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ALFRED W. CROSBY EL INTERCAMBIO TRANSOCEANICO CONSECUENCIAS BIOLOGICAS Y CULTURALES A PARTIR DE 1492 PrOLOGO DE OTTO VON MERING Traduccién de CrisTINA CARBO UNIVERSIDAD NACIONAL AUTONOMA DE MEXICO MEXICO 1991 3 PLANTAS Y ANIMALES DEL Virjo Munpo EN EL Nuevo Asi como los agentes patégenos pudieron trasladarse con toda libertad del Viejo Mundo al Nuevo, por fortuna también pu- dieron hacerlo otras formas de vida, aquellas que proveen al hombre de alimentos, fibras, picles y fuerza de trabajo, esto es, Jas plantas cultivadas y los animales domesticados. Toda la mi- gracién de espafioles, portugueses y quienes los siguieron a través del Atlantico, y el éxito que obtuvieron en la explota- cién del Nuevo Mundo dependieron, en buena medida, de su habilidad para “europeizar” Ja flora y la fauna del nuevo con- tinente. Hacia el afio 1500 esa transformacién ya estaba bien encaminada y para 1550 era irreversible en ambas Américas, Ja del norte y la del sur. En esta materia, como sucedié con las enfermedades, el impacto del Viejo Mundo sobre el Nuevo fue tan enorme que nosotros, hombres del siglo veinte, apenas si podemos imaginar el aspecto que debe haber tenido la América precolombina. Bernabé Cobo, historiador y naturalista del siglo diecisiete, tuvo una visién optimista de los efectos del hemisferio oriental sobre el occidental: Todas las regiones del globo han contribuido con sus frutos y abundancia a adornar y enriquecer esta cuarta parte del mun- do, que los espafioles encontraron tan pobre y despojada de las plantas y animales mds necesarios para sustentar y dar servicio a la humanidad, y sin embargo tan préspera y abun- dante en recursos minerales de oro y plata. 1 Bernabé Cobo, Obras, 1:420. 70 EL INTERCAMBIO TRANSOCEANICO Pero cuando examinames en detalle esta afirmacién debe- mos admitir que América no fue conquistada por ¢jércitos y partidas de colonizadores que marchaban con sus estémagos lenos de pan de trigo, carne de puerco y otros elementos de la cocina europea. Es obvio que las plantas y los animales del Viejo Mundo no siempre precedieron a los exploradores y conquistadores (aunque algunas veces haya sucedido asi), y existen dilatadas extensiones de América donde la flora y la fauna europeas no prosperaron ni prosperan, Los coloniza- dores, especialmente los primeros y aquellos que legaron a re- giones célidas y hiimedas, tuvieron que aceptar muchos de los ingredientes de la dieta indigena. Para los europeos, probable- mente el pan de trigo era el articulo més indispensable, pero los cereales europeos no crecian en climas en donde incluso las tortillas, antes de ser cocinadas, “se torcian como papel mojado a causa de la humedad y el calor intensos”. Nicolas Durand de Villegagnon, refiriéndose a Rio de Janeiro, escribié que era ne- cesario comer “alimentos completamente diferentes de los de nuestra Europa”. En las Indias Occidentales y en las cdlidas y htimedas tie- rras bajas, los espafioles tuvieron que importar su trigo 0 comer una especie de pan hecho con harina de mandioca —“una torta delgada y extendida, casi como rodela o escudo moro”. Tam- bién el litoral brasilefio es poco apto para el trigo, y la mandioca © yuca, como se la denomina a menudo, Iegé a ser rapida- mente el elemento principal de Ja dicta. El historiador brasi- lefio Caio Prado la considera “el necesario acompafiante del hombre” en Brasil.* 2 Jean de Léty, Journal de Bord de Jean de Léry, ed. M. R. Mayeux, p. 52-53; Joseph de Acosta, The Natural and Moral History of the Indies, 1:23, 3 Acosta, The Natural and Moral History, p. 169, 232; Juan Lépez de Velasco, Geografia y descripcién universal de las Indias, p. 39, 40, 47, 98; Gonzalo Fernandez Oviedo y Valdés, Natural History of the West Indies, trans, Sterling A, Stoudemire, p. 15, 17. 4 Caio Prado, Jr, The Colonial Background of Modern Brazil, trans. Suzette Macedo, p. 191; Samuel Purchas, ed., Hakluytus Posthumus or Purchas His Pilgrims, 14:550; Lépez de Velasco, Geografia, p. 566; Pero

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