gircular se revisan después las formulaciones iniciales y los Consiguientes pasos terapGuticos, y estas alteraciones se pro- ‘ducen dentro de una sueesion de interaceiones entre terapeuta, {y familia, que avanzan en espiral y eon una relativa continui- ‘Gad. No se hace diagndstieo de In familia como si se tratara de tuna entidad estitiea, sino que el foco de Ia experiencia diag- nostica es el proceso de interaesion de aquella con el terapeuta, agente de cambio. Diagnéstico y actividad del terapeuta Esta definieién del diagméstico supone que el terapeuta no recurre # la tradicional neutralidad, sino que despliewa una buena cuota de actividad. Este enfoque, entonces, no eanside- 1a una dicotomia newtoniana de sujeto y objeto, sno que fe ituye por una eausalidad circular qe, combinada con le teoria general de sistemas, impone al terapeuta participar é1 Inismo en la activacion de ls lazos de realimentacion de i f- milla y en la susitacin de las estructura ltentes que gobier- han la vida familiar. Los que se oponen «esta movlidad activa dal terapeuta no han llezado a comprenlr bien 9 intenciona- lidad: la eonfunden con una postura autoritaria a que reeurr- rian terapeutas prineipiantes, rimentarios, Por otro lado, no es aro que sus partidarios remplacen la cuidaose evaluacin Giagndstica por una profusion de dsiates extraidos de su pro- pio caltre, ¥en garde hacer observacionesprecinas sobre la Conducta eoletiva dela familia se entresuen a un incondcen tears, tetividad que demandan las técnica de coparticipacion obedece a das supuestos: que ingn extrao ne cruza en In ‘ida de una familia sin tropezar con las reulas de admision de tata, pero que de tds maneras ho debe vaclaren lamar a5 pwuerits de la fami. La vacincion en lamar las prt es Earacteristica de muchos procedimientos diagnisticostradicio- nales, si bien es clerto que eckar estas ubajodifllmente pro- poreione al terapouta de orientacin sistema I informacion {que le hace falta, El modo de lamar el terapeuta,y quien de la ffmila aeude ala puorta, y ce que manera ademas, he ails puntoe principales en la copatiipacn como clave diag tea. Para entrar en coparticipacién: las maneras de lamar a te puerta Hay maneras formales e informales de deseriti la activt- dad de coparticipacién del terapeuta. Las maneras informales, son las que consideran el estilo y la postura personales del terapeuta en sn empresa de entrar en coparticipacion vot: la familia y producir eammbios en ells. El terapeuta es un entre metido por obligucion, y no un cientifico que fuera mero espee- tador neutral; es decisive en eonseeuencia au estilo personal fs decir Ia manera en que se instrumenta a si mismo para pro- ducir la necesaria aflligeion que permitira ala familia obtener beneficios del entremetimiento terapeutico. Admitida esta participacion personal en transaeciones que aleanzan inflajo, sobre Ia familia, sin embargo se suele tomar esto como ovasion, para hablar del empleo del si-misma-, como si este asi-mis 6 ‘mos fuera un gran descubrimiento, una herramienta nueva del terapenta de familia, Y alin estan los que, acaso por equivo- ‘cada oposiein a la tan mentada (y en general lusoria) neutra- Tidad del terapeuta psiccanalitico, abruman a sus clientes con rrevelaciones personales acerca de ellos mistos. Es el «empleo del si-mismos que importa abusar del projimo. Esto de ser uno mismo eon la familia no impone hacer confi- deneias o tratar de establecer una complicidad con el cliente, Desde luego que similitudes para esa complicidad existen, pe +o las inevitables diferencias entre las personas, las coloracio- hes que distinguen a cada quien de los demas, son de gran ‘auxilio para el terapeuta que hace coparticipacidn con un siste- mma nuevo. Conocer las propias singularidades personales (co- ‘moquiera que se haya obtenido ese conecimiento) incluye sa- ber de qué manera caraeteristica uno se introduce en sistemas, Una vez. que el terapeuta conoce y aprecia la maravillosa y diversa complejidad de su ser como individuo, se le ofrecen ‘muchas opelones para introducirse en una determinada fami lia, Siel terapeuta se conoce bastante, y tiene eonciencia de su origen familiar, podra guiar sus maniobras por la pereepeién de que hay familias semejantes a la suya, y otras que son por completo diferentes. Con toda lianeza: -eriplearse a si mismo~ fen la terapia s6lo importa ser uno mismo y estar personaimen= te en claro acerea de su peculiar modo de ser en sistemas. Im- porta conocer las mejores maniobras de que uno dispone par introducirse en wn sistema, y después utilizarlas sn gran alha- rraca; este es un empleo auficientemente bueno del si-mismo en €l proceso terapéutico. "Ademas de estas extraordinarias diferencias entre tera: peutas de familia, variedad infinita que no admite ser cataloga- fda, tenemos constelaciones ideslizadas de conducta que se pue- den llamar la postura del terapeuta. Hay posturas que son uti- les para hacer coparticipacion y que ayudan durante toda la terapia. No serin mas que deseripeiones nominales, y ninguna, tend la elegancia de una preseripeién todriea, Pero son gulas Valiosas en el momento de reflexionar sobre los roles de que uno dispone, estando ya en su tarea. Posturas Ingreso: wn jugador cientifieo en méguinas de pinball. Como esas maquinas, la familia es un disefio elahorado para ganar y perder lances, reunide bajo wn titulo que convoea a un juego continuado. Llimese el sistema -Relna de los Balones» 0 «Es ta Familia Gana en lo que se Propone», aquella cosa 0 persona «que ahi entra puede tener las eualidades de un extrai: bolita de acero en el juego de pinball o terapeuta en a familia pertur- pada. Desde el punto de vista de un reparadior de sistemas, de alguien que se entremete en la mocinica del reciproco allega rmiento, el terapeuta puede ser un suceso novedoso, una enti dad no incluida en el diseio original, pero que se cuela en el juego. Como la bolita de acero, puede ingresar con variada intensidad en ese sistema preordenado, seytin su estilo indivi dual de juego y segtin las fronteras dela familia total. Y come es un especialista en sistemas, después de hacer juego ¢intro- ducirse, observara la manera en que el sistema, librado a sus propios mecanismos, process esas sperturas. En el juego de pinball, el comportamiento seria desusado: lanzar la bolita y después limitarse a contemplar su trayectoria sin interferir mas el jugador; a bolita tocariainterfases, ganaria puntos, re- botaria y por tltimo desapareceria haciendo que la maquina suene, pero sin modificarls en nada esencial. ‘Tras hacer suficientes observaciones de esta indole, el ju- gador-terapeuta pasa al juego real, que consiste en enviar al interior del sistema intervenciones diseihadas para infringir el orden natural de cosas. Ahora trataré de produit un pantaje elevado; movilizaré flippers laterales y recurriré a golpes di ‘rectos, pero sin preciptar una disputa.Tiene permitido obser- var friamente ala familia como un sistema natural que metabo- liza las entradas por él introducidas, y mantenerse en postura do observacion cientfies mientras quella se debate para asi- milar esas entradas o se ve forzada a redisefar algin aspocto de su sistema a fin de adecuarse al nuevo jugador. Pero todo esto se tiene que lograr sin asomo de disputa, 0 el juego se arruina La metafora del pinball ayuda sino se cae en el error de Adoptaria como posicién permanente. La neutralidad del ob- servador cientifico es en si un mito, pero el terapeuta puede aspirar 2 mantenerla si teme enzarearse emosionalmente en It 38 el peligro de esta postura. Tiene, sin embargo, muchas ‘ventajas; no es la menor la posibilidad de eonvertrse, al eabo, en un antropélogo que vista una pequefia comunidad y que ‘observa en silencio las reglas a que obedece al intentar hacer algo con esta persona que se ha eolado en ella y queinsste, eon tantas preguntas y observaciones, en hacer chiriar una fron- tera y después otra, en tocar eampanillas y encender semifo- ‘os, fjando en todos los easos la apuesta del juezo. Induccién: el converso. No bay como ser un converso para deseubrr los males dela conversién y los eonstesimientos de lafe. Un buen terapeuta en ocasiones har coparticipacién con- virtiéndose a los usos de la familia. En tono, en lenguale, en estualidad, respetara las reglas de esta congregacién para al tanzar genina experiencia de a estrictez de su fe. Esta pos- tura es sobre todo fecunda en las sesiones iniiales, en que ls familia esta dispuesta a incorporar al terapeuta, pero solo si acepta ser como son sus miembros. Puede legar a ser afligente siel terapeuta no guarda en su pecho una intencién pecamino- st: gélo si est intimamente determinado a quebrar las reglas del grupo puede impedir que su bautismo se convierta en in- acc Por nduconentenderotaiadvera anormal al proceso patolégico de la familia, y a sus estructuras. Hay {que admitir el hecho de que en ciertos easos la induceiin ea precio inevitable de una coparticipaciin lograda, pero el tera~ peuta confia en que es improbable su sometimiento total alos Tituales de la familia. De lo contrario, no por ser terapeuta seria un iniciando en busea de conversidn, La induccion com- pleta le resta toda eficacia como agente de cambio, y lo pone en riesgo de demandar bautismo, Algunos suponen que la indue- clon es un proceso penoso, desagraso que ayudari al terapeuta a darse cuenta de que en efecto se produce. Por desdichs,eo- mo lo muestra el siguiente ejemplo (Umbarger y Hare, 1972), fen los casos en que la copartiipaciin se hace inducein, el il timo en enterarse suele ser el terapeuta LA FAMILIA DECKER. Los Decker demandaron asistencia por lt condueta persistentemente peculiar de Fadi, su hijo de doce afiog; se le habia diagnosticado esquizofrenia.* Presentaba ‘amaneramientos bizarros, su habla era a menudo ineoherente, ppostura y marcha singulares, muchos miedos y quejas somit- ‘cas. Por otra parte era de inteligencia normal y tenia muchos ‘amigos. Asistia a una escuela piblea: su rendimiento era bajo, pero no irrecuperable. En cambio, su sobreinvolueramiento ‘con los padres (era hijo tinico)sefalaba limites estrechos y rigi- ddos a su desarrollo; ahara que se acereaba a la adolescencia, sit condueta aparecia cada ver més inmadura e inapropiada. En Jos cuatro afos anteriores, la familia habia desbaratado una + Tomar ol stra de a fia Decker, con miflenioes que au Introducmos de. Umbargery Hare, «A seetural approach to pater tnd Dnerapet lnegagement frm a scizphrens family, American dowel of Payehotherapy. SOL 2 173, page ZEA. diversidad de intentos terapéuticos. El siguiente extracto, to mato de entrevistas rexistradas en videocinta, muestra cuan dificil era evitar ser convertido a la religion de esta familia. Harry ¢ Imogene Decker parecian elegir ellos mismos la ropa adecuada al papel de paciente. Toda su parafernalia,has- ta el minimo detalle, era edmice parodia de un estilo de vest- rmenta que s6lo estaria a la moda en el patio trasero de un ‘manicomio municipal. Era la suya una elegancia por asi decir erénica. Imogene, menuda, llevaba zoquetes gruesos de un co- lr rosado, desflocadas faldas de edad indeterminada y estilo desconocido,y la blusa nunea hacia juego. Harry, un hombre; fera menos florida su ropa, pero inequivoco su aire de eultivada esconfiaiza hacia las prendas de vestir. Pantalones de trabs Jo arises, varios mimeros mas grandes del que le convenia; los ‘ajustaba abullonados a la cintura por medio de un cinturén de eentas. Como Imogene, levaba un portafolios por lo menos, veces dos, repleto de adminiculos indispensables solamente para el que se dispusiera a incursionar en una comarea inhés- pita y deseonocida: una muda de medias, echarpes de lana, un diccionario de idioma extranjero y una eaja de galletitas de ‘excursion dominical. Entre el revoltijo de portafolios parentales estaba Eddie. Alto, desgarbado, pero de aspecto frégil, una marioneta cuyos hilos estuvieran mal cortados. Hablaba con vor aguda, muy répido, encimando a veces las palabras; ni paciente y entrena- do progenitor lo habris entendido ficilmente. Las sesiones de terapia de esta familia pequefa, de tres, infattablemento empezaban dividiéndote ellos en dos ejrcitos {ue deseendian en tarbién sobre el terapeuta desde extremos ‘opuestos del corredor. Entre oleadas de una risa forzada en- traban por final consultorio. “Me sofocaré terriblomente —dijo Imogene—, porque esta, sala parece llena de polvo de tiss. Demasiado borrar, falta ‘exactitude. Acampo en una silla, prob después con otra, ¥ ‘miraba deseonfiada debajo de cada una buseando huellas de polvo y sueiedad. Harry se mostré solcito, pero ineémado can la eondueta de su esposa. Le ofrecié trocar asientos, hizo unos intentos inconducentes de implar ls pizarra y valvié a su asien to. «También hay polvo en la escuela, tereié comedidamen- te Bai Dile al doctor lo que sucedié ali, si es que le interesa ss- berlo», propuso al senor Decker. E1 terapouta asinti sin tardanza, ereyendo preseneiar ol surgimiento de una orientaciin y de un tema: «Por supuesto or que si. {Qué sucedié?-, No advirtié que entraba en colusién con Harry y Eddie, quienes eficazmente desviaban la atenciin de la singular conducta de Imogene introduciendo los proble- mas escolares de Eddi Eildie se puso a mirar con fjers = su madre, y en ningin momento perdi contacto con la mirada de ella mientras narra- 'ba su historia, -Mfe cai en el patio de juexo y me raspé el costa- do, Cuando estave en la enfermeria, me parecié que me podia salvar del algebra que yo no habia hecho, y entonces natural- mente pedi a la nurse, que lamara a mi madre, y regresé a casa. Eso es todo, Por mas que digan.- Y asi diciendo, pare- i considerar cerrada la euestin, pero evidentemente la se- fora Decker tenia mis cosas en su caletre. “Gracias a Dios yo estaba en casa, sabiendo cémo est las calles. Con niios exploradores o sin nos exploradores-, con- cluy6 en una suerte de enigmatia reflexion. “Me parece que deberiamos entrar en una diseusién efteaz sobre lo que venimos a haeer aqui, no considerar por qué no hay nifios exploradores en las ealles-. El sefior Decker nueva- ‘mente respondia a las divagaciones de su espose tratando de ‘organizar ala familia, Creo que ya lo determinamas el afio pasado —replicé la sefiora Decker— cuando nos preoeupaba edmo maltrataban a Eddie en la escuela. ¥ su hablar atropellado, que sin duda se debe en parte a todo el polvo que flota» ‘i Aeaso e8 e30 lo que te tuvo preoeupada todo este pe- riodo? —pregunto Harry—. Me parece que te intrigaba la fa- tiga de tus procesos mentales y la razdn de que se te hinchen los pies. . Asi pasaba por alto el sentimiento de ofensa de Harry, e inadvertidamente apoyaba el reclamo de la setiora Decker de que su marido dejara de «pedir diseulpas» cuando lo crtiticaban. De este modo, aunque sin advertiro, observaba es- ‘erupulosamente la -regla- familiar segtin la eual no se debia, eseubrir deficiencia alguna en la madre, Como para afirmarse fen esto, Imogene se encendid, al tiempo que se deslizaba al bborde de la sila en ripido movimiento: «;Pretende usted suge- rir que no respetamos la ética social”, Etiqueta», apunto Harry. «Las sociedades éticas no nos interesan, y nunea nos inte rresarn —prosiguio Imogene—. Por otra parte, nada tiene de Tidieulo tratar de ser étieo, y no me gusta su sugerencta de que ‘mi marido y yo no somos éticos». Sélo quise decir que ustedes dos acaso desean hacer algo social juntos... esto €s, no separados. jAh! los planes para el Futuro. .. esto es, puesto que lo pasalo pasé-. El terapeuta se sentia incomodo, pero sexuia tratando de atribuirsignifiados ccoherentes a la conversacidn y aplanaba sentimientos encres- ppados, respuesta tipica de los extrafios que trataban de intro- ucirse en esta familia. Mama y paps no pueden salir de paseo» —susurré Ed- die—. Los necesito en casa para que me ayuden con mis men ciones de distinguida-, También él estaba sentado sobre el borde de su silla, mientras aferraba con la mirada a gu madre, Jog ojos vidriosos, come trasportados por la idea de una men- cion de distinguido en étiea socal Repentinamente, como al eonjuro de una seereta sefil, los tres miembros de la familia se pusieron de pie y, cruzndose descortésmente frente al terapeuta, mudaron asientos, para ly ceual cada persona eambio de lugar una sill. Cuando me pongo de pie aqui, la sala se achica-, dijo Ea die con su voz de Alicia en el Pais de las Maravillas. «iEntonces siéntate!», replied el terapeuta acosado. Ense- smuida se distendio, dichosamente ineonciente de haberse ase- ‘mejado a uno de la familia. s{Culiles son las regias de la terapia de espiadero?~ pre- gunté Imogene, al parecer reflriéndose al espejo de observa ‘ién instalado en una de las paredes. Sean las que fueren —respondio Harry con su voz de per- ona eficaz, al tiempo que extraia un termo de su portafolio—, ‘me parece que es tiempo de tomar un tecito- Siempre es lo misino aquie suspird Eddie, acereando la ‘mano para tomar un vaso de plastico rebosante de tibio té “Nada cambia, semana tras semen ‘Mejor tranquilo que amargado-, coments la sefiora Dec- ker en un arranque dramatic +{Cuiintas semanas han sido, exactamente?-, pregunt6 el sefior Decker, siempre con la mira puesta en la organizacién. Treces, respondio el terapeuta, al tiempo que alcanzaba sa taza, Pare hacerse cargo del papel: directores y guiones. A dite reneia del director-autor, que simultaneamente dirige y exeri~ be el guidn de su filme, el terapeuta de familia tiene que hacer papel de director, pero dejar a la familia que eseriba el guion latente. Destacamos -latente-, porque el guidn eotidianamente actuado parece terrorifico y merece la peor enttiea. Por eso algn terapeuta puede dar en ereer que tiene necesidad de es- eribir para la familia un drama enteramente nuevo, Esto no sélo es descortés, y a menudo imposible, sino que ignora ka ci ccunstancia de que si uno se toma el trabajo de considerarlo, a familia tiene pensado un guidn, uno que es bueno, pero desde Tuego que necesita de ayuda para su produeein. La familia no se compone, como algunos se inelinan a creer, de =seis earsc- teres en busea de un autor. Aunque sélo sean aficionatios, los, ‘grupos familiares en su mayoria ya tienen ideado un guion me- jor que el de su representacién cotidiana. Esto es asi aun en el ‘caso de las familias mis perturbadas, que, si se las indaga bien, manifiestan sorprendente elaboracion aeorea de los eam= bios que convendrian a su show. El peligro de esta postura, tentonces, es que el terapeuta se crea en Ia obligacion de escri- bir el argumento cuando todo lo que hace falta es uns direceiin 7 firme para el suidn que Ix misma familia viene posponiendo diowte hace demasiado tiempo Ta vertaja ce esta postra es que permite asumir sin die comes el lirerazyo que conviene a un terapeuta. La familia de- manda asistencia porque no ha resuelto sus propios problemas yen consecuencia ha acorlado contratar los servicios del tera peut para que le procure orientaciones nuevas. Esta postura ho es una postura mis, itereambiable con otras muchas, se- tain sean las necesidades momentineas de la terapia, sin una tctitud general y duradera del terapeuta hack sa propia pre- sencla. El liderazgo hace falta, y sel terapeuta no lo adopta francamente, y por eso can comodidad, tendra que hacerio de manera encubierta y por no comparecencia, Bl terapeuta, co ‘mo Minuchin lo ha sefialaco (Minuchin y Fishman, 1981, es alguien que -expande contextas-, una persana que activamen- te suiere a la familia caminosalternativos para mirar la real- daily conducirse centro de sa propio sistema, con arregio «un tuion a que la prop familia ya ha dado principio. Por el acto die adoptar este lnlerazgo, el terapeuta forms una unidad nue- que es la familia mids el terapeuta, y en est unidad son ponibles los cambios En 1961, Minuchin y Fishman propusierun clusifleuciones nuevas de las maniobras de coparticipacion,sexin diferentes posiciones de proximidad-. Enameraron tres posiciones,orde- nadas sobre un implicto continuo de participacion emocional y Ianiobras de apoyo. En la posicion de cerca el terapeuta brinda apoyo y convalidacion; envia« la familia la inteligencia que de su sufrimiento ha aleanzado y sede inducir a la con cepcin de la realidad que es propia de esta familia. Establece alianzas y de manera consistente confirma las emociones dela familia y sus secuercius ideacioles, siempre porfando por eseubrir Ia eonnotacion postivaen las acciones de I fami, Reservindose de este modo el poder de confirma los otros, el terapeuts gana ascendiente frente a la familia Un paso mas ala e situa la posicvon intermedia, en que el terapeuta hace coparticipacion como alguien que escucha de ‘manera activa, pero neutral. Minuchin y Fishman ham lamado srastreo~ a esis moduldad, que consiste en prestar ura aten- cin sostenida a fn de que les personas puedan narrarlos deta: lies de su historia. Desde exta posicion, el terapeuta no solo asiste a la familia para que elabore las diversas consecuenciax de sus rutinas de vida, sino que inet interveneianes, por lo oman sobre aspeetos que caraeterizan al preceso de Ia con: lucta de la familia, y no sobre el contenido de las historias a familiares. -Rastrear no supone sélo ir detras, sino orientar con taeto el ensayo ce conducts nuevas. Supone desplazar los niveles de rastreo del contenido al proceso (...)» (1981, pa. 88 [1984, pags. 51-2). La posicidn distante encuentra, también al terapeuta en ‘una postura de neutraldad emocional, pero se muestra muy rectivo en Sus intervenciones. Como el «jugador de pinball», el ‘terapeuta no sélo ha observado las «pautas de la danza fami liar» (pag. 40 (pg. 63), sino que ahora presiona activamente ‘para modificar las rutinas. El terapeuta crea contextos nuevos de condueta orientando a las personas hacia escenarios dife- rentes para su interaceion, Por ejemplo, reuniré a miembros de la familia que cominmente no se tratan. Si en la posicion de ccercania el terapeuta se parece mucho al , en esta posicién en cambio entra en coparticipacién como director, como perito en eambios. ‘La coparticipacion es un acto de afliaeién que desemboca en el diagndstico y en el cambio, y después en un diagndstico revisado, Aunque cobra prominencia en los momentos iniciales del eontaeto con una familia, interviene en todos los estadios del tratamiento, Tipos de actividad del terapeuta ‘Una guia itl para el terapeuta es considerar que eada uno de sus pasos constituye una intervencin. Asi se aprecia eabal- ‘mente que ninguna esfera de contacto con la familia carece de significacion diagnéstica. Por ejemplo, el menor intercambio de cortesia comunica simultineamente informacion sobre la, ejecucisn [performance] eumplida por ese particular subsis- tema, con el terapeuta, en ese momento de la vida interactiva de Ia familia, Minuchin (1974) eategoriz6 titilmente las inter- vveneiones en dos clases: las que procuran acomodacién a las es- ‘tructuras prevalecientes dela familia; y maniobras de reestruc- fturacién, destinadas a modifiear pautas familiares. Silos tera- ‘pettas tivieran en mente estas elasifieaciones glohales de cada ‘una de sus maniebras, se shorrarian muchos esfuerzos incondu- ‘centes, Si una se hace coneiente al eomienzo, y de ese modo tegoriza su propia condueta, este proceder pronto dara lugar a ‘un mis acusado sontido dela eeonamiay del rambo, lo que signi- ficara un beneficio para el terapeuta y también para la familia, que colectivamente desea exporimentar a aquel eomo alguien Ed ‘que preside el proceso terapéutico. Los dos tipas de interven: cidn se tienen que emplear, pero de manera inteneional y no al ‘caso. Daremos ejemplos de cada uno. ‘Una familia de tres generaciones, compuesta por varios ni- fos pequefios, la madre y la abuela materna, aeudié a su pri mera entrevista. La hija mayor, de seis afcs, presentaba se- ris dificultaces de aprendizaje. En un lapso breve, el terapeu- ta habia confeccionado un mapa tentativo de la condueta de la familia en un escenario puiblico. Era evidente que la abuela ma- terna se convertia en portavoz de le familia; tados los niioste- nian razonable acceso a ella en materia de devisiones parents Jes; entretanto, la madre ocupaba el puesto inferior de la jerar~ quia, y no mantenia contacto directo ni con sus hijos ni con su tmadre. Si el terapeuta deseara acomodarse es0s senderos es- tructurales, empezaria dirigiendo todas las comunicaviones ala abuela;en lugar de establecer contacto direeto con la madre, pe diria a la abuela que lo hiciera, Pero si desenra reestructurar esa ‘organizacién, cuestionaria el sendero de comunieaciones ¥ ha. blaria a Ia madre directamente, por ejemplo pidiéndole que narrara la historia de las dificultades de la nina, o informs- jan sobre el modo en que la familia se habia organizado para acudir a la cita, La intervencion de seamedacién impandrd co- participar de cierta manera, por ejemplo una alianza con la abuela y un extrafiamiento temporario respecto de lz madre La reestructuracion promoveria una allanza con ls madre, por sameca que resultara a todos, pero también supondria el riesgo de inducir una crisis en el sistema, acaso antes que 1 terapeuta pudiera desearlo. (Véase la Sura 3-1.) ‘Camo en casi todos los aspectos del diagndstieo estructural, l contenido de las maniobras de coparticipacién tiene menos importancia para el terapeuta que mantenerse alerts hacia los rasgos sistemicos de la familia, que de esa manera se activan En al ejemplo que hemos dado: el terapeuta podria cefirse & preguntar a la madre por el nombre de las ninos; esta canduett Importaria una maniabra reestructaradora porque iia en sen- tido opuesto a la evidente preferencia estructural del grupo familia. La coparticipacién como diagndstico: ejemplos Daremos dos ejemplos de formulacién diagnéstica inicil acerca de la estrueturs de Is familia, basados en experiencias B ya Recstrosturatin Abela raters N Made dal terapouta aaltepet Figura 3-1. Dos manems de hacer coparticipncién terapéuticn ‘enn grupo familiar: acomodacién y reestructuracién de coparticipacion. Tlustran el empleo de los simbolos en la confeccion de mapas estructurales, ast como la tesis de que la experiencia que hace el terapeuta cuando entra en copartieipa- ion eon la familia proporeiona informacion diegndstica. Familia A Esta familia se eomponia del padre, la madre y su hija de 13, aos. El motivo de la consulta era el extravagante comporta- miento de la nifa en la escuela, que ineluia muceas faciaes. Ademas, tenia pocos amigos, y episodios en que interpelaba aairadamente a la maestra. En los minutos de apertura de la entrevista, la terapeuta se dirigia a los tres miembros de la familia, Pero observé que tanto el padre como la hija hacian de portavoces de la madre, y eumplian esto de manera inteream= biable y sin conflieto. Entonces Ia terapeuta eanfeceioné un. ‘mapa estructural tentativo (figura 3-2), donde se veia que el acceso a la familia hasta ese momento se hacia a través de la dada padre-hija. El vineulo entre ellos no estaba todavia claro, pero lo manifiesto era que su actividad coartaba el contacto de Ja madre con la terapeuta, Figura 3.2. Mapa estructural tentatioo de wna diada padre hija, que ha apartado a la madre del contacto con el terapeuta U que regula el aeceso de este a ta familia. u Siguié la terapeuta en sus empeios de hacer coparticipa cidn, y obtave dos nuevas observaciones. En primer lagar, pa dre e hija sabian muchisimo sobre la vida del otro, ineluido el terreno de los «pensamientos intimos-. En segunda lugar, menudo la madre movia a su marido 0 a su hija a referie al terapeuta algun problema que a ella la aquejaba, y que por lo comiin era una queja somatiea. De esta manera ella llegaba ala terapeuta, pero en aeatamiento a la eondueta de «ser sus por- tavoces», de padre e hija, Entonges Ia terapeuta revisd el ma pa estructural: este mostraba ahora al padre en una alianaa intergeneracional enredada, que hacia las vecos de subsistema parental, deslindaco de la madre s6lo por una frontera difusa; ‘en tanto que esta habia aceptado un puesto inferior en la jerar- ‘quia de la familia (véase la figura 3-8). El acceso del terapenta, 4a familia seguia regulado por Is diada padre-hija, que, den- tro de la estructura dada, permitia algin contacto entre la ma- dre y la terapeuta. Se puede conjeturar por via tentativa que ‘estas pautas de alianza y la preseneia de una jerarquia ejecuti- vva invertida son un ordenamiento danoso. Pero su rigider o su ‘lexibilidad no se comprobaran hasta que el terapeuta activo no las euestione. Figura 3:8. Revision del mapa estructural representado en ta figura anterior. El acceso del terapevta « ta familia sigue re- gulado por la déada padre-hija, pero pasando por esta se ha producido algiin contacto entre la mace y el terapenta. Familia B Una familia de clase obrera fue derivada a consulta porque el hijo de 16 aios descuidaba sus tareas escolares y habia teni- do problemas menores con la policia El muchacho entré en el consultorio en aetitud discola, y se negaba a hablar. Lo acom- pafiaban sus dos hermanos menores, una hermana menor tam- bign, y sus padres, que se velan enojados y eonfundidos. El 6 terapeuta, vardn, observé que todos los dichos iniciales de la familia eran ataques al hijo mayor, quien permanecesa sertado con silencio. Procuré entonees coparticipar simpatétieamente ‘ean este hijo (lo que era un error taetieo, porque impedia a los otros miembros del grupo dar por fin ese paso). Es0s intentos eran sistematicamente interrumpidos por el padre, quien se esempetiaha muy bien deseribiendo los problemas del hijo, La esposa se manifestaba de acuerdo con su mavido. Siguieron otras maniobras de coparticipacion, que proporeionaron estas observaciones: el padre alentaba a los demas hijos 2 informar acerca de la mala condueta de su hermano en el hogar y los clogiaba ante el terapeuta cuando obraban de ese modo; la es posa perseveraba en apoyar a su marido, y al hijo renuente le era negado el contacto con el terapeuta. El mapa diagméstico inicial (figura 3-4) mostro que este podia tener acceso al sub- sistema parental y al de los hermaris siempre que acatara la coalicion de la familia contra el hijo chivo emisario. Este orde namiento procuraba cohesion ala familia global, pero apartaba de ella, y del contacto terapéutico con el mundo exterior, al hijo mayor. at of — — — 4 Hermanos 1 Terspauta Figura 34. Mapa diagndstico inicial, que representa a une feonilia coligada contra un hijo chivw emisario, Sélo en Ia me- ida en que acata eaa coalicion, tiene el terapeuta acceso a los subsistemas conyugal y de los hermanos. Resumen En eate capitulo presentamos una concepeién del diagnis- tico que pone de relieve los principales aspectos de la terapia, estructural, a saber, que no hay diagmdstico sistémico comple- to sin empefo activo del terapeuta por modificar el fanciona- iento de la familia y, lo que es sumamente importante, por ‘observar el modo en que Ia familia trata esa interferencia. He- 6 y intro ‘mos resehadlo diversos estilos de sctividad terapéuti dujimos una notacion estandar para la confeecién de diagra- mas diagnosticos. Ahora tenemos que pasar de estas orienta Clones wenerales a especificar lox pasos que es preciso dar para obtener un diagnostico proplamente estructural. Es la tarea del proximo capitulo. 4, Maniobras de apertura: para obtener un diagnéstico estructural En este capitulo y en el que sigue deseribimos las manio- bras de apertura que debe hacer el terapeuta en su contacto inicial con una familia, Después, os eapitulos 6, 7y 8 presenta- ‘rin con mas detalle las intervenciones canénicas de la terapia ‘examinardn el modo de shordar las resistencias ‘al cambio, que demandan lo mas del empeno terupéutico. Pero antes de le resistencia esta el contacto inicial, que es un proce- so de copartieipacion, diagnéstico y planifcacién en que es pre- ciso aleanoar certo logro a fn de que la familia regrase « una segunda reunion En la subcaltura de los terapeutas familiares un halo mist- co envuelve a Ia increible-entrevists-inicial, amalgama mons- truosa de maniobras earismatias realizadas por Maose Tera- ppeuta (sestin profusa publicidad en fiimes y libros), que des- umbran, por un momento inspiran, y después eon harta fre- ceuencia no tienen otro efecto que abatir al observador. Estos logros grandiosos parecen disipar para siempre en el prine- piante toda esperanza de aleanzar é! mismo semejante grado de agilidad 0 preeisiin on sus aperturas terapeutieas, El tera peuta practicante admira esos grandes momentas de la his- toria de la entrevista, pero en seereto desespera de ser alguna ver su actor. Muchos legan a la concusién de que las grandes entrevistas estan reservadas a unos pocos elegidos, ¥ que los clinicos corrientes necesitan de un esfuerzo mayor y de mas tiempo para evaluar coneienzudamente a una familia, Todo ello concurre a nimbar la entrevista inicial de una atmésfera irre, ‘que parece ponerla fuera del sleance de personas comunes. En verdad, el contacto inci es eritico para el comienzo de un tratamiento logrado y proporciona al clinieo una viskin inme- dliata ce casi todos los problemas de lafamili, y de sus poten- Cialidades de eambio. El valor de este contacto inicial se puede Situar en sus justos términos si se evita confundir eaisma to- apeutico con teenicas de la terapia estructural competente. Si Uno consizwe estas destrezas y las apliea eon decision y con fuerza, la magia del carisma personal pierte su centralidad en s_ a Ja conduceién competente de una entrevista inicial. La que ‘acaso sttena inereible euando otros Io llevan a cabo, en definiti- ‘va esti por entero a nuestro aleance. ‘Enunciemos las principales metas que un terapeuta espera aleanzar en la fase inicial de su trato con la familia 1, Bharat un diegnticestrctra, que ineuye obser ‘aconer soe lana avines entre miembros dea eetlones ue hbire; problemas de rari; ble Tat sropledaes eins rovieran, yas eeuncas reas de TReeragion que con constutvas de eas estrutras Se anti de problomequey, de manere que la nia fanaa, el dvi portador de stm, se ar interenados con intlgencia en el aio trap S 3. Una evaluaion dela dispoiin al cobio dela aii pots se intra en ls redefiln del rable por el ter Fatty ena flection que hace de las metas del tata. “2 Davermina las mets de tatanint, que eo hace en operas co i fai, de manera que esta stvedo cole Shee sobre ls resultados que se deve, 3 elcid ora dtrtanntoy ola season prelminar de sepa cel rater porave me He Seeder ensgula yno hace ita qu eb foe mienbroe Ge in Tania intervergan en ea pace del nero. Ejemplo de diagnostico Los ejemplos ales brevessyudan, pero uno mis elabo- rade tated demejor apoyo a exaen de deal de la ena “neque non propuneros acer La fama Fletcher, que fue Gea complejo, sersirk de tstracin de los medos de loo de la terapa falar estracural. Fn la niacion de un Ug nuevo, el terapeuta estructural normalmente procera ‘Sn‘hitoia ampli de a fala como punto de parts los tales de la vida faniarsurgn de mera natural eh lpr ura misma de lg metas terapetian. Atenndonor «et torma, daremos slo un informe breve sobre os Fletsher: 0 mas informacion dela que puede rea e terapesta del fo Ima de admin, incurs el problra-qula ast como el Trmbre le vnculo de low vitbron de ln faiia. Ee ul lente para incarla trapia- 2 El contacto clinico con los Fletcher se precipité cuanda Irv- ing, hijo, de 17 afios, se vio envuelto en una serie de proble- ‘mas eseolares, a causa de los cuales las autoridades del colegio tomaron contacto con sus padres. Su rendimiento escolar era deficiente, aunque este era en cierta medida un problema eré- nico. Pero habia razones mas serias de preocupaciin: peleas cada ver mas frecuentes con sus pares, y episédicos estalidos de lenguaje impropio con varios de sus profesores Varones. Lo consideraban impredecible, potencialmente agresivo, incina- do a la furia; y en su favor computaban muy pocas destrezas soriales o escolares. Este problema se habia acentuado duran- te el primer semestre de su cuarto aio de eseuela secundaria, ¥ el psicélogo de ese establecimiento cit6 a una reunién con Irving y sus padres. Estos, en la entrevista, sostavieron que las sefialadas conduetas se producian golamente en el colegio; dijeron que en el hogar era retraido yun poco discalo, pero no malo» ni «maleriado-.. Sin embargo, la madre refirié con re- Nhueneia diversos incidentes en que Irving, en el contexto de rrepentinas querellas con sus hermanas, habia puesto fuego a rendas de vestir de su hermana. Las peleas eon Judy eran Trepentinas e intensas, sin que mediaran razones manifiestas ‘que las ocasionaran. La sefiora Pletcher en esos casos acudia, ‘en auxilio de su hija, lo que la envolvia en la conducta impro- pia de Irving. No comunieaba después estos incidentes a su ‘esposo; dijo no esperar que él pudiera hacer algo aun si esta- viera en conocimiento, y procuraba arreglarse sola. Estos epi- sodios tenian un aspeeto extravagante, y el asesor escolar, en el temor de que Irving manifestars de ese modo los primeros signos de una seria perturbacién psieologiea, deriv6 ala familia al centro de salud mental de Ia comunidad local. Reeomendé Druebas diayndsticas v entrevistas individuales, diagmésticas y de tratamiento. Los padres declararon sentirse preoeupados, Y que se prestaban a esa consults. La sefiora Fletcher convino ‘en hacer la llamada telefoniea, Irving era el quinto de seis hijes. Vivia con sus padres y dos hermanas. En la figura 4-1 mostramos la composicin de la familia. En todo este libro iremos exponiendo la mareha del tratamiento de esta familia, El terapeuta de orientacién estructural tiene entonces, en el punto de partida, informacion del formulario de admisién; dispone ademas de ciertos simbolos del diagndstico estructa- al, y de algunas hipotesis sobre el nexo entre el acto de copar- ticipar con la familia y el diagnéstico de sus problemas. Pueden dar comienzo entonees las maniobras de apertura de un abor- daje estructural de terapia familiar. Exponemos estas ma- ‘iobras inicales en los eapitulos que siguen, junto con las es- trategias de intervenciin mas earacteristieas de ese abordje. Setor Fletcher Sefora Fletcher Mary Bab Biles Judy, ving Satie cs 2 a ® ti to Figura 4.1, La composicion de la familia Fletcher. Prestaremos particular atencion a las inevitables resistencias ya los fracasos que siguen a ls fase iniial del tratamiento; en ‘efecto, la eficacia de una psicoterapia depende mucho de que se ‘sepa cémo seguir adelante en los easos en que las maniobras, ‘aunque correctas tebrieamente, no han beneficiado ala familia, El diagnéstico estructural Un diagnéstico estructural es uns serie de emunciados so- bre 1) las alianzas y coaliciones dentro de la familia; 2) las pro- piedades de frontera de la familia total y de sus subsisteras; 3) la distribucion jerarquica del poder ejecutivo, y 4) las eon- ‘ductas interaceionales clave en que consiston estas estructuras, ‘ast abstraidas, y que les infunden sentido vivencial. Sobre to- do, un diagndstico estructural es una hipétesis acorea de la interaecién sistémica entre el contexto familiar total y las con- dductas sintomaticas de sus miembros individuales. Todos estos rrasgos se pusieron de manifiesto en el contacto iniial eon los Fletcher. En la entrevista inicial estuvieron presentes todos los ‘miembros de la familia salvo Bob, ol hijo mayor. El foco fue Irving; y la tarea del terapeuta, vardn, de poco mas de treinta aiios, se podia definir diciendo que debia guiar la entrevista de ‘manera que las conductas peeuliares de Irving legaran a ser comprendidas como respuesta sensibles 2 tensiones existen= , a tes en la fala global. Por esa via las euestiones acarea del searaeter» individual eobran la dimension e una conducta-en- contexto El terapeuta invité a a familia a pasar dlante de al con- sultorio, y asi pudo observar una curasa dsposicion en el mo- do de tomar ellos asiento(véase la Higura 4-2): la ubieacion del patie lo dejaba parcalmente alslado, y no quedaba claro si se situaba a la cabeza o & la cola del eirculo familia. Observ6 el terapeuta que los dos hombres, el pare e Irving, estaban se- pparados por las mujeres, y que la madre tenia a sus flancos a las dos hijas que vivian én el hogar. Esta dispsicién de las personas obligé al terapeuta a integrarse sentandose junto al padre; no se averiguaba el sentido de este huger del padre. ‘Acaso importabs tna pauta de genuino aislamiento. También podia indicar que 61 Mary, la hija mayor, eran los miembros Ge la familia que habitualmente aceptaban entrar en contacto con extraios. 0 todo podia ser easual Padre “Terapeuta Jee a0) Mary 20 Madre Ellen 2D) daly 08) Ieving 1) Figura 42. Posicidn de los asientos de tos miembros de la fa rmilia Fletcher en ta entrevista inicial. ‘Tras algunas presentaciones y un momento de charla de cortesia con todos los miembros de la familia (muy sumaria con Irving, apoltronasio en su silla en actitud renuente), el tera- peuta inquirié por el problema que los traia a la cliniea, y en qué podia él ser atl. La seiiora Fletcher respondié con pronti- tud y competencia, exponiendo un resumen de la queja de la escuela y un breve comentario acerca de la mala eonducta de Irving en el hogar. Hacia el final de su respuesta, las dos hijas que vivian en casa completaron algunas de sus frases y agre= _garon reproches de su coleto, A continuacién el sefior Fletcher refirmé la preocupacion de la familia, en tren de portavoz, representante par asi decir formal, de todos los presentes. In- died su determinacién ce ayudar a Irving y en breves palabras ‘se manifestd de acuerdo con el resumen de su esposa. A todo esto, Irving permaneci sllencioso; habia bajado la eabeza y su actitud traslucia una mezcla de desafio y de vergiienza. No pedia ayuda a nadie, ni recibia ofrecimientos simpatéticos de apoyo. Asi concluyeron los momentos de apertura. He ahi una puntuacién importance: la familia parece unida ‘en las eriticas al hijo v, como unidad, en temporario equilibrio ‘istemieo, Es un panto temporal oportunisimo para que el te- rrapeuta, en su conicion de fuerza exterior al sistem, explore Tos eatninos por los cuales la familia pudiere cambiar, Sobre la base de los momentos de apertura, ya'esti en condiciones de confeecionar un mapa diagnostico muy tentativo (figura 4=)) acerea de las alianaas entre miembros de la Familia: Ia seivra Fleteher y las hijas, a su vez muy unilasy parecen coligais ‘contra el paciente. Todavia no estan claros lox lazos entre el padre y su hijo, y por eso se los presenta ilifusus. La ficurs 4-3 feomunica tambien una representacion visual dle la experiencia Obtenida en esos momentos de apertura, a saber, que padre © hijo no se ven eoneetadas en una modalidad positiva entre ni ‘con los dems miembros de la familia, El terapeuta xpanta, fademas, que la plitiea inicial constituye una secuencia de i teraccién susceptible de reaparveer despues 1. La madre comienza enumerando preocupaciones enticas acerea de! hijo. 2. Se le suman las hijas. 8. El padre se suma tambien. 4. Esta coalicion no es cuestionala por el hijo. Figura 4:8. Mapa diagndstico tentativo de las alianzas en ta familia Fletcher. ‘Se dispone de otra pita de informaein: el padre no parece ser la cabeza del cireulo familiar, sino que se integra en su cola, ‘modalidad en la cual se incluye en ose circalo. Es listo tomar como guia estas consideraciones junto con el mapa diagnéstico, pero se las tiene que considerar muy tentativas. ‘En este momento, el terapeuta tiene frente a si varias op clones. La menos eonducente es no decir nada, acaso con la esperanza de que su silencio aminore el proceso de chivo emi sario. Seria una respuesta insuficiente a una familia que de- ‘manda asistencia. Pero es preciso sopesar con cuidado las de- tas opciones de respuesta porque no puede ser deseo del tera~ peuta quedar como tereero aislado dentro del grupo 2 conse- 85 cuencia de un error. En el euadro 4-1 presentamos e proble- ma, y las respuestas posibles para el terapeuta. El terapeuta de orientacion estructural intentard activar una seeuencia nue= va de conducta por el recurso de reconocer primero lo eviden- te, que Irving permanece sileneioso frente al ataque, y des: pues localizar en la familia como un todo la responsabilidad de ‘dar pasos adelante. Ess preciso que ella responda a ese silencio; asi lo sugerira el terapeuta, pero manteniéndose neutral acer cade quien debe entrar en contacto eon Erving, Esto se eomtra- pone netamente a otras conductas posibles, como 1) atribuir a Irving un sentimiento interno (-Debes de eatar muy afectado [por todo esto-) 02) sefialar a Irving la preoeupacin y la neutra- lidad del terapeuta. Aunque su intencién sea consolar al pacien- te y oponer resistencia al proceso que lo sitia como chivo emi sario, 0:08 pasos son erréneos. Privan al terapeuta de observar {qué miembro de Ia familia puede legar a quebrantar la coalicion atacante y prestar ayuda a Irving; ademas, suponen unaerities implicita a la familia, porque sugieren que sélo el terapeuta es simpatétieo. Cuadro 4-1. Respuestas posibles del terapeuta al problema del chivo emisario en ta familia Fletcher. Terapeuta Problema estructural Otro terapeuta Un sistema atascao en Si Irving no ha dh Irving, debes de ontar ‘Veumplmiente de usa cho nada hasta aura, my seta por tao secuenca de chivo era [Quien pusdeconiderar et So Soimaners de ver asco ae ving, estey uy vere en tu manera ae ver er Cuadro 4 lia Fletcher. Reestructuracion — Reestructuracion Acomodacién de alianzas| de jerarquias Intervenciones posibles del terapeuta en ta fam Sefora Fletcher. sme -Sehor Fetsher quis -Sutor Pletcher, quick Dropunto puede uted usted e Irving puedan ste! pd hacer que fonrdcrerlamancrsen dist aoe manera copa soir at ‘ae Uvingvelisme.. en que velas costs” ig maners en que su Jove este aunt 7 = Las opeiones se refinariin mas si se tlene en euenta que las intervenciones pueden ser de dos clases, de acomodacion o de ‘reestructuracién. El terapeuta, en nuestro caso, podia respe- tar la estructura manifiesta o euestionarla enfrentando los pro- blemas de alianza 0 de jerarquia. De los tres senalamientos que presentamos en el cuadro 42, e ultimo es el mis osado y fl que conlleva mas riesgos de fracaso, sobre todo tan al co- ‘mienzo de la entrevista; presupone la existencia de una disfun- cidn jerérquica y pone de manifiesto esa presuncién por el he- ‘cho de pedir al padre que oriente a la madre. Pero si las otras ‘maniobras fracasan puede ser una opeidn aconsejable. ‘De hecho el recurso del terapeuta fue aeudir a su primera intervenelsn reestructeradora intencional; pidié al padre que se allegara a sa hijo: T. Seiior Fletcher, quizis usted e Irving pudieran considerar el modo en que él ve las cosas. [La maniobra estd destinada a reestructurar la alianza entre padre ¢ hijo. Se basa en nn diagndstico estructural ini cial y no verificado. | Padre: No ereo que quiera decir... ‘Madre (interrwmpiendo): No quiere decir una palabra de ex: plicacién ni ain de diseulpa, ni a mi ni a. [BL padre hace resistencia al terapeuta, y su esposa inten- ta reafirmar su liderazgo sobre las secwencias.) 1. (interrumpiendo): Pero espere un minato; su marido estaba inieiando su intento, e Irving quizis... él estaba... por favor, siga y hagalo, sefor Fletcher. [Bl terapeuta continsia eu intervencién blogueando a ta. ‘madre y dando a entender que la prucba mo ha fracasado. | Padre: Bueno, Irving. {Qué hay con lo que dice tu madre, que pusiste fuego a esas cosas, quemaste polleras y telas de tu her~ ‘mana, ¥ todo eso? [Elpadre lo intenta, pero eubriéndose con las quejas de su ‘esposa, lo que supone hacer resistencia al terapeuta y evitar la ‘alianza con el hijo.) cy Irving: (Guarda silencio.) TT.: Bs un buen comienzo, y da a conocer a su esposa que usted realmente comparte su preocupacién. Pero, ,qué tal si da un paso mas, s6lo por un minuto, y verdaderamente ayuda a su hijo a decir su parte? Que la diga para usted. [Et terapeuta persevera, to Uama un -buen comienzo-, pe- 0 ahora reorienta el padre hacia el hijo.) Padre: No #6... zhay algo que me puedas decir? Lo escuche- 16, no temas castigo por lo que puedas decir, ni nada de e80. ‘Bicieron ellas algo o que? [La respuesta del padre indica esperanza on la interven- cin.) Irving: Me pudren la sangre, siempre hinchonas... siempre ‘me ofenden y estan contra mi... Padre: Muy bien, pero yo me refera a qué pudieron hacer Irving: De todo, como ia noche pasada... [Bl contenido de este intereambio no tiene importancia, Lo ‘que importa es que el io y su padre coparticipan, aunque sea por un instante, sin la intromision de la madre.) Este breve intereambio ensefia tres cosas. La primera’ ‘muestra la activa perseverancia que hace falta al terapeuta, y la necesidad de proseguir una interveneion hasta eonsumarla 0 hasta que haya fracasado definitivamente por el momento. Con harta frecuencia el terapeuta inieia algo y enseguida resig- rna el empeno, lo cual puede sugerir a la familia que él no eape- ra ningsin cambio real. La segunda es que corresponde mante- nerse siempre alerta a signos de flexibilidad en las alianaas de Ja familia; en nuestro eas0, padre e hijo en efecto pusieron de ‘maniflesto aptitud para relacionarse, y la madre, para aceptar- lo, Por ultimo ge obtavo clerta confirmacién de la impresion diagndstiea original de que ln madre tendia a liderar Ia iniia- cidn de las seeuencias de condueta.

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