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TERTULIA DEL 23 DE OCTUBRE DE 2009 EN CASA DE LOLA PETIT,

por Diana Isabel Toral.

Nos reunimos;

- Lola Petit
- Maria
- José Ignacio
- Alicia (amiga de Lola)
- Maria (amiga de Lola)
- Luis
- Diana Isabel

En la última tertulia del mes de octubre, nuestra coordinadora, Lola Petit, nos deleitó
con una Performance, género del que desde hace algún tiempo ella estaba alejada, pero
(afortunadamente para nosotros) que ha vuelto a retomar recientemente.

Si contara en que consistió esta performance, dejaría una obra de arte sin alma y esa no
es mi intención. Simplemente me limitaré en estas líneas a narrar ese después, el del
regusto último, el del sentir y el pensar que se inician al final, porque… ¿cuándo acaba
una performance?... cuando el artista acaba, cuando uno se va a casa, cuando el
espectador se dedica a otra cosa...

Empezamos con las preguntas que emanan de una acción tan rica y jugosa. Permitidme
que por una vez me “moje” y diga lo que quiera. Y me criticáis lo que consideréis.

En esta ocasión las lecturas se suspendieron por falta de personal y confirmación. Otros
asistimos precisamente por la confirmación previa que nos hizo sentirnos obligados a
venir. Este es un pequeño dilema que aún sigue rondando por mi cabecita, si nos
ponemos las “ataduras” o nos las ponen. El caso es que la actuación empezó y todos
calladitos…

(…)

Cuando acabó ya estábamos todos dentro. Porque habíamos entrado o ¿nos habían
metido? Papel, cuerda y salsa de tomate, cada uno cogió como pudo y de lo que quiso,
que había para todos… sin saber si participábamos o nos hacían participar.

A lo que vamos: que nos quedaron astillitas por el cuerpo, de esas que hay que aclarar
pero que a veces no se consigue del todo. Unas sí, y tanto, que terminan por desaparecer
pero otras. . . . . Y me sigo preguntando, ¿que se dejó Lola en las trenzas cortadas? …
nuestra infancia, la feminidad.

Y, cuando salimos de las cuerdas que nos atan, del papel que nos cubre, ¿qué somos? …
mejores que antes, más maduros. ¿Hemos roto nosotros algunas cadenas?, ¿Somos
libres?, ¿Nos hemos liberado? ¿podemos ser liberados? Si la liberación de algo se
produjera, ¿sería para siempre o… para meternos en otras cuerdas y papeles diferentes?.
Y a todo esto, ¿cuándo empezamos a ser verdaderamente libres, si es que en algún
momento de nuestra existencia llegamos a lograrlo? Lola defiende que la libertad se
encuentra en el amor, pero ¿en cuál? Si uno de nosotros se libera, ¿nos libera a los
demás?, ¿nos salva del proceso tortuoso de romper cuerdas y papeles? y ¿de qué nos
libera?

Entonces vamos adentro, a lo íntimo de nosotros mismos, a las creencias… a eso de


bucear en lo confuso y le pones el nombre que tu quieras porque eso también vale,
porque vale todo, ¿no?

¿Cómo crecemos?, con la acción violenta que se produce al soltarse de algo que nos
retiene e impide desarrollarnos, a pasitos largos, cortos, crecer… ¿siempre nos provoca
dolor? Vivimos enganchados a una tibia y constante felicidad o no, con un poco de
todo, que de todo hay. Y al final, ¿siempre crecemos? Cambiamos, dejamos la
infancia… o la guardamos como un refugio. Será que es mejor hacerse mayor que
quedarse anclado en ella… ¿podemos elegir? Será que la vida viene impregnada del
destierro de ella y de la resignación de entrar en lo adulto irremediablemente. Puede que
asumir ambas etapas sea lo que nos completa como seres conscientes. O no.

¿Realmente cambiamos? ¿las rutinas, los estilos de vida? Pienso que pocas o las justas y
que cada cambio desemboca en otra tiranía distinta y tan dañina… y es que, ¡siempre se
cambia a mejor!

Y seguimos siendo “esclavos” de conceptos, normas, costumbres, hasta de otras


personas… ¿alguna vez dejamos de estar “atados”?

Seguro que me dejo preguntas pendientes y puede que este texto no esté a la altura de la
brillante performance que Lola nos dedicó. Quería pellizcaros, lo justo para despertar
vuestra curiosidad.

Después de estas reflexiones seguimos hablando hasta casi las cuatro… centrada la
mente y el alma, con el cuerpo algo derrotado… con urgencia de descanso en esa
preciosa madrugada…

Pero me sigo preguntando si la desnudez refleja la verdadera libertad o si (es sólo un


espejismo y) el cuerpo nos impone su propia tiranía.

Un abrazo a todos.

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