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Nunca es tarde para un milagro

Por Marcos Witt

Juan capitulo 11 habla de una familia hermosa que Jesús


había visitado varias veces la cual se había convertido en
su amiga. En esta familia, había un hombre que se llamaba
Lázaro el cual se enfermó y murió. Sin embargo, dice la
Biblia que mientras Lázaro estaba enfermo, sus hermanas
mandaron a llamar a Jesús diciendo “aquel que tú amas
está enfermo”. En otras palabras, Lázaro era un buen
amigo de Jesús y no hay mejor amigo que podamos tener
usted y yo que nuestro Señor Jesucristo porque cuando
usted se encuentra en apuros, enfermo o necesitado, usted
puede clamarle a su amigo Jesucristo y El le va a responder.
Jesucristo es un amigo fiel y poderoso. Todos necesitamos
un amigo poderoso. El puede con cualquiera de nuestras
necesidades.

María y Marta le dijeron, “Señor, tu amigo está enfermo” y


la actitud de Jesús fue prácticamente decir, “mándenmelo a
saludar”. Jesús, no fue a orar por su amigo de inmediato
sino que esperó dos días más. Sus discípulos, extrañados,
pudieron haber pensado, “¿por qué no vamos
inmediatamente?” pero Jesús respondió, “esta enfermedad
no es para muerte, sino para la gloria de Dios, para que el
Hijo de Dios sea glorificado por ella”. En otras palabras, el
Señor estaba diciendo “Dios tiene sus propósitos”. Cuando
Jesús y sus discípulos llegaron a donde estaba Lázaro, ya
habían hecho funeral, ya lo habían enterrado y hasta
habían puesto la piedra para tapar su tumba. Las hermanas
de Lázaro dijeron, “Señor, si hubieras llegado mas
temprano, mi hermano no hubiera muerto”. Y el Señor
respondió, “lo que tú no sabes es que yo soy la resurrección
y la vida. La gente, aunque este muerta, si cree en mi
vivirá”. Jesús no dijo, “yo tengo resurrección y vida”; El dijo
“yo soy resurrección y vida”. Cuando Jesús llega a un lugar,
ahí llega resurrección y llega vida. Cuando usted lo tiene a
El, El es su resurrección, El es su vida. ¡El nos da vida en
medio de nuestra muerte!

Todos y cada uno de nosotros tenemos desafíos,


problemas, angustias, enfermedades, persecuciones,
dudas, inquietudes, y algunos de nosotros tenemos todo el
paquete de todo lo que acabo de nombrar. Sin embargo, si
usted tiene una necesidad, usted es candidato para un
milagro de parte de Dios; un milagro solamente viene
cuando hay necesidad. En lugar de lamentarse porque tiene
problemas, mírese al espejo, sonría y diga “¡qué bueno que
traigo algunos problemas, porque eso me hace a mi un
candidato para recibir un milagro de parte de Dios!”

Le voy a hacer 5 poderosas declaraciones que pueden


cambiar su vida y ayudarle a crecer en su fe:

1. Dios se especializa en lo imposible, en aquello que el


mundo y el hombre piensa que es imposible. Si usted
piensa que los problemas con su matrimonio, sus deudas,
su enfermedad, sus hijos o su familia ya no tienen
respuesta, Dios es un especialista para arreglar ese
problema. Dios se especializa en hacer milagros para
cualquiera de aquellos que confiemos en El. Dios es un Dios
de lo imposible, de los “casos perdidos”. La Biblia declara
que lo que es imposible para los hombres, es posible para
Dios. De hecho, le quiero declarar que mientras más grande
es su problema, más grande será su milagro. Jesús se
esperó un par de días para ir a ver a Lázaro y les explicó a
sus discípulos “es que esto que va a pasar con Lázaro, va a
ser para la gloria de Dios”. Yo me imagino a los discípulos
diciendo, “si se muere Lázaro, ¿cómo va a ser eso para la
gloria de Dios?” Es que Jesús podía ver cuando Lázaro iba a
salir de la tumba, los discípulos no lo podían ver. Pídale a
Dios que le dé ojos de fe para ver cuando su situación va a
mejorar, vea con los ojos de su espíritu. ¡Dios toma las
cosas que parecen ser imposibles y las arregla! ¡Créalo! Al
que cree – dice la palabra – todo le es posible.

2. Dios tiene su tiempo. Dios no esta limitado a nuestro


calendario, ni a nuestro horario. Muchas veces queremos
decirle a Dios cuando es que necesitamos el milagro.
¿Quién entendería que Jesús se iba a esperar unos cuantos
días más para que Lázaro muriese y lo enterrasen? ¿Quién
entiende el calendario de Dios? Solo tenemos que seguir
creyendo y teniendo paciencia. Estése tranquilo y deje que
Dios pelee sus batallas. El puede pelearlas mucho mejor
que usted y que yo. Declara el escritor en Hebreos 6, que
con fe y con paciencia obtendremos las promesas de Dios.
No sea usted como la señora aquella que estaba orando
una tarde y dijo “Dios, necesito que me des paciencia, ¡pero
ya!” Y hasta le tronaba los dedos a Dios. El le va a dar su
milagro en el momento preciso. Dios nunca llega tarde,
pero tampoco llega temprano, siempre llega justo en el
momento necesario.

3. Dios es movido por compasión. Dios se compadece de


nuestras necesidades. Dios sabe que usted y yo somos un
pueblo necesitados de El. Jesús se acercó a la tumba de
Lázaro y lloró. El miraba a su alrededor y veía la tristeza en
la gente pero, ¿sabe qué mas veía en la gente? La falta de
fe en la gente que estaba a su alrededor. Jesús lloró y dijo
“oh Dios, qué bueno que me escuchas. Y no lo digo por mi,
sino por todos estos para que crean”. Dios hizo milagros
para que usted crea. Dios tiene un milagro para usted y le
está diciendo, “¡escúchame con atención, mi corazón se
mueve en compasión por ti y quiero regalarte un milagro,
mostrarte mi poder, mi bien, quiero darte mi abundancia!”
Dice Hebreos 4 que Jesucristo es nuestro sumo sacerdote y
que El se compadece de nuestras debilidades. Si usted
tiene una debilidad, una necesidad, hoy mismo busque un
rincón en su casa, tenga un tiempo a solas con Dios y deje
que Su compasión lo cubra, que usted pueda sentir ese
corazón de Dios que tiene ganas de bendecirlo. Dios se
compadece de su pueblo, Dios se compadece de usted.
Nunca dude.

4. Dios hará lo que nosotros no podemos hacer. Si Jesús


tiene el poder de resucitar muertos, ¿acaso no hubiera
podido decirle a la piedra que cubría la tumba que se
quitara? Claro que sí, pero Jesús no le habló a la piedra y le
dijo que se moviera sino que le dijo a dos o tres hombres
que estaban allí parados, “muévanme la piedra, quítenme
la piedra”. Esa es una muestra poderosa de que Dios hace
lo que no podemos hacer. Usted y yo no podemos levantar
a un muerto, pero usted y yo podemos quitar la piedra para
que entonces Cristo lo haga. Dios no va a quitarnos la
piedra. Si usted necesita un milagro, busque a Dios, lea su
palabra, acérquese a los médicos, deje que vean que
pueden hacer ellos y el resto lo hará Dios. Si tú quitas la
piedra, El resucita el muerto.

5. Dios habla al problema. Jesús miró a la tumba mientras la


gente estaba toda expectante y solamente dijo “¡Lázaro,
ven fuera!” Y de pronto, yo me imagino que Lázaro tuvo
que salir saltando porque en aquel tiempo los envolvían en
unos trapos. No importa como venga su milagro, una vez
que Jesucristo lo declara, ese milagro, que venga como
venga, viene de parte de Dios.

Empiece a hablarle a su problema, a su enfermedad.


Empiece a decirle, “¡enfermedad, te reprendo en el nombre
de Jesús!” Véase en el espejo y empiece a decirse a usted
mismo, “sé sano en el nombre de Jesús” “yo declaro vida a
mi matrimonio, yo declaro que mis hijos son campeones,
que soy la cabeza y no la cola, que yo prestaré a las
naciones y no pediré mas prestado, que soy más que
vencedor, que soy soldado en el ejercito del Dios viviente,
que tengo vida, que la muerte no se puede apoderar de mi,
yo declaro bendición y vida eterna”. Háblele a su
necesidad, póngale la palabra de Dios a sus problemas, no
le ponga sus propias palabras. Empiece a hablarle a sus
“Lazaros”. Jesús esta por visitar esa tumba y va a resucitar
ese milagro.

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