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CRISTIANISMO FRENTE A LA HOMOSEXUALIDAD

La ley de Dios es inmutable, invariable, inclaudicable. Dios es el mismo ayer, hoy y siempre. La ley de los hombres cambia: Geogrficamente porque cada pas tiene sus propias leyes. Hay delitos en ciertos pases que no lo son en otros; En el tiempo: muchos de los delitos de hoy, no lo eran en el pasado; Tambin cambian de acuerdo a la cultura, la idiosincrasia, las inclinaciones religiosas o polticas, o por circunstancias de poder como las leyes impuestas por un dictador. Hubo una vez en la que los pueblos cristianos basaban sus leyes en la ley de Dios porque haba temor de Dios

(valga la redundancia). Hoy da el cristianismo es opinin, manera de pensar, concepto, opcin, etc. Hasta a los mismos evangelizadores se les oye decir (equivocadamente, por cierto) que el cristianismo es un estilo de vida. Dios es la vida misma: Jess dijo: yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por m. (Juan 14:6). A lo que Dios determin clara y radicalmente para diferenciar al hombre y a la mujer, actualmente se le llama preferencia sexual. La identidad de gnero, dada de manera divina en la creacin, ahora no se basa en lo que SOY, en lo que Dios hizo de m, sino en lo que DESEO SER. Y ese deseo, nace de una aberracin, de un comportamiento sexual que la sociedad ha tenido siempre como una disfuncin, trmino usado por la ciencia de la medicina y que segn las sagradas escrituras es pecado a los ojos de Dios. Pero que ahora en nuestra equivocada sociedad moderna, es normal. Porque lo dicen las leyes de los hombres. La homosexualidad y dems disfunciones sexuales se convirtieron en temas manejados en el escenario de los derechos del individuo y dejaron de ser aberracin y pecado.

La ciencia ha confirmado en estudios recientes que el origen de la homosexualidad no es gentico. Es ambiental. Y adems es susceptible a la cura. Nuestro deber como cristianos es, primeramente, ser fieles a las sagradas escrituras. Nuestra actitud, frente a la homosexualidad y los individuos que la practican, no puede ser otra que la del llamado al arrepentimiento, a la separacin del pecado, a la bsqueda de nuestro Seor Jesucristo. Sin concesiones, sin excepciones. Cesar Augusto ngel Marzo 14 de 2014 Puede hacer uso del presente artculo. Tmese la molestia de dar los crditos al autor y la pgina. Gracias

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