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EL SUICIDIO DE DIOS

Todo era tranquilo esa noche.


Las ramas se agitaban dulcemente,
bailando al son del murmullo de los vientos.

Algún grillo confirmaba la paz de la madrugada.


Se podía intuir hasta el susurro de las nubes mudar por el firmamento.

Consciente de que esa paz, era pasajera,


meditó sobre la manera de mantenerla.

Tras un tiempo pasando esa tranquilidad pensando,


llegó a la determinación de que la única manera, era muriendo.

Miró fijamente la cuchilla, jugó lentamente con ella,


sus filos y sus brillos, en su mano.
Vió su rostro reflejado en ella.

De ningún modo aprobaba lo que pretendía llevar a cabo,


pero no había otra manera,
ya lo había meditado en la paz de la madrugada.

Un llanto quería gritar y un grito quería llorar.


Las mandíbulas se apretaban
queriendo evitar dejar salir cualquier palabra.

La piel era de malla metálica, los pelos de escarpia.


Los labios tiemblan como controlados por otro.
El pulso se acelera. La memoria se activa.

Ahora quiere despedirse de todos con una sonrisa.


Las lágrimas llegan, y las manos tiemblan.

La mano muerta, deja caer la cuchilla.


En posición fetal, ya no piensa.

De repente, se dio cuenta...

A la noche la sucede el día.


Cuando el sol se oculta llega la luna,
y todas esas maravillosas estrellas
que pasan la misma función todas las noches.

Al uno le sigue el dos, al dos el tres, al tres el cuatro, al cuatro el cinco


y así hasta ningún sitio.

La riqueza conlleva pobreza,


y la pobreza es otro tipo de riqueza, más sutil y menos grosera.

El éxito sigue al fracaso.


Del éxito al fracaso, del fracaso al éxito.
De la ignorancia al conocimiento.

Lo que se contrae, se dilata.


Lo que se dilata se acaba contrayendo.
Inspirar y expirar, eso es respirar.
La luz sólo brilla en las tinieblas.
Cuando la oscuridad envuelve, y se percibe, es sólo porque hay una chispa.

El niño se hace adulto, y el adulto viejo.


En poco tiempo su cuerpo será ceniza.

El fuego se apaga con agua.


El agua se evapora en el fuego.
Y sin éstas no hay ni fuego, ni agua, ni vida, porque se necesitan.

El amor es un odio prematuro,


y el odio es, siempre, un deseo de querer.

La marea sube y baja, como todo en esta vida.


La respuesta es una y múltiple.
Las paradojas al final se reconcilian.

La vida es una serie de crisis y oportunidades permanentes y siempre inconclusas.


El simple hecho de existir significa aceptarlo.
Incluso la renuncia implica cierto grado de aceptación.

Allí donde pones tu atención pones tu conciencia,


y ésa es la realidad que experimentas.

Lo que empieza acaba,


y lo que nunca empezó nunca acabará.

Nada es la potencia de todo, que es nada en potencia.


Lo absoluto niega lo inexistente.
Lo inexistente afirma lo absoluto.

Los opuestos se atraen porque son una misma cosa inacabada.

Quien desde el fracaso se satisface es el más exitoso.


Quien no merece el éxito es el mayor fracasado.

El fuego helado puede que esté en la tierra.


Pero el ardor del hielo siempre estuvo en ella,
aunque muchos no quisieran darse cuenta.
Nada sé de la muerte.
Y aún mucho más de la vida.

La más bella obra de arte es la que nunca se hizo.


No se enseña, pero se exhibe en el infinito,
al alcance de cualquiera.
Y tiene su reflejo en la naturaleza. Así;

Intenté distinguir lo positivo de lo negativo, lo bueno de lo malo,


hasta esos extremos llegó mi conciencia.
Y queriéndome aferrar a lo primero me quedé con lo segundo,
por el mero hecho de establecer la diferencia.

Luego intenté ser un espejo, reflejando los vaivenes, pero nada me ocurría.
De un segundo a otro saltaba cada vez con mayor ligereza.

Quise ser una piedra,


todo entraba a formar parte de mi experiencia.
Lo duro se hizo blando.
Fluyendo, aprendiendo, y cristalizando, asimilando;
Ya no reflejaba, no guardaba, ni distinguía;
Siendo mil caras en una de las que ninguna me representa.

Porque no tengo nombre.

Lo que sucede arriba sucede abajo, decían los antiguos.


Alba, cenit y ocaso. Nada media.

Todo conocimiento es la actualización de un recuerdo,


olvidado por desinterés o desuso.

Lo que todos saben nunca se dice.


En cambio los secretos son vox populi.

Todos somos alumnos del pupilo del alumno del pupilo.


Las enseñanzas verdaderas nunca enseñan nada nuevo.
La Sabiduría Eterna nunca tendrá dueño.

¿Quieres que te cuente un secreto?

No te lo tomes a mal... pero...


Todo era mentira.

Así que deja de soñar pesadillas


¡Despierta!

Meldon Daly.

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