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del mar
15 pescadores han fallecido en aguas gallegas durante los
dos primeros meses del año. La trágica cifra, que ya
supera el número de víctimas de todo el año 2007, ha
reabierto el debate en torno a los equipos de salvamento,
los insuficientes medios a bordo en caso de naufragio y
las presiones de los empresarios por salir a faenar incluso
con malas condiciones meteorológicas. Los marineros,
quienes luchan contra tempestades y jornadas de trabajo a
veces maratonianas, son unánimes: “Si no se sale, no se
gana”.
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Un reportaje de J.C. Barrado ✆ 605 739 877 ✉ barrado.nba@gmail.com
Fotografías de Lucas García ‘Garra’ ✆ 665 932 952 ✉ lugarra@gmail.com
© Prohibida la reproducción total o parcial del reportaje o las fotografías sin el permiso de los autores.
José Manuel Parada Argibay, contramaestre del buque, es uno de los tres
marineros que hoy pueden relatarlo tras pasar casi cinco horas tratando de
mantenerse a flote entre el temporal, el agotamiento, los temblores y la
frustración de ir viendo morir a sus compañeros esperando a los equipos de
salvamento. “Era angustioso escuchar los alaridos de impotencia y dolor de
todos nosotros”. Este joven, natural de Palmeira (A Coruña), lleva 18 años
en la mar, y como tantos otros gallegos, ha sufrido el drama de los
pescadores en primera persona. Su padre murió en la mercante después de
que un ancla le cayera encima en Montevideo, y ha vivido de cerca el
fallecimiento de amigos y familiares. “Es una lotería fatídica e inevitable,
por mucho que se quiera mejorar”, se resigna. “La Madre Naturaleza dicta
quién vuelve a puerto y quién no”.
A pie de puerto, los que se juegan la vida en la mar para llevar un sueldo a
tierra coinciden en lo mismo: si no se sale, no se gana. A día de hoy, no
existe ninguna ley que prohiba salir a faenar en condiciones
meteorológicas adversas, y aunque es el patrón de la embarcación quien
tiene la última palabra, éste suele estar a su vez presionado por el armador,
propietario del barco. “El dinero suele ser la trampa”, reconoce José Manuel
Parada Argibay. “Hay mal tiempo, pero tienes que salir o buscarte la vida en
otro sitio”. Para Manolo Maneiro, patrón mayor de la Cofradía do Pobra do
Caramiñal, parte de la solución pasaría por poner “precios estándar” al
pescado. “El problema está en la necesidad de verte obligado a salir sea
como sea”, sostiene. “Cuando hay mala mar, el pescado es más caro y ahí
está precisamente el peligro”. Maneiro, de 36 años, señala además que en el
mundo de la mar no existen prohibiciones de ningún tipo y que se peca de
exceso de confianza. “Creemos que tenemos submarinos”, afirma el
marinero, natural de Ribeiriña y procedente de una familia de pescadores.
“Le pasó al Titanic, y ningún barco está a salvo”.