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STORM TREE 13 Pena, Mulciades: Histosta det pueblo argentino. - 2 ed. - Buenos Aires : Emecd, 2012. 552 p.:20x15cm. ISBN 578-950-08-3440-9 1. Historia Argentina. |. Titulo con a Edltor; Fernando Horaclo De Leooardis Disefindor de cubjerta ¢ Interior: Juan Marcos Ventura, Correctora: Gisela Milani © 1975, herederos de Mikclades Petia © 2012, Horacto Armando Pagtione. por el prologo Todos bos derechos reservados © 2012, Grupo Editorial Planeta S.A.1.C. Publicado bajo el sella Emecé® Independencia 1682 (1100) C.A.B.A. www.editorialplaneta,com.ar 2° edichin: julio de 2012 2.000 efernplares. Impreso en Artes, Concepciin Arenal 4562. Cludad Auténoma de Bucnes Aires. ened mes de junto de 2012. No oe perrake la reproduce in parcial o fatal, el almacenamtento. of alquiter. Go tramsmhida ola tramformaciin de evte libro, ef cualquier forma .o por cunlquier media, wa clectrinire o mecénico, mediante folacopias. digitaliractin Uatros matiadon une permiwo previo y eario del edider. Su Infracctin cus, pemada par Las beyey 11.723 y 25.446 de La Repablica Argendina. IMPRESO EN LA ARGENTINA/ PRINTED IN ARGENTINA Queda hecho ef depJsito que previens ta ley 11.723 ISBN: 978.950:04-3440.9 Milciades Pefia HISTORIA DEL PUEBLO ARGENTINO (1500-1955) Estudio preliminar de Horacio Tarcus Edicién al cuidado de Horacio Tarcus y Fernando De Leonardis Ww Compaiiera infatigable de jornadas eternas de trabajo, estudio e investigaci6n. Compafiera indispensable luego, sola, para defender su obra, para difundirla, para oficiar de correctora de los textos, para encontzar quien la publicara. Compafiera imprescindible, también, para cuidar a los hijos. Compariera por siempre. Ejempto de voluntad, esfuerzo y amor. Regina Rosen “de Peita”: asi se sintié y se nombrd hasta cl fin de sus dias, orgullosa, nuesera madre. Clara Leticia y Milcfades LA VISION TRAGICA DE LA HISTORIA EN MILCIADES PENA Nos complace ofrecer al lector de lengua castellana esta nueva edicién, uni- ficada, corregida, anotada y controlada con los originales del autor, de Historia del Pueblo Argentino de Milciades Pena. El lector Gene finalmente en sus manos la que probablemente sin discusi6n pueda considerarse la més consistente interpretacién integral de la historia argentina llevada a cabo desde una perspectiva marxista. Segin el propio autor, no se propuso otra cosa para su historia que “desenmascarar los mitos y las falsedades” de la historiografia argentina. En una breve introduccién a su Historia del Pueblo Argentino que se rescaté para Ja presente edicién, Pefia nos anuncia la puesta en cuestién del mito del carécter feudal de América Latina, el de la sustancial unidad de nuestro continente y su posterior “balcanizaci6n”; el del “espiritu democratico” de la Revolucién de Mayo, el del “progresismo rivadaviano” como el del “na- cionalismo rosista”; el del “nacionalismo revolucionario” de los caudillos de las montoneras; el del “nacionalismo” de Roca, el del “progresismo” de Judrez Celman y el de la “revolucién democratica” de 1890. Se podria afiadir, entre owros, algunos que se desprenden de la propia Historia: el mito del ca- ricter “antioligrquico” del Martin Fierro; el mito del “acceso de las clases medias al poder” con Yrigoyen; el mito de los gobiernos conservadores de 1930 como antiestatistas y antiindustrialistas y, finalmente, el mito del ca- Nicter revolucionario del peronismo. Poresosu plan, mas quea un desarrollo cronolégico, histérico-narrativo, respondea una agenda de problemas, de nucleos historiograficos a abordar criticamente. A cada uno de los items del plan de la obra corresponde al Menos uno de los “‘mitos” historiograficos a rebatir. Pefia hace historia a Partir de la critica historiogrifica, pues a medida que somete acritica lo que entiende que son los seudoproblemas de la historiografia anterior, plantea Cual es, desde su punto de vista, una problematica legitima para la historia argentina. Este caricter, si se quiere, programético de la obra historiogrifica de Peria, puede ser una de las claves que permita explicar el curioso hecho de que la historia académica posterior a su muerte se haya apropiado y haya desarrollado muchos de sus sugestivos replanteos, como se vera luego. Peiia redacta Historia del Pueblo Argentino entre 1955 y 1957.' El blanco de su critica lo constituiran las que estaban asentadas como las tres corrientes historiogréficas que se disputaban entre si la verdad histérica: liberal, revi- sionista y marxista vulgar. La mas tradicional, la historiografia liberal, habia sido Fundada en los mismos momentos y por los mismos hombres que ha- bian triunfado en Caseros y que iban a darle su fisonomia a la sociedad y al Estado nacionales. Convertida en “historia oficial”, el monopolio liberal del discurso historiografico no fue discutido, salvo por algunas voces ais- ladas, hasta que en la década de 1930 hace su irrupei6n la segunda corriente, autodenominada “revisionismo histérico”. Sila primera habia concebido la historia argentina como la lucha entre dos principios ideales —la Libertad versus la Tirania—, la corriente revisionista cambié el esquema por otro: la oposici6n ence la Nacién y la Antinacién. La historiografia liberal hizo de Mayo y de Caseros los principales hitos de la marcha de la historia argen- tinaenel camino de la Libertad y el Progreso, entendiendo al primero como la revolucién contra el despotismo colonial y al segundo como la rebeli6n contra un pasado restaurado. Los revisionistas, en cambio, tendieron acon- vertir a los caudillos y fundamentalmente a Juan Manuel de Rosas en los hitos de su versi6n historiografica. Los caudillos del interior fueron presen- tados como la reaccién popular frente al “entreguismo” y la hegemonia por- tefios, y don Juan Manuel de Rosas como la culminacién de un proyecto na- cional-popular que vino a frustrarse en 1852. Comprometidos en una “visién decadentista” de la Argentina,? tendieron a ver el proceso abierto entonces como de enfeudamiento progresivo de la nacién a los intereses britinicos. En los afios 1950 y comienzos de la década siguiente, en que Petia prepara y daa conocer los primeros ramos de su obra, la historiografia liberal sufria ya un doble embate: por un lado, de una segunda generacién de historia- dores enrolados en el revisionismo histérico; por el otro, de los historiadores comunistas que, desde mediados de la década de 1930, buscaban instituir una tradici6n en la historia y en el pensamiento nacionales: cabria mencio- nar entre ellos la primera obra de Rodolfo Puiggrés asi como la de Luis Sommi, Juan José Real, Héctor Agosti y, finalmente, Leonardo Paso. Aunque 1. Retomamos y actualizamos aqui tramos de Ef marxismo olvidado en la Argentina. Silvio Frondizi y Milclades Perla, Buenos Aires, El Cielo por Asalto, 1996. 2. Tulio Halperin Donghi, “El revisionism histérico como visién decadentista de la historia nacional”, en Ensayos de historiografia, Buenos Aires, El Cielo por Asalto, 1995- culan una metodologfa y una concepcién materialistas de la historia, y apesar del talento historiografico de algunos de ellos, el esfuerzo politico de su organizacién —el Partido Comunista argentino— por instituirse como continuacién-superaci6n de la rradici6n liberal-democratica del pasado ar- gentino, los tornar4 francamente tributarios de muchos de los valores y es- ‘uemas interpretativos de la historiografia liberal. También apelandoa la concepcién materialista de la historia, pero apro- ximindose en maltiples aspectos a las figuras clave, los temas favoritos y los enfoques del revisionismo nacionalista se ubicard una franja que segin uno de sus mds conspicuos representantes podria denominarse “revisio- nismo socialista”, entre los que cabria citar a figuras como Rodolfo Puiggrés luego de su salida del Partido Comunista en 1946, Jorge Abelardo Ramos y Juan José Hernandez Arregui. Peria considera que tanto la perspectiva liberal como la revisionista, aunque vatoricen de modo exactamente opuesto momentos y figuras de la historia argentina, fueron igualmente concebidas como narrativas edi- ficantes por diversos sectores de las clases dominantes argentinas, simé- tricamente idealistas y mitificantes. El marxismo, segdn su perspectiva, no habfa ofrecido para mediados de la década de 1950 una interpretaci6n consecuente, en la medida en que los historiadores comunistas no habian logrado trascender la perspectiva historiografica liberal por mAs énfasis que pusieran en la determinaci6n econémica de los procesos sociales, ni los re- visionistas de izquierda habian logrado exceder los mitos historiograficos del nacionalismo. Pefia aspira a pensar la historia argentina como historia social, no como lucha entre principios ideales (limense Libertad versus Tiranfa, Nacién ver- sus Antinacién o Burguesfa versus Proletariado), sino como desenvolvi- miento y conflicto entre sujetos sociales materialmente situados. Los alcances y limites de cada figura histrica, se trate de Moreno o de Rosas, de Mitre o de Roca, de Alberdi ode Sarmiento, de Yrigoyen o de Perén, son ponderados y explicados a partir de las fuerzas sociales que ellos expresaron. Pefiano deja de considerar la excepcionalidad de los grandes liderazgos e incluso la lucidez, de aquellos que—sobre todo Alberdi y Sarmiento— fueron capaces, €n circunstancias precisas, de pensar con amarga lucidez un poco mis alld de su horizonte social. Pero Peta, que era un lector atento de Hegel, sabia que nadie puede saltar sobre su propio tiempo, del mismo modo que nadie &S capaz de saltar sobre su propia sombra. En su narrativa histérica no abundan, pues, los nombres propios ni adquieren particular espesor los partidos politicos y sus rivalidades. Unos Y otros son remitidos alas fuerzas sociales en que se sostienen. El éxito o el fracaso de tos caudillos y de las facciones politicas son expresién de la

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