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Adolescentes y Niños: Policía y Centros de Privación de Libertad 1

Adolescentes y Niños:
Policía y Centros de Privación de Libertad*

Mar tín B er nal es y Fr a ncisco Estr ada


Este documento corresponde –con algunos añadidos- al Capítulo IV de
vv.aa.(2002),“Tortura, derechos humanos y justicia criminal en Chile
(Resultado de una investigación exploratoria), Escuela de Derecho
Universidad Diego Portales, Santiago, pp. 115-157. Este trabajo de
investigación fue desarrollado por CEJIL (Centro por la Justicia y el Derecho
Internacional) y el Centro de Investigaciones Jurídicas de la Escuela de
Derecho de la Universidad Diego Portales, con el auspicio de la Embajada
Británica y Hewlett Foundation.

Participaron en dicho trabajo: Francisco Cox (director general del


proyecto), Mauricio Duce y Cristián Riego (directores académicos del
proyecto), Alejandra Mera, Andrea Repetto, Martín Bernales y Francisco
Estrada.
Adolescentes y Niños: Policía y Centros de Privación de Libertad 2

INDICE

INTRODUCCION, p.2
I. VIOLACIÓN DE DERECHOS EN SEDE POLICIAL, p. 4
A. Maltrato Policial, p. 4
B. Detenciones sin control y sin control oportuno, p.8
C. Anotación en Registros Policiales, p. 11
D. Declaración Extrajudicial y Lectura de Derechos, p. 14
E. Trato para el niño vulnerado en sus derechos y para el infractor de ley
penal, p.15

II. VULNERACIONES DE DERECHOS EN CENTROS DE PRIVACIÓN DE LIBERTAD,


p.17
A. Separación de adultos, p. 17
B. Clasificación, Disciplina e Infraestructura, p. 22
C. Condiciones de Seguridad, p.26
D. Régimen de Visitas, p.31
E. Traslado a Tribunales, p.33
F. Castigos en Recintos de Privación de Libertad, p. 35
i. Castigos en celdas de aislamiento.
ii. Golpes como castigo.
iii. Procedimiento para aplicar castigos

III. Estándares Internacionales


ANEXO I: GRÁFICOS
ANEZO II: METODOLOGIA
ANEXO III: Entrevista a Carlos Peña en Revista Qué Pasa, con relación
al lanzamiento de la investigación
NOTAS
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Introducción

Este capítulo pretende destacar las principales vulneraciones a los derechos


de los niños ocurridas en estas sedes, consciente que estas infracciones
corren el riesgo de persistir aunque se regule de una nueva forma la
responsabilidad penal de los adolescentes.1

En lo referido a la policía, la práctica más evidentemente contraria a los


derechos de los adolescentes es el maltrato a menores de edad por
funcionarios policiales, acción que en ocasiones se intensifica llegando a la
tortura. Menos impactantes, aunque igualmente vulneradoras de derechos,
son las causales amplísimas que habilitan la detención de un niño, el
insuficiente control sobre esa actuación policial y el prontuario que estas
detenciones van creando. Menos conocidas aún, son las firmas que
estampan los menores de edad en declaraciones que no les han sido leídas
ó el incumplimiento en la lectura de los derechos del detenido ó el trato
indiferenciado entre el niño imputado de un delito y aquel vulnerado en sus
derechos.

El acápite sobre los derechos infringidos en las cárceles, por su parte,


identifica un primer problema en la separación de niños y adultos. Así, a
pesar de la ley para la erradicación de menores de las cárceles de adultos,
hoy en Chile esta situación continúa y no es residual. Vinculado con ello,
las condiciones de infraestructura y seguridad y la clasificación al interior
de los recintos también presentan serias deficiencias. Finalmente, se
detectaron tres asuntos especialmente críticos en la vida cotidiana de los
adolescentes presos: el régimen de visitas, los traslados a tribunales y los
castigos.

Los derechos que este Informe estima vulnerados están consagrados en la


Convención Sobre los Derechos de los Niños (en adelante CDN), tratado
internacional de derechos humanos que compromete la responsabilidad del
Estado de Chile 2. Su desconocimiento ya le valió a nuestro país, a
comienzos del 2002, ser cuestionado en el Comité de Naciones Unidas sobre
los Derechos de los Niños.3
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I VIOLACIÓN DE DERECHOS EN SEDE POLICIAL


Si bien en los últimos años se han hecho esfuerzos para que el trabajo
policial sea respetuoso de los derechos de las personas, nuestra
investigación detectó que en esta sede se producen importantes
vulneraciones a los derechos humanos de los niños y adolescentes.

A. Maltrato Policial.
El respeto a la integridad física y psíquica de un niño, implica prohibir su
maltrato físico y psicológico en sede policial durante el tiempo de la
detención. Esta prohibición es una forma de proteger la dignidad y el
desarrollo de los niños, pilares ambos de lo que debe ser la respuesta del
Sistema de Justicia para Adolescentes.

Un estudio de UNICEF4 mostró que el 47% de los adolescentes encuestados


afirmó, por lo que había visto o vivido, que los funcionarios policiales
habitualmente los maltratan al realizar una detención. En tanto que sólo un
3% indicó que el trato era correcto. Cuando se les pidió comparar este
trato con el que se da a los adultos, el 41% señaló que el recibido por los
niños era peor.
Dichas cifras son coincidentes con lo señalado por los adolescentes
entrevistados para esta investigación. En efecto, todos los entrevistados
declararon haber sido maltratados en el momento de la detención y/o en
las horas posteriores a ella. Esta práctica, confirmada también en las
entrevistas a los actores del Sistema de Justicia, ya había sido detectada,
respecto de los funcionarios de Carabineros, en un estudio de 1998. 5

Los relatos de las personas entrevistadas dan cuenta de maltratos físicos y


psicológicos de diversas intensidades, ejecutados por funcionarios de
Carabineros o de la Policía de Investigaciones. Dichas actuaciones se
desarrollan en la calle, en los carros y recintos policiales. Usualmente
consisten en insultos, amenazas, golpes con pies, manos o algún elemento
más contundente y los sufren la gran mayoría de los menores de edad
detenidos. Así lo relatan dos adolescentes entrevistados:
“No sé, son brutos no piensan en nada... na’ po’ piensan que pa’
ellos uno es delincuente y hay que matarlo, que hay que pegarle
nomás po’... te pegan, te pegan harto” Eduardo, 17 años, CDP
Santiago Sur
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“Combos, patadas... cuando estai esposado… con las patas, con


todo, con lo que pillan te pegan... con la luma no má’, con un par
de palos y ahí quedai tirao en el suelo” Fabián, 16 años, casa 4 COD
CTJ

Los testimonios dan cuenta que para un grupo de adolescentes el maltrato


se intensifica. Algunos son sometidos a golpizas por toda una noche y por
varios policías; a otros se les cuelga de las manos o se les introduce la
cabeza en un tarro con agua (submarino) o en una bolsa de nylon
(submarino seco); y finalmente hay quienes sufren la aplicación de
electricidad. Los relatos que siguen dan cuenta de estos actos:
“La comisión civil pega harto... me hicieron bajarme en un
subterráneo y así tapao con la misma polera... iba con las manos
atrás esposao y me dicen que me gane así con los pies hincados al
suelo... y ahí me empezaron a pegarme, me pegaban combo en la
güata y charchazo me pegaban... en una, uno me dijo ‘ya aquí te
vai a morirte’ y me puso la bolsa así y ahí me pegó como 5
combo... quedé sin respiración y me sacó la bolsa... dolor poh si
como iba a respirar poh... quería aguantar el aire así... pa’ poder
respirar y después ya no pude respirar má, no má y ahí me tiraba
al suelo y me sacaron la bolsa...” Johnny, 17 años, casa 4 COD CTJ

“Me esposaron por atrás, de ahí me pegaban patadas, charchazos,


de ahí me metieron adentro del tarro con agua, de cabeza, me
agarraron de las patas (gesticula simulando respiración profunda),
después llegó otro paco dijo ‘ya este hueon no va hablar ni una
huea’, de ahí me llevaron al calabozo too mojao y ahí me siguieron
pegando.” Alejandro, 17 años, CDP Santiago Sur

“Me dieron la mansa biava igual, pegan muy fuerte, esos no están
ni ahí llegan y te pegan con un bate no má’ poh... no están ni ahí si
te pegan te quiebran no má’ po... y uno lo que siempre se cubre es
la cara no má’... me pusieron un casco de moto y me empezaron a
pegar patá en la cara, después me tuvieron colgado de las manos,
de los mismo calabozos hay como una una cuestión y te ponen así
(muestra con manos colgando arriba) ahí esposado y después como
que se te encarnan las esposas y ahí te empiezan a pegar...”
Fabián, 16 años, casa 4 COD CTJ

“Me llevaron a un cuarto donde estaba el sub inspector… y me


empezaron a hacer unas preguntas y de repente ya me empezaron
a pegarme… después sacaron un nueve, un nueve milímetros y me
lo pusieron en la boca… me dijeron que si yo no hablaba me iban a
pegarme un balazo que no estaban ni ahí que yo me muriera…
después me metieron a otro calabozo… y entraron a pegarme… el
calabozo lo cerraron por fuera, lo único que sentí unos combos en
la cara, unos palos… en el estómago… me dijeron que si yo no
hablaba iban a llevarse a mi mamá y a mi papá detenido… de ahí
llegaron como 7 detectives… ahí me pegaron en todos lados… en el
testículo, en el estómago, en la cara, en el cráneo… me sacaron
hasta un quiste en un testículo poh… combo, charchazo, sacaban
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esposa, me pegaron espozasos en la espalda… después llegó uno me


pescó del pelo y me pegó como tres palos en la cara… ahí yo ya no
aguanté má me puse a llorar… después ya me dijeron ya ‘vai a
seguir diciendo yo no soy’ y sacaron una maquinita cuadradita así
como con una ruleta… y con dos cablesitos, como los que le colocan
a la batería, me pusieron una en la uña y otra aquí en el brazo me
daban uno… unos cuestión de electricidad al cuerpo” Freddy, 17
años, CDP Santiago Sur

Pudiera pensarse que los maltratos más intensos suceden sólo a quienes
más veces han estado presos, sin embargo, encontramos estas experiencias
también en primerizos. Así relata un adolescente la noche de su primera
detención:
“Estábamos en una celda adelante, y cuando nos querían pegarnos
nos llevaban pa’ atrás, pa’l patio y atrás habían otros calabozos y
ahí nos pegaban, con una linterna parece que nos pegaron... en las
costillas, en la espalda... después me sacaron la ropa... me
pusieron de rodillas y me pegaban con los palos en los talones...
después me tiraron al calabozo de los mayores... ahí dijeron que
me pegaran, se me tiraron todos encima a pegarme poh... combo,
patada... en el calabozo de los mayores estuve unos diez minutos
má’ o menos, después como que se cansaron de pegarme... me
dejaron ahí mismo... me quejaba no más... si gritaba me iban a
pegarme má... llegaba un carabinero y me llevaba pa’ tras, pa’
donde estaban los calabozos... y me hacían agacharme y me
empezaban a pegar patadas, no sé cuántas veces fueron... me
habrán pegado sus 12 carabinero estuve... hasta en la mañana,
como a las ocho nueve... me llevaron pá’ República... no me
dejaban dormir.” Carlos, 17 años, casa 2 COD CTJ

Particularmente graves son dos casos que se conocieron durante el tiempo


de esta investigación llegando la violencia policial a dejar inhabilitados 6 y
causar la muerte de adolescentes detenidos 7

En cuanto al tipo y frecuencia de estos maltratos, un estudio de la


Universidad Diego Portales 8 señaló que el 81% de los adolescentes
entrevistados, todos ellos privados de libertad, calificaron de malo el trato
recibido por Carabineros o la Policía de Investigaciones.
Al indicar las razones que tuvieron para esa afirmación:
- el 93,8% señaló que “le dieron golpes: patadas, puñetes, con palos,
fierros”,
- el 21,1% que “lo ahogaron con una bolsa plástica en la cabeza”,
- el 13,3% que “lo colgaron de un árbol o fierro amarrado de pies y
manos desnudo”,
- el 10,9% que “le hundieron la cabeza en un tambor con agua” y
- el 8,6% que “le aplicaron corriente”.
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Frente a estos datos es interesante recordar que el mismo estudio de la U.


Diego Portales corroboró que el 65,5% de los adolescentes detenidos no
registraba antecedentes policiales, es decir, nunca antes había sido
detenido por la policía.9

Siguiendo la definición dada por la Convención contra la Tortura y otros


Tratos o Penas Crueles, Inhumanos o Degradantes, las prácticas más
intensas de maltrato que se han descrito pueden ser calificadas de torturas.
Al respecto cabe recordar que la Convención sobre los Derechos del Niño no
sólo prohibe que algún niño “sea sometido a torturas o a otros tratos o
penas crueles, inhumanos o degradantes”, sino también obliga al Estado ha
tomar todas las medidas necesarias para que ellas no se sigan
produciendo. 10

En este sentido es posible afirmar que en Chile han faltado medidas


eficaces para detener estas prácticas, como lo demuestra el capítulo sobre
tortura policial, siendo elocuente, en lo que toca a la infancia, que ya en
1991 un estudio señalara que “los mayores abusos se producen antes que el
menor sea puesto a disposición de los organismos policiales
11
correspondientes. Es así como es posible constatar que la aprehensión
física y los interrogatorios se ven marcados por diversas formas de violencia
física y psicológica. Esta situación se agrava cuando los menores son
detenidos al momento de cometer el delito o huyendo del lugar de los
hechos.”12

El trato policial cambia sustancialmente al llegar a las Comisarías de


Menores. Allí no se producen abusos como los descritos y, por el contrario,
se permite que los niños duerman, se bañen y coman. Sin embargo, sólo
existen tres Comisarías de este tipo en todo Chile y dos de ellas están en
Santiago. Además, las aprehensiones de los menores de edad del 2001 en
Santiago, fueron practicadas en un 97,73% por funcionarios policiales no
especializados,13 de manera que la mejoría en el trato sólo se produce
después de pasar por las Comisarías Territoriales de Carabineros o las
Unidades de la Policía de Investigaciones.
Adolescentes y Niños: Policía y Centros de Privación de Libertad 8

En las Comisarías de Menores se ha detectado una práctica consistente en


solicitar, a los funcionarios aprehensores, un certificado médico que
constate las lesiones que presenta el niño al ingresar a la unidad
especializada. Sin perjuicio de ello, la garantía que constituye la
constatación de lesiones, muchas veces no es tal, pues a pesar de ser
golpeados fuertemente, el certificado del médico señala que no existen
lesiones o, luego de constatarlas se producen nuevas golpizas. El testimonio
de tres adolescentes entrevistados confirman lo dicho:
“Me llevaron al médico y el doctor dijo que no tenía nada, yo le
dije ‘sabe que me pegaron todo’ y no me hizo nada poh no... puso
en una parte que estaba bien, que no tenía nada... y de ahí me
llevaron pá’ la comisaría y de ahí me llevaron a la 34.” Johnny, 17
años, casa 4 COD CTJ

“… de ahí nos llevan a comprobar lesiones y después que


comprueban lesiones los pegan de nuevo porque de ahí no nos
llevan más a comprobar lesiones.” Álvaro, 16 años, niño que vive
en la calle

“Me llevaron al hospital, el doctor me preguntó si yo tenía lesiones


y me dijeron en el citrin que si yo decía que tenía lesiones iba a
volver y me iban a pegarme más fuerte… así que tuve que decir
que no tenía lesiones y el doctor quedó loco porque me vio y
estaba… estaba mal poh…” Freddy, 17 años, CDP Santiago Sur

En el transcurso de la investigación al menos recogimos un testimonio en el


cual el facultativo participó de los golpes.
“A mí en la Comisaría me pegaron harto... carabinero que llegaba
me pegaba... después me llevaron a constatar lesiones. Me bajaban
del furgón y me dijeron ‘ya a lo perrito’ y me agacharon y ahí me
llevaban así arrastrando pa allá. Ahí me entraron a una pieza... y
llegó el médico, me dijeron ‘ya desvístete’ y ahí me tuvieron... sin
ropa... como diez minutos ma o menos... después me dijeron
‘vístete’ y ahí el carabinero sacó el revolver lo descargó y le hizo
así [gesto para atrás y para adelante] saltó una bala y me empezó a
apuntarme así y mi dicía ‘si estos huones no tienen miedo se hacen
no má’ y ahí le dijo ‘ya... aprovecha ahora’... le dijo al médico y
ahí el médico me empezó a pegar. Me pegaba... paipasos... habían
dos enfermeras más y las enfermeras salieron llorando pá’ allá. De
ahí me llevaron de nuevo a la comisaría.” Carlos, 17 años, casa 2,
Comunidad Tiempo Joven

B. Detenciones sin control y sin control oportuno.


Cuando la Ley de Menores faculta a Carabineros para “recoger” a un menor
de edad “en situación irregular con necesidad de asistencia y protección”, 14
Adolescentes y Niños: Policía y Centros de Privación de Libertad 9

le entrega a la policía una causal amplísima para detener a un niño, cuya


apreciación sólo depende del carabinero que la usa.

A ello se suma que la misma Ley de Menores permite que Carabineros


devuelva a los menores retenidos a los padres o guardadores en la misma
Comisaría y sin necesidad que sea controlada la detención, cuando no se
imputó al niño un crimen o simple delito (cuestión que ocurre, por
ejemplo, si fue aprehendido por “protección”), ó los deje en libertad y
citados al Tribunal si se le imputó una falta (facultad que también se le
otorga a la Policía de Investigaciones).15

En este escenario, Carabineros podría considerar que un niño tiene


necesidad de asistencia y protección, detenerlo y dejarlo libre en la
Comisaría si llega su padre o su guardador. También podría ocurrir que
detenga a un niño por estimar que cometió una falta, lo lleve a la
Comisaría y desde allí lo deje citado al Tribunal. Se crea, de este modo, un
espacio que reconoce al funcionario policial amplios poderes para detener y
pocos controles de esa actuación, dejando, además, un lugar propicio para
los maltratos.

Considérese lo dicho a la luz de las cifras sobre el uso de estas facultades.

CUADRO Nº1 Menores retenidos en la 34ª Comisaría de


Menores de Santiago (unidad para niños varones),
por protección o necesidad de protección:
Año Retenidos por protección % de las retenciones en esa Unidad
o necesidad de
protección
1998 4.660 42,7%
1999 5.109 38,9%
2000 3.692 29,8%

CUADRO Nº2 Menores retenidos en la 34ª Comisaría de


Menores de Santiago por faltas:
Año Retenidos por faltas % de las retenciones en esa Unidad
1998 1.078 11,6%
1999 1.518 11,1%
2000 1.375 9,9%

Si sumamos ambos tipos de aprehensiones nos encontramos que en 1998 se


retuvieron, por estas causales, 5.738 niños que representaron el 54,35% del
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total; en 1999 las retenciones llegaron a 6.627 representando el 50,1%; en


el 2000, finalmente, las retenciones sumaron 5.067 equivalentes al 39,69%16
(ver Gráfico 2).

Ahora bien, en cuanto a la facultad de entregar a los niños a sus padres o


guardadores en la misma Comisaría, nos encontramos que en el año 2000 de
las 12.351 retenciones (por protección, por falta y por crimen o simple
delito), en 3.895 se devolvió a los niños a sus padres, esto es, en el 31,53%
de los casos; mientras que en el 2001 de las 11.257 retenciones, en 2.517
hubo entrega a los padres, representando eso el 22,36% de las
aprehensiones 17 (ver Gráfico 1).

Lo dicho permite afirmar, por un lado, que gran parte de los niños privados
de libertad por parte de la policía no están en esta situación por
imputárseles un delito y, por otro, que la privación de libertad que implica
la detención dura un tiempo tan corto (menos de 24 horas por disposición
del artículo 16 de la Ley de Menores) que cuestiona su necesidad y lesiona
la obligación que establece la CDN para que “la detención sea medida de
último recurso” 18. La normativa nacional, entonces, no establece
alternativas previas a la detención y la práctica policial, consecuentemente
con ello, usa esa facultad como primera y única posibilidad.

En este sentido, subrayemos que las estadísticas mencionadas señalan que


las aprehensiones en Santiago por faltas o protección, en 1998 y 1999,
justificaron más de la mitad del total de aprehensiones y que un porcentaje
relevante de niños (que se acerca a un tercio en el 2000) fue dejado en
libertad desde la misma Comisaría especializada.

En suma, “recoger” y “retener” a un niño es una herramienta de control


policial fácil y cómoda de usar, y la facultad para devolver al niño o dejarlo
citado, si bien permite reducir el tiempo de privación de libertad, otorga
posibilidades para el uso arbitrario del poder de detener.

Una situación que tiene causas distintas, pero que también implica la falta
de revisión oportuna de la detención, es la que ocurre a los adolescentes
que son detenidos durante el fin de semana o durante los festivos. Debido a
que en esos días no hay atención por los Tribunales, ellos deben pasar uno
Adolescentes y Niños: Policía y Centros de Privación de Libertad 11

o más días privados de libertad en un COD sin que un juez se pronuncia


sobre el motivo de su privación de libertad. Esto implica, además, que la
persona que decide el COD donde estará privado de libertad el niño, es un
funcionario policial o uno administrativo que trabaja en la Unidad Policial.
Estadísticas de la Oficina de Diagnóstico del COD Comunidad Tiempo Joven
indican que el 20,51% , o sea 1 de cada 5 adolescentes ingresados allí en el
año 2000, lo hicieron a través de la Policía de Menores sin haber pasado por
Tribunal alguno. 19 En números brutos este porcentaje equivale a 608
personas.

La CDN establece que la detención debe ser utilizada por el período más
breve que proceda 20, cuestión confirmada por las Reglas de Beijing que
señalan que “el juez, funcionario u organismo competente examinará sin
demora la posibilidad de poner en libertad al menor” 21 y que “todos los
casos se tramitarán desde el comienzo de manera expedita y sin demoras
innecesarias”22. De esta manera, nuestra práctica judicial-policial
desconoce un estándar internacional que, además, es un derecho de todo
niño.

Junto a lo anterior existe una serie de detenciones que ni siquiera son


registradas policialmente. Esta práctica fue denunciada en las entrevistas
tanto por actores del Sistema de Justicia como por adolescentes, quienes
agregaron que en estas circunstancias se producen otros abusos como
quitarles dinero o cortarles el pelo a los detenidos. Así lo relata un
educador de niños de la calle:
“Lo que hacen con muchos de los chiquillos más grandes es que ‘ya
ven para acá, vamos a dar una vuelta’. Los toman y en esta vuelta
le preguntan en qué están... ‘¿y con cuánto andai?’, les piden
plata, no los amenazan que se los van a llevar preso ni nada... lo
revisan y si le encuentran plata se la quitan y chao... o los toman y
los pelan al rape y después los sueltan” Aníbal, Educador Programa
Niños de la Calle

C. Anotación en Registros Policiales.


La imputación de un delito a un niño quedará anotada en distintos
registros: policial por el hecho de ser detenido, del Servicio Nacional de
Menores (en adelante SENAME) si ingresa a algún centro de la llamada RED
SENAME23; prontuarial si es declarado con discernimiento y luego
Adolescentes y Niños: Policía y Centros de Privación de Libertad 12

procesado. Estas anotaciones tendrán impacto en el tratamiento que reciba


el niño.

En esta investigación nos ocuparemos del primero de los registros, sin


embargo, es importante precisar que la sola imputación policial de un
delito puede bastar para iniciar un juicio por protección en el Juzgado de
Menores. Con ello la imputación policial tendrá más credibilidad,
generalmente ingresará al niño a la RED SENAME y probablemente nunca
será objeto de prueba, puesto que el juicio de protección se dirigirá a
averiguar las carencias del niño para aplicar una medida de protección y no
a investigar los hechos.24

Las policías llevan un sistema computacional de registro de las


25
aprehensiones. Esa información alimenta todo el sistema de control: se
considera al momento de la detención; en la decisión de pedir o no el
examen de discernimiento; se informa al tribunal de menores y al del
crimen todas las anotaciones que registra un menor (independiente de si ha
existido una imputación válida o no). Este dato, que se repite en los
informes sociales emitidos para efectos del discernimiento, es una de las
informaciones infaltables al verse el juicio de discernimiento en las Cortes
de Apelaciones; a los procesados les aparecerá también en las órdenes de
investigar y en los informes presentenciales (hechos con vistas a la
concesión o no de un beneficio alternativo a la condena en prisión) y son
abundantemente expuestas por la prensa al informar de una detención.

Un ejemplo de la importancia que tiene este prontuario policial se grafica


en un estudio de la Universidad Diego Portales 26 donde se encontró que de
los adolescentes declarados con discernimiento, el 68,4% tenían
antecedentes policiales o institucionales previos. En cambio, de los
declarados sin discernimiento, el 82,7% no presentaba antecedentes.

En este sentido es elocuente la sentencia dictada por la I. Corte de


Apelaciones de Antofagasta, confirmando el fallo condenatorio de primera
instancia y desechando la atenuante de la irreprochable conducta anterior
por habérseles imputado algún delito a los condenados siendo menores de
edad, aunque ellos no significaron una sentencia en proceso penal:
“Que para dar por acreditada la atenuante de la irreprochable
conducta anterior, el legislador se atiene a la forma permanente
Adolescentes y Niños: Policía y Centros de Privación de Libertad 13

de comportamiento que ha tenido el sujeto y de que ello no


merezca reproche alguno; sin embargo y como lo sostiene el juez a
quo (...) el comportamiento de los encausados no está exento de
ese reproche, debido a que con anterioridad infringieron el
ordenamiento jurídico al incurrir en conductas delictivas, viéndose
liberados de responsabilidad, dada su minoría de edad” 27

En el mismo sentido se lee un voto de minoría de un ministro de la I. Corte


de Apelaciones de Santiago, que justifica su decisión de declarar con
discernimiento a un adolescente, en parte, por imputaciones de delitos
anteriores a los 16 años:
“... quien estuvo por revocar la resolución apelada y declarar con
discernimiento a M.H.G.T., por cuanto la conducta investigada en
autos constituye la tercera oportunidad en que este menor ha sido
imputado de ilícitos penales, no obstante ser este el primer
procedimiento de discernimiento, sin embargo, aparece que tiene
una personalidad refractaria a las influencias sociales positivas con
compromisos delictivos, atendidas sus vinculaciones con infractores
de ley” 28

Los adolescentes entrevistados perciben la relevancia de estas anotaciones


y manifiestan que ellas son fundamentales para que los juicios sigan
adelante en contra de ellos:
“Uno se queda detenido por las causas. No robé naa poh, te dicen
‘ya tú tení causa... ya ya ya vai a firmar discernimiento’... no los
creen pa’ na.” Johnny, 17 años, casa 4 COD CTJ

La anotación en la Tarjeta de Control de Detenciones, debido al fácil


acceso que cualquier policía puede tener a ella, es también accesible a los
eventuales empleadores de estos adolescentes quienes al saber de una
detención optarán casi siempre por despedirlo o no contratarlo.

Por su parte, borrar esa anotación es un procedimiento administrativo tan


engorroso que ninguno lo intenta. A modo de ejemplo baste decir que se
exigen entrevistas con un funcionario policial durante 3 o 5 años, durante
el curso de los cuales debe informarse de los estudios o trabajo del sujeto,
quien debe comunicar a la policía el término de la causa judicial que
originó la detención. Curiosamente, la eliminación de antecedentes
prontuariales, en el caso de un adolescente procesado por primera vez, una
vez ha terminado la causa y cumplido condena, es mucho más expedita. La
ley, frente a una resolución judicial (sentencia condenatoria, con una serie
de requisitos jurídicos) otorga más facilidades que el reglamento policial
frente a la pura actuación funcionaria (con evidentes menores requisitos).
Adolescentes y Niños: Policía y Centros de Privación de Libertad 14

D. Declaración Extrajudicial y Lectura de Derechos.


En la misma sede policial donde se maltrata y a veces se tortura a los
adolescentes, el detenido da una declaración extrajudicial sobre los hechos
que se le imputan y tiene el derecho a que se le lean sus derechos. En
cuanto a la declaración, especialmente reiterada son las prácticas de
firmar hojas en blanco que luego son llenadas por Carabineros y en las que
se escribe la ‘confesión’ del adolescente o declaraciones escritas por los
funcionarios policiales sin haber sido leídas a los adolescentes. Grafica lo
dicho el testimonio de tres adolescentes:
“No me las han hecho leer … te preguntan ‘ya cómo fue’, uno
explica, de repente tú le decí ‘esto no oiga yo no fui’, ya y ellos te
ponen ‘yo fui el que se robó el auto tanto tanto’, ellos te ponen a
la pinta de ellos.” Alejandro, 17 años, CDP Santiago Sur

“— ¿y te hicieron firmar alguna declaración o algo? No


— ¿Nada? Nada...
—¿tú declaraste algo? No... en la comisaría nada... firme algo sí...
algo algo firmé, no me acuerdo qué fue sí... cuando ya me estaban
llevando pa’ República... me dijeron “firma aquí”... firmé un
papel... me iba subiendo y me hicieron firmar.” Carlos, 17 años,
casa 2 COD CTJ

“No, no la leo. A uno lo llaman a firmarla no má’, los pacos no


dejan leerla, y si uno trata de leerla le pegan.” Fernando, 17 años,
casa 3 COD CTJ

Las cifras que se entregaron en el capítulo sobre torturas dan cuenta que
cuando existe discordancia entre las declaraciones judicial y extra judicial,
en un porcentaje importante ésta última es considerada por el juez en la
sentencia definitiva.

Por su parte, la lectura de derechos muchas veces no se realiza. Abogados


defensores señalan que la rutina policial ha encontrado una modalidad de
formulario para acreditar en el proceso que se ha cumplido la obligación.
Consiste en la firma, por parte del aprehendido, de un formulario que se
adjunta al parte policial, en el que se reconoce el cumplimiento de los
derechos por parte de la policía. Esta práctica policial es grave, en primer
lugar, porque deja en un formulario una garantía. Y en segundo lugar,
porque ubica el resguardo de la garantía en la misma sede donde puede
estarse violando. Basta una firma ante la misma autoridad que se quiere
limitar para dejar esa limitación en la lírica legal de los derechos sin
resguardo efectivo. Incluso durante la investigación se encontró un caso en
que la ritualización de la garantía llevó al absurdo que el formulario
Adolescentes y Niños: Policía y Centros de Privación de Libertad 15

policial, por un error de impresión, señalaba que el detenido tenía derecho


a “no llamar a sus familiares.” La firma en ese documento, presente en un
expediente judicial en el que ya se había dictado acusación, atestiguaba
que la sede jurisdiccional en ocasiones no se toma en serio estos derechos
del detenido.

E. Trato para el niño vulnerado en sus derechos y para el infractor de


ley penal.

La CDN establece normas especiales respecto de los adolescentes


inculpados de infringir la ley penal, 29 exigiendo que sólo pueden ser
declarados culpables respecto de conductas que estaban previamente
prohibidas por la ley. De esta manera, las reglas internacionales piden un
sistema diferenciado para los niños imputados de un delito de aquellos
vulnerados en sus derechos, quienes no han realizado ninguna conducta
prohibida y no pueden, por lo tanto, ser sancionados de igual forma que
aquellos que sí las ejecutaron 30.

El Estado de Chile ha iniciado un proceso tendiente a hacer realidad el


principio de separación de vías 31 para niños infractores respecto de aquellos
vulnerados en sus derechos, para lo cual el SENAME ha establecido metas y
estrategias. Aún así, ante el deficiente marco legal que otorga la Ley de
Menores, el problema persiste y eso se refleja en un trato policial
indiferenciado: unos y otros son “recogidos” y “retenidos” por la Policía 32;
subidos al mismo vehículo policial; están en la misma comisaría y esperan
en la misma celda del tribunal de menores.

El trato igualitario se refleja, entonces, en algunos lugares comunes y estos


espacios permiten los abusos por parte de los más avezados, generalmente
los niños imputados de un delito, y los sufrimientos de los nuevos,
mayoritariamente niños vulnerados en sus derechos. Así lo relatan un
adolescente y un educador:
“peleas entre los mismos cabros... llegan cabros que andan
robando igual... y llegan con unas patas y quieren... te quieren
cogotearte poh... a uno que lo conocen no... no pasa naa porque
saben que uno se retova en la calle” Fabián, 16 años, casa 4 COD
CTJ
Adolescentes y Niños: Policía y Centros de Privación de Libertad 16

“bueno hay cabros que han sufrido robos arriba del carro porque no
va un carabinero arriba... los carabineros van atrás, van
adelante... por los otros más grandes o por los otros más vividos...
son agredidos... no les pegan mucho, pero sí onda ‘sácate las
zapatillas, entrega la chaqueta’ y se van poniendo lo que ellos
tienen...” Aníbal, Educador Programa Niños de la Calle
Adolescentes y Niños: Policía y Centros de Privación de Libertad 17

II. VULNERACIONES DE DERECHOS


EN CENTROS DE PRIVACIÓN DE LIBERTAD
La privación de libertad de un niño inculpado de cometer un delito es una
preocupación constante de la CDN, y ello se refleja en la regulación acerca
del tiempo de esa privación, los derechos que se tienen durante ella y el
lugar donde se realizará 33. En este contexto es interesante constatar que la
CDN liga los recintos de privación de libertad con el derecho de todo niño a
ser tratado “con la humanidad y el respeto que merece la dignidad
inherente a la persona humana, de manera que se tengan en cuenta las
necesidades de las personas de su edad” 34. En este apartado queremos
examinar el cumplimiento de algunos derechos que tiene el niño privado de
su libertad.

A. Separación de adultos
La CDN, a continuación del derecho a ser tratado con humanidad y con
respeto a la dignidad, establece que “todo niño privado de libertad estará
separado de los adultos.” De esta forma, para la Convención, la separación
de niños y adultos presos es la primera manera de concretar el respeto a la
humanidad y dignidad de todo niño. 35

Entendiendo esto se dictó en 1994 la Ley 19.343, llamada “de erradicación


de menores de las cárceles de adultos”. Con ella se pretendió que hubiere
centros de privación de libertad especial para los niños, así los Centros de
Observación y Diagnóstico (en adelante COD) 36 serían los únicos lugares
para privar de libertad los menores de edad inculpados de un crimen o
simple delito durante el examen de discernimiento o mientras el juez
resuelva a su respecto, y los Centros de Tránsito y Distribución (en adelante
CTD)37 se convertirían en el lugar para los niños de menor edad, vulnerados
en sus derechos o infractores de ley. 38

De esta forma, entonces, se quiso terminar con la práctica habitual de


mantener recluidos en las mismas cárceles a adultos con niños (a veces
imputados de un delito, otras vulnerados en sus derechos).39 De hecho,
antes de esta ley el mayor número de menores de edad recluidos estaban
en las torres 3 y 4 del CDP de Puente Alto. 40
Adolescentes y Niños: Policía y Centros de Privación de Libertad 18

Sin duda, la ley para la erradicación de menores de cárceles de adultos fue


un avance fundamental; sin embargo, quedaron varias puertas abiertas que
frustraron su objetivo.

En primer lugar, la letra c) del artículo 71 de la Ley de Menores. Ella


faculta al Presidente de la República para designar los Centros de Reclusión
donde puedan estar los adolescentes sometidos a examen de
discernimiento, cuando no exista un COD. Esto ha significado que en todas
las regiones del país, con excepción de la metropolitana, existan cárceles
de adultos donde se habilita una sección (que a veces no pasa de ser una
celda más cercana a la guardia de gendarmería) donde estarán los menores
de edad.

En este sentido es elocuente verificar que en Chile, de los 54 Centros


autorizados para mantener privado de libertad a un menor de edad durante
el discernimiento, 38 son Centros Penitenciarios de Adultos y 16 son COD,
es decir, por cada COD hay 2,3 recintos de adultos que cumplen la misma
función 41. Esta realidad es más impactante si pensamos que de los 16 COD,
4 están en la Región Metropolitana.

Párrafo aparte merece la situación de las niñas: sólo en 4 regiones existen


COD para ellas, en nueve existen cárceles de adultos autorizadas para
recibirlas y en dos no existe ni COD ni cárcel de adultos, de manera que si
se quiere privar de libertad a una niña de esa región se la debería enviar a
un recinto de otra región 42.

Sin embargo, el olvido en cuanto a los recursos necesarios para


implementar los COD no fue el único. La Ley 19.343 no consideró los
jóvenes que, luego del examen de discernimiento, eran declarados con
discernimiento, procesados y condenados. Ellos también están hoy en
recintos de Gendarmería y al 30 de Septiembre del 2001 sumaban 145
adolescentes 43.

Nuevamente las niñas procesadas quedan en peor pie que los niños. En
cuatro regiones no existe recinto para mantenerlas privadas de libertad,
entre ellas la Metropolitana, de manera que una vez procesadas, la prisión
preventiva debería realizarse en recintos de otra región. La situación de los
Adolescentes y Niños: Policía y Centros de Privación de Libertad 19

Recintos de Privación de Libertad para las niñas constituye una


discriminación injustificable respecto de ellas, que merma la posibilidad de
mantener relaciones con sus familias y vulnera expresamente la Regla
Nº26.4 de Beijing preocupada de la igualdad de trato entre niños y niñas
infractores de ley penal: “la delincuente joven confinada en un
establecimiento merece especial atención en lo que atañe a sus
necesidades y problemas personales. En ningún caso recibirá menos
cuidados, protección, asistencia, tratamiento y capacitación que el
delincuente joven. Se garantizará su tratamiento equitativo”.

El problema consistente en mantener privados de libertad a niños en


cárceles de adultos persiste a pesar de la Ley 19.343. Las cifras muestran la
magnitud del asunto. Para analizarlas es importante mirar la situación en
1990, por ser el año de entrada en vigencia de la CDN, y en 1994 porque en
su transcurso se dictó la Ley sobre Erradicación de Menores de Cárceles de
Adultos. Para comenzar, los siguientes cuadros muestran, entre 1990 y
2001, el promedio diario de niños y niñas en Centros de Gendarmería 44 (ver
Gráfico 3) junto con el número de ingresos anuales de niños y niñas en
éstos recintos 45 (ver Gráfico 4):

CUADRO Nº3 Promedio Diario Niños y Niñas a en Recintos de GENCHI

1990 1991 1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001
TOTAL 510 556 397 366 271 237 308 320 403 519 599 492

CUADRO Nº4 Ingreso Anual de Niños y Niñas a Recintos de


Gendarmería

1990 1991 1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001
TOTAL 5.346 7.891 6.266 6.547 4.979 2.459 2.745 2.998 3.259 4.026 4.959 4.008

Podemos observar que:


(1) de los últimos 12 años, 1995, año posterior a la Ley 19.343, tuvo tanto
la menor cantidad de niños y niñas por día en recintos de Gendarmería
como el menor ingreso total anual;
Adolescentes y Niños: Policía y Centros de Privación de Libertad 20

(2) entre 1996 y el 2000 el número anual y el promedio diario de niños en


Recintos de Gendarmería han aumentado;
(3) la ley para la erradicación de menores de las cárceles de adultos no
cumplió su objetivo y siete años después de su entrada en vigencia hay
diariamente más niños en cárceles de adultos y el ingreso anual de niños a
cárceles de adultos es un 19,5% menos.46

Para completar el panorama sobre el uso de los recintos de privación de


libertad, hay que examinar el número de niños que ingresan anualmente a
algún COD del país:

CUADRO Nº5 Ingreso Anual de Niños y Niñas a COD

1990 1991 1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001
TOTAL 7.793 7.880 8.071 8.647 11.063 5.931 3.967 4.311 5.126 4.768 5.864 6.736

Podemos ver:
(1) que 1994 marca el número más alto de ingresos de niños a un COD,
sumando 11.063;
(2) que entre 1995 y el 2001, el año más bajo fue 1996 con 3.697 y el más
alto el 2001 con 6.736, cifra que no alcanza a superar la de 1990;
(3) mientras el uso de los recintos de Gendarmería es ascendente desde
1995 en adelante, el uso de los COD es más inestable, con años en que
aumenta y otros en que disminuye.

Finalmente, el siguiente cuadro muestra el porcentaje de niños que ingresó


anualmente a Recintos de Gendarmería y a COD 47 (ver gráfico N°6):

CUADRO Nº6 Porcentaje de Ingreso Anual de Niños y Niñas a


Recintos de Gendarmería o a Cod

1990 1991 1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001
Recintos 40,6% 50,0% 43,7% 43,0% 31,0% 29,3% 40,9% 41,0% 38,8% 45,7% 45,8% 37,3%
Genchi
COD 59,3% 49,9% 56,3% 56,9% 68,9% 70,6% 59,1% 58,9% 61,1% 54,2% 54,1% 62,7%
Adolescentes y Niños: Policía y Centros de Privación de Libertad 21

Su examen nos permite afirmar que:


(1) antes de dictarse la Ley 19.343, fue 1990 el año en que hubo
porcentualmente menos niños en Recintos de Gendarmería, llegando al
40,69%;
(2) en 1994 el porcentaje de niños en Recintos de Adultos bajó a 31,04% y
el año posterior a su dictación marcó el punto más bajo de los últimos 12
años con 29,30%;
(3) entre 1996 y el 2001 el porcentaje de niños en cárceles de adultos ha
estado cercano al 40%, siendo el más alto el 2000 con 45,78% y el más bajo
el 2001 con 37,3%;
(4) las cifras de los últimos doce años indican que cada año más de un
tercio de los niños privados de libertad han estado en cárceles de
adultos, con excepción de 1994 y 1995;
(5) desde la aprobación de la CDN, las cifras indican que durante siete años
el número de niños en cárceles de adultos superó el 40% del total de niños
privados de libertad en ese mismo año.

Resulta interesante contrastar estas cifras con las contenidas en una


investigación realizada antes de la entrada en vigencia de la CDN según la
cual el número de niños en Cárceles de Adultos era el siguiente 48:

CUADRO Nº 7: Ingresos Anuales a Recintos de Gendarmería entre 1985


y 1989
Año Nº de Niños
1985 5.532
1986 6.793
1987 7.328
1988 8.704
1989 8.369

En definitiva el impacto que ha tenido la Ley 19.343 no ha sido el esperado


(y promocionado) y hoy en Chile gran parte de los niños privados de
libertad están en cárceles de adultos, siendo la VIII y V regiones las que
concentran el mayor número de niños en esta situación, llegando en el año
2001 a mantener el 55,19% de los niños privados de libertad en cárceles de
adultos.49
Adolescentes y Niños: Policía y Centros de Privación de Libertad 22

Esta realidad es absolutamente conocida por el Estado y sus Instituciones.


Dos ejemplos de ello: los Decretos Supremos que establecen los COD y las
cárceles de adultos autorizados para privar de libertad a un niño, contienen
un considerando donde se lee “que, es asimismo, política del Gobierno,
propender a la erradicación definitiva de las personas menores de edad de
los establecimientos penitenciarios de adultos.” 50 Por su parte,
Gendarmería contó en el año 2001 con 546 plazas diarias subsidiadas por
SENAME.51 Esta realidad también es conocida a nivel internacional y el
Informe del Departamento de Estado de EE.UU. sobre la situación de los
Derechos Humanos en Chile, 52 recoge en el apartado sobre “tortura y otros
tratos o penas, crueles, inhumanos o degradantes”, la presencia de niños
en cárceles de adultos.53

Un reciente fallo de la Iltma. Corte de Apelaciones de Santiago ha


ordenado que Gendarmería de Chile, con relación al Módulo A del
C.D.P. Santiago Sur Santiago Sur, “extremará las medidas de seguridad
para que los menores no alternen o se vinculen de modo alguno con los
internos adultos de los Centro de Detención Preventiva o Cumplimiento
Penitenciario, especialmente el denominado Santiago Sur, ex
Penitenciaría, tanto al ser tratados en el hospital penitenciario como al
concurrir a otras dependencias del establecimiento, ocasiones en que se
les aislará y atenderá en forma preferente.”54

B. Clasificación, Disciplina e Infraestructura.


Para respetar la humanidad y la dignidad del niño no sólo es necesaria la
separación de los adultos. También lo es que existan parámetros claros
para la ubicación de los niños al interior de los Recintos de Privación de
Libertad, que éstos tengan condiciones de infraestructura adecuadas,
cuestión que incluye la seguridad de los recintos y que se usen para
mantener la disciplina interna medios permitidos.

La Regla Nº 28 de RIAD establece que: “la detención de los menores sólo se


producirá en condiciones que tengan en cuenta plenamente sus
necesidades y situaciones concretas y los requisitos especiales que exijan
su edad, personalidad, sexo y tipo de delito, así como su salud física y
mental, y que garantice su protección contra influencias nocivas y
situaciones de riesgo. El criterio principal para separar a los diversos grupos
Adolescentes y Niños: Policía y Centros de Privación de Libertad 23

de menores privados de libertad deberá ser la prestación del tipo de


asistencia que mejor se adapte a las necesidades concretas de los
interesados y la protección de su bienestar e integridad físicos, mentales y
morales”

En relación con la ubicación, la regla citada implica, primero, establecer


criterios claros fundados en la asistencia que se dará al niño y que
consideren su salud física y mental. En segundo lugar, al ubicarlo debe
protegérsele de riesgos a los que puede verse expuestos al interior del
recinto. 55 Por último, se debe prohibir el traslado arbitrario de un centro a
otro (acción, además, expresamente establecido en el nº26 de las Regla de
RIAD).

La posibilidad de separar unos niños de otros en vista de una atención


especial pasa por la existencia de recintos que lo permitan, de manera que
en las regiones donde no existe un COD o donde los niños o niñas están en
cárceles de adultos, la única salvaguarda, si es que se puede, es separar los
lugares donde dormirán unos y otros. Por lo tanto, en esos lugares la
exigencia que plantea la regla citada queda absolutamente incumplida,
toda vez que permanecerán juntos niños detenidos por primera vez, otros
en discernimiento, algunos procesados e incluso condenados.

Ahora bien, Santiago es un lugar donde, en principio, existe la posibilidad


material de cumplir la regla dado que hay 4 COD. Sin embargo, la
determinación del COD y del lugar que en él ocupará el adolescente
plantea varios problemas. En primer lugar quién decide dónde estará
privado de libertad el niño.

En el funcionamiento diario del sistema de justicia hay cuatro autoridades


distintas que toman decisiones al respecto: la Policía de Menores, el Juez
del Crimen, el Juez de Menores y la Dirección de los COD.

Las cifras del COD CTJ56 reflejan esto cuando señalan que en el año 2000 el
75% de los jóvenes que ingresaron allí lo hicieron por orden de algún
Tribunal (del Crimen o de Menores), un 20,51% lo hizo por determinación de
la Policía de Menores y un 4,42% llegó desde otros Centros sin tener cifras
sobre quién tomó la decisión en esos casos.
Adolescentes y Niños: Policía y Centros de Privación de Libertad 24

En cuanto al primer grupo hay que decir que, si bien en principio los
Tribunales parecen ser la autoridad más idónea para decidir el Centro
donde estará el adolescente, muchos Juzgados del Crimen desconocen las
diferencias o la existencia de algunos Centros y por ello toman decisiones
perjudiciales para los adolescentes.

El segundo grupo de ingresos, por su parte, se explica por las detenciones


ocurridas en fines de semana y festivo, fechas en que los Tribunales o no
trabajan o no resuelven estas situaciones.57

El tercero, en tanto, refleja una realidad que ocurre al interior del Sistema
de Justicia consistente en trasladar a jóvenes de un Centro a otro por
decisión de la Dirección del Centro, a veces para enmendar una mala
decisión de un Tribunal, a veces como premio, otras como castigo y muchas
ligado a un problema de sobrepoblación. Los dos últimos grupos dan pie
para traslados arbitrarios.

La diversidad de personas que deciden el lugar de privación de libertad nos


plantea el segundo problema: con qué criterio se opta. La única regla
relevante de la normativa producida internamente fue dictada recién el 27
de Febrero del 2002 y establece que en el COD CTJ sólo pueden estar niños
de 16 y 17 años y, por lo tanto, no menores de esa edad, cuestión que lo
diferencia de los otros COD donde podrán ingresar niños desde los 14
años.58

Determinada la edad, el criterio al que se acude es el compromiso delictual


del niño. Término que tiene tal relevancia que, en ocasiones, importa más
que el de la edad.

¿Qué hay tras el criterio del “compromiso delictual”? Esta causal incluye el
número de ingresos a la Red SENAME59 cuestión que incorpora no sólo las
estadías en COD o CTD sino también en Sistemas de Rehabilitación y de
Protección, con ingreso voluntario o forzado; los cortes o tatuajes que el
joven tenga en su cuerpo; el comportamiento que hubiere tenido en una
anterior estadía; el riesgo de fuga; la sobrepoblación del COD.
Adolescentes y Niños: Policía y Centros de Privación de Libertad 25

En definitiva, el término es tan amplio que cualquier decisión puede


justificarse formalmente en él, y por lo tanto lo relevante será la opinión
de la persona que decidirá y con ello se abre, nuevamente, una brecha
importante para las decisiones arbitrarias 60. Un ejemplo de ello sucede en
el COD CTJ cuando la casa 2 de primerizos está sobrepoblada. En esas
ocasiones algunos adolescentes de ese lugar son trasladados a la casa 3 de
reincidentes. Si un joven que tuvo esa experiencia y vuelve a ser detenido,
el hecho de haber estado en la casa 3 le significará probablemente ingresar
a la casa 4 destinada a adolescentes con muchos ingresos al Sistema y
calificados de Alto Compromiso Delictual.

Junto a lo ya descrito debe agregarse que los niños ‘primerizos’ (quienes


han sido detenidos por primera vez) pueden ser enviados a cualquiera de
los COD masculinos de la Región Metropolitana pues todos están habilitados
para recibirlos. Sin embargo, no todos son iguales para el adolescente
primerizo porque, por ejemplo, el COD CTJ tiene guardia armada de
Gendarmería y en él hay un grupo de adolescentes más avezados,
cuestiones que hacen más riesgoso el tiempo de privación de libertad. 61
Aquí surge nuevamente la pregunta ¿quién y por qué puede hacer vivir una
experiencia más difícil a un adolescente primerizo y a otro no?

En la misma lógica sobre el uso arbitrario del criterio de compromiso


delictual, se explica la segregación en el módulo A del CDP Santiago Sur,
con la agravante que la separación ha traspasado el lugar de estadía y se
han establecido rutinas para que no se junten quienes están en uno u otro
lugar. Así, por ejemplo, se ha fraccionado el tiempo para bajar al patio:
mientras unos están en él, los otros están en sus celdas, disminuyendo para
ambos el tiempo de desencierro. Funcionarios que trabajan al interior del
módulo y adolescentes presos en ese lugar relataron que algunos
gendarmes permiten o provocan peleas entre adolescentes de los
diferentes sectores para justificar la separación.

El resguardo de adolescentes más vulnerables se vincula tanto a la


ubicación del niño en el recinto como a las posibilidades que la
infraestructura entrega para ello. De esta manera la falta de
infraestructura fuerza el ingreso de estos jóvenes en lugares inadecuados o
simplemente atentatorios a su integridad. Así, en el COD CTJ las
Adolescentes y Niños: Policía y Centros de Privación de Libertad 26

instalaciones existentes sólo permiten que el resguardo se produzca en la


casa 5 que es la “casa de castigo”, por lo que los niños que corren serio
riesgo de ser maltratados y que, por orden del Tribunal o por decisión del
Centro, deben ser protegidos en su integridad, terminan viviendo en una
casa de calabozos.

Todo lo dicho ilustra lo lejano que Chile está de la exigencia contenida en


el nº 28 de las Reglas de RIAD, aún en la región con más recursos y
posibilidades de ubicación, como es la Metropolitana.

El hacinamiento es otro tema vinculado a la infraestructura. Los COD


construidos durante la década de los noventa han mantenido su capacidad
que al poco tiempo fue sobrepasada. Así, el COD Santiago, destinado a 60
personas se inauguró con 90, o el COD CTJ con capacidad para 120 personas
tuvo en el año 2000 un promedio de 207,6 adolescentes diarios.62

Lo anterior guarda especial relevancia si se le vincula a los lugares para


dormir. Las Reglas de RIAD indican que ellos “deberán consistir
normalmente en dormitorios para pequeños grupos o en dormitorios
individuales.” En el COD CTJ cada casa tiene dos dormitorios comunes para
15 personas cada uno, cuestión que desde ya no cumple con el estándar de
estar destinados a pequeños grupos. A ello hay que agregar que este COD
recibe más niños que su capacidad y por lo tanto los dormitorios son usados
por más de 15 personas. Abogados defensores señalan que en ciertos días
han dormido más de 40 en cada dormitorio de algunas casas.

C. Condiciones de Seguridad.
Las condiciones de seguridad son un aspecto detallado en las Reglas de
RIAD. La regla 32 se ocupa de los incendios que pueden producirse en estos
Centros: “El diseño y la estructura de los centros deberán ser tales que
reduzcan al mínimo el riesgo de incendio y garanticen una evacuación
segura de los locales. Deberá haber un sistema eficaz de alarma en casos
de incendio, así como procedimientos establecidos y debidamente
ensayados que garanticen la seguridad de los menores.”
Adolescentes y Niños: Policía y Centros de Privación de Libertad 27

Desde 1988 hasta la fecha se han producido muchos incendios en los


recintos donde permanecen menores de edad privados de libertad y las
consecuencias han sido lamentables más veces de las esperables. La
historia de estos últimos 14 años da cuenta de 38 niños muertos durante la
privación de libertad, lo que en promedio equivale a más de 2 niños
muertos por año. Este número corresponde a muertes que estos
informantes han logrado verificar; sin embargo, hay artículos de prensa que
informan que “en los últimos 10 años han muerto 74 menores en
establecimientos similares a lo largo del país”63. Estas muertes han
transformado a los Centros de Gendarmería y del SENAME en los más
peligroso para la vida de los niños privados de libertad y explican por sí
mismas la preocupación de las Reglas de Naciones Unidas. Además, dado
que este tipo de hechos han aparecido periódicamente, no es posible
justificar la ausencia de medidas destinados a evitarlos o a actuar
oportunamente sobre ellos.64

En este mismo sentido, UNICEF declaró públicamente que “vemos con


mucha preocupación que en Chile se han producido en los últimos años, en
distintas circunstancias, las muertes o graves lesiones de niños que se
encontraban internados en recintos públicos o privados vinculados a la red
de atención del Servicio Nacional de Menores (...) el actual sistema legal y
administrativo de protección de menores no logra satisfacer los mínimos
estándares concordados por la comunidad internacional y a los cuales Chile
se ha comprometido” 65.

Un breve recuento de estas muertes indica lo siguiente:

a) La noche del 31 de diciembre de 1988 se produjo, en Santiago, un


incendio en el COD “Hogar de Menores San Francisco”, muriendo calcinados
11 niños entre 12 y 17 años. El Ministro de Justicia de aquel entonces
reconoció que “en el lugar faltaban normas de seguridad y que no era una
construcción adecuada para ser hogar” 66. Por su parte, el Ministro del
Interior se comprometió a analizar el exceso de internos en el recinto 67 68
.
69
Dos días después del hecho el Gobierno ordenó clausurar el Centro .
Adolescentes y Niños: Policía y Centros de Privación de Libertad 28

b) El 22 de Octubre de 1993 murieron asfixiados en el Pabellón de Menores


del Centro de Detención Preventiva de Ovalle 4 adolescentes de 16 y 17
años 70;

c) El 31 de enero de 1994, en el Centro de Readaptación Social de La


Serena murieron asfixiados por inhalación de gases 8 niños, entre 12 y 17
años 71. En esa ocasión la autoridad de gendarmería reconoció que el recinto
no reunía las condiciones adecuadas para albergar a menores y el Director
Metropolitano del SENAME señaló que los niños “son víctimas de la
precariedad de las condiciones materiales de los recintos de reclusión” 72;

d) El 21 de Septiembre de 1994, en Concepción, 2 adolescentes mueren en


la Sección de Menores del recinto penal “El Manzano”, luego de un incendio
que se inició como protesta a una sanción impuesta por Gendarmería a uno
de los adolescentes recluidos (Las informaciones de prensa señalan que
quedaron diez heridos, tres de ellos de gravedad. El Mercurio 22 de
Septiembre de 1994)

e) El 24 de Octubre de 1994, en Santiago, murieron 3 adolescentes


producto de quemaduras y asfixia, en la casa 3 del COD CTJ, en un
incidente similar al que se produciría en Temuco en 1999;

f) En Temuco, el 5 de Agosto de 1996 murió 1 niño y 19 resultaron


heridos, tres de ellos de extremada gravedad en la recién remodelada, y
pronta a inaugurar, sección de menores de la cárcel de adultos de la
ciudad, luego de la intervención de Gendarmería en una pelea entre los
adolescentes internos (La Tercera y El Diario Austral, ambos del 6 de Agosto
de 1996. El niño muerto se llamaba Juan Eduardo Navarrete Acevedo y
tenía 17 años). El subsecretario de Justicia, Sr. José Antonio Gómez indicó
“que la ministra quiere que se vea qué es lo que sucedió, que se inicien las
investigaciones sumarias y que se llegue a un resultado final que evite que
esto se repita (La Tercera 7 de Agosto de 1996). Por su parte, el Director
Nacional de Gendarmería, Sr. Claudio Martinez, señaló que “se van a
reforzar las guardias nocturnas, con el fin de evitar un efecto en cadena de
este tipo de situaciones... se está instruyendo a los jefes de unidad para
que desarrollen con los menores actividades que tiendan a minimizar las
Adolescentes y Niños: Policía y Centros de Privación de Libertad 29

posibilidades que cometan acciones tan riesgosas.” (El Diario Austral 8 de


Agosto de 1996)

g) A pesar de las intenciones de las altas autoridades, el 8 de Agosto de


1996, esta vez en la sección de menores del Centro de Cumplimiento
Penitenciario de Coronel, se produce otro incendio que deja a 3 niños
muertos y a 7 lesionados (“Otro mortal incidente carcelario” La Tercera 9
de Agosto de 1996). Los niños muertos son Fernando Inostroza Morales de
17 años, Richard Carrasco Morales de 16 y Ricardo Aguayo Alarcón, quien
fallece debido a las quemaduras 12 días después del incendio. La Ministra
de Justicia, Sra. Soledad Alvear dispone medidas para evitar otros incendios
y solicita “a los Seremis de cada región que recorran los recintos
penitenciarios y los hogares del SENAME para verificar que las medidas
tomadas se cumplan” (La Tercera 10 de Agosto de 1996). Días después la
titular de la cartera de Justicia reconoce que “en materia de menores y de
sistema penitenciario hay mucho que realizar aún” (La Tercera 12 de
Agosto de 1996)

h) Antes de cumplirse los 3 meses del último incendio mortal, muere


quemada en el Centro de Tránsito y distribución de Puerto Montt, 1 niña de
quince años, al interior de la celda de castigo. La niña llevaba se
encontraba en el Centro por orden del Juez de Menores, luego de ser
encontrada por la policía vagando en las calles de la ciudad. (Comentarios
al Segundo Informe del Estado Chileno acerca de las medidas adoptadas
para dar efectividad al cumplimiento de la Convención Internacional de los
Derechos del Niño. Informe alternativo, anexo a la consulta 143)

i) Nuevamente en Temuco, el 9 de Julio de 1999 murieron 8 adolescentes


entre 14 y 15 años al incendiarse el CTD Alborada luego de un motín que
consistió en el incendio de colchones. El informe de Bomberos probó la
negligencia de los funcionarios del establecimiento. El sumario
administrativo sancionó a 3 funcionarios del SENAME, quienes también
fueron procesados por cuasidelito de homicidio;

j) El primero de Enero del 2001, en Santiago, comenzó un motín en la casa


cuatro del COD CTJ, posteriormente en la casa tres comenzaron a quemar
colchones. En el mismo pabellón donde perecieron los adolescentes del
Adolescentes y Niños: Policía y Centros de Privación de Libertad 30

incendio de 1994, otros 3 adolescentes murieron quemados al no ser


evacuados oportunamente73;

k) En Septiembre del 2001, en el Centro de Cumplimiento Penitenciario de


Valparaíso murió 1 niño y otro quedó con severos daños cerebrales 74, luego
de un incendio iniciado en un motín.

CUADRO Nº 8: Muertes de menores en recintos privativos de libertad,


entre 1988 y 2001:

Mes/Año N° Recinto Gobierno Totales


12/1988 11 Sename (Stgo) Pinochet 11
10/1993 4 Genchi (Ovalle) Aylwin 12
1/1994 8 Genchi (La Serena) Aylwin
9/1994 2 Genchi(Concepción) Frei 18
11/1994 3 Sename (Stgo) Frei
8/1996 1 Genchi (Temuco) Frei
8/1996 3 Genchi (Coronel) Frei
10/1996 1 Sename (Pto Montt) Frei
7/1999 8 Sename (Temuco) Frei
1/2001 3 Sename (Stgo) Lagos 4
9/2001 1 Genchi (Valparaiso) Lagos
45

Finalmente, en cuanto a las labores para mantener la disciplina en el


recinto y evitar las fugas, aquí sólo nos referiremos al personal destinado
para eso y no a las sanciones disciplinarias. A ellas se destina el acápite
sobre castigos.

Los COD funcionan sólo con personal civil; sin embargo, en el COD CTJ hay
presencia de Gendarmería, cuestión que también sucede en las cárceles de
adultos donde hay niños. En esos lugares no se cumple la Regla de Beijing
que señala que “en todo centro donde haya menores detenidos deberá
prohibirse al personal portar y utilizar armas.” 75 Agreguemos a esto que en
el caso de los COD ni la Ley de Menores ni el Reglamento de Casas de
Menores menciona que se permita a Gendarmería realizar sus labores en
estas instituciones ni tampoco se faculta al Servicio Nacional de Menores
para autorizarlo.
No obstante ello, SENAME firmó un convenio con Gendarmería de Chile para
la custodia del COD CTJ y por ello este COD tiene una línea de fuego 76,
Adolescentes y Niños: Policía y Centros de Privación de Libertad 31

gendarmes en cada una de las casas y en la entrada. Las funciones de


Gendarmería son la vigilancia de los jóvenes, la mantención del orden
interno, el traslado a Tribunales y otros Centros y el control a quienes
quieren ingresar al recinto, especialmente familiares de los adolescentes
presos.

D. Régimen de Visitas
El derecho de todo niño a mantener contacto con su familia por medio de
visitas o correspondencia tiene especial relevancia para la CDN, de hecho
es la segunda concreción del derecho de todo niño a ser tratado con
humanidad y dignidad. 77 La Regla Nº60 de RIAD completa la formulación de
este derecho al pedir que las visitas sean “regulares y frecuentes.” Esta
normativa sin duda releva la importancia que tiene para un adolescente
estar en contacto con sus familiares durante un período tan difícil como es
el tiempo de privación de libertad, cuestión que se refleja en el testimonio
de un adolescente entrevistado:
“... ¡ah! Las visitas uno se... lo entraban a las 12 a pabellones, a
bañarse, ahí todos salían con la mejor ropa que uno tuviera
adentro... todos limpiecitos ahí, teníamos la casa ordenada, la
barríamos toda... de ahí los repartían las mesa... y hacíamos
visita...” Carlos, 17 años, casa 2 COD CTJ

Sin embargo, este momento tan importante para quien está preso y para
sus visitantes, no está exento de problemas. El primero se refiere al trato
que reciben los familiares que van a ver a los adolescentes. Aduciendo
motivos de seguridad, se les desviste totalmente, se les somete a
palpaciones genitales, se les obliga a cambiar de ropa, en definitiva,
muchas veces son objetos de un trato degradante, como bien lo ilustra el
capítulo sobre condiciones carcelarias. De esta manera, la antesala del
encuentro entre el niño y su familia es muchas veces una experiencia
humillante que afecta, al menos en parte, el derecho a tener un contacto
íntimo con la familia. 78

Una segunda cuestión está expresamente regulada en la Regla Nº67 de


RIAD. Allí se indica, a propósito de los procedimientos disciplinarios, que
“están prohibidos, cualquiera que sea su finalidad, la reducción de
alimentos y la restricción o denegación de contacto con familiares.”
Adolescentes y Niños: Policía y Centros de Privación de Libertad 32

A pesar de tan absoluta prohibición, el Reglamento de Casas de Menores 79


establece que una de las sanciones posibles en estos recintos es “la
limitación del tiempo destinado a las visitas a un lapso no inferior de media
hora y por un tiempo máximo de dos semanas.”80
En la vida diaria de los Centros esta posibilidad es usada frecuentemente,
afectando no sólo el derecho a contactarse con la familia, sino también
propiciando situaciones que afectan la salud síquica y física de los niños.
Los jóvenes entrevistados señalan que cuando son castigados en días de
visita lloran todo el día, piensan en dañarse a sí mismo y en ocasiones, se
autoinflingen heridas.
A veces, incluso, aceptan ser golpeados por gendarmes quienes ofrecen
esto a cambio de poder ejercer el derecho a visita.
Dos relatos ilustran lo dicho:
“ese día perdí la visita poh... ahí uno... piensa más poh... ahí
estaba yo cuando perdí la visita, lloré to’ el día... porque el día
miércoles no tuve visita, el domingo tampoco habían venido y el
miércoles... iban a venir... y me castigaron... (mis familiares) me
gritaron de ahí de la reja pa’ allá... gritaron mi nombre poh... y
nooo, yo no quería que gritaran má’... si no a uno lo dejan peor...
porque uno quiere salir a verlo poh... y no no puede...” Carlos 17,
casa 2, libre

“Te pueden decirte ‘ya te pegamos un güate todos los pacos que
están ahí y no te vay castigado’, te dicen... aquí un parche rojo
aquí en el cuello... dicen ‘ya sabías que igual tres palos, ya voy a
darles al que no quiere irse castigado, al que no quiere perderse la
visita’... de repente estai mal, te cortai poh... ahí te llevan a
enfermería al tiro, si te cortai, ahí te llevan al tiro ahí... es una
especie de protesta. Así como ‘chuta me tienen aquí castigado y el
sábado viene mi familia’... o sea para estar encerrado en un
cuadrado uno piensa esas cosas. Y ahí uno se va, se va enrollando y
como está solo castigado pa, pa, ‘ya, voy hacer esto y esto y voy a
cortarme’...” Francisco, 17 años, CDP SS

Por otra parte, los castigos en días de visitas impiden cumplir el mínimo
tiempo de visita establecido en el propio Reglamento de Casas de Menores:
“a los menos 2 veces por semana, y por un tiempo mínimo efectivo de 2
horas.”81

En definitiva, el uso de la prohibición del contacto con la familia como,


castigo - la incluso como la sanción más grave - ilustra, entre otras cosas, la
falta de conciencia sobre la importancia de ese contacto.
Adolescentes y Niños: Policía y Centros de Privación de Libertad 33

Otra situación de infracción de este derecho ocurre cuando se verifican


traslados de niños desde una región a otra, a veces por falta de
infraestructura, otras por razones disciplinarias, perjudicando seriamente
la posibilidad de contacto. Otro tanto sucedía con la práctica que existía en
la Torre 4 del CDP Puente Alto donde las visitas coincidían en tiempo y
lugar con la de los adultos detenidos, situación que duró hasta el traslado
en Octubre de 1997 a los Módulos del CDP Santiago Sur.

E. Traslado a Tribunales
Para ser notificado de las resoluciones que les afectan, los adolescentes son
llevados al Tribunal, momento que es conocido como “el traslado”. La
Regla Nº26 de RIAD se preocupa de este asunto y señala que “el transporte
de los menores deberá efectuarse a costa de la administración, en
vehículos debidamente ventilados e iluminados y en condiciones que no les
impongan de modo alguno sufrimientos físicos o morales.”

Si bien las autoridades del SENAME han hecho esfuerzos por mejorar este
ítem, los problemas presupuestarios y administrativos han permitido que la
realidad de los traslados se mantenga muy lejos de los estándares
internacionales. La gestión realizada por funcionarios de Gendarmería en
camiones institucionales 82 comienza con la revisión antes de ingresar al
carro. Durante ella suele haber golpes y otros maltratos por parte de
algunos funcionarios, transformando esta práctica de seguridad en una
experiencia degradante. Así lo relata un adolescente:
“Cuando vamos a tribunales, antes de subirnos al carnicero, nos
hacen sacarnos la ropa en un container... ahí, ahí pegan los
gendarmes, pero no a todos sí poh... de repente pegan por
cualquier cosa su charchazo... o sus patadas... por llevar un cigarro
en el bolsillo... me hicieron fumármelo y empezar así arriba y
abajo... 200 con el cigarro en la boca, yo decía, pacos maricones...
da rabia con los gendarmes… estar haciendo flexiones y más encima
fumando... sin ropa... uno se tiene que sacar la ropa por si lleva
algo... me hacen levantarme a mi lo... el... [muestra el pene] o
sea me hacen aquí levantarme, me hacen dar vuelta, ‘abre la
boca’, todo eso” Carlos, 17 años, casa 2 COD CTJ

Los carros suelen llevar más personas que su capacidad máxima y los
adolescentes son trasladados con grilletes, con esposas o con cadenas y
candados, sin comer, y a veces sin tomar agua durante todo el día y, en el
verano, soportando el calor. Así lo dice un adolescente:
Adolescentes y Niños: Policía y Centros de Privación de Libertad 34

“En un carnicero chico echan como 70... cagado de calor... y todos


pasen. Llega uno terrible hediondo a los juzgados... sobre todo con
la calor que está haciendo ahora... llega terrible hediondo... por
eso aquí a nadie le gusta ir al juzgado... llevan caleta de cabro...
en el juzgado no comí nada hasta que llegai aquí poh... de repente
llegai a las 6 de la tarde... de aquí te vai a las 8 te comí el pan, la
leche y no comí nada en todo el día... no te dejan ni tomar ni
agua...” Fabián, 16 años, casa 4 COD CTJ

Al interior del carro no sólo hay hacinamiento, además termina la


segregación entre primerizos y reincidentes, niños y adultos, creándose un
lugar propicio para peleas y robos. Los adolescentes entrevistados señalan
que los gendarmes encargados de su cuidado, destacan por su pasividad.

El traslado se transforma, entonces, en una de las vivencias más difíciles


para los jóvenes a tal punto que, en numerosas ocasiones, adolescentes
piden a los abogados defensores que no les presenten solicitudes de
libertad provisional para evitar este momento. 83 Otras veces forman grupos
para su defensa, conocidos como “barcos” o “carretas”. Ilustra muy bien lo
que allí se vive el hecho que los adolescentes llamen “el carnicero” al
vehículo donde se realiza el traslado.

El contexto descrito permite situaciones extremas como la ocurrida el 10


de Septiembre de 1999 cuando un niño procesado y preso en el módulo A
del CDP S.S. murió por asfixia durante el traslado al tribunal84 o el abuso
sexual a un adolescente preso en el COD CTJ, también ocurrido hace
algunos años en este trayecto. Los relatos que siguen dan cuenta de lo
dicho:
“Daba miedo... y a mí me daba miedo ir a tribunales, cuando tenía
que ir al carnicero... porque había que pelear siempre...
siempre... se juntan todas las casas... arriba de ahí y ahí pelea...
siempre le pegaban a los de la 2... sí porque decían que eran los
pollos... los hacían cantar, había un cabro que dicía... te pasaban
las mismas zapatillas y había que tirar viento, le tenían que tirar
viento... o si no ‘ya, quítate los pantalones’ y hacen intercambio
de ropa... y cuando peleaban todos a esposazos... se tiraban a
pegar esposazos en la cabeza... contra los de la 2, los de la 3,
todos... de la 4, todos peleando ahí... todos peleaban, cuando
había una pelea todos peleaban... los de la casa 2 sí, casi nunca se
atreven a pegarle a los de las otras casas... nosotros hicimos una
carreta pa’ eso... por cuando íbamos a los tribunales... pa’ pa’
defendernos arriba del carnicero...” Carlos, 17 años, casa 2 COD
CTJ
Adolescentes y Niños: Policía y Centros de Privación de Libertad 35

“Cuando vamos a los juzgados se ve harto eso poh... a los cabros de


la 3 cómo los cogotean los mismos de la 4, de las mismas casas de
repente... los ponen mano arriba les quitan toda la ropa arriba del
carnicero... como se dice se vienen a vestir en la cana... y después
andan con cadenas de oro, con relojes, con las terribles zapatillas,
he visto a los cabros cogoteando zapatillas todo lo que vienen
rescatando del carnicero, a los cabros más tontos que andan bien
vestidos le quitan toda la ropa...” Fabián, 16 años, casa 4 COD CTJ

“En el carnicero... hay peleas, cogoteos, se ve harta cuestión ahí...


pero igual he peleado, igual uno de ahí sale con la mente más
cambiá, porque, ve así tanta violencia, como que uno se trauma
así... uno queda loco así porque ve pegándole entre siete cabros a
uno o a dos cabros, y córrete pa’llá y pasan por encima de uno y los
otro van echándole airecito así, porque dicen que es más choro, y
dicen échame aire y te echan aire con las plantas de las
zapatillas... sii poh, se quitan las zapatillas, se quitan la ropa,
hartos cogoteos poh” Juan, 17 años, preso, casa 3 Comunidad
Tiempo Joven

Recientemente la Iltma. Corte de Apelaciones ha ordenado a


Gendarmería de Chile, con relación al Módulo A del C.D.P. Santiago Sur
(pero en una interpretación de las normas constitucionales y legales que
puede abarcar a todos los recintos de Gendarmería del país donde haya
menores privados de libertad) que “en lo sucesivo, los menores serán
trasladados en carros celulares mediante viajes independientes o
especiales, cuando deban comparecer a los tribunales o concurrir a
otros lugares.”85

F. Castigos en Recintos de Privación de Libertad


Utilizar la fuerza o instrumentos de coerción sobre niños privados de
libertad está, en principio, prohibido por los instrumentos
86
internacionales ; sin embargo, esos mismos instrumentos autorizan su uso
en ciertas situaciones y bajo condiciones muy detalladas: “sólo podrá
hacerse uso de la fuerza o de instrumentos de coerción en casos
excepcionales, cuando se hayan agotado y hayan fracasado todos los demás
medios de control y sólo de la forma expresamente autorizada y descripta
por una ley o un reglamento”.
Estos medios “deberán emplearse de forma restrictiva y solo por el lapso
estrictamente necesario para impedir que el menor lesione a otros o a sí
mismo o cause importantes daños materiales”. La única autoridad
competente para decretar medidas tan extremas es el “Director de la
Adolescentes y Niños: Policía y Centros de Privación de Libertad 36

administración quien deberá consultar inmediatamente al personal médico


y otro personal competente e informar a la autoridad administrativa
superior” 87.

Sin perjuicio de lo dicho, las Reglas Internacionales agregan que la coerción


tiene un límite infranqueable: las torturas y los tratos o penas crueles,
inhumanos y degradantes.88

Cuando los menores se encontraban recluidos (en examen de


discernimiento, como procesados, e incluso en juicio de protección) en las
antiguas Torres 3 y 4 del C.D.P. de Puente Alto, los espacios de castigo se
hallaban en las celdas de aislamiento comunes de todo el recinto. En más
de una oportunidad fueron castigados y ‘aislados’ menores junto con
avezados presos adultos. Con la creación del COD CTJ, en San Bernardo,
esa situación se alivió respecto de los menores en discernimiento y
protección, en la medida que sólo quedaron los menores procesados en la
Torre 4 de Puente Alto y el resto fue enviado al nuevo COD. 89

Este nuevo recinto no contempló adecuadamente una correcta


segmentación entre las distintas casas (es decir, entre adolescentes de
diferente nivel de compromiso delictual) ni un espacio para castigo,
falencia que fue suplida con la instalación en terrenos fuera de los muros
(de la ‘línea de fuego’, el perímetro señalado por la vigilancia de
gendarmes armados) de una serie de 4 containers. Se les llamó “módulos de
aislamiento”. Estas cajas metálicas de transporte de mercaderías fueron
usadas para la reclusión de los castigados. Debido a la alta ‘demanda’ era
común la ubicación de más de un menor por container. En ocasiones se les
engrillaban los pies a barras en el suelo. Durante 1 hora al día eran sacados
a hacer gimnasia y no tenían, por regla general, derecho a visitas.
La denuncia pública de la situación90 conllevó su inclusión en el Informe del
relator Especial de Naciones Unidas, Nigel Rodley, de enero de 1996. 91 Allí
se indicó que esta medida equivalía a un trato cruel, inhumano y
degradante por lo que no debía decretarse. Este reproche internacional fue
acogido por la autoridad que detuvo la instalación de nuevos containers,
dispuso su pronto término y la construcción de una casa de castigo, la
actual casa 5 del COD CTJ. Sin embargo, pese a la mejora en
Adolescentes y Niños: Policía y Centros de Privación de Libertad 37

infraestructura persisten los problemas. Lo mismo ocurre en el módulo A


del CDP SS.

iv. Castigos en celdas de aislamiento.


La casa 5 del COD CTJ tiene varios calabozos de 3 metros de largo por dos
de ancho, con capacidad para recibir a dos personas. Las celdas son oscuras
y desde hace un año se enciende una ampolleta en la noche. La rutina
consiste en mantener casi todo el día encerrados a los castigados, salvo en
un par de momentos del día en que son levantados para que hagan
ejercicios y se duchen con agua helada. A algunos jóvenes se les deja casi
sin ropa dentro de las celdas. Durante el año 2001, estuvieron en la casa 5,
castigados o por protección, 486 adolescentes 92. Por su parte, en el módulo
A del CDP SS las condiciones empeoran: los adolescentes son golpeados
antes del encierro; no salen nunca de la celda, salvo para ir al baño;
durante el castigo están con muy poca ropa y sin luz. Así lo cuentan dos
adolescentes. El primero por su experiencia en la casa 5 y el segundo en las
celdas del módulo A:
“Ahí son feas, unas celdas chicas poh, tendrá 2 metros o 3 metros
de ancho y no sé cuánto de largo, te pasan un colchón, delgado,
hediondo a meao, las frazadas, todo, y las murallas son todas
blancas y están todas cochinas así con... con sangre... que tienen
escrito cuestiones... es helada... nos dejan una luz prendida toda
la noche... yo estuve dos días, una vez estuve cuatro días.” Carlos,
17 años, casa 2 COD CTJ

“Lo mandan golpeado, más encima encerrado y lo dejan golpeado


adentro. Y ahora hay un calabozo que es terrible de pelado, así
dormís en el suelo no más poh. No tiene camarote, nada. Y te pasai
todo el día encerrado. Comís en el suelo y más encima dormís en el
suelo todo el día y en la noche te pasan una colchoneta. Es una sala
oscura, así, oscura. Encerrada entera... sin ver la luz, nada poh. Si
querís verla ahí hay un hoyito chiquitito que hay y ahí mirai para
abajo... de repente estai, de repente tenís que orinar ahí mismo...
porque no están siempre al lado tuyo los gendarmes, si están
siempre abajo. De repente tenís que gritar caleta... golpear, hacer
el atado más encima para ir al baño. Más encima después suben y
te pegan así. ‘Por qué gritai hueón, por qué no te agüantai
hueón’... así hablan poh.” Francisco, 17 años, CDP Santiago Sur

Durante la investigación descubrimos que durante el encierro los


adolescentes sufren, en ocasiones, castigos adicionales: se les priva de la
visita93; en el COD CTJ rocían gas lacrimógeno al interior de las celdas; en
tanto en el módulo A del CDP SS muchas veces los gendarmes golpean a los
adolescentes. Este es el relato de dos jóvenes:
Adolescentes y Niños: Policía y Centros de Privación de Libertad 38

“Y si te retobai te tiran gas lagrimógeno no má’... en spray, te


ahogai, te tiran pa’l calabozo y se vienen, tosí como una hora, me
tiraron de esa cuestión y me estaba ahogando... porque esa
cuestión te desespera... entonces ahí quedai... tení que puro
taparte la cara no ma’... pa’ que no te llegue tanto, no te ahoguí
tanto.” Fabián, 16 años, casa 4 COD CTJ

“Que vai a estar mal en castigo... cinco días encerrado... más


encima puede pasal... te pueden subir a pegarte los pacos...
quedai mal y, y te pegan los terribles palos los pacos...” Francisco,
17 años, CDP Santiago Sur

En Septiembre del año 2000 se descubrió una situación extrema. En el COD


Qhaltani de Arica el encierro en celdas de aislamiento constituía un método
de contención integrante del trabajo normal del Centro. Así, todo niño que
ingresaba al COD era aislado en celdas de aislamiento por los cinco
primeros días de privación de libertad. Este método era considerado por los
funcionarios “indispensable para conseguir un mejor nivel de rehabilitación
social” 94.

“El encierro en celda oscura y las penas de aislamiento en celda solitaria,


así como cualquier otra sanción que pueda poner en peligro la salud física o
mental del menor” constituyen tratos crueles, inhumanos y degradantes,
según la Regla Nº 67 de RIAD, y por lo tanto, son prácticas absolutamente
prohibidas por las Normas Internacionales. Ahora bien, tan grave como
constatar que ellas se ejecutan en recintos de nuestro país, lo es que la
Reglamentación Nacional las autorice. En efecto, el artículo 83 del
Reglamento de Casas de Menores permite la “permanencia en una
dependencia individual” hasta por 5 días.

Un reciente fallo de la Iltma. Corte de Apelaciones ha ordenado a


Gendarmería de Chile, con relación al Módulo A del C.D.P. Santiago Sur
(pero en una interpretación que puede ser extensiva a todos los recintos
de Gendarmería del país donde haya menores privados de libertad) la
prohibición de decretar la sanción del a. 40 letra h del Reglamento de
menores de edad internos en establecimientos de Gendarmería de Chile,
esto es, la internación en celda solitaria, por ser contraria a la
normativa internacional en materia de menores privados de libertad. 95
Adolescentes y Niños: Policía y Centros de Privación de Libertad 39

v. Golpes como castigo.


Los adolescentes entrevistados solamente califican como castigo el encierro
en las celdas descritas. Pero junto con ello declaran recibir golpes por
parte de gendarmes, en ocasiones como alternativa al encierro en un
calabozo. Los golpes son dados con palos o con las manos; sin embargo, a
veces se transforman en verdaderas golpizas que usualmente ocurren
cuando el personal civil del recinto no está presente. Estos castigos
corporales también constituyen tratos crueles, inhumanos y degradantes
para la Regla Nº 67 de RIAD. Así lo relatan dos adolescentes:
“Me pegó, me pegaron dos pacos... pero no me llevaron castigado,
me dejaron ahí no más. Me pegaron y me dejaron ahí... me dijeron
‘ya no te vay a irte castigado... pero me pegaron dos pacos... me
pegaban fuerte, o sea el otro me afirmaba y el otro me pegaba
poh... ahí me pagaron caleta... con palos, combos, charchadas y
toda la cuestión... en todo el cuerpo poh, patadas hasta en la, la,
ahí en el muslo, en la güata..., en todos lados, si te pegan en todos
lados..., no están ni ahí.” Francisco, 17 años, CDP Santiago Sur

“Los de la noche... el cabo... ese siembra el terror aquí en San


Bernardo... ese no está ni ahí llega y te pega... no está ni ahí con
nadie... a combo, ese no te pesca a palos te pesca a combo... pero
si le levantai la mano más te pega poh... jura que está en los
mayores ese... en todas las casas, está en todas las casas... en el
día y en la noche... pero más le gusta trabajar en la 4... en la casa
4... porque dice que en la 3 y en la 2 ¡ah! son terrible de
llorones... (en la 4) no poh shi los pueden estar matándolos y no...
retova retova no má’... te pega no má’, pero si soy retovado ah
ya...” Fabián, 16 años, casa 4 COD CTJ

De igual forma cabe destacar el daño emocional que provocan a los


adolescentes tanto el encierro como los golpes. Adolescentes entrevistados
indican que durante el castigo tienen accesos de llanto, rondan ideas
suicidas y en ocasiones muchos se cortan su cuerpo. Dos relatos grafican el
punto:
“En esa casa uno se sicosea, empieza a llorar uno... porque uno
está solo ahí poh y no... no ve nada poh ve las puras murallas
blancas y mira pa’ fuera y ve una muralla grande también blanca...
uno quiere puro salir de ahí... de ahí se iba calmando... era como
por rato que da eso... varias veces al día pero... uno trata de
pensar en otras cosas para... para olvidarse de eso pero cuando hay
de a tres, uno no piensa tanto, conversamos ahí... los de la 4 sí...
esos se cortaban adentro de la celda... no sé... yo creo que
también se sicoseaban adentro los cabros... había un cabro de la
casa 3 que tenía puntos en la cabeza y se los... se los tiró todos...”
Carlos, 17 años, casa 2 COD CTJ
Adolescentes y Niños: Policía y Centros de Privación de Libertad 40

“yo me cortaba, me hacía... me cortaba para salir… para caminar


un rato porque estai desesperado. Adentro no sabís que huevá
hacer de repente... hasta matarse, si cualquiera puede pensar
hasta matarse, suicidarse, suicidarse, así, ahorcarse así o pueden
pensar otras cosas también poh como ‘ah, ya cuando baje yo le voy
a pegarle a este paco... nada que ver que me manden castigado’.
Puras cuestiones así. Piensan cualquiera cuestión... todos piensan
distinto... pueden pensar hartas cosas... volverte loco, esa es una
consecuencia poh, no estar ni ahí con la gente ni con nadie”
Francisco, 17 años, CDP Santiago Sur

Una práctica al parecer constante es la denunciada por algunos actores del


Sistema respecto a una fuerte golpiza que reciben los adolescentes por los
gendarmes al cumplir la mayoría de edad y pasar a la población penal
adulta.

La rudeza en el trato recibido promueve que algunos adolescentes digan ser


mayores de edad para evitar la llegada a la Casa de Menores. Un ejemplo
de ello es la explicación, que consta en un expediente criminal, dada a la
jueza por un joven que estuvo un mes en la Penitenciaría de Santiago
porque dijo tener 18 años: “cuando estuve en Tiempo Joven no me adapté
al régimen que había en ese lugar por cuanto nos castigaban por cualquier
cosa, en tanto que sabía que en la Penitenciaría iba a estar tranquilo, sin
problemas de horario” 96

En ocasiones algunas acciones de violencia o de abuso son calificadas como


hechos delictivos o infracciones administrativas por las mismas autoridades
del SENAME, originando querellas y sumarios administrativos. Según
información obtenida de la Dirección Nacional del SENAME se encuentran
en tramitación dos procesos criminales por abuso sexual seguidos en contra
de funcionarios del SENAME.
Ciertamente esta materia ha sido una preocupación de las autoridades del
SENAME quienes en noviembre del 2002 fueron claras en señalar que “el
maltrato a los niños y adolescentes se define como cualquier acto
intencional que produce daño físico, psicológico en un niño y que amenaza
su desarrollo normal” y en promover la denuncia de tales conductas.97
Así, desde el año 2001 se han iniciado 36 procesos administrativos, la gran
mayoría referidos a maltratos físicos. Esto implica que hay, en promedio,
1,4 sumarios por Centros.98 Por su parte, durante la investigación
encontramos, también, una querella criminal por la fractura de la nariz de
Adolescentes y Niños: Policía y Centros de Privación de Libertad 41

un interno del COD CTJ por los golpes de un gendarme y la declaración de


un niño, en un expediente judicial, explicando que había dejado el CTD
Pudahuel por los golpes recibidos: “Vengo en forma voluntaria a
presentarme al tribunal con el fin de informar que me fui de la Casa de
Menores de Pudahuel debido a que tuve problemas de relación con dos
funcionarios de trato directo y éstos me golpearon con los puños y pies.
Después de estos hechos nos llevaron al patio, nos quitaron la ropa y la
tiraron para afuera del recinto y nos dieron la posibilidad de que nos
fuéramos abriéndonos la puerta” 99. Finalmente, informaciones de prensa
indican que entre los años 1998 y 2000 habrían sido destituidos 15
funcionarios del SENAME por maltrato a niños.100

vi. Procedimiento para aplicar castigos


No obstante que los castigos descritos no pueden nunca aplicarse, es
relevante señalar que el procedimiento creado para determinarlos no es
respetado. Así, aunque las Reglas de RIAD señalan estándares mínimos en
cuanto a la forma de aplicar los sanciones disciplinarias 101 y los Reglamento
de Casa de Menores y Penitenciario hacen otro tanto, la primera obligación,
consistente en dar a conocer al adolescente cómo funciona el Sistema de
Castigos, no se cumple.

Junto con ello los castigos en el COD no son aplicados por el Comité de
Disciplina sino por un educador con autorización del coordinador de la
casa102, o por un gendarme y no por el Director del Centro, en el caso del
módulo A del CDP SS. En ninguno de los dos recintos se dice de ante mano
el número de días que serán castigados ni se les da oportunidad formal para
reclamar de la sanción. Las razones que en la práctica justifican el castigo,
por su parte, son más que las establecidas en los Reglamentos
respectivos 103. En definitiva, el uso informal del sistema disciplinario
fortalece las posibilidades de su uso arbitrario.

La Regla Nº66 de RIAD104 sobre los fines de las sanciones disciplinarias,


ilustra la distancia de las prácticas nacionales ya descritas respecto de los
estándares internacionales que el Estado ha hecho suyos: “todas las
medidas y procedimientos disciplinarios deberán contribuir a la seguridad y
a una vida comunitaria ordenada y ser compatibles con el respeto de la
dignidad inherente del menor y con el objetivo fundamental del
Adolescentes y Niños: Policía y Centros de Privación de Libertad 42

tratamiento institucional, a saber, infundir un sentimiento de justicia y


respeto por uno mismo y por los derechos fundamentales de toda persona.”

III. Estándares Internacionales


Sin perjuicio de las normas internacionales ya citadas a lo largo del trabajo,
el marco normativo de nuestro análisis lo constituye la Convención sobre
los Derechos del Niño, tratado internacional de derechos humanos vigente
en Chile desde 1990 105. Junto a ella consideramos, también, la normativa
de Naciones Unidas sobre niños infractores que, si bien no es vinculante
para los Estados, sirve para interpretar el contenido y la aplicación de los
principios de la CDN. Las normas de NU son:
- “Reglas Mínimas de las Naciones Unidas para la Administración de la
Justicia de Menores”, 1985 (mencionadas en el informe como Reglas de
Beijing)
- “Reglas de las Naciones Unidas para la Protección de los Menores
Privados de Libertad”, 1991 (mencionadas en el informe como Reglas
de Riad)
- “Directrices de las Naciones Unidas para la Prevención de la
Delincuencia Juvenil”, 1991 (mencionadas en el informe como
Directrices de RIAD)

La norma internacional eje es el artículo 40.1 de la CDN que sintetiza la


orientación y los límites, para los agentes privados y públicos, ante las
infracciones a la ley penal cometidas por un niño. Se entiende por la
comunidad internacional que debe haber un sistema especial de justicia
para adolescentes, se acepta que las infracciones de normas penales
tengan consecuencias para los niños que participaron en ellas. Sin embargo,
dichas consecuencias tienen límites y orientaciones vinculadas al fomento
del sentido de la dignidad y la promoción de la integración del niño. Se
concreta así, en este ámbito, la obligación del Estado de respetar y
106
promover el desarrollo integral del niño.
Adolescentes y Niños: Policía y Centros de Privación de Libertad 43

ANEXO I: GRÁFICOS

Gráfico N° 1: Porcentaje de Niños entregados a sus padres o


guardadores v/s niños que permanecen privados de libertad en 34ª.
Comisaría de Santiago
Fuente: Elaboración propia en base a datos de Oficina de Estadísticas de 34
Comisaría de Santiago

PORCENTAJES DE NIÑOS ENTREGADOS A PADRES Y


GUARDADORES v/s NIÑOS QUE PERMENECEN
PRIVADOS DE LIBERTAD

100

80
porcentajes(%)

68,47%
60 77,64%

40

20
31,53%
22,36%
0
2000 2001

Niños entregados a padres y guardadores Niños privados de libertad

Gráfico N° 2: Causales de Aprehensión de Niños en 34ª. Comisaría de


Santiago
Fuente: Elaboración propia en base a datos de Oficina de Estadísticas de 34
Comisaría de Santiago

APREHENSION 34a COMISARIA DE SANTIAGO

100
90
80 45,65%
porcentajes(%)

49,9%
70 60,31%
60
50
40
30 54,35% 50,1%
20 39,69%
10
0
1998 1999 2000

Niños aprehendidos por protección y faltas Niños aprehendidos por crimen o simple delito
Adolescentes y Niños: Policía y Centros de Privación de Libertad 44

Gráfico Nº 3: Promedio Diario de Niños y Niñas en Recintos de


Gendarmería 1990 – 2001

PROMEDIO DIARIO DE NIÑOS EN CENTROS DE GENDARMERIA 1990 - 2001

700

600 599
556
510 519
500 492

400 403

300
271
237
200

100

0
1990 1991 1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001

Fuente: Servicio Nacional de Menores.

Gráfico Nº 4: Ingreso Anual de Niños y Niñas en Recintos de


Gendarmería 1990 – 2001
Fuente: Servicio Nacional de Menores.

INGRESOS ANUALES DE NIÑOS Y NIÑAS EN RECINTOS DE GENDARMERIA

9000

8000 7891
7000
6547
6000
5346
5000 4979 4959

4000 4008

3000
2459
2000

1000

0
1990 1991 1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001
Adolescentes y Niños: Policía y Centros de Privación de Libertad 45

Gráfico Nº 5: Ingreso Anual de Niños y Niñas a COD 1990 – 2001


Fuente: Servicio Nacional de Menores.

INGRESOS ANUALES A COD DEL PAIS

12000
11063
10000

8647
8000
7793
6736
6000 5931 5864
5126
4768
4000
3967

2000

0
1990 1991 1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001

Gráfico Nº 6: Porcentaje de Niños y Niñas ingresados a COD v/s


ingresados a Recintos de Gendarmería 1990 – 2001

PORCENTAJE DE NIÑOS INGRESADOS A RECINTOS DE GENDARMERIA Y COD

100
90
80
70
porcentaje (%)

60
50
40
30
20
10
0
1990 1991 1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001

Recintos Genchi COD

Fuente: Servicio Nacional de Menores.


Adolescentes y Niños: Policía y Centros de Privación de Libertad 46

ANEXO III: Entrevista a Carlos Peña en Revista Qué Pasa, con relación al
lanzamiento de la investigación
Carlos Peña, decano de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales de la
Universidad Diego Portales
"Se debe castigar a quienes quebrantan la ley, pero
sin convertirlos en víctimas del Estado"
Uno de los responsables del estudio asegura que en Chile se continúan
cometiendo torturas, principalmente sobre quienes están acusados de
delitos y la población penal. Sin embargo, afirma que es más difícil
detectarlas porque afecta a minorías que carecen de visibilidad política.
Gloria Faúndez / Ceina Ibertti

Según el académico Carlos Peña, en democracia las mayores violaciones a


los derechos humanos se dan en el marco de la justicia criminal y las
prácticas policiales preventivas. Lo preocupante, agrega, es que éstas
afectan principalmente a sectores sociales marginales que carecen de
"visibilidad política", por lo que difícilmente son detectadas como un
problema ciudadano mayor y, por lo mismo, tampoco movilizan a las
autoridades para lograr su abolición.

- ¿Qué los motivó a realizar un estudio sobre la tortura en democracia?.


- Este estudio no es una excepción en el trabajo académico de la Facultad
de Derecho de la Universidad Diego Portales, que tiene una tradición en
investigaciones empíricas y en cuestiones relativas a derechos humanos.
Tiene que ver con nuestra convicción de que enseñar derecho e investigar
es una cuestión indisoluble. Una muestra es que investigaciones de esta
índole originaron la reforma del sistema de enjuiciamiento criminal en
Chile.

- ¿Por qué centrarse en el tema de la tortura?.


- La impresión que tenemos es que los derechos humanos no son una
cuestión que sólo cabe enarbolar frente a las dictaduras. Se trata de un
compromiso que los ciudadanos tienen que hacer valer frente a un gobierno
democrático. Lo que ocurre en democracia es que se instituyen formas más
subterráneas, casi clandestinas, de violaciones a los derechos
fundamentales. Si en una dictadura éstas se presentan en la escena
política, en una democracia ocurre algo peor, en el sentido de que es más
difícil detectarlas porque se traslada a las minorías más vulnerables que
carecen de visibilidad política.

- Una de las conclusiones del informe es que los abusos, especialmente


los policiales, disminuyen en las regiones donde está vigente la Reforma
Procesal Penal. ¿El estudio busca legitimar la existencia del sistema
oral?.
- Esa es una manera demasiado unilateral de presentar la reforma, porque
ésta tuvo dos objetivos. Por una parte, contribuir a una mayor eficiencia en
el castigo de la criminalidad y, por otra, proveer en ese castigo un mayor
estándar por el respeto de los derechos fundamentales. Más que ver en este
estudio una defensa a ultranza del nuevo sistema, este es un intento por
recordar a quienes aprobaron esa reforma -a la cual nosotros contribuimos
muy decisivamente- que ésta no puede ser usada como una promesa
ilimitada de seguridad ciudadana, sino recordar que tras ese cambio
Adolescentes y Niños: Policía y Centros de Privación de Libertad 47

subyace también el compromiso de que en la persecución de la


criminalidad, no se iban a sacrificar los derechos fundamentales.

- Si bien esta es una investigación exploratoria, ¿los datos arrojados


permiten afirmar que en Chile existe tortura?.
- Por supuesto, desde luego que sí. Existe tortura, maltratos crueles,
inhumanos y degradantes a las personas que son sindicadas de delito.
También en la población carcelaria, a la que se hace sujeto pasivo no sólo
de la pena decretada por el magistrado, sino que además de penas
adicionales, como un maltrato cotidiano. A veces ese maltrato lo tendemos
a aceptar como el costo necesario que significa la seguridad pública, pero
me parece que allí hay algo de perverso. El desafío de una sociedad
democrática es castigar a quienes quebrantan la ley, pero sin convertirlos
en víctimas del Estado.

- En el pasado reciente la palabra tortura ha tenido una connotación


muy cruda. ¿Es una golpiza policial una tortura?.
- Desde el punto de vista de los estándares internacionales se prohíbe la
tortura, los tratos crueles, inhumanos y degradantes. Lo que ocurre es que
estamos acostumbrados a llamar tortura a la coerción dramática sobre el
cuerpo con fines políticos. Si esa persona que es objeto de eso es un
miembro de la elite o con redes sociales, nos escandaliza hasta causarnos
repugnancia. Hacer eso mismo con un muchacho de 17 años que cometió un
robo, extrañamente no parece causarnos la misma repugnancia, pero el
compromiso de un Estado democrático es que la dignidad está repartida por
igual en todos los estratos.

- Hay quienes señalan que estos estudios pueden inhibir la acción


policial preventiva...

- Este tipo de denuncias puede acabar inhibiendo a los funcionarios


policiales en labores de control policial, pero el costo de no hacer eso es
peor que esa inhibición. La dignidad de un Estado democrático radica en
defender los derechos de las personas, incluso de aquellos que han violado
la ley. Si alguien dice que ése es un objetivo inalcanzable, lo que está
diciendo es que la promesa de un Estado de derecho y la democracia es un
mito.

- ¿Cuáles son las formas más recurrentes de tortura?.


- La evidencia muestra que a nivel de niños y jóvenes, hay privaciones de
libertad sin cargos previos. En el 70 % de las detenciones de jóvenes y niños
acaban siendo liberados sin cargo alguno. Así se confiesa que se los privó de
libertad sin motivo y eso me parece escandaloso. Se trata de jóvenes que
además son golpeados, son expuestos a motines, a muertes violentas, a
abusos de las más diversa índole. Son también víctimas del Estado, en esta
casi forma cultural de violación a los derechos fundamentales, quienes han
sido condenados y están en las cárceles. Que reciban castigos arbitrarios,
vivan en condiciones de hacinamientos indignos y su vida cotidiana parezca
más la de una bestia, es inadmisible.

- Pero estas conductas son más bien aisladas...

- No, no son conductas aisladas. Cuando en una institución pública se


pueden constatar pautas permanentes de trasgresión a los derechos
fundamentales, es natural que usted haga valer la responsabilidad política
Adolescentes y Niños: Policía y Centros de Privación de Libertad 48

de quien maneja la institución del caso. Temo, sin embargo, que tiendan a
presentarse como hechos delictuales.

- El estudio fue enviado a las autoridades competentes. ¿Cómo ha sido


su reacción?.
- He visto una abierta disposición a discutir los resultados del estudio,
aunque al mismo tiempo tengo la impresión de que estas personas piensan,
a veces, que discutir los resultados del estudio consiste en refutar la
metodología, en vez de hacerse cargo de un requerimiento que en tanto
autoridades públicas, tienen el deber de responder.

- ¿Qué es lo esperable, entonces?.


- Es bueno recordar a quienes ejercen cargos públicos que en ellos está
depositada la fe pública y deben rendir cuenta. Ello no es defenderse con
estrategias de abogado litigante, porque no lo son, ni tampoco con argucias
de metodólogos, porque no tienen título para ello, sino que actúen como lo
que son, funcionarios públicos en los que la ciudadanía ha puesto la fe
pública, y que deben hacerse cargo de esta realidad.

- ¿Cómo?.
- Adoptando medidas para que estas cosas no sigan ocurriendo o se
disminuya su potencia. En vez de indignarse por este tipo de
investigaciones, debieran hacerse cargo de ellas y responder a cuestiones
que son reales.

- Dados los escasos recursos fiscales, resulta previsible que la sociedad


civil exija destinarlos más bien a políticas sociales que a beneficios a los
reclusos...

- No estoy tan seguro de esas frases que apelan a las necesidades de la


gente o de la sociedad civil en globo. Diría que hay gente y gente. Si le
preguntara a los jóvenes pobres de las poblaciones marginales de Santiago
si estos temas le son indiferentes, le aseguro que la respuesta sería que no.
Lo que pasa es que esos jóvenes pobres son política y socialmente
invisibles.

- ¿Existen parámetros internacionales en esta materia que permitan


determinar en qué posición se encuentra Chile?.
- Desgraciadamente no existe ese tipo de datos. La observación indica que
la diferencia entre los Estados no radica tanto en la frecuencia con que
ocurren este tipo de problemas, sino en cuán concientes están los sistemas
democráticos en este residuo de dolor que efectivamente portan. Se ha
avanzado muchísimo y sería injusto decir que en este gobierno se violan los
derechos de manera general. Más bien lo que hay que decir es que en este
gobierno, como el Estado en Chile desde su misma constitución, hay un
residuo de dolor y de discriminación del cual la sociedad debiera hacerse
cargo, si es que creemos en los derechos fundamentales.

- Inglaterra autorizó la extradición de Pinochet a España por un caso


similar a los muchos de los presentados en el estudio. ¿Es posible que el
gobierno chileno sea denunciado invocando la Convención contra la
Tortura?
- Las diferencias son radicalmente distintas, porque en el caso de Pinochet
me parece que la imputación que se le hizo fue el resultado de un juicio
político global sobre un proceso histórico, más que un juicio jurídico de un
Adolescentes y Niños: Policía y Centros de Privación de Libertad 49

caso particular. Diría que se trata de situaciones inconmensurables, pero


resulta injusto comparar nuestra democracia por el parámetro de aquello
que ocurrió en dictadura. La democracia se mide consigo misma.

NOTAS

1
Se ha anunciado públicamente el pronto envío a trámite legislativo del
Proyecto de ley de Responsabilidad de Adolescentes Juvenil por
Infracciones a la ley penal.
2
Vea en este documento el apartado sobre Estándares Internacionales
3
El Comité mostró su decepción porque Chile no ha realizado ninguna de
las recomendaciones que él efectuó en la reunión que en 1994 sostuvo con
nuestro país. 29th. Session of the Committee on the Rights of the Child, 23
de Enero del 2002
4
Los entrevistados fueron 800 jóvenes entre 14 y 17 años en Santiago,
todos ellos escolarizados de Enseñanza Media. La Voz de los Adolescentes:
Percepciones sobre seguridad y violencia en Buenos Aires, Montevideo y
Santiago de Chile, UNICEF, agosto 2001.
5
RIEGO y TSUKAME. s/f, Estudio de circuito de atención a niños y
adolescentes vinculados al sistema de justicia.
6
El 11 de Diciembre del 2001 funcionarios de investigaciones dispararon a
un joven de 17 años dejándolo parapléjico. La versión oficial indica que
luego de amenazar con un arma de fuego a los funcionarios escapó y
durante la huida, el detective disparó al joven por la espalda. Vecinos del
sector aseguran que los disparos fueron por la espalda. Contradice la
versión del enfrentamiento que el arma hay sido encontrada en un techo
en operativos posteriores. Las Últimas Noticias, 11 de Diciembre del 2001.
También caso de Alex L. B., sucedido en 1999 y por el cual se presentó
querella en el 6° Juzgado del Crimen de San Miguel.
7
Durante 1999, en San Antonio, dos carabineros luego de detener por
ebriedad a un joven de 17 años lo llevaron a un lugar apartado, le
golpearon la cabeza causándole la muerte y lo abandonaron en las dunas
con la cabeza semienterrada en la arena. Actualmente se encuentran
acusados de homicidio simple en el 2° Juzgado de Letras de San Antonio,
rol 40.754-M.
8
En el estudio se entrevistaron 160 adolescentes de 16 o 17 años, 121 de
los cuales se encontraban privados de libertad en el COD CTJ y 39 en el
módulo A del CDP SS.. JIMÉNEZ, M. Angélica (2000), Adolescentes Privados
de Libertad y Justicia de Menores, Universidad Diego Portales, Santiago.
9
JIMÉNEZ, M.A. (2000), Nota 8
10
Artículo 37 a) CDN en relación con el artículo 4 de la CDN. También
Regla Nº 7 Riad y Directriz 62 de RIAD.
11
Se refiere a la policía de menores.
12
CILLERO, Miguel y EGENAU, Paulo (1991), Administración de Justicia
Juvenil y Daño Psicosocial”, Trabajo presentado en el II Seminario
Latinoamericano de los Derechos del Niño, septiembre de 1991, Santiago
de Chile, p. 9.
13
Fuente propia en base a datos entregados por Oficina de Estadísticas de
la 34ª Comisaría de Menores de Santiago.
14
Artículo 15 a) de la Ley de Menores, nº 16.618.
Adolescentes y Niños: Policía y Centros de Privación de Libertad 50

15
Artículo 16 Ley Menores.
16
Fuente: Oficina de Estadísticas de la 34ª Comisaría de Menores de
Santiago. Los porcentajes son elaborados por los informantes.
17
Fuente: Oficina de Estadísticas de la 34ª Comisaría de Menores de
Santiago. Los porcentajes son elaborados por los informantes.
18
Artículo 37 b) CDN
19
Fuente: Estadísticas Oficina Diagnóstico del COD Comunidad Tiempo
Joven.
20
Artículo 37 b) CDN
21
Regla Nº 10.2 de Beijing
22
Regla Nº20 de Beijing
23
Se conoce como red SENAME el conjunto de instituciones que prestan
servicios a menores de edad. En esta red están los Centros de
Rehabilitación Conductual (CERECO), los Centros de Observación y
Diagnóstico (COD), los Centros de Tránsito y Distribución (CTD), las
secciones de Gendarmería de Chile, los Centros de Rehabilitación
Residencial y Diurna, los Programas de Libertad Vigilada.
24
Al respecto es elocuente el inciso segundo del artículo 32 de la Ley de
Menores: “aunque se llegue a la conclusión de que el hecho no se ha
cometido o que al menor no le ha cabido participación alguna en él, el juez
podrá aplicarle las medidas de protección que contempla esta ley, siempre
que el menor se encontrare en peligro material o moral”.
25
En Carabineros está a cargo del Departamento de Asesoría Técnica y otro
tanto ocurre en Investigaciones.
26
JIMÉNEZ (2000), Ob. Cit. Nota 8, p. 73
27
Causa rol n° 118.832 de 25 Junio de 1996. A fin de evitar confusiones,
reiteramos que en estos antecedentes no se investiga la efectividad del
denuncio, de ahí el énfasis que ponemos en la reacción judicial.
28
Sentencia 5 de Diciembre del 2001, causa rol 6300-2001. En el mismo
sentido causa rol 6299-2001 de la misma Corte de Apelaciones
29
Artículos 37 y 40 CDN
30
Son niños vulnerados en sus derechos, por ejemplo, aquellos que sufren
maltrato o son abandonados por sus padres o no pueden vivir con sus
padres o asistir al colegio
31
La separación de vías buscan institucionalizar respuestas diferentes para
los niños infractores y los vulnerados en sus derechos.
32
Artículos 15 y 16 Ley de Menores
33
Artículo 37 CDN letras b), c) y d)
34
Artículo 37 c) CDN
35
Artículo 37 c) CDN y Reglas N° 29 de RIAD y N° 26.3 de Beijing.
36
Centro de Observación y Diagnóstico es un tipo de la denominación
genérica Casa de Menores. En estos lugares es privado de libertad un niño
inculpado de un crimen o simple delito, mientras dura el discernimiento o
en espera que el juez decida sobre su situación.
37
Centro de Tránsito y Distribución es otro tipo de la denominación
genérica de Casa de Menores. Allí se atenderá a los menores que requieran
de diagnóstico, asistencia y protección, mientras se adopta una medida
que diga relación con ellos.
38
El artículo 51 de la Ley de Menores es el que define las casas de menores
y sus finalidades.
39
Esta situación ocurría a pesar que antes de 1994 ya existían Centros
especiales para menores de edad.
Adolescentes y Niños: Policía y Centros de Privación de Libertad 51

40
Las Torres 3 y 4 del CDP de Puente Alto comenzaron a funcionar como
sección para menores a principio de la década de los ochenta. Al crearse
el COD Tiempo Joven se cerró la Torre 3.
Sin embargo, la Torre 4 permaneció en funcionamiento permitiendo un
intenso contacto entre menores procesados y adultos hasta octubre de
1997 cuando problemas de motines reiterados obligaron a Gendarmería al
traslado progresivo a la recién inaugurada sección de módulos de la ex-
Penitenciaría.
41
Los Decretos Supremos del Ministerio de Justicia, publicados el 27 de
Febrero del 2002 con números correlativos por región desde el 67 al 79,
establecieron los Centros donde se puede privar a un niño durante el
examen de discernimiento, sea COD o Recinto de Gendarmería de Chile.
42
La VI Región y la XII Región no tienen ni COD ni recinto de Adulto
autorizado para privar de libertad a una niña durante el discernimiento.
43
Fuente: Dirección Nacional del SENAME
44
Ibid
45
Ibid
46
La cifra se obtiene de la comparación de los años 1994 y 2001. Fuente:
estadísticas propias elaboradas con los datos proporcionados por la
Dirección Nacional del SENAME
47
Fuente: Estadísticas propias elaboradas con los datos proporcionados por
la Dirección Nacional del SENAME
48
CILLERO y EGENAU (1991), Nota 12
49
Los porcentajes de los últimos 5 años para estas regiones han sido los
siguientes: en 1997 el 45,1%; en 1998 el 44,8%; en 1999 el 47,3%; en 2000
el 49,3 y el 2001 el 55,19%. Fuente: estadísticas propias elaboradas con los
datos proporcionados por la Dirección Nacional del SENAME
50
Vea Decretos Nos. 68 a 79 del Ministerio de Justicia, publicados en el
Diario Oficial el 27 de Febrero del 2002
51
Fuente: www.SENAME.cl
52
Country Reports on Human Rigths Practices- 2001, dado a conocer el 4 de
Marzo del 2002.
53
La presencia de niños en cárceles de adultos es, no obstante, una
preocupante realidad del sistema norteamericano como puede observarse
en el documento oficial “Juveniles in adults prisions and jails. A nacional
Assement”, Informe del Bureau of Justice Assistance, Octubre 2000
Corte de Apelaciones de Santiago, 17 de septiembre del 2002, Recurso
54

de Amparo a favor de los menores José Adolfo Pereira Toledo, Abel


Campos Campos, Cristian Acuña Hernández, Cipriano Rodríguez Muñoz y
Hernán Zulueta Sánchez en contra de Gendarmería de Chile. Rol N°
53.423-2002. Dictada por los Ministros señores Lamberto Cisternas Rocha,
Raúl Rocha Pérez y Sergio Muñoz Gajardo
55
Respecto de los problemas de abuso sexual entre menores puede
consultarse “Conductas Desviadas, Estudio del Homosexualismo Situacional
Entre Adolescentes Infractores de Ley”. Nicolás Gómez Núñez, En Revista
de Ciencia Penitenciaria y de Derecho Penal nº22, Diciembre 1996.
56
Fuente: Estadísticas Oficina Diagnóstico COD Comunidad Tiempo Joven
57
Vea capítulo de este informe llamado “Detenciones sin control judicial”
58
Vea Decretos Nos. 68 a 79 del Ministerio de Justicia, publicados en el
Diario Oficial el 27 de Febrero del 2002
59
Esto implica no sólo las veces que el niño ha estado en un COD, sino
también contabiliza si el niño se ha ingreso a un sistema de protección o de
rehabilitación aunque sea voluntario.
Adolescentes y Niños: Policía y Centros de Privación de Libertad 52

60
En este mismo sentido estudio de RIEGO y TSUKAME, citado en nota 5
señaló que “la determinación del compromiso (delictual) aparece ligada
preferentemente al mantenimiento del orden y la disciplina de los centros,
en una disposición que privilegia el mantener bajo control a la población
por la vía de la segregación. En este sentido si bien se invocan criterios
relativos a la contaminación de primerizos, pareciera que, en el fondo, el
criterio clasificatorio basado en el compromiso, más que entregar
elementos al tratamiento de los menores, funciona como criterio de
castigo de conductas disruptivas o de reincidencia delictual.”
61
Ver en este Informe “Traslados” y “Castigos”
62
Fuente: Estadísticas Oficina Diagnóstico COD Comunidad Tiempo Joven
63
El Mercurio, 30 de Mayo del 2000.
64
El último incendio en este tipo de recintos se produjo el 16 de Marzo del
2002 en el Centro de Cumplimiento Penitenciario de San Antonio,
quedando heridos dos adolescentes.
65
Esta declaración fue la reacción de UNICEF frente al incendio producido
en el CTD Alborada. La Tercera, 14 de Julio de 1999
66
La Tercera, 2 de Enero de 1989
67
La Tercera, 3 de Enero de 1989
68
Según informaciones de prensa la noche del incendio había 241 niños. Las
Últimas Noticias, 2 de Enero de 1989
69
El Mercurio, 3 de Enero de 1989
70
La Tercera 23 de Octubre de 1993.
71
De los niños muertos 4 tenían 17 años, 2 tenían 16, uno 14 y otro 12
años. Entre ellos dos estaban privados de libertad esperando que se
decretara una medida de protección en su favor. Además, en este incendio
hubo 17 heridos, siete de ellos graves. La Tercera 1/2/1994
72
El Alcaide del Centro fue llamado a retiro. La Tercera 2/2/1994
73
Uno de los adolescentes tenía quince años estaba privado de libertad por
un hurto y por su edad esperaba que se dictara una medida de protección;
otro tenía 16 años y estaba esperando que el Juez del Crimen determinará
si quedaba en libertad por falta de méritos o se pedía examen de
discernimiento; el tercero había sido detenido por porte ilegal de arma de
fuego. Todos los delitos hubieren merecido muy probablemente una pena
de 61 días
74
Américo J. quien murió, se encontraba preso por causa seguida ante el
Tercer Juzgado del Crimen de Viña del Mar, rol N° 23.409; Roberto C.C.,
cuyo diagnóstico definitivo estaba aún pendiente en Marzo del 2002, se
encontraba preso por causa ante el Tercer Juzgado de Viña del Mar, rol N°
27776.
75
Regla Nº65 de Beijing.
76
Perímetro resguardado por vigilantes armados, cuyo traspaso por los
internos autoriza a abrir fuego contra ellos.
77
La primera se refería al lugar de privación de libertad, ver en este
Informe “Separación de adultos”.
78
Artículo 65 del Reglamento Penitenciario, a. 56 y Regla N° 60 de RIAD.
79
Decreto Supremo 730 del Ministerio de Justicia, publicado en el Diario
Oficial el 3 de Diciembre de 1996.
80
Artículo 83 nº5
81
En los COD se permite a la familia ir al día siguiente con una visita
autorizada; sin embargo, generalmente esta posibilidad no se usa porque
el dinero que tenía la familia para ir al Centro de reclusión se gastó el día
de la visita frustrada.
Adolescentes y Niños: Policía y Centros de Privación de Libertad 53

82
Esto ocurre en módulo A del CDP SS y en COD CTJ, en Santiago. También
ocurre en algunas cárceles regionales de adultos.
83
Una vez pedida la libertad provisional, el tribunal tiene 24 horas para
resolver y debe notificar personalmente al preso. Esto generalmente se
hace en el Tribunal, aun cuando la ley faculta a realizarlo en el lugar de
privación de libertad.
84
Carlos B.C., procesado.
Fallo de Corte de Apelaciones de Santiago citado en Nota 54
85
86
Regla Nº63 de RIAD.
87
Regla Nº64 de RIAD
88
artículo 37 a) CDN
89
“Niños Marcados”, Reportaje del programa Informe Especial, de TVN, a
cargo de la periodista Paulina de Allende-Salazar, del 29 de enero de 1998
90
Vid. p.ej. Revista Qué Pasa, 20 de mayo de 1995, Diario El Siglo,
Reportajes Televisivos.
91
Informe del relator especial Sr. Nigel Rodley presentado con arreglo a la
resolución 1995/37 de la Comisión de Derechos Humanos.
92
Esta cifra no incluye los incomunicados, los homosexuales y los adultos.
Fuente: Oficina de Tratamiento COD CTJ.
93
Ver en este Informe “Régimen de visitas.”
94
Estos hechos provocaron el inicio de un sumario interno en el SENAME. El
Mercurio, 21 de Septiembre del 2000.
95
Fallo de Corte de Apelaciones de Santiago citado en Nota 54
96
Causa seguida ante el 11º Juzgado del Crimen de Santiago, rol 3127-PL.
97
Oficio Circular 1010, de 9 de Noviembre del 2000, SENAME, Instruye
sobre procedimiento para ser aplicado en caso de maltrato en Centros de
Administración Directa.
98
De los 36 sumarios, 29 se encuentran en curso, 4 fueron sobreseídos y en
3 se aplicaron medidas disciplinarias. Carta de Delia Del Gatto Reyes,
Directora Nacional del SENAME a los informantes.
99
Juicio seguido ante el Primer Juzgado de Menores de San Miguel.
100
El Mercurio, 1 de Enero del 2000.
101
Reglas 68 a 70 de RIAD
102
El artículo 74 señala que el Comité de Disciplina estará integrado “por
el jefe técnico y un sicólogo y otro profesional del Centro designados por
Director” y el 83 que él debe aplicar los castigos.
103
Entre aquello que es sancionado, en la práctica observada por los
autores, podemos mencionar: reírse en la cuenta (mientras son contados),
provocar desorden en el taller, piropear a una funcionaria.
104
El artículo 79 del Reglamento de Casas de Menores contiene una norma
muy similar a esta regla.
105
La Convención Sobre los Derechos del Niño fue publicada en el Diario
Oficial el 27 de Septiembre de 1990.
106
El artículo 40.1 de la CDN señala: “Los Estados Partes reconocen el
derecho de todo niño de quien se alegue que ha infringido leyes penales o
a quien se acuse o declare culpable de haber infringido esas leyes a ser
tratado de manera acorde con el fomento de su sentido de la dignidad y el
valor, que fortalezca el respeto del niño por los derechos humanos y las
libertades fundamentales de terceros y en la que se tenga en cuenta la
edad del niño y la importancia de promover la reintegración del niño y de
que éste asuma una función constructiva en la sociedad.”

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